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esde una mirada pedagógica, este libro reconoce
la diversidad semiótica de los lenguajes y de los
signos, así como de códigos y textos que se mani-
fiestan en una cultura. Por lo tanto, trata el problema del
sentido y de la representación que resultan de la compleja
Elementos para
relación psíquica, sígnica y pragmática entre el significado y
el significante; esto apunta a los nexos entre el lenguaje con
el yo, el otro y el mundo. Esto se puede concebir en términos
de subjetividad, intersubjetividad e interobjetividad y que, a
una pedagogía
Elementospara
mite la entrada de lleno de los sujetos discursivos cuando
hacen sus proferencias: implicaciones, puntos de vista, enfo-
ques, perspectivas, modalidades, etc.
una pedagogía
dellenguaje
Elementospara
unapedagogía
dellenguaje
Elementos para una
pedagogía del lenguaje
268 páginas.
Incluye: Bibliografía
Incluye: Índice temático y onomástico.
57 El lenguaje y la educación
Capítulo 2
223 Conclusiones
237 Bibliografía
247 Índice temático
259 Índice onomástico
contenido
presentación
A
lo largo del siglo xx, el lenguaje despertó interés tanto en
el campo científico como en el educativo. En el primero, el
lenguaje verbal fue objeto de nuevas concepciones, en espe-
cial, desde la lingüística y la filosofía, lo cual condujo al denominado
giro lingüístico. Con respecto a lo segundo, los estudios del lenguaje
dieron lugar a la lingüística aplicada en la pedagogía y la didáctica.
Así, de la mano de los lingüistas se llegó a la fundación de la lin-
güística como ciencia, lo que develó una visión de mundo según la
cual en el lugar más alto de las preocupaciones científicas figuraba la
teleología de la forma como manifestación típica de la Modernidad.
Por su parte, en la mente de los filósofos se renovaron las preocupa-
ciones por el lenguaje, el conocimiento y la conducta, así como sus
nexos con el mundo y con el hombre, claves que se nos revelaron
mediante la semántica y la pragmática y diversas manifestaciones de
la semiótica y el discurso.
Según lo han reconocido diversos analistas, la aparición de la
lingüística condujo a una ruptura histórica y epistemológica que, a
la vez que construyó un nuevo objeto de conocimiento, la lengua,
definió el lugar de una nueva disciplina, la lingüística, en la cual se
conjugaron influencias racionalistas y positivistas para organizar la
mirada en torno a la forma y al sistema lingüístico, y establecer así
una metodología que concedió especial importancia a la visión está-
tica del sistema.
Sin embargo, ahí no pararon las consecuencias de este intento
científico; gracias a la tricotomía que planteó Saussure para aislar la
lengua del lenguaje y del habla como objeto de la lingüística, surgió
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Jesús Alfonso Cárdenas Páez
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Elementos para una pedagogía del lenguaje
Este conflicto ontológico nos dejar ver este problema como una
manera de mostrar y de ocultar a la vez; como una paradoja entre la
presencia y la ausencia, entre las fuerzas que dominan al sujeto (su
condición, el medio y sus deseos), con lo cual se revela en su esplen-
dor la tendencia moderna hacia la forma, visible en el hecho de que
el sujeto siempre piensa en representaciones en las cuales se hace
patente la ausencia.
Ahora bien, en el orden metalingüístico, la visión de la lengua se
ramificó en dos direcciones; en primer lugar, se orientó hacia la teoría
de la lengua (lingüística) como nuevo objeto teórico, al trabajo con
el metalenguaje y a la gramaticalización de la enseñanza; en segundo
lugar, puso el significado al margen, en virtud de la representación
de la verdad y la transparencia de la forma. Esta manera de abordar el
asunto generó un discurso pedagógico, cuyo asidero lingüístico abrió
el camino a las propuestas provenientes de la psicología.
Con ello, se estudió la lengua como una estructura sui generis
dada, pero no planteada y, por eso, marginada de lo social, lo cultu-
ral y lo histórico. De contera, se desconoció que las configuraciones
de sentido que se derivan de aquellos ámbitos se inscriben como
experiencias de lenguaje, con lo cual los enfoques, que analizaremos
en el capítulo 1, se distanciaron del marco humanístico que los pro-
hijaba y, por tanto, de la incidencia social de la palabra y los valores,
asuntos que ponen en evidencia la propuesta de Bajtín (1986b, p.
51), cuando afirma que:
Al dotar a la palabra de todo lo que es propio de la cultura, o sea, de todos
los valores culturales (cognitivos, éticos y estéticos), se llega con mucha faci-
lidad a la conclusión de que, salvo la palabra, en la cultura no hay nada más;
de que esta última no es otra cosa que un fenómeno de lenguaje; de que el
científico y el poeta, en igual grado, tienen que ver solamente con la palabra.
Dicha puesta entre paréntesis del sujeto, de la cultura y los valores
abrió camino a una enseñanza basada en el exceso normativo y analí-
tico de la gramática y a la impostación del principio de transparencia
del significado, por demás moderno en su solidaridad con la verdad
logocéntrica. Frente al énfasis prescriptivo (de índole filológico), en
la práctica, la lingüística se hizo copartícipe de la representación,
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Elementos para una pedagogía del lenguaje
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esde una mirada pedagógica, este libro reconoce
la diversidad semiótica de los lenguajes y de los
signos, así como de códigos y textos que se mani-
fiestan en una cultura. Por lo tanto, trata el problema del
sentido y de la representación que resultan de la compleja
Elementos para
relación psíquica, sígnica y pragmática entre el significado y
el significante; esto apunta a los nexos entre el lenguaje con
el yo, el otro y el mundo. Esto se puede concebir en términos
de subjetividad, intersubjetividad e interobjetividad y que, a
una pedagogía
Elementospara
mite la entrada de lleno de los sujetos discursivos cuando
hacen sus proferencias: implicaciones, puntos de vista, enfo-
ques, perspectivas, modalidades, etc.
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