Primera edición
Febrero de 2019
Impresión
Industria Gráfica Litoservicios S.A.S.
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Medellín, Colombia
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Contenido
Pág.
CUARESMA,
DEL MIEDO A LA COMPASIÓN 5
LA CONVERSIÓN ES VOLVER
A DONDE VIVE DIOS 8
RESURRECCIÓN Y COMPASIÓN 9
EL EGOÍSMO: OBSTÁCULO
DE LA COMPASIÓN 13
LA MISIÓN DE CUARESMA;
HACER PRÓJIMOS 14
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Falta texto de la Presentación
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CUARESMA,
DEL MIEDO A LA COMPASIÓN
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pastor la carga sobre sus hombros. Esa es la clase del buen
pastor que los egipcios veneraban en Amón, el dios del
viento; pero ahora se hizo histórico por la encarnación,
muerte y resurrección de Jesús.
8
LO QUE VA DE LA RELIGIÓN, LEY,
A LA COMPASIÓN
9
o ritos externos, nunca se había podido, como tampoco
ahora, se puede lograr.
LA CONVERSIÓN ES VOLVER
A DONDE VIVE DIOS
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Jesús; de bienes que ellos no tenían. El destierro a Egipto
fue un acto de compasión de sus padres para evitar la
muerte de su hijo por ser primogénito, potencialmente
mesías rechazado por roma, en cabeza de Herodes. Luego
en el retorno del exilio se fueron a un lugar, el más des-
conocido, por pobre, para seguir cuidando a su hijo de la
furia del imperio romano. Allí Jesús acrecentó la compa-
sión viviendo en medio de los pobres. Desplazamiento,
destierro, pobres, fueron las experiencias que formaron
a Jesús como compasivo, futuro Mesías, en una familia
compasiva, con un amor entrañable, como fue la de Na-
zaret, María y José como padres y Jesús como hijo.
RESURRECCIÓN Y COMPASIÓN
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e intensas, centro donde nacen y crecen tanto nuestro
amor entrañable como nuestro odio apasionado. El tér-
mino hebreo nos remite al seno de Abraham; la compa-
sión es un movimiento afectivo, desde lo más profundo;
desde donde Dios es padre y madre, hermano y hermana,
hijo e hija.
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corazón compasivo; llénenme de alegría, teniendo unos mis-
mos sentimientos, compartiendo un mismo amor, viviendo
en armonía y sintiendo lo mismo” (Cor 2,1-11).
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no tiene ningún vestigio de competencia. La compasión
se pierde cuando nos “comparamos” porque de inmedia-
to afloran las envidias.
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temporalidad sino por lo que ocurra en él, la historia de
salvación. Cuando a Isabel se le cumplió el tiempo, dio a
luz a su hijo Juan (Lc 1,57); cuando le llegaron a María
los días dio a luz a Jesús (Lc 2,6); cuando se completaron
los días de la purificación, José y María llevaron al niño
a Jerusalén (Lc 2,22). Y así siguen ocurriendo todos los
posteriores hechos como “plenitud del tiempo”.
EL EGOÍSMO: OBSTÁCULO
DE LA COMPASIÓN
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la limitación más grande de la condición humana debido
a que si hace daño a los demás origina el pecado; que es la
permanente preocupación de Dios. De ahí la importan-
cia de la compasión como itinerario espiritual de la cua-
resma; único y mejor antídoto contra el egoísmo. Todo
acto de compasión sana de raíz el egoísmo. Puede decirse
que la propuesta pedagógica del evangelio en términos de
reconciliación, ayuno, oración y solidaridad son actos de
compasión en cuanto nos hacen menos egoístas; para que
el Espíritu nos vaya trasformando interiormente y nos dé
la libertad de ser compasivos en orden a ir más allá de lo
que el otro necesita. La compasión engendra la paciencia
que se debe tener en el servicio a los demás, sin escanda-
lizarnos del egoísmo de los otros. Ser compasivos es la
única posibilidad de ser menos egoístas.
LA MISIÓN DE CUARESMA;
HACER PRÓJIMOS
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lleva a un hospedaje y paga por lo que se requiera, has-
ta la mañana del día siguiente; entrega incluso un cierto
dinero. Lo que el resucitado, samaritano, quiere al final
es saber quién hizo de prójimo. No fue el herido sino
quien se le acerca, quien se le aproxima; eso significa la
palabra prójimo. La Cuaresma es un tiempo providencial
para hacer prójimos, porque sabemos a quién(s) debe-
mos retornar. Siempre nos han dicho en la cuaresma que
convertirse es retornar a Dios. Esto es cierto siempre y
cuando sepamos que el único sitio donde está vivo Dios
es en el otro; primera y última etapa de nuestro retorno
cuaresmal, llamado conversión.
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la compasión, pasando por los puestos de servicio a los
demás. Ya estamos en camino a la pascua, la victoria fi-
nal; un poco cansados pero trasformados; y no solos sino
acompañados por todos los que hemos hecho “próximos”
a lo largo del camino de la compasión. No importa si nos
demoramos más porque la alegría está en llegar acompa-
ñados. Moisés después de la primera salida se tuvo que
devolver por orden de Dios porque iba solo; la segunda
salida fue con su pueblo que estaba en la esclavitud. Si
bien el no alcanzó a llegar, a la tierra prometida, final de
la etapa, llegó Israel a nombre de Moisés, el enviado de
Dios.
P. Emilio Betancur.
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