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INTERCULTURALIDAD

Gustavo Solis Fonseca


CILA-UNMSM

No hay sociedad culturalmente uniforme, el Perú es una prueba de ello, pues hay no
menos de 47 lenguas y pueblos diferentes vigentes en nuestro territorio, cada uno con
una particular cosmovisión. La diversidad en cualquier espacio específico se hace
patente en la diversidad de lenguas, de vestidos, de prácticas culturales, de la
culinaria, de las creencias; en suma, de la pluralidad de las formas de ver el mundo.

La diversidad es la forma natural de ser de la realidad, pero hay que diferenciar


diversidad frente a desigualdad. La desigualdad es una cuestión económico- social,
y es algo no deseable. La diversidad, en cambio, es la forma de ser de la naturaleza;
de dicha forma no podemos decir que es deseable o que no lo sea, simplemente es así.

En sociedades o en estados diversos es una necesidad para la vida social aprender


a vivir entre diferentes. En respuesta a esta necesidad tan sentida ha surgido en las
últimas décadas un cuerpo de ideas al cual se llama interculturalidad que, en síntesis,
propone conocerse y respetarse para convivir.

En el caso del Perú es urgente asumir una visión plural de la sociedad, como
corresponde a la realidad peruana, que obliga en todo momento convivencia entre
diferentes, donde la interculturalidad sea un puente comunicativo para hacer posible
el conocimiento y reconocimiento mutuos entre quienes siendo diferentes, conformamos
la sociedad peruana. Esto implica una actitud positiva para el cambio, ya que lo
intercultural es también un cambio cultural, pues asumir una conducta intercultural es
de por sí ya un cambio cuando lo anterior no ha sido intercultural.

La diversidad en el Perú es amplia, porque se trata de una diversidad de distintas


naturalezas, en la medida en que tenemos una significativa heterogeneidad de
matrices culturales de muy antigua data en nuestro territorio, que constituye el
carácter nacional, que se ha formado a lo largo de miles de años, que se mantiene en
el presente, por ejemplo, como una suma de entidades que llamamos lenguas, que
sustentan la diversidad étnica nacional de nuestros tiempos.
La interculturalidad es un reto para la Educación, porque necesitamos desarrollarla
conceptualmente y en la práctica, teniendo en cuenta las particularidades de los
pueblos que constituyen el Perú, donde las relaciones entre los grupos humanos están
marcadas muy profundamente por una ecología de inequidad, racismo y extinción de
pueblos, lenguas y culturas, que ha inducido a algunos a plantear propuestas de
refundación de las sociedades sobre bases interculturales, como respuesta a los
hegemonismos que matan la diversidad o la asimilan en el mejor de los casos, pero al
final también matándola.

La interculturalidad tiene en el Perú dos responsabilidades: a) facilitar para que nos


conozcamos mejor, b) hacer la vida plena de participación de los pueblos o de la
comunidad en todos los quehaceres que tienen implicancias con la vida. La Educación
deberá ser perspicaz para darse cuenta del latido de las inquietudes de los miembros
de la comunidad, y de la sociedad en general. Habrá que invertir tiempo y esfuerzos
en la formación intercultural de los ciudadanos como imperativo ineludible de la
Educación, y ello es nuestra responsabilidad como educadores.

Los profesores

Siempre se dice que el profesor es el principal actor en el aula. Esta condición es


aún mayor en aulas en las que los alumnos son miembros de culturas y hablantes de
lenguas diversas.

El profesor intercultural requiere de una formación especial, pues este docente


además de lo común con cualquier otro, debe formarse de manera especializada
con una metodología que tenga en cuenta las lenguas implicadas, así como también
las culturas, pero en adición a esto, tiene que estar libre de prejuicios tales como el
etnocentrismo, racismo, religiosos, ideológicos, políticos, etc. Desde esta perspectiva,
el profesor intercultural resulta doblemente responsable, ya no solamente de lo que
pase en las aulas con sus alumnos, sino también de lo que puede pasar -y debe
pasar- fuera de las aulas, en la comunidad con los miembros de esta.
Los niños
Los niños y las niñas constituyen la seguridad de continuidad en dos vertientes: en
un sentido biológico, pues asegura la continuidad del grupo; y en un sentido social y
cultural, pues se cifra en ellos la continuidad de la cultura. El compromiso del
grupo humano con estos dos aspectos de la niñez es obvio por indispensable para la
existencia biológica y cultural.

El niño es el sujeto de la educación, pero en las culturas originarias del Perú, el niño
es en alto grado un constructor de su propia educación.

Contexto para interculturalidad

En un contexto como el peruano, de diversidad de lenguas, no es nada fuera de


lugar suponer que muchos estudiantes de nuestra institución educativa son bilingües,
que tienen el privilegio de hablar una lengua originaria como parte de su bilingüismo y,
todavía más, también son biculturales y miembros de pueblos diferentes. Esta
suposición nos impone la pregunta de ¿cómo es que muchos jóvenes y sobre todo niños
ya no son bilingües, y en qué medida ya no son biculturales, o es que aún lo son en
cierta medida? En cualquier caso, a la par que estamos ante perdida de lenguas y de
culturas en términos de generaciones, también es evidente que hay un contexto amplio
para la interculturalidad en todos los espacios de relaciones sociales de las
comunidades que circundan a nuestras instituciones educativa, y en nuestros propios
centros educativos.

Como educadores que asumimos la realidad plurilingüe y pluricultural de


nuestra comunidad, que espera aportar a la comprensión de esta realidad desde sus
primeros momentos, deberemos procurar que se abran nuevos caminos en la dirección
de conocer cada vez más a nuestra institución educativa y a nuestra comunidad
inmediata y a sus pueblos, a las historias de los pueblos, a los aportes innumerables ya
hechos y por hacer a la humanidad entera. Porque nos interesa la diversidad de
posibilidades de la interculturalidad, requerimos reflexionar sobre sus posibilidades,
teniendo en cuenta que hay un nuevo contexto en la sociedad que apuesta con
convicción por las manifestaciones de la diversidad en el Perú. En esta perspectiva,
nos parece importante en alto grado el reto que implica el conocimiento de los pueblos
de los que procedemos como educadores y como alumnos, y el servicio que a ellos
debemos en la formación de sus vanguardias de líderes sociales y de futuros
profesionales. Una atención especial será la formarnos para una sociedad que se
reconoce plural, que no es monocultural, y que en el futuro que deberá ser intercultural.

La demanda de convivencia intercultural es cada vez más imperativa en el


Perú, no solo para zonas rurales, sino también para zonas urbanas, para atender a grupos
humanos migrantes que son miembros de distintos pueblos y que se hallan asentados en
las periferias de centros urbanos como.

Las experiencias de los estudiantes de compartir con otros que provienen de


distintos lugares enriquece sus vidas, y hace que muchos devengan conscientes en
forma directa de lo plural que es el Perú, y de aprender a construir conductas de
interculturalidad como una necesaria práctica no sólo de equidad, sino también de la
estrategia más adecuada para la convivencia en diversidad.

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