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El riesgo de los rechazos a las exportaciones

El 19 de mayo del año 2007, un envío de uva de mesa a Suecia registró residuos
del insecticida metomilo, hasta 45 veces superiores respecto de los Límites
Máximos de Residuos (LMRs). Lo autorizado son 0,05 mg/kg, pero los
fiscalizadores encontraron 0,71 mg/kg.

Ese mismo año, el 21 de junio, en el vino tinto Merlot Antares que llega a
Holanda, se encontraron residuos del insecticida carbaryl, que superaba 28
veces la norma de LMRs. Algunas muestras arrojaron 1,4 mg/kg, cuando lo
aceptado son 0,05 mg/kg.

“En la uva exportada a la UE se han detectado hasta 12 residuos distintos en un


mismo producto. Eso es preocupante”, señala Roberto González, experto en
plaguicidas de la Universidad de Chile.

Según un informe publicado el año pasado por la Autoridad de Inocuidad


Alimentaria de la UE, de un total de 20 países que presentaron notificaciones,
Chile ocupó el lugar número 12 (en orden de mayor a menor número de
notificaciones), por residuos en peras, uvas y manzanas. Lo grave de que estas
situaciones se repitan, es que pueden implicar riesgos para las exportaciones
nacionales a nivel económico.

Si bien hasta ahora la fruta chilena goza de prestigio de inocua y de calidad, con
los continuos rechazos se arriesga a perder ese estatus y los culpables, son en
general los mismos agricultores por descuidos a nivel productivo.

Aunque cada vez las fiscalizaciones son mayores, lo concreto es que los
rechazos que se siguen produciendo, reflejan que los mecanismos internos de
control de residuos son insuficientes.

¿Qué los provoca?

Detrás de ellos hay básicamente tres causas; primero, se pueden dar por la
presencia de anomalías físicas ya sea en un contenedor, una etiqueta o en la
condición de la fruta. Segundo, porque el producto contenga exceso de
plaguicidas; y tercero, por la presencia de plagas cuarentenarias en la fruta.
Estos dos últimos son los que causan mayor preocupación a la industria, por el
impacto a nivel de inocuidad.

Pese a que los productos son sometidos a distintas fiscalizaciones para evitar
riesgos de sorpresas en las llegadas, ya sea por parte del SAG en Chile, el
USDA que controla en los puertos de salida los envíos de frutas que van a
Estados Unidos, los distintos puertos, o una institución de control sanitario en los
mercados de destino, como la FDA, el Servicio de Marketing Agrícola del USDA,
en Estados Unidos o la Comisión de Protección de la Salud del Consumidor y el
registro de residuos de la Comunidad en la UE, aquellos se siguen repitiendo.

Frutas al destape

Actualmente no existen registros históricos ciento por ciento confiables de los


rechazos en cada mercado de destino; esto porque la información que se recaba
y entrega no sólo depende del país de destino. Cada puerto, cada aeropuerto, e
incluso cada cliente, registra y hace los reclamos a su intermediario,
generalmente al exportador en Chile. La mayor parte de los datos que llegan,
cuando llegan, son captados por instituciones como el Ministerio de Relaciones
Exteriores, por ProChile o por el SAG, pero no existe una sistematización de la
información.

Según datos proporcionados por la facultad de ciencias agronómicas de la


Universidad de Chile, las frutas que tienen mayores problemas de residuos son
la uva de mesa y las manzanas que llegan a la Comunidad Europea y a nivel de
retail, eso se explica por los LMRs que impone la zona euro, en general más
restrictivos.

Un caso emblemático de la uva de mesa se dio el 2007 en un análisis de la fruta


exportada a Holanda, en la muestra se encontraron 55 veces más residuos del
fungicida captan que lo autorizado a nivel legal. Más recientemente, el año
pasado, según reportes del SAG, un lote de uvas que iba camino al Reino Unido
fue parado en seco por exceso de imidacloriprid. Algo similar ocurrió con dos
envíos de manzanas destinados a Grecia y al Reino Unido, que fueron objetados
por residuos de morfolina, sustancia no permitida, pero que los productores usan
para dar brillo a la fruta.

Los insectos son otro tema, en la temporada 2008-2009, 1.667.660 cajas fueron
rechazadas por el SAG antes de llegar a los puertos de salida, por la detección
de estados ninfales y huevos de chanchitos blancos; uvas, manzanas y peras
fueron las especies con más problemas. Algo similar sufrieron ciruelas frescas y
deshidratadas contaminadas con tebucanazole y ácaros, y pasas con restos de
plástico, destinadas a la UE, el año pasado.

El ‘pero’ de los vinos

Pero no sólo la fruta se ha sacado mala nota, también hay reportes de excesos
en vinos. Al contrario de la fruta, cuyas revisiones, pese al desorden que hay en
la información, son anuales y sistemáticas; en el tema de los vinos, los muestreos
son más costosos y por tanto más esporádicos.

En uno de los últimos análisis, message in a bottle, realizado por la UE en julio de


2009, en todas las muestras analizadas de Chile se encontraron de dos a cuatro
residuos distintos. Y lo ocurrido sería más bien la regla y no la excepción.

El exceso de SO2 en vino enviado a China, o la presencia de un sulfito no


declarado en un vino “orgánico” que iba al Reino Unido, son otros hallazgos que
duelen al sector exportador. “Los rechazos en vinos se han dado hasta por
encontrar cobre en el agua”, revela González.

Avances en el control

Según cifras del Ministerio de Salud de Estados Unidos, por alimentos


contaminados, al año mueren tres mil personas y 128 mil son hospitalizadas.
Ese dato fue uno de los que impulsaron que, a fines del año pasado, la FDA
modernizara la ley de seguridad alimentaria, algo que también ha impulsado la
UE, estableciendo más exigencias. La mayor rigidez podría complicar a Chile,
que hasta ahora goza de cierto prestigio y confianza en mercados del mundo…
pero, ¿hasta qué punto?

Un programa de televisión emitido el 2008 en Corea, fue crítico sobre el exceso


de pesticidas como thionex y metamidofos utilizados para producir uva en Chile.
Por situaciones como esa, más que nunca los exportadores tienen que poner
ojo.

Actualmente, los mecanismos de control del SAG, en casos de detectar


residuos, informa a los involucrados, investiga el origen de la transgresión,
solicita acciones correctivas, hace un seguimiento y elabora un informe. Pero las
medidas son, a juicio de algunos expertos, insuficientes.

Fortalecer la capacitación, sería el primer consejo

“Si aplican el producto 25 días antes, este no va a llegar con residuos sobre la
tolerancia. Los productores tienen que tomar conciencia. Eso está expuesto en la
agenda de pesticidas”, sostiene González. Cuantificar formalmente los reportes
que llegan desde todas partes y transparentar los datos, sería otro de los
consejos.

Actualmente, el seguimiento que hacen instituciones como la facultad de


Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, o el mismo SAG, son
referencias representativas de una realidad que, si se hilara más fino, podría ser
aún más inquietante.

“Se debe avanzar en el desarrollo de nuevos ensayos supervisados, avanzar en


las ampliaciones de uso de formulaciones comerciales, conciliar las exigencias
de cumplimiento de programas de las grandes cadenas de supermercados con
las normas oficiales (que a veces divergen entre sí), y avanzar en la
implementación de un sistema de inocuidad nacional”, remata Ronald Bown,
presidente de los exportadores.

Avances positivos

Este año, de un total de 221 notificaciones en frutas frescas provenientes de


distintos orígenes, sólo una está asociada a frutas chilenas, por morfolina en
manzanas. Por su parte la FDA de Estados Unidos, informó que este año, de un
total de 75 detecciones de diferentes países, sólo una, un fungicida en peras,
viene de Chile.

“Nuestro país mantiene un excelente nivel fitosanitario, reconocido a nivel


internacional y que nos ha permitido comercializar más de 65 productos
hortofrutícolas frescos en todos los continentes, en más de 70 mercados en el
mundo y con un volumen de más de 267 millones de cajas (frutas y hortalizas)
en la reciente temporada de septiembre 2010 a julio 2011”, sostiene Ronald
Bown, agregado.

“El número de rechazos ha ido disminuyendo, en lo que va del año los casos se
han debido principalmente a la detección de productos mal etiquetados o en mal
estado. Enfrentando esto sin duda que disminuirían los casos”, indica Joaquín
Tagle, agregado agrícola de Chile en Washington.1

1
El Mercurio. (2011. 9 de agosto). El riesgo de los rechazos a las exportaciones. Revista del campo.
Consultado el 22 de noviembre de 2016, en http://impresa.elmercurio.com/

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