ARTICULO CIENTÍFICO
Capítulo I.
1. Planteamiento del problema
Tumaco ha sido clasificado en muchas ocasiones como el municipio más violento del país
categorización otorgada a causa de los altos índices de homicidios que se presentan año a año en
este territorio. (Marcó, 2018) Además de lo anterior, con la influencia del narcotráfico en la
dinámica de vida de los habitantes de Tumaco, se observa como los comportamientos contrarios a
la convivencia hacen parte del diario vivir, evidenciando entre sus habitantes una mal llamada
“cultura de la ilegalidad” que fomenta la ocurrencia de muchas situaciones que afectan la
convivencia de toda la ciudadanía de esta localidad colombiana, situación que complejiza mucho
más la aplicación de una norma nueva como es el código. (Mayorga, 2018).
Según los primeros acercamientos a las autoridades, evidencian que la dinámica
comparendal es bastante notoria. En lo que va corrido del año 2017 a 2018, se han impuesto mil
(1000) comparendos aproximadamente; en su mayoría relacionados con comportamientos tales
como: realizar necesidades fisiológicas en espacio público, consumo de sustancias psicoactivas,
riñas en espacio público y contaminación auditiva. (Mayorga, 2018). Cada caso es un
procedimiento a seguir y con los funcionarios con que cuenta la inspección de policía es casi que
imposible poderlos atender y estar al día. En la actualidad hay un atraso desde mayo. El proceso de
actualización ha sido dispendioso y lento por la falta de personal y la respuesta de los infractores no
ha sido la mejor en cuanto al pago y a la implementación de las acciones pedagógicas. (Manzi,
2018).
Lo argumentado permite obtener un insumo de índole documental de gran valor para
conocer la puesta en marcha de la norma, los comportamientos ciudadanos que son fundamentales
para que el territorio apunte hacia la consolidación de una convivencia pacífica que sin duda
redundarán en la concepción y percepción de seguridad. Lo que se expondrá a continuación no solo
se ciñe a poder interpretar que se dice sobre convivencia exclusivamente sino como se esboza el
concepto de ciudadanía ligado a la cultura de la legalidad como complemento para comprender en
su conjunto la puesta en marcha de la norma y su impacto social.
Finalmente, antes de abordar los antecedentes de índole internacional, nacional, regional y
local, fue necesario hacer una revisión documental donde se hallaron conceptos relacionados con la
temática general, pero se encontró un vacío en cuanto a la implementación de la norma se refiere,
propiamente de análisis de implementación de códigos policivos a nivel nacional e internacional,
sobre lo cual la presente investigación profundizará, en particular en el aspecto operativo, para
darle soporte al problema planteado en la investigación.
1.1. Antecedentes
El Congreso de la República de Colombia, aprobó la Ley 1801 de 2016, por medio de la
cual se expide el Código Nacional de Policía y Convivencia, buscando establecer las condiciones
para la convivencia en el territorio nacional al propiciar el cumplimiento de los deberes y
obligaciones de las personas naturales y jurídicas, así como determinar el ejercicio del poder, la
función y la actividad de policía, de conformidad con la Constitución Política y el ordenamiento
jurídico.
De igual forma, el Gobierno nacional, con el fin de ejercer un trabajo pedagógico
articulado con las demás autoridades de policía en la imposición de multas, y teniendo en cuenta
las funciones del Presidente de la República para adoptar las medidas necesarias para garantizar
la convivencia y los principios de proporcionalidad, razonabilidad y necesidad, y en aras de que
la comunidad conozca y pueda cumplir con el cambio propuesto por la norma de convivencia,
expide el Decreto reglamentario No. 1284 de 2017.
Bajo esta normatividad y teniendo en cuenta que el objeto del Código de Policía y
Convivencia busca establecer las condiciones para la convivencia en el territorio nacional al
propiciar el cumplimiento de los deberes y obligaciones de las personas naturales y jurídicas se
realiza la búsqueda de los conceptos asociados a la implementación y fines de la norma que
sustentan la presente investigación.
1.1.1. Antecedentes Internacionales
En el ámbito internacional se realizaron consultas de textos relacionados con estudios o
análisis de la implementación de normas de convivencia ciudadana o compendios normativos de
carácter policivo para regular la convivencia, donde se busca que los sujetos asuman los
principios, normas y valores que conlleva la vida en común en sociedades multiculturales, sin
encontrar específicamente sobre el tema.
Escudriñando algunas normatividades a nivel Internacional, se encuentra que sigue
legislando bajo el entendido de que toda acción que va en contravía de un orden jurídico
establecido tiene como consecuencia una sanción. Verbi gracia en la provincia de Tucumán en
México, el fenómeno contravencional no es ajeno a la descripción del mundo jurídico esbozado
conforme a la doctrina; por el contrario, el estudio e implementación del código de convivencia
urbano fue planteado con base al bienestar de los actores inmersos en el sistema contravencional
fundamentándose principalmente en los valores de justicia y seguridad, de acuerdo a anteproyecto
Código de Convivencia Ciudadana Tucumán México (2018).
A nivel latinoamericano se encuentra el código de convivencia urbana establecido mediante
ordenanza 3877/2014 de la ciudad de Mendoza en Argentina. Se puede decir que este código
pretendió fomentar una convivencia más armónica y pacífica entre todos los mendocinos basada en
valores de solidaridad y respeto basando las sanciones en trabajos comunitarios y pedagógicos y en
caso de incumplimientos se apela al arresto como medida represiva. De igual manera, está el
código de Convivencia de la provincia de Córdoba establecido mediante la Ley N° 10326, que
según el autor Julián Ariel Castro es un código que da grandes libertades a la policía y apunta a una
estigmatización de ciertos sectores, cuando afirma que existe una policialización de la seguridad
como también la violación a derechos y garantías cobran una predominancia particular en la
provincia al momento de aprehender a una persona por sus características físicas y socioculturales
(Castro, 2016). En este punto para los autores de la presente investigación, existe un vacío respecto
a un análisis meramente visto desde afuera, pero no desde la operatividad de los funcionarios
responsables de la implementación de la norma, situación que se pretende abordar a lo largo de esta
investigación para conocer desde adentro las particularidades a las que se enfrentan las diferentes
autoridades en cumplimiento del deber institucional.
1.1.2. Antecedentes Nacionales
Realizando búsqueda de antecedentes sobre la dinámica de la convivencia ciudadana en
el país, se han encontrado algunos escritos que analizan esta problemática, y los roles asignados
a las diferentes instituciones en el ejercicio y cumplimiento de las normas existentes en el país.
En primer lugar se encuentra planteamientos como el siguiente:
El incumplimiento sistemático de las reglas legales se puede enmarcar sociológica e
históricamente, en la “cultura del incumplimiento” la “cultura del desacato”, expresión utilizada
por Mauricio García, director y profesor de la Universidad Nacional de Colombia. Este autor
plantea que la cultura de la ilegalidad o del incumplimiento no es un problema nuevo, pero sí
poco analizado, teniendo en cuenta que constituye un factor determinante del infra desarrollo
democrático de las sociedades y, en especial, de las latinoamericanas. Y no sólo el
incumplimiento individual de las normas jurídicas, sino también el colectivo, así como el
incumplimiento sistemático por parte de las autoridades o de los políticos (…). (García, 2010).
Sin embargo, el problema puede ser más de fondo, si analizamos con detenimiento, es el mismo
estado el que es débil en cuanto a la exigibilidad del cumplimiento de la norma, las leyes se
expiden sin un análisis previo sobre las capacidades técnicas, operativas y logísticas de los
responsables de aplicar dicha norma. En muchas ocasiones se expiden las Leyes como una
respuesta a una situación coyuntural ante un momento que se esté viviendo en el país.
En su tesis de maestría Granda (2018), plantea que:
“el tema de la convivencia lo encontramos estrictamente ligado al de la construcción de
ciudadanía, la cual se genera desde otros escenarios de gestión política y administrativa a
nivel local, lo cual va más allá de las normas de policía. Por ejemplo, es el caso de los
planes de desarrollo, y de los planes de ordenamiento territorial a nivel local, como
instrumentos de regulación del territorio y de destinación e inversión de recursos públicos
hacia la consecución de los fines de la ciudad.” (Granda, 2018 p.35).
Sin embargo, existe cierta contradicción en este planteamiento, ya que por ejemplo, para
el caso de los Planes de Ordenamiento Territorial o Esquemas de Ordenamiento Territorial de los
Municipios, no existen lineamientos jurídicos específicos que obliguen a los Entes Territoriales
incluir de manera coherente y precisa asuntos relacionados con la promoción y la conservación
de la convivencia en los territorios, estos instrumentos de planeación están más enfocados a
disminuir necesidades básicas insatisfechas, y planificar el desarrollo de los municipios y
ciudades, pero no incluyen necesariamente un capitulo encaminado a que la convivencia sea un
factor preponderante en la dinámica del desarrollo de los Entes Territoriales.
1.1.3. Antecedentes Institucionales
El primer Código de Policía que existió en Colombia, fue el reglamentado por el Decreto
1355 de 1970, entró en vigencia en el año 1971 y rigió durante 46 años, conforme a lo que
establecía la época para el que fue creado, pero ya era una norma obsoleta en muchos aspectos,
puesto que no obedecían a la realidad actual del país. (Presidencia de la Republica, 2018) Por tal
motivo, el Congreso de la República de Colombia expide la Ley 1801 de 2016 por medio de la
cual se establece el código nacional de policía y convivencia, como una herramienta normativa
con el que cuentan los habitantes del territorio colombiano y las autoridades, para corregir y
prevenir en forma oportuna los comportamientos que afectan la sana convivencia y que de
escalarse podrían derivar en problemas judiciales o en delitos como lesiones personales y
homicidios.
“1. Toda relación social tiene ocurrencia en el territorio y se expresa con la territorialidad
el territorio es el escenario de las relaciones sociales y no solamente el marco espacial
que delimita el dominio político.
2. El territorio es un espacio de poder de gestión y de dominio del estado y sus divisiones,
de individuos, de grupos y de empresas locales nacionales y multinacionales.
3. El territorio Es una construcción social y nuestro conocimiento del mismo implica el
conocimiento del proceso de su producción.
4. La actividad espacial de los actores es diferencial y por lo tanto su capacidad real y
potencial de crear recrear y apropiar territorio es desigual.
5. En el espacio concurren y se sobreponen distintas territorialidades locales regionales
nacionales y mundiales con intereses distintos con percepciones valoraciones y actitudes
territoriales diferentes que generan relaciones de complementación, de cooperación, y de
conflicto.
6. El territorio no es fijo sino móvil mutable y desequilibrado la realidad geosociales
cambiante y requiere permanentemente nuevas formas de organización territorial.
7. El sentido de pertenencia e identidad el de conciencia regional al igual que el ejercicio
de la ciudadanía y de la acción ciudadana sólo quieren existencia real a partir de su
expresión de territorialidad”. (Montañez y Delgado, 1998 p.32).
Una vez entendidos los conceptos de gestión territorial, espacio y territorio, se abordan
las siguientes teorías:
4.3.1. El modelo de gestión pública territorial para la seguridad ciudadana
De acuerdo con Claudia Gómez (2009, 2014, 2015), citada en los cuadernos de análisis
gestión pública territorial de la seguridad ciudadana :Inconsistencias de la normativa para la gestión
pública de la seguridad ciudadana, manifiesta que el gobierno nacional ha configurado, a través de
diferentes disposiciones normativas, la existencia de un “conjunto de instrumentos de gestión
pública cuya finalidad es propiciar, facilitar, dinamizar, organizar y hacer funcional la forma como
las autoridades político-administrativas de los órdenes seccional y local deben atender las
problemáticas de violencia y delincuencia que afectan a los ciudadanos de su jurisdicción”.
(Gómez, 2016 p.14).
Este modelo se refiere a la exposición de un entramado de elementos y herramientas que
nacen comúnmente de las normas y que cuando operan por parte de las autoridades político-
administrativas de una entidad territorial, junto con las autoridades del orden nacional, lo ideal sería
que se propicie un espacio de apropiación de los problemas públicos relacionados con la violencia
y la delincuencia, en la que primen los principios de planeación, coordinación, concurrencia,
subsidiaridad y solidaridad. Al respecto podríamos inferir que, el modelo de gestión pública
territorial de la seguridad ciudadana, requiere en términos prácticos del concurso de los
instrumentos de planeación, articulación y coordinación de una manera armónica para perseguir la
integralidad en el diseño y puesta en marcha de determinada ley o política pública.
En este sentido, Roth (2002), sugiere que: “el Estado decide sobre el uso de uno, otro o
varios instrumentos para la implementación de una política pública” (p. 44). Así, aunque existan
diferentes opciones de instrumentos a implementar, es importante mencionar que: “El estudio de
una política pública en función de los instrumentos jurídicos que se han previsto e implementado
permite dar indicaciones sobre cómo el Estado y las instituciones han entendido el problema que
buscan resolver y revela la concepción predominante de la autoridad. (Roth, 2002, p. 44). Lo
anterior, permite un acercamiento a la responsabilidad institucional en cuanto a la puesta en marcha
de las políticas públicas para el establecimiento del orden, la convivencia pacífica y la seguridad de
un territorio, que se enmarca dentro de la siguiente teoría:
4.3.2. Teoría del Institucionalismo en la gestión territorial
El artículo segundo de la Constitución Política de Colombia consagra que Las autoridades
de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su
vida, honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de
los deberes sociales del Estado y de los particulares. Para el cumplimiento de este fin esencial del
estado, es necesario que existan instituciones que se encarguen de la salvaguarda de los derechos de
la sociedad. La teoría del institucionalismo propia de las ciencias sociales y, en particular, de la
ciencia política: “estudia a la sociedad a partir de sus instituciones formales, y de la efectividad del
funcionamiento de éstas” (Moyado 2013, p. 30).
En relación con el objeto de estudio de la presente investigación, esta teoría llama la
atención, en el sentido que brinda especial atención al análisis normativo, por considerar que la ley
“constituye tanto la estructura del sector público como una herramienta fundamental del gobierno
para influir en el comportamiento de los ciudadanos” (Moyado 2013, p. 34). De tal suerte que las
normas crean las instituciones para que las mismas cumplan con las normas y de esta manera deben
de ser estudiadas y comprendidas, en todo el ciclo de su implementación, lo que pretende de cierta
manera explorar este trabajo, en cuanto a la operatividad del código de policía y convivencia
ciudadana, norma implementada por las instituciones responsables como son, la Policía Nacional y
las administraciones municipales, departamentales y/o distritales.
La etapa del pos acuerdo, ha desencadenado ciertos procesos de violencia, así como a la
presencia de grupos narcoterroristas en algunas partes del territorio y este es el caso de Tumaco,
donde el Estado colombiano afronta el gran reto de garantizar las condiciones mínimas de
convivencia y seguridad para sus ciudadanos. Fenómenos como las guerrillas, el narcotráfico, el
terrorismo el paramilitarismo, así como las bandas criminales atentan contra la seguridad del
Estado; sin embargo, los hechos cotidianos demuestran que estos grupos atentan también contra
la seguridad del ciudadano común, al cometer homicidios por ajuste de cuentas, masacres, tráfico
y comercio de armas y alucinógenos, secuestros, boleteos y extorsiones, entre otros.
En cuanto a la convivencia se refiere, esta se ve afectada tanto por la acción de la
delincuencia común y la organizada, como por las acciones y comportamientos de los
ciudadanos que ponen en riesgo la vida e integridad propia, incluso la de los demás.
En este punto las autoridades, deben tener un despliegue de estrategias que busquen dar
soluciones óptimas a los problemas de convivencia e inseguridad que hoy la ciudadanía, la cual
se complejiza por el momento histórico del postconflicto- De acuerdo a lo anterior, los retos de
generar condiciones de seguridad ciudadana, son cada vez más grandes e invitan a que los
Gobernadores y los Alcaldes cumplan con los deberes y responsabilidades constitucionales y
legales para el diseño, ejecución y seguimiento de políticas públicas de convivencia y seguridad
ciudadana, en articulación con la institucionalidad y la ciudadanía.
En el lado opuesto, en la Revista Opera, de la Universidad Externado de Colombia,
Rafael (2017) retoma lo planteado por (Rosanvallon, 1995, p. 214) en el sentido de que se debe
pensar que:
“El Estado no lo puede todo, de allí que se requiera una mayor continuidad entre la
acción individual y la acción colectiva, a esto lo llama un reformismo del individuo,
fortaleciendo los principios organizadores de la solidaridad, para ofrecer un marco
satisfactorio en el cual pensar la situación de los excluidos. Esto hace que la cultura y los
hábitos de los ciudadanos jueguen un papel trascendental”. (Rafael, 2017, pág. 89).
Este planteamiento debe impulsar a que se generen mayores compromisos desde la
sociedad civil para el desarrollo de competencias ciudadanas encaminadas a fomentar la
convivencia pacífica, y por tanto a respetar las normas existentes que establecen cuales son
aquellos comportamientos contrarios a la convivencia, que alteran la armonía en la sociedad.
Esta debe ser una responsabilidad compartida entre diferentes autores, la institucionalidad, la
sociedad civil, los educadores, etc, todos aquellos que tengan la tarea de formar y educar desde
edades muy tempranas, para que los comportamientos positivos frente a la convivencia, se
vuelvan cotidiano en todos los ciudadanos. Este punto de vista se mantendrá como punto de
análisis de los resultados de la investigación.
4.3.3. Teoría de la planificación estratégica territorial
En esta teoría toman relevancia los instrumentos de planificación de territorio, contempla
una mayor sofisticación metodológica, pero en el fondo parte del mismo supuesto: Los planes
estratégicos reconocen la necesidad de adoptar enfoques y métodos flexibles, adaptativos a la
complejidad de un territorio plural y conflictivo, pero, en los hechos los planes estratégicos,
debido a su vocación totalizadora, es decir, de encerrar o abarcar el impulso al desarrollo local en
un plan, provoca una formalización excesiva, que deja escaso o ningún margen para procesos
más dinámicos, difíciles de regular o de gestionar a través de la planificación. (Barreiro, 2000).
En el caso del distrito de Tumaco, existen instrumentos de planificación que por ley los
entes territoriales deben construir para el devenir de su mandato, tal como el plan de desarrollo,
donde se consignan aspectos generales relacionados con la convivencia ciudadana. Por otro lado,
se encuentra en plan integral para la seguridad y convivencia ciudadana PISCC, concebido como
una herramienta que orienta las inversiones en materia de seguridad y convivencia ciudadana,
estrechamente relacionada con las competencias de las autoridades territoriales en el tema, sin
embargo, no se encuentra actualizado ni articulado con el nuevo código de seguridad y
convivencia ciudadana.
Esta teoría sirve de base para sustentar que la planificación no solo está presente en la
etapa previa del diseño de una política pública, sino que, es vital que permanezca durante su
implementación y posterior evaluación, de donde se deriva el análisis del cumplimiento de la
finalidad última del instrumento, sea normativo o institucional.
4.3.4. Teorías sobre línea y tema de investigación
Este trabajo se aborda desde la línea de investigación: Seguridad y Convivencia Para la
Construcción de Paz Territorial, en este orden de ideas, se explorarán teorías existentes en primer
lugar, relacionadas con el concepto de Paz Territorial para posteriormente aterrizar en teorías
relacionadas con la convivencia y ciudadanía específicamente, no sin antes hacer mención del
poder policivo que es un punto fundamental de este trabajo, que en palabras de Lleras Pizarro
(1943), el poder de policía en su esencia es una facultad ejecutiva, “una facultad autónoma de
origen constitucional, que al ser ejercida representa una función. Las manifestaciones de ese poder
contribuyen igualmente a la integración del régimen de policía” (Lleras, 1943, p.88).
Lleras (1943) hace una diferenciación entre el poder de policía en sentido estricto, frente a
lo que constituye el poder legislativo. El poder de policía:
“ha sido atribuido por la Constitución, en primer término al Presidente de la República al
imponerle como uno de sus deberes esenciales el mantenimiento del orden público en todo
el territorio; en segundo lugar, a las Asambleas Departamentales, al autorizarlas para
reglamentar lo relativo a la policía local. Además ejercen el poder de policía pero no como
un poder autónomo sino en virtud de una atribución legislativa o reglamentaria, y dentro de
los límites fijados en el acto atributivo, los Concejos Municipales, los Gobernadores
Departamentales, los Alcaldes, Corregidores, Prefectos, Comisarios, Inspectores y los
miembros de los cuerpos armados de policía” (Lleras, 1943, p.89).
Una vez hecha la mención del poder de la autoridad que tiene bajo su responsabilidad la
implementación del Código de Policía y Convivencia Ciudadana, se expondrá lo relacionado con
Paz Territorial conforme a la línea de investigación propuesta.
No existe una teoría establecida sobre paz territorial, sin embargo al respecto el profesor de
Zubiría (2016), argumenta que se trata de una perspectiva de corte neoinstitucionalista que busca
forjar territorios para el desarrollo capitalista, de ahí que la insistencia por corregir fallas
institucionales e incluir regiones y poblaciones que han estado por fuera de las lógicas imperantes,
se relacione de manera directa con la apertura de nuevos espacios y escenarios para la ampliación
de mercados. De tal suerte, que el empeño estatal se centra según esta teoría, en cerrar el frente de
guerra contrainsurgente y posibilitar la ampliación de la lógica de acumulación capitalista en las
zonas que hasta el momento el Estado colombiano no ha logrado dominar militarmente.
Ahora bien, respecto de convivencia y seguridad se sustentará bajo el principio
constitucional donde, la convivencia se erige como uno de los valores y principios que dan sentido
y razón de ser a la misma Carta Política, en la medida en que la encontramos mencionada en el
preámbulo. Así mismo, el artículo segundo Superior, cuando hace referencia a los fines del Estado,
señala como uno de ellos el de asegurar la convivencia pacífica.
Finalmente, es válido mencionar que la sentencia de tutela T-394 de 1997 de la Corte
Constitucional reconoce que dentro de los deberes de los alcaldes como primera autoridad de los
municipios está la de garantizar la convivencia pacífica de los habitantes. Lo señala en los
siguientes términos:
“El alcalde –recuérdese- es, por mandato constitucional, la primera autoridad de policía del
municipio (art. 315, numeral 2, C.P.) y, en tal calidad, además de la función genérica,
confiada a todas las autoridades, de proteger a todas las personas residentes en Colombia, en
su vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades, tiene a cargo la específica
de salvaguardar, en el ámbito territorial del municipio, la pacífica convivencia entre sus
habitantes y el ejercicio razonable y lícito de las actividades que ellos emprendan” (Corte
Constitucional, Sentencia T-394/97).
4.3.5. Teorías sobre el problema a investigar
Esta investigación pretende hacer un acercamiento al análisis de la implementación del
Nuevo Código de Policía y Convivencia Ciudadana, especificadamente en su componente
operativo, con la finalidad de esbozar algunos elementos que permitan mejorar la convivencia y
seguridad ciudadana de la zona urbana del municipio de Tumaco, como un aporte académico en
futuros diseños de políticas públicas sobre el tema. Para tal fin, partiremos de la teoría de Seguridad
Ciudadana, argumentada por (Tunjuano, 2014) en su tesis de maestría, quien expone lo siguiente:
“La seguridad ciudadana va más allá de un estado de tranquilidad; le incumbe la moralidad,
la civilidad y la urbanidad, como componentes esenciales de la convivencia pacífica. Si la
convivencia se altera por la afectación de cualquiera de estos factores, la seguridad se ve
afectada, puesto que seguridad y convivencia, se complementan. Un hecho que altere la
convivencia ciudadana puede generar un estado de inseguridad, según el interés jurídico que
se lesione; un simple altercado que se desprenda de un acto no violento, como un cruce de
miradas, sencillamente puede concluir con la muerte de uno de los actores, como ha
sucedido en la vida real. Por tanto, para conservar la seguridad ciudadana es necesario
mantener las condiciones exigibles que garanticen el goce de las libertades y los derechos y
el cumplimiento de los deberes, que son elementos de la convivencia pacífica, y el
aseguramiento de estos son garantía para la seguridad ciudadana. (Tunjuano 2014, p. 39).
La anterior autora argumenta una teoría compartida por los realizadores del presente
trabajo, para adentrarse en el concepto de ciudadanía, teoría de suma importancia para el análisis de
la dinámica convivencial en la zona urbana del distrito de Tumaco.
Al respecto, (De miguel, 2009), manifiesta que no habrá una auténtica educación ciudadana
mientras no exista un empoderamiento por parte de los sujetos de los derechos y obligaciones
propios del ciudadano responsable. En este sentido el autor, busca argumentar que no se debe
entender por ciudadanía “un estatus que se otorga a un sujeto que nace o vive en un territorio sino
como una cualidad que se adquiere en tanto que persona responsable que convive con otros dentro
de un marco social definido por múltiples valores culturales y contribuye con su conducta al
desarrollo de una sociedad más justa e igualitaria”. (De Miguel, 2009 p. 49). Lo anterior es
plenamente compartido por los investigadores, ya que en este trabajo se pretende abordar el
concepto de ciudadanía desde una concepción axiológica, para luego contrastarla con los
comportamientos sociales que se identifican en la zona urbana del distrito de Tumaco durante los
años 2017 y 2018, que van en contravía de la norma que regula la convivencia ciudadana.
Ahora bien, para realizar un análisis de una política pública de carácter normativo como lo
es el Código de Policía y Convivencia Ciudadana, es necesario acudir a la doctrina del derecho,
donde el autor Rueda (2009) de la corriente sociológica afirma:
“Mi intención es utilizar la Teoría Trialista del mundo Jurídico, para la elaboración de
normas contravencionales de convivencia ciudadana. La teoría Trialista propone una
perspectiva basada en un carácter dinámico del Derecho conjugado con el carácter vida; no
es un Derecho alejado, ajeno a la realidad de los seres humanos, es un Derecho que se
manifiesta en cada una de sus actuaciones. La Teoría Trialista tiene como objeto “(…) en
primerísimo lugar aquellas adjudicaciones de potencias e impotencias que promueve el
hombre; las llamamos repartos. A su lado, se hallan aquellas adjudicaciones que son
llevadas a cabo por fuerzas extrahumanas y las cuales bautizamos “distribuciones”. (Rueda
2009 p.49).
Para el autor, la dimensión sociológica se encuentra comprendida por la conducta y el
aspecto axiológico permite integrar los comportamientos y la norma en un mismo punto. Sin
embargo, lo axiológico, también debe ser concebido a la luz de diversos valores, tanto en su
aplicación como en la elaboración normativa. Como se observa, tanto para Rueda (2009) como
para De Miguel (2009), la norma que regula los comportamientos ciudadanos debe comprender una
concepción axiológica, una sociológica y ambas concatenadas con el derecho para constituir una
triada integral, punto que los investigadores comparten plenamente con estos autores y que son de
vital importancia para construir el presente trabajo.
Cobra relevancia en esta perspectiva los trabajos que ha venido realizando Boaventura de
Souza Santos (2009), quien pertenece a la corriente decolonial, analizando el derecho desde la
perspectiva de lo que él denomina ecología de saberes, recuperando las prácticas jurídicas y los
sistemas normativos que realizan las diversas comunidades y que obedecen a principios de
construcción diferentes a los que caracterizan al derecho racional occidental. Santos identifica tres
componentes que integran las prácticas jurídicas: la retórica, la burocracia y la violencia.
De acuerdo con esto, en los sistemas jurídicos donde opera fundamentalmente el derecho
comunitario predomina la retórica, mientras que en el derecho estatal orientado al ámbito de lo civil
o en el derecho global predomina la burocracia, en tanto que en el derecho penal estatal predomina
la violencia. Esta teoría reafirma la postura de De Miguel, en el sentido de la conjugación de
características sociológicas y axiológicas en las posturas comunitarias, lo cual es compartido por
los autores de esta investigación.
4.4. Marco Conceptual
Este trabajo se enmarca en los conceptos de paz territorial, seguridad, convivencia y cultura
ciudadana, los cuales se abordarán de la siguiente manera:
El concepto de paz territorial surgió en medio del debate político, académico y técnico en el
marco de los diálogos de La Habana, en principio enunciado por el gobierno nacional,
específicamente en la voz del alto comisionado para la paz Sergio Jaramillo (2014). De manera
que:
“Se trata de poner en marcha una campaña de planeación participativa para que entre
autoridades y comunidades se piense en las características y necesidades del territorio, en las
respuestas a esas necesidades, y de manera metódica y concertada se construyan planes para
transformar esos territorios. Se trata de hacer valer los derechos y las capacidades de la gente, que
sientan como propio el esfuerzo de reconstrucción […] Lo que necesitamos es imponer una lógica
de inclusión e integración territorial, basada en una nueva alianza entre el Estado y las
comunidades para construir conjuntamente institucionalidad en el territorio. “Institucionalidad”
entendida nuevamente no sólo como la presencia de unas entidades estatales, sino como el
establecimiento conjunto de unas prácticas y normas que regulen la vida pública y produzcan
bienestar”. (Jaramillo, 2014 p.35).
El concepto de cultura ciudadana se definió en el Plan de Desarrollo Formar Ciudad 1995-
1997 expedido durante el Gobierno de Antanas Mockus, como el “conjunto de costumbres,
acciones y reglas mínimas compartidas que generan sentido de pertenencia, facilitan la convivencia
urbana y conducen al respeto del patrimonio común y al reconocimiento de los derechos y deberes
ciudadanos”. Este concepto se complementa con la idea de que las acciones de cultura ciudadana
deben incidir “sobre la manera como los ciudadanos perciben, reconocen y usan los entornos
sociales y urbanos y cómo se relacionan entre ellos.
Respecto de la convivencia, según el Documento Colombia 2019 “Fomentar la cultura
ciudadana” de la Presidencia de la República, la definición más común y sencilla de convivencia es
aquella que se refiere a “la interacción entre individuos tanto en el ámbito privado (relaciones de
familiaridad) como en el ámbito público, buscando la prevalencia de los intereses colectivos para
alcanzar la seguridad y tranquilidad públicas”.
Según el experto en Derecho de Policía, Arturo Londoño Cárdenas, se define convivencia
como “vivir con” lo cual exige y lleva implícitos una sociedad en paz, es decir, es la convivencia
armónica, donde hay paz, entendimiento, respeto mutuo y fraternidad. En este sentido, el autor
citado la define también como la existencia pacífica de las personas, en la sociedad. (Londoño,
2011).
Los anteriores conceptos son complementarios y con base en ellos, se asume el concepto de
convivencia, como vivir en armonía con el otro, tanto en los ámbitos privado como público, lo que
exige el respeto por los derechos y las libertades de los demás, para lograr la tranquilidad, la
armonía y la seguridad, en una comunidad, lo que permite adentrarse en el concepto de seguridad
ciudadana, el cual, en el informe sobre seguridad ciudadana y derechos humanos de la Comisión
Interamericana de derechos humanos CIDH, se define de la siguiente manera: “En los regímenes
democráticos, el concepto de seguridad frente a la amenaza de situaciones delictivas o violentas, se
asocia a la “seguridad ciudadana” y se utiliza en referencia a la seguridad primordial de las
personas y grupos sociales. Del mismo modo, contrariamente a los conceptos también utilizados
en la región de “seguridad urbana” o “ciudad segura”, la seguridad ciudadana se refiere a la
seguridad de todas las personas y grupos, tanto en las zonas urbanas como rurales”.
El anterior concepto es compartido por los investigadores y sirve de base para la
comprensión de la Política Integral de Convivencia y Seguridad Ciudadana enmarcada en un
concepto amplio de seguridad inspirado en un concepto de goce efectivo de derechos, donde la
finalidad no sea solo disminuir los índices de delitos, sino garantizar a todas las personas la
posibilidad efectiva de ejercer sus derechos fundamentales sin que se vean afectados por la
agresión de terceros.
5. Diseño Metodológico
5.1. Tipo de estudio
Considerando la naturaleza de esta investigación se recurrió a una metodología
descriptiva, ya que busca especificar las propiedades, las características y los perfiles de personas,
grupos, comunidades, procesos, objetos o cualquier otro fenómeno que se someta a un análisis. Es
decir, únicamente pretenden medir o recoger información de manera independiente o conjunta
sobre los conceptos o las variables a las que se refieren. El estudio descriptivo explica cómo es y
cómo se manifiesta determinado fenómeno que atrae la atención, de tal manera, que se limitan a
identificar sus características o propiedades en un momento determinado, sin que el investigador
busque conocer las variables en estudio. (Hernandez, 2014, pág. 92).
5.2. Enfoque
Este estudio tiene un enfoque cualitativo, ya que describe acontecimientos y sucesos que
se dan en la vida, se manifiesta en las vivencias que la cultura le presenta y que por su puesto el
investigador interroga. “En este sentido, la cultura con sus manifestaciones lingüísticas expresadas
en lenguaje verbal, no verbal corporal y simbólico entre otros, se convierte en un texto social que
puede ser abordado u objetivado para su análisis desde visiones y cosmovisiones del actuar
cotidiano”. (Ramirez, 2004) .
5.3. Técnicas de recolección de información
Para efecto de esta investigación el instrumento que se utilizará es la entrevista semi
estructurada, en la que las preguntas “están definidas previamente en un guion de entrevista pero la
secuencia, así como su formulación pueden variar en función de cada sujeto entrevistado. Es decir,
el/la investigador/a realiza una serie de preguntas (generalmente abiertas al principio de la
entrevista) que definen el área a investigar, pero tiene libertad para profundizar en alguna idea que
pueda ser relevante, realizando nuevas preguntas” (Blasco y Otero, 2008), en este caso sobre la
aplicación del Código de Policía en el Distrito de Tumaco.
5.4. Población y muestra
Para la investigación que nos ocupa se tomará como referencia a las 108 unidades policiales
que conforman los 6 turnos de cuadrantes de la Policía Nacional y los 6 funcionarios de la
Inspección de Policía., para una población total de 114 funcionarios. Niño (2001), argumenta que
“cuando se trata de especificar el objeto de estudio, es necesario partir de la identificación de la
población que se va a estudiar, constituida por una totalidad de unidades, vale decir, por todos
aquellos elementos (personas, animales, objetos, sucesos, fenómenos, etcétera) que pueden
conformar el ámbito de una investigación”. En cuanto a la muestra se tomará un muestreo no
probabilístico, específicamente un muestreo intencional donde “la selección de la muestra no tiene
el propósito de representar una población con el objeto de generalizar resultados. Su
intencionalidad es teórica, es decir, ampliar el abanico y rango de datos tanto como sea posible a
fin de obtener información de las múltiples realidades que pueden ser descubiertas”. (Hernando,
2011). De acuerdo a lo anterior, del universo de 114 funcionarios, de forma intencional se
seleccionarán los funcionarios responsables del componente operativo de la implementación del
código de policía y convivencia ciudadana, en especial los que tienen relación directa con la
actividad comparendal o sancionatoria en la zona urbana del distrito de Tumaco.
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