Nombre: A.F
Sexo: Femenino
En la evaluación psicológica; el psicólogo explora y analiza el comportamiento a nivel motor, fisiológico o cognitivo,
de un sujeto o un grupo, por medio de un proceso de toma de decisiones en el que se aplican diferentes dispositivos,
tests y técnicas de medida y evaluación (Fernández-Ballesteros, 1996). Esta evaluación puede tener objetivos
básicos (responder a demandas de descripción, diagnóstico, orientación y selección) u objetivos aplicados (que
responde a demandas de control y cambio). Cuando hablamos de evaluación psicológica, debemos tener en cuenta
que abarca los diferentes ámbitos de la Psicología: Clínica, Educativa, del Trabajo y de las Organizaciones, Jurídica,
Neuropsicología o del Deporte.
Las pruebas o instrumentos estandarizados, son uno de los tres grandes ejes metodológicos con los que contamos
los psicólogos para realizar una buena evaluación psicológica, junto con la entrevista y la observación de campo. Por
este motivo, si queremos realizar una evaluación psicológica de calidad, los tests se convierten en una herramienta
necesaria, y deben ser sometidos a un proceso riguroso de construcción y evaluación permanente, para que tengan
niveles elevados de validez y fiabilidad.
Por otro lado, tenemos que la observación es el método básico usado por todos los modelos de psicología que tiene
como objetivo previo la recogida de datos. Esto supone una conducta deliberada, es decir, una planificación de la
observación con unos objetivos concretos que nos permiten recoger datos, hacer supuestos, etc. No existe
manipulación, solo se trata de describir para analizar un comportamiento. Cuando observamos de forma no
experimental (sin manipular) tratamos de no interferir en el mundo natural, ya que queremos recoger datos del
mundo tal y como se dan. Hay dos puntos en esta explicación: la observación, que permite recoger unos datos, y la
interpretación, que es la inferencia que se saca de esos datos. Aunque ambos puntos son objeto de observación, hay
que diferenciar bien entre ellos, ya que la observación es directa (solo se obtienen datos manifiestos) y la
interpretación es observación indirecta (se hace la inferencia de varias manifestaciones), y son difíciles de separar
porque la segunda deriva de la primera; por eso observar nunca es neutral, ya que el observador siempre influye.
Como dice Ketele, “la observación es un proceso que requiere atención voluntaria e inteligente, orientada por un
objetivo, que organiza esa observación, y dirigido a la meta, que es obtener información”. La observación, primer
elemento de toda investigación y primer punto de referencia en la evaluación psicológica, es la recogida de
información que nos permite lanzar hipótesis y verificarlas. La observación pura es la que nos permite describir un
hecho sin interpretarlo; la observación cotidiana es la que hacemos sin objetivo previo y sin pensarlo (no la del
profesional); la observación profesional es intencionada, voluntaria, estructurada y sistemática, que intenta describir,
analizar e interpretar los comportamientos a todos los niveles; de ahí su importancia en una evaluación psicológica.