Carlos Vicente, despierto joven de 13 años, tercer hijo del matrimonio Vegas-
Pérez, destacado estudiante del colegio El Peñón de Baruta y amante de las
actividades físicas decidió salir a comprar un par de historietas de las que era
asiduo lector; su madre Trina, luego de entregarle algunas monedas lo despidió
amorosa sin saber que era la última vez que veía a su pequeño con vida.
Al ver que habían pasado más de 24 horas sin tener noticias de su hijo luego de
pagar el rescate, la familia Vegas Pérez decidió consignar la denuncia de
manera oficial en la sede central de la PTJ. Los detectives que ya manejaban la
información de manera confidencial procedieron a tomarla. Para la tarde
habían organizado una conferencia de prensa en la oficina del doctor Juan
Andrés Vegas Pacheco, tío del niño, quien iba a hacer el anuncio a los medios
de comunicación en torno al caso.
A esa misma hora llegaban a Caracas datos más exactos del cadáver
encontrado en Maitana, ya se había hecho un examen detallado y se sabía que
se trataba de un adolescente, que la data de muerte pasaba de 6 días y que los
zapatos que calzaba eran de fabricación estadounidense. Los detectives de
Caracas comenzaron a cotejar aquellos datos con los de las personas
desaparecidas o secuestradas que estaban en sus archivos.
La oficina del doctor Juan Andrés Vegas Pacheco se ubicaba en el octavo piso
del edificio Alfa en Santa Sofía; la antesala del despacho hervía de periodistas
que no sabían gran cosa, solo que se iba a hacer el anuncio público de una
persona secuestrada, presumían que por el nivel social del convocante, debía de
tratarse de algo gordo.
Cuando el doctor se disponía a recibirlos, lo llamó por teléfono su hermano
Martín, lo que le dijo le dejó helado: habían encontrado a su sobrino, pero
muerto. Consternado salió de su oficina para anunciar que suspendía la rueda
de prensa y que toda la información del caso sería suministrada de ahora en
adelante por la PTJ. Al poco rato llegó Mármol León para sostener una
entrevista en privado.
Los periodistas fueron reconvocados para las 6 de la tarde a la sala de prensa
de la PTJ donde serían recibidos por los doctores Fulvio Parodi Arias y
Guillermo Rosquette, subdirector y secretario general de ese cuerpo policial. El
motivo era anunciar el secuestro y asesinato del niño Carlos Vicente Vegas
Pérez.
Al llegar abril no se tenía nada en claro, las informaciones eran vagas; lo único
que se sabía era que estaban involucrados los hijos de algunas familias
pudientes. Algunos apellidos de alcurnia se filtraban a la calle y esto no hacía
más que aumentar la molestia de la gente que se preguntaba si aquel crimen
también quedaría impune. Este día se publicó en un diario de circulación
nacional la declaración de un alto funcionario de la PTJ que pidió no ser
identificado, según el declarante “Algo grave entorpecía las investigaciones”.
Ese algo tenía que ver con los apellidos notables que salieron a relucir en las
pesquisas, para la policía el juego se había trancado. No resultaba nada fácil
tener que lidiar con los padres indignados de los “niños bien” del este.
Caracas, lunes 16 de abril de 1973 – Apellidos
A estas alturas era difícil ocultar lo que en las calles era vox populi. Las
autoridades comenzaron a dar los primeros datos de las personas que hasta los
momentos habían sido detenidas e interrogadas: José Luis “Caramelo”
Branger, Diego Baptista Zuloaga, Javier Paredes, Gonzalo “Fafa” Capecci, el
hermano de la víctima Federico Vegas Pérezy un muchacho que usaba muletas
pues le habían amputado una pierna, este joven se llamaba Omar Cano y lo
conocían como “El Chino”. Era él el que llevaba la mayor parte de la acusación
ya que la PTJ había encontrado indicios que lo inculpaban como autor material
del homicidio.
A “Caramelo” Branger lo detuvieron por presunto encubrimiento. La detención
se basó en unas declaraciones dadas por él al periodista Samuel Robinsón de la
revista Bohemia. En la entrevista habría dicho que los secuestradores eran
tres; al ser detenido e interrogado negó haberlo dicho, pero con la
comparecencia del periodista quien afirmó que si le había declarado aquello, el
joven quedó detenido.
En los días siguientes seguían saliendo nombres, otros presuntos implicados
eran: Diego Molinari, Nicomedes Zuloaga, Julio Morales, Alfredo Luis Parilli
Pietri (pariente de la primera dama Alicia Pietri de Caldera) y la joven Orietta
Cabrices. La información que aportó esta chica involucraba de manera directa
a Parilli Pietri y fue clave para esclarecer el caso.