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Nueva Antropología

ISSN: 0185-0636
nuevaantropologia@hotmail.com
Asociación Nueva Antropología A.C.
México

Nieto Calleja, Raúl


LA CONSTRUCCIÓN SIMBÓLICA DEL MIEDO EN LA CIUDAD DE MÉXICO
Nueva Antropología, vol. XXVII, núm. 81, julio-diciembre, 2014, pp. 33-53
Asociación Nueva Antropología A.C.
Distrito Federal, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15936205003

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LA CONSTRUCCIÓN SIMBÓLICA
DEL MIEDO EN LA CIUDAD DE MÉXICO

Raúl Nieto Calleja*

Resumen: En este artículo se propone, mediante ejemplos de tipo etnográfico, que el miedo, ade-
más de ser una experiencia individual, es construido de manera social y política, siendo un elemen-
to con el cual en la actualidad se organiza el orden urbano. En dicho orden, el miedo es uno de los
estados anímicos posibles para construir la cotidianidad de la ciudad. Al respecto, el miedo que se
vive en México afecta a la ciudad de manera particular y diferente que al resto de la sociedad; sin
embargo, la propia urbe cuenta con recursos para enfrentarlo. Ambas situaciones se desarrollan
en este artículo problematizando un conjunto de narrativas sociales con las cuales los habitantes
de la ciudad de México explican los cambios que perciben en su habitar y transitar por la ciudad
contemporánea en la que el temor a la vida urbana parece ser uno de sus elementos definitorios.
Palabras clave: miedo, imaginarios, ciudad de México, incertidumbre, narrativas urbanas.

Abstract: Through ethnographic examples, this article proposes that fear, besides being an indi-
vidual experience, is constructed socially and politically, becoming an element from which urban
order is organized. In this context, fear is one of the possible emotional moods for building every-
day life in the city. Fear in Mexico City affects the city in a particular way that is different from
how it affects the rest of society. However, the city has its own resources to face it. Both situations
are developed in this article, questioning a set of social narratives by which the Mexico City popu-
lation explains changes that they perceive in their experience of living and moving through the
contemporary city, where fear of urban life seems to be one of its defining elements.
Keywords: fear, imaginaries, Mexico City, uncertainty, urban narratives.

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urante la segunda semana de evocación social todavía perdura), o a la
septiembre de 2012, la ciudad memoria social conservada de la decena
de México experimentó un esta- trágica de 1913 (registrada en libros
do anímico que no se había producido de texto de historia o incluso narrada a
desde hace muchos años. Tal expe- los padres por sus abuelos y bisabuelos).
riencia probablemente sólo puede ser En efecto, durante esos días aciagos de
equiparable a la vivida en 1968 (cuya septiembre de 2012, tuvo lugar un even-
to inédito en su historia reciente: el
*Profesor-investigador del Departamento miedo, el temor, la zozobra, la incerti-
de Antropología, Universidad Autónoma Metro-
politana-Iztapalapa. Línea principal de investi-
dumbre, la angustia, el desasosiego
gación: Antropología urbana, del trabajo y experimentados de manera personal,
simbólica. familiar y vecinal, dieron lugar a un fe-

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nómeno de histeria colectiva que se escucharon las detonaciones, que otros


apoderó de la vida cotidiana de miles gritaban “ya vienen, ya vienen, ya es-
de habitantes de su zona más densa- tán a la vuelta… son muchos, vienen
mente poblada: el oriente de la ciudad. armados”. Las escenas de pánico tam-
En las delegaciones de Iztacalco, Izta- bién se atestiguaban: los comercios
palapa, Tláhuac y Xochimilco y los mu- bajaron sus cortinas; las farmacias y
nicipios mexiquenses conurbados de los mercados públicos se veían vacíos;
Netzahualcóyotl, Chimalhuacán, Eca- las carnicerías y panaderías no ven-
tepec, Chicoloapan, Chalco, Ixtapaluca dían, casi no había transporte público.
—entre otros— a partir del mediodía Por su parte, las madres concurrían
del miércoles 5 de septiembre, y hasta el masivamente a las escuelas a retirar y
jueves 6, surgieron infinidad de narra- proteger a sus hijos. Así transcurrió
tivas que corrían, de voz en voz —que se esa larga jornada; durante la noche
amplificaban y aderezaban— al pasar del miércoles al jueves en medio del
de una persona a otra, de una calle a silencio se escuchaban gritos, disparos,
otra, entre vecinos y parientes, ente los autos corriendo… Al día siguiente al-
habitantes de esa zona. Tal narrativa gunas escuelas cerraron (Vivas, 2012),
señalaba que: y en la UAM-Iztapalapa, mediante co-
Camionetas, con vidrios polariza- rreos electrónicos, las autoridades uni-
dos recorren municipios, delegaciones versitarias llamaban a la prudencia al
y colonias de esa parte de la ciudad y salir a las calles que circundan el cam-
con altavoces amenazantes conminan pus. Fueron dos días de tremenda in-
a los vecinos a que se refugien en sus certidumbre.
casas, a que se escondan, que en ellas Las personas no podían identificar
guarden sus autos ya que grupos nu- si los potenciales agresores pertene-
merosos de hombres armados vienen, cían a la Familia michoacana, grupo de
a pie o en vehículos, asaltando a los delincuencia organizada famoso por
transeúntes, a las familias y a los co- cobrar derecho de piso a los comercian-
mercios. Los vecinos temerosos conclu- tes de esa zona; si eran narcotrafi-
yen que es necesario cuidar a los niños, cantes, si formaban parte de los zetas
porque ya se han metido a varias es- (Osorno, 2012; Pérez Salazar, 2014) o si
cuelas, que están violando a las niñas, pertenecían a la organización política
que queman los autos y les disparan a identificada como Antorcha Campesi-
los peatones, que saquean las tiendas, na o Antorcha Popular, que poco antes
todo tipo de negocios y comercios, que tuvo un altercado en Chicoloapan con
matan a sus dueños y clientes; que ba- miembros del Partido de la Revolución
lacean las escuelas primarias y otros Democrática (PRD) por el control de una
centros educativos así como todo tipo base de moto-taxis en la que murieron
de transporte público. dos personas, al parecer horas antes el
Las personas entrevistadas atesti- mismo 5 de septiembre. Tal ambiente
guan lo sucedido: Oyeron…, les dijeron de violencia quedó registrado de la si-
que había habido balazos; que muchos guiente manera:

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De un enfrentamiento entre trans- cas a familiares y conocidos, todos los


portistas en Chicoloapan el 5 de sep- fantasmas, terrores, fobias y miedos.
tiembre, con saldo de dos muertos, se Resultaban inútiles los esfuerzos, ese
pasó a bloqueos en La Paz, Los Reyes mismo día, de otros pocos habitantes
y Nezahualcóyotl, en los que se exigía de tales municipios interesados en de-
la liberación de los detenidos del gru- mostrar —mediante recorridos video-
po autodenominado Antorcha Cam- grabados desde vehículos y subidos a
pesina. You Tube— que la zona estaba tran-
A partir de ese momento, la infor- quila, que no había que preocuparse,
mación se tornó confusa, pero el mie- que todo estaba en calma y normali-
do se propagó a la misma velocidad de dad; la violencia simbólica de los rumo-
las ondas electromagnéticas de los res logró sus objetivos: interiorizó el
celulares. […] miles de fuentes autó- miedo en miles de familias del oriente
nomas […] cumplieron la tarea de de la ciudad, que desconfiaban de la
provocar el pánico en la población información oficial y oficiosa difundida
mexiquense. Las escuelas cerraron, por las televisoras esa noche.
los comercios bajaron sus cortinas y la Pero no todos se quedaron cruzados
gente corrió a sus casas, vaciando las de brazos y escondidos en sus casas. Esa
calles en pocos minutos. noche y la siguiente, en algunos lugares,
La amenaza estaba allí, pero na- vecinos y familiares se organizaron para
die sabía dónde, ni porqué, ni cómo. la autodefensa: colocaron vehículos pro-
Los municipios con mayores índices pios como barricadas en las esquinas
de miseria del país repentinamente de sus calles y armados con varillas de
pasan a la modernidad a través de lo metal y palos aguardaron infructuosa-
que Zygmunt Bauman [2008] bautizó mente la llegada de los —gratuitos y
como miedo líquido: ese que se siente anónimos— agresores. Días después
ante una amenaza intangible. El mie- la fuerza pública (policías y ejército)
do, indica el sociólogo, se hace más patrullaban las colonias del Estado de
profundo cuando es más disperso, México por un cortísimo periodo. Por
poco claro y no puede ser identificado su parte, en Iztapalapa dos días des-
(Fernández, 2012, corchetes míos). pués hubo cinco detenidos acusados de
esparcir los rumores. Se afirmó que
En efecto, todo mundo sabía que algo habían sido pagados con 400 pesos
grave estaba sucediendo, pero nadie para hacerlo, dos días después fueron
podría narrarlo, explicarlo o descri- liberados mediante el pago de una
birlo exactamente. Sin duda las redes multa por una cantidad equivalente,
sociales, particularmente Facebook, y dado que no fue considerado como un
en menor medida Twiter, así como la delito grave (Servín y Quintero, 2012:
telefonía celular hicieron lo propio: 46). Mientras tanto la violencia real,
magnificaron rumores, esparcieron la cotidiana y material no cede: sólo en
zozobra. Materializaron, por medio de Netzahualcóyotl, dos semanas después
mensajes escritos y llamadas telefóni- de estos eventos, hubo una serie de

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asesinatos reales, entre ellos el de un ron al final de su sexenio. No sabremos


diputado local mexiquense. cuántas víctimas son su saldo total:
¿Cómo se llegó a esta situación? ¿cuarenta, cincuenta o hasta sesenta
¿Qué tuvo que pasar en esta ciudad mil? (Camil, 2012), e incluso se habla
para que sucediera un fenómeno colec- de setenta mil muertos —pocos menos
tivo como el reseñado? ¿Cuáles fueron que en la guerra de Irak—. Por cierto,
los motivos para montar tal dispositivo al igual que con la guerra de EU con-
de terror? tra Vietnam, los medios audiovisua-
Sin duda la última pregunta no es les e impresos mexicanos llevaron tales
de fácil respuesta y aún no contamos combates hasta la intimidad de los ho-
con suficientes elementos para aten- gares, donde muchas veces antes de
derla. Sin embargo, sabemos que el salir de casa o al regresar a ella miles
evento que reseñamos no era ajeno de imágenes y narrativas daban cuen-
al clima político que acompañaba el ta de tales sucesos; al empezar el día
regreso del Partido Revolucionario y transitar por las calles de la ciudad
Institucional (PRI) al control político del también era posible ver las primeras
país después de un muy reñido y cues- planas de los periódicos, cuyos encabe-
tionado proceso electoral. Se especuló, zados e imágenes daban cuenta con
por ello, que tal cadena de rumores y lujo de detalles de sucesos violentos en
dispositivos de terror tenían como ob- la ciudad, que a fuerza de reiterarse se
jetivo limitar la asistencia de las bases hacían parte de lo cotidiano. Muchos
políticas del PRD (particularmente nu- años realizando estas prácticas sin
merosas en el oriente de la ciudad) a duda han ayudado a desmontar la
un mitin en el Zócalo capitalino donde seguridad y certidumbre con la que vi-
se impugnaría tal proceso electoral. vían los habitantes de la ciudad de
Sin embargo esta fácil respuesta no México, que a diferencia del resto del
nos satisface. Para que tal ambiente país han sido gobernados por el PRD
emocional se mantuviera durante va- desde 1997 y se habían mantenido
rios días fue necesario que en la me- —relativa e imaginariamente— aje-
moria colectiva se sedimentaran otros nos a lo que acontecía en otras grandes
elementos provenientes del imaginario urbes del país (Guadalajara, Monte-
urbano, que permitiesen dar plausibi- rrey, Puebla y Acapulco) e incluso en
lidad a tales rumores. algunas ciudades medias (Morelia,
No es ajena a tal proceso la historia Cuernavaca, Torreón, Ciudad Juárez,
reciente del país donde la agenda del etc.), donde la violencia cotidiana ha
sentido común ha puesto en un primer acabado con la tranquilidad y certi-
plano a la seguridad como el problema dumbre de sus urbanitas.
de mayor importancia o urgencia. La La sociedad ha debido desarrollar
guerra al crimen organizado que em- todo un expertise para tratar de co-
prendió el ex presidente Felipe Calde- nocer este fenómeno. Así, durante los
rón, y la política mediática que la últimos 10 años paulatinamente se
acompañó para justificarla se revirtie- fueron desplazando las preocupa-

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ciones de los mexicanos de los temas La certidumbre y la certeza han


económicos hacia los de la seguridad. sido temas fuertes en la filosofía occi-
Muchas encuestas empezaron a iden- dental. Según Abbagnano la certidum-
tificar la seguridad como el problema bre tiene que ver con “la seguridad
que se percibía con la mayor importan- subjetiva de la verdad de un conoci-
cia o urgencia. Tanto el gobierno como miento”, mientras la segunda —la cer-
otros actores sociales empezaron a en- teza— se relaciona con “la garantía
sayar múltiples aproximaciones al fe- que un conocimiento ofrece de su ver-
nómeno y a tratar de cuantificarlos dad” (1961: 159-60). Sus antónimos, la
(Davis, 2007). Términos jurídicos o incertidumbre o lo incierto, no sólo tie-
técnicos como robo con violencia, deli- nen que ver con la parte cognitiva de
tos de alto impacto (eufemismo para los seres humanos; es decir, con su re-
referirse a secuestros de personas flexividad y los procesos intelectuales
notables), o delincuencia organizada asociados al pensamiento y a la razón.
lentamente han sido asimilados por la Por su parte, en el habla cotidiana la
sociedad. El Instituto Nacional de Es- incertidumbre ha estado relacionada
tadística, Geografía e Informática con la idea de la perplejidad, es decir,
(INEGI) ha debido desplegar sofistica- con la confusión, con la duda o la falta
das encuestas nacionales como la En- de resolución, pero en fechas más recien-
cuesta Nacional de Victimización y tes su campo semántico se relaciona
Percepción sobre Seguridad Pública, con temor y, finalmente, con el miedo.
(ENPIVE) que desde 2011 se ha levanta- Sin duda todos hemos experimentado
do durante tres años seguidos, o la En- alguna de estas situaciones o estados
cuesta Nacional de Seguridad Pública anímicos que están íntimamente aso-
Urbana (ENSU), que empezó a levantar- ciadas con nuestras nociones de segu-
se en 2013 de manera trimestral, y ya ridad y de orden; es precisamente en el
cuenta con tres levantamientos (INEGI, plano de la subjetividad donde la incer-
2013 y 2014). Con ambas se confirma tidumbre aparece nítidamente como
no sólo la preocupación social acerca de parte de la experiencia humana.
la seguridad, sino que se intenta me- La trama semántica de la incerti-
dir la sensación de inseguridad, la dumbre se asocia al miedo, mas para
modificación de las rutinas cotidia- hacerlo requiere de un operador lógico:
nas e identificar algunas conductas el peligro. La antropóloga simbólica
delictivas de las que se tenga noticia. Mary Douglas (1966 y 1985) ha anali-
Cada vez que aparecen públicamente zado cómo el peligro está presente en
sus cifras son seriamente cuestiona- la relación establecida de manera ordi-
das, ya que tratan de legitimar las po- naria y estructural entre lo profano y
líticas públicas sobre seguridad y la lo sagrado, y ha demostrado cuál ha
tendencia decreciente de algunos de- sido su papel en los distintos procesos
litos (Prados, 2013); sin embargo, la con que las culturas manipulan y cons-
incertidumbre persiste y ese es el pro- truyen el orden y clasifican a los seres,
blema. a los actos y a las situaciones sociales e

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individuales. El peligro, pero en parti- las insinuaciones y rumores acerca


cular el riesgo, es una parte inherente de listas de la muerte crean un cli-
de la vida social misma; en muchas ma de sospecha. Nadie puede estar
ocasiones está emparentado con los dis- seguro de quién es quién. El espec-
positivos de la creencia y por ello es táculo de la tortura y muerte y de las
un elemento ordinario en la dimensión masacres y desapariciones en el pasa-
ritual y cotidiana de muchas de las so- do reciente se ha inscrito más profun-
ciedades estudiadas por la antropolo- damente en los cuerpos individuales
gía (Douglas y Wildavsky, 1982). Sin y en la imaginación colectiva por me-
embargo, en otros contextos el miedo y dio de un constante sentido de ame-
el temor pueden convertirse en todo un naza. En el altiplano el miedo se ha
modo de vida para comunidades y so- convertido en un modo de vida. Al ar-
ciedades enteras. La antropología ha bitrio del poder el temor se torna invi-
podido documentar cómo en situacio- sible, indeterminado y silencioso
nes de guerra, conflictos tribales, étni- (Green, 1994: 227, traducción mía).
cos y religiosos, o traslados forzados de
poblaciones, la vida cotidiana no se bo- Rossana Reguillo antropóloga y es-
rra, no desaparece y el temor, al exacer- tudiosa del miedo urbano en tres ciu-
barse, se convierte en un organizador dades latinoamericanas —San Juan,
del sentido, por así decirlo, en una par- Puerto Rico; Medellín, Colombia, y
te “dura” de la estructura de la cultura. Guadalajara, México— ha propuesto
A manera de ejemplo Linda Green, que los miedos de la sociedad operan
quien realizó trabajo etnográfico entre también como dispositivos de control
los mayas, ha llegado a la conclusión social, y afirma que quizá la carac-
de que terística más definitoria de lo contem-
poráneo es la incertidumbre como
El temor es la respuesta al peligro, experiencia cotidiana. El miedo y la
pero en Guatemala más que ser una incertidumbre o el miedo a la incer-
experiencia personal o subjetiva, ha tidumbre, fuerzas/motor en la socia-
penetrado también la memoria social. bilidad contemporánea de América
Más que una reacción puntual es una Latina —sacudida por nuevas y viejas
condición crónica. Los efectos del mie- formas de pobreza, por guerras de baja
do son penetrantes e insidiosos en intensidad, por los ubicuos ejércitos
Guatemala. El miedo desestabiliza del narcotráfico y por la ya endémica
las relaciones sociales; introduce en las corrupción de su clase política—, de-
familias la desconfianza, rompe los la- viene en cofradía que simultáneamen-
zos entre vecinos y amigos, divide co- te cohesiona y fragmenta. El miedo ha
munidades por medio de la sospecha venido tejiendo complicidades preca-
y la preocupación que suscitan no sólo rias, inestables y confiere la ilusoria
los extraños sino cualquier otro. El certidumbre de que existe en algún
miedo se desarrolla sobre las ambi- lado, en algún tiempo, algo que pueda
güedades. Las denuncias, los chismes, ser ubicado como el enemigo, el opera-

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dor del mal, de las violencias, de la en- quienes voluntariamente vivimos en


fermedad, de la muerte (Reguillo, 2003, las ciudades imaginariamente aspira-
2005 y 2008). mos también a disfrutar de una agita-
En las ciudades el miedo no es una da e intensa paz urbana. Para muchos
experiencia nueva, seguramente desde la ciudad representa la posibilidad de la
que éstas se convirtieron en el sitio pri- pacífica vida ciudadana, donde las di-
vilegiado del habitar humano también ferencias (sociales o de cualquier tipo)
han sido la sede de miedos ancestrales no se dirimen con el uso de la fuerza.
y temores épicos que han quedado re- En el ámbito cotidiano el temor or-
gistrados más en el mito que en la his- ganiza muchos de los pequeños actos
toria. Durante los últimos milenios la en nuestra rutina urbana; tal es el
ciudad misma ha sido objetivo militar caso, cuando nos desplazamos por la
estratégico, bastión, baluarte, refugio ciudad, de nuestro encuentro con la
de distintos grupos y clase sociales y multitud. Al estudiar el comporta-
también ha sido el espacio donde sus miento de las personas en los vagones
habitantes han desplegado y padecido del metro de la ciudad de México, Agui-
distintas formas de violencia material lar y Cervantes concluyen que existe
y simbólica. Es bien sabido que mu- algo que podríamos denominar como
chas de las ciudades contemporáneas un miedo al extravío, el cual puede ser
se levantan sobre los escombros y ce- “entendido como dejar de ser uno
nizas de ciudades violentamente ava- mismo, el de ser incorporado a esta
salladas. Tal es el caso de la ciudad de multitud anónima que circula persis-
México, que —quinientos años des- tentemente alrededor. No mirar, no
pués— se yergue sobre las ruinas de moverse, no sentir, refugiarse en el
Tenochtitlan, la antigua metrópoli pre- propio cuerpo como lugar que garanti-
hispánica. za la integridad, único sitio del cual
El temor y el miedo son elementos uno no puede perderse” (2004: 9). Estos
que participan en la organización del estudiosos del fenómeno urbano sostie-
sentido de la vida urbana contempo- nen que la ciudad contemporánea ha
ránea (Bauman, 2008; Beck, 1998). La desarrollado, en una importante esca-
eficacia simbólica del terrorismo radi- la, al individualismo, definido como:
ca en que afecta nuestra noción perso-
nal de la seguridad, la que suponemos […] la acción social orientada desde
—es decir creemos— debería ser intereses particulares que se cumple
resguardada por un orden societal y/o a través del consumo, el acceso al mer-
estatal mediante dispositivos que in- cado, y que evidentemente implica el
crementasen nuestra certidumbre ur- descuido del otro, en una dinámica
bana; es decir la capacidad de prever, social de competencia y exclusión.
anticipar, en suma imaginar, formas de Al menos en términos cuantitativos
existencia y eventos. Tal imaginario resulta paradójico este énfasis en el
implica, entre otras cosas, si no una individuo, cuando nunca antes en
paradoja, al menos un contrasentido: la historia de la humanidad tantas

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personas habían vivido en tantas ciu- el lugar donde se fundó la antigua


dades al mismo tiempo. La super- Tenochtitlan y funciona también como
abundancia humana pareciera estar el gran mito fundacional de la nación,
generando un efecto de “borramiento” por ello se conserva estampado tanto
social de los otros, al acentuar que la en la bandera como en el escudo nacio-
sociedad está compuesta de indivi- nal y en todas las monedas que circu-
duos y no de amplias colectividades lan desde hace siglos en este país. La
que producen lo social (ibidem). segunda narrativa —un poco menos
frecuente que la primera— proponía
En efecto en este trabajo no nos deten- que la ciudad de México se fundó sim-
dremos en la dimensión individual del ple y llanamente con la caída de la me-
miedo, lo que me interesa problemati- trópoli azteca y la instauración de un
zar es un conjunto de narrativas socia- orden colonial. Más allá de los intere-
les con que los habitantes de la ciudad santes elementos de esta contienda
de México explican los cambios que simbólica por hacer prevalecer un
perciben en su habitar y transitar por mito de origen urbano, nos interesa
la ciudad contemporánea, donde el te- señalar ahora que ambas narrativas
mor a la vida urbana parece ser uno de contienen a la violencia como partera
sus elementos definitorios. Para anali- de la ciudad.
zar estas narrativas propongo cinco Hoy, al realizar trabajo de campo en
viñetas que concentran muchos de sus la ciudad de México, no es difícil recu-
elementos con los que simbólicamente perar entre sus habitantes de más de
se ha construido el miedo en la ciudad; treinta años evocaciones que rememo-
es decir, me interesa ver el papel que el ran, no sin poca nostalgia, que “las co-
miedo juega en la construcción de su sas ya no son como eran antes”. En
orden urbano. efecto, esta misma memoria social ha
sido registrada en otras ciudades (Re-
EN EL PRINCIPIO FUE EL ORDEN guillo, 2003), lo cual nos permite pre-
DE LA VIOLENCIA guntarnos si no será esta nostalgia un
rasgo distintivo de la contemporanei-
En una encuesta que realizamos en la dad urbana característica de una me-
ciudad de México a finales de los no- galópolis o ciudad global periférica
venta, sobre prácticas culturales e como la ciudad de México. En todo caso
imaginarios urbanos (Nieto, 1998), pu- esta narrativa evoca una ciudad en
dimos identificar —entre los entrevis- que no pasaba nada, se vivía pacífica-
tados— dos narrativas míticas que mente; la gente trabajaba y prospera-
competían por explicar el origen de la ba aprovechando las oportunidades
ciudad de México: la primera decía que proporcionaba la propia ciudad que
que la ciudad de México se fundó crecía fabrilmente a ritmos febriles
cuando un águila se posó sobre un no- y prodigaba con generosidad condi-
pal para devorar una serpiente que ciones de vida y trabajo que no existían
había atrapado. Tal narrativa señala en otras latitudes del país. Los niños

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en esa ciudad, además de ir a la escue- provocaba tal pavor entre la población


la, sólo le temían al coco, al viejo del citadina que era necesario borrarla
costal —que por cierto recibió como mediante la idealización no sólo del
homenaje una ronda infantil— y, en presente, sino sobre todo del futuro.
ocasiones hasta a las campañas de va-
cunación infantil organizadas por el SETENTA AÑOS DE OGRO Y PAZ
Estado —porque se rumoraba que en FILANTRÓPICA
realidad eran campañas de esterili-
zación. El poeta Octavio Paz tuvo a bien meta-
La larga saga del pueblo mexicano, forizar al ejercicio del poder por parte
conquista-independencia-reforma-re- del PRI con la figura del ogro filantrópi-
volución, por construir un país y man- co. Otro literato, Mario Vargas Llosa,
tenerlo unificado era ya parte de un bautizó al mismo proceso como la
canon histórico compartido, que seten- dictadura perfecta. En ambos casos se
ta años de priismo habían propuesto reconocía algo fundamental: el mono-
para construir la identidad nacional. polio del poder por parte del PRI se sus-
Pero después de doce años de gestión tentó durante setenta años en una fina
panista se ha abierto el debate sobre dialéctica que articulaba consensos so-
tal saga y ya se perciben muy lejanas ciales con corruptelas y componendas;
esas dos primeras décadas del siglo XX, represiones con procesos de cooptación
cuando la violencia revolucionaria con de las distintas formas de resistencia,
su cauda de un millón de muertos ha- disidencia y cuestionamiento al poder;
bía llenado de luto a no pocas familias formas crudas de violencia física con
de la capital mexicana. Con la consoli- sofisticados dispositivos de violencia
dación del nuevo Estado revoluciona- simbólica.
rio la ciudad de México volvía a jugar Como en los buenos relatos míticos,
el papel privilegiado que una sociedad el fin de tal dictadura filantrópica o, si
centralista asignaba a su capital: ser se prefiere, de tal ogro perfecto, provi-
la ciudad primada que se asumía no co- no del fondo del océano Pacífico: en la
mo una ciudad blanca (criolla), sino mañana del 19 de septiembre de 1985
como una metrópoli mestiza que era la ciudad de México se estremeció con
depositaria de la esencia de la nación y un terremoto cuyas secuelas hoy, a casi
beneficiaria de los mejores frutos de la 30 años de distancia, son observables
Revolución mexicana. Tal narrativa de aún en su Centro Histórico. El Estado
origen (¿mítica?) sin duda representa encabezado por el primero de sus, has-
una idealización que los propios histo- ta ahora, seis presidentes neolibera-
riadores pondrían en cuestión con re- les, fue incapaz de dar respuesta a una
lativa facilidad (Piccato, 2004). población urbana seriamente lastima-
Me atrevo a formular una hipó- da. El miedo, la incertidumbre se pa-
tesis: durante las primera mitad del seaba nuevamente por la ciudad. De
siglo pasado el recuerdo, la memoria sus edificaciones caídas emanaba el
aún viva de la violencia revolucionaria olor de la muerte. Ya se ha dicho hasta

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la saciedad, pero no sobra reiterarlo: DE LOS ERRORES PRIÍSTAS DE


las organizaciones populares urbanas DICIEMBRE A LOS ACIERTOS
surgieron de los escombros y tuvieron ZAPATISTAS
que hacerse cargo del rescate de los
sobrevivientes y de las tareas de re- Carlos Salinas de Gortari tuvo el dudo-
construcción de la ciudad. El Estado so honor de ser, por algunos años, el
empezaba a ser rebasado por la socie- expresidente que más ha odiado la po-
dad. Tampoco sobra recordar que du- blación mexicana —condición que le
rante 18 años (1982-2000) la economía han disputado sus sucesores—. Tal vez
nacional fue rediseñada y gestionada a el principal motivo no sea la demanda
la usanza neoliberal del priismo, lo cual ciudadana que reivindica el esclareci-
significó que, mediante un proceso de miento del origen de su fortuna fami-
apertura económica sin precedentes, liar y personal, cuanto el reclamo de
en poco tiempo la desindustrialización, una sociedad que se sabe engañada.
como una nueva peste, recorría los vie- En efecto, a fuerza de retórica y de ac-
jos barrios fabriles de la ciudad de tos espectaculares, casi logró conven-
México y el desempleo masivo entraba cer a la nación mexicana de que estaba
en los hogares de los trabajadores. a un paso de ingresar al primer mun-
Esto sin duda no sólo causó temor o do. Al terminar su delirante sexenio la
miedo, sino verdadero terror en los ho- economía mexicana empezaba a zozo-
gares afectados. La incertidumbre que brar. El 21 de diciembre 1994 el peso,
provoca no contar con salario fijo, o la moneda mexicana, como la piedra
perder el empleo —y las prestaciones de Sísifo se desplomaba mediante una
sociales que éste implicaba: salud, vi- estrepitosa devaluación. El ciclo trági-
vienda, jubilación, etcétera— fue una co de inflación, crisis económica y de-
experiencia inédita para esa gene- valuación retornaba nuevamente a
ración urbana que no disponía —ni pesar de que se había garantizado y
dispone todavía— de ningún tipo de hecho creer a la sociedad que nunca
seguro de desempleo o de salud. El Es- más volvería a suceder.
tado benefactor mexicano, iniciado en Por su parte, y para manifestar su
la década de 1940, durante el gobierno oposición al Tratado de Libre Comer-
de Cárdenas, llegó a su fin muy rápida- cio de Norteamérica (TLCN) el Ejército
mente, se detuvo el avance en los nive- Zapatista de Liberación Nacional
les de vida y su retroceso se volvió algo (EZLN) escogió el 1 de enero de 1994
cotidiano. Sólo un par de generaciones para irrumpir en la escena política
conocieron el bienestar. Se transitó de desde la selva de Chiapas. Tendrían
un modelo macroeconómico rígida- que pasar siete años para que el EZLN,
mente cerrado a uno de economía transformado mediáticamente en Za-
abierta y posfordista, que enarboló en patour y custodiado por ejércitos de
la esfera laboral la especialización fle- periodistas y monos blancos, llegase a
xibilidad como su divisa (Harvey, 2007: la ciudad de México donde fue recibido
106-112; Lomnitz, 2004). de manera apoteótica el 11 de marzo

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La construcción simbólica del miedo en la ciudad de México 43

de 2001. La violencia simbólica de la lizarse. En efecto miles de migrantes


selva se paseaba por la principal plaza desde aquel país intentan mantener a
urbana del país (el zócalo capitalino) y familiares y dependientes económicos
por sus principales universidades pú- que no migraron, mediante el envío de
blicas. remesas que, sumadas a las cuentas
Durante la década que cubre esta nacionales, se convierten en un insumo
viñeta es posible ubicar una transfor- fundamental de la economía nacional.
mación radical de la vida en la metró- A manera de hipótesis, pienso que
poli mexicana. En efecto, la población con la expansión de la migración ilegal,
mexicana tardó en entender que la cri- del ambulantaje, del sector informal de
sis financiera iniciada a principios de la economía y la mayor visibilidad y
los ochenta había sido gestionada tolerancia hacia las actividades ilícitas
de manera estructural y la economía —particularmente el robo y la venta
nacional ya no era la misma. El proceso clandestina de esas mercancías, que
de apertura económica, la desre- sustituyeron a la antigua fayuca de
gulación y la entrada de inversión contrabando—, se rompieron las viejas
extranjera especulativa cambiaron de- ataduras de un antiguo orden moral,
finitivamente el rostro de la hasta se traspasaron los antiguos límites so-
entonces principal ciudad industrial cietales que eran firmemente resguar-
mexicana. dados por una trama de creencias,
Decenas de miles de desempleados prácticas y certidumbres que organi-
debieron improvisar pequeños comer- zaban las expectativas y vidas familia-
cios en la vía pública, plazas, puentes, res en un orden urbano.
estaciones del metro, etc., y convertirse El relato que sostenía tal conjunto
eufemísticamente en microempresa- de creencias era muy simple, podría
rios, trabajadores por cuenta propia, o ser presentado como una suerte de si-
simplemente en ambulantes —curiosa logismo que reproducía algo parecido a
denominación que subraya la natu- un ciclo mítico que fundaba y refunda-
raleza provisional y móvil de una si- ba un imaginario de bienestar, el cual
tuación que, por el contrario, parece cada podría ser sintetizado de la siguiente
vez más estable y definitiva—. Duran- manera: la escuela permite a las perso-
te este periodo millones de mexicanos nas obtener la formación necesaria, y
abandonan su país y se internan ile- con ella se les facilitará conseguir un
galmente en Estados Unidos con el fin trabajo del que obtendrán un salario
de lograr el sueño americano. Tal mi- suficiente, para poder fundar y soste-
gración, temporal y definitiva, hace ner una nueva familia. Esta nueva fa-
que cuando preguntamos —en la en- milia se encontrará en una situación
cuesta ya mencionada—a habitantes igual o superior a aquella de la que se
de la ciudad si contaban con familia- proviene y podrá enviar a sus niños a
res, o conocían a alguien en Estados la escuela.
Unidos, la respuesta abrumadora fue Tal narrativa social portaba un
sí. La ciudad empezaba a trasnaciona- imaginario que funcionaba como una

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trama simbólica que permitía a los su- ¿qué significado habrá representado?
jetos organizar el sentido de su vida en el haber visto decenas de veces —en
la ciudad, haciendo viables sus utopías múltiples canales televisivos, progra-
familiares o personales. Este relato mas de noticias y de opinión política—
utópico se sustentaba sobre un conjun- la repetición, cuadro por cuadro, del
to de asunciones, creencias y certidum- asesinato de un candidato priísta a la
bres que no sólo fueron puestas en presidencia en Tijuana, el espectáculo
cuestión, sino severamente trastoca- morboso del cadáver de otro dirigente
das por la nueva política económica. priísta a unos pasos del monumento a
Las mutaciones más importantes que la Revolución en la ciudad de México, o
podemos señalar de manera provisio- el auto donde fue acribillado en el ae-
nal modificaron las prácticas sociales ropuerto de Guadalajara un cardenal
pero, sobre todo, quedaron codifica- que, aparentemente, ¿fue confundido
das en la estructura de representacio- con narcotraficante? La violencia aso-
nes que organizaba la ética del trabajo. ciada a procesos y momentos políticos
En tal estructura —fundamental en la parecía estar naturalizándose.
construcción de cualquier sentido bio-
gráfico— la idea de salario fue susti- DE CÓMO LOS CIUDADANOS SE
tuida por cualquier tipo de ingreso METAMORFOSEARON EN VÍCTIMAS
económico, y la de empleo fijo fue re-
emplazada por la realización de cual- Conviene recordar que hasta el año de
quier actividad remunerada aunque 1997 la ciudad de México pudo elegir
fuera ilegal, clandestina o incluso cri- democráticamente a su gobierno local.
minal. El orgullo y saberes laborales Antes la Presidencia de la República
fueron cediendo paulatinamente su nombraba un jefe del Departamento
alto valor y aprecio ante el consumo. del Distrito Federal, quien gobernaba
Por cierto, acompañando todo esto po- la ciudad en representación del presi-
demos observar también que la figura dente. Conviene recordar también que
del maestro dejó de asociarse a la del la ciudad de México ha sido consis-
cura y el médico como ocupaciones de tentemente una de las bases de apoyo
alto reconocimiento social. El saber de la izquierda parlamentaria: votó
mismo se hizo innecesario, la escuela en 1988 por Cuauhtémoc Cárdenas
ya no sostenía las expectativas de la postulado como candidato para la pre-
vida. sidencia por el Frente Democrático
Finalmente, como colofón de esta Nacional —fuerza que agrupaba al an-
viñeta no sobra recordar que en esos tiguo Partido Comunista y a múltiples
turbulentos años de principios de los fuerzas políticas de menor escala—;
noventa la violencia política reapare- seis años más tarde en 1994 votó nue-
ció no sólo en la ciudad, sino en casi to- vamente por él, postulado ahora por el
dos los hogares y de manera inmediata; PRD ; en 1997 votó por él por tercera
me atrevería a decir que casi en vivo y ocasión, cuando pudo elegirlo como su
en directo. ¿Qué efectos habrá tenido?, primer gobernante local. Vicente Fox,

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postulado por el Partido Acción Nacio- presos y electrónicos, han realizado de


nal, derrota al PRI en las elecciones pre- las experiencias violentas en la ciudad.
sidenciales de 2000, pero pierde en la Un ejemplo claro de ello se verificó en
ciudad de México; esa terca ciudad el 7 de junio de 1999, cuando fue ase-
vota de nuevo por Cárdenas para pre- sinado sin motivo aparente un conduc-
sidente y por el PRD para el gobierno tor de la televisión mexicana y dio
local, partido que por segunda ocasión lugar al “caso Stanley” (Ramírez y
gana la Jefatura de Gobierno de la ciu- Olmos, 1999). Desde ese momento se
dad con la candidatura de Andrés Ma- instauró una feroz batalla entre la ad-
nuel López Obrador. Desde entonces ministración perredista de la ciudad y
quedó establecido un conflicto casi el segundo monopolio televisivo del
irresoluble entre el gobierno federal y país, que al ver afectados sus activos se
el local. Finalmente, en 2012, la ciudad dedicó a amplificar todos las noticias
votó nuevamente por la Izquierda y relacionadas con la inseguridad y la
eligió a Miguel Ángel Mancera como corrupción gubernamentales de la ca-
su nuevo gobernante. pital. Lentamente, el temor, el miedo y
Esos procesos electorales, además la incertidumbre fueron ganando te-
de sus efectos políticos, sirvieron para rreno en una agenda pública que pro-
ponderar, conocer y explicitar las preo- ponían los medios (radio y televisión,
cupaciones ciudadanas. En ellos se sobre todo). Ello no quiere decir que la
levantaron, mediante encuestas, in- violencia urbana fuera inexistente o no
ventarios de las demandas más sen- estuviera aumentando su escala. Esto,
tidas. En estos recuentos es posible por lo demás, era de muy difícil verifi-
constatar que la exigencia ciudadana cación. Las cifras y precarias metodo-
desplazó del primer lugar a los pro- logías oficiales, basadas en denuncias,
blemas económicos y la demanda de eran sumamente cuestionadas; duran-
mayor participación democrática enar- te esos años se instauró una especie de
bolados hasta 2000, por la exigencia de competencia entre el gobierno federal
solucionar el problema de la seguridad y el local por establecer quién tenía el
pública. ¿Cómo sucedió esto en una ciu- mayor índice delictivo. Los criterios y
dad que ha dado muestras de gran to- fuentes de información esgrimidas por
lerancia, preocupación por los procesos cada bando terminaban por deslegiti-
de democratización, y que por los resul- marse mutuamente. Para colmo utili-
tados de las elecciones puede ser califi- zaban dudosos criterios clasificatorios
cada como baluarte de la izquierda? como establecer la diferencia entre un
Un intento de repuesta puede em- robo con violencia y otro sin ella ¡como
pezar a formularse reconociendo la po- si pudiese existir tal cosa!
ca atención que los gobiernos federales En un proceso paulatino, y casi im-
y locales habían dado a la seguridad de perceptible, la violencia y el temor a
los ciudadanos. Sin duda, otro elemen- ella han entrado en los hogares citadi-
to consiste en la espectacularización nos. Ante la incapacidad del Estado de
que los medios de comunicación, im- generar estadísticas plausibles sobre

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la criminalidad, la gente realiza sus en los estacionamientos de las unida-


propias encuestas y descubre que casi des habitacionales empiezan a ser co-
ya no conoce a nadie que no haya sido munes las “jaulas” de metal con que se
asaltado, incluidos a ellos o algún miem- pretende proteger a los vehículos; en
bro de su familia en la vía pública, en el los barrios de clase media se suben las
transporte urbano, a la entrada de su bardas que dan a la calle, y encima de
casa, en un cajero automático, después ellas se instalan todo tipo de alam-
de haber cambiado un cheque en algún brados, de acero con púas y cuchillas;
banco, e incluso en algún restaurante en algunas colonias se organizan los
o, ya en el colmo, en alguna fiesta o vecinos para instalar alarmas y lu-
iglesia. También empieza a hablarse minarias fuera de su casa y en la vía
en voz alta acerca del secuestro de al- pública, que seguramente de poco sir-
gún conocido, y que algunas actrices y ven en un clima de escalamiento de la
cantantes están cambiando su resi- violencia y delincuencia urbanas. El
dencia a Miami (y otras ciudades de miedo empieza a desurbanizar a la
Estados Unidos) por la inseguridad ciudad.
que prevalece en la ciudad. Por otra Podemos afirmar que, al lado de la
parte, la ciudad de México dejó de ser percepción de inseguridad personal y
sólo un lugar de tránsito de drogas ha- doméstica, se dio también una especie
cia Estados Unidos y en ella paula- de fetichización del miedo: el automó-
tinamente se fue incrementando el vil y sus partes concentraron la aten-
consumo de muy diversas sustancias ción de la delincuencia urbana y de los
tóxicas. El narcomenudeo hizo su apa- encargados en combatirla. En 2002 la
rición masiva. Procuraduría General de Justicia de
Ante la experiencia personal de la la ciudad de México y la Interpol señala-
indefensión, las respuestas no han sido ban que existían 700 bandas dedicadas
ciudadanas sino individuales; creativi- al robo de autos en el Distrito Federal
dad y recursos no les han faltado a los cuya ganancia ascendía a mil millones
urbanitas: empiezan a proliferar las ur- de pesos anuales; el robo de automó-
banizaciones cerradas, y muchas ca- viles constituía el segundo delito más
lles antes abiertas a la libre circulación importante y redituable después del
ahora tienen controlado el acceso (me- narcotráfico. Según cifras oficiales,
diante “plumas” y contratación de vigi- diariamente se robaban 97 autos en el
lancia privada); en muchos predios se D.F., de los cuales 10 eran desvalijados
construyen condominios cerrados y en su totalidad para ser vendidos como
edificios bien resguardados cuya prin- autopartes. La Interpol-México confir-
cipal virtud es la vigilancia; en muchas mó que algunas unidades, principal-
de las zonas populares de la ciudad los mente camionetas de lujo nuevas, eran
pequeños comercios locales —las mis- trasladadas a Centroamérica e incluso
celáneas, las farmacias, las tlapalerías, se exportaban hasta África (Llanos y
los videoclubs, etcétera— empiezan a Servín, 2002). En 2004 la Asociación
ostentar aparatosas rejas metálicas; Mexicana de Instituciones de Seguros,

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AC. señalaba que se cometían 88 robos los vehículos recuperados, aumentar la


de autos al día en el D.F. y se venden lucha contra el narcotráfico al menu-
autopartes en tianguis ubicados en el deo, etc. (Giulianni, 2003). Sin duda el
Ajusco, la zona del Salado en Iztapala- robo de vehículos y autopartes, así co-
pa y las colonia San Felipe de Jesús, mo las distintas modalidades de robo
Buenos Aires y Peralvillo. Por distin- de dinero, parecen haber sido el primer
tos rumbos de la periferia metropolita- escalón de una ruta que pareciera no
na surgieron “tianguis” de automóviles tener fin.
usados donde, al lado de vehículos le- El nuevo objetivo de la delincuencia
galmente ofertados, se ofrecían ve- ya no es el vehículo o el dinero, sino la
hículos irregulares provenientes de persona, a quien ya se le considera co-
Estados Unidos, y otros reportados mo un objeto, un medio para acceder al
como robados. dinero fácil. Se fetichiza ahora al ciu-
Las respuestas que han dado las dadano, empieza a existir simple-
autoridades todavía dejan mucho que mente como soma, como un cuerpo que
desear. Tal vez lo que más sorprenda puede ser mutilado, que puede ser en-
sea la falta de claridad sobre lo que se claustrado por meses en espera del
tiene que hacer. No es gratuito que un pago de su rescate y que puede ser fi-
grupo empresarial de primer nivel nalmente asesinado. Quiero recordar
haya solicitado y financiado un estudio dos hechos que en su momento llama-
sobre la seguridad de la ciudad de ron poderosamente la atención de la
México a una consultoría internacio- opinión pública: el 17 de agosto de
nal encabezada por el ex alcalde de 1998 fue detenido Daniel Arizmendi
Nueva York, Rudolph Giulianni, cuyos López, mejor conocido como El Mo-
resultados fueron propuestos a las chaorejas, quien encabezaba en el cen-
autoridades capitalinas. El propio Giu- tro del país una banda especializada
lianni, poco antes de entregar el re- en secuestrar empresarios (Aponte,
porte final, comentaba que “en cuatro 1998). Hoy se encuentra recluido en un
años habrá resultados después de im- penal de alta seguridad. Podemos com-
plantar la cero tolerancia” (González y parar este caso con el secuestro de la
Gómez, 2003) El Reporte Giulianni po- Dra. Carmen Gutiérrez de Velasco
see 146 recomendaciones al gobierno (Mujer del año 1997) sucedido el 22 ju-
de la ciudad, muchas de las cuales ya lio de 2004 y su asesinato dos días des-
habían sido tomadas previamente a la pués. El día 30 del mismo mes fueron
publicación de las mismas; entre ellas detenidos y presentados ante las cá-
pueden señalarse: la instalación de cá- maras televisivas los autores materia-
maras en puntos fijos de la ciudad; im- les de ese terrible hecho (Salgado et al.,
pulsar el uso masivo de tecnología de 2004). Aunque parecen de la misma
localización satelital de vehículos; pro- especie es necesario reconocer que en-
mover en el mercado automotriz la in- tre ambos eventos hay diferencias sig-
dustria de autopartes para desalentar nificativas: el primer caso parece ser el
la compra de partes robadas; controlar de un psicópata, que hizo del secuestro

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una profesión y disfruta mutilando a ticas contra las percepciones a partir


sus víctimas; el segundo parece ser el de un dato simplísimo: nadie vive en
primer secuestro de un grupo de aficio- las estadísticas. A la izquierda le toca
nados, lo cual explica su torpeza y rápi- analizar con cuidado y rapidez el men-
da detención. Sin embargo, lo que saje múltiple de la marcha [...] Fue
resulta preocupante es la confirmación una marcha muy significativa de esa
de que la ruptura de los controles so- zona que no pertenece a la izquierda o
ciales auspicia que práctica y fácil- a la derecha, sino a la angustia de la
mente “cualquiera” pueda plantearse ciudadanía y a la urgencia del estado
el realizar un secuestro con éxito, y de derecho [...] (León, 2004).
desde luego las víctimas no son exclu-
sivas de los sectores sociales altos. Sin duda todos los medios de comuni-
Para concluir este cuarto apartado cación organizaron una gran cruzada
podemos recordar que “cuando la victi- en la que pusieron en juego todos sus
mización es el atributo que define las recursos, pero ello no basta para expli-
formas de auto y heterorreconocimien- car el éxito de la marcha. Reguillo ha
to en la ciudad, se genera efectivamen- señalado que “históricamente el miedo
te un sentido de cuerpo cuyos lazos ha sido un instrumento de control y
precarios e inestables configuran una opresión. La ciudad es hoy habitada
comunidad emocional que dirige su por múltiples figuras que nada signifi-
energía contra lo que se percibe como carían, si no fuera porque se alimentan
el enemigo externo o el transgresor del malestar, de la desgracia, de la cri-
interno. Se trata de una comunidad sis estructural y de la exclusión cre-
contra, su sentido, fundado en la per- ciente, del sin sentido. El desafío es
cepción de la amenaza, que necesita hacer audible y volver visible ese ma-
rituales que lo activen” (Reguillo, 2002: lestar, esa desgracia, esa pérdida de
54). Tales reflexiones parecen apli- sentido, más allá de su dimensión es-
carse de manera exacta a un hecho in- pectacular” (Reguillo, 2003: 176)
sólito, hasta ese entonces, en la vida
pública de México: la marcha contra la EN LA CIUDAD POST-APOCALÍPTICA
inseguridad que se realizó el domingo
27 de junio de 2004 y en la que parti- Podemos intentar una última refle-
ciparon más de 250 mil personas, cuya xión: hace años se veía con temor cómo
principal característica fue la indig- la sociedad mexicana avanzaba lenta-
nación. Un testigo excepcional de la mente hacia algo que podría denomi-
marcha, Carlos Monsiváis, declaró: narse una suerte de colombianización
de la vida social. Tal narrativa se sus-
[…] el mensaje del domingo en la ma- tentaba en el reconocimiento de una
ñana es de responsabilidad colectiva, especie de naturalización o de normali-
de exigencia a las autoridades y de zación fatal de la criminalidad y la vio-
solidaridad con las víctimas [...] No lencia, a las que se le suprime todo
tiene mucho caso el duelo de estadís- contenido social y se les empieza a

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La construcción simbólica del miedo en la ciudad de México 49

asumir como parte del tejido cultural. los centenares de muertes de indocu-
Hoy muchos piensan que los medios de mentados centroamericanos que perse-
comunicación contribuyen a esa natura- guían el mismo fin; de todo ello queda
lización y el sentido común les atribuye constancia y parece que ya hemos per-
el papel de pedagogos para la nueva dido nuestra capacidad de asombro.
delincuencia. Los medios, que tradicio- Frente a este relato no sobra recordar
nalmente han incluido los géneros vio- que el miedo, como cualquier otro fenó-
lentos en su programación cotidiana meno cultural, se comunica. Si se me
destinada al esparcimiento —películas permite un sarcasmo, podríamos afir-
de acción, series policiacas, reality mar que en la ciudad de México el mie-
shows, etcétera—, ahora a través de do ya no anda en burro, ahora se pasea
sus noticieros parecen habernos acos- por sus avenidas y plazas principales,
tumbrado a ver todo tipo de violencia vestido de blanco, acompañado de la
local amplificada y hemos atestiguado indignación ciudadana y de la impo-
cómo se han regodeado en eventos in- tencia frente a la incapacidad guber-
ternacionales como el ataque de los namental de hacer frente a la violencia
aviones al World Trade Center de Nue- urbana en México y en otras ciudades.
va York el 11 de septiembre de 2001 y A pesar de que parece inescapable e
los suicidios a que dieron lugar. La te- interminable la guerra contra el cri-
levisión mexicana paulatinamente men organizado —reactualizada por el
empezó a transmitir violencia real en actual gobierno de Enrique Peña—, se
horario triple A —recuérdense las eje- incrementa de manera exponencial to-
cuciones por decapitación llevadas a dos sus saldos, vemos con asombro
cabo por fundamentalistas iraquíes en cómo se intenta legalizar el consumo
septiembre de 2004—. Pero no ha sido de drogas en Estados Unidos, y en la
sólo la televisión. Hoy prácticamente propia ciudad de México, y parale-
todos los noticieros (radiofónicos y te- lamente cómo ese país introdujo ilegal-
levisivos), periódicos y revistas sema- mente miles de armas al territorio
nales de interés general han debido mexicano que llegaron a la delincuen-
desplegar secciones especializadas en cia organizada. Al lado de ello vemos có-
nota roja para cubrir todo tipo de even- mo se expanden las narcotienditas por
tos violentos que suceden en el país. Por el territorio nacional, donde las ciuda-
medio de todos ellos nos enteramos, des mexicanas parecieran competir
casi rutinariamente de levantones, eje- entre sí para saber cuál es la más peli-
cuciones, muertes, decapitaciones y grosa o cuáles son los horarios y reco-
todo tipo de mutilaciones corporales; rridos carreteros que se deben evitar.
por esos mismos medios, y además por La ciudad de México parecía haber es-
las redes sociales o plataformas como tado ajena a esta dinámica urbana
YouTube, vemos cómo son asesinados presente en otras áreas del país du-
migrantes mexicanos que intentan rante los últimos seis años (como Cu-
cruzar la frontera con Estados Unidos; liacán, Guadalajara, Monterrey, La
también asistimos con sorpresa a ver Laguna, Ciudad Juárez, etc.). Cuerna-

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vaca, ciudad-suburbio de fin de sema- metonímica) y que para materializar-


na de la capital mexicana, ha dejado de se debe existir un plano específicamen-
ser para los capitalinos el lugar de la te simbólico (es decir metafórico) que le
eterna primavera y en ella parece ha- proporciona el soporte necesario, me-
berse iniciado un invierno sangriento. diante discursos, racionalizaciones,
Mediante campañas publicitarias memorias, narrativas, actualizacio-
se pretende construir de manera me- nes, representaciones e imaginarios co-
diática un ambiente de paz social; sin mo es el caso de los cinco escenarios que
embargo, resultan ineficientes cuando he presentado.
ahora el miedo prospera también so- Para concluir este ensayo quiero se-
bre territorios simbólicos como el de la ñalar que el miedo se intuye, se com-
virtualidad y lo digital, para los cual parte, se contagia, se transmite, se in-
podemos presentar dos botones de terioriza, se asume y finalmente se
muestra. El primero: los capitalinos enfrenta. Este proceso es una de las
recibieron durante los últimos años maneras particulares con que la ciu-
decenas de miles de llamadas telefó- dad de México se globaliza. El miedo
nicas informándoles que tenían secues- sin duda es un elemento más (no el
trado a algún pariente, tales extorsiones único) con que en la actualidad se or-
telefónicas, aunque han disminuido, ganiza el orden urbano. En dicho or-
no hay desaparecido —aunque por su den es uno de los estados anímicos
reiteración su eficacia simbólica pare- posibles para construir la cotidianidad
ce estarse reduciendo—; segundo, la de la ciudad. En ella, al igual que en
infinidad y diversidad de materiales otras, se articula con otras emociones
visuales que circulan en las redes so- en una dimensión afectiva más amplia
ciales, por los correos electrónicos y donde emociones, pasiones, sentimien-
mensajes telefónicos (de texto e imáge- tos y afectos deben ser vistos como
nes) donde se muestran desde videos símbolos que se estructuran, circulan y
de bullying en las escuelas hasta ame- cambian de una manera regulada en
nazas de sicarios y secuestradores que todas las culturas (Calderón, 2012).
pueden incluir ejecuciones videograba- Sin embargo, la incertidumbre no
das y subidas a la web (donde hay al- es la forma específica de habitar la ciu-
gunos canales especializados). dad. A pesar de las narrativas que am-
A estas alturas podemos pregun- plifican las escalas de lo escuchado,
tarnos si existe alguna manera no sim- visto, leído, presenciado, o experimen-
bólica de construir el miedo. Frente a tado, no sobra recordar que la ciudad
este cuestionamiento podemos decir de México no es la más grande del
que sí. Está presente de manera no mundo, tampoco la más contaminada,
simbolizada en el mundo de los actos ni la más violenta; en este renglón ni
irreflexivos (acting out) que es capaz siquiera ocupa algún lugar entre las
de suscitar. También podríamos decir primeras cincuenta más violentas del
que el miedo puede estar en una dimen- mundo; en América Latina tal posición
sión estrictamente sígnica (es decir es disputada por Honduras, Colombia

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La construcción simbólica del miedo en la ciudad de México 51

y Brasil (García Canclini, 2003: 7; Aris- DAVIS, Diane E. (2007), “El factor Giuliani:
tegui, 2014). Al final no queda sino el delincuencia, la ‘cero tolerancia’ en el
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