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ALCOHOLISMO

CAUSAS:

 Para sentirse bien y divertirse.


 Para descansar y olvidar el estrés.
 Para escapar de situaciones negativas, desagradables.
 Porque les gusta el sabor de las bebidas alcohólicas.
 Para estar más a gusto en reuniones.
 Para ser parte del Grupo.
 Para emborracharse.

SINTOMAS:

 Temblores.
 Nerviosismo.
 Irritabilidad o Taquicardia, cuando deja de beber, lo cual es conocido por los
médicos como Síndrome de Abstinencia.
 Confusión.
 Vómitos.
 Sudoración.
 Convulsiones.

COMPLICACIONES ASOCIADAS AL ALCOHOLISMO:

 Violencia Doméstica.
 Divorcio.
 Problemas Financieros.
 Pérdida del empleo.
 Inconvenientes legales (Comportamiento violento, Accidentes de tránsito).
 Depresión.
 Ansiedad.
 Cambios de Personalidad.
 Alucinaciones.
 Disfunción Sexual.

EL PERFIL DEL ALCOHÓLICO

El adicto al alcohol presenta unos comportamientos específicos que nos pueden ayudar a
determinar si un familiar nuestro es alcohólico o no.
¿CUAL ES LA PERSONALIDAD DEL ALCOHÓLICO?

Son personas que suelen culpar a los demás de las cosas que fallan. Al sufrir una
incapacidad de tolerancia a la frustración, el alcohólico es una persona introvertida, tímida
e insegura. Ante un fracaso genera resentimiento hacia los demás y autocompasión. Se
siente a la vez culpable y víctima, y en suma, desdichado.

Además no aceptan el concepto de responsabilidad. Suelen ignorar las tareas cotidianas y


del hogar. También es verdad que no es culpa suya ya que muchas veces la conducta de
beber les impide realizar estas actividades correctamente. No suelen establecer la relación
que existe entre las discordancias en el ámbito familiar y su conducta de beber.

Suelen personas inmaduras emocionalmente, con una gran necesidad de llamar la


atención y una gran dependencia afectiva. Es habitual que en ellos se dé una incapacidad
para amar, para dar y recibir. Sin embargo pueden hablar muy bien del amor, como
sucede en el caso de poetas, escritores y compositores alcohólicos.

Otra característica habitual es la soledad existencial. Se sienten solos, escépticos,


diferentes, ajenos a todo. Compensan esta situación rodeándose de personas que les den
por su lado y los admiren, con frecuencia de menor edad o de una condición social
inferior, entre las que el alcohólico destaca. La impulsividad actúa en el alcohólico por
medio de impulsos cortos. No suelen ser personas constantes, no perseveran casi en
nada. Es una realidad que el alcohólico tiene un miedo vago a todo y a nada: una angustia
existencial. Por ello, muchas veces como consecuencia y compensación a sus miedos
puede desarrollar una conducta agresiva. Padecen baja tolerancia al sufrimiento, por lo
que muchas veces prefieren la fuga al afrontamiento.

Son muy sensibles emocionalmente, todo les conmueve. Muchas veces las personas de su
entorno consideran que son personas fuertes, pero en realidad son frágiles y endebles.
Con el alcohol consiguen una anestesia emocional. El gran problema de la mentalidad del
alcohólico es que la mentira y la deshonestidad fueron utilizadas tanto tiempo para
justificar su conducta adictiva que quedó condicionada a su mente como un mecanismo
automático que le cuesta mucho trabajo manejar en la etapa de recuperación.

En el proceso de recuperación del alcohólico (y del adicto en general) uno de los


elementos que más trabajo le cuesta lograr al que se está rehabilitando es recuperar la
confianza de los demás. De hecho, uno de los objetivos claves en la rehabilitación de los
adictos es recuperar la confianza de los demás, especialmente de sus seres queridos.

Y es que, en general, los alcohólicos y los adictos a otras drogas se vuelven unos
mentirosos consumados, profesionales del engaño, la mentira o, en el mejor de los casos,
la verdad a medias como un instrumento para obtener la droga, disimular sus efectos o
justificar el sistemático abandono de las responsabilidades que generan la adicción al
alcohol y a las drogas.

La más peligrosa de las herramientas psicológicas del adicto es la lengua. El alcohólico se


torna un hablador profesional. Su inseguridad y sus complejos de inferioridad lo llevan a
desarrollar fantasías compensatorias sobre su persona y su vida, fantasías que se
convierten en mentiras que termina por creer él mismo. Sonia S., una alcohólica
recuperada con seis años militando en los grupos de Alcohólicos Anónimos (AA), refería
que ella siempre se avergonzaba de su familia, por ser de condición humilde. Cuando
conoció a su novio, que era de una posición social y económica más alta, siempre le mintió
sobre su familia diciéndole que radicaba en Estados Unidos y que ella vivía con unos
parientes. Cada vez que tenía que contestar alguna pregunta que su novio le formulaba
acerca de su familia, ella respondía con mentiras, mentiras que tenían

que ser respaldadas por otras mentiras, hasta tejer una red de engaños en la que ella
misma terminó atrapada, pues cuando decidieron formalizar los arreglos para la boda se
descubrió toda la verdad. Tal fue la decepción del novio por la actitud deshonesta de ella
que canceló la boda. Esta situación influyó para que Sonia desarrollara su alcoholismo, del
que felizmente se ha recuperado, teniendo en la actualidad como principio fundamental
de su recuperación decir siempre la verdad, pase lo que pase.

Sin embargo, muchos alcohólicos y adictos en recuperación continúan siendo maestros de


la excusa y campeones del pretexto; siguen haciendo promesas que no cumplen;
presumen lo que no tienen; manipulan a los demás para obtener beneficios; chantajean
para controlar a otros; engañan a sus cónyuges; hacen trampa; practican corruptelas;
piden prestado y no pagan; venden kilos de 800 gramos; dicen que son solteros siendo
casados; no respetan sus compromisos; son convenencieros y acomodaticios; no respetan
la ley ni los reglamentos; no son sinceros, dicen una cosa y hacen otra y no logran
recuperar la confianza de los demás, sobre todo la de sus seres queridos más cercanos.
Estos alcohólicos en recuperación son borrachos secos que no han logrado superar su
deshonestidad. A estos borrachos secos les gusta que les digan que

mintieron mucho en el pasado, pero odian que les digan que siguen mintiendo a pesar de
que ya no beben. Esta incapacidad de superar la deshonestidad no es más que un síntoma
de inmadurez.

DEL ENGAÑO AL AUTOENGAÑO

Además de la inmadurez, otro mecanismo psicológico que determina la deshonestidad es


la negación. El adicto es negador por naturaleza. No acepta su realidad: ni su realidad
alcohólica ni su realidad no alcohólica. Esto puede constituir la raíz de su tendencia a la
deshonestidad.

"El engaño a los demás casi siempre tiene sus raíces en el engaño a nosotros mismos",
sentencia el Grapevine de agosto de 1961. El alcohólico es una persona que vive
permanentemente autoengañada como consecuencia de la no aceptación de su realidad,
y esto lo lleva a desarrollar el mal hábito de engañar a los demás. Pero como se cree sus
propias mentiras, en ocasiones se siente víctima de los demás porque no le creen ni le
tienen confianza.

Otra forma de deshonestidad es la proyección. Proyectarse es ver en otras personas


nuestros propios 5 defectos, debilidades y desviaciones. Cuando en el proceso de
recuperación del alcoholismo o la drogadicción se piensa más en los defectos de otras
personas que en los propios, se está cayendo en un mecanismo de evasión de nuestra
propia realidad que no es más que una forma de deshonestidad hacia uno mismo.

Finalmente, el otro mecanismo de defensa psicológico que hace del alcohólico el rey del
pretexto es la racionalización.

El alcohólico y el adicto a drogas siempre racionalizaron su necesidad compulsiva de


alcohol y drogas al tratar de justificar con pretextos por qué consumían. Una vez que
dejan el alcohol o las drogas siguen racionalizando alrededor de su realidad no alcohólica.
Racionalizan sus actitudes deshonestas en su hogar o en su trabajo. Siempre encuentran
un pretexto para justificar por qué no han cumplido una promesa o no terminaron un
proyecto. Ya no beben, ya no consumen drogas, pero siguen fallando, siguen fracasando,
siguen saboteándose el éxito, y siempre encuentran un pretexto para salir bien librados y
no aceptar su verdadera realidad.

El comportamiento típico del inmaduro emocional es el de un individuo irritable,


egocéntrico, que exige todos sus derechos pero que no cumple ninguna obligación. En
otras palabras, cuando le conviene se comporta como niño y cuando le conviene se
comporta como adulto autoritario. Las principales características del perfil psicológico del
alcohólico son las siguientes: infantilismo, pretensiones excesivas, egoísmo, narcisismo,
intolerancia a la frustración, caprichos, inconsistencia, inconstancia, dependencias
emocionales, superficialidad, manipulación, rebeldía ante la autoridad, irresponsabilidad y
pasividad.

Los factores socioculturales también han influido mucho en el desarrollo del perfil
psicológico del alcohólico. El machismo, la sobreprotección maternal, los roles
tradicionales de género en la familia mexicana, la sumisión de la mujer, entre otros, han
sido factores que han contribuido a la configuración de este tipo de alcohólicos, que son
psicológicamente débiles pero que ejercen un dominio basado en la fuerza física o en el
poder económico.

ESTADOS ALTERADOS DE CONCIENCIA.

Estado de estupor: Hay una capacidad suspendida o muy reducida de percibir los
estímulos. Es posible la actividad motora, pero su eficiencia está muy reducida; se puede
utilizar el lenguaje de manera limitada y, a menudo, lo que se diga es carente de
significado. Puede ser provocado por ciertos tipos de psicosis, por compuestos de opio o
por dosis excesivas de alcohol.

El alcohol no sólo disminuye el tiempo que tarda una persona en conciliar el sueño, como
aumenta el sueño profundo y reduce el REM

En los individuos alcohólicos, el etanol conduce a un aumento del tiempo necesario para
conciliar el sueño, despertares frecuentes, disminución de la calidad del sueño y de la
fatiga durante el día. La rápida retirada del consumo se acompaña por una profunda
insomnio y fragmentación del sueño, así como alucinaciones (períodos más largos de
sueño REM).

EL ALCOHOL EN EL CEREBRO.

 Afecta a las funciones cerebrales y podría alterar el control motor (cambios de


humor, reacciones más lentas, mala pronunciación al hablar, pérdida del
equilibrio,...).
 Altera la acción de los neurotransmisores: disminuye la alerta y el autocontrol,
retarda los reflejos, produce cambios en la visión, pérdida de la coordinación
muscular, alucinaciones, etc.
 Daña las células cerebrales de forma irreversible.
 Produce periodos de amnesia, alteraciones en la memoria, en la concentración y
en la conciencia de diversa duración (minutos, horas, e incluso, días).
 Daños en la memoria (hipocampo)
 Impulsividad-Cortex prefrontal

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