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ANÁLISIS Y DISCUSIÓN

Al analizar los datos de la tabla 1 y figura 1, referidos a frecuencias y porcentajes


de Estilo de Liderazgo del director, observamos que más de la mitad del total de los
encuestados (51,2%); perciben que el estilo de liderazgo predominante del director es el
estilo instruccional. El liderazgo instructivo, conocido también como liderazgo
pedagógico, educacional fue propuesto por Duke (tomado en Beare, Caldwell y Millikan,
1992). Duke considera que esta visión parece satisfacer la principal atención de una
institución que busca la calidad educativa, y que lo hace, tratando de mejorar la calidad
del aprendizaje y la enseñanza.

Así mismo, Álvarez (1998), opina que el estilo instruccional es esencial para el
éxito de una institución educativa, debido a que es el estilo capaz de proporcionar a los
directores las características de la enseñanza eficaz. Posición que fundamenta al añadir
que el proceso de enseñanza-aprendizaje y alumnado son protagonistas y núcleos de
atención de los actos del liderazgo dentro de una institución que trabaja por la calidad, lo
que implica que se impone una priorización de las funciones y tareas de la dirección.

En tal sentido, dicho autor define a este tipo de líder como aquella persona que
posee capacidad de convencimiento para conseguir que los profesores se entusiasmen con
su labor docente. Esta definición supone una mayor dedicación del director a crear un
ambiente de trabajo satisfactorio, un buen clima institucional, así como las condiciones
educativas necesarias, que permitan a los profesores realizar un buen trabajo con los
alumnos.

Por otra parte, Duke (en Álvarez, 2001), sugirió que el liderazgo instruccional
implica dos áreas plenamente interrelacionadas como son: Favorecimiento de la mejora en
la calidad de la enseñanza y la capacidad para tratar con éxito ciertas situaciones claves.

Con respecto a la variable calidad de gestión, una proporción parecida (54,9% de


la totalidad) percibe que se encuentra en poco avance (Tabla 2); esto es, poco avance en
la gestión del soporte al desempeño docente, del trabajo conjunto con las familias y la
comunidad, así como en la gestión del uso de la información y la gestión de la
infraestructura y recursos para el aprendizaje.

En el modelo de calidad total educativa el “foco” se pone también en el


“destinatario” del quehacer educativo, que es ante todo el educando, llamado
“beneficiario” (Soldi, 2003), pero para poder centralizar el acto educativo en el sujeto es
necesario, “la gestión educacional de un modo continuo” (Sorados, 2010).

En este sentido, traemos a colación la definición de gestión educativa, que plantea


la RM 168-2002-ED, “la gestión educativa es una función dirigida a generar y sostener
en el centro educativo, tanto las estructuras administrativas y pedagógicas, como los
procesos internos de naturaleza democrática, equitativa y eficiente, que permitan a niños,
niñas, adolescentes, jóvenes y adultos desarrollarse como personas plenas, responsables
y eficaces y como ciudadanos capaces de construir la democracia y el desarrollo nacional,
armonizando su proyecto personal con un proyecto colectivo.

Esta definición apunta hacia la democratización del sistema, entendiendo la


gestión no sólo en su aspecto administrativo sino también pedagógico. De esta manera,
una buena gestión implicaría el desarrollo de ciudadanos capaces de construir un país en
democracia”.

Ahora bien, nuestros hallazgos se aproximan a los de Flores (2014), quien sostiene
que, además del estilo transformacional, el director ejerce el liderazgo instruccional;
asimismo, se asemejan a los resultados de Ruiz (2011), quien concluye, a partir de su
estudio, que existe relación entre el estilo de liderazgo del director y la eficacia de las
instituciones educativas; no obstante, nuestros resultados discrepan con los de este autor,
dado que él identifica al estilo de liderazgo transformacional como predominante y que,
dentro de este estilo, las subdimensiones: influencia idealizada y estimulación intelectual
influyen significativamente en la eficacia de las instituciones educativas al igual que las
subdimensiones recompensa contingente. En la misma línea, nuestros resultados se
asemejan a los de Sorados (2010) y Anniella y Fuentes (2011), pues existe relación entre
estilo de liderazgo y la calidad de la gestión educativa, dado que el rol del director influye
en toda la comunidad educativa y que la dimensión pedagógica es la que influye en la
calidad de gestión educativa.

En definitiva, se encontró relación entre las variables de estudio. Esto se constata


tanto a nivel descriptivo como a nivel inferencial. En primer lugar, al analizar la tabla de
contingencia (tabla 3), la mayor concentración de casos corresponde al cruce del estilo
instruccional con el poco avance de la calidad de gestión educativa, donde aparecen 24
casos. Sigue en importancia el cruce del estilo transaccional y el nivel en inicio de la
calidad de gestión, donde se ubican 13 casos; en el otro extremo se aprecia una
concentración de casos en el nivel de avance significativo de gestión de calidad y estilo
transformacional. En forma precisa, esta relación expresa que existe correspondencia
entre el estilo de liderazgo del director y el nivel de calidad de gestión educativa (Tabla
3).

La hipótesis formulada en la presente investigación fue que existe relación entre


el Estilo de Liderazgo del director y la Calidad de Gestión de las instituciones educativas
públicas N° 88047 y 88389 del distrito de Nuevo Chimbote. Luego de la sistematización
de los datos recolectados en la investigación y de desarrollar la prueba estadística del chi
cuadrado, se puede observar en la tabla de contingencia (tabla 3), que se obtiene un p
valor o estadístico exacto de Fisher de 0,007. Como este valor es menor que el α =0,05,
se toma la decisión de aceptar la hipótesis alterna que existe relación entre el Estilo de
Liderazgo del director y la Calidad de Gestión de las instituciones educativas públicas.

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