Anda di halaman 1dari 5

Acerca de “Vida de consumo”

Por: Michelle Albarrán Salazar.

Acerca de Zygmunt Bauman:

Zygmunt Bauman nació en Polonia en 1925 y en la actualidad es catedrático emérito de


Sociología de la Universidad de Varsovia. Su carrera académica lo ha llevado a ejercer la
docencia en las universidades de Leeds, Tel Aviv, The London School of Economics, entre
otras. Desde sus inicios en la década de 1970, su visión de la sociología ha reivindicado para
esta disciplina un papel menos descriptivo y más reflexivo. Sus aportaciones a la
conceptualización de la posmodernidad, a la qué el denomina “modernidad líquida” han sido
plasmadas en diversos ensayos que le han valido el reconocimiento internacional. Bauman
ha sido galardonado con el European Amalfi Prize for Sociology and Social Science en 1992
y el Theodor W. Adorno Award en 1998. En 2010 le fue concedido, junto con Alain Touraine,
el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.(Planeta de Libros)

Acerca de “Vida de Consumo” de Zygmunt Bauman:

“Vida de consumo” de Zygmunt Bauman, nos habla de cómo nos hemos convertido en
consumidores y cómo esto ha ido mermando nuestro modo de establecer vínculos y
relaciones sociales. Igualmente aborda temas como las redes sociales y cómo se aplica el
consumo dentro de ellas.

Para Bauman, las redes sociales aparentemente permiten una libertad de acción,
dejándonos exponer un “Yo interior”, dando paso a una satisfacción de nuestros impulsos, ya
que fungen como un confesionario público y a su vez convirtiéndonos en una sociedad
confesional, ya que el no mostrarnos sería similar a la muerte y el no existir, permitiéndonos
“formar” una identidad y actuar nuestra vida privada de manera pública, objetualizandonos y
de cierta manera, volviéndonos discapacitados sociales, el sujeto se vuelve objeto y
producto, ya que se vive una ficción como si fuera una realidad.

Los objetos alimentan nuestros fetiches y el sujeto se vuelve un objeto más, se cosifica e
involuntariamente se vuelve una mercancía más, aplicando las reglas de mercado a nuestras
relaciones humanas.

El consumo, según Bauman, es un acuerdo social que resulta de la reconversión de los


deseos, ganas o anhelos humanos, en la principal fuera de impulso y operaciones de la
sociedad, siendo un rasgo y ocupación del individuo diferenciándose del consumismo que es
un atributo de la sociedad, dándonos la capacidad individual de querer, desear y anhelar,
estableciendo parámetros y estrategias que nos brinden una capacidad de elección y
conducta, enfocando nuestra atención hacia lo que queremos, deseamos y anhelamos y
cómo lo enfocamos hacía el consumo.

Entre más se consume se generan más necesidades en vez de saciarse, entre más infelices
más consumimos y eso provoca una “infelicidad e insatisfacción perpetua”.

Ésta insatisfacción se puede saciar momentáneamente gracias a Internet y las redes


sociales, ya que las redes sociales nos permiten lograr cierto reconocimiento y sirven como
una manera de escape del mundo real, nos permite simular y liberarnos, experimentando
“realidades alternas” y reafirmando la identidad que se nos exige tener o asumir una nueva
las veces que lo deseemos, aparentando ser algo más.

Se ficcionaliza la vida gracias al medio, nos ayuda a ser seres espectaculares, intentando
parecer lo más “reales” posibles, existiendo cierta confusión entre lo real y lo ficticio, creando
imaginarios de ficción, dramatizando y manipulando para satisfacer necesidades sin
necesidad de consumir objetos, pero entonces comenzamos a consumir a través del mundo
virtual e igualmente nos convertimos en objetos para ser consumidos.

Interactuamos con el otro pero sin tener que hacerlo frente a frente, consumimos más
información de la que nos damos cuenta y a pesar de crear lazos, vemos al otro como algo
desechable y fácil de sustituir.

Hemos pasado de ser una sociedad de productores a consumidores, anteriormente se


buscaba apropiarse y poseer bienes que nos prometieran seguridad a largo plazo y nos
permitiesen ostentar la riqueza. Todo esto sucedía en la fase sólida de la modernidad, faseen
la que se buscaba lo duradero y seguro.Actualmente, en la fase liquida de la modernidad no
se planifica, no se invierte ni se acumula, se tiende a buscar lo que caduca, primero se
consume y luego se genera la utilidad de lo que se consume.

Al ser una sociedad de consumidores, se nos obliga a sumir un estilo y estrategia


consumista, volviendo los centros comerciales nuestros templos, haciéndonos adquirir
deudas y consumir más de lo que podemos adquirir, se nos impone ser consumidores y
consumir todo lo que nos de un estatus y nos haga cubrir estándares para así ser productos
de mayor calidad con mayor valor para el consumo de otros.

Si aplicamos lo anterior a las relaciones humanas, se originan lazos más frágiles y con altas
probabilidades de colapsar rápidamente, se tiende a la individualidad, ya que al ser vistos
como productos, se buscan cada vez productos nuevos para saciar nuevos deseos y
necesidades, la obsolescencia viene incorporada y existe inestabilidad, no se sacian los
deseos y se busca consumir lo que "sacie" aparentemente las necesidades.
La cultura consumista busca formar vínculos humanos, de manera de encajar o pertenecer a
la sociedad, relacionándonos de manera fácil pero poco profunda, volviendo todo obsoleto en
poco tiempo y así haciéndolo más fácil de olvidar. Esta cultura nos forza a asumir una
identidad, buscando la felicidad de manera poco profunda, buscando saciar deseos y
necesidades, pero sosteniéndose en base a la infelicidad, si somos felices se cae y la
felicidad o infelicidad se mide con el éxito o fracaso del individuo.

En una entrevista realizada a Zygmunt Bauman en, Lignano, Sabbiadoro, Italia, se le


cuestiona cómo pasamos la vida mejor,si de manera online u offline:

“¿Dónde lo pasamos mejor, online u offline?

Hoy vivimos simultáneamente en dos mundos paralelos y diferentes. Uno, creado por la
tecnología online, nos permite transcurrir horas frente a una pantalla. Por otro lado tenemos
una vida normal. La otra mitad del día consciente la pasamos en el mundo que, en oposición
al mundo online, llamo offline. Según las últimas investigaciones estadísticas, en promedio,
cada uno de nosotros pasa siete horas y media delante de la pantalla.

Y, paradojalmente, el peligro que yace allí es la propensión de la mayor parte de los


internautas a hacer del mundo online una zona ausente de conflictos. Cuando uno camina
por la calle en Buenos Aires, en Río de Janeiro, en Venecia o en Roma, no se puede evitar
encontrarse con la diversidad de las personas. Uno debe negociar la cohabitación con esa
gente de distinto color de piel, de diferentes religiones, diferentes idiomas. No se puede
evitar. Pero sí se puede esquivar en Internet. Ahí hay una solución mágica a nuestros
problemas. Uno oprime el botón “borrar” y las sensaciones desagradables desaparecen.
Estamos en proceso de liquidez ayudada por el desarrollo de esta tecnología. Estamos
olvidando lentamente, o nunca lo hemos aprendido, el arte del diálogo. Entre los daños más
analizados y teóricamente más nocivos de la vida online están la dispersión de la atención, el
deterioro de la capacidad de escuchar y de la facultad de comprender, que llevan al
empobrecimiento de la capacidad de dialogar, una forma de comunicación de vital
importancia en el mundo offline.”(Artusa)

En una conferencia impartida en Lignano, Sabbiadoro, Italia con motivo de la XXX edición del
Premio Hemingway, Zygmunt Bauman ha tocado el tema de las redes sociales,
especificamente de Facebook:

“El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, ha ganado 50,000,000,000$ con su empresa,


centrándose en nuestro miedo a la soledad, eso es Facebook”, esta es la reflexión sobre el
rol de las redes sociales en la vida moderna del sociólogo Z. Bauman. “Nunca en la historia
humana hubo tanta comunicación como hoy pero esta comunicación no desemboca en el
diálogo, que es el desafío cultural más importante de nuestro tiempo. Nadie realmente habla.
En Facebook jamás puede suceder que alguien se sienta rechazado o excluido. Siempre,
veinticuatro horas al día, los siete días de la semana, habrá alguien dispuesto a recibir un
mensaje o a responderlo.” (Libreriamo)

Las redes sociales quizás llenan "vacíos" o satisfacen de cierta forma nuestras necesidades
de consumo y la necesidad de sentir que tenemos lazos sólidos y duraderos entre usuarios,
ya que nos vuelve autores de nuevas personalidades casi a manera de autobiografías y nos
permite relacionarnos de manera más fácil sin riesgos aparentes, mostrando sólo nuestra
parte "positiva" y con mayores posibilidades de venta, creando así personajes y objetos
virtuales con un mercado dispuesto a consumirlos.
Bibliografía:

Bauman, Zygmunt. Vida de Consumo.Trad. de Mirta Rosenberg y Jaime Arrambide.


México : FCE, 2007. Impreso.

Artusa, Marina.“Vivimos en dos mundos paralelos y diferentes: el online y el offline”


Entrevista a Zygmunt Bauman. Clarin.com, 06 de Julio 2014.

Zygmunt Bauman, ''Internet favorisce le conversa zioni, eppure nessuno


dialoga veramente'' , Trad. Ssociologos.com. Libreriamo.it, 27 de Junio 2014.

Zygmunt Bauman, Planeta de Libros España, 2014 .

Anda mungkin juga menyukai