90. Un estudio, además, que le ha costado varias discusiones con las «feministas
más radicales».
Desde hace tres décadas, se mueve en la escena del mundo occidental una mujer
que conquistó el poder de disponer de sí misma, de decidir sobre su cuerpo y su
fecundidad, el derecho al conocimiento y a desempeñar cualquier actividad.
LA PRIMERA
SEGUNDA MUJER
LA TERCERA MUJER
Asegura el filósofo. «Que la mayor parte de las mujeres desean ser cortejadas,
deseadas... y esto explica que la tradición se perpetúe», «existe la necesidad
imperante de recomponer la identidad femenina».
Una identidad que viene de la revolución de los 60 pero que, a su vez, se opone a
ella. Así, el filósofo argumenta: «En los 60 no querían ser mujeres objeto, no se
maquillaban..., mientras que ahora la industria de la estética está viviendo su etapa
dorada». «Las mujeres tienen el poder de estudiar, de trabajar y tener éxito, pero a
la vez no quieren renunciar a su feminidad», subraya.
AMOR
Significa dos cosas diferentes para el hombre y para la mujer.» En ella, prosigue el
filósofo, el amor es renuncia, fin incondicional, «Entrega total en cuerpo y alma».
No ocurre en absoluto lo mismo con el hombre, que quiere poseer a la mujer,
tomarla, a fin de enriquecerse y acrecentar su potencia de existir: «La mujer se da,
el hombre se aumenta con ella.
BELLEZA
La belleza no tiene el mismo valor en el hombre que en la mujer, sostiene
Lipovetsky. La valoración de la estética femenina surge con la división social entre
clases ricas y clases pobres, correlato de las mujeres exentas del trabajo. Así, las
largas horas de holganza llevan a las mujeres de clases superiores a tener cuidados
de belleza, con el propósito de agradar a su compañero. La idolatría del “bello
sexo” es, para Lipovetsky, una invención del Renacimiento.
También aborda un problema muy actual, que afecta sobre todo a las jóvenes
generaciones: la fiebre de la belleza y el mercado del cuerpo. ¿Qué mujer no sueña
estos días con estar delgada? «La delgadez», dice, «se ha convertido en un mercado de
masas.
TRABAJO
Actualmente, el hombre –afirma Lipovetsky– ya no es cabeza de familia y la mujer
dispone de recursos económicos de su trabajo, por lo que el poder de decisión dentro
de la pareja ha cambiado. El nuevo modelo formado por la autonomía femenina, el
descrédito de los comportamientos machistas y la incursión de la mujer en el mercado
laboral, favorecen la participación igualitaria de ambos cónyuges en las decisiones
importantes. De la misma manera, aparece la pareja igualitaria-participativa y también
el individualismo gestionario entre los propios cónyuges.
PODER
La mujer puede ahora elegir lo que desea ser; tiene el poder de inventarse a sí misma.
“Nace un nuevo feminismo que reivindica el poder en igualdad con los hombres, que se
esfuerza por reconciliar a las mujeres con el placer de ganar y el espíritu competitivo,
que las invita a emprender el asalto de la jerarquía tras desembarazarse de sus viejas
inhibiciones. Tras el feminismo victimista, ha llegado la hora de un «feminismo del
poder»10. Gilles P.214”
Lipovetsky defiende que la que llama «tercera mujer», en contra de la primera -de la
época medieval- y la segunda -símbolo de belleza-, se forma a partir de la mezclar de
la modernidad y la tradición.
«La mujer reivindica tener estudios y trabajo, pero al mismo tiempo no rechaza las
diferencias existentes entre ambos sexos», lo que sí «ha rechazado es el feminismo»,
asegura el filósofo.
La ONU y la Igualdad de Género
La Carta de las Naciones Unidas, firmada en 1945, fue el primer acuerdo internacional
para afirmar el principio de igualdad entre mujeres y hombres. Desde entonces, la
ONU ha ayudado a crear un legado histórico de estrategias, normas, programas y
objetivos acordados internacionalmente para mejorar la condición de las mujeres en
todo el mundo.
Con los años, la ONU y sus organismos técnicos han promovido la participación de las
mujeres en condiciones de igualdad con los hombres en el logro del desarrollo
sostenible, la paz, la seguridad y el pleno respeto de los derechos humanos. El
empoderamiento de la mujer sigue siendo un elemento central de los esfuerzos de la
Organización para hacer frente a los desafíos sociales, económicos y políticos en todo
el mundo.