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1.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

Los distintos intentos de sistematización de las fuentes de las obligaciones han


sido inútiles.

a) En las Instituciones de Gayo se recoge que toda obligación procede del


contrato o del delito.

b) En el momento final de evolución del Derecho romano se consideraba que las


obligaciones podían proceder del contrato, del acto ilícito o de cualquier otro hecho
cercano a ellos (cuasicontratos y cuasidelitos).

c) Esa fórmula justinianea se mantuvo en el periodo del Derecho común y se


trasladó (con ligeras variantes) a los Códigos de la familia latina.

d) La modificación del Cc italiano (1942) volvió a fórmulas “gayianas” de sencillez


y claridad ® no se acogen los cuasicontratos y los cuasidelitos por ser hechos de
naturaleza varia.

En todo caso, la doctrina ha ido pendulando entre las dos concepciones: sencilla y
amplia.

2. LAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES EN EL Cc ESPAÑOL:


CONTRATOS, CUASICONTRATOS Y RESPONSABILIDAD CIVIL
EXTRACONTRACTUAL.

Art. 1089: “Las obligaciones nacen de la ley, de los contratos y cuasi contratos, y
de los actos y omisiones ilícitos o en que intervenga cualquier género de culpa o
negligencia.”

La ley

La mayor parte de los autores actuales considera que la expresión ley de este
artículo debe ser interpretada en un sentido amplio.

Para Albaladejo la ley, realmente, no es fuente de obligaciones ® es lo que puede


crear fuentes de obligaciones.
La mención del art. 1089 hay que entenderla como obligaciones legales ®otros
hechos distintos a los mencionados por el propio artículo:

- Proporcionar alimentos por causa de parentesco (art. 142 y ss).

- Las de los comuneros por existir la comunidad (art. 392 y ss).

- Las del usufructuario por existir el usufructo (arts. 491 y ss)

- Etc

Los contratos

Asumen un “papel estelar” como fuente de obligaciones ® no cabe pensar en


contrato alguno que no tenga por objeto generar obligaciones.

Art. 1091: “las obligaciones que nacen de los contratos tienen fuerza de ley entre
las partes contratantes, y deben cumplirse al tenor de los mismos”.

- La expresión fuerza de ley es expresiva e hiperbólica:

· Expresiva ® la iniciativa económica privada se instrumenta de forma general a


través de los contratos.

· Hiperbólica ® es obvio que el contrato no genera propiamente una norma


jurídica, sin embargo el TS habla reiteradamente de “lex contractus” o “lex privata”
refiriéndose al acuerdo contractual.

Los cuasicontratos

Art. 1887 ® los cuasicontratos son hechos lícitos y puramente voluntarios, de los
que resulta obligado su autor para con un tercero y a veces genera una obligación
recíproca entre los interesados.

El Cc bajo esta rúbrica recoge la gestión de negocios ajenos y el cobro de lo


indebido ® poco tienen que ver entre sí.

Podemos decir que esta categoría es fruto de un error histórico y que, pese a su
inclusión en el art. 1089, no debe elevarse a categoría autónoma de fuente de
obligaciones
La responsabilidad civil

Aunque el art. 1089 agrupe “los actos y omisiones ilícitos o en que intervenga
cualquier género de culpa o negligencia”, el Cc se refiere por separado a:

- La responsabilidad civil nacida de delito o falta ® art. 1092: se regirán por las
disposiciones del Código Penal.

- La responsabilidad civil propiamente dicha (responsabilidad


extracontractual) ® art. 1093: se regirán por el Cc, arts. 1902 y ss.

Esto ha llevado a alguna discusión sobre si la clasificación del art. 1089 recoge 4 o
5 fuentes de obligaciones (según se considere agrupadas o no las
responsabilidades anteriores) ® cuestión de poco interés.

3. RECAPITULACIÓN Y SISTEMATIZACIÓN DE LAS FUENTES DE LAS


OBLIGACIONES

La doctrina más autorizada pone en duda la conveniencia de una sistematización


de las fuentes como la propugnada en el art. 1089.

Actualmente, se habla de “dualismo” en relación a las fuentes de obligaciones:

- Nacen de un acto de autonomía privada (reconocida legalmente como


“productora” de obligaciones).

- O bien, lo hacen directamente de la ley, en sentido amplio ® a veces, la


superpone o impone a la autonomía privada.

Esta visión es aceptada por la jurisprudencia que reconoce dos fuentes: la


voluntad y la Ley.

4. LA VOLUNTAD UNILATERAL COMO FUENTE DE OBLIGACIONES

Planteamiento
Nuestro Cc (influencia romanista) no incluye referencias a las declaraciones
unilaterales de voluntad como fuente de obligaciones
En casos de este tipo (gratificaciones del Mº del Interior por información sobre
delincuentes, pasquines de publicidad) ® ¿Se generan obligaciones o deberes
jurídicos en sentido amplio?.

El debate es amplio y la doctrina del TS resulta confusa y contradictoria ® no


podemos asumir que, con carácter general en nuestro Ordenamiento, la voluntad
unilateral sea generadora de obligaciones.

Las promesas públicas de recompensa

La doctrina más autorizada considera que deben considerarse vinculantes para el


promitente.

Ante el silencio del Cc, los autores aluden como fundamento a:

- Los principios generales del Derecho.

- La eficacia normativa de la costumbre.

La opinión del autor es favorable ® es una excepción a la regla general de que en


el Derecho español la voluntad unilateral no es fuente de obligaciones.

¿Qué caracteres debe reunir para generar obligaciones?

- Siguiendo el Derecho comparado (Código alemán y relacionados):

· Pública divulgación.

· Dirigida a personas indeterminadas.

- Estas dos exigencias parecen naturales ya que, en caso contrario, estaríamos


ante una oferta de contrato o un precontrato.

- Existe más discusión sobre el carácter revocable o irrevocable de la promesa:

· Si se opta por la revocabilidad ® la eficacia vinculante quedaría en nada.

· Si se opta por la irrevocabilidad ® se consideraría indefinidamente vinculado al


promitente, lo que carece de sentido práctico.
· Conclusión ® la revocabilidad debe admitirse siempre que alcance la misma
divulgación que la promesa o se haya alcanzado el resultado perseguido por el
promitente.

Los concursos con premio

Denominación utilizada por la doctrina para referirse a promesas de recompensa


unidas a la participación de varias personas en la realización de cualquier
actividad lícita.

Es fundamental el hecho de la participación de varias personas.

Aunque, generalmente, estas actividades se consideran promesas públicas de


recompensa, la aceptación de las bases de participación, suponen la aceptación
de un juego o apuesta ® régimen jurídico contractual típico.

En definitiva, la calificación de estos concursos precisa analizar casuísticamente


las bases de participación.

DERECHOS DE CRÉDITO U OBLIGACIONES: Hemos visto que los Derechos


que componen el patrimonio de los particulares se dividen en Derechos reales y
en Derechos de crédito; hemos concluido el estudio de los Derechos reales, y nos
falta hablar de los Derechos de crédito. Se les llama también obligaciones.

El Derecho de crédito, es en efecto, una relación entre dos personas, de las


cuales una, el acreedor, puede exigir de la otra, el deudor, un hecho determinado
apreciable en dinero. Ahora bien, esa relación puede ser considerada desde dos
puntos de vista diferentes; del lado del acreedor, es un Derecho de crédito que
cuenta en el activo de su patrimonio, del lado del deudor es una obligación, una
deuda que figura en su pasivo. Los jurisconsultos romanos se sirven
exclusivamente de la palabra obligado, en un sentido muy amplio, para designar el
crédito lo mismo que la deuda. La teoría de las obligaciones es la que los romanos
han llevado al más alto grado de perfección.

“El Derecho personal, en cambio, permite a su titular reclamar de determinada


persona la prestación de un hecho positivo o negativo que puede consistir en un
dare (transmitir el dominio sobre algo), facere (realizar un acto con efectos
inmediatos) o praestare (realizar un acto sin inmediatas consecuencias visibles,
como cuando se garantiza una deuda ajena o cuando uno se hace responsable de
cuidar de un objeto o se declara dispuesto a posponer el cobro de un crédito). A
estos conceptos podemos añadir los de non facere y de pati (tolerar). “

Es que ella fue la obra de la razón misma de los jurisconsultos, que, interpretes
juiciosos de la voluntad de las partes, se aplicaron a desarrollar sus principios con
la delicadeza de análisis que era su cualidad propia. Gracias a su influencia, las
reglas de las obligaciones, sustraídas muy pronto al formulismo primitivo, se
ampliaron hasta el punto que han acabado por constituir un fondo común,
aplicable a pueblos de costumbres y de civilizaciones diferentes.

Por eso, a pesar del importante puesto que ocupa en el Derecho , los legisladores
modernos han podido aceptar esta teoría, en sus elementos esenciales, tal como
los romanos la habían concebido.

La distinción sin embargo, no se plantea en el campo de los Derechos subjetivos,


sino en el Derecho procesal romano, en materia de defensa de los Derechos
patrimoniales; así, la actio in rem se opone a la actio in personam; mientras la
primera representó la posición avanzada de la propiedad y de los otros Derechos
sobre las cosas, la segunda fue la defensa normal de los Derechos personales.

La diferencia se basa sobre la intentio. La de la actio in personam afirma un deber


jurídico del demandado, mientras la actio in rem la pertenencia de una cosa al
actor, o del Derecho de obrar en cierta dirección respecto de alguna cosa, o la no
pertenencia de igual Derecho al demandado.

En tanto que la actio in personam no podía concebirse sino en función del deber
jurídico de otro, la actio in rem se dirige en primera línea hacia la cosa que es
objeto del Derecho pretendido; el demandado es un obstáculo que se interpone
entre el actor y la cosa.
DEFINICIÓN Y ELEMENTOS DE LA OBLIGACIÓN

Las instituciones de Justiniano definieron así la obligación: Es un lazo de


Derechos que nos constriñe en la necesidad de pagar alguna cosa conforme al
Derecho de nuestra ciudad. La obligación está así comparada a un lazo que une
una a otra a las personas entre las cuales ha sido creada; es, por otra parte, un
lazo puramente jurídico. Pero si se sujeta al deudor, se limita su libertad, no
hemos de sacar de ahí la conclusión de que sea una molestia en la sociedad. El
hombre no puede bastarse a sí mismo. Tiene necesidad de la industria, de la
actividad de sus semejantes; es por medio de las obligaciones por lo que obtiene y
por lo que da por sí mismo servicios recíprocos. Cuanto más se civiliza una
nación, más se desenvuelve en ella el Derecho de obligaciones; de donde surge la
importancia capital de esta materia, que no ha cesado de perfeccionarse desde los
orígenes de Roma hasta nuestros días.

De la definición de la obligación surgen los tres elementos de que se compone: a)


Un sujeto activo, el acreedor; puede haber uno o varios. Al acreedor pertenece el
Derecho de exigir del deudor la prestación que es objeto de la obligación. El
Derecho Civil le da, como sanción de su crédito, una acción personal; es decir, la
facultad de dirigirse a la autoridad judicial para obligar al deudor a pagarle lo que
se le debe. Esta sanción organizada según los principios del Derecho Civil
Romano, caracteriza a las obligaciones civiles, las únicas que son verdaderas
obligaciones, que consisten en un lazo de Derecho.

En ciertos casos, sin embargo, se encontró bien admitir que una persona pudiese
más que según el Derecho Natural; era un simple lazo de equidad. Resulta de
consecuencias que los jurisconsultos y el pretor acabaron por precisar. Pero estas
obligaciones imperfectas, calificadas de naturales, no han sido jamás sancionadas
por una acción. a) Aquel en provecho del cual habían sido reconocidas no podía
contar más que con una ejecución voluntaria de parte del deudor; b) Un sujeto
pasivo, el deudor, es la persona que está obligada a procurar al acreedor del
objeto de la obligación. Puede haber en ella uno o varios deudores, como uno o
varios acreedores. c) Un objeto.

El objeto de la obligación consiste siempre en un acto que el deudor debe realizar


en provecho del acreedor, y los jurisconsultos romanos lo expresan perfectamente
por medio de un verbo: facere, cuyo sentido es muy amplio, que comprende a una
abstención. Al lado de esta fórmula general están más precisos ciertos textos.
Distinguen en tres categorías los diversos actos a los cuales puede ser obligado el
deudor, y los resumen en estos tres verbos: dare, praestare, facere.

La obligación tiene siempre por objeto un acto del deudor, que esta personalmente
obligado; resulta de ello que nunca ni aun cuando ella consiste en dare, transfiere
por si misma ni la propiedad ni ningún otro Derecho real. El deudor está obligado
solamente a efectuar esa transferencia por medio de los modos especiales
creados para este efecto.

CONCEPTO DE OBLIGACIÓN

Las instituciones Gayanas no definen la obligación; el comentario se inicia, con un


simple nunc-transeamus ad obligaciones. Una definición que se atribuye a un
glosador postclásico de Gayo se encuentra en las instituciones justinianeas: La
obligación es un vínculo de Derecho que nos constriñe en la necesidad de pagar
alguna cosa según el Derecho de nuestra ciudad.

La expresión solvendae rei ha de entenderse como una referencia a cualquier


índole de prestación y no únicamente a la de entregar la cosa.

Si se examina con detenimiento la definición anterior, se ve que la misma está


formulada en función del sujeto pasivo o deudor. Ello se debe a que la obligación
es un estado normal, se limita la esfera de acción de una persona (deudor) en
beneficio de otra (acreedor); por eso no puede durar indefinidamente, está
destinada a desaparecer, sea cuando el obligado cumpla la prestación prometida,
en cuyo caso se dice que hay solutio (de- solvere) y se produce la liberatio del
deudor, o bien cuando surgen causas de extinción del vinculo de otra índole.

También podemos citar otro concepto de obligación que nos dejó el jurisconsulto
Paulo, expuestas desde el punto de vista del sujeto activo “lo esencial de la
obligaciones no consiente en que se haga nuestra una cosa, corporal o una
servidumbre, sino en constreñir a otro a darnos, a hacer o responder de algo”.

En cuanto a su etimología, el término obligación viene del sustantivo latino


obligatio; expresión que a su vez deriva de la preposición ob y del verbo ligare,
que significa atar. Lo que quiere decir que por el sólo hecho de asumir la
obligación, el deudor queda ligado a su acreedor.

En el viejo Derecho Romano la obligación era la sujeción en que se colocaba a


una persona libre para garantizar la deuda que había contraído ella misma o por
otra persona. En caso típico, era la práctica de un préstamo seguido de un nexum
por el cual el deudor se entregaba en prenda al acreedor hasta que con su trabajo
o por intervención de un tercero extinguía la deuda y obtenía su libertad.

El sistema riguroso anterior termina en el año 326 a. de C., cuando la Lex Poetelia
Papiria, suprimió a la práctica de la entrega de la persona en prenda por deudas
civiles, y estableció el principio de que el deudor sólo podía garantizar sus deudas
con sus propios bienes y no con su corpus.

ELEMENTOS DE LA OBLIGACIÓN

La obligación crea un lazo, una liga-vinculum-, que presupone por lo menos dos
sujetos: Uno activo y otro pasivo; el primero creditor sujeta en cierta forma al
segundo debitor para que le preste la conducta debida. Las expresiones creditor y
debitor se usaron tardíamente, reus parece ser el término admitido en la vieja
lengua jurídica para uno y otro sujeto. El vínculo que es un lazo de Derecho
permite al acreedor usar los medios coactivos para que el deudor preste el
comportamiento debido. El objeto de la obligación, consistía en la conducta que el
deudor debía observar en provecho del acreedor; así, un dare, facere o praestare.

DEBITUM Y RESPONSABILIDAD

La obligación comprende dos elementos el debitum: “Schuld” de los alemanes, es


decir, el deber de prestar cierta conducta y la responsabilidad: “Haftung” que
otorga al acreedor un medio de ejecución. Tales elementos, sin embargo, no
siempre se conjugaron, pues el debitum en un principio no fue estrictamente
jurídico ya que frente al deudor remiso, el acreedor no podía lograr la ejecución
forzada de la prestación misma, porque la obligación en su origen no llevaba
aparejada responsabilidad, pues para que ésta naciera era necesario que el acto
que originara a la obligación (así, a la promesa contractual) se añadiera otro nuevo
que fundamentara la responsabilidad para el caso de incumplimiento. Es hasta el
momento en que el debitum y la responsabilidad están unidos en un mismo
negocio cuando se puede hablar de obligación tal como en la actualidad se
conoce.

DIVISIÓN DE LAS OBLIGACIONES:

Las obligaciones pueden dividirse como sigue:

-obligaciones de Derecho Civil y de Derecho de Gentes.

Eran obligaciones de ius civile, las derivadas de los contratos sancionados por el
Derecho Quiritario: nexum, sponsio, etc.; y el Derecho de Gentes, las que se
originaban en contratos reconocidos por este Derecho : comodato, compraventa,
etc. En un principio, sólo se conocían las obligaciones del Derecho Civil, que eran
limitadas, formalistas y sólo vinculaban a los cives. Así, la sponsio que se
verificaba mediante el empleo de palabras solemnes. Las obligaciones del
Derecho de Gentes no necesitaron el empleo de formalidades solemnes para su
perfeccionamiento, fueron además accesibles a los extranjeros, tales como las
que nacían del comodato, depósito, compraventa, etc.

-Civiles y honorarias.

En las instituciones de Justiniano se dice que la división principal de las


obligaciones se reduce a dos clases: Civiles o pretorianas; son civiles las que han
nacido por las leyes, o reconocidas por Derecho Civil. Son pretorianas, las que el
pretor ha establecido por su jurisdicción, llamadas también honorarias.

-De Derecho estricto (stricti iuris) y de buena fe (bonae fidei).

Las primeras provenían del Derecho Quiritario (nexum, stipulatio y contrato litteris).
El deudor en una obligación de éstas debía cumplir lo estrictamente pactado, tal
como se ve en el siguiente caso. Lo que se dijese al celebrar un nexum o un
mancipatio tenga fuerza de ley. De modo, que el juzgador no podía apartarse de
las palabras sacramentales que debía observar como ley, y referirse a otros
elementos extraños, como sería la intención presunta de las partes, la equidad,etc.
En cambio en las obligaciones de buena fe, el juzgador tenía facultad de
interpretar la obligación del sujeto pasivo; así, debía fijar el monto de la condena
fundando su fallo en la equidad, en la voluntad presunta de las partes y demás
circunstancias del caso. En este tipo de obligaciones que nacen de los contratos
bilaterales, las partes podían invocar la compensación, los vicios del
consentimiento, etc.

Posteriormente, las diferencias apuntadas fueron desapareciendo con lo cual


perdió interés la división que comentamos. Dado que el pretor, basándose en la
equidad, concedió al deudor de una obligación stricti iuris que acreditara haber
sido víctima de maniobras dolosas por parte del acreedor, la exceptio doli; y en
caso de violencia, la exceptio quod metus causa: excepción por miedo.

-Civiles y naturales.

Las primeras, eran obligaciones provistas de una acción, que permitía al acreedor
compeler judicialmente al deudor en caso de incumplimiento, y las segundas, eran
aquellas que aún cuando carecían de acción producían consecuencias jurídicas,
así: el acreedor insatisfecho podía retener el importe de lo pagado voluntariamente
por el deudor, sin que éste pudiera alegar pago de lo indebido.

También la obligación natural podía asegurarse su cumplimiento mediante


garantía real y personal; asimismo, podía ser novada y compensarse con una
obligación civil. Como casos de obligaciones naturales, se pueden citar los
siguientes: las obligaciones de los esclavos con extraños, cuando el hijo de familia
recibía un préstamo en dinero y luego de salir de la patria potestad lo cubría al
mutuante, sin prevalerse del S. C. Macedoniano, no podía reclamar ese pago. Las
deudas extinguidas por la litis contestatio; la obligación extinguida por capitis
deminutio, etc. Junto a las obligaciones naturales anteriores, se suelen señalar las
obligaciones naturales impropias fundadas en motivo de índole religiosa o moral,
de piedad o de buenas costumbres. Tales obligaciones no podían repetirse
cuando se cumplían en el Derecho Justiniano. Como ejemplo de ellas tenemos la
prestación de alimentos a parientes a quienes civilmente no se está obligado a
proporcionarlos; la constitución de dote por parte de la mujer en orden a sí misma,
si creía estar obligada; el pago de los gastos del funeral de un pariente; y el pago
hecho por la madre para rescatar al hijo en esclavitud.

-obligaciones divisibles e indivisibles.

Una obligación es divisible cuando la prestación es posible ejecutarla en partes sin


alterar su esencia; y será indivisible en caso contrario. Son divisibles aquellas
obligaciones cuyo objeto consiste en un dare. En efecto, la propiedad y los demás
Derechos reales pueden constituirse en pro parte.

Sin embargo, no lo son las servidumbres prediales, pues su división alteraría su


naturaleza. Son indivisibles aquellas obligaciones que consisten en un facere,
ejemplo: pintar un cuadro, porque la prestación no puede fraccionarse. Las
obligaciones indivisibles en el Derecho Clásico, se estiman solidarias, mientras
que el Derecho Justinianeo las consideró diversas de las solidarias
reconociéndoles, en caso de pluralidad de sujetos activos o pasivos los efectos
siguientes:

1. Si eran varios los acreedores, cualquiera de ellos podía perseguir al deudor por
la totalidad de la deuda, pero este último podía exigir al acreedor que cobra, una
caución que lo ponga al cubierto de una ulterior persecución por parte de los
demás acreedores.

2.- Si concurren varios deudores frente a un solo acreedor, éste puede perseguir a
cualquiera de ellos por el todo, a su vez, el deudor interpelado puede pedir que le
otorgue un plazo para dirigirse contra sus demás codeudores y exigir, antes del
pago una indemnización por las cuotas de éstos.

3.- Si a virtud de la prestación uno solo de los deudores cubre toda la deuda,
podía dirigirse contra los demás para recuperar lo que hubiese pagado en su
descargo por medio de una acción que varía de acuerdo con las relaciones del
Derecho que entre ellos existiere, que puede ser: la comuni dividundo, la familia
erciscundae, la negotiorum gestorum, la pro-socio, etc.

4.- Cuando la obligación indivisible se traduce como consecuencia del


incumplimiento en la de indemnizar por los daños y perjuicios causados se hace
divisible puesto que estos se pagan siempre en dinero.

5.- Cada deudor responde sólo de su propia culpa.

-obligaciones genéricas y obligaciones específicas.

Son genéricas aquellas cuyo objeto no está determinado individualmente, sino tan
solo por sus razgos generales, ejemplo: un esclavo, diez sacos de trigo, etc. La
obligación es específica si versa sobre un objeto cierto, individual y concreto, así:
el esclavo Estico.

Tiene interés esta división en caso de pérdida de la cosa por fuerza mayor antes
del cumplimiento de la obligación; en efecto tratándose de obligaciones genéricas
éstas no se extinguen por perecimiento del objeto: genus perire non censetur. El
deudor continúa obligado, en cambio, si la cosa específica perece por caso
fortuito, el deudor queda libre: especies perit ei cui debetur.

-obligaciones alternativas y facultativas.


Las primeras son aquellas en las que se señalan varias prestaciones para que el
deudor cumpla sólo alguna de ellas, bien a elección suya o bien al acreedor.
Ejemplo: dare bominem stichum aut decem. En estas obligaciones el aspecto de
mas interés es indudablemte el relativo a la elección de la prestación a cumplir; lo
normal es que la elección la haga el deudor, salvo convenio en contrario. El
deudor tenía la facultad de cambiar de opinión (ius varandi) hasta el momento de
pago; y si la elección compete al acreedor, el Derecho a cambiar de opinión
duraba hasta la litis contestatio (Derecho Clásico) o hasta que hubiere reclamado
judicialmente uno de los 0bjetos (Derecho Justinianeo). El Derecho de elección se
transmite a los herederos del deudor o acreedor, según que lo tuvieran uno u otro.

Problema también importante es aquel que se refiere a la pérdida de las cosas


comprendidas en estas obligaciones. Esta pérdida puede originarse, por el hecho
del deudor, del acreedor o bien por caso fortuito. En relación a este problema el
Derecho Clásico adoptó soluciones acordes con la peculiar estructura de la
obligación alternativa y con las normas que rigen en materia de responsabilidad
civil. En cambio el régimen Justinianeo se resume en estos dos principios : 1º. Si
corresponde la elección al deudor y sin culpa suya perece una de las cosas
debidas, puede liberarse pagando la aestimatio de la que pereció: 2º Si perece
una cosa por culpa del deudor siendo de éste la elección, y la otra sin culpa, no se
libera, dándose al acreedor la actio doli para obtener un resarcimiento.
Concentración de la obligación sobre el objeto que no ha perecido en el primer
caso, y extinción de la obligación en el segundo fueron las soluciones dadas por
los clásicos.

-Las obligaciones facultativas.

Son aquellas en que el deudor se obliga al cumplimiento de una prestación


determinada aunque reservando para sí la facultad de liberarse cumpliendo con
otra distinta. Así, el obligado por un fallo condenatorio a resarcir los daños
causados por un animal de su propiedad, podía liberarse haciendo entrega del
animal naxae deditio. Cabe advertir que el nuevo objeto no afecta al contenido de
la obligación, esto es, no entra in obligatione sino completamente in solutione. Por
lo tanto, si el objeto principal perece por caso fortuito, la obligación se extingue y el
deudor queda liberado.
FUENTES DE LAS OBLIGACIONES

Se llaman fuentes de las obligaciones a aquellos hechos a los cuales el


ordenamiento jurídico Romano atribuía eficacia de hacer surgir un vínculo
obligatorio entre dos o más personas.

Según Gayo, las obligaciones derivan de dos fuentes: el contrato y el delito, pero
en la res cottidianae, surge una clasificación tripartita de las causas de las
obligaciones: las obligaciones nacen del contrato o del delito, o por un cierto
Derecho peculiar de varias especies de causas, la doctrina se inclina hoy por creer
que tal división no es clásica y que las Res Cottidianae que atribuyen a Gayo no
son de éste. Los jurisconsultos romanos al referirse al tercer término, indicaban a
veces que la obligación se desarrollaba en ellos de un modo parecido como se
desenvolvía la procedente de un contrato determinado o de los delitos.

En las instituciones justinianeas, la tripartición de las fuentes de las obligaciones


se transformó en cuatripartición: Por lo tanto provienen las obligaciones de un
contrato o de un cuasicontrato, o de un delito o de un cuasidelito. Científicamente,
la cuatripartición, que puede considerarse justinianea, tuvo el solo mérito de
reafirmar de una vez y para siempre el concepto de contrato como acuerdo de
voluntades productivo de obligación.

Esta clasificación tiene la cualidad de señalar de forma definitiva cuáles son las
principales fuentes de las obligaciones, pero adolece de defecto de que dentro de
ellas no quedan comprendidos todos los hechos que pueden dar origen a una
obligación, hechos que por ningún motivo fueron desconocidos por Justiniano y
que fue enumerando a lo largo de su obra.

CONCLUSIÓN

Esta clasificación de las fuentes de las obligaciones llegó a ser insuficiente a


medida que el Derecho Romano se perfecciona. Los jurisconsultos, tratando de
determinar las causas de las obligaciones sancionadas por el Derecho, reconocen
que se puede estar obligado sin que haya habido contrato ni delito, cada
obligación toma en Derecho Romano una fisonomía particular, según la causa que
la ha producido. Por eso los jurisconsultos no estudian las obligaciones en sí
mismas según sus caracteres generales, sino que se limitan a describir las
diferentes fuentes de donde nacen.

Normalmente, cuando el deudor cumple con sus obligaciones, éstas se extinguen;


pero el simple cumplimiento no disolvía la obligación, pues ésta era una especie
de ligadura que requería un desligarse, en términos inversos a los empleados para
obligarse. A esta liberación se le conoce con el nombre de contrarius actus. Por
tanto, para que se extinguieran las obligaciones formales debía seguirse un
procedimiento inverso al realizado para constituirse.

Así tratándose de un préstamo celebrado por el antiguo contrato del nexum, la


extinción de las obligaciones se lograba mediante una acceptilatio (pregunta
seguida de una respuesta), así pues, el simple pago no extinguía la obligación;
sólo en la época clásica, el Derecho Civil reconoció al pago como modo de
extinción de las obligaciones.

OBLIGACIONES

Obligación es todo vínculo jurídico en virtud del cual una persona debe realizar una
prestación a favor de otra.

ELEMENTOS:

· Sujeto activo: es la persona en cuyo favor debe realizarse la prestación. Es el


acreedor, tiene el derecho a la prestación. Es el titular del derecho de crédito,
entendido este último como todo valor debido de manera cierta, constitutivo del objeto
de una obligación. El acreedor puede ser una o varias personas, puede conocerse y
estar plenamente determinado desde el nacimiento de la obligación, o mantenerse
indeterminado durante la vigencia de la obligación y solo concretarse para recibir la
prestación.

· Sujeto pasivo: es el deudor, es quien debe realizar la prestación, es la persona


a cuyo cargo existe el deber de dar o entregar algo, o de realizar un determinado
hecho. El deudor puede ser una sola persona o varias. Puede ser persona natural o
jurídica, y puede tener o no plena capacidad. El deudor siempre debe estar
determinado.

El vínculo jurídico: por virtud de la obligación, entre los dos sujetos activo y pasivo,
se establece una relación: mientras uno tiene el deber de cumplir el otro tiene la
facultad de exigir el cumplimiento. El vínculo implica la conducta del deudor
encaminada a cumplir la prestación en beneficio del acreedor. Este vínculo tiene un
contenido patrimonial, y significa la garantía implícita en toda obligación sobre los
bienes del deudor y que protege los derechos del acreedor. Toda obligación personal
da al acreedor el derecho de perseguir su ejercicio sobre todos los bienes raíces o
muebles del deudor, sean presentes o futuros, exceptuándose los no embargables.
Pueden los acreedores exigir que se vendan los bienes del deudor hasta la
concurrencia de sus créditos. El vínculo jurídico se llama de garantía, por que el
conjunto de los bienes del deudor actúa como prenda común de los acreedores, está
garantizando al deudor su prestación. En la obligación natural no existe el vínculo
patrimonial, y no puede el acreedor exigir el cumplimiento ni menos acudir al
patrimonio del deudor; solo existe una relación de buena fe, amparada por la moral y
la ética del deudor.

El objeto: es el contenido de la obligación. Es la prestación que debe realizar el


deudor a favor del acreedor, es hacia lo cual se orienta la conducta del deudor en
orden a satisfacer al acreedor. La prestación puede ser avaluada en términos
económicos o simplemente morales o intelectuales.

a. Prestaciones de dar: tiene como finalidad transmitir el derecho de dominio o


cualquier otro derecho real. Implica no solo la conducta del deudor encaminada a
hacer posible la dación, sino además la realización de todos los actos y el
cumplimiento de los requisitos que las leyes tengan establecidos para la transmisión
del derecho real. Contiene la prestación de entregar la cosa cuyo dominio se trata de
transmitir.

b. Prestaciones de hacer: tienen por objeto la entrega sin transmisión de dominio


o de otro derecho real, o en general la realización de un hecho positivo; se
orientan a la prestación de servicios a favor del acreedor, ya sea suministrándole
cosas para su uso o disfrute, ya realizando un determinado hecho u otra actividad
en su beneficio. La simple entrega es una prestación de hacer. Gozan de un
régimen especial, para que el deudor se coloque en mora de cumplirlas y el
acreedor puede pedir: 1. que se apremie al deudor para la ejecución del hecho
convenido; 2. que se le autorice a él mismo para hacerlo ejecutar por un tercero a
expensas del deudor; 3. que el deudor le indemnice los perjuicios resultantes.
c. Prestaciones de no hacer: son todas las abstenciones, los hechos
negativos, las prohibiciones. El deudor debe abstenerse de realizar ciertos actos
que sin la obligación le serían permitidos, dando a entender que es por virtud del
convenio por lo que debe limitar la libertad lícita de ejercer un derecho. Se
incumple la obligación haciendo el hecho prohibido.

Si se trata de prestaciones de dar o entregar, la cosa debe existir; si se trata de


prestaciones de hacer o de no hacer, el hecho o la abstención deben ser posibles,
física y moralmente. La venta de una cosa que al tiempo de perfeccionarse el
contrato se supone que existe y no existe, no produce efecto alguno. La venta de
cosas que no existen, pero se espera que existan, se entenderá hecha bajo la
condición de existir, salvo que se exprese le contrario o que por la naturaleza del
contrato aparezca que se compró la suerte. El hecho es físicamente imposible,
cuando es contrario a la naturaleza. La imposibilidad debe ser absoluta e
insuperable y no aquella derivada de la incapacidad o inhabilidad propia del
deudor. La posibilidad debe ser absoluta en el sentido de que cualquier persona
normal puede realizar el hecho o la abstención, pero debe consultar las
capacidades y fuerzas del deudor en concreto, de modo que las suponen, pues de
lo contrario se esta ante la imposibilidad. La prestación no puede contradecir las
leyes positivas.

El objeto debe estar determinado, a lo menos en cuanto a su género. La cantidad


puede ser incierta con tal que el acto o contrato fije reglas o contenga datos que
sirvan para determinarla. El objeto debe ser determinado o determinable; es
determinado cuando específicamente se conoce en el momento del nacimiento de
la obligación; es determinable cuando al momento del nacimiento de la prestación
no esta especificado pero llegará a estarlo al momento de cumplirla. Es lícita una
prestación cuando no contraviene las normas legales, ni es contraria a la moral,
las buenas costumbres o el orden publico.

La inexistencia es la carencia de ser, de entidad; la nulidad es invalidez o


ilegitimidad de algo que existe. Sólo puede predicarse la nulidad de una acto cuya
existencia se presupone.

ORIGEN DE LA OBLIGACIÓN:

Puede ser voluntario o involuntario.

Las fuentes voluntarias son los actos jurídicos, cuya característica consiste en la
intención de los agentes que la celebran de buscar la producción de obligaciones,
es decir, la creación de vínculos por los cuales uno de tales agentes debe dar,
hacer o no hacer algo en beneficio del otro. Los actos jurídicos pueden ser el
producto de una sola voluntad intencionalmente dirigida a producir obligaciones.
La fuente involuntaria, es el hecho jurídico. Produce obligaciones con la
independencia de la voluntad de los agentes, aunque la situación jurídica de
donde se deriva la obligación puede haber sido querida.

CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES:

· Según los sujetos:

a. Obligaciones de sujetos unitarios: son las que tiene en cada uno de sus
extremos una sola persona. Un solo deudor frente a un solo acreedor.

b. Obligaciones de sujetos plurales: la parte deudora, la acreedora o ambas,


están formada por más de una persona. La pluralidad de sujetos será activa, si es
la parte acreedora la que está formada por varias personas; es pluralidad pasiva si
es la deudora la parte formada por mas de una persona. Es mixta la pluralidad
cuando ambas partes activa y pasiva están formadas por varias personas. La
pluralidad de sujetos puede ser originaria, es decir, si existe desde la formación
del vínculo, o sobrevinente si habiéndose formado la obligación como de sujetos
unitarios, una de las partes, o ambas, por razones diversas, pasan o tener más de
una persona.

Las obligaciones de sujetos plurales pueden ser conjuntas o solidarias.

OBLIGACIONES CONJUNTAS O MANCOMUNADAS: son aquellas que existen


a cargo de dos o más deudores, o a favor de dos o más acreedores, pero de modo
que cada deudor está obligado o cada acreedor tiene derecho solamente a una
parte del objeto. La mancomunidad se presume y es la regla general, salvo la
declaración legal o convencional en contrario, o la pluralidad pasiva mercantil. Sus
características son:

A. Objeto divisible: fraccionable, la división debe hacerse de la manera como


ellos han convenido, sino media convenio se hará por partes iguales.

B. Pluralidad de vínculos: cada uno de los deudores tiene respecto de cada uno
de los acreedores un vínculo jurídico distinto.

Sistemas: a: Cada uno de los sujetos está obligado o tiene derecho a una cuota
parte del objeto y que no importa que tal cuota sea pagada o exigida, por
cualquiera de los que intervienen, con tal que no exceda su respectiva cuota. b.
Cada uno de los sujetos tiene derecho o está obligado sólo a su cuota
parte, puede exigirla o debe pagarla a cada uno de los que figuran en el otro
extremo de la obligación según la cuota de cada uno de éstos. Cada acreedor
sabe en qué medida y frente a quién hacer valer su parte del derecho, y cada
deudor sabe en qué medida y frente a quién cumplir parte de deuda.

Efectos de las obligaciones conjuntas: 1. cada acreedor no puede exigir más


que su parte y cada deudor no puede ser obligado a más de su parte. 2. la cuota
del deudor insolvente no grava a los demás deudores. Si uno de los deudores no
puede pagar, los otros no pueden ser obligados a atender la parte del
incumplido. 3. las consecuencias de la mora de un deudor conjunto son se
transmiten a los otros. La mora es una situación personalísima que se produce por
un retardo debido a culpa o dolo. 4. la interrupción de la prescripción que favorece
a uno de los acreedores no aprovecha a los demás, un la que obra en contra de
uno de los deudores perjudica a los otros.

OBLIGACIONES SOLIDARIAS:

Son aquellas que existen a cargo de dos o más deudores o a favor de dos o más
acreedores de tal manera vinculados que cada uno de los deudores puede ser
obligado a pagar y cada uno de los acreedores puede exigir la totalidad de la
prestación. El objeto puede ser divisible o no, precisamente porque la prestación
es asumida o debe ser pagada en un todo. La solidaridad en materia civil debe ser
declarada en los casos en que no la establece la ley. Características: a. Unidad
del objeto: su único objeto no será fraccionado para el pago, así sea fraccionable,
que conservará su unidad. La cosa que se debe solidariamente por muchos o a
muchos, ha de ser una misma, aunque se debe a diversos modos. B. Pluralidad
de vínculos.

La solidaridad activa es la existente ente acreedores. Esta ha perdido mucha


importancia, existiendo el mandato, contrato por el cual se confiere un encargo a
otro, y existiendo la cesión de créditos. Por la solidaridad activa cada uno de los
acreedores puede exigir la totalidad de la prestación. Efectos de la solidaridad
por razón de las relaciones entre acreedores solidarios y deudor: 1. cada
acreedor puede exigir la totalidad de la prestación. 2. si el deudor ha sida
demandado por uno de los acreedores solidarios, sólo a este que lo demandó
podrá pagar válidamente. Si no mediare demanda, el deudor podrá pagar a
cualquiera de los acreedores. 3. el pago que haga el deudor a cualquiera de los
acreedores extingue la deuda respecto de los demás. 4. la interrupción de la
prescripción que obra a favor de uno de los acreedores obra a favor de todos.5. si
hay confusión, es decir la concurrencia en una misma persona de las calidades de
deudor y acreedor, entre uno de los acreedores solidarios y el deudor, será
obligado el acreedor confundido a pagar a sus coacreedores la parte que a cada
uno corresponda en el crédito. Se convierte la obligación en conjunta. Efectos de
la solidaridad por razón de las relaciones de los acreedores solidarios entre
si: entre los acreedores solidarios se configura una relación semejante a la de un
mandato recíproco para representarse. Cada uno tiene un interés y una cuota en
el crédito, pero que por virtud de la solidaridad representa a los demás y está en
condiciones de exigir la totalidad, reembolsando, obviamente a los otros lo que les
corresponde. Lo que hay en la solidaridad activa ente acreedores es la posibilidad
de actuar cada acreedor como tal frente al deudor, pero según la relación que
exista entre ellos frente a los demás acreedores.

La solidaridad pasiva, es frecuentemente utilizada en la actualidad. Es la que


seda en los deudores. Efectos de la solidaridad por razón de las relaciones
entre deudores solidarios y acreedor: 1. cada uno de los deudores puede pagar
o ser obligado al pago de la prestación total. El acreedor puede escoger
libremente el deudor para el pago. El deudor escogido por el acreedor no puede
excusarse del pago, ni pedir la división entre todos los deudores, pues de poder
hacerlo desaparecería el derecho que tiene el acreedor, directamente emanado de
la solidaridad, de escoger el deudor y hacer efectivo el pago en el escogido. En la
fianza, se da al fiador el derecho de dilatar el pago mediante el beneficio de
excusión, hasta tanto el acreedor haya cobrado infructuosamente al deudor
principal la deuda; además, si hubiera varios fiadores, el requerido para el pago
podrá alegar el beneficio de división, de modo que la prestación se distribuya entre
todos los garantes. 2. el acreedor puede dirigirse conjuntamente contra todos o
algunos deudores solidarios. 3. la demanda intentada por el acreedor contra
alguno de los deudores solidarios, no extingue la obligación solidaria de ninguno
de ellos, sino en la parte que hubiere sido satisfecha por el demandado. 4. los
medios de extinguir las obligaciones que obran sobre el objeto de la prestación
extinguen la relación obligatoria para todos los deudores solidarios. 5. los medios
de extinción o las modalidades que obran sobre los sujetos extinguen o modifican
el vínculo individual, pero no la esencia global de la obligación. 6. si la cosa perece
por culpa o durante la mora de uno de los deudores solidarios, todos ellos quedan
obligados solidariamente al precio, salvo la acción de los codeudores contra el
culpable moroso. Pero la acción de perjuicios a que diere lugar la culpa o mora no
podrá intentarla el acreedor sino contra el deudor culpable o moroso. El acreedor
pierde su derecho a la cosa sólo en el evento en que la pérdida se deba a caso
fortuito no estando el deudor en mora. 7. la interrupción de la prescripción que
obra en perjuicio de uno de los deudores solidarios perjudica a los
demás. Efectos de la solidaridad por razón de las relaciones de los deudores
solidarios entre sí: hecho el pago al acreedor, el deudor que lo hizo tiene
derecho de repetir contra los demás por la parte que a cada uno corresponde.
Ante todo la solidaridad se extingue por el pago al acreedor, y el vínculo entre los
deudores será ahora conjunto, solucionable por partes. Por virtud de la
subrogación, el deudor que pagó pasa a ocupar la posición de acreedor, con todos
los privilegios, accesorios y garantías que tenía aquel, pero en su nueva posición
sólo puede cobrar sus codeudores la parte que a cada cual corresponda. Si por
insolvencia no pueda uno de los codeudores pagar, la cuota que a él corresponde
se reparte entre todos los otros a prorrata de las suyas. Renuncia a la
solidaridad pasiva: se renuncia expresa o tácitamente. Expresamente cuando el
acreedor manifiesta su propósito, y esto lo puede hacer respecto de todos los
deudores, de alguno de ellos o de uno solo. Tácitamente cuando ha exigido o
reconocido el pago de la cuota de uno de los deudores solidarios, sin la reserva
especial e la solidaridad o sin la reserva general de sus derechos, o cuando el
acreedor consiente en la división de la deuda. En el primer caso se entiende que
la renuncia a favor de un solo deudor, en el segundo a favor de todos. Cuando el
acreedor consiente en la división de la deuda, bien puede caber la reserva de l
solidaridad o la general de sus derechos.

La solidaridad mixta, tiene presente la doble característica de toda obligación


solidaria (unidad de objeto y pluralidad de vínculos), todo lo que extinga o
modifique el objeto de la obligación rige para todos los sujetos que en ella
intervienen, tanto en la parte activa como en la pasiva. En cambio lo que afecte
vínculos personales, debe entenderse como particular del vínculo afectado. El
primero que tome la iniciativa generará el efecto de poner en movimiento las
reglas de la solidaridad. Si el primero en tomar la iniciativa es uno de los
acreedores solidarios, él podrá elegir a cualquiera de los deudores para la
cobranza. Si es uno de los deudores, podrá elegir a cualquiera de los acreedores
para el pago.

Transmisión de la solidaridad mortis causa: los herederos de cada uno de los


deudores solidarios son, entre todos, obligados al total de la deuda; pero cada
heredero será solamente responsable de aquella cuota de la deuda que
corresponda a su porción hereditaria. La solidaridad no se transmite mortis causa
entre deudores y por ellos cada uno de los herederos solo responde por su parte.

· Según el vínculo jurídico:

a. Obligaciones civiles: es la que está dotada de acción para exigir su


cumplimiento. La que da derecho al acreedor para acudir al poder jurisdiccional
del Estado a fin de hacer valer su derecho de crédito frente al deudor, inclusive
mediante la venta de los bienes de éste, que constituyen su prenda general. La
obligación civil constituye una obligación verdaderamente sancionada. Son
aquellas que dan derecho para exigir su cumplimiento.

b. Obligaciones naturales: son las que no confieren derecho para exigir su


cumplimiento, pero que cumplidas autorizan para retener lo que se ha dado o
pagado en razón de ellas. Es un vínculo de conciencia, ético, que impone al
deudor el deber moral de cumplir, pero que no es coercible. Existen dos clases de
obligaciones naturales, las originarias y las provenientes de civiles desvirtuadas.
Las primeras son las que desde su origen carecen de coercibilidad. Las segundas
tuvieron la posibilidad jurídica de ser exigibles porque nacieron como civiles, pero
por diversas causas perdieron la coercibilidad. Son de esta segunda clase las
obligaciones contraídas por personas que, teniendo suficiente juicio y
discernimiento, son sin embargo, incapaces de obligarse según las leyes; las
obligaciones civiles extinguidas por prescripción, en realidad la prescripción
extintiva lo que prescribe es la acción, prescrita ésta, no puede exigirse
coactivamente la obligación y de ahí su conversión en natural; las obligaciones
que proceden de actos a que faltan las solemnidades que la ley exige para que
produzcan efectos civiles.

De acuerdo con la teoría de la eficacia de los actos jurídicos, las condiciones de


validez intrínsecos del acto serían la capacidad de los agentes que en él
intervienen, su consentimiento sin vicios, la ausencia de lesión y la licitud del
objeto. La condición de validez extrínseca o formal, sería la observancia de la
plenitud de las solemnidades prescritas por la ley en consideración a la naturaleza
del acto o a la calidad o estado de las personas que lo ejecutan. En este caso
habría nulidad absoluta si los requisitos que hacen falta se refieren a la naturaleza
del acto, o relativa si se refieren a la calidad o estado de las partes. El derecho de
las partes a ser restituidas al estado anterior al de celebración del acto, y en
general, todos los efectos de la declaratoria de nulidad, solo se producen cuando
se renuncia a la acción de nulidad ni hay ratificación del acto nulo; la ratificación
tácita es la ejecución voluntaria de la obligación contraída; al cumplir tal
prestación no se está cumpliendo propiamente una obligación válida sino una
natural, pues el hecho de ratificar tácitamente el acto y sanear la nulidad es
consecuencia del cumplimiento o pago. Otras obligaciones naturales son la que no
han sido reconocidas en juicio, por falta de prueba, ya que el acreedor no puede
demostrar en juicio la existencia de su derecho, pero no por ello deja de tenerlo.

Son efectos de las obligaciones naturales: 1. las obligaciones naturales no dan


acción para exigir su cumplimiento, lo que indica que le pago que de ellas se haga
es puramente voluntario. 2. el pago que de la obligación natural se haga no puede
repetirse. 3. pueden ser novadas, es decir, sustituidas por otras obligaciones,
inclusive de carácter civil. Por novación una obligación se extingue y en su lugar
nace una nueva. Para que se produzca novación es preciso que haya cambios en
la estructura de la obligación capaces de alterarla de tal modo que pierda su
fisionomía y se trasforme en otra jurídicamente distinta. 4. las obligaciones
naturales pueden ser caucionadas. Si la obligación principal es pagada, la
accesoria civil desaparece; si la natural principal es novada, la civil accesoria se
extingue, a menos que los fiadores o dueños de las cosas pignoradas o
hipotecadas accedan expresamente a la nueva obligación; si la principal natural se
transmite la accesoria civil va con ella.

c. Obligaciones principales: tienen autonomía. La obligación es principal


cuando subsiste por sí misma, sin necesidad de otra. El vínculo que se forma
entre el deudor y el acreedor es principal cuando la prestación puede exigirse y
debe cumplirse sin consideración a elementos distintos de los intrínsecos de tal
vínculo.

d. Obligaciones accesorias: acceden o dependen de otros vínculos. No son


autónomas. Pueden ser accesorias de otras obligaciones, o accesorias de
derechos reales (propter rem).

Obligaciones accesorias de otras obligaciones o de garantía: son las que


acceden a otros vínculos de carácter personal y dependen de ellos para la
producción de sus efectos. Su procedencia usualmente es distinta. Dependen de
otro vínculo personal. Son obligaciones de garantía, por las cuales una persona
asume frente a otra la misma prestación asumida por el deudor, pero bajo la
condición de no ser cumplida por éste. El garante deberá cumplir la prestación en
caso de incumplimiento del deudor principal, con las mismas cargas y dentro de
las prerrogativas asumidas por éste último. Las obligaciones de garantía son
condicionales para su plena eficacia y funcionamiento, requieren de un hecho
futuro e incierto cual es el incumplimiento del primer obligado. No pueden
comprender en su objeto más de lo que comprende la obligación principal, aunque
sí menos. El deudor accesorio que cumple con la prestación tiene derecho a que
el deudor principal le rembolse lo que ha pagado por él, con intereses y gastos, y
le indemnice por los perjuicios sufridos, la extinción de la obligación principal
produce la de la accesoria. Dan al garante el beneficio de exclusión, por el cual
éste puede exigir que ante de proceder contra él se persiga la deuda en los bienes
del deudor principal.

Obligaciones accesorias de derechos reales: son aquellas en las cuales la


persona obligada debe una prestación de entregar o de hacer o ha de observar un
deber negativo, dependiendo de un derecho real sobre una cosa. La obligación
grava la persona no en cuanto tal, sino en cuanto titular de aquel determinado
derecho, la prestación depende de un derecho real y recibe de él su razón y su
medida. El titular o acreedor del derecho real es el deudor de la obligación propter
rem. Son algunas de ellas: la que obliga al usufructuario a pagar las pensiones,
cánones, impuestos y en general cargas con que haya sido gravada la cosa dada
en usufructo; los dueños de predios vecinos tienen obligación de concurrir en
conjunto a los gastos de deslinde y demarcación.

e. Obligaciones puras y simples: son aquellas cuyo vínculo existe y produce


sus efectos desde el mismo momento en que ocurren los actos o hechos de donde
emanan. Ocurrido el acto o hecho que constituye la fuente de la obligación, ésta si
es pura y simple, puede exigirse y debe cumplirse inmediatamente.

f. Obligaciones a plazo: son aquellas sometidas a un termino. El plazo es un


hecho futuro y cierto del cual depende la ejecución o extinción de una obligación.
Dos son sus características, su ocurrencia futura y su certeza. Con lo primero se
quiere significar un acontecimiento que vendrá, y no uno que ya sucedió o que
está actualmente acaeciendo. Con lo segundo se indica que la fecha o el
acontecimiento necesariamente habrá de llegar.

Clases de plazos:

a. Plazo suspensivo: es la fecha o acontecimiento futuro y cierto de que depende


la ejecución de la obligación. Se supedita sólo la exigibilidad de la prestación no su
existencia. La obligación existe antes de la llegada del término suspensivo, pero
no es exigible. Una vez se realice el acontecimiento o llegue la fecha en que
consiste el término, la obligación puede exigirse y debe cumplirse. Antes del
vencimiento del plazo, sólo existe una expectativa que da nacimiento simplemente
a efectos preliminares. El cumplimiento que se haga de una obligación a plazo
antes de la llegada del mismo es válido. Efectos: 1. la obligación no puede exigirse
antes del cumplimiento del término, la obligación existe con todas sus propiedades
y elementos, es sólo su exigibilidad la que ha sido suspendida hasta la ocurrencia
del hecho o fecha en que consiste el término; excepciones, quiebra del deudor,
notoria insolvencia, concurso de acreedores, extinción o disminución del valor de
las cauciones, y convenio sobre exigibilidad anticipada con el acreedor (cláusula
aceleratoria). 2. el plazo suspensivo es en general, renunciable; se autoriza al
deudor para renunciar al beneficio y por consiguiente para volver inmediatamente
exigible la obligación que estuvo sometida en su ejecución al cumplimiento del
hecho en que consiste el termino. Excepciones: disposición en contrario,
estipulación de las partes, perjuicio para el acreedor que manifiestamente se
propuso por le plazo incurrir en él, y mutuo con intereses. Si el termino suspensivo
está establecido únicamente en beneficio del acreedor, éste puede renunciar a él y
exigir anticipadamente la prestación. 3. el pago que se haga de la obligación antes
del vencimiento del término es un pago válido. 4. la obligación sujeta a término
suspensivo es imprescriptible. Como no es exigible, no puede iniciarse la cuenta
de tiempo que la ley establece para la prescripción. 5. la obligación sometida a
término suspensivo no puede compensarse. 6. el acreedor de la obligación a plazo
puede pedir medidas conservatorias que lo protejan en sus intereses.

B. Plazo extintivo: es la fecha o acontecimiento que extingue la obligación. El


extintivo debe ser futuro y debe ser cierto. El termino extintivo no produce efectos
retroactivos y por ello las prestaciones cumplidas con anterioridad a su
acaecimiento no puede repetirse. Sólo pone fin, entonces, a las obligaciones
vigentes al momento de su ocurrencia. Mientras el termino no llegue, la obligación
existe y produce sus efectos.

C. Plazo determinado: se sabe que el hecho va a ocurrir y además se sabe


cuando va a ocurrir.

D. Plazo indeterminado: es indeterminado el plazo si necesariamente ha de


llegar pero no se sabe cuando, como el día de la muerte.

E. Plazo expreso: es tal cuando está explícitamente señalado. No importa que


sea determinado o indeterminado. Esta previsto por las partes un acontecimiento
cierto de cuya ocurrencia se desprende la ejecución o extinción de la obligación.

F. Plazo tácito: es el indispensable para cumplirlo. El cumplimiento puede


realizarse en cualquier instante después de nacida la obligación, en cuyo caso la
obligación es pura y simple, o bien es preciso que transcurra cierto tiempo desde
el nacimiento hasta el cumplimiento de la obligación.

G. Plazo legal: es el fijado por la ley.

H. Plazo convencional: es el plazo fijado libremente por las partes.

I. Plazo judicial: es el fijado por el juez.

J. Plazo de derecho: se utiliza para distinguir el término de que depende en


derecho la ejecución o la extinción de la obligación, estos es, el termino que
confiere al deudor y al acreedor las prerrogativas jurídicas.

K. Plazo de gracia: es el que fuera del contrato y sin formar parte de él obtiene
el deudor de su acreedor que no le exige el cumplimiento inmediato de su
obligación teniendo derecho para ello. Solo cuando la obligación es exigible, por
ser pura y simple o estar vencido el termino de que dependía, cabe hablar de
plazo de gracia; si ya dispone el deudor de un plazo de derecho, el de gracia debe
considerarse como una prorroga del mismo.
g. Obligaciones condicionales: son aquellas obligaciones cuya existencia o
extinción está sometida al acaecimiento de una condición. Esta es el hecho futuro
e incierto del cual depende la existencia o extinción de una obligación. Son sus
elementos básicos, el hecho futuro y el hecho incierto. El hecho futuro e incierto
debe esta ligado de tal manera al nacimiento o extinción de la obligación que de
su realización dependa la suerte de la obligación, este es si ella nace o se
extingue. La condición como modalidad de obligaciones sólo puede provenir de la
convención de las partes.

ESTADOS DE LA CONDICIÓN: 1. condición pendiente: la condición esta


pendiente durante su periodo de espera, de incertidumbre, mientras no se pueda
saber si el hecho en que consiste va a ocurrir o no. 2. condición cumplida: la
condición se cumple cuando se realiza el hecho en que ella consiste. Se considera
cumplida la condición que consiste en un hecho negativo que se sabe con certeza
que no va a ocurrir. Se considera cumplida una condición cuyo acaecimiento es
impedido, a través de medios ilícitos, por quien hubiera sido deudor de haberse
realizado la condición. 3. condición fallida: se considera fallida una condición
cuando ha llegado a saberse, de seguro que el acontecimiento en que ella
consiste no se realizará. Se consideran fallidas: la consistente en un hecho que es
o se hace imposible; la que supone cierto tiempo para que el hecho se verifique y
expira dicho tiempo sin que se haya verificado; aquellas cuyo sentido y modo de
cumplirlas son enteramente ininteligibles, y las condiciones inductivas a hechos
ilegales o inmorales. Si la condición está supeditando el nacimiento de la
obligación (suspensiva), la falla hace que la obligación no pueda formarse. Si lo
que se sujeta a la condición es la extinción de la obligación (resolutoria) la
condición fallida hace que la obligación se consolide como pura y simple y siga
produciendo sus efectos.

CLASIFICACIÓN DE LA CONDICIÓN: 1. positiva: consiste en la realización de


un hecho. 2. negativa: es la condición que consiste en una abstención. 3.
posible: es aquella que se ajusta a las leyes de la naturaleza física. 4.
imposible: es imposible la condición que consiste en un hecho cuya realización
sería contraria a las leyes de la naturaleza física. Son aquellas cuyo cumplimiento
es imposible en el régimen ordinario de la vida. Como las condiciones imposibles
son consideradas como fallidas, sus efectos sobre la obligación son los mismos
que engendran las fallidas 5. condición lícita: consiste en un hecho ajustado a
las leyes, al orden publico, a la moral y a las buenas costumbres. 6. condición
ilícita: es la que consiste en un hecho que contraría la ley, el orden publico, la
moral y las buenas costumbres. 7. expresa: es la condición que está consagrada
de manera explícita por la partes. 8. tácita: es tácita la condición cuando está
sobreentendida y resulta de la naturaleza de la obligación, o cuando la ley prevé
su existencia y efectos para los casos específicos contemplados en ella. 9.
potestativa: depende de la voluntad del acreedor o del deudor. La condición
potestativa simple es un hecho que depende de la voluntad de una de las partes,
supone de parte del interesado, no solo una manifestación de voluntad, sino la
realización de un hecho exterior; la condición puramente potestativa, cosiste en la
sola voluntad de una de las partes, son nulas las obligaciones contraídas bajo
condición potestativa que consista en la mera voluntad de la persona que se
obliga. La condición potestativa pura que produce la nulidad de la obligación es la
suspensiva, esto es, la que depende dela simple voluntad del deudor. La
resolutoria o sea, la que produce la extinción del vinculo vale. 10. causal: es la
que depende de la voluntad de un tercero o de un acaso. 11. mixta: es la
condición que en parte depende de la voluntad del acreedor y en parte de la
voluntad de un tercero o de un acaso. 12. suspensiva: es el hecho futuro e
incierto al que queda subordinado el nacimiento de la obligación. Suspende no
solo el cumplimiento de la prestación sino además su propia existencia. Sus
efectos son: a. Pendiente la obligación, el pago que de ella se haga por el deudor
podrá repetirse. Sería un pago indebido, cuya consecuencia es dar a quien lo hizo
acción para obtener su devolución. B. El acreedor condicional puede pedir todas
las medidas que estime convenientes en orden a conservar y mantener en buen
estado la cosa debida bajo condición. C. El acreedor condicional puede solicitar
garantías al deudor, fianzas, hipotecas, prendas. D. El derecho eventual de
derecho que tiene el acreedor es trasmisible a sus herederos. E. El derecho
eventual del acreedor condicional puede cederse. F. Existen a cargo del deudor,
deberes que tiene que cumplir, como el de cuidar la cosa que se debe bajo
condición, y el de indemnizar los perjuicios que se deriven e la pérdida o deterioro
de la cosa, atribuibles a su dolo o culpa. G. Como la obligación no existe, la
compensación, la prescripción, la novación, y en general los medios de extinguir
las obligaciones no puede tener cabida. No puede extinguirse algo que aún no ha
nacido. 13. resolutoria: es el hecho futuro e incierto de que depende la extinción
de una obligación. La obligación produce todos sus efectos mientras la condición
resolutoria esté pendiente. Si la condición se cumple la obligación se extingue. La
resolución resolutoria tácita, es la que va envuelta en las contratos bilaterales, en
caso de no cumplirse por uno de los contratantes lo pactado. Podrá el otro
contratante pedir a su arbitrio, o la resolución o el cumplimiento del contrato con
indemnización de perjuicios. En los contratos bilaterales ninguno de los
contratantes está en mora dejando de cumplir lo pactado, mientras el otro no lo
cumpla por su parte, o no se allane a cumplirlo en forma y tiempo debidos. Si la
condición resolutoria se pacta expresamente en un contratos para los eventos de
incumplimiento de uno de los contratantes, el pacto e llama pacto comisorio. Por el
cualquiera de los contratantes o uno de ellos, puede optar por la resolución del
contrato si el otro no cumple la obligación u obligaciones que contrajo.
Cumplida la condición suspensiva lo pagado durante la época de su pendencia no
puede ya repetirse, pues se considera que la obligación siempre existió como pura
y simple, y por ello el pago fue válido, cumplida la condición resolutoria deberá
sustituirse lo que se hubiere recibido bajo tal condición, pues que tal fue lo querido
por las partes.

· Según el objeto:

a. Obligaciones positivas: son aquellas cuyo objeto consiste en prestaciones o


actos positivos.

b. Obligaciones negativas: tienen por objeto una abstención, un no hacer.

c. Obligaciones de objeto simple: pueden provenir de varias obligaciones de


un mismo contrato, pero no por ello el objeto de cada una se amplía hasta
alcanzar el objeto de otras. Todas las obligaciones tienen un objeto y éste una
sola prestación.

d. Obligaciones con alternativa: es aquella por la cual se deben varias cosas,


de tal manera que la ejecución de una de ellas exonera de la ejecución de las
otras. Una de las partes, generalmente el deudor, elige una de varias prestaciones
entre las que puede escoger y la cumple. Elegida una de las prestaciones o de los
objetos, debe cumplir en su totalidad con ello. La fuente por excelencia de las
obligaciones alternativas es el contrato. La elección de la obligación que por virtud
de la alternativa convenida por los contratantes debe cumplirse corresponde al
deudor, a menos que se pacte lo contrario, o a menos que requerido el deudor
para que elija no lo haga dentro de los tres días siguientes al requerimiento en
cuyo caso la elección corresponde al acreedor. Sus efectos son: a. Elegida una
obligación alternativa, debe ser cumplida en su totalidad, sin que pueda obligarse
al acreedor a que acepte parte de una y parte de otra. 2. las obligaciones
potenciales no elegidas por quien tiene el derecho de hacerlo desaparecen luego
de la elección. El deudor no puede ser obligado a pagar ninguna de las
obligaciones no elegidas, mas aun si después de elegir llegare a pagar alguna de
las no elegidas podría repetir pues habría hecho pago de la no debido. 3. la
inexistencia o nulidad de una de las obligaciones alternativas no acarrea la
inexistencia o nulidad de las demás. 4. a menos que la elección le corresponda, no
puede el acreedor demandar específicamente una de las obligaciones. 5. si la
elección corresponde al deudor, puede éste enajenar o destruir cualquiera de las
obligaciones que alternativamente tiene. 6. si perecen los objetos de todas las
obligaciones alternativas, sin culpa del deudor, queda éste libre. Si perecen por su
culpa queda obligado a pagar el valor del objeto que elija el acreedor. Si perece
uno solo de los objetos por culpa del deudor, y la elección es suya, pagará con
otro; si la elección es del acreedor, puede éste escoger uno de los otros objetos o
el valor del perdido junto con indemnización de perjuicios.

e. Obligaciones facultativas: es la que tiene por objeto una cosa determinada


pero concediéndose al deudor la facultad de pagar con esta cosa o con otra que
se designa.

Se diferencia con la alternativa en que en esta son varias obligaciones con todos
sus elementos, latentes hasta cuando se verifique la elección por quien tiene la
facultad de hacerla, en la facultativa, ni hay sino un vínculo. En las alternativas el
derecho de elegir puede tenerlo cualquiera de los sujetos de la obligación,
mientras que el la facultativa sólo lo tiene el deudor. El único objeto de la
obligación facultativa se distingue con la expresión in obligatione, y el objeto
designado, por el cual puede ser cambiado el originario, se designa como in
facultate solutionis. El primero es obligatorio, el segundo es facultativo

Efectos de la obligación facultativa: a. Como consecuencia de ser solo una


obligación, la inexistencia o invalidez de ella como la perdida de su objeto,
producen su extinción. 2. el acreedor no tiene derecho para pedir otras cosa que
aquella a que el deudor es directamente obligado. 3. si en objeto originario perece
sin culpa del deudor, la obligación se extingue. Si perece con culpa puede
liberarse pagando con el que ésta como subsidiario, a menos que éste haya
perecido con anterioridad, en cuyo caso queda el deudor sometido a las reglas
ordinarias de incumplimiento imputable.

f. Obligaciones de genero: son aquellas en se debe indeterminadamente un


individuo de una clase o genero determinado. El acreedor no puede pedir
directamente ningún individuo. La perdida de algunas cosas del género no
extingue la obligación.

H. Obligaciones de dinero: el dinero es el medio general de cambio; es la


medida común de los valores patrimoniales o las unidad de valor de los bienes y
servicios que un sujeto económico requiere para la satisfacción de sus
necesidades y aspiraciones. Son propiedades del dinero: 1. poder liberatorio; es
la facultad que tiene todo deudor de liberarse de su obligación mediante el pago
de una suma de dinero, correspondida por el deber del acreedor de aceptar dicho
pago. A menos de pacto en contrario, el deudor de la obligación en dinero se
libera mediante la dación o entrega de la suma nominal debida, más sus
accesorios. Quiere decir ello que el acreedor asume el riesgo de perdida de valor
económico funcional, es decir, el riesgo de la depreciación o desvalorización de
una unidad monetaria. 2. curso legal; puede entenderse como que sólo el dinero
oficial, es decir, el constituido por billetes y monedas emitidos por la banca central
conforme a las leyes que fijan la unidad monetaria y sus características, pueden
tener circulación cono medio de cambio, excluyendo así la moneda extranjera y
otras especies fiduciarias. También puede entenderse como la propiedad de una
moneda determinada de tener circulación autorizada e un país, tener capacidad de
pago y cambio; o como que sólo mediante dinero puede ser constreñido el
acreedor a recibir el pago de obligaciones a su favor. El curso legal correspondería
a la forzosa aceptación de parte del acreedor al pago que en dinero le ofrece el
deudor, so pena de incurrir en mora creditoria. La entrega de letras, cheques,
pagarés, y demás títulos valores, de contenido creditico, por una obligación
anterior, valdrá como pago de esta si no se estipula otra cosa; pero llevará
implícita la condición resolutoria del pagos, en caso de que el instrumento sea
rechazado o no sea descargado de cualquier manera.

Los intereses se pueden considerar como precio o rédito de un capital; como


indemnización por el incumplimiento de una obligación dineraria; como
compensación por el uso o aprovechamiento de bienes. Son los frutos civiles. Se
pueden clasificar:

1. Según su origen: corrientes, que son los usuales en un momento


determinado; los convencionales, los que fijan los particulares; y los legales los
que establece la ley para ciertos casos.

2. Según la época del crédito a la cual se refieren: remuneratorios o de plazo


son los que se refieren a la época de la obligación que va desde su nacimiento
hasta su exigibilidad. Los moratorios o vencidos, son los que se deben a titulo de
indemnización de perjuicios por el retardo en el pago de la obligación principal y se
calculan desde el momento en que el deudor incurra en mora.

3. Según la capacidad de producir nuevos intereses: se pueden distinguir los


intereses simples, que se causan y se calculan en forma aritmética, sin generar
nuevos réditos; los compuestos, que según los plazos convenidos, van
agregándose al capital.

4. Según su cálculo o medida: pueden ser nominales, que son los expresados
en una unidad de tiempo se aplican al capital según las fracciones de dicha unidad
de tiempo. Los efectivos, son los que aplicada con periodicidad diferente a uno
año, de acuerdo con las fórmulas de interés compuesto producen exactamente el
mimos resultado que la tasa anual. Los reales son los mismos interese nominales
o efectivos pero disminuidos en una porción que se atribuye al valor de la inflación
registrada en el mismo término del crédito.
5. según la época de su pago: vencidos que se pagan al final del plazo del
crédito ; anticipados que se pagan al momento de iniciarse dicho plazo.

Los intereses corrientes son los usuales en un mercado y en un momento


determinado. La Superintendencia bancaria certifica el interés bancario corriente.
En materia civil el cobre intereses corrientes sólo puede hacerse cuando la ley
expresamente así lo autoriza. Los intereses convencionales son los que fijan las
partes. El interés convencional que exceda de una mitad al que se probare haber
sido interés corriente al tiempo de la convención, será reducido por el juez a dicho
interés corriente si lo solicita el deudor. Si se trata de la fijación de intereses de
mora se aplica la misma norma, sólo que si hay exceso la reducción no se hace
hasta la tasa corriente, sino hasta la tasa máxima que puede pactarse sin peligro
de reducción. Los particulares a quienes se aplica el Código de Comercio, pueden
pactar intereses moratorios hasta el doble den interés bancario corriente, pues si
en ausencia de pacto de interés de mora ese es el monto aplicable. La ley civil
colombiana prohíbe el anatocismo, que es la producción de interese sobre
interese o sea, el interés compuesto. La ley comercial permite en ciertos casos el
cobro de intereses sobre intereses. Cuando los intereses dejan de ser frutos
pendientes y se convierten, por expreso querer de las partes en capital, es decir
pasan a aumentar la suma que constituye la obligación principal, pueden dar lugar
a intereses. Los intereses legales son los fijados por la ley, para aquellos casos
que se estipulan intereses sin expresarse la cuota, o en que presumiéndose
intereses no se especifica por convenio la tasa. Se aplica el interés legal civil en
los casos en que habiéndose estipulado intereses no se especifica la cuota, y en
los casos de mora del deudor cuando no se ha especificado la cuota o cuando
simplemente no hubo pacto de intereses. Por ser materia civil no se presumen
intereses remuneratorios, pero moratorias si. Cuando el los negocios mercantiles
han de pagarse réditos de un capital, sin que se especifique por convenio el
interés, éste será el bancario corriente, si las partes no han estipulado en interés
moratorio, será el doble y en cuanto sobre pase cualquiera de estos montos el
acreedor perderá todos los intereses. Si las partes no han convenido ni el interés
remuneratorio, ni el moratorio, aquel será el bancario corriente y éste el doble del
bancario corriente. Si las partes han convenido el remuneratorio, pero no el
moratorio, aquel será el estipulada y éste el doble del bancario corriente. Si las
partes no han convenido remuneratorios, pero si moratorio, aquel será el bancario
corriente, y éste el estipulado por las partes, que quedará sujeto a las reglas y
limitaciones ordinarias, y a la reducción en el caso de que exceda en más de la
mitad al que se probare haber sido corriente o en más del doble al bancario
corriente.
MATERIA CIVIL:

Intereses remuneratorios: a. No pacto de intereses, no hay lugar a cobro de


intereses, aunque si se pagan no pueden repetirse; hay pacto de intereses pero
sin estipulación de tasa, se cobran los intereses legales civiles; hay pacto y
estipulación de tasa, el convencional, será el que rija, pero no puede exceder en
más de la mitad al corriente.

Intereses de mora: no hay pacto o habiendo no se estipula la tasa: se cobra el


más alto entre el convencional, si lo hay; el corriente, si la ley lo autoriza; el legal.
Hay pacto de intereses y estipulación de tasa: el convencional de mora no puede
exceder a una mitad por encima del corriente.

MATERIA COMERCIAL:

Intereses remuneratorios: no hay pacto y según la materia no se presumen, no


hay lugar a intereses, pero s se pagan n pueden repetirse. No hay pacto pero
según la materia sep resumen, se cobran los legales comerciales, que es el
bancario corriente. Hay pacto sin estipulación, se cobran los legales comerciales.
Hay pacto con estipulación de tasa, se cobra el convencional, que no puede
exceder de una mitad por encima del corriente.

Intereses de mora: no hay pacto y según la materia no sep resumen, se cobra el


más alto entre el convencional del plazo, si lo hubo, el corriente cuando la ley lo
autoriza, o el legal comercial. No hay pacto pero deben pagarse, o hay pacto pero
no se especifica la tasa, se cobra el doble del legal comercial. Hay pacto y se
especifica la tasa, el convencional será el que se cobra, que puede llegar al más
alto entre el corriente más una mitad, o el doble del legal comercial.

g. De especie o cuerpo cierto: la obligación de especie o cuerpo cierto se da


cuando su objeto se encuentra precisamente individualizado. El acreedor no
puede exigir ni el deudor pagar cosa distinta de la constitutiva de la prestación,
pues fue precisamente ella la que motivó la voluntad de las partes a celebrar el
contrato.

h. Divisibles: tiene por objeto cosa susceptible de división, sea física o


intelectual o de cuota. no basta que su objeto sea fraccionable y puede el deudor
dar o entregar por partes en sentido físico; se requiere además que por la división
no sufra detrimento su sustancia ni menoscabo su valor.

i. Indivisibles: son aquellas que en razón de la naturaleza de su objeto no es


susceptible de ser cumplida por partes. Debe tomarse como indivisibilidad la que
proviene de una prestación que si bien puede físicamente fraccionarse, la división
alteraría la esencia del objeto o su función. Lo harán los contratantes al momento
de celebrar el convenio, los cuales, aún si se tratare de un objeto por naturaleza
divisible, para sus propias conveniencias lo tomarán como indivisible. Efectos:
Cada uno de los que han contraído la obligación debe satisfacerla en todo, así
como cada uno de los acreedores tiene derecho de exigir el total. A. Cualquiera de
los acreedores de prestación indivisible puede exigir la totalidad de los debido.
Ninguno puede, sin el consentimiento de los otros, remitir la deuda o recibir el
precio de la cosa debida. B. Cualquiera de los deudores de prestación indivisible
es obligado a satisfacerla en todo. sin embargo, demandado tal deudor podrá
pedir un plazo para entenderse con los demás deudores, a fin de cumplirla entre
todos, a menos que la cosa sea de tal naturaleza que él solo pueda cumplirla,
pues en tal caso podrá ser condenado desde luego al total cumplimiento,
quedándole a salvo su acción contra los demás deudores, para la indemnización
que le deban. C. Cuando la obligación es alternativa, y hay pluralidad de sujetos la
elección de la prestación corresponde a todos de consumo. D. La interrupción de
la prescripción que favorece a un acreedor, y la que perjudica a un deudor, afecta
igualmente al os demás. E. La culpa de uno de los sujetos de prestación indivisible
no afecta a los demás. F. En cuanto a las relaciones de los acreedores y deudores
entre sí, se rigen por las reglas de un contrato celebrado entre ellos, o por la ley, o
por el testamento, y será conforme a esos títulos como debe trasladarse o
reembolsarse la cuota que a cada sujeto corresponda.

· Clasificación de la doctrina:

a. obligaciones de medio o mera diligencia y de resultado: en las primera el


deudor satisface al acreedor con sólo poner su diligencia y cuidado, sin garantizar
los resultados de su actividad, al paso que en las segundas es el resultado
concreto el que constituye el objeto de la prestación.

b. Obligaciones modales: son aquellas que están sujetas a un modo.

c. Obligaciones penales: son las que se derivan de la cláusula penal, que es la


forma de estimación anticipada de los perjuicios que puede sufrir el acreedor por
le incumplimiento del deudor.

FUENTES DE LAS OBLIGACIONES

Son fuentes de las obligaciones los actos o hechos que de ellas provienen. O todo
acto es capaz de engendrar una obligación, solamente aquellos cuyos efectos
regulados por el derecho, consisten en el deber de realizar o una facultad de exigir
una prestación.

Las situaciones de hecho se tornan jurídicas cuando están reguladas por una
norma de derecho, y son fuentes de obligaciones cuando la regulación se
manifiesta en el deber de realizar o en la posibilidad de exigir una prestación. Las
situaciones jurídicas-fuentes pueden ser actos voluntarios y reflexivo, o hechos
involuntarios.

El carácter voluntario o involuntario de la fuente se aplica a la producción de la


obligación respectiva; por ello para determinar si una fuente es o no voluntaria
debe indagarse si el efecto de crear obligaciones ha sido el directamente
perseguido por el agente en el momento de realizar el acto o si, por el contrario, el
efecto de generar obligación se ha producido con independencia de la voluntad del
agente. A la fuente voluntaria se le llama acto jurídico. A la involuntaria hecho
jurídico. La primera es toda manifestación de voluntad intencionalmente dirigida a
producir efectos jurídicos, crea, modifica o extingue relaciones jurídicas. El acto
jurídico puede se unipersonal cuando la manifestación de la voluntad proviene de
una sola persona; o pluri-personal, cuando tal manifestación proviene de dos o
más personas. Este toma también el nombre de convención. Cuando el acto
jurídico bilateral o convención busca la producción de obligaciones se llama
contrato.

Hecho jurídico es todo hecho físico o humano cuyos efectos jurídicos relevantes
se producen por el sólo ministerio de una norma jurídica, con independencia de la
voluntad reflexiva. Para que un hecho jurídicamente relevante puede llegar a tener
la categoría de fuente de obligaciones es preciso que él, y las consecuencias que
de él se derivan, estén contempladas en la ley, y que además tales consecuencias
san precisamente la creación de un vínculo obligatorio. Dentro del hecho jurídico
se distinguen dos especies, el hecho ilícito civil (imputable dañoso) y el hecho con
virtualidad para obligar. El primero es todo hecho que como consecuencia del
dolo, de la culpa o del riesgo asumida por una persona produce daño a otra. Es
necesario que la razón de la imputabilidad y el daño que se produce tengan
relación de causa a efecto. El segundo, es todo hecho que sin ser imputable, es
decir, ni doloso ni culposo, ni proveniente de un riesgo, y sin producir daño, genera
sin embargo obligaciones civiles por el solo ministerio de la ley, independiente del
querer de la persona afectada. Tal es el caso del enriquecimiento sin causa, que
se produce siempre que un patrimonio recibe incremente a expensas de otro sin
fundamento jurídico, o las obligaciones alimentarias.

1. Acto jurídico: contrato, manifestación unilateral de voluntad

2. Hecho jurídico: hecho imputable dañoso, hecho con virtualidad para obligar.

EL ACTO JURÍDICO

Es toda manifestación de voluntad intencionalmente dirigida a la producción de


efectos de derecho. Es toda manifestación de voluntad intencionalmente dirigida a
producir obligaciones. Es unilateral o unipersonal cuando la manifestación de
voluntad proviene de una sola persona. Es bilateral cuando tal manifestación
proviene del concurso de dos o más personas.

EFICACIA PLENA DEL ACTO JURÍDICO:

Para que el acto jurídico sea eficaz, para que se produzcan los efectos que por él
se persiguen con un criterio finalista o funcional se requiere ante todo que exista,
es decir, que tenga entidad jurídica. Luego es preciso que sea plenamente válido
en el sentido de que no adolezca de un vicio que pueda comportarle su nulidad o
un ajuste en el prestaciones generadas por él. Debe ejecutarse, cumplirse, con
arreglo a las posibilidades o criterios de ejecución de los actos jurídicos. Desde
luego, es ineficaz el acto que no existe, o que no produce efectos.

La falta de existencia es la nada y la falta de validez es la nulidad. Aquella es la


ausencia de ser, ésta la existencia de un ser imperfecto. Para la existencia jurídica
de un acto es indispensable que concurran las cosas que son de su esencia, es
decir, aquellas sin las cuales o no produce efecto alguno, o degenera en otro acto
diferente. Tres son los requisitos de existencia o esencia de un acto: voluntad, el
modo idóneo de manifestarla y el objeto.

Las diferencias entre la inexistencia jurídica y la nulidad es que ésta siempre debe
ser declarada por el juez, en tato que aquella, no; el acto inexistente no produce
ningún efecto jurídico, en tanto que el acto nulo mientras su vicio no se declare
judicialmente, produce todos sus efectos; el acto inexistente no es susceptible de
ratificación, ya que ésta equivaldría al perfeccionamiento de un nuevo acto,
mientras que el nulo puede sanearse por la voluntad de las partes, el acto nulo
puede sanearse por el transcurso del tiempo, en tanto que el inexistente no.

REQUISITOS PARA LA EXISTENCIA DEL ACTO JURÍDICO:

VOLUNTAD O CONSENTIMIENTO:

Es la libre determinación, sin precepto o impulso exterior que obligue. Es la


intención de hacer o no hacer una cosa. Es la intención de producir efectos de
derecho. Las condiciones de la voluntad se traducen en que esta debe ser seria,
es decir, una real y verdadera intención de quien la emite de hacer nacer las
obligaciones a que el acto jurídico de lugar. El consentimiento, esto es la voluntad
aplicada al contrato o acto jurídico bilateral, requiere de la seriedad, la
concordancia. El consentimiento es el acuerdo de voluntades encaminado a la
producción de determinado efecto.

Formación del consentimiento:

a. Oferta y aceptación: el consentimiento, es decir, el acuerdo de voluntades,


se realiza con la aceptación de la oferta. La oferta o propuesta, es el proyecto de
negocio jurídico que una persona formula a otra, y que debe contener los
elementos esenciales del negocio y debe ser comunicado al destinatario. La oferta
o propuesta toma el nombre de policitación, cuando va dirigida al publico en
general, sin determinación de personas. La oferta deberá contener todos los
elementos esenciales del negocio y sobre éstos versará la aceptación por parte
del destinatario. La propuesta será irrevocable, cuando se propone un contrato no
podrá retractarse el proponente, y de hacerlo deberá indemnizar todos los
perjuicios que resulten para el destinatario como consecuencia de la retractación.
En esto consiste la fuerza obligatoria de la oferta. La oferta dirigida a personas
determinada es obligatoria, a tiempo que la oferta dirigida a personas no
determinadas, no es obligatoria, para quien la hace, a menos que vaya
acompañada de la exhibición publica de la cosa ofrecida.

La obligatoriedad e irrevocabilidad solamente se predican de ofertas que han sido


comunicadas, la propuesta ha sido comunicada cuando se utiliza cualquier medio
adecuado para hacerla conocer del destinatario. La obligatoriedad de la oferta rige
entre el momento en que es conocida del destinatario y el momento en que es
aceptada o rechazado. La oferta puede ser aceptada expresa o tácitamente. Es
expresa cuando el destinatario en forma en forma especifica comunica su decisión
positiva al oferente. El tácita, cuando se manifiesta por un hecho inequívoco de
ejecución del contrato propuesto. La aceptación o rechazo de la propuesta debe
hacerse en el acto de oírse si se trata de una propuesta verbal. Cuando la
propuesta se hace por escrito, deberá ser aceptada o rechazada dentro de los
seis días siguientes a la fecha que tenga la propuesta, si el destinatario reside en
lugar distinto, a dicho termino se sumará el de la distancia. Las partes pueden fijar
los plazos diferentes a los establecidos por la ley, para la aceptación o rechazo de
la propuesta. Vencido el plazo de aceptación, bien el que establece la ley o bien el
establecido por las partes, la oferta caduca y queda el proponente liberado de su
compromiso de mantener los términos propuestos para el negocio.

b. promesa de celebrar actos jurídicos. La opción. La promesa de contrato


que se otorga por la dos partes contratante y las obliga a ambas y la que sólo
obliga a una de ellas llamada opción, son aspectos que hay que examinar. La
promesa de celebrar un contrato llamada también precontrato, es un acto en virtud
del cual las futuras partes contratantes se obligan a perfeccionar un determinado
contrato. La promesa de celebrar un contrato no produce obligación alguna salvo:
que se conste por escrito; que el contrato a que la persona se refiere no sea de
aquellos que las leyes declaran ineficaces por no reunir los requisitos que
establece; que la promesa contenga un plazo o condición que fije la época en que
ha de celebrarse el contrato; que se determine de tal suerte el contrato que para
perfeccionarlo sólo falte la tradición de la cosa o las formalidades legales.

La opción, es decir, la promesa que sólo obliga a una de las partes es la


obligación que un contratante adquiere de celebrar un contrato en caso de que la
otra partes se decida a ello. La opción puede concebirse como una oferta
obligatoria sometida a un termino o a una condición dada. Impone al que la
concede la obligación de cumplir su compromiso, si la opción no
estuviere sometida a un termino o a una condición es ineficaz. La promesa
engendra una obligación de hacer, cual es la celebración del acto jurídico
prometido, el acto jurídico da origen a las obligaciones propias de su
naturaleza. La no ejecución de una promesa, da derecho a las acciones propias
del incumplimiento de las obligaciones de hacer, que son: pedir que se apremie a
la parte que incumpla para que ejecute el acto prometido; pedir autorización para
hace ejecutar al acto prometido por un tercero a expensas de la parte incumplida,
y pedir la indemnización de los perjuicios.

c. Representación. Actuación de una persona en nombre de otra, estando


facultada por ésta o por la ley para hacerlo. Tal actuación produce respecto del
representado iguales efectos que si hubiere contratado el mismo. Condiciones:
poder de representación, el cual puede ser legal, judicial o convencional, según
sea la fuente de donde dimana; voluntad de obrar por cuenta de su representada y
manifestar esa voluntad, pues de no ser así quedará obligado personalmente para
con el otro contratante; tener la voluntad de contratar, con lo cual se indica no sólo
que su actuación no es simplemente mecánica sino además que su volunta debe
existir y no estar viciada, a fin de desempeñar el encargo con suficiente iniciativa,
aunque, desde luego dentro de los límites del poder.

d. La negociación por otro: cualquiera puede estipular a favor de una tercera


persona, aunque no tenga derecho para representarla, pero solo esta tercera
persona podrá demandar lo estipulado, y mientras no intervenga su aceptación
expresa o tácita es revocable el contrato por la sola voluntad de las partes que
concurrieron a él. No es válida la estipulación o acreencia por otro, pero sólo este
otro puede reclamar el crédito, y es válida la promesa o deuda por otro, pero este
solo se obliga en virtud de su ratificación.

Desviaciones del consentimiento:

· La simulación. Se presenta cuando hay discrepancia intencional entre la


manifestación de voluntad y el verdadero propósito del sujeto o los sujetos del
acto. Hay simulación cuando las partes, habiendo celebrado una convención
aparente, modifican, o suprimen sus efectos por medio de otra convención,
contemporánea de la primera y distinta a permanecer secreta. Condiciones o
elementos: que haya clara conciencia respecto de la divergencia entre lo aparente
y lo secreto; que el acto secreto que modifica o suprime los efectos del aparente
sea contemporáneo de éste. El fin esencial de la simulación es el engaño
fraudulento a terceros. Existe la simulación absoluta y la relativa. La primera se
presenta cuando el pacto secreto va destinado a descartar todo efecto negocial,
es decir, cuando el pacto secreto tiene por objeto suprimir todos los efectos del
acto publica o aparente. En la segunda el pacto secreto va orientado a celebrar un
negocio jurídico, pero se lo encubre con un ropaje deferente. La acción simulatoria
busca la declaración de inexistencia del acto aparente, la consiguiente declaratoria
de prevalencia potencial del acto secreto, el examen de su plena eficacia y
la reparación de los de los perjuicios sufridos por las partes o los terceros. Es una
acción de declaración de inexistencia. Una vez declarada la inexistencia del acto
aparente, se presentan la restitución de las cosas al estado anterior y la
indemnización de los perjuicios.

· El acto fraudulento: el fraude es toda maquinación realizada con el


propósito de obtener una ventaja ilícita, un perjuicio injusto a terceros o a la
evasión del imperio de una norma legal. El acto fraudulento se refiere a un solo
acto, inequívoco, que causa perjuicio o que evita los efectos de una norma
obligatoria. Este acto puede tener consecuencias civiles y penales. Las civiles son
las de la nulidad absoluta: el acto fraudulento comporta objeto ilícito. La
declaratoria de nulidad significa la restitución de las cosas al mismo estado en que
se hallarían las partes si no hubiese existido el acto nulo, y la consiguiente
indemnización de perjuicios. El fraude en un acto jurídico no apareja su
inexistencia sino su invalidez. Son especies de este fraude: a. Pauliano, que es
todo acto de disposición de bienes por parte del deudor, que perjudica a sus
acreedores por implicar una reducción de la prenda general de éstos. A este
fraude corresponde la acción pauliana o revocatoria, que no es más que la
posibilidad de hacer revocar los actos del deudor que perjudican a los acreedores.
B. El fraude a la ley consiste en la contradicción del espíritu o propósito general de
la ley con actos que, no obstante guardan fidelidad al texto de la norma. Como
condiciones se tiene que debe haber un perjuicio o daño; que tal acto o
concatenación o vinculación de actitudes, hechos o actos individualmente
intachables, se encaminen intencionalmente al resultado que se busca evitar con
la norma.

OBJETO:

El objeto del acto jurídico viene a ser el mismo objeto de la obligación. Las
condiciones de existencia del objeto son la posibilidad y la determinación.

MODO IDÓNEO DE EXPRESIÓN DE LA VOLUNTAD:

Formalismo: clases de forma, 1. ad subtantiam actus y ad probationem. La


primera se refiere precisamente a la que es necesaria o idónea para la existencia
del acto jurídico, mientras que la segunda hace relación a la demostración o
prueba de la celebración o existencia del acto. La forma idónea de expresión dela
voluntad o consentimiento está siempre prescrita por la ley para el determinado
acto jurídico.
REQUISITOS PARA LA VALIDEZ DEL ACTO JURÍDICO:

CAPACIDAD Y LEGITIMACIÓN:

La capacidad legal de una persona consiste en poderse obligar por sí misma, y sin
el ministerio o la autorización de otra. Toda persona es legalmente capaz, excepto
aquellas que la ley declara incapaces. Se distingue la capacidad de goce y la de
ejercicio. La primera es la aptitud que corresponde a toda persona para ser sujeto
de derechos y obligaciones. La segunda es la habilidad que la ley reconoce a una
persona para intervenir en el comercio jurídico por sí misma y sin el ministerio o
autorización de otra persona.

La legtimación es la aptitud para celebrar ciertos negocios jurídicos en los cuales,


por especiales requerimientos del orden legal, se exigen determinadas calidades.

Clases de incapacidad:

a. incapacidad absoluta: son absolutamente incapaces los dementes, los


impúberes, y los sordomudos que no pueden darse a entender por escrito. La
incapacidad absoluta da orogien a la nulidad absoluta del acto.

b. Incapacidad relativa: son relativamente incapaces tan sólo los menores


púberes y los disipadores interdictos. Los actos por ellos realizados estarán
afectados de nulidad relativa.

c. Inhabilidad especial o ausencia de legitimación: son las incapacidades


particulares que consisten en la prohibición que la ley ha impuesto a ciertas
personas para ejecutar ciertos actos.

AUSENCIA DE VICIOS DE LA VOLUNTAD O CONSENTIMIENTO:

A. ERROR:

es la disconformidad entre la realidad y la idea que se tienen de ella. Es la falsa


representación de los elementos de un acto jurídico que lleva a una persona a
manifestar su voluntad o consentimiento. El error de derecho, es el que en virtud
de la conocida regla de garantía del orden jurídico según la cual la ignorancia no
sirve de excusa, no vicia la voluntad o el consentimiento. Los errores de hecho,
son los únicos capaces de viciar el consentimiento y se distinguen las siguientes
especies:

· errores obstáculos: impiden u obstaculizan la formación de la voluntad.


Recaen sobre la especie de acto o contrato que se celebren, o sobre la identidad
de la cosa especifica. Conllevan a la inexistencia del acto.

· Errores nulidades: son propiamente los vicios. Los errores pueden darse
sobre la sustancia o calidad esencial del objeto sobre que versa el acto o contrato;
sobre otra calidad que sea determinante, y sobre la persona con quien se tiene
intención de contratar, cuando la consideración de esta persona es determinante
en la celebración del acto. El único error que vicia el consentimiento es el error
determinante, es decir, el error móvil o propulsor de la voluntad jurídica.

· Errores indiferentes: no vicia el consentimiento. Son errores indiferentes, el


error sobre calidades o personas cuando no son determinantes, o el error sobre el
cálculo, sobre los motivos internos etc. Los errores obstáculos producen la
inexistencia, los errores nulidades producen la nulidad relativa, los errores
indiferentes no vician el consentimiento.

B. LA FUERZA:

es la presión injusta, física o psicológica que obliga a una persona a manifestar su


voluntad o consentimiento e la celebración de un acto jurídico. Es vicio en razón
del temor experimentado por la víctima, que la impulsa o determina a celebrar el
acto. La fuerza debe se injusta, determinante y grava. Es injusta la coacción
cuando los actos que la constituyen no encuentran razón o causa suficiente en el
orden jurídico. Es determinante la fuerza que precisamente busca atemorizar de
tal modo a la víctima que la obliga a celebrar un acto jurídico. Es grave la fuerza
capaz de producir una impresión fuerte en una persona de sano juicio, tomando en
cuenta su edad, sexo y condición. La fuerza que vicia la voluntad o consentimiento
puede provenir de una de las partes que intervienen en el acto o de un tercero. El
temor reverencial, es decir, el solo temor de desagradar a las personas a quienes
se debe sumisión y respeto, no es vicio del consentimiento. La fuerza genera
nulidad relativa.
C. EL DOLO: es el quebrantamiento intencional de la buena fe en una actuación
jurídica. Es la intención positiva de inferir injuria a la persona o propiedad de otro.
Es la maquinación fraudulenta o engañosa tendiente a inducir a otro a manifestar
su voluntad o consentimiento. El dolo debe provenir de la persona que, como
consecuencia del acto jurídico unilateral, ostente la calidad de deudor o acreedor.

AUSENCIA DE LESIÓN:

La lesión es la desproporción considerable de las prestaciones objeto de ciertos


actos jurídicos onerosos.

a. Compraventa de inmuebles: el vendedor sufre lesión enorme cuando el


precio que recibe es inferior a la mitad del justo precio de la cosa que vende; y el
comprador sufre lesión enorme cuando el justo precio de la cosa que compra es
inferior a la mitad del precio que paga por ella. El justo precio se refiere al tiempo
del contrato.

b. Permuta de inmuebles: cuando en el cambio de una cosa inmueble por otra


se presentan diferencias con respecto al justo precio, constitutivas de lesión,
procede la rescisión del acto por nulidad relativa, o la ratificación del acto por
ajuste del precio y cargo de 10%.

c. Aceptación de herencia: existe la rescisión de la aceptación de herencia en


el evento de lesión grave resultante de disposiciones de que no se tenia noticia al
tiempo de la aceptación.

d. Interés en el mutuo: el interés convencional que excede de una mitad al que


se probare haber sido interés corriente al tiempo de la convención, será reducido
por el juez a dicho interés corriente, si lo solicitare el deudor.

e. Anticresis: se da a la lesión el mismo tratamiento que al interés en e l mutuo.

f. Cláusula penal: cuando se pacta como pena por incumplimiento de una


obligación el pago de determinada cantidad, podrá pedirse que se rebaje de la
pena todo lo que exceda al duplo de la obligación incumplida.

g. Partición: se concede la rescisión por causa de la lesión al que sido


perjudicado en más de la mitad de su cuota.
LICITUD DEL OBJETO:

La ilicitud es el atentado contra el orden publico, las buenas costumbres, o la


moral; se refiere a cualquiera de las prestaciones derivadas del acto jurídico y
también a la resultante del conjunto de las prestaciones, concedida tal resultante
como una finalidad.

PRINCIPIOS DE INTERPRETACIÓN DE LOS ACTOS JURÍDICOS:

· Principio de la intencionalidad: conocida claramente la intención de los


contratantes, debe estarse más a ella que a lo literal de las palabras.

· Principio de la especialidad: por generales que sean los términos de un


contrato, sólo se aplicarían a la materia sobre que se ha contratado.

· Principio de efectividad: la manifestación de voluntad, la intención en un


acto determinado, debe producir efectos, aquellos que los agentes quisieren.

· Principio de concordancia.

· Principio de favorabilidad: las cláusulas ambiguas que hayan sido


extendidas o dictadas por una de las partes, sea acreedora o deudora, se
interpretarán contra ella siempre que la ambigüedad provenga de la falta de una
explicación que haya debido darse por ella.

CRITERIOS PARA LA EJECUCIÓN DE LOS ACTOS JURÍDICOS:

· La obligatoriedad de los actos jurídicos: todo contrato legalmente


celebrado es una ley para las partes, y no puede ser invalidado sino por su
consentimiento mutuo o por causas legales.

· La buena fe: los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por


consiguientes obligan no sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas
que emanan precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la ley
pertenecen a ella. L buena fe es la recta disposición de ánimo.
LA CAUSA DE LOS ACTOS JURÍDICOS:

Es el motivo que impulsa o cada contratante a celebrar su convención, motivo


importante o fútil, ético o inmoral, trascendente o vano, pero perteneciente a su
fuero interno.

La causa eficiente del acto jurídico es, sin duda, el móvil o motivo que induce a
cada uno de los agentes a su celebración. Es un móvil íntimo, variable, y a menos
que trascienda al fuero externo no está, ni podría estar, regulado por el
derecho. El móvil o causa puede ser lícito o ilícito. La causa final del acto jurídico-
fuente es la obligación o conjunto de obligaciones que de él dimanan. La causa
eficiente de la obligación, o sea, aquello de donde proviene, es el acto a el hecho
jurídico que le da origen. La causa final de la obligación no es más que su
cumplimiento, para el cual nació y hacia el cual deudor y acreedor orientan en
últimas su función en el vínculo.

INEFICACIA LIMINAR DEL ACTO JURÍDICO:

· Inexistencia: el acto no existe cuando simplemente carece de una o varias


de las condiciones de existencia: voluntad, objeto y forma idónea de expresión de
la voluntad. El objeto se refiere a las obligaciones derivadas del acto y al conjunto
que resulta delas mismas. La inexistencia del acto no requiere declaración; no
produce efecto jurídico alguno; no puede rectificarse ni subsanarse. Es posible
que no obstante la inexistencia, advertida o inadvertida, se realicen prestaciones
de dar, hacer o no hacer; su realización supone un enriquecimiento sin causa y
engendra la obligación de restituir o de indemnizar los perjuicios que pueden
haber sufrido terceros de buena fe.

· Nulidad: un acto adolece de nulidad absoluta cuando se preterminen


requisitos o condiciones exigidos en atención a un interés de orden publico.
Adolece de nulidad relativa cuando en su celebración se omiten requisitos exigidos
en razón del interés individual de las partes. La nulidad absoluta se predica para
los casos de objeto o causa ilícita, de omisión de requisitos prescritos por l ley,
para el valor de ciertos actos por razón de la naturaleza de los mismos, y de
incapacidad absoluta, esto es, de actos que celebren los impúberes, los dementes
y sordomudos, que no pueden darse a entender por escrito. Esta nulidad puede
ser declarada de oficio por el juez; puede pedirse su declaración por el ministerio
publico o por todo aquel que tenga interés en hacerlo; no puede ratificarse si es
generada por ilicitud del objeto; se sanea por prescripción de 20 años. Un acto
adolece de nulidad relativa cuando se preterminen requisitos o condiciones
exigidos en atención de un interés de carácter particular. Hay nulidad relativa en
los casos de incapacidad relativa, en los casos de vicios del consentimiento, y en
los casas de pretenmisión de requisitos exigidos por la ley en consideración a la
calidad o estado de personas que realizan el acto jurídicos. No puede ser
declarada por el juez sino a petición de parte; no puede pedirse su declaración por
el ministerio publico en el solo interés de la ley; no puede alegarse sino por
aquellos en cuyo beneficio las han establecido las leyes, o por sus herederos o
cesionarios; siempre puede sanearse por ratificación de las partes; se sanea por
prescripción de 4 años.

El efecto de la nulidad es dar a las partes derecho para ser restituidas al mismo
estado en que se hallarían si ni hubiese existido el acto o contrato nulo. 1. la
posibilidad de reivindicación, vale decir de persecución del bien para recuperarlo,
frente a terceros poseedores. 2. la necesidad de hacer las restituciones mutuas de
lo que han recibido los contratantes, con ciertas excepciones: cuando la nulidad es
ocasionada por objeto ilícito no puede pedirse la restitución por quien contrató a
sabiendas de la ilicitud; cuando la nulidad es ocasionada por incapacidad no se
puede pedir la restitución de lo dado o pagado en virtud del acto sino en cuanto se
probare que el incapaz se hizo más rico. 3. la obligación de indemnizar los
perjuicios causados por razón de la nulidad de un acto, cuando tal declaratoria ha
sido la consecuencia de la imputabilidad por dolo o culpa. Se llama rectificación a
la manifestación de voluntad unilateral o bilateral según la especie de acto jurídico,
que tiene por objeto subsanar el vicio de que adolece el acto. Puede ser expresa o
tácita, la primera requiere para su validez las mismas solemnidades a que debió
sujetarse el acto que se ratifica; la segunda no es más que la ejecución voluntaria
de las obligaciones resultantes del acto.

· Inoponibilidad: el acto jurídico que conforme a la ley debe tener publicidad


puede estar afectado en su plena eficacia por la inoponibilidad. El acto es
oponible, es decir, produce sus efectos no sólo frente a los agentes sino frente a
todo el mundo, cuando se le ha dado la publicidad que la ley exige. En caso
contrario es inoponible. Si requiere de publicidad es porque interesa al orden
jurídico el conocimiento que de él pueda tener cualquier persona; si no hay
publicidad no lo pueden conocer los terceros y por tanto mal podrían sus efectos
tener aplicación frente a éstos.
EL CONTRATO COMO ESPECIE DE ACTO JURÍDICO:

Es el acto jurídico bilateral intencionalmente dirigido a producir obligaciones. Se


distinguen en cada contrato las cosas que son de su esencia, las que son de su
naturaleza, y las puramente accidentales. Son de la esencia de un contrato
aquellas cosas sin las cuales o no produce efecto alguno o degenera en otro
contrato diferente. Son de la naturaleza de un contrato las que no siendo
esenciales en él, se entienden pertenecerle, sin necesidad de una cláusula
especial. Son accidentales a un contrato aquella que ni esencial ni naturalmente le
pertenecen, y que se le agregan por medio de cláusulas especiales.

Se pueden clasificar:

· Según el modo de perfeccionarse: en consensuales, solemnes y reales. El


contrato es consensual, cuando se perfecciona por el sólo consentimiento
(arrendamiento, mandato, compraventa de muebles). Es solemne cuando para su
perfeccionamiento requiere una solemnidad especial prevista por la ley o
acordada por los contratantes. El contrato es real cuando para perfeccionarlo se
requiere la entrega de una cosa.

· Según las partes obligadas: puede ser unilateral o bilateral. Pueden ser
además perfectos o imperfectos. Es unilateral cuando solamente una de las partes
contratantes asume obligaciones. Una de las dos asume obligaciones en beneficio
de la otra que no sume obligación alguna (mutuo, comodato, prenda, depósito). Es
bilateral el contrato que engendra obligaciones para las dos partes contratantes.
También se llama sinalagmático (compraventa, arrendamiento, sociedad). El
contrato bilateral puede ser perfecto, si desde su perfeccionamiento engendra
obligaciones a cargo de ambas partes y cada una de estas debe cumplir la que
surgió a su cargo para satisfacer a la otra. Es imperfecto el que habiendo nacido
como unilateral, es decir con obligaciones a cargo de un sola persona, posterior y
accidentalmente se convierte en bilateral por que surgen obligaciones a cargo de
la otra parte.

La condición resolutoria tácita solo cabe en contratos bilaterales y consiste en que


si una de las partes no cumple lo pactado podrá pedir la otra, a su arbitrio, o la
resolución o el cumplimiento del contrato con indemnización de perjuicios. En los
contratos bilaterales ninguno de los contratantes está en mora dejando de cumplir,
mientras el otro no cumpla por su parte o no se allana a cumplirlo en forma y
tiempo debido.

· Según la equivalencia de las prestaciones: pueden ser gratuitos y


onerosos, y además conmutativos y aleatorios. Es gratuito cuando solo tiene por
objeto la utilidad de una de las partes sufriendo la otra el gravamen. Es oneroso
cuando tiene por objeto la utilidad de ambas partes, gravándose cada uno a
beneficio del otro. Se reciben ventajas equivalentes. Es oneroso conmutativo,
cuando cada un de las partes se obliga a dar o hacer una cosa que se mira como
equivalente a lo que la otra parte debe dar o hacer a su vez. Es aleatorio cuando
el equivalente consiste en una contingencia incierta de ganancia o perdida.

· Según el origen de las cláusulas contractuales: pueden ser de libre


discusión o adhesivos. Los primeros son aquellos cuyas cláusulas se discuten y
convienen por las partes en el mismo plano de igualdad en cuanto al origen y
contenido de las obligaciones que van a surgir del contrato. Los segundos son
aquellos cuyas cláusulas han sido íntegramente propuestas por una de as partes,
quedando a la otra la aceptación del conjunto o por supuesto su rechazo.

· Según el momento de su ejecución: el cumplimiento de las obligaciones


surgidas del contrato a cargo de uno de los contratantes pueden ser puras y
simples y pueden cumplirse en un solo acto. Son contratos de ejecución
instantánea. Hay contrato cuyas obligaciones derivadas no pueden ser cumplidas
en el acto mismo en que nacen a la vida jurídica y por tanto son de ejecución
sucesiva.

· Según su consagración legal: son nominados e innominados. Los


primeros son los que tienen mención y sobre todo regulación básica en la ley o en
una norma de carácter obligatorio. Son atípicos los contratos que no están
regulados por una norma obligatoria.

MANIFESTACIÓN UNILATERAL DE VOLUNTAD COMO ESPECIE DEL ACTO


JURÍDICO:

Cuando la manifestación de voluntad proviene de una sola persona son concurso


ni acuerdo con otra u otras, el acto jurídico es unilateral.

· Aceptación de la herencia: todo asignatario puede aceptar o repudiar


libremente. Si individual o espontáneamente el asignatario, sea heredero o
legatario, acepta la herencia, cumple un acto unilateral. No requirió del concurso
de otra persona.

· Agencia oficiosa: gestión de negocios. Acto jurídico por el cual el que


adminístralos bienes de otro sin mandato, se obliga para con ésta y la obliga en
ciertos casos. Es un acto unilateral, es un acto de administración, es un acto
generador de obligaciones. Es una manifestación unilateral de voluntad tipica o
nominada. Las principales obligaciones que surgen de la agencia oficiosa son,
para el gestor la de cumplir debidamente la administración que asumió, y la de
rendir cuenta de su administración al dueño de los bienes o intereses. Párale
dueño la de rembolsar al gestor los gastos en que haya incurrido con motivo de la
gestión, la de indemnizar los perjuicios que como consecuencia de la
administración haya podido sufrir el gesto, y las demás que en su nombre frente a
terceros contrajo el gestor.

· Ratificación de actos jurídicos ineficaces: cuando la ineficacia inicial de


un acto jurídico, es decir. Su posible inexistencia o nulidad, proviene de un motivo
imputable a un de las partes y ésta, de manera unilateral, libre y espontánea
ratifica el acto, pudiendo hacerlo, verdaderamente crea con su rectificación las
obligaciones que no habían podido generarse.

· Reconocimiento de hijos naturales: el reconocimiento es un acto


unilateral, irrevocable, y solemne, por el cual una persona, libre y
espontáneamente declara ser el padre o madre de otra.

· La oferta: siendo obligatoria en la mayoría de los casos, la oferta implica el


nacimiento del deber de cumplirla, así como del de indemnizar los perjuicios que
puedan resultar de su eventual incumplimiento.

EL HECHO JURÍDICO

Constituye la fuente no voluntaria de las obligaciones. Es el hecho físico o humano


cuyos efectos jurídicos relevantes se producen por el solo ministerio de una norma
jurídica, con independencia de la voluntad reflexiva. Los elementos constitutivos
son la tipicidad legal del hecho y del efecto, es decir, su consagración por una
norma legal; el segundo es la involuntariedad del efecto. Aunque exista un interés
por parte del agente en la realización de un determinado hecho, sus efectos
jurídicamente relevantes se producen exclusivamente por el ministerio de la ley.

Las dos especies del hecho jurídico son el ilícito civil o hecho imputable dañoso, y
el hecho con virtualidad para obligar. El primero es todo hecho que como
consecuencia del dolo, la culpa o del riesgo asumido por una persona, produce a
otra un daño. El segundo es todo hecho que sin ser imputable ni dañoso, genera
obligaciones civiles por el ministerio de la ley.

EL HECHO ILÍCITO CIVIL, O EL HECHO IMPUTABLE DAÑOSO:

Es todo hecho que como consecuencia del dolo, la culpa o del riesgo asumido por
una persona causa daño a otra. Es esencial que se cause daño, hasta el punto de
poderse afirmar que si no hay daño no se origina obligación alguna, y tal hecho
debe ser atribuible a una persona capaz de responder.

· La responsabilidad: una persona es responsable cada vez que tiene que


reparar un perjuicio.

La responsabilidad civil surge de los daños privados, mientras que la


responsabilidad penal se origina en los denominados daños públicos. Aquellos son
los que lesionan intereses individuales y éstos los que atentan contra los intereses
de la comunidad. La distinción tiene un criterio formal el cual afirma la discrepancia
en la forma como el orden jurídico sanciona en cada caso a la persona
responsable. En el campo penal, la responsabilidad se sanciona como un pena
privativa de la libertad personal, mientras que en civil con la indemnización de los
daños causados. Hay responsabilidad penal, cuando la consecuencia o sanción
jurídica del hecho es eminentemente expiatoria y se traduce en la suspensión,
disminución o pérdida de un derecho; hay responsabilidad civil cuando la
consecuencia del hecho consiste en resarcir o reparar un perjuicio causado, en el
primer caso hay castigo, en el segundo restablecimiento o compensación.

La responsabilidad concreta (contractual) cosiste en la necesidad de reparar los


daños causados por el incumplimiento de las obligaciones nacidas de los actos
jurídicos. Es concreta por que del acto en particular se deriva la responsabilidad
correspondiente. Es abstracta o extra contractual, aquella ajena al acto jurídico,
es decir, ajena a la manifestación de voluntad intencionalmente dirigida a la
producción de efectos jurídico. Es la responsabilidad propia del hecho jurídico y
consiste en la necesidad de indemnizar los daños causados a l persona o
propiedad de otro como consecuencia de una conducta imputable.

La imputabilidad consiste en la atribución de la responsabilidad, se es imputable


cuando la responsabilidad se puede atribuir por dolo, culpa o riesgo.

El dolo es la intención positiva de inferir injuria a la persona o propiedad de otro. El


dolo es la intención maliciosa de causar daño, es la falta más grave del derecho
civil. En la culpa no hay e la voluntad del agente la intención positiva de causar
daño a otro. Se trata de una conducta negligente, descuidada, sin intención de
dañar. Los sistemas de apreciación de la culpa son:

a. Apreciación en concreto: la culpa se establece comparando la conducta del


agente en las circunstancias en que se produjo el daño con su conducta normal,
es decir, con el comportamiento cotidiano en su trabajo, en sus distracciones, en
su hogar. El agente es comparado consigo mismo, es la ecuación personal de
cada uno.
b. Apreciación de la culpa en abstracto: la conducta del agente es
confrontada con la de un modelo ideal, con un arquetipo, el de un buen padre de
familia. Este es el sistema que se aplica en nuestro sistema.

Los grados de la culpa son:

a. La culpa grave, negligencia grave o culpa lata, consiste en una negligencia


extrema, que no cometen ni aún las personas más descuidadas; consiste en no
manejar los negocios ajenos con aquel cuidado que aun las personas negligentes
o de poca prudencia suelen emplear en sus negocios propios.

b. La culpa leve, descuido ligero o leve, consiste en la falta de la diligencia que


un hombre juicioso, un buen padre de familia, emplea en el manejo de sus
negocios ordinarios.

c. La culpa levísima, consiste en la inobservancia del cuidado propio de las


personas más diligentes y prudentes en el manejo de sus negocios importantes.

El dolo no se presume, debe probarse. En materia civil, tratándose de


responsabilidad contractual, la prueba de la diligencia o cuidado incumbe al que
ha debido emplearlo, se estable una especie de presunción de culpa y se dispone
para desvirtuarla la probanza de la diligencia debida. Para la responsabilidad de
carácter abstracto, rige la presunción de la buena fe, que impone la carga de la
prueba a quien alegue el dolo o la negligencia de otro. En materia comercial, rige
así mismo la presunción de la buena fe.

El responsable por culpa debe resarcir los perjuicios que se previeron o pudieron
preverse al tiempo del contrato, el responsable por dolo debe indemnizar todos los
perjuicios incluso los imprevisibles que hayan sido consecuencia directa del
incumplimiento.

El riego es causa de imputabilidad cuando debido a la realización de ciertas y


determinadas actividades, calificadas como peligrosa, se produce un daño. El
daño causado en esas circunstancias debe resarcirse.

Por el sólo ejercicio de una actividad insegura se presume la culpa del agente,
exonerándose la víctima de l tarea de demostrar una conducta indebida. Al agente
le corresponderá desvirtuar la presunción a través de la prueba de la ocurrencia
de un caso fortuito o fuerza mayor, de la intervención de un elemento extraño o de
un hecho culposo de la propia víctima.

· El daño: es el detrimento o demérito que sufre una persona e sus derechos


o en sus sentimientos. Es por ello la medida de la responsabilidad.
Existen el daño material y el daño moral, atendiendo a si la lesión recae sobre
derechos patrimoniales o si afecta derechos extra patrimoniales. El daño material
es la lesión o perjuicio que afecta el patrimonio de la víctima, universalidad jurídica
compuesta por derechos y deberes de contenido económico que se radican en
cabeza del perjudicado. Es fácilmente avaluable.

En el daño moral, la tristeza, la aflicción, el sentimiento de amargura que le


produce a una persona determinado hecho no es susceptible de ser compensado,
no son propiamente medibles o cuantificables.

El daño positivo o daño emergente, cosiste en la deficiencia patrimonial que surge


del hecho dañoso. El daño negativo o lucro cesante, se presenta cuando en razón
del perjuicio la víctima no puede obtener un beneficio; los beneficios que dejan de
percibirse.

El daño actual es el que se ha producido; es el perjuicio real sufrido por la víctima.


El daño futuro consiste en el daño que va a producirse, sólo es indemnizable si se
sabe que va a ocurrir.

El daño directo es el efecto nocivo inmediato y próximo del hecho imputable; el


daño indirecto es aquel, que si bien depende en últimas del hecho del agente, se
produce como consecuencia del daño directo, de modo mediato o concasual.

Para ser indemnizable el daño tiene que ser determinado. Con el resarcimiento del
daño se busca restablecer la situación patrimonial del perjudicado al estado
anterior a la ocurrencia del daño.

La imputabilidad puede tener origen en el hecho propio, que consisten en que, el


que ha cometido un delito o culpa, que ha inferido daño a otro, es obligado a la
indemnización, sin perjuicio de la pena principal que la ley imponga por la culpa
del delito cometido. También pude originarse en un hacho ajeno, es decir, se es
responsable del cuidado y manejo de la persona que ha causado el daño, y la
responsabilidad sólo cesa si se prueba la imposibilidad de impedir el hecho
dañoso. El daño puede originarse igualmente en el hecho de las cosas.

EL HECHO CON VIRTUALIDAD PARA OBLIGAR:

Constituye una de las especies del hecho jurídico y puede definirse como todo
hecho que, sin ser imputable, o sea, ni doloso, ni culposo ni proveniente de un
riesgo creado, y sin producir daño, genera sin embargo obligaciones civiles por el
ministerio de la ley, independientemente de la voluntad d los afectados. Sus
elementos son la tipicidad o consagración explícita en una norma jurídica, y la
involuntariedad de sus efectos.

Son hechos con virtualidad para obligar:

· Enriquecimiento sin causa: sus elementos son: que exista un


enriquecimiento; que haya un empobrecimiento concausal o correlativo; que el
desequilibrio entre los dos patrimonios se haya producido sin causa jurídica; que el
demandante carezca de otra acción derivada d un acto o un hecho jurídico y no
tenga, en consecuencia más vía para buscar el restablecimiento del equilibrio y;
que no se pretenda con el ejercicio de la acción soslayar una disposición
imperativa de la ley.

· Las relaciones familiares.

· Las servidumbres de tránsito de predios enclavados: la obligación de


soportar la servidumbre, y el derecho correlativo, se producen con exclusión de la
voluntad, por solos los hechos de la vecindad y de la carencia de la salida al
camino publico.

· Las delimitaciones y el cerramiento.

· La comunidad y la división. La propiedad horizontal: cada comunero debe


contribuir a las obras y reparaciones de la comunidad proporcionalmente a su
cuota. la voluntad sólo busca permanecer en comunidad o adquirir un bien
sometido al régimen de propiedad horizontal. La obligación de pagar os gastos ya
no es intencional, se produce por el sólo ministerio de la ley.

· La obligación de pagar impuesta generada por algunas actividades.

· La necesidad de adoptar un régimen de seguridad o de higiene, o de


prevención en razón del ejercicio de ciertas tareas.

· El deber de obtener un visado o un permiso de tener determinado


horario o de emplear determinados elementos o personas.

EFECTO DE LAS OBLIGACIONES

El efecto propio de la obligación es constreñir al deudor al cumplimiento de la


prestación. El efecto de constreñir eficazmente al deudor se obtiene cuando la
obligación es una realidad jurídica, y lo es sólo cuando su fuente reúne las
condiciones para engendrarla. El efecto de constreñir al deudor debe tener como
consecuencia obvia el cumplimiento espontáneo y cabal de la prestación. Con el
cumplimiento el deudor se libera, satisface al acreedor y evita perjuicios ulteriores
por razón de su falta.

No siempre los deudores tienen el comportamiento natural y obvio, en ocasiones


inejecutan totalmente la prestación, a veces la ejecutan pero sólo parcialmente y
en casos retardan su cumplimiento. Cuando se presenta el incumplimiento surge
el efecto de constreñir al deudor a cumplir, con ciertas atribuciones que la ley da al
acreedor, encaminadas unas a obtener del deudor, aun por la fuerza, el
cumplimiento en debida forma más el resarcimiento de los perjuicios que se
hubieran ocasionada, y otras a permitirle participar en la administración o en la
liquidación del patrimonio del deudor, que constituye la prenda común de todos los
acreedores. Las primeras se concretan en la ejecución coactiva de la obligación, al
paso que las segundas en los llamados derechos auxiliares del acreedor.

LA EJECUCIÓN COACTIVA:

La ejecución coactiva o forzada es la primera y más importante atribución del


acreedor frente al deudor incumplido. Es la posibilidad del acreedor de acudir al
poder jurisdiccional del Estado en demanda de que su deudor sea forzado a
cumplir. Se practica a través de la acción ejecutiva. Pueden hacer uso de la
acción ejecutiva sólo aquellos que disponen de un titulo ejecutivo. Pueden
demandarse ejecutivamente las obligaciones expresas, claras y exigibles que
consten en documentos que provengan del deudor o de su causante y constituyan
plena prueba contra él.

Tres son entonces los requisitos que debe reunir un titulo ejecutivo: que sea un
documento proveniente del deudor o de su causante o de una providencia judicial;
que en tal documento o providencia conste una obligación expresa, clara y
exigible; y que el conjunto alcance a constituir con arreglo a las disposiciones
vigentes plena prueba contra el deudor.

Mediante la acción ejecutiva se busca el cumplimiento de la prestación original a


cargo del deudor y de la indemnización de perjuicios; busca la dación o entrega de
la cosa debida, o la realización del hecho determinado originalmente a cargo del
deudor. Se estipula que en ningún caso podrá haber detención, prisión o arrestos
por deudas.

La actuación ejecutiva se cumple, entonces, mediante la coacción jurídica, que se


manifiesta en primer lugar en la posibilidad de obtener que el Estado a través de la
autoridad jurisdiccional correspondiente, ordene al deudor el cumplimiento; y en
segundo término en el empleo de la fuerza en aquellas obligaciones que la
admitan por razón de su naturaleza. El objeto propio de la ejecución coactiva no
puede ser sino el patrimonio del deudor.

Ejecución por obligaciones de dar o entregar bienes:

El juez, ante todo, ordenará al deudor que presente y entregue la acreedor los
bienes debidos. Esta orden es propiamente el mandamiento ejecutivo.
Presentados los bienes, si el acreedor no comparece o se niega a recibirlos sin
razón, el juez nombrará un secuestre a quien los entregara por cuenta de aquel y
declarará cumplida la obligación. Igual declaración hará cuando el acreedor reciba
sus bienes. Si el acreedor comparece pero objeta la calidad de los bienes, el juez
los entregará a un secuestre mientras decide la objeción. Si resultan los bienes de
la calidad debida, el juez ordena su entrega al acreedor, en el caso contrario el
acreedor podrá insistir en que se presenten nuevos objetos de la calidad debida, o
que se extienda la ejecución al valor de los bienes, que no es otra cosa que la
indemnización de perjuicios por la inejecución. Si los bienes no se presentan en la
cantidad debida, el acreedor podrá solicitar la entrega de los presentados y se
continuará la ejecución por el resto. Si el bien o los bienes de que se trate no son
presentados por el deudor, el acreedor dispone entonces de la indemnización de
perjuicios por la inejecución.

Ejecución por obligaciones de dar o entregar bienes inmuebles:

Debe distinguirse si la ejecución busca el otorgamiento de la escritura publica, la


inscripción de la escritura en la oficina de registro de instrumentos públicos o la
entrega material del bien. En los dos primeros casos la ejecución se cumple en la
forma prevenida para las obligaciones de suscribir documentos y de hacer; en el
caso de la entrega material se emplea el procedimiento abreviado.

Ejecución por obligaciones de dar sumas de dinero:

El juez ordena su pago en el termino de 5 días. Si el deudor no cumple la orden


del juez, y el acreedor pidió desde la presentación de la demanda el embargo y
secuestro de determinados bienes del deudor, el juez los decretará si fueren
procedentes. Si el acreedor no pidió desde el principio el embargo y secuestro de
bienes, puede hacerlo una vez ejecutoriado el mandamiento ejecutivo. Lo anterior
sin perjuicios de la posibilidad de haber solicitado las medidas en forma
anticipada. Una vez practicados el embargo y secuestro el juez ordena el avalúo
de los bienes y designa los correspondientes peritos. Se procede luego a la
liquidación del crédito, al remate de los bienes y a la entrega del producto del
remate al acreedor, hasta la concurrencia de su crédito.
Ejecución por obligaciones de hacer:

El juez ordena al deudor que ejecute el hecho dentro del plazo prudencial que le
señale. Ejecutado el hecho se citará a las partes para su reconocimiento. Si el
acreedor acepta el hecho, o no concurre a la diligencia de reconocimiento, o no
formula objeciones dentro de la diligencia, se declara cumplida la obligación. Si el
acreedor propone objeciones pero resultan infundadas, se declara igualmente
cumplida la obligación; si son fundadas el acreedor podrá pedir que se realice de
nuevo el hecho o que se le indemnicen los perjuicios por inejecución de la
prestación. Si el deudor no ejecuta el hecho dentro del termino fijado por el juez, u
no se hubiere pedido en subsidio la indemnización de perjuicios por la inejecución,
el acreedor podrá solicitar que se autorice la ejecución del hecho por un tercero a
expensas del deudor. Si se pidió la indemnización de perjuicios se pasará a ella
pues la ejecución no cumplió su primer cometido.

Ejecución por obligaciones de suscribir documentos:

La prevención al demandado de que en caso de que no suscriba la escritura o


documento en el término de tres días, el juez puede proceder a hacerlo en su
nombre.

Ejecución por obligaciones de no hacer:

Si la obligación es de no hacer y se ha probado la contravención, el juez ordenará


al deudor la destrucción de lo hecho dentro de un plazo prudencial. Si el deudor no
destruye el hecho, el acreedor puede pedir su destrucción a expensas del deudor
siempre que no haya pedido la indemnización de perjuicios por la inejecución.

La indemnización de perjuicios:

· Modos y oportunidades: puede ejercerse como complemento de la


ejecución de la prestación original, separadamente, o en subsidio de ella. Se
ejerce como complemento cuando además de perseguir el acreedor la realización
de la prestación original, busca el resarcimiento de los perjuicios que se la
irrogaron con motivo del incumplimiento. Se ejerce separadamente de la ejecución
por la prestación original cuando ésta no puede intentarse. Se ejerce en subsidio
cuando así se indica en la demanda para el caso de que el deudor no cumpla la
obligación en la forma ordenada en el mandamiento ejecutivo. Puede pedirse por
el acreedor desde un principio. I puede pedirse una vez avanzado el proceso.

· Clases de indemnización: el incumplimiento puede consistir en la


inejecución de la prestación total o parcial, o en el retardo de donde se distingue la
indemnización compensatoria y la moratoria. La indemnización compensatoria,
busca sustituir o remplazar la prestación inejecutada. Será una compensación total
cuando la prestación se inejecutó en forma tal, y será parcial cuando la inejecución
también lo fue, es decir, cuando el deudor sólo dio cumplimiento a una porción de
la debido o dio un cumplimiento defectuoso. La indemnización compensatoria es
subsidiaria, en el nítido de que cabe sólo a falta de la ejecución de la prestación.
La indemnización moratoria es el resarcimiento de los perjuicios que se derivan
para el acreedor como consecuencia del retardo del deudor, no se busca con ella
el reemplazo de la prestación original sino la reparación del daño causado por la
demora. Por eso es complementario, siempre cabe la acumulación de la
indemnización moratoria y la compensatoria.

· Objeto de la indemnización: su objeto es una suma de dinero.

· Requisitos de la indemnización:

a. Imputabilidad del deudor: si el deudor incumple intencional y


maliciosamente la obligación, con el propósito y la advertencia de causar
perjuicios al acreedor, es imputable por dolo, y debe indemnizar los daños
causados, tanto los actuales (emergentes), sino los futuros consecuenciales de su
incumplimiento doloso, previsible o imprevisibles. Si el incumplimiento, no es
intencional, ya no hay dolo, puede llegar a configurarse la imputabilidad por culpa,
si el deudor, por su conducta imprudente o negligente se coloca en condiciones de
incumplir la prestación. También origina la necesidad de resarcir los perjuicios
causados al acreedor, pero en este caso solamente aquellos que se previeron o
pudieron preverse al tiempo del nacimiento de la obligación. Si no puede
deducirse dolo ni culpa de la conducta del deudor, éste es inimputable. Son casos
de inimputabilidad del deudor, el caso fortuito, la imprevisión, la mora del acreedor
y el convenio o la norma expresa. El caso fortuito es todo hecho imprevisible e
inevitable, e irresistible. El deudor no responde del caso fortuito a menos que se
haya constituido en mora, o que el caso fortuito haya sobrevenido por su culpa;
Excepciones: la mora del deudor y la culpa como causa del caso fortuito. El caso
fortuito no libera al deudor cuando éste lo asumió voluntariamente, en ejercicio de
la autonomía de que dispone, dentro de los límites del orden publico y los
derechos ajenos, tampoco se libera cuando la obligación consiste en devolver
cosas robadas o hurtadas por el propio deudor.

Inimputabilidad por imprevisión: tiene por base los hechos posteriores al


contrato, que no hayan podido ser previstos por las partes, cuyo acaecimiento sin
hacer completamente imposible el cumplimiento de la obligación, lo dificultan en
forma extrema, haciéndolo tan oneroso, que el contrato pierde para la parte
obligada todo sentido y finalidad. Requisitos: que se trate de contratos onerosos
de cumplimiento futuro; que el hecho o las circunstancias sobrevinientes sean
imprevisibles al tiempo de la celebración del acto y por tanto excluyan toda forma
de imputabilidad; que el desequilibrio en contra del deudor sea extremo; que se
invoque antes del pago.

Inimputabilidad por mora del acreedor: la actitud culposa del acreedor, que
tiene como consecuencia el incumplimiento de la obligación, hace inimputable al
deudor porque sale de su control y su voluntad la realización de la prestación. Es
la situación en que se coloca el acreedor que rechaza injustamente el pago válido
que le ofrece su deudor. Debe haber una oferta de pago válido y un rechazo
injusto. El deudor, estando el acreedor en mora, no puede ser obligado a
indemnizar supuestos perjuicios que alegue el acreedor. Es el acreedor el que
está obligado a indemnizar los perjuicios que puedan derivarse para el deudor
como consecuencia de la situación de mora de aquel. La mora del acreedor
modifica la responsabilidad del deudor. Sólo se extenderá a la culpa grave o dolo.
El deudor adquiere la facultad de pagar mediante consignación, que es el depósito
de la cosa debida.

Imputabilidad por convenio o disposición expresa: en las obligaciones nacidas


del acto jurídico el deudor no es responsable si un incumplimiento es debido a
caso fortuito o a eventos independientes de su conducta; siempre sin excepciones,
responde si el incumplimiento es el producto de su dolo o de su culpa grave.;
responde de su culpa leve si el acto jurídico significa beneficios recíprocos para
quienes intervienen; responde de su culpa levísima si el acto tan sólo le ha
reportado beneficios a él. En las obligaciones nacidas del hecho jurídico, el deudor
debe responder de los perjuicios o daños causados por su dolo o culpa, o de los
daño que se produzcan en desarrollo de una actividad peligrosa. Si las partes
conviene, o la ley dispone, una responsabilidad diferente de la prescrita
generalmente, y del convenio o la disposición resulta una responsabilidad inferior,
habrá inimputabilidad para el deudor si el cumplimiento se debe a una de las
causales que lo hacen irresponsable. En las obligaciones nacidas del acto jurídico
se puede convenir la exoneración de la culpa leve y de la levísima, nunca de la
grave o dolo. En las obligaciones nacidas del hecho jurídico se puede presentar, la
exoneración de la culpa o del riesgo que comporta una actividad peligrosa. El
convenio puede agravar la responsabilidad.

b. perjuicios para el acreedor: si no hay perjuicios o daño, o si habiéndolo no


es posible demostrarlo, carecería el acreedor de interés jurídico para tutelar. La
carga de la prueba del daño o perjuicio sufrido corresponde al acreedor. La
estimación de los perjuicios corresponde a las partes, las cuales dentro de la
diligencia que a todos concierne, deben poder evaluar adecuadamente el daño
nacido del incumplimiento de una de ellas y así determinado, procederá a su
reparación; las partes pueden estimar anticipadamente el valor de los perjuicios
pro razón del eventual incumplimiento de una de ellas. En ocasiones es la ley la
que estima la indemnización por incumplimiento. Si las partes no logran un
acuerdo para la indemnización del daño producido, si no hay cláusula penal, o
habiéndola se desconoce por una de las partes, corresponde al juez estimar los
perjuicios que se derivan. Son indemnizables tanto el daño emergente como el
lucro cesante sufridos por el deudor por el incumplimiento del deudor. El daño
emergente es el detrimento directo del patrimonio del acreedor por razón del
incumplimiento del deudor. Es lucro cesante la ganancia o provecho que deja de
reportarse a consecuencia de no haberse cumplido la obligación, o cumpliéndola
imperfectamente o retardando su cumplimiento. Son indemnizables los perjuicios
materiales, los morales y los morales objetivados, los criterios para su estimación
son muy diferentes: en los daños materiales, prima la consideración de la
reparación o compensación del daño; en los morales la reparación o se realiza
completamente, es imposible, porque la estimación social, sentimental no hace
parte del comercio. En general sólo son indemnizables los perjuicios directos;
estos constituyen la consecuencia natural e inmediata del incumplimiento, son
aquellos que no se habrían producido si no es porque hay incumplimiento de la
obligación. Los indirectos, son los que no tiene como causa inmediata el
incumplimiento, sino hecho independientes a la inejecución o retardo. La
causalidad entre el incumplimiento y los perjuicios es la que da a los directos su
nota distintiva y característica. Son indemnizables tanto los perjuicios previsibles
como los imprevisibles al momento de nacer la obligación. Son indemnizables los
daños actuales y los daños futuros. En cuanto al momento de resarcir el perjuicio
futuro, se puede hacer una indemnización actual del daño futuro, o la
indemnización decretada a raíz del incumplimiento pero pagadero al momento de
presentarse el perjuicio, y la indemnización decretada y pagadera al momento de
presentarse el daño. No es indemnizable el daño eventual, no es posible
determinar, pero será indemnizable si se realiza. Las partes en un contrato pueden
establecer o estimar anticipadamente el monto de los perjuicios que para ellas
pueden derivarse del incumplimiento de las obligaciones nacidas del propio
contrato. No habrá lugar a exigir la pena en todos los casos en que se hubiere
estipulado, sin que pueda alegarse por el deudor que la inejecución de lo pactado
no ha inferido perjuicio al acreedor o le ha producido beneficio. La cláusula penal
es accesoria y condicional; accesoria por que depende de una obligación principal,
por cuyo cumplimiento precisamente existe, y si ella se extingue lo propio le
ocurrirá a la pena; si la obligación desaparece por nulidad del acto jurídico que le
dio origen, desaparecerá igualmente la obligación nacida de la pena. Es
condicional en cuanto depende su exigibilidad de un hecho futuro incierto cal es el
incumplimiento del deudor, bien sea por inejecución total, bien por inejecución
parcial o bien por retardo. Es siempre suspensiva porque a su acaecimiento queda
subordinada la existencia misma de la obligación accesoria. Cuando la cláusula
penal se pacta para los eventos de la inejecución, total o parcial, no puede pedirse
al tiempo por el acreedor la ejecución de la obligación y la pena, a menos de
estipulación en contrario. Tampoco puede pedirse simultáneamente la
indemnización de los perjuicios deducida según las reglas generales y el pago de
la cláusula penal compensatoria, a menos también que se pacte por las partes.
Cuando la cláusula penal se pacta para el evento del retardo o de la mora puede
siempre pedirse simultáneamente la pena y la ejecución de la obligación.

Por dos causas se puede reducir el monto de la pena convenida para los eventos
de incumplimiento del deudor: el cumplimiento parcial de la prestación y la lesión.
Si el deudor cumple solamente una parte de la obligación principal y el acreedor
acepta esta parte, tendrá derecho para que se rebaje proporcionalmente la pena
estipulada por falta de cumplimento de la obligación principal. En materia
comercial, el juez pede reducir equitativamente la pena cuando el cumplimiento de
la obligación principal haya sido parcial. Cuando por el pacto principal, una de las
partes se obligó a pagar una cantidad determinada, como equivalente a lo que por
la otra parte debe prestarse, y la pena consiste así mismo, en el pago de una
cantidad determinada, podrá pedirse que se rebaje de la segunda todo lo que
exceda al duplo de la primera, incluyéndose este en él. La pena no puede ser más
que el equivalente a una sola vez la prestación principal.

c. constitución del deudor en mora: se debe la indemnización de perjuicios


desde que el deudor se ha constituido en mora o, si la obligación es de no hacer,
desde en momento de la contravención; si la obligación es de hacer, y el deudor
se constituye en mora, podrá pedir el acreedor, junto con la indemnización de la
mora, cualquiera de las tres cosas para las cuales está facultado. La mora
requiere una obligación exigible, circunstancia que su turno depende de las
modalidades de la obligación.

Es preciso que el retardo no tenga justificación en el caso fortuito o en las causas


de inimputabilidad del deudor; y que en los casos en que sea necesaria, se haya
hecho la reconvención al deudor. Mora, es la situación jurídica en que se coloca el
deudor que, previa reconvención del acreedor cuando ésta es necesaria, retarda
injustificadamente el cumplimiento de su obligación. Sus elementos son, el retardo
injustificado y la reconvención cuando es necesaria. Para que haya mora es
preciso que el retardo del deudor sea consecuencia de su dolo o de su culpa. La
mora producida por fuerza mayor o caso fortuito, no da lugar a indemnización de
perjuicios. La reconvención es el requerimiento que le formula el acreedor al
deudor. Esta debe ser judicial, formulada y cursada por intermedio del juez. Son
dos las principales consecuencias de la mora, la primera, es que la mora del
deudor abre la posibilidad de la ejecución coactiva, tanto a través de la ejecución
de la prestación original como a través de la indemnización de perjuicios; la
segunda es que el deudor en mora agrava su responsabilidad frente a la pérdida
de las cosas debidas, responden entonces hasta por el caso fortuito. El
requerimiento judicial tiene también la ventaja de evitar que el deudor considere
que ha recibido de su acreedor un plazo de gracia para el cumplimiento de la
prestación. La reconvención no es necesaria cuando las partes han convenido
plazos o términos. Se supone que el deudor está suficientemente prevenido y no
hay necesidad de recordarle su obligación. La reconvención no es necesaria
tampoco cuando la cosa no ha podido ser dada o ejecutada sino dentro de cierto
tiempo y el deudor lo ha dejado pasar sin darla ejecutarla, es lo que se llama
preclusión, pues una vez pasa la oportunidad de ejecutar la prestación ya no será
posible cumplir. Por regla general el deudor no queda constituido en mora sino a
partir de la reconvención judicial hecha por el acreedor; excepciones: termino
estipulado para el pago y que la obligación no haya podido ser ejecutada sino
dentro de cierto tiempo útil.

LOS DERECHOS AUXILIARES DEL ACREEDOR

a. derechos de protección patrimonial:

· Embargo y secuestro: por virtud del embargo los bienes salen del
comercio. Por virtud del secuestro salen del poder físicos del deudor. El embargo
inmoviliza jurídicamente el bien, por lo que significa una protección frente a
posibles enajenaciones del deudor. El secuestro garantiza la existencia e identidad
del bien lo que protege frente a los descuidos o indebidos manejos por parte del
deudor. Pueden solicitarse desde que se presente la demanda ejecutiva, y en tal
caso el juez, si fueren procedentes los decretará simultáneamente con el
mandamiento ejecutivo pero serán practicados antes de la notificación de dicho
mandamiento al deudor. Podrán decretarse las medidas antes de librarse el
mandamiento ejecutivo de pago, cuando falte únicamente reconocimiento del
titulo, o la notificación al deudor de la cesión del crédito o la de éste a los
herederos de aquel o el requerimiento para constituir en mora al deudor, y en la
demanda se pide que previamente se ordene la práctica de dichas diligencias. En
este caso se llaman embargo y secuestro previos. Dentro del proceso, una vez
ejecutoriado el mandamiento de pago el juez deberá decretar el embargo y
secuestro de bienes que denuncien las partes. El juez debe limitar los embargos y
secuestro a lo necesario. Es decir el valor de los bienes embargados y
secuestrados no puede exceder del doble del valor de la obligación, intereses y
costas, salvo que se trate de un solo bien afectado por hipoteca o prenda que
garantiza aquel crédito, o cuando la división disminuya su valor. Tratándose de
dinero, las sumas embargadas no podrán exceder del valor del crédito que se
cobra más un 50%. Si se decretan las medidas en exceso, puede el demandado
solicitar su reducción más la indemnización de los perjuicios que se hubieren
causado por razón del exceso. El embargo de bienes inmuebles, así como el de
mubles sujetos a registro, se cumple mediante comunicación del juez al respectivo
registrador de instrumentos públicos. El de bienes muebles no sujetos a registro
se practica mediante su secuestro. El embargo de créditos se perfecciona con la
notificación al deudor mediante entrega del correspondiente oficio, en el que se le
prevendrá que debe hacer el pago a órdenes del juzgado en la cuenta de
depósitos judiciales. El de derechos que el demandado persiga en otro proceso se
cumple mediante la comunicación del juez que lo decreta al juez que conoce del
otro proceso. El secuestro supone la entrega de los bienes a un tercero designado
por el juez para que los conserve, los administre y los entregue a quien se
disponga al término el proceso o al momento de levantar la medida. El secuestro
de vehículos, máquinas, mercancías, enseres y bienes muebles en general, se
hará mediante su depósito en la bodega que disponga el secuestre y a falta de ella
en un almacén general de depósito. los almacenes o establecimientos quedarán
bajo la administración del secuestre, y el propietario podrá ejercer funciones de
asesoría y vigilancia bajo la dependencia del secuestre.

Son inembargables: los bienes de uso publico, y los destinados a la prestación


de un servicio publico; las dos terceras partes de las rentas de los departamentos
y municipios; las sumas anticipadas a contratistas para construcción de obras
públicas; los salarios o las prestaciones sociales en las proporciones establecidas
en la ley; las condecoraciones, los uniformes y equipos militares; los utensilios de
cocina, muebles de alcoba, la ropa indispensable del deudor y su familia, los
alimentos y combustibles necesarios para el consumo de un mes, los utensilios,
enseres, instrumentos, equipos, libros y en general elementos necesarios para el
trabajo o profesión del deudor; los bienes destinados a cultos religiosos; los
lugares y edificaciones destinados a cementerios; los elementos que se poseen
fiduciariamente, y los derechos personalísimos como los de uso y habitación.

· Medidas conservatorias: útiles para los acreedores de obligaciones aún no


exigibles, las medidas conservatorias son aquellas de carácter preventivo que
pueden solicitarse al juez con el propósito de proteger o salvaguardar la acreencia
y en general, el patrimonio del deudor. Podrán consistir en garantías o cauciones,
en la postura de sellos, cerraduras, y seguridades, en la designación de
guardianes y custodios especiales, en el traslado de cuerpos a lugares que
ofrezcan adecuada seguridad. Se da este derecho a los acreedores de
obligaciones condicionales.

· Retención: es el derecho de retardar la entrega de la cosa debida, como


medio de obligar a la persona a quien pertenece a pagar al detentador de la cosa
la deuda nacida con ocasión de la misma cosa. Sólo puede ejercitarse por el
retinente mientras éste tenga la cosa en su poder y sólo en aquellos casos
expresamente previstos por la ley. No busca este derecho la protección del
patrimonio del deudor e beneficios de los acreedores, sino en forma particular y
especifica en beneficio de quien retiene. No es un verdadero derecho real, porque
carece de algunas características de estos como la preferencia y la
persecución. El usufructuario puede retener la cosa fructuaria hasta el pago de los
reembolsos e indemnizaciones a que el obligado el propietario; en todos los caso
en que se debe indemnización al arrendatario, no podrá ser éste expelido o
privado de la cosa arrendada, sin que previamente se le pague o se le asegure el
importe por el arrendador. El mandatario puede retener los efectos que se le
hayan entregado por cuenta del mandante para la seguridad de las prestaciones a
que éste fuere obligado por su parte; el comodatario puede retener la cosa
prestada mientras no se le reembolsen ciertas expensas o se le indemnicen los
daños sufridos a causa de la mala condición de la cosa; el depositario puede
retener el deposito mientras no se le paguen las expensas hechas para la
conservación de la cosa y los perjuicios que la haya ocasionado el deposito. El
derecho de retención se extingue por el pago que del crédito que origina la
retención haga el deudor, por el otorgamiento de una garantía diferente o por la
renuncia que se haga de su ejercicio.

· Subrogación de las acreedores o acción oblicua: la intenta el acreedor


contra el deudor de su deudor. Es propiamente hablando la sustitución del deudor
por su acreedor para efectos de ejercitar los derechos que a aquel corresponden y
que por descuido de su parte, por desinterés o por malicia o deseo de causar
daño, no los hace valer con diligencia y en el tiempo debidos. Los acreedores del
que repudia una herencia en perjuicios de los derechos de ellos, podrán hacerse
autorizar por el juez para aceptar por el deudor. Los acreedores tienen la
posibilidad de ser autorizados por el juez para sustituirse a un deudor que repudia
una herencia, legado o donación, o deja de cumplir la condición de que depende la
existencia de un derecho eventual, aunque lo haga con el fin de beneficiar a un
tercero. En este caso la subrogación se hace hasta la concurrencia de los créditos
de los acreedores. Pueden exigir que se les cedan los derechos o acciones que
tenga el deudor contra aquellos por cuyo hecho o culpa hay perecido la cosa
debida por el deudor, aún en el caso de que por haber perecido la cosa se haya
extinguido la obligación del deudor. Si el acreedor del arrendador embarga la cosa
arrendada subsiste el arriendo, pero se sustituye el acreedor en los derechos del
arrendador. A los acreedores del arrendatario insolvente se les autoriza para
sustituirse en sus derechos frente al arrendador y terceros.

· Revocación de actos del deudor: todo acreedor tiene el derecho de


solicitar que ciertos actos del deudor por los cuales se haya visto o se puede ver
reducido o deteriorado el conjunto de sus activos patrimoniales sean revisados y
eventualmente revocados o declarados nulos con el fin de proteger o
reconstruir la integridad patrimonial del deudor. Cuando los actos del deudor se
encaminan a extraer indebidamente de su patrimonio ciertos bienes, a crear
cargas ratifícales, a afectar su patrimonio con necesarias garantías, o en general a
crear fraudulentamente condiciones o circunstancias perjudiciales para los
acreedores, se configura propiamente el fraude pauliano, contra el cual cabe la
llamada acción pauliana, que busca la revocatoria del acto correspondiente.
Son condiciones de esta acción: que haya perjuicios para los acreedores y que
haya fraude. Se deben distinguir dos clases de contratos, los contratos a titulo
oneroso y los contratos a titulo gratuito. En los primeros dicha acción está
condicionada por dos circunstancias esenciales, el eventus damni o sea, que el
acto ejecutado haya causado o cause perjuicio a los acreedores, y el consilium
fraudis, que es el entendimientos del deudor y el tercero con el fin de defraudar a
los acreedores. En los segundos basta la mala fe del deudor y el perjuicio de los
acreedores. La acción pauliana es un derecho de todos los acreedores, sin
distingos. La institución busca proteger o reconstruir el patrimonio del deudor por
ser éste prenda general y común de los acreedores. Son nulos los actos
ejecutados por el deudor relativamente a los bienes de que ha hecho cesión o de
que ha abierto concurso a los acreedores; porque en primer lugar está implícito el
fraude en el deudor que realiza un acto sobre bienes que por virtud de la cesión o
del concurso no están bajo su arbitrio decisorio, y luego porque el efecto de la
nulidad consiste en dar a las partes el derecho de ser restituidas al mismo estado
en que se hallarían si no hubiese existido el acto o contrato nulo. Los acreedores
del usufructuario pueden pedir que se embargue el usufructo y se les pague con él
hasta concurrencia de sus créditos, pudiendo oponerse, por consiguiente a toda
renuncia o cesión del usufructo hecha con fraude a sus derechos. Se autoriza la
rescisión de las enajenaciones de bienes del difunto hechas por el heredero dentro
de los seis meses siguientes a la muerte del causante y que no hayan tenido por
objeto el pago de créditos hereditarios o testamentarios. En el concordato cabe la
acción revocatoria si dentro de los 18 meses anteriores a la solicitud del trámite se
han realizado injustificadamente en perjuicio de los acreedores uno o más de los
siguientes actos: actos de disposición a titulo gratuito; el pago de deudas no
vencidas; la constitución de patrimonios autónomos; la enajenación de bienes no
destinados l giro normal de los negocios; la liquidación de bienes de la sociedad
conyugal hecha por mutuo acuerdo o pedida por una de los cónyuges con
aceptación del otro.

Para la liquidación obligatoria (quiebra) s podrá pedir la revocación de los


siguientes actos o negocios: la extinción de las obligaciones, las daciones en pago
y en general, todo acto que implique disposición, constitución o cancelación de
gravamen, limitación o desmembración del dominio de bienes del deudor,
realizados en detrimento de los intereses o derechos de los acreedores, durante
los doce meses anteriores a la apertura del trámite concursal; todo acto a titulo
gratuito que se hubiere celebrado dentro de los 24 meses anteriores a la apertura
del trámite concursal.

b. Derechos de participación en la administración o en la liquidación


patrimonial:

Es el derecho del acreedor a ser tomado en cuenta, según sus circunstancias y


características especiales, en toda actuación que implique administración de los
bienes del deudor, por haber hechos éste cesión de ellos, o por haber sido
celebrado u concordato, así como en todo proceso que tenga por objeto la
liquidación del patrimonio del deudor, como el concurso de acreedores, el
liquidatorio obligatorio (quiebra), el de sucesión por causa de muerte, la liquidación
de la sociedad conyugal y la disolución, nulidad o liquidación de corporaciones y
sociedades.

· Participación en la administración patrimonial:

a. administración de los bienes cedidos: la cesión de bienes es el abandono


voluntario que el deudor hace de todos los suyos a su acreedor o acreedores,
cuando a consecuencia de accidentes inevitables no se halla en estado de pagar
sus deudas. Los acreedores no reciben la propiedad de los bienes del deudor sino
sólo la facultad de disponer de ellos o de sus frutos hasta pagarse de sus créditos.

b. Administración concordataria: su finalidad es la de buscar, como paso


preventivo del concurso liquidatorio (quiebra), la administración de los bienes del
deudor, con miras a satisfacer las obligaciones pendientes, a buscar arreglos de
pago en todo o en parte, y en general a regular las relaciones del deudor con sus
acreedores.

· Participación en la liquidación patrimonial:


a. Liquidación por concurso de acreedores: la participación de los acreedores
en este evento no buscará tanto la administración de bienes como su venta, con lo
cual se ejercerá su derecho fundamental de exigir que se vendan todos los bienes
del deudor hasta concurrencia de sus créditos, para que con el producto se les
satisfagan íntegramente.

b. Liquidación por quiebra (concurso liquidatorio): esta institución, exclusiva


para deudores que tengan la calidad de comerciantes, busca la liquidación del
patrimonio del deudor fallido, en el pago de sus deudas y la decisión de las
controversias suscitadas con motivo del incumplimiento.

c. Liquidación por sucesión: los acreedores pueden pedir la guarda y


aposición de sellos para los bienes del difunto, pueden solicitar el secuestro
provisional de bienes, pueden participar en la declaratoria de yacencia de la
herencia y la consiguiente designación del curador, así como en la declaración de
vacancia de la misma, pueden intervenir en las diligencias de inventario y avalúo
de bienes de la herencia, y en general en todos los actos en que acrediten interés.
Todo acreedor tiene la posibilidad de solicitar el beneficio de separación, que no
es más que la posibilidad de pedir que no se confundan los bienes del difunto con
los bienes del heredero.

d. Liquidación de sociedades conyugales: por muerte de uno de los


cónyuges se liquida la sociedad conyugal y se da paso a la sucesión; cuando la
liquidación de esta no obedece a la muerte los acreedores pueden intervenir en el
proceso respectivo. Cualquiera de los cónyuges puede pedir la liquidación de la
sociedad conyugal siempre que haya sentencia que declare la nulidad del
matrimonio, el divorcio o la separación de bienes. Debe haber emplazamiento de
los acreedores de la sociedad conyugal para que hagan valer sus créditos.

e. Liquidación por nulidad o disolución de sociedades: por las causales


previstas en la ley o en el contrato de sociedad, a petición de cualquiera de los
socios se puede declarar la disolución y decretar la liquidación de un sociedad
civil, comercial o de hecho. Se procede a la designación de un apoderado común y
de un interventor por parte de los acreedores, el primero para que los represente
en el proceso; el segundo para que fiscalice las operaciones del liquidador.

· Prelación de créditos: cuando concurren dos o más acreedores a un


proceso de liquidación de bienes del deudor, o en ocasiones a uno de simple
administración pero con proyección de pago de deudas, es preciso observar un
orden de prelación de los créditos. La ley establece cinco clases de créditos. Los
créditos de la primera, segunda y cuarta clase gozan de privilegio. Los créditos de
l tercera clase son hipotecarios. Los créditos de quinta clase son los demás.
a. créditos de primera clase:

- Pago de ahorradores en entidades financieras intervenidas.

- Costas judiciales que se causen en interés general del os acreedores.

- Expensas funerales necesarias del deudor difunto.

- Salarios, sueldos y todas loas prestaciones provenientes del contrato de


trabajo.

- Artículos necesarios de subsistencia, suministrados al deudor y su familia


durante los últimos tres meses, así como los alimentos señalados judicialmente a
favor de terceros.

- Los créditos del fisco y los de las municipalidades por impuestos fiscales o
municipales devengados.

La preferencia de los créditos de la primera clase es general, es decir, se puede


hacer valer frente a cualquiera de los bienes del deudor. Estos prefieren uno a
otros en el orden de su numeración, previsión ésta importante si no pudieren
satisfacerse todos íntegramente.

b. Créditos de segunda clase: son los nacidos de actos o contratos que suponen
la tenencia material de cosas. La preferencia sólo puede hacerse valer respecto
de la coso especifica cuya tenencia tiene el acreedor.

- Créditos garantizados con prenda agraria.

- Créditos del posadero sobre los efectos del deudor, introducidos por este
en la posada, mientras permanezcan en ella, y hasta concurrencia de los que
deba por alojamiento, expensas y daños.

- Créditos del acarreador o empresario de transportes sobre los efectos


acarreados que tenga en su poder o en el de sus agentes hasta la concurrencia de
lo que se deba por el acarreo, expensas y daños.

- Los del acreedor prendario sobre lo prenda.

Respecto de la cosa sobre que versan los créditos de la segunda cosa se


excluyen a los de la primera. Pero si fueren insuficientes los demás bienes del
deudor para cubrir los créditos de la primera clase, se preferirán estos en cuanto al
déficit.

c. créditos de tercera clase: comprende los créditos hipotecarios, prefieren


según el orden de las fechas de sus hipotecas. Las hipotecas de un misma fecha
que gravan una misma finca, preferirán una a otras en el orden de su inscripción.
Los créditos de la primera clase, no se extenderán a las fincas hipotecadas, sino
en el caso de no poderse cubrir en su totalidad.

d. Créditos de cuarta clase: resultan a cargo de administradores, guardadores,


padres y en general gestores o mandatarios respecto de los bienes por ellos
administrados.

- los del fisco contra los recaudadores, administradores y rematadores de


rentas y bienes fiscales.

- Los de establecimientos de caridad o de educación, costeados con fondos


públicos.

- Los de los hijos de familia por los bienes de su propiedad que administra en
padre, sobre los bienes de éste.

- Los de las personas que están bajo tutela o curatela, contra sus
guardadores.

Afectan todos los bienes del deudor, y sólo pueden hacerse valer después de
cubiertos los créditos de las tres primeras clases.

e. créditos de quinta clase: no gozan de preferencia. Se cubren a prorrata sobre el


sobrante de los bienes del deudor.

EXCUSAS FRENTE A LA PRETENSIÓN DE CUMPLIMIENTO

Puede ocurrir que el acreedor pretenda el cumplimiento sin que se configure real y
verdaderamente el deber de pagar, bien por que no existe vínculo jurídico, bien
porque éste existiendo, no es exigible. Frente a tal pretensión del acreedor el
deudor puede hacer valer excusas o excepciones, las que de modo general se
basan en la inexistencia de la obligación o en su inexigibilidad actual o
permanente.

· Inexistencia de la obligación: si la obligación no existe mal puede haber


deudor, como mal puede el presunto acreedor aspirar al cumplimiento. Se dispone
entonces de la excusa de la inexistencia del vínculo.
a. Ausencia de un elemento esencial: si falta uno de los sujetos, o el objeto no
es posible, o no está determinado ni es determinable, o si no puede deducirse de
la relación que une a los sujetos de modo tal que el sujeto activo pueda exigir la
prestación y el pasivo deba cumplirla, no hay obligación civil.

b. Inexistencia del acto o hecho jurídico que se alega como fuente: respecto
del primero, la excusa del deudor supone que el acto carece de alguno de los
elementos esenciales de existencia, cuales son la voluntad, el objeto y la forma
idónea de expresar la voluntad. En caso del hecho imputable dañoso la excusa se
basa en la inimputabilidad o en la no existencia del daño o en no poder deducirse
la relación de causalidad entre aquella y éste, pues simplemente no hay hecho
ilícito civil y por tanto no ha nacido obligación alguna. Si el acreedor alega un
hecho con virtualidad para obligar, pero tal hecho no está consagrado en la ley
como generador de obligaciones, o no produce efectos jurídicos, no existirá
obligación alguna.

c. Extinción de la obligación: no habrá deudor, ni acreedor, ni objeto, ni


vínculo. Si el acreedor pretende un nuevo cumplimiento el deudor tendrá la obvia
excepción de haber cumplido.

d. Condición suspensiva pendiente o fallida: con anterioridad a que se realice


el hecho al cual las partes han supeditado el nacimiento de la obligación civil no
puede el acreedor condicional exigir al deudor condicional la prestación porque
aún no existe el vínculo. Podrá a lo sumo solicitar algunas medidas
conservatorias. Lo mismo se aplica para la condición fallida, si el hecho no va a
tener existencia no se realizará la condición y por tanto no habrá obligación
alguna.

e. Error común: debe llevar a la convicción de que no existe el vínculo para


proponerse como excusa. Sus condiciones son: que se trate de un error en se
incurriría cualquier persona que estuviere en las mismas circunstancias del
pretendido deudor, y que sea invencible.

· Inexigibilidad de la obligación:

a. Nulidad del acto jurídico que se alega como fuente: si al acto jurídico le
falta alguna condición de validez, como la capacidad de los agentes o la ausencia
de lesión o la licitud del objeto, el deudor puede buscar la nulidad del acto,
cumpliendo al efecto los tramites y solemnidades que la ley exige. Durante el
tiempo del debate procesal de la nulidad el deudor dispondrá dela excusa de la
inexistencia actual. Declarada la nulidad, la excusa del deudor, es la inexistencia
de la obligación.
b. Eventos o convenios de exoneración de responsabilidad: el deudor no
responde si su incumplimiento se debe a caso fortuito, ni si, tratándose de
determinados contratos que benefician solamente al acreedor, el incumplimiento
obedece a su culpa leve o levísima. Cuando el incumplimiento se debe a hecho
que conforme a los reglas de responsabilidad, exoneran al deudor, queda este
dotado de la excusa o excepción frente a la pretensión del acreedor. Sólo en los
casos de dolo y de culpa grave no cabe convenio alguno para variar la
responsabilidad del deudor. Si dentro de las circunstancia previstas en el convenio
ocurre una causal de exoneración de responsabilidad, el deudor puede oponer al
acreedor que pretende el pago la excepción de haber convenido la exoneración.

c. Transmisión del crédito o de la cosa: tanto el derecho del acreedor como el


deber del deudor pueden transmitirse. Si se transmite el crédito sin el lleno de los
requisitos, el presunto acreedor cesionario no puede exigir del deudor el pago;
éste podrá alegar como excusa la falta de los requisitos de transmisión. Si alguien
reemplaza al deudor con la aquiescencia del acreedor, éste no puede pretender
que el primitivo deudor le pague la obligación.

d. Obligación natural: es de la esencia de la obligación natural el no tener


acción el acreedor para exigir su cumplimiento.

e. Termino o plazo suspensivo: la obligación existe pero su cumplimiento se


halla diferido hasta cuando ocurra la fecha o el acontecimiento.

f. Impedimento para el pago: a veces el deudor no puede dar cumplimiento a


la pretensión por causas legales ajenas a su voluntad, como el embargo y el
secuestro del crédito, la prohibición puede recaer sobre le acreedor para
administrar sus bienes, los procesos concursales del propio acreedor. Si uno de
estos eventos ocurre se puede proponer como excusa.

g. Beneficio de competencia: es el que se concede a ciertos deudores para no


ser obligados a pagar más de lo que buenamente pueden, dejándoseles lo
indispensable para una modesta subsistencia, según su clase y circunstancias con
cargo de devolución, cuando mejoren de fortuna.

h. Nulidades procesales: si la existencia de la obligación es discutida en juicio


o si proviene de una sentencia y uno u otra están afectados de alguna nulidad
procesal, como la falta de competencia o de notificación, la ineptitud de demanda,
el trámite inadecuado; el deudor luego de haber propuesto la nulidad
correspondiente puede excusarse del cumplimiento mientras se sanea el vicio.
i. Pleito pendiente: en casos en que se debate procesalmente la existencia de
la obligación o su exigibilidad, el deudor dispone durante el tiempo del proceso, de
excepción frente a la pretensión del cumplimiento del acreedor.

j. Beneficio de excusión: da a ciertos deudores la posibilidad de excusarse


frente al pago del acreedor; se predica especialmente frente al fiador reconvenido,
el cual podrá exigir que antes de proceder contra él se persiga la deuda en los
bienes del deudor principal, o en las hipotecas o prendas por éste para la
seguridad de la misma deuda.

k. Compromiso: cuando los particulares celebran un pacto arbitral, en virtud del


cual se obligan a someter las diferencias que surjan entre ellos en relación con un
determinado contrato a la decisión de árbitros, renuncian por ese sólo hecho a la
jurisdicción ordinaria.

l. Contrato no cumplido: en los contratos bilaterales ninguno de los


contratantes está en mora de cumplir mientras el otro por su parte no lo haga.

m. Moratoria: es posible que las autoridades se vean en la necesidad de


decretar una moratoria en los pagos, es decir, de conferir a los deudores la
atribución genérica de demorar el pago o satisfacción de sus deudas, lo que se
puede proponer como una inexigibilidad actual.

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