*Es importante aclarar que no todas las personas con influenza tendrán
fiebre.
En los niños
En los adultos
Causas
La causa de la gripe es el virus de la influenza. Tal y como explican desde
Seimc, la transmisión se produce principalmente a través de gotitas
de saliva que se forman al hablar, toser o estornudar por la persona
enferma y que pueden alcanzar a una persona sin gripe pero capaz de
padecerla.
El virus también se puede transmitir por contacto con las superficies
contaminadas por esas gotas y a través de las manos.
Síntomas
El cuadro clínico inicial de la gripe suele comenzar de forma brusca
con fiebre y escalofríosque aparecen junto con dolor de
cabeza, molestias de garganta, malestar general, dolores
musculares y tos seca. Con la fiebre los síntomas respiratorios se hacen
visibles: congestión nasal, enrojecimiento e inflamación en la garganta.
La fiebre y los dolores musculares suelen durar de 3 a 5 días y la
congestión y la falta de energía puede prolongarse hasta dos semanas.
Una de las características de la gripe es que se propaga con mucha
facilidad y puede llegar a afectar a un grupo de personas en un periodo de
tiempo muy corto.
Aunque la mayoría de los síntomas son comunes a todas las edades hay
algunos que se manifiestan sólo en determinados grupos de edad.
En los ancianos, por ejemplo, es frecuente que los pacientes
tengan dificultad para respirar y la producción de esputo. En el caso de
los niños, es común la otitis media y molestias abdominales (náuseas,
vómitos, diarrea).
Prevención
Según Seimc, la principal prevención para la gripe es la vacunación.
El periodo idóneo de vacunación es entre septiembre y octubre en el
hemisferio norte y entre marzo y abril en el hemisferio sur, puesto que el
efecto protector aparece a las dos semanas de administrarla.
A partir de los 13 años de edad, la vacuna se administra mediante una
inyección intramuscular (hay también intradérmicas o nasales). Además,
está contraindicada en alérgicos al huevo(anafilaxia) y en personas con
fiebre de más de 38ºC. Un cinco por ciento de los vacunados sufren
reacciones a la misma que consisten en fiebre, malestar general
y alteraciones alérgicas en la zona donde se ha administrado la
inyección. Generalmente desaparecen a los dos días.
Otros métodos preventivos que tienen que tener en cuenta los pacientes
son el mantenimiento de una buena higiene, que incluye lavar
frecuentemente las manos, y llevar un estilo de vida saludable. Los
expertos aconsejan seguir una dieta equilibrada y variada que incluya
cereales integrales, verduras, marisco y sustancias como el ajo; también
se comenta el beneficio de consumir hierbas como la equinácea, el saúco,
astrágalo y milenrama y aumentar la ingesta de vitamina C.
Beber mucho líquido y dormir las horas necesarias también pueden
ayudar a evitar complicaciones.
Conviene que las personas que estén en contacto con los grupos de riesgo se pongan la vacuna para prevenir la
enfermedad.
Tipos
Existen tres tipos de virus gripales A, B y C. Los más importantes son el
A y el B, ya que el C no provoca epidemias, sólo infecciones sin síntomas
o con manifestaciones poco trascendentes.
El tipo A es el responsable de la mayoría de las epidemias que se
producen cada año mientras que el B aparece en brotes localizados.
El virus tipo A se divide en dos subtipos basándose en dos proteínas de
la superficie del virus, hemaglutinina (H) y neuraminidasa (N). Los
subtipos más frecuentes del virus A que a día de hoy circulan entre
humanos y están incluidos en la vacuna antigripal son A (H1N1) y A
(H3N2).
Los virus gripales B y C tienen menos variaciones y, por tanto, no se
dividen en subtipos.
Diagnóstico
El diagnóstico de esta patología suele ser clínico, al detectar los
síntomas dentro de un contexto como la temporada gripal o casos de
gripe en personas cercanas al paciente. Lo que le diferencia de
un catarro común es su gravedad y la presencia de fiebre más alta.
Aunque sus síntomas los suele conocer la mayoría de la población, en
ocasiones puede ser difícil diferenciarla de otros tipos de infecciones
respiratorios si el médico sólo se basa en la clínica, porque las
manifestaciones pueden ser similares a las que se producen en otros
virus. Para identificar la infección por el virus de la gripe se puede realizar
un análisis de sangre.
Tratamientos
El virus de la gripe no tiene cura. Las terapias son sintomáticas y van
enfocadas a mejorar y aliviar los síntomas que produce esta patología.
Las recomendaciones de los facultativos son:
Descansar.
La gripe está causada por un virus, así que los antibióticos no mejoran los
síntomas ni aceleran la curación.
Otros datos
Desde Seimc advierten que la gripe puede complicar otras enfermedades
e insisten en prestar especial atención a los grupos de riesgo.
Grupos de riesgo
La población con mayor riesgo de tener complicaciones como
consecuencia de la infección gripal y en los que se recomienda la
vacunación son:
Mayores de 65 años.
Mujeres embarazadas.
Niños menores de 2 años y mayores de 6 meses.
Personas con enfermedades crónicas cardiacas, hepáticas, renales,
pulmonares (como aquellos que tienen EPOC), sanguíneas, metabólicas
e inmunodepresión.
Personas que conviven o cuidan a pacientes con riesgo.
Colectivos profesionales con un mayor riesgo de exposición y que realizan
servicios esenciales para la comunidad.