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Literatura

Hacia una definición


Lectura y extratexto

El extratexto es el lugar de la lectura. Leemos el texto desde sus


márgenes, en esos límites en los que se producen las
interpretaciones. Hay textos que reclaman una lectura contrastiva,
el ejercicio constante de leer el texto por oposición al extratexto:
son los textos referenciales. Su objeto está tomado del extratexto y
se reconoce en él. La lectura se hace por confrontación con un
modelo.
texto
X

extratexto
El extratexto como suspensión
Hay, otros, sin embargo, que sugieren una suspensión del extratexto,
algo así como poner el contexto de lectura entre paréntesis. Es un ejercicio no
siempre fácil y, desde ya, ilusorio. Hay artificios y estrategias textuales que
intentan disuadir al lector de su estar en el mundo. Hay conductas enseñadas
y practicadas desde hace mucho tiempo. Son las que posibilitan otros modos
de lectura; las que permiten la coexistencia del mundo vivido o experiencial y
mundos imaginados o ficcionales. Son las lecturas que solicita la tradición
literaria y que, por ello, permiten ser pensadas como autorreferenciales o con
referencialidad interna. La confrontación con un modelo extratextual no se
pretende, se produce, pero no es una exigencia.
texto

extratexto
El extratexto como clave
discursos literarios discursos no literarios

lectura del extratexto

suspensión del extratexto lectura contrastiva

autorreferenciales referenciales
o con referencialidad interna
Sistema de géneros discursivos

subjetividad
(autorreferencia)
lírico o poético
géneros literarios o narrativo
autorreferenciales teatral /dramático
epistolar
ensayístico
publicitario
géneros no literarios periodístico
o referenciales científico
instruccional
objetividad
(referencia)
Lectura y referencia: una propuesta
Los géneros discursivos requieren o combinan distintos
grados de referencialidad. No es posible encontrar
absolutos. No podemos determinar en qué medida se
distribuyen las lecturas referenciales y las
autorreferenciales, ni qué segmentos del texto deben
completarse con informaciones externas o internas. La
lectura se hace superponiendo contextos de producción
de sentido. Todo significa, todo opera aunque no es dable
determinar en qué proporciones.
Ficción, representación y realidad
“El discurso literario conforma la ‘realidad’ al ser una praxis, una práctica
generadora de sentido y no meramente una actividad reproductora de la realidad
socio-cultural: el mundo cotidiano expresado por la lengua es negado […] al ser
‘tomado’ por el discurso literario para postular […] un mundo posible distinto, que
abre nuevas posibilidades de significación y entendimiento ontológico de nuestro
mundo y nuestra condición humana; posibilidades de significación alternativas, en
cierto modo, frente al mundo cotidiano representado por la lengua y la semiótica del
‘sentido común’. De ahí la carga subversiva, en cierto modo, de la literatura, ya en
cuanto serie cultural simplemente, respecto a los hábitos culturales manifestados por
la lengua o la semiótica del ‘sentido común’.”
(Prada Oropeza, 40-41)
Hermenéutica del distanciamiento
“[…] para Ricoeur el texto […] es portador de una significación en un
circuito de comunicación muy particular, pero que se afirma, en última
instancia, como rechazo a la inmanencia del texto, al menos en su
forma radical: para Ricoeur el discurso siempre dice algo (referencia)
que no se reduce a sí mismo, ni es establecido sólo únicamente por sí
mismo; para este filósofo un discurso sin función referencial
trascendente en inconcebible […]”
(Prada Oropeza, 179)
El distanciamiento del mundo del texto
“La función de la mayor parte de nuestra literatura parece ser la de destruir
el mundo. Esto vale para la literatura de ficción –cuento, novela breve,
novela, teatro-, pero también para toda la literatura que se puede considerar
poética, donde el lenguaje parece glorificado por él mismo a expensas de la
función referencial del discurso ordinario.
Y, no obstante, no hay discurso tan ficticio que no se conecte con la
realidad, pero en otro nivel […] Mi tesis es que la anulación de una referencia
de primer grado, operada por la ficción y por la poesía, es la condición de
posibilidad para que sea liberada una referencia segunda, que se conecta con
el mundo no sólo ya en el nivel de los objetos manipulables, sino en el nivel
en el que Husserl designaba con la expresión Lebenswelt y Heidegger con la
de ser-en-el-mundo.” (Ricoeur, 106-107)
La semiosis situada
“No puede existir un significado del que yo sea el único
propietario del mismo modo que puedo ser el propietario de una
parcela de terreno. El significado no es una cuestión de
propiedad privada. […] El significado pertenece al lenguaje y el
lenguaje destila el sentido que le damos a nuestro mundo de
forma colectiva. No flota a la deriva. Más bien está condicionado
por las maneras que tenemos de lidiar con la realidad, con los
valores de una sociedad, sus tradiciones, suposiciones,
instituciones y circunstancias materiales.”
(Eagleton,)
Literatura y nación
“El surgimiento del Estado-nación en Europa a
fines del siglo XVIII y principios del XIX es
inseparable de las formas y los temas de la
literatura de ficción. […] la novela en particular
como obra de arte, compuesta de elementos
diversos pero claramente contiguos, resultó
fundamental en la definición de la nación como
una ‘comunidad imaginada’ […]”
(Brennan, p. 71)
Nombrar (hacer) nación
“Pero mientras que una característica de la épica era que nunca iba
dirigida ni estaba destinada a un contemporáneo, la novela, por el
contrario, se dirigía a un ‘presente con final abierto’. En sus manos, la
‘tradición’ se convertía en lo que Hobsbawm denomina un ‘pasado
utilizable’, y la evocación de unos orígenes profundos y sagrados, en
lugar de promover reafirmaciones incondicionales y ritualistas de un
pueblo (como en la épica), se convierte en un medio contemporáneo,
práctico de crear un pueblo.”
(Brennan, p. 74)
Nación y univocidad
“La Historia de la Filosofía, esa que nos cuenta una
sola historia para un solo pensamiento universal,
estableció un corte entre quienes cuentan historias
y quienes piensan. O por lo menos eso dicen. Por
un lado quedó el mundo de los poetas, de los
rapsodas, de los mitos, pero también de las mujeres
con sus cotilleos y los niños con sus cuentos. Y por
el otro lado el de los hombres del saber, de la teoría
y de la ciencia.”
(Adichie, p.40)
¿Literatura?
“Siempre, o casi siempre ha sido así: la mejor
literatura no es la que suena a literatura, sino la
que no suena a literatura; es decir: la que suena
a verdad. Toda literatura genuina es
antiliteratura.”
(Cercas, 36)
Decir la verdad
“ […] un escritor en general –y un novelista en
particular- es ante todo alguien concernido por la
forma, alguien que siente que en literatura la forma
es el fondo y que piensa por ello que sólo a través
de la forma –a través de la reescritura y
reelaboración virtualmente inacabables de las
frases y la estructura de un libro- es posible acceder
a una verdad que de otro modo resultaría
inaccesible.”
(Cercas, 37-38)
Nombrar lo indecible
“La novela del XIX no es el modelo perfecto e
insuperable de la novela, porque la forma perfecta de la
novela no existe; mejor dicho: la única forma perfecta de
la novela es, si acaso, la forma imperfecta pero
infinitamente perfectible que concibió Cervantes. La
novela necesita cambiar, adoptar un aspecto que nunca
adoptó, estar donde nunca ha estado, conquistar un
territorio virgen, para decir lo que nadie ha dicho y nadie
salvo ella puede decir.”
(Cercas, 47)
“Las historias nos enseñan a relacionarnos con
lo que no sabemos, de nosotros mismos y de los
otros. ‘¿Sabías…?’, así empiezan casi todas las
historias, y por lo tanto apelan a un no saber
que nos relaciona. A partir de lo que no
sabemos nos podemos contar cosas, y cada
historia que nos contamos deja a su vez muchas
otras historias, variantes e interpretaciones por
contar.”
(Adichie, p. 42)
La lectura “literaria”
“¿Qué ha hecho este hombre de Illinois, me pregunto, al cerrar las
páginas de su libro, para que episodios de la conquista de otro planeta
me pueblen de terror y de soledad?
¿Cómo pueden tocarme estas fantasías, y de una manera tan íntima?
Toda literatura (me atrevo a contestar) es simbólica; hay unas pocas
experiencias fundamentales y es indiferente que un escritor, para
transmitirlas, recurra a lo ‘fantástico’ o a lo ‘real’, Macbeth o a
Raskolnikov, a la de Bélgica en agosto de 1914 o a una invasión de
Marte. ¿Qué importa la novela, o novelería, de la science-fiction? En
este libro de apariencia fantasmagórica, Bradbury ha puesto sus largos
domingos vacíos, su tedio americano, su soledad, como los puso
Sinclair Lewis en Main Street.”
(Borges, 26-27)
Literatura e incertidumbre
“Cuantas más historias se saben, más historias quedan por escuchar
y por contar. Cuantas más ideas se han pensado, más profundo es el
no saber que las acoge. Cuanta más parcialidad, más libertad.
Aprender a pensar es aprender a relacionarnos con lo que no
sabemos. Aprender a escuchar y a contar historias, también. En ambos
casos, en vez de la transparencia, la acumulación y la posesión de la
información, lo que se precisa es confianza. ¿Sabías…? Solo podemos
escuchar lo que viene después de esta pregunta si confiamos en quien
nos cuenta historias, ideas, poemas y canciones, ya sean reales o
inventadas. La confianza no aspira a la certidumbre, sino a la
posibilidad de compartir el sentido.”
(Adichie, p. 43)
Bibliografía citada
Adichie, Chimamanda N. (2018) El peligro de la historia única. Barcelona,
Random House.
Borges, Jorge Luis (1975) Prólogos con un prólogo de prólogos. “Ray Bradbury.
Crónicas marcianas”. Buenos Aires. Torres Agüero Editor.
Brennan, Timoty. “La nostalgia nacional de la forma” En: Bhabha, H. (2010)
Nación y narración. Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores.
Cercas, Javier (2016) El punto ciego. Las conferencias Wiedenfeld 2015.
Buenos Aires, Random House.
Eagleton, Terry (2016) Cómo leer literatura. Buenos Aires, Ariel.
Peón, María Laura (2015) “Fluidez, yo y discurso: la presencia como
borrosidad.” Rosario, Cuestiones Críticas.
Prada Oropeza, Renato (1999) Literatura y realidad. México DF, Fondo de
Cultura Económica.
Ricoeur, Paul (2010) Del texto a la acción: ensayos de hermenéutica II. Buenos
Aires, Fondo de Cultura Económica.

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