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Bielka Mejía

7mo

Biblia

Nicodemo

25/4/19

Decroly
Nicodemo
San Nicodemo es el nombre de un judío que aparece en el Nuevo Testamento cristiano,
importante por ser el protagonista de un profundo diálogo con Jesucristo. Según
el evangelio de san Juan, Nicodemo era un rico fariseo, maestro en Israel y miembro
del Sanedrín. De él, añade que era «principal entre los judíos». Este hecho hace que sea
muy apreciado entre los cristianos pues Nicodemo, al igual que Pablo de Tarso o José de
Arimatea, representan al sabio judío versado en la Ley que reconoce en Jesús al Mesías y
se hace su discípulo. Suponen por tanto un espaldarazo a favor del cristianismo.
En la Iglesia católica es venerado como santo, y el Martirologio Romano lo celebra el 3 de
agosto. En cambio, la Iglesia coptacelebra la fiesta del santo el 25 de julio.

Nicodemo en la Biblia
Al igual que ocurre con Lázaro, Nicodemo no pertenece a la tradición de los evangelios
sinópticos y solo es mencionado por Juan, que le dedica más de la mitad del capítulo 3 de
su evangelio, unos versículos del capítulo 7 y una mención última en el capítulo 19.
Nicodemo es, por lo tanto, un personaje «transversal» a todo el evangelio en el sentido de
que está siempre presente, pero sin asumir un protagonismo.
La primera vez que aparece Nicodemo es, según narra el evangelista, para encontrarse
con Jesús «de noche» intrigado por los milagros realizados por Jesús:
Sabemos que has venido como maestro de parte de Dios, pues nadie puede hacer los milagros que
haces si Dios no está con él.
Jn 3, 2

A continuación Jesús sostiene una conversación con Nicodemo sobre el sentido del volver
a nacer y menciona el «reino de los cielos» (rarísima en los textos joánicos.) Jesús se
sorprende al ver que «un maestro en Israel» no entiende el discurso sobre el renacer en el
espíritu.
Luego, en el consejo de «príncipes de los sacerdotes y fariseos» (cf. Jn 7, 45 y ss.),
Nicodemo defiende a Jesús explicando a sus compañeros que han de oír e investigar
antes de hacer un juicio definitivo. La pregunta que le hacen puede dar a entender que
Nicodemo era galileo o ser una ironía de sus compañeros:
¿También tú eres galileo? Investiga y verás que de Galilea no salen profetas.
Jn 7, 52

Finalmente, a la hora de sepultar a Jesús, Nicodemo -junto con José de Arimatea- se hace
presente para colaborar generosamente con cien libras de mirra y áloe –más de 30
kilogramos– (cf. Jn 19, 39) para el embalsamamiento según la costumbre judía.
Acerca de Nicodemo, son los únicos datos proporcionados por la fuente del canon bíblico.

Evangelios apócrifos
Nicodemo es descrito como un judío ortodoxo, igual que José de Arimatea y Pablo de
Tarso. Nicodemo es un personaje sugestivo tanto por ser fariseo (Comunidad estricta en
su observancia de la Ley de Moisés que, por sus desacuerdos con el mensaje de Jesús, y
por su interpretación legalista de las Escrituras, se difunde con fama peyorativa en los
relatos evangélicos), como por su miedo a los demás judíos, su generosidad y su diálogo
con Jesús, más típica de un diálogo con un escéptico. Por ello fue blanco de diversas
especulaciones y narraciones entre los evangelios apócrifos.
Hay un Evangelio de Nicodemo que narra el proceso de Jesús desde, según se creía, el
punto de vista del fariseo. Se trata de un texto de carácter gnóstico egipcio que incluso fue
considerado herético por algunos Padres de la Iglesia. En él se trata con bastante
suavidad a Poncio Pilato –inocente y obligado por las circunstancias a condenar a Jesús
para «cumplir las escrituras»– haciendo cargar toda la responsabilidad de la ejecución de
Jesús en los jerarcas judíos. Según este texto, Nicodemo fue el encargado de solicitar a
Pilatos el permiso para desclavar a Cristo de la cruz y proceder a su entierro.

Comentario teológico al diálogo de Jesús con


Nicodemo
La ambientación
Jesús ha realizado ya varios milagros, seguramente cerca de donde vivía Nicodemo y por
tanto, en Jerusalén. Por ello, el lugar adecuado de esta narración habría sido tras la
descripción de los milagros en Jerusalén por ejemplo, tras el capítulo VII. Mendner afirma
que después de la discusión con los demás fariseos, Nicodemo se habría acercado a
Jesús para interrogarlo. Taciano en la concordancia del Diatessaron coloca el episodio en
la Semana Santa.
Sin embargo, no hay pruebas concluyentes de ninguna teoría. No parece fuera de contexto
en el lugar actual: entre quienes le rechazan (los judíos en el templo) y quienes tienen fe
(los discípulos en Caná) estarían los que tienen una fe parcial e insuficiente.
El hecho de la expresión griega que no existe en arameo y el que se mencione al Hijo
como ya ascendido al cielo (cf. Jn 3, 13) ha inducido a buen número de estudiosos a
pensar que se trata de un discurso muy elaborado por el evangelista aun cuando sería
imposible descubrir actualmente los agregados de Juan al discurso de Jesús (y hay
quienes piensan que todo el relato es invención del evangelista).

Esquema del discurso


A tres preguntas de Nicodemo (la del inicio sobre la condición de Maestro de Jesús, la del
modo en que un hombre puede volver a nacer siendo ya viejo y la última sobre cómo
puede alguien nacer del Espíritu) corresponden tres secciones que empiezan por «En
verdad, en verdad te digo». Según Roustang y De la Potterie en la primera respuesta se
habla del Espíritu Santo, en la segunda se trata del rol del Hijo del Hombre y en la tercera
de Dios Padre.
El discurso en sí es sencillo y colaboran a la mejor comprensión los malentendidos –típicos
en Juan–: el fondo sería que si para nacer a la vida en la carne es necesario un padre,
para la vida en el Reino de Dios es necesario ser generado por un Padre Celestial. La
imagen es tan realista que el autor llega a hablar de un «semen» de Dios (cf. 1 Jn 3, 9).

Comentario
El primer nivel de referencia es el de la comprensión por parte de Nicodemo.
Las escrituras anunciaban este Reino y esta generación por la paternidad divina, hasta
hablaban de un tiempo escatológico donde Dios infundiría su Espíritu. Pero no era un tema
muy profundizado por los maestros de la ley de aquel entonces y era probable que no
fuera familiar a los oídos de Nicodemo.
El segundo nivel es el de los posibles lectores. Es casi evidente que el tema era
profundizar en el bautismo o propiciar una catequesis bautismal aunque los estudiosos se
dividen sobre la presencia original de la expresión «y del agua» (Jn 3, 5).
Otros elementos a tomar en cuenta en el comentario son la mención a «subir al cielo» y el
del «ser levantado».
Nicodemo en la literatura cristiana
En los comentarios al Evangelio
De entre los comentarios de los Padres al evangelio de san Juan, el más conocido es el
de san Agustín. En el Tractatus 11 y 12 dedicados al diálogo de Jesús con Nicodemo, se
indica que este último buscaba sinceramente la verdad pero lo hacía de noche lo que no le
permitía ver con la claridad necesaria y entender las palabras de Jesús. De hecho, la
afirmación de Jesús acerca del nacer de nuevo requería toda la luz del evangelio:
No conocía más modo de nacer que el de Adán y Eva: no sabía todavía que se podía nacer de Dios
y de la Iglesia; conocía sólo a los padres que generan para la muerte y no todavía a los que generan
para la vida; conocía solo a los padres que generan herederos y no todavía a los que viven para
siempre y generan (hijos) que permanecen
In Ioann. Tract. XI 6

En el tratado 120 vuelve a retomar la figura de Nicodemo con motivo de la sepultura de


Jesús. Es interesante el hecho de que interpreta la expresión «al principio» («Vino también
Nicodemo -aquel que al principio había venido a Jesús de noche») como un principio de
visitas que habrían sido seguidas por muchas más. Y san Agustín afirma también que los
restos de Nicodemo fueron encontrados junto a los del mártir san Esteban lo cual da pie a
pensar que ya las primeras comunidades le habían concedido una veneración particular.
En comentarios más recientes se suele profundizar más en la experiencia de Nicodemo
desde un punto de vista existencial. Así, por ejemplo, el sacerdote José Luis Martín
Descalzo parte de todos los elementos que podrían haber separado a Jesús de Nicodemo:
su forma de ver la relación con Dios, su posición social, su edad, etc. pero que quedaron
inermes ante la sincera búsqueda de la verdad por parte de este maestro de Israel.
Búsqueda que al mismo tiempo es cobarde o de una falsa prudencia («por miedo a los
judíos»). Nota también Martín Descalzo que el uso por parte de Jesús de la expresión
πνευμα debió ser adrede dada la ambivalencia de sentido que tiene tanto en griego como
en arameo: espíritu y viento. Sin embargo, lo más importante del diálogo reportado en el
capítulo tercero del evangelio -al menos para Nicodemo- es el hecho de que en pocas
líneas le desvela el mensaje de todo el evangelio: Cristo, Dios ha bajado y se dará a la
muerte para la salvación de todos.
Otro español, esta vez exegeta, José Antonio de Sobrino, afirma en cambio que la visita
nocturna de Nicodemo no se debió a miedo o falsa prudencia ya que Jesús todavía no era
conocido ni odiado por el sanedrín. En cuanto al diálogo, subraya un hecho recurrente en
el evangelio de Juan: los interlocutores de Jesús toman a la letra sus comentarios (así el
de la destrucción y reconstrucción del templo o el agua que ofrece a la samaritana) y por
eso se cierran -en un primer momento- a la verdadera comprensión de las palabras de
Cristo. Esto puede ser un recurso pedagógico: por la incomprensión se hace posible una
mejor explicación por parte de Jesucristo pero también indicar las dificultades que los
oyentes de aquel entonces encontraban ante la novedad del mensaje predicado por los
cristianos.

En la producción más literaria


En la literatura contemporánea, Nicodemo ha sido tratado a menudo.
Las Cartas de Nicodemo son un libro de Jan Dobraczynski en el que el autor pone en boca
del maestro de la ley diversas reflexiones y el relato de su experiencia de Cristo. El
destinatario de las cartas es un «amigo» de este llamado Justo.
Por su parte, Miguel de Unamuno escribió Nicodemo el fariseo, obra en la que hace una
reflexión sobre la virtud teologal de la fe:
¡Fe! ¡Qué poco se medita con el corazón y no con la cabeza tan sólo, en lo que la fe sea e importe!
No una mera adhesión del intelecto a un principio abstracto, a una fórmula sin contenido ya acaso;
no la afirmación de principios metafísicos o teológicos; no, sino un acto de abandono y de entrega
cordial de la voluntad, una serena confianza en que concurren a un fin mismo la naturaleza y el
espíritu, en que naturalizando al espíritu lo sobreespiritualizamos y espiritualizando a la naturaleza la
sobrenaturalizamos, una confianza firme en que habita la verdad dentro de nosotros, en que somos
vaso de verdad y en que la verdad es consuelo; una confianza firme en que al obrar con pureza y
sencillez de intención servimos a un designio supremo, sea el que fuere.

Nicodemo en el arte
El tema del diálogo de Jesús con Nicodemo no ha sido representado por obras que
perduren o tengan relevancia artística. En cambio, sí suele representarse a Nicodemo en
la crucifixión, en el descendimiento de Cristo de la cruz, en su traslado al sepulcro y en su
sepultura. En algunos casos aparece como alejado (véase por ejemplo la Lamentación por
Cristo muerto de Giotto) y pensativo en medio del dolor de las mujeres alrededor del
cuerpo de Jesús y otras ayudando a cargar o mover el cadáver (véase por ejemplo,
la Pietà de Miguel Ángel de Florencia).
Dentro de la escultura, resalta su presencia constante en grupos escultóricos que
procesionan en la Semana Santa, entre los que destaca el Nicodemo del Traslado al
Sepulcro de la Hermandad de la Piedad de Cabra (Córdoba), obra del sevillano Fernando
Aguado Hernández, que toma referencias faciales del estudioso de la síndone y
escultor Juan Manuel Miñarro, asimismo cobra especial protagonismo en el paso del
"Descendimiento de la Cruz" de la Hermandad del mismo nombre en la ciudad de Medina
de Rioseco (Valladolid)
Franco Zeffirelli plasmó en su película Jesús de Nazaret a un Nicodemo que durante la
crucifixión en vez de llorar o dolerse, repite en voz baja los textos del así llamado Canto del
Siervo de la profecía de Isaías.

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