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DEVALUACIÓN.

POR
QUÉ SUBE EL
DÓLAR EN LA
ARGENTINA
LA NACIÓN - 22 de Marzo de 2019

LA NACION | ECONOMÍA | DÓLAR | ACTUALIDAD ECONÓMICA

El movimiento de las
monedas emergentes y los desequilibrios de la macroeconomía argentina
explican la volatilidad del mercado.

El dólar hoy volvió a ser noticia en el cierre de la semana. Con un


salto mayor al 2,5% en la primera hora de la rueda, el tipo de
cambio aceleró la suba y el precio de venta al público llegó a
ubicarse por encima de los $43 en el mercado local, aunque luego
retrocedió y quedó en $42,86.
Un conjunto de factores externos vinculados con el movimiento
de las monedas de países emergentes y desequilibrios que
arrastra y aún no soluciona la macroeconomía argentina
explican la volatilidad del mercado cambiario.

Devaluación en el mundo
El contexto internacional es muy negativo para las monedas
emergentes, que comenzaron la jornada con fuertes
devaluaciones, en un contexto de salida de capitales de esos
destinos. El último disparador fue un menor reporte de
producción industrial en Alemania y Francia, que debilitó al
euro frente al dólar.

La tendencia golpeó al peso, que replicó ese movimiento en el


inicio de rueda y se depreció inmediatamente a ritmo similar al
de otros mercados, para superar los $42,15 en el segmento
mayorista (cerró en $41,79).

La lira turca, una de las monedas que junto al peso argentino


estuvo entre las más devaluadas de 2018, perdió casi un 5,7%,

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mientras que en Sudáfrica, el rand cae casi un 2%. En América
latina, el real brasileño pierde un 2,4%, al igual que el peso
mexicano (1,12%), el uruguayo (0,6%), el chileno (1,3%) y el
colombiano (1,1%).

Problemas para generar dólares


La economía argentina está expuesta y siente con mayor
impacto cualquier shock externo. Así lo evidencian sucesos de
los últimos años como el Brexit, la crisis cambiaria en Turquía,
el movimiento de la tasa de interés de la Reserva Federal
estadounidense o el movimiento de las monedas emergentes
actual.

Uno de los factores más relevantes radica en las dificultades de


la economía para generar dólares genuinos, y su dependencia
por el financiamiento externo (endeudamiento) para cubrirlo.
En ese escenario, cualquier movimiento que implique salida de
capitales o encarecimiento del financiamiento golpea al
mercado cambiario local.

Ese contexto marcó la dinámica económica en 2018, que


terminó con una caída del 2,5% del PBI. Un golpe a mercados
emergentes dinamizó la corrida cambiaria y llevó al Gobierno a
pedir asistencia financiera al FMI , que avaló un préstamo record
para el país que permitió frenar las expectativas de devaluación
y mayor volumen de divisas para el pago de deuda.

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Tras el salto del tipo de cambio, la recesión contribuyó a revertir
el déficit comercial, con un desplome de las importaciones, y la
salida de divisas por el consumo de argentinos en el exterior.

A su vez, el Gobierno decidió acelerar el ajuste fiscal, uno de los


puntos claves del acuerdo con el FMI, para llegar al déficit
primario cero este año. Según esta perspectiva, el equilbrio
primario disminuirá la necesidad de financiamiento futuro de la
Argentina.

"La estrategia macro del año electoral es acelerar el apretón


monetario para subir la tasa, controlar el dólar y calmar las
expectativas de inflación, pero el problema es que si eso sale
bien en el corto plazo, se hace a costa de un deterioro del
balance del Central, con lo cual, se termina poniendo en riesgo
la consistencia intertemporal de la política monetaria y su
eficiencia para coordinar expectativas", sostiene Federico
Furiase, economista jefe del estudio Eco Go.

Inflación
Es el mayor problema de la macroeconomía argentina. Luego
del 47,5% de 2018, la marca más alta en 27 años, no dio señales
de desaceleración en los primeros tres meses de 2019, que
arrojan índices por encima de las previsiones oficiales.

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Tras el 2,9% de enero y el 3,8% de febrero, economistas
privados ya estiman un piso del 3% para marzo, que arrojaría
una suba de precios del 10% en el primer trimestre del año.

Luego del salto del dólar en 2018, la suba de la inflación


erosiona la competitividad del tipo de cambio y empuja al alza al
mercado al alza. Esta dinámica ilustra una paradoja: planchar al
dólar permite frenar la suba de los precios (ancla cambiaria),
aunque eso empeora las perspectivas para las exportaciones
argentinas. A la inversa, la suba del tipo de cambio
acompañando la inflación mantiene la competitividad pero
implica mayor traslado a precios (combustibles, alimentos,
tarfifas de servicios públicos, bienes importados, entre otros).

La tasa no alcanza
Con un dólar dentro de la zona de libre flotación definida en el
marco del acuerdo con el FMI-hoy definida entre $39,16 y
$50,68-, el Banco Central no puede vender divisas en el mercado
y recurre a la tasa de interés como herramienta para contener la

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suba del tipo de cambio, aunque su efecto luce insuficiente para
cumplir con el objetivo.
Luego de bajar a 43,94% el 14 de febrero, la tasa comenzó un
recorrido ascendente a medida que el dólar comenzó a
apreciarse en el mercado local. Hoy se ubica por encima del
66%, su valor más alto desde el 12 de noviembre, mientras el
peso se devalúa.

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