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INTRODUCCION.

Durante los años sesenta y setenta, muchas feministas comenzaron a señalar que las
reivindicaciones conseguidas hasta ese momento por el feminismo no habían logrado
revertir aún la situación de opresión y marginación de las mujeres. Especialmente en el
contexto de los Estados Unidos —en el que surge el feminismo radical —, las mujeres
estaban experimentando una nueva ola de tradicionalismo que las relegaba al ámbito
doméstico. Desde la revisión que plantea el feminismo radical, la lucha por la
incorporación a la vida pública, las demandas del sufragismo y la igualdad formal o legal,
no lograban poner de manifiesto y denunciar la estructura de relaciones de poder entre
hombres y mujeres. El feminismo radical va más allá de estas dos perspectivas y plantea
que la estructura de dominación y opresión en la que se encuentran insertas las mujeres
responde fundamentalmente al ejercicio del poder masculino presente en todos los
contextos de la vida, públicos y privados. La denominación de feminismo radical acuñada
por las propias feministas que compartían estas premisas para el análisis y para la acción
da cuenta precisamente de la intención de denunciar la situación de opresión en que se
encuentran las mujeres. Bajo esta perspectiva, el análisis feminista pasa a estar guiado por
la noción de patriarcado, entendido éste como el sistema de dominación masculina que
determina la subordinación de las mujeres.
Alice Echols ubica el feminismo radical entre los años 1967 y 1975. Aunque estas fechas
no dejan de ser arbitrarias en la medida en que resulta difícil establecer con precisión las
fronteras de un período histórico, el inicio de éste está marcado, según Echols, por el
surgimiento en Estados Unidos de numerosos grupos de mujeres que comienzan a tratar
los que serán temas distintivos del debate planteado por el feminismo radical. La fecha de
finalización, a su vez, coincide con la sustitución, en el debate feminista norteamericano,
del feminismo radical por el feminismo cultural.
En este período, y dentro de lo que bajo estas premisas se llamó feminismo radical, hay
dos autoras norteamericanas que destacan tanto por su producción teórica como por su
activa participación en diversos movimientos de mujeres. Dichas autoras son Kate Millet
y Shulamith Firestone, y su visión de la problemática de las mujeres representa el
pensamiento de unos años en los que la elaboración teórica estuvo muy ligada a la práctica,
a través de la participación en diversos movimientos sociales y políticos. Tan importante
fue la participación social y política de las feministas de los años sesenta y setenta que
prácticamente todas las autoras que durante este período se ocuparon del análisis teórico
respecto de los problemas de la mujer dentro de la estructura de dominación tuvieron
también una importante participación en los movimientos de protesta. Los temas que
estaban en la agenda de estos movimientos se relacionaban siempre con la situación de
subordinación de la mujer y abarcaban tanto la opresión en el matrimonio como la opresión
sexual a través de la prostitución, la pornografía, la falta de libertad para abortar, la
desigualdad de derechos reales y la violencia sexual.
En esos años surgieron numerosos movimientos de mujeres que se sucedieron unos a otros,
en el intento por incentivar la toma de conciencia, la protesta y la lucha por el cambio de
las estructuras de dominación sexual.
El patriarcado es una forma de dominación sexual, y el sexo, sostiene Millet, «es una
categoría social impregnada de política» ([1969]. Las feministas radicales denunciaban así
la opresión sexual que permea toda la sociedad y ponían en evidencia que las mujeres son
oprimidas por la sola razón de ser mujeres.
Aunque el feminismo radical se puede diferenciar claramente tanto del feminismo liberal
como del feminismo socialista, podemos identificar en las teóricas mencionadas elementos
de ambas perspectivas. Pero también encontramos en el feminismo radical elementos del
liberalismo. Las propuestas de superación de la dominación masculina y el énfasis puesto
en la liberación de las mujeres dan cuenta de una concepción individualista de la persona
que se centra en la capacidad y en las posibilidades de las mujeres para desvincularse de
su entorno de la opresión. A pesar de que, muchas autoras definidas como feministas
radicales parten de cierto determinismo biológico, estas autoras no vinculan a las mujeres
a una identidad cultural inescindible de su condición femenina, sino que plantean la
posibilidad de un cambio personal y social capaz de revertir la situación existente.
ARGUMENTOS A FAVOR:
1. Las mujeres son libres para elegir carrera profesional, trabajo y tipo de vida. Reconocen
la responsabilidad derivada de esa elección a la hora de decidir qué estudiar.
2. Tienen derecho al voto
3. Reciben igual salario al de un hombre por hacer el mismo trabajo.
4. Pueden asistir a la Universidad en lugar de dejar los estudios después del bachillerato
para que sus hermanos pudieran estudiar pues se consideraba que “la mujer de todos modos
simplemente va a casarse”.
5. Puedes solicitar cualquier empleo, no sólo un “trabajo para mujeres”.
6. Puedes recibir y brindar información sobre control de la fertilidad sin ir a la cárcel por
ello.
7. Puede vestir pantalones sin ser excomulgada de tu iglesia o sacada del pueblo.
8. Se ha reconocido el acoso sexual como forma de presión para permanecer en un trabajo.
9. Las mujeres tienen derecho de iniciar negocios y obtener créditos utilizando su nombre
y antecedentes crediticios
10. Estando bajo juicios penales o civiles la mujer puede testificar en su propia defensa.
11. La mujer puede poseer propiedades producto de su propio esfuerzo laboral.
12. puede obtener la custodia de sus hijos e hijas tras un divorcio o una separación
recibiendo una pensión alimenticia para los mismos.
13. LA mujer tiene derechos legales ante la violencia física y psicológica de su cónyuge.
14. EL matrimonio no implica la desaparición de los derechos humanos de las mujeres.
15. La mujer puede escoger ser madre o no cuando quiera y no según los dictados de un
esposo o un violador.
La repercusión del feminismo en la educación ha sido transformarla, no sólo para lograr la
total incorporación de la mujer a la sociedad, sino también como elemento de
concienciación feminista, por ser la educación un factor fundamental en la socialización de
los más jóvenes. Es por ello por lo que desde el feminismo siempre se ha demandado una
educación que se imparta juntamente a jóvenes de ambos sexos, para dar las mismas
oportunidades a los hombres que a las mujeres; así, las mujeres, entrarán al mundo laboral
a través de la educación y podrán conseguir así una independencia económica.
Desde esta perspectiva se busca un modelo escolar que no devalúe la naturaleza ya que el
modelo actual considera la naturaleza como ilimitada lo cual conllevará a la destrucción
total del medio ambiente. Con ello se busca concienciar a las nuevas generaciones en el
trato respetuoso a la naturaleza a la vez que también se les enseñe a respetar como ser
humano a la mujer.
El movimiento ha logrado muchísimo a lo largo del tiempo primero introdujo a la mujer
en el voto y opinión pública, lograron el derecho a estudiar y a tener oportunidades de
trabajo en puestos gerenciales.
ARGUMENTOS EN CONTRA:
1. Toman una posición filosóficamente idealista, dando gran importancia a los rasgos de
personalidad y los valores culturales más que a las condiciones materiales. Hacen caso
omiso de la situación materiales en el mundo y se centran únicamente en los aspectos
culturales.
2. Realizan la contradicción entre el hombre y la mujer como la contradicción principal
que justifica el separatismo.
3. Hacen un hecho natural de la reproducción como la razón de la subordinación de las
mujeres, y rechazan las razones socioeconómicas de la condición social de la opresión,
reforzando de esta manera el punto de vista conservador, el argumento de que los hombres
y las mujeres son diferentes por naturaleza.
4. Hacen la naturaleza del hombre y la mujer inmutable.
5. Hacen caso omiso de las diferencias de clase entre las mujeres, y de las necesidades y
de los problemas de las mujeres pobres.
6. Al propagar la naturaleza de la mujer como no violenta, desaniman a las mujeres a
convertirse en combatientes en la lucha por su emancipación y por la emancipación de la
sociedad.
7.A pesar de que las feministas radicales afirman que tienen soluciones, son completamente
reformistas y no pueden sacar la liberación de las mujeres hacia adelante.
La mujer liberal debe ser en primer término esposa y madre, y para encontrar su identidad
debe acudir a la esfera pública pero sin abandonar la privada, esto es, que la problemática
del feminismo liberal radica en su intento por conciliar la esfera pública y la privada ya se
quiere unir las obligaciones como madre y esposa con las de trabajadora asalariada y
profesional (lo que ha llevado a la mujer a padecer el “síndrome de la mujer 10”) Betty
Friedan reclama que el trabajo de ama de casa se reconozca como un trabajo remunerado,
así puede que no se considere a la ama de casa como un modelo degradado y sin valor.
En el campo privado se denuncia que se carece de libertad ya que las mujeres se ven
sometidas a estar continuamente en movimiento, no dejan nunca de estar activas en el
trabajo del hogar porque siempre se tienen obligaciones y nunca están libres. esto tiene su
desventaja ya que puede intervenir con la productividad de la mujer en su trabajo.
A nivel social la ideología feminista tiene sus fallas ya que promueven la igualdad de los
sexos y en la realidad el sexo femenino cuenta con ciertas preferencias sociales lo cual es
una contradicción en algunas de sus ideas.
CONCLUSION.
Mucho tiempo ha pasado de que se pronunciara aquella famosa frase que dice “una mujer
no nace mujer llega a serlo”. Tras décadas de trabajo y activismo feminista, la mayoría de
nosotros acordaría hoy que las diferencias entre hombres y mujeres son adquiridas
socialmente más que fijadas biológicamente. Algunos todavía tendrán la tentación de
mantener vivo el mito del determinismo biológico para explicar conductas violentas,
orientaciones geoespaciales, capacidades amatorias o habilidades verbales en base
a fluctuaciones hormonales y hemisferios cerebrales.
Sin embargo, que el género constituye una de las divisiones más fundamental de nuestras
sociedades es difícil de cuestionar por muy polémico que pueda resultar el término. Si no
son los rasgos biológicos los que dictan las desigualdades entre mujeres y hombres, si
aceptamos que nuestras conductas son consecuencia de un complejo entramado de factores
sociales y culturales que nos condicionan incluso antes de nacer, el desafío colectivo
consiste entonces en desvelar las profundas raíces sociales de la desventaja.
Las mujeres no están peor pagadas porque no puedan acceder por su naturaleza a empleos
mejor remunerados, los hombres no dominan posiciones de poder económico y político
porque tengan un impulso innato al liderazgo, niños y niñas no son cuidados
principalmente por sus madres porque sus padres carezcan del instinto materno necesario.
La lista es infinita, el punto es claro: la anatomía o la teoría de la evolución ofrecen poca
ayuda si lo que nos interesa es desentrañar los mecanismos, más o menos opacos, de
la desigualdad.
En todo el Planeta Tierra las desventajas a las que se enfrentan mujeres (y niñas) son una
fuente principal de desigualdad. El índice de las Naciones Unidas (GII) identifica
diferencias sistemáticas entre los sexos en relación a indicadores relacionados con la salud,
la educación, la política o el empleo.
Estas diferencias no son únicamente relevantes desde una óptica de justicia social, sino que
están estrechamente relacionadas con el desarrollo humano. Si bien la tendencia global
indica una reducción progresiva y generalizada de estas brechas, las diferencias entre
regiones siguen siendo muy significativas. En algunas partes del mundo como por ejemplo
América Latina, el Sureste Asiático, los estados árabes y África subsahariana las mujeres
están sistemáticamente excluidas de la esfera pública y derechos sociales. En Occidente,
algunas de estas brechas, por ejemplo, las que tienen que ver con el acceso a la educación
y el rendimiento académico se han reducido a cero.
No obstante, hay dos apreciaciones importantes que hacer: primero las diferencias entre
países (En Europa entre el Norte y el Sur) siguen siendo muy considerable
fundamentalmente por un esfuerzo muy desigual en la acción política en este terreno.
Segundo, a pesar de que la emancipación de las mujeres es probablemente el motor más
potente de cambio de nuestras sociedades, surgen nuevas manifestaciones de
desventaja que son fuentes de conflicto y generan a la vez nuevas posibilidades de acción.
Estas nuevas líneas divisorias están incrustadas dentro de un contexto global y se
relacionan con múltiples formas de desigualdad. La violencia de género es sin lugar a
dudas el fenómeno más saliente a este respecto.
El Feminismo, como movimiento político, teórico y social que lucha por la emancipación
de las mujeres. Las feministas han tenido que analizar las realidades de las distintas mujeres
desde todas aquellas perspectivas que favorecen la opresión femenina.
A pesar de las dificultades para caracterizar las teorías y movimientos que lo engloban,
creo que es posible afirmar la existencia del movimiento feminista si tenemos en cuenta
todos los elementos y objetivos comunes que comparten. En este sentido, podemos decir
que las propuestas feministas son parte del análisis de la situación de las mujeres en la
sociedad y coinciden, por un lado, en la denuncia de las relaciones de dominación del sexo
masculino sobre el femenino y, por otro, en la consideración de que el patriarcado aun
domina a una parte de la sociedad y que se basa en las diferencias de género, es el resultado
de un proceso histórico y social y no un hecho natural.
En definitiva, es obvio que la lucha por la igualdad de los sexos y por la emancipación de
las mujeres es aún una tarea pendiente y que se requieren nuevas estrategias, métodos y
propuestas que, a largo plazo, transformen radicalmente las relaciones sociales y los
sistemas que regulan la convivencia. En ese sentido, quizá el reto más grande que tiene que
enfrentar el Feminismo es una verdadera y plena concientización de la ciudadanía, que
favorezca, que tanto mujeres como hombres comprendan y defiendan que la sociedad será
más justa e infinitamente mejor, si todos y cada uno de los seres humanos pueden gozar de
la misma autonomía y libertad para realizar sus planes de vida.
BIBLIOGRAFÍA.
“Feminismos debates teóricos contemporáneos.” Beltrán Elena, Alianza Editorial,
Madrid: Primera ed. 2001.
Crítica al feminismo liberal, “radical” y posmoderno en Occidente. Anuradha Ghandy,
editorial La peste, Santiago de Chile 2018.
CIBERGRAFÍA.
http://www.elperiodico.com , “El género y la desventaja”, Margarita León ; Edicion
Global. Marzo 2019.
http://www.vocesvisibles.com , “Lo que el Feminismo ha hecho por ti”, Marita Seara,
España 2019.
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
Escuela Nacional Preparatoria No. 7 “Ezequiel A. Chaves”.

É T I C A
FEMINISMO RADICAL

Profesor Marco Antonio Labra Ramírez.


Grupo 554
Alumnos:
Castañeda Bárcenas Sofía
De la Cruz Saldívar Jesús
Escoto Reyes Joel
Gómez Morales Martin Alberto
Guerrero Padilla Valery
Montiel Gallegos Jesús Eduardo
Palacios Castellanos Sarúg Bruno
Roldan Escalante Marco Antonio
Sánchez Arrollo Svetlana Galilea
Torres González Michelle

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