El término memoria proviene del latín memorĭa, y es entendido como la capacidad o facultad de
retener y recordar información del pasado. Al ser un término utilizado en diversas materias
y disciplinas, las definiciones más precisas surgen en ámbitos particulares.
Desde la psicología y la medicina se tiene una concepción similar del término memoria, ya que en
ambos casos se lo entiende como la facultad mental que permite reconocer, almacenar y
evocar sentimientos, ideas, imágenes, entre otras experiencias.
PROCESOS
Atención:
Se da cuando el receptor empieza a captar activamente lo que ve lo que oye y, comienza a fijarse
en ello o en una parte de ello, en lugar de observar o escuchar simplemente de pasada. Esto se
debe a que el individuo puede dividir su atención de modo que pueda hacer más de una cosa al
mismo tiempo. Para ello adquiere destrezas y desarrolla rutinas automáticas que le permiten
realizar una serie de tareas sin prestar, según parece, mucha atención.
Fijación o codificación:
Se trata del proceso en el cual la información es preparada por así decirlo para, que pueda
ser almacenada. Los factores determinantes de que el proceso sede de forma correcta son: la
concentración, la atención y motivación del sujeto.
En esta etapa la información puede codificarse de formas diversas, de acuerdo con la necesidad o
el momento, esto puede ser por medio de imágenes, sonidos, experiencias, ideas, sucesos, etc.,
todo esto tiene la dependencia del tipo de información que sean utilizadas.
Almacenamiento o consolidación:
Es necesario que se cuente con una especie de estrategia por parte del sujeto que pretende
recordar después la información, es decir, que tenga una imagen, una idea, que tengan un orden o
categorización, entre otros, mientras el proceso se lleva a cabo.
Recuperación o evocación:
Este proceso es el que nos permite poder encontrar la información cuando la necesitamos, es
decir, recordar.
Es el proceso final por el cual pasa la información, pero es necesario que los anteriores procesos
hayan sido realizados de forma correcta, si no es así, entonces, al recordar la información, solo
tendremos “retazos” de recuerdos, esta información puede ser extraída en el momento que se
desee.
TIPOS DE MEMORIA.
Memorias sensoriales.
Utilizamos este tipo de memoria para archivar la información sensorial, que todavía no ha sido
interpretada por el cerebro tales como formas, colores, sombras, volumen, textura, dureza… Las
memorias sensoriales son extremadamente breves desapareciendo en cuestión de segundos. En
cambio son capaces de almacenar posibilidad de contener mucha información.
Ejemplo de memoria de tipo sensorial: Al estar frente a un paisaje, la información sobre los
contornos de las montañas y de los árboles, la intensidad del sonido del viento o el suave contacto
de la tierra húmeda bajo nuestros pies recae en nuestra memoria sensorial.
Memoria declarativa.
El termino memoria declarativa se utiliza para definir un tipo de memoria que aparece o se
recupera de forma “consciente”. Como puedes ver, el acceso a los contenidos de la memoria de
esta forma necesita del control de la atención.
Ejemplo de memoria declarativa: Las memorias declarativas pueden ser referidas tanto a la
memoria episódica (memoria de los hechos) como a la memoria semántica (memoria de los
conceptos).
Memoria semántica.
Se habla de que en nuestra memoria hay un diccionario mental o “lexicón” que puede llegar a
contener xxxx palabras. La memoria semántica es el almacén para el significado de palabras
como pez, memoria o galaxia. ¡Pero no se limita a esto! La memoria semántica también incluye
otro tipo de conocimientos y cultura generales. Es un registro muy muy extenso y está organizado
en redes de significado, categorías y conceptos.
Ejemplo de memoria semántica: Intenta responder a preguntas como ¿Cuál es la isla más grande
del mundo?, ¿Qué es Internet? o ¿Qué es un “árbol?. Para responder a todas estas preguntas
debes acceder al almacén semántico ubicado en tu memoria a largo plazo.
Memoria episódica.
Este tipo de memoria tiene una dimensión “temporal” que abarca pasado, presente y futuro. La
memoria episódica abarca el mundo de la experiencia desde noticias y viajes… hasta personas,
lugares y cosas. Nos permite conocer “Qué, cuándo o cómo ocurrieron las cosas”. Su desarrollo
comienza en la infancia junto con el lenguaje y se va deteriorando con la vejez.
Ejemplo de memoria episódica: ¿Has viajado alguna vez a la India?, ¿A quién te has encontrado
esta mañana de camina al trabajo?, ¿Tienes algún plan para el fin de semana?… Todo esto y
muchísimo más están almacenados en nuestra memoria episódica.
Memoria procedimental.
A diferencia de otros tipos de memoria que nos informan de “qué son las cosas”, la memoria
procedimental es de tipo práctico. Se trata de la memoria que nos permite “saber cómo se hacen
las cosas”. Una vez aprendemos algo después repetirlo una y otra vez se quedará grabado en
esta memoria motora.
Ejemplo de memoria procedimental: Gracias a este tipo de memoria podemos andar en bicicleta,
correr, nadar, escribir, tocar un instrumento musical o comer con palillos chinos… Y sin la
necesidad de ser plenamente conscientes de ello.
ALTERACIONES DE LA MEMORIA
AMNESIA
Es la pérdida de la memoria, pero sin comprometer a otras funciones mentales. Se puede estar
muy mal de la memoria, pero bien de la inteligencia. Las causas de la amnesia pueden ser fuertes
golpes recibidos en la cabeza, la avanzada edad de las personas o debido a algunos cambios
metabólicos. Hay dos clases de amnesias:
AMNESIA FUNCIONAL
Es aquella que no tiene una etiología orgánica, siendo los factores emocionales los principales
responsables de su ocurrencia. Se puede tratar de detectar algún tipo de lesión que afecte ciertas
zonas del cerebro. Se debe determinar si la persona registra consumo excesivo de alcohol,
barbitúricos o ansiolíticos (pueden causar crisis de breve duración).Ciertas deficiencias
nutricionales (déficit de vitamina B1) asociadas con alcoholismo generan un tipo de trastorno en el
que se manifiesta una amnesia. La amnesia general (o completa) puede deberse a una
enfermedad, una lesión en la cabeza o la histeria que sucede a un evento traumático.
HIPERMNESIA
HIPOMNESIA
Es la disminución de los recuerdos, tanto para los sucesos recientes como para los pasados. Se
presentan en los casos de hipocondría (personas que se consideran enfermos), débiles mentales,
en sujetos que atraviesan estados depresivos o de arteriosclerosis.
ALOMNESIA
Llamada también ilusión de la memoria, es el recuerdo distorsionado de los hechos del pasado.
Por ejemplo: recordar que viajamos el día domingo cuando en realidad fue el día sábado.
PARAMNESIA
Llamada también ilusión de la memoria, consiste en recordar hechos que nunca existieron. Se
dan en los casos de esquizofrenia. A la paramnesia también se le llama el falso recuerdo, la
conciencia cree reconocer algo que en realidad jamás ha conocido, y que por lo tanto no
pertenece a su pasado, Es una alucinación de la memoria.
CRIPTOMNESIA
Llamada también reminiscencia, El recuerdo evocado no es reconocido como tal y se toma como
algo nuevo y original. Ejm: una persona hace un comentario ingenioso o escribe una melodía, sin
darse cuenta que está citando (plagiando) más que hacer algo original.
CONFABULACIÓN
Seguir una alimentación adecuada es algo básico para tener buena memoria. Por ello, lo ideal es
empezar a incluir en tus platos las siguientes frutas, verduras y otros alimentos imprescindibles:
Plátano, Nueces, Manzana, Salmón y trucha, Levadura de cerveza, Brócoli, Espinacas, Linaza,
Germen de trigo, Ajos, Cebollas, Espárragos, Avena, Lentejas, Pimientos y Cítricos.
2. Evita la rutina
Un enemigo peligroso para nuestra memoria es la rutina. Así, hacer cada día lo mismo y seguir las
mismas pautas semana tras semana hace que nuestro cerebro deje de recibir estímulos,
incentivos y motivación. Consecuentemente, esta monotonía de estímulos provoca que el
procesamiento de la información se vuelva más lento y que nos cueste más fijar datos e
informaciones.
¿Solución? Intenta hacer algo diferente cada día. Está claro que todos tenemos que seguir una
rutina debido a nuestras obligaciones, pero date un respiro diario de, al menos, dos horas.
Proponte tus propios juegos de memoria. Por ejemplo, cuenta los escalones que hay en tu oficina,
en el colegio, en el gimnasio. Cuando veas una matrícula intenta recordarla y evocarla dos horas
después. Memoriza el número de los móviles de tus amigas o familiares. Por otra parte, también
puedes memorizar un poema o una canción e intenta recordarlas al día siguiente.
En ocasiones, hacemos las cosas de modo automático. Primero nos levantamos, nos peinamos,
desayunamos y salimos de casa. ¿Dónde hemos dejado el móvil? ¿Dónde están las llaves del
coche? Es algo normal. A partir ahora fíjate en lo que estás haciendo, toma conciencia de tu «aquí
y ahora» y verás cómo, poco a poco, tu memoria va mejorando.
Imagina que quieres recordar dónde dejas las llaves de casa para no perderlas cuando las
necesites. ¿Qué es lo que podemos hacer? Imagínate a ti misma dejándolas en la mesilla de
entrada, visualízate. Pon por caso ahora que quieres recordar el cumpleaños de un amigo del
trabajo: imagina la hoja del calendario con esa fecha.
Es muy sencillo, de hecho es casi un juego. La memoria funciona sobre todo por asociaciones.
¿Quieres un ejemplo? Seguro que te habrá ocurrido alguna vez: oler algo y de inmediato recordar
algún momento de tu vida. También escuchar una canción y evocar de inmediato una palabra, una
sensación o una imagen del pasado.
Si, por ejemplo, quieres recordar la próxima cita con tu médico, haz alguna asociación con ella:
Día 10 a las 9 horas (puedes pensar en los 10 dedos de la mano y en la edad de tu sobrino).
7. Organizar la información
La memoria será mucho más eficaz si organizamos los datos que queremos recordar. Por
ejemplo, imagina el caso que vas al supermercado y se te ha olvidado la lista de la compra. Esto
es algo que nos ha ocurrido a todos.
¿Qué podemos hacer? Lo primero será visualizar tu cocina y cada estante para hacer un rápido
repaso por secciones: lácteos, frutas, legumbres, limpieza, baño…
Gracias a este sencillo ejercicio podremos recordar mejor cada artículo que necesitemos, al
pensar en las categorías a las que pertenecen.
8. Regula el estrés y los pensamientos negativos
Seguro que estás acostumbrada a que te digan aquello de ¡Pero qué mala memoria tienes! o, lo
que es peor, es posible que te lo digas a ti misma. ¿Sabes lo que algo así acaba consiguiendo?
Que lo creamos y que nos rindamos, que asumamos nuestra mala memoria y que nuestros
olvidos queden justificados.
Primero, la memoria es como un músculo que puede desarrollarse si hacemos «ejercicio mental».
En tercer lugar, para mejorar la memoria necesitamos estar motivadas, estar atentas a los
estímulos y a lo que estamos haciendo en cada momento, pero sin presiones.
9. Estimula tu cerebro
Por ejemplo, lee libros, revistas, periódicos, empieza a escribir un diario o, incluso, empieza a
estudiar un idioma.
De esta forma, ejercitar diariamente nuestro cerebro nos ayuda a mejorar procesos básicos como
la memoria. También nos obliga a estar activas y, lo que es mejor, nos protege frente al paso del
tiempo y posibles enfermedades degenerativas.
10. Disfruta del aire libre, libera tensiones
Sería ideal que cada día te regalaras una hora de tranquilidad al aire libre: Pasea, anda, sal con tu
bicicleta o con tu mascota. Consecuentemente, el aire libre despeja nuestra mente y libera
tensiones, ya que recibimos fantásticos estímulos como olores, sensaciones, sonidos… Todo ello
relaja y nos aporta un sinfín de endorfinas capaces de relajarnos. No hay nada mejor que un
instante de paz para asentar los recuerdos del día y esos pequeños detalles cotidianos.
FRASES: