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1.

Introducción
2. El todo y el sintonizador
3. "Sintonizador"
4. Formación de la conciencia , conocimiento y consciencia
5. Conciencia vs. consciencia
6. Cosas concretas y abstractas
7. Lo que "existe"
8. Como evolucionaron las cosas y las ideas hasta la mecánica cuántica
9. Cambios de paradigmas que nos propone la teoría cuántica
10. Discrepando con otros analistas, no pienso que sus ideas, entre otras, sobre tiempos
convergentes, divergentes, paralelos que: "abarcan todas las posibilidades y que aún
así solo son una visión parcial, incompleta, aunque no falsa del universo" (Borges,
1941), sean producto de la casualidad o de un hipotético accidente creo sí, que tal como
lo hizo en y con otros escritos, también en este cuento se refiere al mismo en forma
equívoca, casi ladina, cuando dice que se trata de un cuento policial.
11. Borges sabía de lo que escribía en la cuarta década del siglo 20, cuando menciona a
Albert (¿¡Einstein!?) atareado en sus infinitos tiempos y senderos que finalizarían con
un bombardeo (¿nuclear?) a una ciudad homónima inglesa de aquellos tiempos
de guerra, presagio de las intenciones nazis en una Alemania que era público y notorio
como lo expresaba la prensa, se encontraba ya en las puertas del dominio del átomo.
12. Por supuesto no me refiero al conocimiento físico-matemático de un científico, sino al
conocimiento que un poeta ilustrado e informado puede tener al leer sobre la
relatividad que proponía Einstein, el principio de incertidumbre de Heissemberg, las
experiencias de Schroedinger y otros portentos teóricos que iluminaban el alba del siglo
veinte.
13. Solamente una mente genial pudo vislumbrar las infinitas realidades que nos propone
la Teoría Cuántica en los pliegues de una materia que se vuelve elusiva y extraña a
medida que intentamos penetrar en el mundo de lo muy pequeño o lo
desmesuradamente grande..., la angustia de nuestra ignorancia aunada por el infinito
de los extremos.
14. Luego de su larga experiencia europea y habiendo leído en su lengua natal, entre
muchísimos otros, a gigantes de la literatura fantástica (el gustaba llamar así a lo que
hoy los técnicos consideramos, quizás equivocadamente, "ciencia ficción") como: H. P.
Lovercraft, , Olaff Stapleton, H. G. Wells, etc, etc, por no mencionar a la inmensa lista
que probablemente arranca con los clásicos del pensamiento griego y sin solución de
continuidad se desarrolla

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