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Radiografía de la depresión

(Quince Poemas sobre la bipolaridad)

Auto Sabotaje:

Ya basta de condenas impuestas por mi mismo;


no acepto letanías sembrándome dolor
ni quiero agorerías de interno acusador;
ya basta de cadenas vertiéndose en cinismo.

Luchando en las arenas del viejo conformismo


me asedian apatías que dejan mal sabor,
me atacan baterías de fuego abrasador,
me cubren las gangrenas que evocan masoquismo.

Y es que la voz que escucho no dice nada bueno:


del auto sabotaje soy víctima paciente,
tal vez falta el coraje de ser mi confidente.

Volverme diestro y ducho de ambages de galeno


buscando la solvencia de esta situación
es pues la referencia, tal vez la solución.

La vida:
Dos rizos a la izquierda
una espiral descendente
dos rizos a la derecha
una espiral ascendente
una caída libre
en vertiginosa picada:
Solo quedan
una sonrisa de mármol y granito
una mirada granulada
y los restos de un estallido
junto a versos hechos polvo

Fuera de mí:
Alienado
de mí mismo.
Alejado
de mi piel.
Desertado
de mis sueños.
Extraviado
con mi ayer.
Alienado
de mi vida.
Olvidado
por mi sien.
Deambulado
por mil calles
que; aceradas,
me alejan y me alejan
de las órbitas seguras
de mi cuerpo y de mi alma y de mi ser...

Famélicos Cuadernos:
Los famélicos cuadernos
que se exigen y me exigen
su dual cuota de alimento
ya dejaron de exhibirse.

Y la tinta fluye
se derrama en raudales de tropos consternados;
alucinados, eufóricos a ratos y a ratos tristes:
bipolares.

-El Guaire en Las Mercedes apesta-

El asfalto granulado y pegajoso


evapora sus alientos petroleros
mientras
las vitrinas resplandecen
con su farsa de muñecas y de trapos.
Los alisios indignados
no disuelven la calina
que abochorna a los viandantes…

Y las tardes son tan grises


que semejan al aullido del concreto;
que parecen desespero aletargado
de un cemento silencioso y asechante.

Los cuadernos que se sientan a escribirse


continúan su implacable independencia
mientras cae la noche antagonista;
devastada, derruida y desterrante,
sobre las aceras capitalinas.

Los cuadernos se disponen a dormirse


y ya todo se termina…se termina.

Bipolar:
El poder de mi euforia incomprensible
surge desde las honduras de mis viejas letanías.
La hiperactividad que me aprisiona
nace de la tranquilidad de mi apatía.

La risa histérica que a ratos me estremece


se activa ante el perpetuo duelo de mi sima.

-Dagas y alfileres-
-Espinas y puñales-

Un frenesí inverosímil
irrequieto y tergiverso
a veces me provoca escalofríos
y el chacal me devora desde adentro
y el turpial ya no trina su silencio
y la lluvia se hace llanto irreparable
y mi llanto se hace lluvia invisible,
manifiesta y apacible y mordaz.

Mi sonrisa es la charada del vacío,


mi vacío es la cubierta de la nada…

-Hondonadas abismales-
-Fraudulentas cavidades-

La etiqueta que me he impuesto a domicilio


y esclaviza mi alegría tibiamente
con grilletes y cadenas
por lexemas y vocablos
y morfemas inconexos…
La etiqueta que inclemente aterroriza
condenando a ilusiones y aspavientos
mi existencia degollada y dividida
reza:
BIPOLAR

La luz (distorsionando realidades):


La luz es una lluvia
de joyas microscópicas
que pincelando va
la bóveda celeste.

La luz es; pues, nevada


de lágrimas friolentas,
que viene ventisqueando
el lienzo del planeta.
Ah luz impertinente,
canalla y fraudulenta
¿por qué cubres el manto
del orbe sideral?

Rapsodia subjetiva:
Me fumo las ganas de volver a verte
en cada cigarrillo que incinera vientos,
en cada bocanada que se ahoga en cuentos
me fumo las ganas de volver a verte.

Me bebo las ganas de fornicar de nuevo


en cada copa en que navego en cueros,
en cada vaso en que se hunden vuelos
me bebo las ganar de fornicar de nuevo.

Me como las ganas de comerte a besos


en cada bocado del que aun reniego
en cada trozo de alimento viejo
me como las ganas de comerte a besos.

Y ya no respiro sin tu aliento fresco


y ya no me duermo sin tu piel de almohada
y ya no me siento sin tu blonda llaga

y ya no lamento sin tu pubis yerto.

Me vuelvo hacia adentro sin tus ojos tiernos


autismo silente enarbolo al cierzo
calor de esquizoide me sutura el cuerpo
si ya no me miran esos ojos bellos.

Por eso no pido más clemencia o duelo


que el verte parir de mi sangre un sueño,
que el verte morir en mi poro inquieto
y verte sangrar hasta hallarme muerto.

Degradación de Grises:
Degradación de grises
entre muros citadinos;
evocan los caminos
desandados por matices
purulentos y amorfinos.

Un silencio estrepitoso
se equivoca de señuelo
hundiéndose en un suelo
humorado y cauteloso
que pretende ser mi duelo.

Y los grises perseveran


en la tarde incinerada,
y jugando con la nada,
los lamentos se entreveran
a mis sueños de manada.

Nada exijo de la vida;


no reclamo a la hondonada
el gran filo de su espada,
ni a la roca desmedida
le replico su coartada.

Nada espero de la muerte:


ya no espero más amor
que el vestido de dolor,
ni placeres, ni la suerte
de espejarme en tu candor.

Degradación de colores
en los últimos fragores
de la noche citadina,
y se hunde nueva espina
en mi cuerpo y mis errores…

Sollozos:
Sollozo,
árbol corroído,
desarraigado,
solitario y nebuloso.

Sollozo,
destino sin conciencia,
claustro sempiterno,
poema inacabado
de versos moribundos.

Sollozo,
pálpito arrítmico,
oquedad clandestina,
simiente silenciosa
de gotas de rocío,

en fin;
apenas
tan sólo
un tímido
sollozo.

Añicos:
Añicos en el suelo, añicos en el alma,
añicos esparcidos por tierras hoy en calma.
Añicos que recuerdan querellas del pasado,
retazos de un adiós: ¡dolor despedazado!

Pedazos de mil vidas, no siempre ilusionadas,


son trozos de memorias, de sueños de cascada.
Añicos en el piso, añicos en la mente;
retazos de un ayer que vuelve inconsecuente.

Añicos esparcidos regresan en tropel:


enjambres de rencores que bajan de Babel;
pegándose a mi cuerpo, rasgándose en mi piel.

Heridas palpitantes:
Hay heridas que no sangran
pero palpitan lo mismo,
son caídas al abismo
de amores que se desangran.

Hay suicidios que no matan


pero asesinan lo mismo,
son gotas de pesimismo,
féretros que almas atan.

Depresión inexpugnable,
sedienta de almas jocosas.
Sorbes prácticas gozosas:
vampiresa despreciable.

Transformas todo en escoria,


dejando el alma vacía,
tan triste, escuálida y fría
como una reseca noria.

Distorsionas realidades...
destruyendo mocedades.

Rip Van Winkle:


Quisiera convertirme en Rip Van Winkle
y dormir el resto de mi vida
muy lejos del barullo cotidiano
clavado tiernamente en mi colchón
fundido en el mimo de mi almohada.

Quisiera convertirme en Rip Van Winkle


pues no logro vencer esta apatía
que es desgano y más desgano y más desgano
y es silencio y es bullicio y es tortura
queriéndome implotar ojos adentro.

Quisiera convertirme en Rip Van Winkle


y salir de este cuerpo carcelero
desatarme de los cueros y las pieles
y volar más allá del Universo
disfrutando del abrazo de La Nada...

Tristeza desbordada:
Cuando la tristeza desborda su límite
se transforma en apatía
y ya no nos importa nada,
ni las risas ni los llantos,
ni la luz ni la tiniebla,
ni la vida ni la muerte,
ni el cielo ni el infierno.

Y es entonces cuando enviamos


nuestras sendas al ocaso,
es entonces cuando damos
nuestras vidas al acaso
y el azar; que es insensible,
nos devora paso a paso.

Y el suicidio delincuente
se apodera de la mente…

Pensamientos suicidas:
Oh cuántos años y cuantas duras penas
cuántos lamentos trajeados de sonrisa,
cuántos sermones sin asistir a misa,
cuántas lecciones vestidas de condenas.

Y cuánto tiempo perdido en el encanto


de aspiraciones tendidas en la nada,
cuánta embestida cayendo en la hondonada
de un nuevo grito dormido bajo el llanto.
Al fin la vida se me antoja escueta,
al fin la muerte me parece bella,
al fin el polvo volverá a su estrella
cuando la muerte done su silueta.

Tan solo exijo el deleite del veneno,


tan solo aspiro al delirio de la hoguera
tan solo pido las delicias que me diera
aquel reposo de un dormitar sereno.

Cuánta dulzura se vierte en mi semblante


que yace quedo, buscando en el incienso
un sueño eterno que borre de este lienzo
esta sonrisa despótica y farsante.

Cuánto placer se riega en mi demencia


que se adormila cubierta de mutismo,
y cuánto enojo en el silencio mismo
que se aventura callando la conciencia.

Prístino goce de este momento esquivo


que se eterniza en el segundo inerte
en que por fin sonríeme la suerte
de estar ya muerto, aun estando vivo.

Tan solo quiero la caricia de la hojilla,


tan solo busco el beso de la bala,
tan solo espero las bondades de la pala
vertiendo en mí su candida arenilla.

Prozac:
Contundente es el receso de la aurora.
Sus colores sanguinarios me incomodan,
cual ocaso matutino se desploman
sobre aceras taladradas por las ansias.

Y ansimante es el momento matinal,


todo fluye como un tiempo indefinido,
como el aire que se muestra enrarecido,
virulento, deleznable, apagado y aturdido.

Y el silencio; intrigante y comedido,


es el cómplice secreto del sedal,
es la trampa caza bobos que me espera,
es la mina desde el campo de batalla
asechando mi inconsciente caminar.

Mi tristeza me apabulla y me acaricia


revelando desenlaces sin cuartel:
Distorsiones persiguiendo realidades,
Realidades sin migajas de verdad.

Mi tristeza se escabulle entre las sombras,


se me aleja y se me acerca una vez más
en un baile de macabras consecuencias;
en la danza que el suicidio destruirá.

Es por esto que me voy a la farmacia


y me compro mi cajita de prozac.

La Bipolaridad
La bipolaridad es un estado en el cual el individuo pasa de estados de alegre
excitación; conocidos como Euforia, a estados de profunda tristeza, definidos como
Depresión, es por ello que les llamo Eufórico depresivos, en lugar del término
“maniático depresivo” que usan los psicólogos, no me gusta el término maniático,
es una palabra fea.
Ahora, la condición depresiva presenta las siguientes características:

1) Una honda tristeza sin causa aparente; que semeja al duelo que sentimos
cuando muere un ser querido, que se conoce como melancolía.
2) La nostalgia que inmoviliza, basada en la creencia comúnmente falsa de
que todo tiempo pasado fue mejor o en la espera de un futuro brillante que
nunca llega.
3) Una distorsión constante de la realidad: Todo es oscuro, cenizo, brumoso;
los colores aparecen opacos, grisáceos y sin brillo, los eventos y fenómenos
que conforman la experiencia son interpretados de manera errónea y por
tanto los errores se multiplican al infinito; y fracaso tras fracaso, la
frustración invade al individuo.
4) Una perpetua apatía, que aunque se parece al conformismo; difiere de él
completamente, ya que en el último caso la persona se siente satisfecha con
lo que tiene y por ello se conforma. En cambio en la apatía la persona no
está satisfecha con lo que posee, porque la apatía no es conformismo sino
rendición. En este caso son comunes los pensamientos del tipo “ya basta”;
“me rindo, no doy más “o “paren el mundo, quiero bajarme”, Por tanto la
apatía es un “tirar la toalla”, un abandono de las propias expectativas, una
renuncia de los propios sueños.

Las causas de la tristeza existen pero el deprimido las desconoce y no entiende el


por qué de su estado. La “Terapia Cognitiva” orienta al individuo ayudándolo a
descubrir las causas inconscientes de su depresión.

Advertencia:
Los medicamentos antidepresivos como la sentralina y el prozac, pueden producir
adicción; por tanto han de ser administrados bajo estricta prescripción y vigilancia
médica.
Autor: Felipe Antonio Santorelli
Alias: tonisan
Caracas, Venezuela

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