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UNIVERSIDADE FEDERAL DE SÃO CARLOS

DEPARTAMENTO DE LETRAS – LICENCIATURA PLENA EM LETRAS

Rafaela Fernanda Leandro - 728243

Prof Renan Bolognin

Disciplina de Literatura Espanhola dos séculos XIX e XX

RESEÑA DEL TEXTO CRÍTICO “LA TENA DE DIOS Y DEL DIABLO”, DE DAVI AGUIRRUCCI

Al comienzo del texto Aguirrucci nos acuerda de la ambientación estética y temática de


Divinas Palabras y de la perplejidad que genera en el lector: los personajes, que son
muchos, pueblan el espacio con sus conflictos y con su marginalidad, la tragicidad que
se deshace por medio del riso, la ambigüedad, que presenta lo sagrado y lo profano, el
interior y el exterior del hombre, lo social y lo psicológico, la tragedia y la comedia, la
carnavalización de las voces en los discursos, el elemento grotesco, que fija la marca
del absurdo en su unidad caótica. La realidad de Divinas Palabras nos presenta una
existencia de contornos deformados, reflejada por un espejo convexo, según la
metáfora de Arrigucci, recuperada del propio Valle-Inclán del barroco de Goya.

El autor sigue explorando la perspectiva interna y externa de la narrativa (es decir, a


manera por el cual el espacio se relaciona o representa el universo interior de los
personajes) vinculada al elemento de la ambigüedad, y para esto elije el ejemplo de
Pedro Gailo: la morada de Gailo es la iglesia, lo que expresa una realidad exterior e
interior del personaje inscrito en el espacio religioso en su forma objetiva y subjetiva.

Las acciones siempre parecen revelarnos una dupla realidad, como en la lectura que
nos traje Aguirrucci del camino, que no solo puede llevar a Dios por medio de las
divinas palabras, como también se define por ser el camino del pecado, el espacio que
no pertenece a los cristianos. El juego de oposiciones y contrastes produje la dinámica
interna de la obra.

Adelante, D. Aguirrucci introduce otro ejemplo del uso de la ambigüedad como un


recurso esencial de la narrativa: la encrucijada es vinculada tanto a Dios como al
Diablo: a Dios por ser el punto donde se cruzan los hombres, y al Diablo porque está
envuelto del misterio de la muerte, de creencias y supersticiones. “La encrucijada es la
cruz de dos caminos”, define el autor.

Al fin, explica acerca de los personajes que son, por general, miserables o bajos, lo que
estructura la obra desde el punto de vista del pueblo y los discursos producidos por la
masa. Así se fija en la superstición popular elevando el elemento “popular” al nivel
estético, recuperando la tradición del teatro español. La representación de la masa no
es novedad en el arte de España, en el cual Aguirruci nos acuerda del heroísmo
popular figurado en Goya, en las obras “Dos de Mayo” y “Tres de Mayo”. Se tratan de
personajes colectivos que se presentan como una realidad de histórica y social
específica.

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