FACULTAD DE PSICOLOGÍA
ASIGNATURA
Docente:
Estudiantes:
VIII Ciclo
DEDICATORIA:
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Psicología del Comportamiento Sexual
INDICE
INTRODUCCION…………………………………………………………………… Pág. 4
HISTORIA DE LA TERAPIA SEXUAL……………………………………………. Pág. 5
PERFIL PROFESIONAL DE LOS PSICÓLOGOS DE LA SEXUALIDAD ………. Pág. 9
DEFINICIÓN……………………………………………………………………….. Pág. 10
CLAVES BÁSICAS DE LA TERAPIA SEXUAL………………………………..... Pág. 11
DISFUNCIÓN……………………………………………………………………...... Pág. 18
CAUSAS EN LOS DIFERENTES TIPOS DE DISFUNCIÓ…………………….… Pág. 22
DIAGNOSTICO Y TRATAMIENTO……………………………………………… Pág. 30
TÉCNICAS……………………………………………………………………..…… Pág. 31
CONCLUSIONES…………………………………………………………………... Pág. 34
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS……………………………………………… Pág. 35
ANEXOS……………………………………………………………………………. Pág. 36
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Psicología del Comportamiento Sexual
INTRODUCCIÓN
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Psicología del Comportamiento Sexual
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Psicología del Comportamiento Sexual
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sabido, Freud desarrolló tanto una compleja teoría psicológica, como una
metodología de investigación, y una técnica terapéutica. Las teorías freudianas de
la libido, del desarrollo psicosexual, en especial sus teorías sobre la sexualidad
infantil y la seducción, hacen parte relevante del fundamento del psicoanálisis. En
la perspectiva psicoanalítica, cualquier disfunción sexual es una manifestación de
conflictos inconscientes y su curación depende de hacerlos conscientes (Spector,
1987). En “Sobre el narcisismo” Freud (citado por Gemes, 2009), definió la
sublimación como “un proceso que concierne al objeto de la libido y consiste en
dirigir el instinto hacia una meta remota y distinta a la satisfacción sexual” y
dado que “la sublimación se considera necesaria para una completa salud mental”
(p. 38), puede decirse que la terapia psicoanalítica no tiene como objeto principal
e inmediato restaurar la función erótica perturbada y superar las disfunciones
sexuales y los problemas que limitan o impiden al consultante el disfrute de la
función placentera de la sexualidad sino descubrir e interpretar los conflictos
inconscientes que desde su mirada subyacen al problema sexual. El mismo Freud
además estaba convencido que "el método científico y el psicoanálisis son
inherentemente incompatibles" (citado por Chiesa, 2010, p. 99). La psicología
conductista ganó un espacio en Norteamérica con el surgimiento de los Estados
Unidos como potencia mundial en el período que comprendió las dos guerras
mundiales y en ese contexto, la vida sexual de las personas pudo ser estudiada
desde el punto de vista del comportamiento cuantificable. Esa fue la
contribución de Kinsey, Pomeroy, Martin y Gebhard (1948, 1953). En palabras
de Kaplan (1974), el trabajo de Kinsey y su grupo "rompió el hielo mediante la
recolección de datos observables sobre la sexualidad humana" (p. 4). Uno de los
aportes importantes de Wardell Pomeroy a la terapia sexual fue la sistematización
de la historia sexual empleada por Kinsey y sus colegas (Pomeroy, Flax, &
Wheeler, 1982). En la segunda mitad del siglo XX, la investigación sexológica en
diferentes áreas se expandió. John Money y Anke Ehrhadt estudiaron el efecto
de las hormonas prenatales en el comportamiento sexual; John Money postuló
además la primacía del ambiente sobre la biología en el establecimiento de la
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III. DEFINICIÓN:
Según la Dra. HELEN SINGER KAPLAN refiere que la terapia sexual es un conjunto
de estrategias para tratar disfunciones del desempeño sexual cuando no hay etiología
médica (fisiológica), o como complemento al tratamiento médico. Donde se utilizan
estrategias mucho más concretas, aunque eso no significa que sólo se explore la
sexualidad del individuo ya que el ámbito sexual de una persona está conformado no
sólo por la respuesta sexual que conduce a las relaciones sexuales, sino por las
creencias, emociones, necesidades, deseos, relaciones interpersonales, lo que hemos
aprendido a nivel cultural y familiar, etc. Todos estos factores influyen en nuestra
manera de percibir la sexualidad y de relacionarnos con el sexo, así que, como vamos
a tratar a continuación, la terapia sexual es un trabajo focalizado pero muy amplio a su
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vez.
Para que el terapeuta pueda adoptar una decisión racional acerca del tratamiento, es
indispensable una formulación de carácter multidimensional (bio-psico-social). Por lo
que se conoce como un enfoque individualizado que requiere una técnica de
evaluación bastante esencial, centrada en la apreciación de la experiencia sexual de la
pareja, y no en la mera obtención de datos descriptivos del estado mental; cabe
precisar que cada procedimiento, cada ejercicio, cada interpretación, debería tener una
base racional explicita; es así que el terapeuta tenga una conciencia de las
limitaciones, así como de las ventajas de este enfoque.
Existen algunos factores pronósticos que pueden influir en el éxito de la terapia
sexual; una limitación seria tomar la intervención de manera aislada con la persona
que lo padezca una disfunción sexual; ya que los ejercicios que se propondrán más
adelante, siendo elementos básicos de la TS y que son esencialmente interacciones
estructurales entre dos miembros de una pareja y, sencillamente no se puede realizar a
solas. Con excepción de las mujeres totalmente anorgásmicas, el tratamiento supone la
participación de dos individuos cooperativos.
La principal ventaja de la TS es que permite a las personas que funcionan
inadecuadamente alcanzar seguridad y confianza en su actividad sexual para poder
luego buscar una relación.
Objetivos:
Humanizar las relaciones sexuales.
Alcanzar un buen nivel de autoestima.
Mejorar el funcionamiento sexual (aspecto extremadamente importante de la
experiencia humana)
Evaluar la amplia matriz psíquica (la sexualidad es una parte integrante y
hermosa).
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Esta primera clave básica, consiste en considerar la queja o disfunción, sea cual
sea ésta dentro de las listas de uso, no como propia de uno o de otro de los dos
componentes de la relación, sino como el resultado o producto de un tercer
elemento, es decir, del ars amandi de la misma relación. “La unidad clínica
escriben Masters y Johnson es la misma relación sexual”. Y ésta será, sin
menoscabo de que, en su momento, se traten unos u otros aspectos concretos de
uno u otro de sus componentes, el objeto central de toda observación.
No habría por qué extrañarse de esta clave cuyas repercusiones son tan
extraordinarias, si bien es explicable que resulte chocante debido al esfuerzo o
cambio que requiere con respecto a modelos anteriores, habituados al tratamiento
de individuos frente al planteamiento de este objeto clínico nuevo formado por la
relación. Sin duda se trata de un vuelco epistemológico de la entidad clínica
misma. Pero es en ese marco, en esa “mesa de operaciones”, en la que las
intervenciones resultan de la máxima eficacia, incluso en cuestiones que parecen
ser estrictamente individuales o independientes de cada relación.
Se ha dado poco interés a esta clave expuesta por Masters y Johnson. Y esto por
dos factores: por un lado, porque la misma realidad de la pareja se ha tomado en
su sentido difuso y voluntarista o moral, y, por otro lado, porque junto a la Terapia
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BAILE DE CIFRAS
Más difícil todavía ha resultado el establecimiento de una relación de causa-efecto
entre los llamados factores psicopatológicos y las dificultades sexuales al no
disponer de verificaciones empíricas, por más que un tópico haya generado el uso
tan en voga de pensar que si no hay causas orgánicas de muchos problemas deberá
haberlas de otro estilo y ésas han dado en nombrarse con el prefijo psico, al que
luego le ha sido añadido el sufijo socio o la no menos ambigua fórmula psico-
sexual.
A partir de ahí, según la procedencia médica o psicológica de los distintos
estudios, puede asistirse a los conocidos bailes de cifras sobre el porcentaje que se
lleva cada clase de causa en los problemas sexuales. Unos dirán: el 85% es de
origen orgánico frente al 15% de origen psicológico; otros dirán: el 70% es de
origen orgánico, frente al 30% de origen psicológico; otros: el 40% es orgánico,
frente al 60 % psicológico; o el 20% de origen orgánico frente al 80% psicológico.
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Y así sucesivamente. Hemos podido ver tal cúmulo de combinaciones que resulta
imposible darlas todas, tal es el abanico de opiniones divergentes en torno a esos
parámetros.
Entre la clase de los llamados factores psicológicos –a veces se llaman
psicológicos, a veces psicopatológicos: siempre, en todo caso, con sufijo psi– se
suelen apuntar los propios del desarrollo en sus distintas fases o etapas, como son
los trastornos generales de la infancia, la adolescencia, juventud, etc., dentro de los
cuales algún percance o acontecimiento podría haber contribuido a crear éste o el
otro problema sexual concreto del que se trate en cada caso. Es sabido, no
obstante, que los mismos o parecidos fenómenos no afectan a todos por igual, de
donde es fácil concluir la relativa y dudosa causalidad psicológica de tales
factores, a no ser que por psicológico se entienda todo, lo que termina en el
contrasentido de no saber a qué se denomina sexual, cosa que no es, por cierto,
nada banal y por la que habría que empezar.
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Psicología del Comportamiento Sexual
sujeto en tanto que sujeto sexuado. Eso y no otra cosa quiere decir sexual y no lo
relativo al ejercicio de sus genitalia. Todavía más: el ars amandi de cada sujeto,
como desembocadura pragmática o visible de su dimensión sexual, es lo que lo
refleja y resume. Se trata, pues, de las interacciones de los sujetos sexuados como
tales sujetos sexuados con otros sujetos sexuados.
Primar este eje conductor que constituye el hecho de los sexos y su ars amandi por
encima de los otros factores constituye el núcleo de esta segunda clave básica, o del
diagnóstico, en la Sex therapy. No hace falta insistir en que no se trata de negar o de
no considerar otros factores, sino de considerar este eje por encima de los otros. Más
exacto sería decir: a éstos girando en torno a él. Es, como vimos, el quicio del factor
sexual. Desde este punto de vista, el recurso tan en uso al conocido esquema bio-
psico-social necesita una revisión.
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Ello requiere no solamente adaptar algunos de los detalles o aplicar algunas de sus
técnicas, sino fundamentalmente no perder de vista la principal clave que permite
la aplicación organizada y secuencial de todo su conjunto. La base de esta clave
reside en el principio de que, así como las dificultades se crean o aparecen en el
curso de una relación, así también son más fácilmente detectables y abordables en
ella.
Hay algo más: el concepto de sexo –el factor sexual– sólo puede ser entendido como
una estructura relacional desde la sexuación de cada sexo. No se trata, pues, de una
ocasional medida voluntariosa o de colaboración entre los miembros de la pareja –
“que la pareja colabore...”–, sino de una clave básica de epistemología y conceptos, lo
mismo para el conocimiento teórico de los fenómenos que para el tratamiento de sus
problemas. Las implicaciones que se derivan de esta clave básica, así como sus
aparentes complicaciones y complejidades no suelen superar sus aportaciones, por lo
que, aunque algunos elementos hayan sido modificados con el tiempo, este principio
ha seguido cada día más firme y consolidado7. Se ha criticado a Masters y Johnson en
este punto por tener, se ha dicho, una idea previa de la pareja. Pero no se trata de
pareja sino de relación de los sexos. Curiosamente no se sabe muy bien cuál es su idea
de pareja si no es la que cada relación tiene de sí misma que es, en definitiva, la que
crea o no crea unos u otros problemas. Y de ahí que, más que una idea abstracta de la
pareja, se trate del ars amandi concreto y propio de cada relación: el que crean los
mismos sujetos sexuados que la forman.
La organización
Estas tres claves básicas apuntan todas en una misma dirección: el factor sexual, o sea,
el hecho de los sexos. Y conducen a un estilo de organización del modelo de la
Terapia sexual. A nadie le resulta extraño que todo lo que concierne a los sexos se
lleve de forma conjunta entre los sexos. De ahí que todos los pasos se enfoquen desde
ellos.
El mismo formato de Terapia sexual es conducido y organizado por un equipo de dos
sexos: es el dual-sex team formado por expertos de ambos sexos y, más en particular,
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V. DISFUNCIÓN:
A. Definición:
Enumerar una serie de condiciones que convenientemente clasificamos como
disfunciones sexuales requiere de una reflexión previa ante el concepto de disfunción
sexual. Muchos autores hacen referencia a la respuesta fisiológica “normal” para
deducir de ahí el concepto de disfunción sexual.
Master, Johnson y Kolodny (1985) definen a la disfunción sexual como las
situaciones que menoscaban las respuestas físicas ordinarias en la respuesta sexual.
Las disfunciones sexuales son problemas en el funcionamiento erótico de las
personas que usualmente impiden el desarrollo de una vida erótica plena, el
desarrollo de vínculos eróticos satisfactorios en las parejas y que, muy
frecuentemente deterioran la autoimagen y la autoestima de las personas. Sus
determinantes pueden encontrarse en una variedad de niveles de nuestra naturaleza
humana, desde nuestra constitución biológica, con los avatares que sobre la misma
producen muchas enfermedades, nuestra naturaleza psicológica, que reclama la
integración armónica de nuestras potencialidades eróticas dentro de la totalidad de
nuestra persona, la naturales del vínculo de pareja y el ambiente social y cultural ante
el erotismo.
Como ya se ha visto, en la respuesta sexual humana existen distintas etapas, cada una
de las cuales es necesaria para alcanzar una experiencia satisfactoria. Sin embargo,
por una serie de causas biológicas y principalmente psicológicas, se pueden producir
trastornos en algunas de las etapas, dificultando seriamente o imposibilitando incluso
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la realización satisfactoria del acto sexual, afectando con ello un área muy importante
de la intimidad afectiva en la vida de la pareja.
B. TIPOS:
EN EL HOMBRE
1. Disfunción de la erección:
Llamada también impotencia, es la incapacidad de alcanzar o mantener una
erección bastante firme para mantener el coito. Este trastorno puede ser
primario o secundario. Se denomina primario cuando el varón no ha podido
nunca realizar el coito. Se denomina secundario cuando ha logrado la copula
en alguna, algunas o muchas ocasiones antes de que se inicie la disfunción. En
la mayoría de casos está producida por el temor al fracaso en el desempeño
sexual.
2. Eyaculación precoz:
Es la aparición de la eyaculación antes, durante o después de haberse
producido la penetración y antes de que la persona lo desee. Por lo general, se
presenta en jóvenes y se inicia en las primeras relaciones. Algunos posibles
factores que determinan la eyaculación precoz son: la disminución de la
frecuencia de la actividad sexual, la ansiedad producida por una pareja nueva,
la ansiedad precoital o una consecuencia de las dificultades para conseguir o
mantener una erección.
Genera malestar a ambos miembros de la pareja. En el varón, debido al
descontrol y la prontitud que, a su vez, conllevan a que la mujer no alcance la
respuesta orgásmica.
Hay que considerar además que la respuesta eyaculatoria es un reflejo y que,
en el caso de la eyaculación precoz, el reflejo se desencadena ante niveles
bajos de excitación en consecuencia, la eyaculación se presenta de forma
rápida e imprevista, dificultando el aprendizaje que le permite a una persona
ejercer un cierto nivel de control de su reflejo eyaculatorio.
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3. Eyaculación retardada:
En esta disfunción el varón logra la eyaculación en la vagina, pero luego de un
tiempo y esfuerzo prolongado. Es un problema opuesto a la eyaculación
precoz.
En algunos casos, la prolongación del coito puede ser de intenso goce para la
pareja.
En otros, puede resultar incómodo si es que las necesidades de la mujer no
requieren de lapsos tan prolongados.
4. Coito doloroso:
Es una disfunción, que consiste en experimentar dolor genital al efectuar el
coito. Se denomina también dispareunia. Aunque se le considera un trastorno
típico de la mujer, es posible que afecte también a los hombres. Por lo general,
el dolor se presenta en el pene, en algunos casos se presenta también en los
testículos y en los órganos internos.
Generalmente, se debe a factores orgánicos como infecciones o fibrosis,
aunque puede deberse también a factores psicológicos.
EN LA MUJER
1. Vaginismo:
Consiste en una contracción involuntaria de los músculos del tercio exterior de
las paredes vaginales, cuando el hombre intenta la penetración vaginal. En
algunos casos graves, la abertura vaginal se cierra por completo. Este problema
se puede presentar, incluso, a pesar de que la mujer experimente excitación y
lubricación y sienta intensamente el deseo de mantener una relación sexual.
2. Anorgasmia:
Se denomina así a la disfunción que consiste en la dificultad o imposibilidad
que tiene l mujer para alcanzar el orgasmo. En el caso de la anorgasmia
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5. Frigidez:
Término que comenzó a utilizarse en 1970 cuando los sexólogos William
Masters y Virginia Johnson publicaron su investigación titulada “Respuesta
sexual inadecuada”, en la cual bajo dicho vocablo se reunían diferentes
trastornos sexuales femeninos, desde la falta de clímax hasta el desinterés por
el coito y la inhibición total o parcial de la excitación. Dada la imprecisión y
forma despectiva de la palabra frigidez, posteriormente se pasó a denominarle
también disfunción orgásmica o anorgasmia. Hablamos de un problema que no
tiene edad de aparición, genera frustración en la mujer y en su compañero
provoca reacciones de enfriamiento, hostilidad e ira. Quien experimenta esta
alteración puede sufrir en silencio y soportar las recriminaciones de su
cónyuge, o bien buscar ayuda profesional médico-psicosexológica a fin de
encontrar una solución.
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Factores externos:
Consumo de sustancias psicoactivas.
Automedicación.
HISTÓRICOS CULTURALES:
Nuestra sociedad, sexualmente reprimida, no ha considerado el sexo como una
función natural hasta épocas muy recientes. Por lo tanto, no ha sido libre ni
ampliamente asequible la información adecuada. Esta cortina de ignorancia unida
a las afectividades fuertemente emocionales acerca de las cuestiones eróticas
proporcionaron un fértil medio cultural para el crecimiento de la ignorancia, los
mitos y los errores.
a) Disfunción de la erección:
A nivel físico, el pene no puede acumular la sangre necesaria para que se dé una
erección, generalmente porque no llega en suficiente cantidad.
Fumar.
La hipertensión arterial
La diabetes
Enfermedades cardiacas y aumento en los niveles de colesterol en sangre pueden
provocar trastornos vasculares que dificulten la erección.
Desde la vista psicológica:
Enfermedades como la ansiedad (provocada con frecuencia por el miedo a no
conseguir una erección o a defraudar a la mujer).
La depresión, los problemas con la pareja e incluso el estrés pueden afectar al acto
sexual.
También la preocupación excesiva por los problemas laborales, sociales o
familiares implican que no se dedique la atención necesaria al acto sexual.
La fatiga.
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La inapetencia.
La falta de ejercicio.
El insomnio o un fracaso laboral también desequilibran los reflejos sexuales.
Causas neurológicas
En estos casos se produce una interrupción en la transferencia de mensajes del
cerebro al pene porque existe una lesión en los nervios implicados. Esto ocurre
con las lesiones de la médula espinal, la esclerosis múltiple o tras algunas
intervenciones quirúrgicas en la pelvis.
Causas hormonales
Son poco frecuentes. Generalmente se deben a una falta de hormonas sexuales
masculinas.
Causas farmacológicas
Existen varios medicamentos que tienen como efecto secundario disminuir la
capacidad de tener una erección. Entre ellos hay algunos fármacos para tratar la
hipertensión, las enfermedades cardiacas y los trastornos psiquiátricos.
b) Eyaculación Precoz:
Nivel Psicológico:
Mala educación sexual. La falta de madurez sexual que se da durante la
adolescencia lleva a los jóvenes a buscar la forma de satisfacerse con
precipitación. Esta prisa por alcanzar la satisfacción puede llegar a marcar una
tendencia si se mantiene por años. La falta de autodominio puede generar un
problema de eyaculación precoz en el futuro.
Autoestima. No quererse a sí mismo puede generar inseguridad y esta a su vez
provocar la falta de control sobre la eyaculación. La orden de eyacular se produce
en el cerebro. El nerviosismo que produce el pensar que no se está a la altura
puede alterar el proceso normal que lleva al clímax.
Ansiedad. Los periodos de ansiedad que pueden provocar los problemas laborales
o económicos también pueden descontrolar el dominio sobre la eyaculación. Esto
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c) Eyaculación retardada:
Estas son algunas de las causas físicas de la eyaculación tardía:
Determinadas anomalías congénitas que afectan el aparato reproductor.
Lesión de los nervios pélvicos que controlan el orgasmo.
Determinadas infecciones, como una infección urinaria.
Cirugía de la próstata, como la resección transuretral de la próstata o la extirpación
de la próstata.
Enfermedades neurológicas, como neuropatía diabética, accidente cerebrovascular
o lesión a los nervios de la médula espinal.
Trastornos relacionados con las hormonas, como nivel bajo de hormonas tiroideas
(hipotiroidismo) o nivel bajo de testosterona (hipogonadismo).
Eyaculación retrógrada, un trastorno en el cual el semen vuelve hacia atrás e
ingresa en la vejiga en lugar de salir del pene.
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A veces se puede producir este coito doloroso al entrar en contacto la punta del
pene con la parte terminal del DIU o con los espermicidas.
Infecciones del aparato urinario: Prostatitis (inflamación de la próstata), problemas
o infecciones en la uretra, infección a nivel de las vesículas seminales, desgarros
del frenillo, infección en la vejiga urinaria.
e) Vaginismo:
El parto, sobre todo si ha sido doloroso y difícil, cesáreas, abortos, episiotomías,
etc.
Los cambios hormonales y la menopausia.
Falta de lubricación o estimulación puntual.
Una cirugía pélvica.
Casos de violación, abusos o ataques físicos o sexuales.
El uso de algunos medicamentos.
Las causas psicológicas suelen ser las más frecuentes y entre ellas se encuentran:
La ansiedad anticipatoria ante la penetración.
Una educación sexual escasa, restrictiva o carente de rigor, basada en mitos,
estereotipos, desinformación sexual, etc.
El miedo al coito y/o el embarazo.
Haber tenido experiencias sexuales y/o ginecológicas previas negativas.
Haber sufrido violación, abusos o agresiones.
Los estados depresivos y/o ansiosos.
Una autoimagen corporal negativa.
La hostilidad hacia la pareja.
f) Anorgasmia:
La realidad es que pueden existir múltiples factores. Veamos los más comunes.
Por un lado, influye de forma notable la educación sexual que haya recibido la
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persona.
El factor cultural y las ideas preconcebidas tiene también una gran trascendencia
en muchos casos. Existe aún a día de hoy la idea errónea de que la mujer tiene que
llegar siempre al orgasmo mediante la penetración, cuando la realidad es que es
más frecuente que lo haga mediante la estimulación manual u oral del clítorix.
Por lo tanto, una pobre o nula estimulación de este área puede ser una de las
causas de esta problemática. También lo puede ser la presencia de un sesgo
atencional hacia el propio comportamiento o una autoobservación excesiva
durante el acto sexual, unidos con una serie de pensamientos negativos obsesivos
sobre el propio desempeño.
El estudio antes citado nos dice que solo el 7 % de la anorgasmia femenina tiene
una causa orgánica, ahí donde el alcohol, los problemas hormonales y endocrinos
pueden favorecer su aparición. No obstante, en la mayoría de los casos, la causa
es psicológica.
g) Dispareunia:
El dolor en la penetración podría estar asociado a una variedad de factores, entre ellos:
Lubricación insuficiente. Esto suele ocurrir cuando no hay suficiente juego previo.
Disminución en los niveles de estrógeno tras la menopausia o el parto, o durante la
lactancia.
Los antidepresivos, los medicamentos para la presión arterial alta, los sedantes, los
antihistamínicos y algunas pastillas anticonceptivas.
Lesiones, traumatismos o irritación. Esto comprende lesiones o irritación por un
accidente, cirugía pélvica, circuncisión femenina o cortes realizados durante el
parto para agrandar el canal de nacimiento (episiotomía).
Inflamación, infección o trastorno en la piel. Una infección en la zona genital o en
las vías urinarias puede causar dolor durante las relaciones sexuales. El eccema u
otros problemas en la piel de la zona genital también pueden ser el problema.
Anomalía congénita. Un problema presente al nacer, como una vagina no formada
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Factores psicológicos:
Ansiedad.
Depresión, preocupaciones sobre la apariencia física, miedo a la intimidad o
problemas en la relación pueden contribuir a un bajo nivel de excitación y, en
consecuencia, a la incomodidad o el dolor.
Estrés. Los músculos del suelo pélvico tienden a tensarse como respuesta al estrés
que sientes en tu vida. Esto puede contribuir al dolor durante las relaciones
sexuales.
Antecedentes de abuso sexual. No todas las mujeres con dispareunia tienen
antecedentes de abuso sexual, pero, si has sufrido abuso, esto puede influir.
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i) Frigidez:
El problema puede ser desatado por motivos físicos y/o psicológicos. El primer grupo
incluye enfermedades como:
Diabetes.
hipertensión arterial.
Infecciones vaginales.
Alteraciones hormonales.
Alcoholismo.
Lesiones o desgarros de origen quirúrgico.
Asimismo el uso de fármacos para trastornos del sistema digestivo, ansiedad,
depresión, anticonvulsivos, etcétera, pues numerosos medicamentos ejercen
efectos secundarios sobre la libido.
A su vez los factores psicológicos tienen un enorme peso en la alteración de la
respuesta erótica femenina, por ejemplo:
La mala relación entre los padres y las hijas, capaz de crear un sentimiento de
inseguridad y desconfianza ante la sexualidad propia y ajena.
Las experiencias traumáticas de tipo sexual durante la infancia.
Las actitudes negativas hacia el erotismo por parte de la familia de procedencia.
Los conflictos de identidad sexual.
Considerar el interés por el sexo como algo morboso, pecaminoso o indecente
durante la infancia, ocasionará en la juventud y edad adulta un rechazo a la libre
expresión de la naturaleza carnal.
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Estos tres factores deben ser comprendidos antes de que se pueda emprender una
intervención sobre bases seguras y racionales.
VIII. TÉCNICAS:
TÉCNICAS EN DINSFUNCIONES GENERALES
a. Focalización sensorial I:
Se describe como la o las actividades que causan placer, una actividad sencilla y
hermosa, mostrando placer solo y exclusivamente a través del contacto que no sea
es genital.
Placereado: Vienen s ser aquellas dinámicas o ejercicios, de apariencia simple,
pero que determinan una sensación agradable. Es necesario que exista una previa
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IX. CONCLUSIONES:
Más allá de padecer una disfunción sexual; el simple hecho de no tener una
mentalidad abierta en relación a la sexualidad, ya es una gran limitante para lograr
alcanzar las fases de la respuesta sexual. Es importante precisar que vivimos en una
cultura donde el machismo prima; en donde el varón cree que lo sabe todo y que no
necesita de la orientación de un especialista; convirtiendo a sus relaciones sexuales en
una monotonía. Y lo que buscamos con esta monografía de compilación es que todos
nosotros logremos adquirir una actitud positiva en relación a la sexualidad.
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X. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
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XI. ANEXOS:
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