Los habitantes de Roma eran muy aficionados a los espectáculos y a los
emperadores les gustaba que su pueblo estuviera entretenido. Igual que nosotros tenemos cines, museos o parques de atracciones para pasarlo bien, ellos disponían de lugares especiales donde divertirse: teatros para ver obras dramáticas, circos destinados a carreras de caballos, o anfiteatros para disfrutar de actividades festivas variadas.
Pues bien, el Coliseo de Roma era un gran anfiteatro romano, el más grande e importante de todos los que han existido. En realidad, se llama Anfiteatro Flavio, pero todo el mundo lo conoce como el Coliseo romano.
Lo mandó construir el emperador Vespasiano en el año 72 d. C. y se hizo en un
tiempo record ¡En menos de diez años estaba terminado!