Historia
Período precolombino
Antes de la conquista española iniciada en 1536, este territorio estaba habitado principalmente
por la etnia de los tonocotés,7 llamados juríes por los primeros conquistadores. Lo tonocotés
practicaban la agricultura y el tejido y desarrollaron una avanzada alfarería y un tallado de
piedra muy elaborado. Su principal territorio de cultivo era una depresión, paralela al río Dulce,
que regaban por inundación.
Al norte y al oeste de los juríes se asentaban los lules, con una cultura material bastante
semejante a la de los tonocotés, aunque con mayores influjos andinos; al este
los vilelas y mocovíes, y al sur los sanavirones. Por el noreste incursionaban –con graves
conflictos interétnicos– los wichís y los tobas de la parcialidad llamada
antiguamente macomita.
La conquista española
En 1542 Diego de Rojas recibió la orden de acometer la entrada al Tucumán, efectuando este
capitán y sus hombres una gran hazaña al conquistar un medio desconocido y hostil y
penetrar por primera vez al noroeste argentino. Rojas intentó la fundación de una primera
ciudad española al fundar Medellín del Soconcho. Sin embargo no tuvo éxito y prosiguió su
avance hacia el sur, siendo muerto en un lugar cercano a los actuales límites de la Provincia
de Santiago del Estero con la de Córdoba.
Desde la creación del Virreinato del Perú por real cédula del 1 de marzo de 1543,
la Gobernación del Tucumán quedó integrada en él, incluyendo el territorio de Santiago del
Estero.
El 19 de junio de 1549 el capitán Juan Núñez de Prado, encomendado por el gobernador
licenciado La Gasca, emprendió la misión de fundar un pueblo en las recientes conquistadas
tierras, con el objeto de preservar el camino a Chile y descubrir in situ las posibilidades de una
ruta hacia el Río de la Plata. También se proponía propagar el catolicismo en los nativos.
Núñez partió de Potosí a fines de 1549 y levantó una primera ciudad en 1550 llamada El
Barco —en homenaje al presidente La Gasca, nacido en Barco de Ávila, España— en el lugar
que luego se elevaría Cañete (1560) y San Miguel del Tucumán (1565). Si bien esta primera
Barco estaba situada fuera de los límites atribuidos a jurisdicción chilena, el 10 de
noviembre de 1550 se produjo un enfrentamiento entre Núñez del Prado y el conquistador
proveniente de Chile Francisco de Villagra. El sometimiento de Núñez del Prado por Villagra
fue un tácito reconocimiento de la autoridad chilena en esa región, por lo que Núñez, una vez
retirado Villagra, trasladó la originaria Barco a las cercanías de la confluencia de los ríos
Amblailla y San Carlos, en la actual Provincia de Salta, fundando en junio de 1551, Barco II.
Esta vez hostigado por las tribus diaguitas, y temeroso de nuevos ataques chilenos, en junio
de 1552 despobló Barco II y estableció la ciudad de Barco III, a media legua al sur de lo que
hoy es la actual capital de Santiago del Estero, la ciudad de origen europeo más antigua
existente en el actual territorio argentino.
En Chile, al enterarse Pedro de Valdivia del conflicto entre Villagra y Núñez, y de la mudanza
de la ciudad, nombró a Francisco de Aguirre para mandar en Barco. El ideal de Valdivia y
Aguirre era el de unir en una sola gobernación la tierra existente entre el océano Atlántico y
el océano Pacífico, cuestión que se extralimitaba a la autoridad conferida por La Gasca a
Valdivia. No obstante, Aguirre con unos 70 hombres, cruzó la región del Tucumán y
saliéndose de su distrito, el 20 de mayo de 1553 expulsó a los hombres de Núñez del Prado,
quien estaba ausente en tierras de Famatina, anunciando al día siguiente su autoridad sobre
la ciudad.
Independientemente de aquello, Francisco de Aguirre, el 25 de julio de 1553 fundó la ciudad
de Santiago del Estero del Nuevo Maestrazgo, por ser el día de Santiago Apóstol bajo cuya
advocación se puso la ciudad.
La colonia
Aunque la Capitanía General de Chile la reivindicaba como propia, la región en 1563 pasó a
depender de la Real Audiencia de Charcas dentro del Virreinato del Perú.
En 1564 se creó la Provincia de Tucumán, Juríes y Diaguitas, siendo su primer gobernador
Francisco de Aguirre con asiento en Santiago del Estero. Con la creación de la Gobernación
del Tucumán en 1566 y del Obispado en 1570, esta región empezó a cobrar importancia.
La gobernación del Tucumán era a un extenso territorio de 700 000 km² que abarcaba de
norte a sur el Departamento de Tarija en Bolivia y las actuales provincias de Jujuy, Salta,
Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, La Rioja y Córdoba. La ciudad de Santiago del
Estero fue la primera capital de esta provincia, y en ella se fundó la primera diócesis en actual
territorio argentino. Desde ella se fundaron casi todas las ciudades de la Gobernación del
Tucumán, por lo que se le da el nombre honorífico de madre de ciudades.
Pero la ciudad no tuvo el crecimiento de las demás de la provincia. Acosada por las periódicas
crecidas del río Dulce, no se desarrolló como se esperaba de una capital de provincia; por lo
que la capitalidad pasó a Córdoba y Salta, alternativamente. La diócesis fue trasladada a
Córdoba.
Sin embargo, la población rural, muy mestizada, se mantuvo alta. En la época de la
Independencia era la tercera de las actuales provincias argentinas en población.
En 1776 el Tucumán pasó a formar parte del recién creado Virreinato del Río de la Plata.
Al subdividirse administrativamente el Virreinato del Río de la Plata, conforme a la Real
Ordenanza de Intendentes del 28 de enero de 1782, la actual provincia de Santiago del Estero
quedó ubicada dentro de la Intendencia de San Miguel de Tucumán. La Real Cédula del 5 de
agosto de 1783, suprimió la Intendencia del Tucumán, con lo cual Santiago del Estero junto
con Catamarca, Tucumán, Jujuy, Salta y la Puna de Atacama, pasó a integrar la
nueva Intendencia de Salta del Tucumán, con sede gubernativa en Salta. Mientras el resto del
territorio formó la Intendencia de Córdoba del Tucumán.
La independencia
Santiago del Estero apoyó la Revolución de Mayo, pero por diversas razones no tuvo la
participación que le hubiera correspondido por su población.
Por decreto del 8 de octubre de 1814, el director supremo Gervasio Antonio de
Posadas dividió la Intendencia de Salta del Tucumán y creó la Gobernación Intendencia del
Tucumán, con asiento en San Miguel de Tucumán y cuya jurisdicción integraron, además,
Catamarca y Santiago del Estero.
Autonomía provincial
Durante los años 1815 a 1817, la provincia fue sacudida por dos revoluciones dirigidas por el
coronel Juan Francisco Borges, que terminaron con su derrota y fusilamiento por orden
de Manuel Belgrano; por un tiempo, la autonomía provincial tuvo que esperar.
Véase también: Sublevación autonomista de Borges en Santiago del Estero
Unitarios y federales
Ibarra gobernó la provincia hasta el año de su muerte, en 1851. Durante treinta años, casi sin
interrupción, logró mantener la provincia en la órbita del Partido Federal. Venció las sucesivas
invasiones lanzadas por sus enemigos por medio de una estrategia de «tierra arrasada»,
abandonando la capital, cercándola y privándola de agua y alimentos. Todos los invasores
debieron abandonarla casi sin combatir. En sus últimos años, fue el apoyo más firme en el
Norte Argentino de Juan Manuel de Rosas.
Años más tarde, Santiago del Estero apoyó la Confederación Argentina y dictó su primera
Constitución en 1856, pero la mayor parte de su actual territorio permanecía inexplorado.
En 1858 se firmó el tratado de límites con Tucumán.
Durante las décadas de 1850 y 1860, bajo la dirección de Manuel Taboada, sobrino de Ibarra,
la provincia fue firmemente aliada del partido unitario y ayudó a su triunfo antes y después de
la batalla de Pavón; el presidente Bartolomé Mitre debió mucho de su éxito en unificar el país
a Taboada. Pero la muerte de éste en 1871 causó el comienzo de la decadencia política de la
provincia, que dejó de tener influencia alguna en el gobierno nacional.
Últimos años
Poder legislativo provincial. Santiago Del Estero.
Luego del golpe de estado de 1955, que derrocó al presidente constitucional Juan Domingo
Perón, la mayor parte de los dirigentes de este partido pasaron a la clandestinidad o al exilio.
En este proceso, denominado «la Resistencia Peronista», nace en Santiago del Estero la
primera guerrilla argentina, los Uturuncos.
Hacia fines de la década de 1950, un intelectual santiagueño, Francisco René Santucho funda
lo que sería el embrión de la mayor guerrilla política de los años por venir, el Ejército
Revolucionario del Pueblo (ERP).
Se suceden gobiernos ilegítimos por la proscripción del peronismo, partido mayoritario, hasta
1973, año en que gana las elecciones el candidato peronista: Carlos Arturo Juárez. Le toca
gobernar en un período acuciado por las luchas armadas en la Argentina y finalmente es
derrocado por un golpe militar.
En Santiago del Estero la represión también se ensaña con los jóvenes, perseguidos por las
fuerzas policiales y militares, torturados y asesinados. Se calcula que hubo unos doscientos
desaparecidos en esta provincia durante la dictadura militar (1976-1983).
Finalmente la dictadura declina, y debe llamar a elecciones en las que triunfa nuevamente el
candidato peronista, Carlos Arturo Juárez. En las últimas décadas del siglo XX y los primeros
años del siglo actual, la provincia estuvo bajo el férreo control del gobierno personalista y
autoritario de Carlos Arturo Juárez. Desde que fuera elegido por primera vez en 1948, Júarez
dominó la política local con escasas interrupciones, ya sea directamente o a través de
testaferros políticos.
Al finalizar su quinto mandato, siendo ya muy anciano para gobernar, el viejo caudillo llevó al
triunfo en las elecciones de 2002 a una fórmula en que su esposa, Mercedes «Nina»
Aragonés de Juárez, era la vicegobernadora. Pero el gobernador titular, Carlos Díaz, fue
presionado a renunciar, asumiendo el mandato la esposa del caudillo.
A poco de asumir, un hecho policial que salpicó al entorno juarista, despertó el interés del
gobierno y los medios de comunicación nacionales, contribuyendo a correr el velo que
ocultaba el grave deterioro institucional de la provincia. Todos estos acontecimientos
enmarcaron lo que fue «El Santiagueñazo». Por este motivó el Gobierno Nacional decretó
la intervención de la Provincia mediante la ley 25881, promulgada el 1 de abril de 2004.8 Nina
Juárez fue destituida y fue encarcelada junto con su esposo, bajo cargos de corrupción. Como
interventor fue designado Pablo Lanusse, que asumió el 2 de abril de 2004.
Luego de un año de intervención federal, se logró revertir las irregularidades en la violación a
los derechos humanos. En febrero de 2005 se convocó a elecciones para renovar las
autoridades provinciales, resultando electo como gobernador el radical Gerardo Zamora, quien
asumió el 23 de marzo de ese año.