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República Bolivariana de Venezuela.

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior.

Universidad Yacambú.

Cabudare – Edo. Lara.

Estudiantes:

Migsabel Moreno.

V.-26.302.563

Docente Facilitador:

Mauricio Carias.

Deontología.

Conciencia Profesional y Deontológica.

En la actualidad, se evidencia la diferencia de pensamientos y


corrientes que surgen entre individuos, por lo cual es necesario que cada
persona tenga una conciencia de sus actos de que es lo bueno y lo malo, en
esto tiene que ver la ética, que según Barroso la Ética es “La ciencia
filosófico-normativa y teórico-práctica que estudia los aspectos individuales y
sociales de la persona a temor de la moralidad de los actos humanos, bajo el
prisma de la razón humana, la honestidad teniendo siempre como fin el bien
honesto, la honestidad.”

A la Ética le preocupan las decisiones propias de cada quien, esas


elecciones con las que se crea el mundo en que se desenvuelven las
personas, en el cual se cree y viven realidades. Ahora bien, la ética
normativa, a diferencia de la ética descriptiva, establece ciertos sistemas de
normas y principios. Junto con ello, intenta proveer un fundamento a dicho
principio que posee una validez. Un ejemplo, “no matar” que tiene validez en
la norma occidental por lo cual genera una justificación a la misma.

Por otro lado, la ética profesional es una ética normativa debido a que
se encarga de formar pautas laborales centrada en los valores universales
de los seres humanos, esta es necesaria en toda persona que posea un
trabajo ya que va desde la responsabilidad, la puntualidad, la discreción y la
concentración. La ética profesional y la personal puede en algún momento
diferenciarse, debido a que en el ejercicio de profesiones en el día a día se
pueden ven gran cantidad de situaciones y decisiones que deben ser
tomadas en minutos, por lo cual se habla del Código de Ética Profesional.

Asimismo, la conciencia profesional, la cual es apoyada por autores


como Talcott Parsons, se caracteriza por agregar en su contenido el
elemento responsable de la conciencia ética, la conciencia reflexiva y la
personal, además, la interiorización, asunción y normativización de los
derechos y deberes que coinciden en el ejercicio de una profesión a través
de la cual se logra una responsabilidad social.

De igual modo, la conciencia profesional es individual e intransferible y


se regula a través de códigos de conducta o deontológicos (Código de Ética
Profesional) que son elaborados por las organizaciones profesionales por ser
estas las mejores conocedoras de los sujetos de cuya conciencia profesional
se trata.

Uno de los principios deontológicos fundamentales que es “obrar


según ciencia y conciencia”. Y es que obrar de la forma correcta en el
desempeño de una profesión en base a la adquisición de unos
conocimientos adecuados, consolidados y actualizados constantemente,
supone una condición necesaria obligatoriamente para ejercer como
profesional competente. No obstante, dicha condición no es suficiente para
garantizar la plena adecuación del profesional a las exigencias sociales
existentes. Es por ello por lo que la conciencia profesional resulta
indispensable en este hilo de ideas.

Es necesario destacar que la ética y Deontología parten de lo mismo,


son dos formas diferentes de abordar un tema de interés general que es lo
que conviene y lo que no. La Deontología es definida como “El conjunto de
normas que son exigibles para un colectivo profesional, encuentra
precisamente su razón de ser en la concepción de la conciencia profesional”.

También, según Jeremias Bentham es “La rama de la ética ocupada


de regular los fundamentos del deber y de las normas morales”, que va
estrechamente apegado a lo anteriormente señalado sobre los Códigos de
Conducta, que según la Unión Profesional “no solo deben prohibir
determinadas conductas consideradas como no deseables, sino que deben
inspirar, dar coraje y apoyar a los profesionales éticos sentando las bases de
modelos deseables de conducta profesional”

Considerando que instrumentos de carácter preventivo, correccional,


didáctico y dinámico, estando siempre abiertos a incluir las especificidades
oportunas de cada profesión y de los diversos medios en los que se
desarrollan las profesiones. Los códigos de conducta elaborados por los
colegios profesionales deben, además, responder a unos principios básicos
de autorregulación (principio de autonomía colegial), legalidad (deben
constar por escrito de manera ordenada y sistémica), tipicidad (la vulneración
de las normas deontológicas en ellos contenidas ha de acarrear sanción).

Existen múltiples propuestas de moralización profesional, para dotar a


ciertas actividades de códigos de conducta propios. Son clásicos los códigos
deontológicos de los Colegios Profesionales, principalmente los ya
mencionados de médicos, abogados y, más recientemente, de los
periodistas, en estos se incluyen normas de conducta que también se
encuentran en los textos legales y que por lo tanto obligan jurídicamente. Se
trata de supuestos, esta conciencia debería pertenecer al colectivo
profesional, cumpliendo con su código deontológico; en tanto que ciudadano
deben observarse las leyes, que lo obligan jurídicamente.

Actualmente, es esencial en los profesionales en formación, por lo


cual se ha incluido en programas de estudios para que los alumnos inicien en
lo que son las buenas prácticas profesionales para así tener una idea clara
de lo que deben hacer en el ejercicio de la profesión de una forma racional y
correcta.

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