Tres posibles lecturas del cuento de Kafka Un artista del
hambre, desde la visión de Benjamin, Adorno y Lukács.
1) Adorno:
Desde su posición de crítico literario propone un trabajo de análisis de la frase en la
literatura de Kafka. Según Adorno la frase, es el material que genera la forma en la literatura de Kafka. La forma es el lugar donde se produce el tratamiento crítico de los materiales, que a su vez, sirven como los mediadores entre la discusión de la obra con la sociedad. Para dar cuenta de los problemas que atañen a la toda la estructura social, es necesario mirar hacia la estructura de la obra y a los materiales que expresan en sí mismos los conflictos sociales. Por esto, Adorno propone como trabajo de análisis crítico tomar todo literalmente en la literatura de Kafka, tomar la frase por lo que literalmente dice, porque es a través de la interpretación de esta literalidad que el crítico podrá ver y entender el efecto de fascinación tan particular que se genera en sus obras. En primer lugar, entonces siguiendo esta postura de Adorno para el análisis crítico de la literatura kafkiana, se tomará cada frase por su valor literal y no se buscará clasificarlas ni ordenarlas en el conjunto mayor de una significación superior. Cada frase vale por si misma y exige una interpretación de lo que está expresando a través de la ruptura misma de la expresión, una expresión que vale por su negatividad, situación que caracteriza y atraviesa toda la literatura de Kafka. “Un artista del hambre”. El propio título del cuento nos brinda la primer frase que contiene en sí misma la problemática social propia de la esfera del arte. “El peso del arte”, la problemática y las dificultades que implica dedicarse al arte en la época de la industria cultural. Adorno sostiene a la hora de leer a Kafka, que no hay que inyectar de conceptos las palabras, sino que hay que brindarle fidelidad a la letra. “miraban asombrados y boquiabiertos a aquel hombre pálido, con camiseta oscura, de costillas salientes, (…) volviendo luego a sumirse en su propio yo, sin que le preocupara ya nadie ni nada” Solo deteniéndonos palabra por palabra, gesto por gesto es posible entender el material de la obra y así apreciar todo su potencial sin limitarlo etiquetando las palabras con conceptos y buscando posibles filosofías que el autor quizás imprimió en su obra. Para adorno hay que dejar que el material hable por él mismo, solo de esa manera seria posible entender la estructura de la mercancía de la sociedad capitalista que está en la sociedad. Entonces, siguiendo a Adorno, en las palabras de Kafka se puede apreciar muy bien el malestar sociedad y la grotesca y lúgubre apariencia del artista, sin la necesidad de recurrir al simbolismo para hacer una interpretación. Otra frase que nos brinda la problemática social de la época es clara “antes era un buen negocio organizar grades exhibiciones de este género como espectáculo independiente, cosa que hoy en cambio, es imposible” Con esto la frase nos dice que ya no hay espacio para el arte independiente, alejado del negocio cultural masivo, ligado al aparato de propaganda capitalista y de los monopolios del arte. Entonces en la segunda página del relato, tenemos la presentación de un ser humano que los niños lo miraban asombrados y tomados de la mano de sus padres por prudencia, que es pálido y con las costillas salientes, que estiraba el brazo por fuera de la jaula para que comprobaran todos su delgadez. Entonces se nos aparece, a través de los detalles pequeños y de los gestos característicos kafkianos, este protagonista humano pero que a través de su forma y sus gestos cobra una apariencia animalesca. Dice Adorno que los gestos funcionan en la obra poniéndole un contrapunto a las palabras, de manera pre lingüística. Esto es interesante porque para Adorno el lenguaje con, el que trabaja el sujeto está cosificado, al igual que la sociedad. Entonces se podría pensar que a Adorno le gusta definir los gestos como expresiones pre lingüísticas, es decir que anteceden al lenguaje, justamente para liberar a la frase de los posibles conceptos y las intenciones que se podrían adjudicar más fácilmente a las palabras. Es en los gestos, que están en la frase que a su vez conforman el material donde se despliega la potencialidad misma del material mucho mejor y de esta manera es interpretar los problemas sociales que están presentes en él. La lengua al estar cosificada y alienada funciona como la no-verdad, entonces es más fácil ver está alienación dejando al material hablar libremente sin intentar manipularlo queriendo adjudicarle una intención política ni una filosofía, según Adorno. Volviendo a los gestos que despliegan la imagen de la figura de un hombre como si fuera un animal, es visto esto por Adorno desde una perspectiva psicoanalítica. Adorno sostiene que Kafka estudia lo que ocurriría si los hallazgos del psicoanálisis fueran ciertos no como una metáfora ubicada únicamente en el plano psíquico, sino materialmente. En esto se basa el principio de literalidad que hay que aplicar en las obras de Kafka según Adorno. Es decir, que el mundo kafkiano puede ser visto como la representación de lo que ocurriría si lo analizado por el psicoanálisis en la mente del individuo,( actos fallidos, sueños ) se manifestara en la materialidad del individuo. De esta forma, Kafka está jugando con el psicoanálisis, según Adorno, probando a la cultura burguesa su mera apariencia, su mundo aparencial. ( porque para Adorno el psicoanálisis funcionaba como respaldo de la ideología burguesa y de su status quo. La teoría sirve para complementar aquello que falta en la realidad. Relación psicoanálisis con el orden económico dominante) “Esto era nada más que una formalidad encaminada a dar certeza a la masa, pues los iniciados sabían de sobra que el ayunador, mientras durara el ayuno (…)”. Dar certeza a la masa de que el artista del hambre cumple con su trabajo de ayunar, mostrar lo que todos deberían saber, aparentar que estaba todo controlado pese a que era imposible controlar al ayunador todos los días y todas las noches. Adorno sostiene que Kafka produce arte tomando como material único la basura de la realidad, es decir que monta su obra con productos de desecho de la sociedad muriente, para mostrar la imagen naciente de lo nuevo que se forma. Una imagen de algo nuevo que se forma con los desechos separados, con la basura de la imagen anterior. Es decir que lo nuevo está formado de los residuos de la sociedad muriente y no de lo positivo de esta sociedad. Esto se puede ver en varias obras de Kafka, en este caso el ayunador y su situación de demostrar su hambre al mundo sería una situación de desecho de la sociedad, donde un artista tiene que exhibir su “arte” ( en este caso ayunar) de modo cirquero sin la valoración ni el reconocimiento necesario que merecería el esfuerzo que conlleva el hacer arte, el ayunar. También se ve el esfuerzo de este ayunador por demostrar su honestidad y esfuerzo, pero que aun así no es reconocido ni valorado por nadie, ni siquiera le creen que realmente ayuna sin comer un bocado. “se enfrascaban en los lances de un juego de cartas con la abierta intención de conceder al ayunador un pequeño respiro, durante el cual, suponían, podría sacar secretas provisiones, no se sabía de dónde. Nada causaba mayor tormento al ayunador como tales vigilantes (…) cantaba durante todo el tiempo que duraba aquella guardia; y lo hacía mientras le quedara aliento para demostrarles lo injusto de sus sospechas. Pero de poco le valía”. Adorno sostiene que en la demostración de esta nueva sociedad naciente que se forma con desechos, en la desmantelación de esta descomposición, Kafka no se queda como en la psicología junto al sujeto inmerso únicamente en su psiquis, sino que penetra y llega hasta lo material. Es ahí donde entra en juego la originalidad kafkiana de convertir al hombre en animal y jugar con la transformación de su cuerpo a causa de sus malestares internos. Adorno dice que lo que se produce en Kafka es la huida a través del hombre hasta lo no- humano. Esta deshumanización del hombre Adorno la explica a través del principio hermético que poseen las obras de Kafka. Él sostiene que cuanto más se encierra el sujeto en sí mismo, más se cosifica y más la subjetividad se transforma en mitología. Porque para Adorno cuanto más el individuo quería retrotraerse de lo externo así mismo, más se conectaba con la realidad social. Esto se debe a que según Adorno, la realidad objetiva, la reificación de la mercancía, estaba presente en la conciencia subjetiva de los individuos. Entonces, al querer escaparse de esta realidad encerrándose en sí mismo, el individuo más se conectaba con ella. Esto lo hacía asemejarse con el mundo cósico, lo hacía transformarse él mismo en una cosa. En la realidad reificada, donde la mercancía es separada del obrero que la produce y cobra un abstracto valor de cambio, el obrero pasa a ocupar un papel secundario en la utilización de esta. La mercancía se transforma en un fetiche que es admirado por su valor de cambio y el obrero pasa a ser el eslabón de producción alienado por las condiciones de producción. El obrero ocupa un papel secundario con respecto a la mercancía. Esto Kafka lo expresa transformando al hombre en una cosa. De esta forma, según Adorno, Kafka consigue imponer una descompuesta épica al expresionismo. Se desdibuja la frontera entre lo humano y el mundo cósico, lo cósico para Adorno se hace signo gráfico, como el famoso Odradek.
Adorno habla de la perdida de la individualidad de los individuos de la sociedad que se
muestra en las obras de Kafka como personas maquinicas que han perdido su capacidad de distinguirse del resto. Una sociedad que es criticada en la literatura de Kafka, justamente porque los individuos han sido desplazados del plano central en la historia. Kafka muestra en su literatura a través de los gestos y de las imágenes, está perdida de personalidad, por decirlo de algún modo, donde todos actúan igual a todos según los patrones socialmente establecidos, conformes a la alienación y la cosificación. “Solamente él sabía- únicamente él y ninguno de sus adeptos- qué fácil resultaba ayunar. Era la cosa más sencilla del mundo. Ciertamente él no lo ocultaba, pero nadie le creía; en el mejor de los casos, le tomaban por modesto, pero generalmente lo tildaban de exhibicionista o de vil farsante para quien el ayuno era cosa fácil porque sabía cómo hacerlo fácil (..)”. Esta frase nos dice como todo el mundo ve de la misma manera al ayunador, como un farsante, alguien que se las rebusca para encontrar la manera de comer, pese a que vende y construye una imagen distinta de su persona. Todos creen lo mismo, no hay ningún personaje en el relato que apoye la capacidad del artista de ayunar. El gesto de desconfianza es masivo y común a todos los espectadores. Adorno toma esta pérdida de la individualización también para explicar el hermetismo que tiene la obra. Primero Adorno sostiene que este miedo que se ve en la literatura de Kafka de perder todo rasgo de identidad se manifiesta en su deseo de destruir sus obras post mortem. Kafka no podía soportar el hecho de ser imitado, de que su estilo se convierte en un mero cliché de la literatura. Es interesante lo que marca Adorno que sucede en la literatura de Kafka. Él sostiene que el mundo kafkiano se ha descubierto tanto como absurdo que la única manera para impedir que el mundo tenga razón, consiste en dársela. Adorno sostiene que el sujeto debe realizar lo que le ocurre y no oponerse a la fuerza del enemigo. Esto es exactamente lo que las frases kafkianas nos muestran. “entraban en la jaula y trataban de sacar de ella al ayunador y hacerle bajar un par de peldaños para acércalo a una mesa en la que estaba servida una comida de enfermo especialmente preparada. Y en ese momento, el ayunador siempre se resistía. (…) ¿Por qué suspender el ayuno justamente entonces, a los cuarenta días? (…) ¿por qué interrumpirlo entonces, cuando estaba en lo mejor del ayuno?”. El ayunador está convencido de que tiene que seguir ayunando. Él sume la condición que le ha tocado en su vida, la de ser un ayunador y se somete así a la situación de espectáculo por la cual muestra su vida. “Pero en su fuero interno siempre le carcomía ese descontento y nunca, al término de su ayuno, había abandonado su jaula por propia voluntad”. El artista no sólo realiza lo que le ocurre que es el ayunar sino que se somete a la situación de ser un espectáculo social y ser un hombre cosa al ser exhibido en una jaula. Esto se puede pensar como lo que Adorno dice que es importante resistir al mundo mediante la síntesis no violenta. Esto consiste en que el artista debe dejar hablar al material y no forzarlo a “decir” algo o manipularlo para un fin propio. Solo a través de la no violencia el material va a visibilizar el contenido histórico- social. De esta forma, para Adorno en Kafka los materiales, las frases, hablan por ellas mismas y reflejan la problemática social, donde los artistas están sometidos a hacer arte transformado en un hecho de mercado. “Pero para esas ocasiones el empresario con un castigo que le satisfacía mucho aplicar. Disculpaba al ayunador ante el público allí congregado,(…) elogiaba la noble ambición, la buena voluntad, la abnegación, (…) de inmediato, procuraba echarla por tierra mostrando unas fotografías que en ese mismo momento se ponían a la venta.” Para Adorno el individuo debe abandonar la resistencia a la subjetividad mítica, debe dejar de resistirse al hecho de no poseer una subjetividad ni una identidad. Sólo a través de la no violencia, el poder tiene que confesar ser lo que es y así el mito tiene que sucumbir ante su imagen especular. Los personajes kafkianos realizan lo que les ocurre, se asemejan a lo animal y al mundo cósico por que el material, las frases de su obra se desenvuelven y despliegan esa visión de la realidad objetiva a través del trabajo del crítico. Para cerrar con Adorno hay que aclarar su visión de la obra kafkiana como ni afiliada al sueño falso ni a la imitación de la realidad, sino a la imagen enigmática de la realidad. El enigma que propone la obra y su solución objetiva, es la única manera de poder entender el contenido de verdad de las obras. El trabajo de la crítica consiste en tratar de entender este enigma, entendiendo la configuración formal de la obra, su estructura interna. Entonces Adorno plantea: Entender la estructura de la forma como el lugar del contenido social. La frase en Kafka es el material que revela las problemáticas sociales. Entender la frase haciendo una lectura literal. Es el principio hermético de la obra kafkiana lo que se muestra como la individualidad alienada, la pérdida de subjetividad. Es la hermeticidad que se muestra como las antinomias sociales que están presenten en la propia estructura de la obra. Esto le brinda autonomía a la obra porque está preocupada en su propio material que muestra las problemáticas sociales y gracias a esa autonomía es posible la condición de crítica social.
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