Unidad IV
Debemos convenir en que la Constitución significa el punto de partida del concepto tutelar
respecto a los derechos fundamentales. La protección, sin embargo, no puede llegar a
definirse sino en el plano de las relaciones diarias y a través de los instrumentos que provee
la jurisdicción constitucional a través de los procesos constitucionales. Y más allá, son
precisamente las controversias relativas a derechos fundamentales las que han de definirse
a través del razonamiento de los jueces constitucionales, quienes han de verse exigidos a
erigir una argumentación desde la óptica de los derechos fundamentales. Sin embargo, esa
lógica respecto a los derechos constitucionales no ha de ser la misma que enuncian el
silogismo jurídico y las reglas desde la perspectiva de la justicia ordinaria.
El juez que dirime conflictos normativos podrá dilucidar controversias desde el ángulo de
solución que proveen las reglas y las normas. Por ello se le denomina así a ese ámbito de la
jurisdicción ordinaria. Sin embargo, la lógica de los derechos fundamentales es otra, pues
concierne a valores axiológicos como dignidad de la persona, tutela urgente, primacía de
los principios de interpretación constitucional, entre otros valores trascendentes, y desde
esa perspectiva, la solución de los controversias constitucionales adquiere un status
diferente, valiendo precisar que no implica en absoluto un suprapoder, convengamos en
eso, pero sí una visión distinta de la colisión de principios y directrices vigentes en una Carta
Magna.
Ahora bien, una cuestión procedimental de mucho interés: ¿las facultades del juez
constitucional son excluyentes con relación a aquellas del juez de la justicia ordinaria?
Taxativamente no, en la medida que todo juez que dirime conflictos normativos es también,
por ende, un juez de la jurisdicción ordinaria, y es antes que juez de las normas, un juez de
la Constitución. Con este argumento queremos significar que los jueces del Poder Judicial,
adscritos a su vez a órganos civiles, penales, laborales, de familia, etc., son en estricto,
también, antes que jueces de la jurisdicción ordinaria, jueces constitucionales, si en la
solución de los procesos a su cargo conocen, privilegian y anteponen, antes que las normas
y las reglas, los principios, valores y directrices que alberga la Constitución.
De ese modo, las potestades del juez constitucional resultan contextualmente amplias en
el plano subjetivo, es decir, quién resuelve, en razón de que de por medio se encuentra la
defensa de los valores axiológicos de la Constitución.
“Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta
Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo
a las personas la protección más amplia”.
El principio pro persona se refiere a que en caso de que un juez o autoridad tenga que elegir
qué norma aplicar a un determinado caso, deberá elegir la que más favorezca a la persona,
sin importar si se trata de la Constitución, un tratado internacional o una ley. Bajo esta
lógica, el catálogo de derechos humanos ya no se encuentra limitado a lo prescrito en el
texto constitucional, sino que también incluye a todos aquellos derechos que figuran en los
tratados internacionales ratificados por el Estado mexicano.
Interpretación Conforme
Principio Pro-Persona
Bibliografía
http://www.cienciajuridica.ugto.mx/index.php/CJ/article/view/140
http://www2.scjn.gob.mx/red/coordinacion/archivos_Interpretacion.pdf
https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/8/3825/9.pdf