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BIODIVERSIDAD, TAXONOMÍA Y BIOGEOGRAFÍA

DE ARTRÓPODOS DE MÉXICO:
HACIA UNA SÍNTESIS DE SU CONOCIMIENTO
VOLUMEN 11

SANIDAD ANIMAL
COMISIÓN NACIONAL PARA EL CONOCIMIENTO
Y USO DE LA BIODIVERSIDAD

Dr. Ernesto Zedillo Ponce de León


Presidente

M. en C. Julia Carabias Lillo


Secretaria Técnica

Dr. José Sarukhán Kérmez


Coordinador Nacional

Dr. Jorge Soberón Mainero


Secretario Ejecu tivo

Dra. Laura Arriaga Cabrera


Directora de Análisis y Prioridades

Fís. Ana Luisa Guzmán y López Figueroa


Directora de Evaluación de Proyectos

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA


DE MÉXICO

Dr. Francisco Barnés de Castro


Rector

Dr. Luis Fernando Magaña


Director de la Facultad de Ciencias

Dr. Francisco Javier Álvarez Sánchez


Coordinador General del Departamento de Biología

Dra. Edna Suárez Díaz


Coordinadora de Investigación del Departamento de Biología

M. en C. Armando Luis Martínez


Coordinador del Museo de Zoología
BIODIVERSIDAD, TAXONOMÍA Y BIOGEOGRAFÍA
DE ART RÓPODOS DE MÉXICO:
HACIA UNA SÍNT ESIS DE SU CONOCIMIENTO
VOLUMEN II

EDITORES

JORGE E. LLORENTE BOUSQUETS


Facultad de Ciencias, UNAM

ENRIQUE GONZÁLEZ SORIANO


Instituto de Biología, UNAM

NELSON PAPAVERO
Universidad e Federal Rural do Rio de Janeiro .

MÉXICO, 2000
BIODIVERSIDAD, TAXONOMÍA Y BIOGEOGRAFÍA
DE ARTRÓPODOS DE MÉXICO:
HACIA UNA SÍNTESIS DE SU CONOCIMIENTO
VOLUMEN 11

PRIMERA EDICIÓN, 2000


D.R. © Universidad Nacional Autónoma de México
Museo de Zoología, Facultad de Ciencias, Apartado Postal 70-399
Ciudad Universitaria, 04510, México D.F.

ISBN 968-36-8003-8

Coordinación editorial: Jorge Llorente Bousquets


Enrique González Soriano

Edición y tipografía: Susana Abundis

Portada: Aldi de Oyarzábal

Impreso y hecho en México / Printed and made in Mexico


PRÓLOGO

Los artrópodos sin duda constituyen el phylum más exitoso del reino Animal. Con unos 350 millones
de años de antigüedad en nuestro planeta, han evolucionado en una enorme diversidad de especies,
que se encuentran en todos los ecosistemas terrestres, marinos y dulceacuÍColas. Pese a que los dife­
rentes autores aún discrepan en cuanto al número total de especies -no habiendo ni siquiera acuerdo
en cuanto a su orden de magnitud- en general se acepta que arácnidos, crustáceos, miriápodos y
hexápodos constituyen el 70% de los seres vivos. Los muchos valores (ecológico, industrial, alimenti­
cio, cultural, forense, entre otros) que poseen los artrópodos son incuestionables, por lo que imaginar
el mundo sin su presencia resultaría francamente imposible.
México posee una posición biogeográfica privilegiada, pues en él confluyen las regiones Neotropi­
cal y Neártica, dando origen a una biota característica. En relación con los artrópodos, en el país existe
un gran número de especies, con un elevado grado de endemicidad. Si a ello le sumamos el creciente
deterioro de sus hábitats naturales por la acción humana, surge que el estudio de la biodiversidad de
artrópodos mexicanos debería ser prioritario.
En 1996, Jorge Llorente Bousquets, Alfonso García Aldrete y Enrique González Soriano publicaron
el libro "Biodiversidad, taxonomía y biogeografía de artrópodos de México: Hacia una síntesis de su
conocimiento", en que se trataban diversos taxones de arácnidos, crustáceos y hexápodos. La acogida
de la obra fue entusiasta, ya que desde la monumental Biologia Centrali-Americana, publicada entre
fines del siglo XIX y comienzos del XX, no existía una obra que sintetizara el conocimiento de los
artrópodos de México. Cuatro años más tarde, Jorge Llorente Bousquets, Enrique González Soriano y
Nelson Papavero nos entregan el segundo volumen de tan ambiciosa obra, donde se agregan varios
de los grupos que no fueron incluidos en el primer volumen. Con esta nueva obra, se va completando
nuestro conocimiento de la artropodofauna mexicana. El objetivo de los editores puede, entonces, con­
siderarse cumplido con creces, pues ahora disponemos de datos actualizados de un mayor número de
taxones de artrópodos del país. Entre ellos, se destacan varios grupos de interés económico (Isoptera,
Pentatomidae), médico-sanitario (Scorpiones, Tabanidae) y ecológico aplicado (Chironomidae, Braconi­
dae, Chalcidoidea). Asimismo, se tratan algunos grupos "primitivos" de hexápodos (Collembola, Diplura,
Protura, Archaeognatha, Zygentoma), muy importantes desde el punto de vista evolutivo. Otros taxones
de arácnidos, crustáceos y hexápodos completan un muy interesante volumen.
Desde hace un tiempo ha comenzado a surgir en todo el mundo una creciente revalorización de la
labor taxonómica. Describir y catalogar la biodiversidad del planeta resultan imperativos cada vez
más acuciantes, ya que difícilmente podremos llegar a conservar y usar sustentablemente aquello que
no conocemos. En el caso de los artrópodos, esta tarea es por demás vasta, ya que muchos grupos son
prácticamente desconocidos o incluso pueden no existir especialistas para estudiarlos. Por ello, sería
una tarea fundamental el reclutar entre las nuevas generaciones a los futuros taxónomos que com­
pleten la descripción de la artropodofauna de México. Ojalá que esta obra sirva para despertar esta
conciencia.

México D.F, a 27 de enero del 2000


Juan J. Morrone
PREFACIO

Este segundo volumen constituye parte y continuación de la obra Biodiversidad, Taxonomía y Biogeo­
grafía de Artrópodos de México: Hacia una Síntesis de su Conocimiento, iniciada entre 1994 y 1996. El
volumen previo fue muy ambicioso, pues de los 60 capítulos originales sólo se publicaron 40; enton­
ces cerca de 20 capítulos más habían quedado pendientes respecto a la propuesta original editada ya
hace cuatro años. A lo largo de ese tiempo los editores convocamos a otros autores y varios colegas
supieron del nuevo proyecto, quienes pronto nos enviaron sus contribuciones. Aún así se ha pospues­
to la inclusión de Dermaptera y un resumen de Acarida para un último y tercer tomo que contará con
otros temas de interés en el conocimiento y uso de la artropodofauna mexicana.
La convocatoria para el presente volumen fue equivalente a la original del primer tomo, en donde
se incluían un conjunto de preguntas, sugerencias e indicaciones de contenido e ilustraciones, que
debieran considerarse para el desarrollo de la obra y que constituían metas de síntesis, como objetivo
central de todos los capítulos.
Para este libro, los autores de cada capítulo eligieron coautores que también conoCÍan la fauna
norteamericana y de México, de modo que, al complementarse, cada capítuJo quedó más completo;
algunos autores consultaron a otros expertos conocedores de la fauna mexicana, con lo cual también
alcanzaron una síntesis más acabada. Por otra parte, podrá advertirse que para este segundo tomo la
participación internacional fue mayor en proporción respecto al primer tomo. Con todo, podrá ob­
servarse que hay capítulos que muestran aún poco conocimiento de algunos taxones.
En este volumen Il se conservó la meta de explorar y promover una evaluación resumida del
conocimiento de la diversidad de artrópodos de México, con base en una participación plural de los
mejores especialistas en los taxones y en el área mesoamericana. Con el volumen previo y éste hemos
conseguido un avance importante en la síntesis que nuestro país necesita para conocer su biodiversi­
dad, y, a la vez, también saber algo de lo mucho que aún se ignora.
Originalmente pensamos que este segundo texto sería posible de conseguir en el corto plazo,
lamentamos que la dilación haya duplicado el lapso de tiempo que nos propusimos para terminarlo.
No obstante, los autores actualizaron sus textos y bibliografías, de modo que el libro continúa vigente.
Adicionalmente a los taxones que este texto incluye, los primeros tres capítulos tratan de genera­
lidades de gran relevancia para el territorio y la biota de México. A los temas generales de clima,
vegetación y biogeografía del primer volumen, agregamos ahora la evolución tectónica y la clasifi­
cación biogeográfica con base en métodos modernos. Nuevamente, al final de la recepción de los
capítulos, contamos con el apoyo de Carlos Cordero para glosar o comparar cifras y porcentajes de las
contribuciones taxonómicas de los autores quienes participaron en esta ocasión con 36 grupos de nivel
phylum, clase, orden y familia. Con las nuevas cantidades y distribución de la riqueza en el territorio
mexicano se vienen a confirmar muchas de las aseveraciones que sobre biodiversidad se han hecho
del país.
Enrique González y Nelson Papavero fueron muy acertados y oportunos con sus observaciones
para mejorar la edición de los capítulos; sin su participación como coeditores la obra no hubiera alcan­
zado su buen término, especialmente en la parte final gracias a acuciosa la labor de Enrique González.
X/PREFACIO

Reconozco y agradezco el esfuerzo que los autores han efectuado para ofrecer sus contribuciones
sintéticas; sin ellos el libro no existiría. Los autores y la calidad de sus trabajos alentaron a los editores
en todo momento para alcanzar los mejores resultados posibles.
El apoyo financiero para llevar a cabo esta obra provino de la Universidad Nacional Autónoma de
México, a través de dos dependencias donde laboran dos de los editores, la Facultad de Ciencias y el
Instituto de Biología; también la Dirección de Asuntos del Personal Académico apoyó al editor senior
con el proyecto IN-211397. El primer y tercer editores, al contar con el apoyo de la Universidade
Federal Rural de Río de Janeiro y la Funda<;ao de Amparo a Pesquisas del Estado de Sao Paulo, ambos
en Brasil, se nos apoyó en viajes de intercambio que nos permitieron avanzar en el proceso editorial.
No obstante, el apoyo sustancial para el proceso de edición e impresión de la obra, de nuevo fue bajo
los auspicios de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, con los proyectos
TOOl de edición y el presente que ha sido exclusivamente para su impresión. BAYER de México (Sani­
dad Animal), a través de la diligente gestión del Maestro Hugo Ponce, vino a consolidar el apoyo
financiero indispensable para la impresión.
Contamos con la solícita y excelente labor de Gloria Espinosa y de Isabel Vargas Fernández, quienes
tuvieron la responsabilidad de capturar varios capítulos del libro y uniformar los textos y archivos
electrónicos, entre otras tareas, para acelerar la edición de la obra. Sin ambas colaboradoras, a quienes
admiro y me une una gran amistad, no hubiéramos podido concluir el libro. La portada fue brindada
con generosidad por Aldi. Al final, la paciente y entregada labor de Susana Abundis para formar el
libro en Page-Maker fue fundamental; al igual que el apoyo de nuestros impresores, a través del Ar­
quitecto Hugo Jiménez Peñaloza. A todos mi agradecimiento más profundo, pues esta es una obra de
edición colectiva que no se concluyó sin los múltiples apoyos con los que conté.

Pueblo de los Reyes Coyoacán, octubre de 1999


Jorge Llorente Bousquets
Dedicamos este volumen a Anita Hoffman Mendizábal y a Gonzalo Halffter Salas
como un homenaje a su distinguida trayectoria en el estudio de los artrópodos de
México.
CONTENIDO

PRÓLOGO .................................................................................................................................................. VII

PREFACIO .................................................................................................................................................... IX

1. GENERALIDADES

1 EVOLUCIÓN TECTÓNICA DE MÉXICO DURANTE EL


FANEROZOICO. Fernando Ortega Gutiérrez, Richard L. Sedlock
y Roberto C. Speed. ............ .... ... .......... .. .... . ... ... .... .. ........ .. ... . .. . ..... ....... ... ...... .............. ............ 3
. . . . . .. .. . . . . . .. ... . . . .. . . . .

2 REGIONALIZACIÓN BIOGEOGRÁFICA DE MÉXICO:


PROVINCIAS BIÓTICAS. David Espinosa Organista,Juan José Morrone,
Claudia Aguilar Zúñiga y Jorge L10rente Bousquets ................ .... ...... .. . . . .... ...... .. ....... ................. ..........
.. . . . 61
3 LOS ARTHROPODA DE MÉXICO: ALGUNAS
COMPARACIONES. Carlos Cordero Macedo y Jorge L10rente Bousquets .. .. . ... .. .............. .. .... . . 95 . . . . . . .. .. .

11. GRUPOS AFINES, ARACHNIDA y CRUSTACEA

4 . 105
ONYCHOPHORA. Julián Monge Nájera ........ ...... .............. .... ....... ... .......... . .. ... ..... . .. .. ....... ... ... .
. . . . . . . . . . .. . . . . .

5 SCORPIONES. Wilson R. Lourenco y W. David Sissom ... ... .... ......... .. ...... .... ... ... .......... ...... . ... 115 . . .. . .. . . . . . . ...

6 OPILIONES. Adriano B. Kury y James c. Cokendolpher .... ......... ... .. ...... ... . ....... ...... ...... ..... 137 . .. .. ... . . .. . .... ..

7 CLADOCERA. Eduardo Suárez-Morales, M. Elías Gutiérrez,


J. Ciros-Pérez y M. Silva-Briano ..... ... ......... ............. ... .... .... .... ........ ... ....... .. ..... . ... .. .. .... .......... 159
. . .. . . . . ... . . . . . . . .. .. ..

8 COPEPODA. Eduardo Suárez-Morales,J.W. Reid y R. Gasea ...... . .... ......................... ..... ..... ....... .... 171 . . . . . . .

9 PERACARIDA. Elva Escobar Briones y Trisha Spears . ...... .... ... .... ....... ........... . .... . .............. .. . 191
. . . . ... . . . . . . .. ...

10 CIRRIPEDIA. Paulo S. Young y Amold Ross .... . ...... ... . .. ... . . ... .. ... ... .... ......... .. ...... . ....... .... 213
. . . .. . .. . .. .. . .. . . . . . . ... .

11 ONISCIDEA. Leila Souza-Kury ... ............................ ............. .......................... ..... ... .. .. .. ...... .. .... ....... 239
. . . . . . . . . .. . .

111. GRUPOS DE HEXAPODA

12 COLLEMBOLA. José G. Palacios Vargas, Gabriela Castaño-Meneses


y Blanca E. Mejía-Recamier ...... .. ........ ... .. ..... ............. .. .. . ...... . .. ... . .. ..
.. . . .. . . . ... . .. . . . . ... . ........ .. . . .. .... .. .
.. .. .. . .. .. ........ 249
13 PROTURA y DIPLURA. José G. Palacios Vargas .... .. .... ..... ... . . ...... ......... ..... ... . .. . ..... ... ........ ... 275
. . . . . . . . . . . . . .. . .. ..

IV. GRUPOS DE INSECTA: APTERYGOTA

14 ARCHAEOGNATHA y ZYGENTOMA. José G. Palacios Vargas . ........ ...... ..... ..... ........ .. ... . ...... 285 .. . .. . . .. .. . .
XVII CONTENIDO

V. GRUPOS DE INSECTA: ORTOPTEROIDES

15 ISOPTERA. Eliana M. Cancello y Timothy G. Myles . . .


.................................... ... ............. ..................... .. . 295

V I. GRUPOS DE INSECTA: HEMIMETABOLA

16 LYGAEIDAE (HEMIPTERA). James A. Slater y Harry Brailovsky . . .


........ .... ........ ................................. 319
17 PENTATOMIDAE (HEMIPTERA). Donald B. Thomas .................................................... .. ..................... 335

VII. GRUPOS DE INSECTA: HOLOMETABOLA

18 MEGALOPTERA (NEUROPTERIDA). Atilano Contreras-Ramos ........................................................ 355


19 CARABIDAE (COLEOPTERA). George E. Ball y Danny Shpeley ........................................................ 363
20 SILPHIDAE (COLEOPTERA). José Luis Navarrete-Heredia y
Hugo Eduardo Fierros-López ......................................................................................................................... 401
21 CIIDAE (COLEOPTERA). José Luis Navarrete-Heredia y
Armando Burgos-Solorio .
............................................ ................................................................................... 413
22 ELMIDAE (COLEOPTERA). Silvia Santiago-Fragoso
y Paul J. Spangler ............................................................................................................................................. 421
23 LEIODIDAE (COLEOPTERA). Stewart B. Peck ........................................................................................ 439
24 MICROPLEPIDOPTERA. Vitor O. Becker ................................................................................................. 453
25 TINEOIDEA y GRACILLARIOIDEA (LEPIDOPTERA). Donald R. Davis .
.... ................................... 469
26 SPHINGOIDEA (LEPIDOPTERA). Jorge L. León-Cortés .
............................................ ........................... 483
27 SATURNIIDAE (LEPIDOPTERA). Manuel A. Balcázar Lara
y Carlos R. Beutelspacher Baigts ................................................................................................................... 501
28 ARCTIIDAE: LITHOSIINAE, ARCTIINAE, PERICOPINAE
(LEPIDOPTERA). Manuel A. Balcázar Lara y Carlos R. Beutelspacher Baigts .
....... ........................... 515
29 CASTNIIDAE (LEPIDOPTERA). Jacquelinae Y. Miller .................................................. ........................ 527
30 HESPERIOIDEA (LEPIDOPTERA). Andrew D. Warren ......................................................................... 535
31 CHIRONOMIDAE (DIPTERA). Trond Andersen,
Atilano Contreras-Ramos y Martin Spies .................................................................................................... 581
32 TABANIDAE (DIPTERA). Sergio Ibáñez-Bemal y Sixto Coscarón . .
....... ........................ ............. ........ . 593
33 PSYCHODIDAE (DIPTERA). Sergio Ibáñez-Bemal . . .
....................................... ................ ... ................... 607
34 BIBIONIDAE (DIPTERA). Scott J. Fitzgerald .
................. .......................................................................... 627
35 BRACONIDAE (HYMENOPTERA). Robert A. W harton e Imelda Mercado ............... .. . 635
.................. ..

36 CHALCIDOIDEA (HYMENOPTERA). Alejandro González-Hemández . ........................................... 649

ÍNDICE SUPRAESPECÍFICO . .. ...... ... . . . . .... .... .. . ...... ........ ..... . ...... ... .. .
. . . . . . . .. .. . ......... .. . ..... . . .
. ........ ...... ..... .. . 663
I
GENERALIDADES
1
EVOLUC IÓN TECTÓN I CA DE MÉXI CO
DURANTEELFANEROZOI CO*
Fernando Ortega Gutiérrez1 , Richard L. Sedlo ck2 & Robert C. Speed3

ABSTRACT. We present a tectonic evolu tion of Mexico INTRODUCCIÓN


over the past 600 m.y., with focus on the position of
sou thern margin of Proterozoic North America in Me­ En e s te c a p ít u l o p r e s e n t a rn o s la e v o l u c i ó n
xico, the Phanerozoic events that shaped this margin, tectónica d e México durante l o s últimos 600 m.a.,
and the accretion of terranes tha t built Mexico out from en particular, nos enfocamos en la evolución de
that margin to i ts present configura tion. la posición paleogeográfica del margen Prote­
The evolution of Mexico is a peculiar and difficult rozoico sur de Norte América en la región que
problem in tectonics. Whereas the kinemati c history hoy ocupa México, los eventos fanerozoicos que
o f the region of Me x i c o , for e x a m p l e , the end of moldearon este margen, así corno la acreción de
Proterozoic continental breakup, the colli sion on Narth terrenos a ésta, que dieron lugar a la presente
and South America in the late Paleozoic, the dri fting configuración de México.
apart of those two continents in the Mesozoic, and the La evolución tectónica de México es un pro­
motions of plates in the Pacific basin relative to North blema peculiar y difícil . Mientras que algunos
Am e r i c a in C r e t a c e o u s a n d C e n o z o i c t i m e , i s aspectos de su historia cinemática son razona­
reasonably well known, the kinematics o f terranes now blemente bien conocidos como por ejemplo, la fase
in the region is poorly understood. In large part, this terminal del rompimiento continental durante el
disparity is due to the extraordinary extent and volume Proterozoico, la colisión entre Norte América y
of C enozoic volcanism. Although such volcanism Suda mérica d urante el Paleozoico Tardío, la sepa­
informs us about Cenozoic convergence, it cautions ra ción de estos dos continentes durante el Meso­
that the crust of Mexico has probably undergone majar zoico y el movimiento de placas en la Cuenca del
modifica tion in Cenozoic tim e . Moroever, the volcanic Pa cífico, relativo a Norte América, durante el
cover limits grea tly the direct a ccess to older rocks and Cretá cico y el Cenozoico, otros aspectos, como la
s t r u c t u re s n e c e s s ary to d e v e l o p the s t ory of an cinemá tica d e los terrenos que conforman la
evolu tion that is well resolved in space and time. A región, se encuentran pobremente entendidos.
tectonic s y n th e s i s o f M e x i c o thus req u i r e s m o re Esta disparidad en gran medida se debe a la
assu mptions than for most mountainous regions. enorme extensión y volumen del vulcanismo Ce­
nozoico de México. A pesar de que este vulcanis­
mo proporciona información sobre la convergencia
de placa s durante el Cenozoico, también indica
q u e p robabl emente la corteza de México ha
pasado por grandes cambios durante el Cenozoi­
Publicado originalmente en 1994 por TI/(' GcoJogical Socicty co. Además, esta cubierta volcánica genera limi­
of Amcrica
*

taciones al acceso a rocas más antiguas y otras


1 Instituto de Geología, Universidad Nacional Autónoma de
México, 20, DF, México.
estru ctu ras necesarias, para p oder e stablecer
2 Departamento de Ciencias Geológicas, Northwestern adecuadamente la evolución espacio-temporal del
University, Evanston, Illinois 60208. Dirección actual: á rea . Por l o tanto, una síntesis de la evolución
Departamento de Geología, San Jose State University, San
tectónica de México presentará un índice de
Jose, California 95192-0102.
3 Departamento de Ciencias Geológicas, Northwestern
incertidumbre mayor que para la mayoría de las
University, Evanston, Illinois 60208. regiones montañosas.
4/ FERNANDO ORTEGA GUTIÉRREZ, RICHARD L. SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

106

90

Gulf of Mexico
22
114

Pacitic Ocean

82
18

Nican¡ua Risc:

14

Caribbean Sea

94

Fig. 1.1. Mapa geográfico de México y parte de América Central. Los estados de México están numerados como
sigue: 1: Baja California Norte; 2: Sonora; 3: Chihuahua; 4: Coahuila; 5: Nuevo León; 6: Tamaulipas; 7: Baja
California Sur; 8: Sinaloa; 9: Durango; 1 0: Zacatecas; 11: San Luis Potosí; 12: Veracruz; 13: Nayarit; 14: Jalisco; 15:
Colima; 16: Guanajuato; 1 7: Querétaro; 1 8: Hidalgo; 19: Michoacán; 20: México; 21: Guerrero; 22: Morelos; 23:
Puebla; 24: Oaxaca; 25:Tabasco; 26: Chiapas; 27: Campeche. Sierra del Cuervo (SC); Ciudad de México (MC);
Acapulco (A); H1 y H3 son los transectos de Mitre & Roldán (1991) y Ortega (1990), respectivamente.

El modelo de la evolución tectónica de México apertura d e l a Cuenca d e l Golfo d e México


que aquí se presenta, pretende satisfacer tanto la ( Walper, 1980; Pindell & Dewey, 1 982; Anderson
historia cinemática regional como la pobremente & Schm i d t, 1 983; Pindell, 1 985; Klitgord &
documentada historia cinemática local, además de Schouten, 1 987) . Otros modelos como los de
los datos geológicos y geofísicos existentes. Este Campa Uranga & Coney (1983) y Coney & Campa
trabajo es un suplemento a la síntesis detallada Uranga (1987) han subdivido a México en terrenos
de datos, terrenos (id enti ficación y caracte­ tectonoestratigráficos, pero no han prestado aten­
rización) e ilustraciones de las etapas de acreción ción a la evolución cinemática de éstos. Final­
presentadas por Sedlock et al. ( 1 993) . Además, mente, otros autores como De Cserna (1989) han
nuestro estudio se origina y emplea los Transectos resumido la geología de México en el contexto de
H1 continente-océano de Mitre Salazar & Roldán provincias morfotectónicas, pero no han tomado
Quintana (1990) y los Transectos H3 de Ortega en consideración los diversos terrenos de México
(1990), mostrados en la Figura 1 . 1 . ni su evolución cinemática.
L a mayoría de los modelos previos, sobre la En este trabajo, comenzaremos por presentar
evolución tectónica de México, dividen al país en un resumen de la tectónica moderna de México,
unos cuantos terrenos pobremente definidos y, seguido de una recopilación de los eventos regio­
tradici onalm ente, s e han enfo c a n d o en l o s nales que probablemente jugaron un papel impor­
desplazamientos mesozoicos que tuvieron lugar tante en su evolución temprana; a continuación
d urante el fracci onamiento de Pangea y l a presentaremos una discusión breve de las relacio-
EVOLUCIÓN TECTÓNICA DE MÉXICO DURANTE EL FANEROZOICO I 5

116 108 100 92 84

NORTH AMERICA
28

Swan Is.
fault

500 km
cocos 12

Fig. 1.2. Estructuras y provincias neotectónicas (líneas delgadas) y límites de placas (líneas gruesas) de México.
Los nombres de placas se dan en letras mayúsculas. Las líneas en el Golfo de México son trazas axiales de
pliegues. El patrón de líneas muestra la posición de litósfera oceánica. La zona achurada muestra sistema de
grabenes: T, Tepic; CO, Colima; Cp, Chapala; J, el bloque de Jalisco; TMV B: Cinturón Volcánico Trans-Mexicano;
GT: Golfo de Tehuantepec; SC: Falla de Salina Cruz; CM: Macizo de Chiapas; P: Falla de Polochic; M: Falla de
Motagua; J-C: Falla de Jocotán-Chameleón; CT: Depresión de El Caimán.

nes entre Norte América y los terrenos de México, de estar unida a la placa de Norte América, en
para finalizar con un esbozo de un modelo para realidad forma parte de la Placa del Pacífico, y la
la evolución tectónica de México durante los porción más sur de México, que con probabilidad
últimos 600 m.a. Cada uno de estos tópicos son se mueve de modo p arcial, o quizá comple­
analizados más profundamente por Sedlock et al. tamente, junto con la Placa del Caribe (Fig. 1.2).
(1993). La porción oeste de la parte continental de México
está caracterizada por una zona de convergencia,
producto de la subducción oblicua de las placas
NEOTECTÓNICA DE MÉXICO de Cocos y de Rivera, y por una zona de corri­
miento lateral derecho relativo a la Placa del
Placas tectónicas. En México y sus alrededores se Pacífico. Al este, la geología de México continúa
congregan cinco placas tectónicas: la Placa Norte­ hacia las depresiones marinas del Golfo de México
americana, la Placa del Pacífico, la Placa de Rivera, y la Cuenca de Yucatán, las cuales forman parte
la Placa de Cocos y la Placa del Caribe. Casos de la Placa Norteamericana (Fig. 1.2). El límite
especiales son los de Baja California que, a pesar entre la Placa Norteamericana y la Placa del
6 / FERNANDO ORTEGA GUTIÉRREZ, RICHARD L. SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

Caribe, un límite difuso al oeste de la Depresión del Cisne y las Fallas de Oriente (Fig. 1 .2) . La razón
Caimán, aparentemente corresponde con una media de separación en la Depresión Caimán es
zona de deslizamiento lateral izquierdo que cruza alrededor de 12 mm/ año (De Mets et al. , 1 990) . El
México entre Guatemala y el Golfo de Tehuan­ límite entre la Placa Norteamericana y la Placa del
tepec (Figs. 1 . 1 y 1 .2) (Guzmán Speziale et al., Caribe al oeste de la Depresión Caimán es difuso
1989) . y probablemente continúa hacia el oeste atra­
E l límite entre l a Placa Norteamericana.y la vesando Honduras, Guatemala y la región de
Placa Pacífica está formado por los segmentos de Chiapas, en el sureste de México, formando una
la porción más septentrional de la dorsal del unión triple con la Placa de Cocos en el Golfo de
Pacífico del este, los que a su vez están unidos Tehu antepec. La porción tierra adentro de este
por fallas transforman tes con una dirección noro­ límite incluye un sistema de fallas paralelas de
este (Fig. 1 .2). El Golfo de California es el producto desliza miento l a teral izquierdo d e m a r c a d a
de extensión continental y separación del piso e x p r e s i ó n t o p o g r á fi c a ( e l s i s t e m a d e fa l l a s
oceánico a lo largo de la región donde hace aproxi­ Motagua, Polochic y Jocotán-Chamelecón), l o que
madamente 6 m . a . el límite de la placa apa­ implica que los desplazamientos están distri­
rentemente se sobrepuso al borde continental buidos en una zona finita (Fig. 1 .2) .
(Lonsdale, 1989) . La velocidad relativa en la parte Las placas de Rivera y Cocos son los rema­
central del Golfo de California es de 50 mm / año nentes de la placa oceánica de Farallón la cual
(S55"E); lo cual implica un componente pequeño convergió con la Placa Norteamericana a lo largo
de extensión normal entre las placas (DeMets et del márgen occidental de México hasta hace unos
al., 1990) . La Península de Baja California se encon­ 28 m.a. (Atwater, 1970, 1 989) . En este tiempo, el
traba unida a la parte continental de México antes límite divergente en tre l a s placas Pacífico y
de la apertura del Golfo de California, y quizá es Farallón se encontraba intercep tando Norte
uno de los ejemplos más evidentes de la cinemá­ América a l norte de Baja California y, desde
tica de generación de terrenos y de migración de entonces, una unión triple ( Norteamericana­
márgenes continentales. P a c ífica - F a r a l l ón C o c o s / R i v e r a ) ha e s t a d o
El límite entre la Placa Norteamericana y la migrando hacia e l suroeste a l o largo d e l a costa
Placa de Cocos está marcado por el prearco y la oeste de México .
trinchera de Acapulco así como por una zona de
Benioff, caracterizada por sismicidad con una Provincias neotectón icas. La provincia neogénica de
profundidad de hasta 240 km, que buza hacia el Sierras y Cuencas (fallas normales formando
nor-noroeste con un ángulo máximo d e 60° estructuras horsts y grabenes) ocupa gran parte
(Burbach et al., 1984; Le Fevre & McNally, 1 985) . de la porción central y norte de México (Fig. 1 .3) e
La velocidad relativa varía entre 5 5 y 75 mm / año incluye las márgenes de la provincia de la Sierra
(sur-suroeste), dependiendo de la posición, y ha Madre Occidental (un arco magmático del Paleo­
sido obtenida a partir de los vectores de des­ geno) y gran parte de otra provinica al este que
lizamiento de terremotos compresionales (DeMets presenta un menor magmatismo del Paleogeno
et al , 1 990). La convergencia es oblicua respecto a
. (INEGI 1 980) . El tectonismo de la Provincia de
la normal de la trinchera en una dirección contraria Sierras y Cuencas en la parte norte de México
a las manecillas de reloj (Fig. 1 .2). c o m e n z ó h a c e a p r o x i m a d a me n te 24 m . a . y
El límite entre la Placa Norteamericana y la coincide con un cambio en la composición de las
Placa del Caribe se encuentra mej or definido en rocas volcánicas de intermedio a bimodal.
la Depresión Caimán (Fig. 1 .2), la cual sobreyace La Península de Baja California (Fig. 1 .3) es
casi en su totalidad en una corteza oceánica y un terreno compuesto que fue separado de Norte
contiene un centro de apertura activo (Holcombe América por un salto en el límite entre las placas
et al., 1973; Rosencrantz et al., 1 988) . La Depresión de Norteamérica y Pacífica hacia el interior de
Caimán es una cuenca elongada transtensional México, que aconteció hace aproximadamente 6
qu e forma parte de un sistema lateral izquierdo m.a. El Golfo de California es una zona de corteza
de mayor escala, el cual está definido por las Islas continental fuertemente e xten d i d a ; contiene
EVOLUCIÓN TECTÓNICA DE MÉXICO DURANTE EL FANEROZOICO / 7

Baja California

PACIFIC PLATE

500 km COCOS PLATE


12

Fig. 1.3. Mapa del norte de México mostrando provincias neotectónicas (áreas limitadas por líneas ligeras),
límites de placas (líneas gruesas y líneas dobles), grabenes de la Figura 2 (zonas achuradas) y región de extensión
relacionada a la apertura del Golfo de California (zona sombreada) . Líneas gruesas discontinuas son trazas de
las fallas mayores de la Provincia de Sierras y Cuencas.

corteza oceánica reciente bordeando los segmen­ ésta es una versión modificada de la propuesta
tos del nuevo límite entre las placas. La posición de Lonsdale (1989). El magmati smo del arco
de la zona de separación en el golfo debe ser continental que existió en Baja California hasta
posterior al arco magmático del Neogeno, ya que hace 12 m.a. fue el resultado de la subducción de
se encuentran remanentes de este arco en ambos la Placa de Cocos y de otra serie de placas menores
flancos; sin embargo, el ej e de divergencia se relacionadas con ésta. Al tiempo que la unión
encontraba muy probablemente del lado de Baja triple entre las placas Pacifica-Cocos-Norteame­
California. La zona de separación del continente, ricana migró hacia el sur, la subducción en la parte
que estaba relacionada y precedió a la apertura sur de Baja California fue sustituida por un límite
del Golfo de California, tiene una amplitud va­ transformante de corrimiento lateral derecho (12
riable (Fig. 1.3) (Stock & Hodges, 1989), reflejando a 14 m.a.) a lo largo de la zona de fallas de Tosco­
la amplitud del antiguo arco magmático y / o de Abreojos. Durante un periodo de tiempo de 12 a
la confluencia con estructuras previas a las de 5 m.a. (Fig 1.4), la unión triple migró hacia el sur
Sierra y Cuencas (Fig. 1.3). de Baj a California, y la falla de corrimiento lateral
En esta sección abordamos la evolución del entre las placas Pacífica y Norteamericana fue
Golfo de California durante el Neogeno (Fig. 1.4); absorbida en una zona de fallas que cubren Baja
8/ FERNANDO ORTEGA GUTIÉRREZ, RICHARD L. SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

Late Cenozoic tectonic evolution


of northwestem Mexico

Fig. 1.4. Modelo tectónico de la evolución del límite entre la placa Pacífico-Norte América en el noroeste de
México y apertura del Golfo de California (Lonsdale, 1989; Sedlock et. al., 1993). La Placa del Pacífico aparece
sombreada, la Placa de Norte América con patrón de puntos; G: Placa de Guadalupe; C: Placa de Cocos; MA:
Placa de Magdalena; R: Placa de Rivera; sfz: zona de fractura de Shirley; cfz: zona de fractura de Clarión; SB:
zona de falla de San Benito; T-A: zona de falla de Tosca-Abreoj os; mat: Trinchera de Mesoamérica.

California (Spencer & Normark, 1979; De Cserna, La trinchera de Acapulco ocupa el pie de la
1989; Sedlock & Hamilton, 1991). Un poco antes pendiente continental de México al sur del Golfo
de 5 m.a. la unión triple migró rápidamente hacia de California. Su formación está relacionada con
el este, a su localización actual, iniciando la la subducción de la Placa de Cocos y la Placa
apertura del Golfo de California (Curray e t al., Rivera bajo la Placa Norteamericana (Fig. 1.2). La
1984). Con el progreso de la apertura y la separa­ plataforma y el talud continental sobre la trinchera
ción, gran parte del movimiento de la placa fue en realidad son un prearco producto de la acreción
transferido al sistema de cordilleras oceánicas­ de s e d i mentos a c u m u l a d o s en l a s p l a c a s
fallas transformantes del golfo (Sedlock & Hamil­ subductantes y en e l piso d e l a trinchera (Fig. 1.2)
ton, 1991). La Placa Rivera se separó de la Placa ( Watkins e t al., 1981; Ladd & Buffler, 1985).
de Cocos durante los últimos 5 m.a. (proba­ La Sierra Madre Occidental es una plataforma
blemente a lo largo de una antigua falla trans­ elongada de material volcánico del Cenozoico
formante), conforme la unión triple continuó su (Fig. 1.2) cuya formación se inició al menos hace
migración hacia el sur (Fig. 1.4). 50 m.a. o quizás durante el Cretácico (McDowell
EVOLUCiÓN TECTÓNICA DE M�XICO DURANTE EL FANEROZOICO /9

& Keizer, 1977). Esta plataforma es un arco conti­ subducción en la margen pacífica. Mar adentro,
nental construido sobre la zona de subducción en el área que yace entre la Planicie Costera del
entre la antigua Placa Farallón y la Placa Nortea­ Golfo y la corteza oceánica del Golfo de México,
mericana. Hacia el este se observa un decre­ se encuentra un cinturón de pliegues y cabal­
cimiento en la edad magmática (40 m.a.) que gaduras de rocas sedimentari as cretácicas y
posiblemente es indicativo de un ángulo d e cenozoicas denominado el Cinturón Plegado de
incidencia m á s somero en la zona de Benioff las Sierras Mexicanas (Buffler et al., 1 979) o la
(Coney & Reynolds, 1 977; Damon et al., 1 981; Cordillera de Ordoñes (De Cserna, 1 981 ) . La
Clark et al, 1 982). Después de este vulcanismo presencia del Cinturón Plegado de las Sierras
andesítico, se desarrollaron grandes calderas con Mexicanas implica la contracción de la Cuenca del
efusiones ignimbríticas durante un periodo que Golfo de México a lo largo de su flanco oeste. El
abarcó de 38 a 27 m.a. La siguiente etapa en el origen de esta contracción es incierto, pero otros
vulcanismo principalmente fue magmatismo má­ autores han sugerido que éste es el producto del
fico que ocurrió en un periodo de 32 a 17 m.a., deslizamiento gravitacional de la plataforma
durante el desarrollo regional de las estructuras continental hacia el este (Suter, 1 987).
de cuencas y valles en el Norte de México. Durante E l Cinturón Vo l c á n i c o Tra n s - M e x i c ano
el periodo de 24 a 12 m. a., el magmatismo se ( CVTM), caracterizado por estrato vol canes,
trasladó de la Sierra Madre Occidental hacia la calderas, campos d e rocas volcánicas de edad
porción este de Baja California, la cual sufrió Holoceno al Cenozoico y fallas activas, cruza la
extensión intraarco justo antes de la apertura del parte central de México de este a oeste (Fig. 1 .2).
Golfo de California durante el Mioceno Medio y E l CVTM aparentemente s e e n c u e ntra s o ­
Tardío (Hausback, 1 984; Sawlan & Smith, 1 984; brepuesto a una serie de límites de terrenos y ha
Sawlan, 1991 ). su frid o de reactivaciones periódicas, que se
La Sierra Madre Oriental, al igual que la Sierra extienden en el tiempo quizás hasta el presente
Madre Occidental, es una plataforma, pero a (Gastil & Jensky, 1 973; Johnson, 1 987; Urrutia
diferenci a de ésta, sólo ha sido afectada por Fucugauchi & Bohnel, 1987; DeMets & Stein, 1990;
cantidades menores de vulcanismo Cenozoico. En Suter et al., 1 991). Los magmas del CVTM con
la Sierra Madre Oriental principalmente afloran probabilidad están relacionados con la zona de
las rocas del cinturón de pliegues y cabalgaduras subducción de la Placa de Cocos (Nixon, 1 982).
laramídico que fueron deformadas durante el En la parte occidental del CVTM se encuentra
Cretácico Tardío y Terci ari o Temprano. Esta un sistema de tres grabenes, el de Colima, el de
pl ataforma pod ría representar un postarco Tepic y el de Chapala, los cuales se encuentran
prácticamente libre de extensión que podría estar asociados con vulcanismo activo. Otros estudios
asociado al arco de la Sierra Madre Occidental. han sugeri d o que este sistema de grabenes
La Planicie Costera del Golfo del norte de representa la zona de ruptura de un pequeño
México (Fig. 1 .2) es la región de bajo relieve que terreno continental (el bloque de Jalisco) que
se encuentra al este de esta plataforma; presu­ eventualmente formará parte de la Placa Rivera,
miblemente esta región representa la parte interna conforme el límite entre las placas Norteame­
de Norte América que no fue afectada por la ricana y Rivera se d esplaza hacia el interior
convergencia de l a Placa Farallón durante el continental (Luhr et al., 1985; Allan, 1 986).
Cenozoi co. Sin embargo, en esta área se en­ La Sierra Madre del Sur es una provincia
cuentran presentes rocas extrusivas e intrusivas montañosa en la que se encuentran expuestas las
de carácter alcalino y ultra-alcalino de edad rocas basamentales de una serie de bloques
Oligoceno y Cuaternario (Bloomfield & Cepeda, estructurales (Fig. 1 .2). A pesar de que se halla
1 973; Cantagrel & Robin, 1 979) . Tales rocas ampliamente cubierta por rocas volcánicas del
pudi eron haber sido originadas ya sea por Cenozoi co, hay poca evidencia de que esta
extensión en la parte interna de Norte América, provincia estuvo sujeta a gran actividad volcánica
como es el caso del área del Río Grande en Nuevo de arco continental, pese a que su posición es
México, o por magmatismo distal de la zona de adyacente a la Trinchera de Acapulco. Debido a
10 I FERNANDO ORTEGA GUTIÉRREZ, RICHARD L. SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

Precambrian to mid-Paleozoic
crystalline basement rocks

Fig. 1.5. Tipos de basamentos cristalinos. Patrón irregular: afloramiento del Proterozoico Medio en Sonora; patrón
de puntos: afloramiento del Proterozoico Tardío a Medio, que incluye el Complej o Acatlán (AC) y el Macizo de
Chiapas (CM); rombos rellenos: afloramientos de rocas grenvilianas que incluyen al Complejo Oaxaca (OC),
Ciudad Victoria (CV), Molango (M) y la Sierra del Cuervo (SdC) ; rombos: basamento grenviliano cortado por
pozos (W) e inferido en xenolitos (X); estrellas rellenas: afloramientos de basamento de probable edad del
Paleozoico Medio; estrellas: basamento cristalino de posible edad del Paleozoico Medio. PNA: Norte América
Proterozoica; MSM ( MMS en el texto): Megafalla de Mojave Sonora.
=

eso, la Sierra Madre del Sur es diferente a la Sierra pero en el resto del país sólo se conocen en algunos
Madre Occidental. La Falla de Oaxaca (Fig. 1.2) afloramientos, en pozos y en una docena de localidades
probablemente es la única falla de intraplaca de por la presencia de xenolitos en rocas volcánicas de
longitud considerable (130 km) con actividad en edad Cuaternaria (Ruizetal., 1988a, b). Por lo anterior,
el sur de México (Centeno et al., 1990). suponemos que el basamento del Proterozoico no
se extiende por debajo de la mayor parte del oeste
y el centro de México o de Baja California.
SINOPSIS DE LOS EVENTOS En los E.U.A., cerca de la frontera con México,
PRENEOGÉNICOS y SUS PRINCIPALES se han identificado provincias con basamento del
CARACTERÍSTICAS Proterozoico (Fig.1.6) con tres intervalos de edad
diferentes: 1800 a 1700 m.a., 1700 a 1600 m.a. y las
El basamen to de Pro terozo ico en México y al suroeste Provincias Grenvilianas de 1300 a 1000 m.a.
de los Estados Unidos de América. En la Figura 1.5 (Bickford et al, 1986). Estas provincias continúan
se muestran las zonas donde se conoce la exis­ hacia el norte de México; sin embargo, la posición
tencia de basamento cristalino del Proterozoico en de los límites de las rocas basamentales grenvi­
México. En Sonora y en la parte sur de México se lianas no están bien definidos debido a la escasez
encuentran grandes afloramientos de dichas rocas, de afloramientos en México. El límite entre las
EVOLUCIÓN TECTÓNICA DE MÉXICO DURANTE EL FANEROZOICO /11

Archean

1000 km

Fig. 1.6. Provincias precámbricas del sur de Norte América, modificado de las versiones propuestas por Anderson
& Silver (1 981), Bickford et al. (1986) y Hoffman (1989). Patrón de líneas horizontales: provincias con edades
entre 2000-1800 m.a.; patrón de círculos: provincias grenvilianas con edades entre 1 300-1000 m.a.; patrón de
puntos irregulares: zona de extensión de hace 1100 m.a. MSM es la Megafalla Mojave-Sonora.

provincias de 1800 a 1700 m.a. y 1700 a 1600 m.a. América, formaron parte de un continente de
en el noroeste de México, que tiene una tendencia mayor extensión d enom i n a d o R o d i n i a por
hacia el noroeste, es conocido como la Megafalla McMenamin & McMenamin (1990). Rodinia
de Corrimiento Lateral Mojave-Sonora (Silver & estuvo suj eta a extensión durante el final del
Anderson, 1974; Anderson & Schmidt, 1983). Proterozoico Tardío (800 a 550 m.a.) (Stewart, 1976;
En la porción este de México, que abarca desde Bond & Komintz, 1984; Bond et al., 1988). La
el sur de Chihuahua hasta Oaxaca (Fig. 1.5) el separación culminó en la deriva que dio lugar a
basamento Proterozoico ha sido datado de edad las márgenes pasivas del Proterozoico que a su
Grenviliana. El complej o de rocas ígneas y vez moldeó, más o menos en su presente configu­
metamórfi cas correspondientes al Macizo de ración, al Proterozoico de Norte América (PNA).
Chiapas y el Grupo Chuacus, que tentativamente Comparando la geometría del borde moderno con
pueden ser correlacionables, con posibilidad el borde de finales del Proterozoico de Nortea­
incluyen gran cantidad de rocas precámbricas. Sin mérica es claro, o al menos altamente probable,
embargo, sólo una d atación radi ométri ca ha que el borde ha migrado ligeramente hacia el
arrojado una edad dentro de este rango (un zircón interior continental por una serie de mecanismos
en el gneiss Chuacus con una edad de 1075 m.a.), que han actu a d o en di ferentes l ugares que
pero hay que notar que el resultado puede deberse incluyen: el empuje tierra adentro de los Apa­
a la presencia de zircones más antiguos heredados laches, movimientos de corte oblicuo en el sur de
(Gomberg et al., 1968; McBirney & Bass, 1969). California y en el noroeste del Paáfico, y extensión
Además, se tiene la información de cuatro pozos y deriva continental en la región del Ártico. Los
perforados en Yucatán, Guatemala y Belice que fragmentos desprendidos del continente durante
han terminado en basamento cristalino, el cual no el Fanerozoico presumiblemente se convirtieron
ha sido bien datado, pero del que se puede inferir en terrenos en otras partes de la margen de Norte
una edad del Paleozoico Medio (Sedlock et al., América o de algún otro continente.
1993). La evolución del borde proterozoico de Norte
América en México, tanto a finales del Protero­
El margen pasivo de finales del Proterozoico. Las rocas zoico como del Fanerozoico, es difícil de investigar
proterozoicas en lo que actualmente es Norte d ebido a lo inaccesible de las rocas pre-ceno-
12 / FERNANDO ORTEGA GUTIÉRREZ, RICHARD L. SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

I JO lOó

94

22 114 PERICU

110

82
18

14

14

94 82

Fig. 1 .7. Mapa de los terrenos de México y de la porción norte de América Central; límites entre terrenos están
dados por líneas gruesas. Terrenos traslapados por el Cinturón Volcánico Trans-Mexicano (TMVB). CUI: Terreno
Cuicateco; M: Terreno Mixteco; T: Terreno Tarahumara; Z: Terreno Zapoteco; AB: Falla de Agua Blanca.

zoicas, así como a las transformaciones de la el Paleozoico Temprano y no como un margen


corteza que tuvieron lugar durante el Cenozoico pasivo continental que subsidió debido a exten­
(King, 1975). En este trabajo se propone que el sión continental. (2) El Terreno Seri (Fig. 1.7), el
borde actual de Norte América Proterozoica co­ cual fue incrustado a PNA por la Megafalla de
rresponde con la Megafalla de Mojave-Sonora Corrimiento Lateral de Mojave-Sonora durante el
(Fig. 1.7) Y que México, hacia el sur de esta falla, Jurásico o por algún otro sistema de corrimiento
está compuesto por una serie de terrenos incrus­ lateral izquierdo más antiguo, contiene las únicas
tados de edad mesozoica. Algunas de las interro­ capas de edad Paleozoico Inferior de margen
gantes acerca de la evolución del borde Fane­ pasivo; otros terrenos con basamento Precámbrico
rozoico son las siguientes: (1) ¿Se extendía al tienen cubiertas sedimentarias que registran
margen de Norte América de finales del Pro­ condiciones de plataforma durante el Paleozoico
terozoico hacia o cerca de México? (2) Si lo hacía, Temprano. (3) La evolución de los bordes de PNA
¿éste coincidía con el borde actual de Norte en las regiones de E.U.A. que son contiguas a
América Proterozoica, o se extendía aún más hacia México son la base para las interpretaciones de la
el sur? (3) ¿Cuál era la naturaleza de este margen, evolución del borde Proterozoico de Norte Amé­
activo o pasivo? (4) Si el borde actual y antiguo rica en México; éstas se discuten a continuación.
son sustancialmente diferentes, ¿cuáles fueron los En la costa del golfo de los E.U.A., Norte
acontecimientos tectónicos que indujeron los América Proterozoica (PNA) ciertamente desarro­
cambios? Las respuestas a estas interrogantes lló un borde durante la etapa final del fraccio­
tienen que satisfacer las siguientes observaciones namiento Proterozoico de Rodinia; en esta región
geológicas: (1) La porción de Norte América Pro­ se encuentra presente un cinturón zigzagueante
terozoica que actualmente se encuentra en México donde se observan cambios drásticos en el espesor
evolucionó como una plataforma cratonal durante y la velocidad de la corteza. A lo largo de este
EVOLUCIÓN TECTÓNICA DE MÉXICO DURANTE EL FANEROZOICO /13

Ut
Az NM k
Tx S.Okla.

pz pi tform

500km

/ edge Proterozoic North America

/ end - Proterozoic platform-shelf hinge


/

/' rift fo transform


)(
)( )( igneous rocks

Fig_ 1_8. A: Mapa del norte de México y sur de Estados Unidos mostrando la probable distribución del borde
proterozoico de Norte América; el borde se encuentra cubierto por sedimentos y paquetes tectónicos en casi toda
su extensión; símbolos de edad adyacentes a segmentos del borde corresponden a edades interpretadas de
formación del borde; Proterozoico-Cámbrico (P- O): deriva del final del proterozoico de Norte América; J:
desprendimiento Jurásico de Norte América; CZ: desprendimiento Cenozoico de Norte América. SAF: Falla de
San Andrés; GF: Falla de Garlock; PZ: Paleozoico. B: Interpretación del borde proterozoico de Norte América
entre Coahuila y Carolina del Sur como un sistema transformante-centro de expansión, tomado de T homas
(1989); las cordilleras se identifican por líneas con marcas.

cinturón hay dos afloramientos de rocas ígneas Rodinia (Fig. 1.8.b) (T homas, 1989; Buffler &
las cuales muestran edades del Cámbrico (W ichita Thomas, 1994), justificando de esta manera la
Mo un ta ins y Devils uplift) que se consideran ausencia de los sedimentos cámbricos tipo rift y
producto de extensión continental (Nicholas & por lo angosto de la margen como sucede en el
Rosendal, 1975; Thomas, 1977, 1985; Keller e t al. caso de la falla transformante de los Grandes
1989; Buffler & Thomas, 1994). Este margen se Bancos del Sur de Canadá (Todd & Keen, 1989;
encuentra en gran parte cubierto por el frente de Haworth e t a l. , 1994). Prueba de esta inter­
deformación del Orógeno de Ouachita y otras pretación, la que nosotros aceptamos, proviene de
cuencas de antepaís asociadas a este cinturón de la similitud en la orientación de los numerosos
deformación del Paleozoico Tardío (Fig. 1.9). La segmentos de fallas transformantes en la zona
porción noroeste de este margen está contigua de los Apalaches, la cual se encuentra
caracterizada por una cubierta de sedimentos de dominada por extensión (Fig 1.8.b) (Ranking,
plataforma paleozoicos y por una transición 1994). Las porciones de la margen del golfo con
abrupta en el espesor de la corteza. Estas franjas una orientación hacia el noroeste son presu­
se interpretan como segmentos de falla transfor­ miblemente, por analogía con el sistema de los
mante que aparecieron durante la separación de Apalaches, de origen extensional. El completo
14/ FERNANDO ORTEGA GlITIÉRREZ, RICHARD L. SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

sepultamiento de esas estructuras por el Orógeno dominado por fallas transforman tes de Rodinia
Ouachita, dificulta la comprobación de esta hacia la costa del Golfo de Estados Unidos (Fig. 1.8)
hipótesis. (Sedlock et al., 1993); en este caso, el Terreno Seri
Existe un marcado contraste en el borde de pudo haber migrado desde una posición paleo­
PNA entre las zonas hacia el sur y norte de Bishop zoica en el sur de California para incrustarse a una
en la parte suroccidental de E.U.A. (Fig. 1.8.a). La superficie del final del Proterozoico en la parte
porción norte incluye una cuña de sedimentos de noroccidental de México durante el Paleozoico
margen pasivo con una gran extensión areal Tardío o Mesozoico Temprano. (2) La porción de
(Stewart, 1972; Stewart & Poole, 1974; Bond & PNA en México y el sur de California formó una
Komintz, 1984), lo que sugiere la existencia de un saliente de geometría y tamaño impreciso que se
ambiente dominado por extensión en la parte extendió hacia el sur y el oeste del borde presente
terminal del Proterozoico y el inicio de deriva hace de PNA (Shubert & Cebull, 1987); en este
aproximadamente 570 m.a. En esta porción, el escenario, la porción del borde de finales del
borde de PNA es paralelo a las isopacas y a la proterozoico en México fue truncado proba­
tendencia de las facies sedimentarias de la cuña blemente por tectónica fanerozoica que se ha
de margen pasivo. Ésta puede ser la única porción documentado en el sur de California.
de E.U.A. y Canadá donde el borde moderno No hemos podido encontrar evidencia para
coincide con el borde Proterozoico, o de manera descalificar a alguno de estos dos escenarios. Sin
equivalente, la única parte donde el borde no ha embargo, favorecemos el primero por dos razones.
sido sustancialmente abrasionado tectónicamente Primero, la extrapolación hacia el oeste de México
durante el Fanerozoico (Speed, 1983). Hacia el sur parece bastante razonable ya que la estructura del
de Bishop, por otra parte, la cuña sedimentaria golfo es un sitio de cambios abruptos en el
de margen pasivo de principios del Paleozoico basamento. Segundo, si una gran saliente de PNA
tiene una tendencia perpendicular al margen de existía en México durante el Fanerozoico Tem­
PNA, y más hacia el sur (en la parte sur de prano, para después derivar y dispersarse, frag­
California) la cubierta sedimentaria paleozoica se mentos de ésta deberían identificarse como
extiende hasta el borde de PNA (Fig. 1.8) terrenos, o como una gran masa cuya curva paleo­
(Hamilton & Myers, 1966; Stewart & Poole, 1974; magnética de deriva continental indicara una
Stone & Stevens, 1988; Walker, 1988). El consenso proximidad con México en el pasado. Ninguna
general acerca de la margen hacia el sur de Bishop de estas dos últimas predicciones se han podido
es que ha sufrido una serie de desprendimientos verificar. Las reconstrucciones continentales de
mayores durante el Fanerozoico (ver más abajo). Scotese & McKerrow (1990) no muestran alguna
El Terreno Seri probablemente tenía una gran masa continental próxima a México durante
posición aledaña a la parte sur de California. A el Paleozoico sino hasta la colisión con Sudamérica
partir de ésta, el Terreno Seri (Fig. 1.7) proba­ (ver más abajo). Es concebible, sin embargo, que
blemente se desplazó por lo menos 500 km hacia una saliente de PNA hubiera existido en el
el sureste en el Paleozoico Tardío y/o Jurásico, de Paleozoico, durante la colisión con Sudamérica, y
acuerdo con el truncamiento de facies sedimen­ que hubiera sido removida, incorporándose a
tarias y desplazamiento de las provincias Sudamérica durante la deriva del Cretácico. Esta
proterozoicas (Fig. 1.6) (Silver & Anderson, 1974). posibilidad podría ser factible dada la existencia
Deslizamientos laterales derechos más jovenes de rocas del basamento, que incluyen rocas con
ocurrieron a lo largo de una superficie más edades grenvilianas, en la parte occidental del
exterior respecto al contacto del Terreno Seri y norte de Sudamérica (Kroonenberg, 1982; Rowley
PNA. & Pindell, 1989).
Únicamente dos configuraciones de la parte
de PNA en México parecen ser admisibles: (1) La Cor te za Oceán ica de l Pa leo zo ico . La premisa
porción del borde de PNA en México tenía una principal de la sección anterior es que la parte de
configuración similar a la presente (Stewart, 1988, Norte América en México adquirió hacia el final
1990) Y era la continuación occidental del borde del Proterozoico una configuración similar a la
EVOLUCIÓN TECTÓNICA DE MÉXICO DURANTE EL FANEROZOICO / 15

southem North America

Ouachita oro [ niC belt

Fig. 1.9. Pa trones de puntos indican el Cintu rón Orogénico de Ouachita y las estructuras de antepaís conocidas
e inferidas para México y cuencas de antepaís en la parte sur de Estados Unidos; achurado corresponde a áreas
levantadas. Compilado de Ross (1 979), Armin (1987) y Viele & Thomas (1989). DB: Cuenca del Delaware; DRU :
Levantamiento del Rio Devis; FWB: Cuenca de Fort Worth; LU: Levantamiento del Llano; M: Marathon; MB:
Cuenca de Midland; PB: Cuenca de Pedregosa; PF: Abultamiento de Pedregosa; AR: Cuenca de Arkoma; MSM:
Megafalla Moj ave-Sonora.

que PNA tiene actualmente, mediante el desarro­ paleomagnéticos y otras evidencias muestran que
llo de una margen pasiva meridional dominada la zona de unión entre Norte y Sudamérica ocupó
por fallas transforman tes continente-continente a el área comprendida entre Florida y Texas y quizá
finales del Proterozoico. Esto implica que la hacia el oeste, en la parte interior de México (Ross,
separación de piso marino ocurrió hacia el sur de 1979; Van der Voo et al., 1984; Scotese & McKerrow,
la margen y que hacia el sur de PNA se encontraba 1 990) . Interpretaciones de la deformación, meta ­
una corteza oceánica del Paleozoico Temprano. morfismo y sedimentación sinorogénica en el
No se ha identifica do ningún remanente de esta Cinturón Ouachita, indican que la Placa Nortea­
corteza oceánica en México, excepto por una mericana fue la placa que se sumergió, mientras
ofiolita pre-misisípica que se encuentra en el que la placa cabalgante de Gondwana suturó la
Complej o Acatlán del Terreno Mixteco. Presu­ unión en el borde o hacia el interior continental
mimos que el resto se perdió por subducción de PN A a finales del Proterozoico y que la colisión
durante la Orogenia O u a c hita o d u rante la entre Norte América y G ondwana fue oblicua con
acreción de los terrenos mesozoicos. movimiento dextral, migrando de este a oeste
durante el Pensilvánico y el Pérmico Temprano
El Cin t u ró n Orogén ico Ouach ita . E l Orógeno (Keller & Cebull, 1973; Wickham et al., 1 976; Viele,
Ouachita del Paleozoico Tardío (Fig. 1 .9) que se 1979; Viele & Thomas, 1 989; Buffler & Thomas,
encuentra presente a lo largo de la margen sur de 1 994) .
PNA en el sur de E.U.A., fue el producto de la Los afloramientos más occidentales del
c o l i s i ó n d i a c r ó n i c a e n tre N o r te A m é r i c a y Orógeno Ouachita s e encuentran e n la región de
Gondwana (lo que actualmente es Sudamérica y Marathon en Texas (Fig. 1 .9 ) . Sin embargo, datos
Á frica) (Flawn et al., 196 1 ; King, 1975; Thomas, gravimétricos y radiométricos de isótopos de
1977, 1985; Viele, 1979; Lillie et al., 1983; Handschy plomo indican que con gran probabilidad este cin­
et al., 1 987; Viele & Thomas, 1 9 89; Buffler & turón continúa hacia el sur de la región de Marathon
Thomas, 1994). Reconstrucciones basadas en datos hasta un límite pobremente definido en la frontera
16 / FERNANDO ORTEGA GlITIÉRREZ, RICHARD L. SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

Roberts Mountain Allochthon

NORTH AMERICA
region

Delicias

dornain of oceanic crust,


island ares, trenches, nysch basins,
& continental fragrnents

Late Permian
250 Ma

Fig. 1.10. Reconstrucción del Pérmico Tardío (aproximadamente hace 250 m.a.) antes del término de la colisión
entre Gondwana y Norte América. TARA: Terreno Tarahumara; COAH: Terreno Coahuiltecano; ChM: Macizo
de Chiapas.

norte de Durango que muy probablemente coin­ sitos del Pérmico Superior. Al norte de esta región
cide con la Megafalla Mojave-Sonora (Handshy se encuentran cuencas sedimentarias de prearco
etal., 1987; Aikenetal., 1988; James & Henry, 1990). interior, con sedimentos acrecionados de piso
Más allá de esta zona, la existencia del Orógeno oceánico con una edad del Paleozoico Inferior;
Ouachita es desconocida. éstas no sólo provienen de la corteza oceánica que
Estructuralmente el Orógeno Ouachita en la se encontraba frente a PNA, sino quizá también
región de Texas consiste en lo siguiente (Flawn et provienen de otros pisos oceánicos. Adicio­
al., 1961; King, 1975; Nicholas & Rosendal, 1975; nalmente, este prearco sedimentario se encuentra
Viele, 1979; Buffler & Thomas, 1994). La zona más cubierto por secuencias typo flysch, parcialmente
hacia el sur (zona interior) contiene rocas meta­ volcanoclásticas, del Paleozoico Tardío. La región
mórficas de alta presión y temperaturas con una más hacia el norte del orógeno (zona exterior) co­
edad del Paleozoico Tardío y magmatismo de arco rresponde a la parte exterior del prearco de
continental, las cuales se encuentran sobrepuestas Ouachita, el cual está compuesto de secuencias
a una corteza silícica de edad indefinida, pero la flysch acrecionadas del Paleozoico Tardio; contiene
que probablemente incluye rocas precámbricas. sedimentos del interior continental de Norte
Estas, a su vez, se encuentran cubiertas por depó- América y rellenos sedimentarios de cuencas
EVOLUCIÓN TECTÓNICA DE MÉXICO DURANTE EL FANEROZOICO / 17

"acarreadas" de antepaís. Continente adentro del miento relativo entre S u d y Norte América
frente de deformación Ouachita, se encuentra durante el Cretácico tuvo una dirección S45°E y
gran cantidad de cuencas de antepaís paleozoicas una velocidad promedio de 30 mm/ año (Ladd,
así como zonas levantadas ( Fig. 1 .9 ) . 1976; Klitgord & Schouten, 1987; Pindell et al.,
1988); sin embargo, la cinemática previa a la aper­
Paleogeografía de Pangea. La colisión Ouachita tura del área bajo extensión es desconocida y lo
reunió Sudamérica con la parte occidental de más probable es que haya sido compleja.
Norte América durante la formación de Pangea, La apertura del Golfo de México ocurrió en
la cual existió como un supercontinente coherente dos etapas ( Buffler & Sawyer, 1985; Dunbar &
desde el Pérmico Temprano. Durante el Jurásico Sawyer, 1987; Winker & Buffler, 1988; Buffler &
Temprano se inició una etapa de extensión Thomas, 1994; Sawyer, 1994) . La primera ocurrió
intracontinental que dio lugar a la apertura del durante el Triásico Tardío y el Jurásico Temprano.
Golfo de México. Se desconoce hasta donde se El rompimiento afectó la parte este de México (los
extendía la porción occidental de la sutura entre terrenos de Guachachil y Maya ) y la costa del
Norte y Sudamérica; esto es, si se extendía hasta Golfo de Estados Unidos, formando grabenes, que
el límite occidental presente del Orógeno de a su vez están asociados con vulcanismo basáltico.
Ouachita (Fig. 1 .9 ) o más hacia el occidente, a lo La extensión total y adelgazamiento de la corteza
largo de la mayor parte del norte de México. En durante esta etapa no fueron considerables. La
este trabajo adoptamos la primera alternativa, primera etapa alcanzó su culminación con el
mostrada en la Figura 1 . 10, debido principalmente desarrollo de una disconformidad amplia durante
a que, durante el Permo-Triásico, existió un arco el Jurásico Medio, interpretada como el producto
continental en la parte oriental de México, y a que de un levantamiento regional de la astenósfera .
es más fácil entender la existencia de una corteza En la segunda etapa, que abarca del Jurásico
oceánica en subducción al oeste del arco ( Sedlock Medio al Jurásico Tardío, la Cuenca del Golfo de
et al. 1 993), que la existencia de una corteza México estuvo s uj e ta a una gran extensión
continental de Pangea con una gran distribución horizontal, originando un notable adelgazamiento
areal. De lo anterior, se infiere que esta colisión de la corteza continental alrededor del perímetro
terminó cuando Pangea adquirió esta confi­ de la cuenca. É sta culminó con la separación y
guración paleogeográfica (Fig. 1 . 1 0) y/o cuando generación de piso oceánico en la parte más
las márgenes de ambos continentes adquirieron profunda del centro de la cuenca (Fig. 1 .2) . El
una orientación poco favorable para continuar con desplazamiento horizontal total pre-Cretácico fue
la colisión. Es posible argumentar, en apoyo a esta de aproximadamente 450 km en dirección sureste,
interpretación, que es poco factible que el Cin­ debido a la deriva entre Yucatán y la Costa del
turón Orogénico Ouachita se haya proyectado Golfo, y 550 km por el adelgazamiento de la
hacia el oeste a lo largo d e la Megafalla de corteza continental de Yucatán y la Costa del Golfo
desplazamiento lateral izquierdo de Mojave­ ( Dunbar & Sawyer, 1987) .
Sonora, ya que no es posible establecer corre­ Durante las etapas de separación, e l des­
laciones en rocas paleozoicas contemporáneas en p lazamiento d e los bloques individuales fue
lados opuestos de las paredes de la megafalla complejo y no se ajustó, como era de esperarse, a
(Stewart, 1988, 1990) . las trayectorias de los círculos menores alrededor
del polo de Euler entre Norte y Sudamérica (v. gr.
Apert ura y der iva en el Golfo de México . La región Klitgord & Schouten, 1987) . Por el contrario, los
de Pangea que yacía en lo que actualmente es la datos de las direcciones paleomagnéticas de los
parte este de México, Yucatán y la costa del Golfo afloramientos del Jurásico en la parte norte de
de E . U . A . , estuvo baj o extensión durante el México (Gose et al., 1982) y en Yucatán (Molina
Triásico Tardío, lo que dio lugar al origen de la Garza et aL, 1990), muestran rotaciones en la
Cuenca del Golfo de México (Fig. 1 .2 ) Y a la dirección contraria a las manecillas del reloj para
separación de Sud y Norte América en el Jurásico la región de Norte América durante el Jurásico.
y Cretácico Temprano, respectivamente. El movi- Durante la segunda etapa la l ocalización del
1 8 / FERNANDO ORTEGA GUTIÉRREZ, RICHARD L. SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

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Fig. 1.11. Vi s t a obl i c u a de los d a tos batimétricos d e l CretéÍ cico M e d i o d e México y de l a C u enca d el Golfo d e
México, d e Winker & Bu ffler (1988). C T: Terreno Coahu i l tecano.

rompimiento se concentró en el Golfo de México, expansión de la Cuenca del Golfo de México. Por
dejando la parte este de México moderadamente simp licidad, en este trabajo asumimos que este
fractura d a por la extensión su frid a d u rante l a límite consistió de una fall a transformante por
primera etapa . Una d i ferencia mayor en tre esta s d ebajo de la porción este del talud con tinental de
dos regiones es la ubicación de la parte este de México (Fig . 1 .2) simi l a r a la Falla Tamaulipas­
México sobre una margen convergente durante G o l d e n L a n e de P i n d e l l ( 1 9 8 5 ) . E s t a fa l l a
el Permo-Tri ásico, un poco antes o posiblemen te tran sforma n te s e encuentra dentro del terreno
d urante la extensión, mientras que la región del Maya .
Golfo de México era la región de postarco d e esa La apertura y separación de la Cu enca del
m a rgen con v erge n t e . Q u i z á e s t e fen óm e n o Golfo de México concluyó a finales del Jurásico;
ocurri d o e n e l gol fo d urante l a segunda etapa, las estru cturas fueron posteriormente cubiertas
estuvo rela cionado con un levantamiento aste­ ta nto por bancos carbonatados en las áreas de las
nosférico de post-arco. p l a t a fo r m a s y s u s a l r e d e d o r e s , c o m o p o r
En la parte este de México y la región del golfo, sedimentos hemipelá gicos e n l a s áreas d e l a s
debió h aber existi d o un límite de placa durante el cuenca s (Sal vador, 1 987) .
Jurásico a lo largo del cual Yucatán debió con­ Duran te el Jurásico Tardío y hasta el Cretácico
ti n u a r sep a r á n d o s e de N o r t e A m é r i c a ; e s te Tempra n o existieron en las márgenes oeste y sur
m ov i m i en to, a p a ren temen te contrib u y ó a l a del Gol fo de México un arreglo de islas efímeras
EVOLUCIÓN TECTÓNICA DE MÉXICO DURANTE EL FANEROZOICO / 19

alej ad as del continente, plataformas de aguas cico y las rocas clásticas del Terreno Chortis son
someras y cuencas de intraplataforma (Fig. 1.11) muy similares a los depósitos de mar adentro del
(Viniegra, 1971, 1981; Enos, 1983; Young, 1983; este de México. Con base en esta evid encia,
Cantú Chapa et al., 1985; Winker & Buffler, 1988; n o s otros i n t e r p re t a m o s q u e e s t a s r e g i o n e s
De Cserna, 1989). Las transgresiones neocomianas ocuparon áreas adyacentes.
transformaron las penínsulas Jurásicas de Coahui­
la y Tamaulipas en islas y redujeron el área de las Tectónica del Car ibe . A finales del Jurásico, la parte
islas menores. La afinidad tethyana de fósiles de occidental de Pangea aún se encontraba como un
reptiles en estratos de edad neocomiana en la bloque continental continuo que incluía Norte y
parte norte del Terreno Mixteco indica inter­ S u d a m é ri c a. E n e l c o m i e n z o d e l Cretáci c o
cambio de agua oceánica entre la Cuenca del Golfo Tem p rano, S u d a m é r i c a s e s e p a r ó d e N o r t e
de México y el Mar de Tethys, que se encontraba América e n la región que hoy ocupa Yucatán (Fig.
hacia el sur y el este (Ferrusquía Villafranca & 1.2) (Pindell et al., 1988). La deriva, la cual continuó
Comas Rodríguez, 1988). Una posible recons­ hasta el Albiano o Cenomaniano, dio lugar a la
trucción paleogeográfica muestra que esta área Cuenca del C aribe. De esta manera, un gran
consistía de una cuenca prácticamente cerrada fragmento Paleozoico d e Sudamérica pasó a
limitada al norte por la costa del golfo de Estados formar parte del margen meridional j urásico d e
Unidos, al oeste por el arco de edad cretácica del Norte Améri ca. El margen j u rásico d e Norte
oeste de México, al sur por el Terreno Maya y los América probab l emente correspondía con el
terrenos Mixteco-Zapoteco y por una desemboca­ margen sur de Yucatán (ver Terreno Maya más
dura oceánica en la parte este del Golfo de México abajo), y de la misma forma, el borde norte-este
(Fig. 1.11). de Cuba correspondía al borde este del Banco de
Después de una afluencia de materi al te­ las Bahamas (Edgar et al ., 1971; Malfait & Dinkel­
rrígeno durante el Aptiano Tardío, una serie de man, 1972).
carb o n a t o s del C r e t á c i c o M e d i o (A l b i a n o ­ A pesar de que l a histori a general de l a
C e n o m ani a n o ) fu eron d e p o s i t a d o s b aj o l a expansión de la Cuenca d e l Caribe, producto d e
i n fl u encia d e l máxi m o d e u n a subsid encia la d eriva de l o s continentes durante e l Cretácico,
térmica. El área que abarcó fue mayor que la que ha sido bien establecida, los detalles de los proce­
se presentó d u rante el N e o c o m i a n o. L a s sos y eventos que la originaron son pobremente
plataformas de carbonatos y evaporitas tuvieron conocidos. De manera certera, se puede concluir
como característica un gran relieve y paredes casi que la corteza oceánica cretácica tuvo que haberse
verticales, además, fueron rodeadas por arrecifes formado en la Cuenca del Caribe; sin embargo,
y generaron gran cantidad de detritos carbo­ no ha sido posible identificar en ninguna parte
natados en las cuencas adyacentes d e aguas del Caribe actual centros fósiles de expansión de
profundas (estos detritos son altamente prolíferos piso oceánico (Malfait & Dinkelman, 1972; Don­
en hidrocarburos). Los bancos carbonatados del nelly et al., 1973). Debido a esto, se han propuesto
Golfo de México entraron en una etapa de deca­ tres hipótesis alternativas para explicar su origen
d encia entre l o s 90 y 85 m . a., d ebi d o a una y el de los terrenos marginales de la moderna
e l e v a c i ó n del n i v e l del m a r y a c a mb i o s Cuenca del Caribe. En la primera, se considera
ambienta l e s (Wi nker & B u ffl e r, 1 988) . L a s que a pesar de que la corteza oceánica del Caribe
condiciones sedimentarias durante e l Cretácico haya tenido un origen local, ésta pudo haber sido
Tardío (post-Turoniano) en el área del este de fr a g m en t a d a y c o n su m i d a p o r sub d u c c i ó n
México se caracterizaron por un aumento d e posterior (Freeland & Dietz, 1 972; Klitgord &
materiales terrígenos, las cuencas s e volvieron Schouten, 1987). Esta hipótesis implica que el
más someras, así como por una migración de la d eslizamiento l ateral izquierd o a lo l argo del
l ínea costera haci a el es te. Du rante t o d o el límite entre Norte América y la Placa del Caribe
Cretácico, la Plataforma de Yucatán fue un área es del orden de 500 km o menos. En la segunda se
estable en la que se acumularon evaporitas y con-sidera que la corteza oceánica de la Placa del
carbonatos (Fig. 1.11). Los carbonatos del Cretá- Caribe formaba parte de la Placa de Farallón,
20 I FERNANDO ORTEGA GUTIÉRREZ , RICHARD L. SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

ocupando una posición occidental, y que se consu­ Tectón ica de la pa rte oes te de México d u ran te el
mió bajo Pangea a lo largo de una zona de sub­ Pérmico-Paleogeno. En esta sección abordamos los
ducción durante el Mesozoico Temprano. Dicha rasgos regionales de México y las zonas aledañas
corteza pudo haber sido insertada en la región del al oeste del dominio del Golfo de México que se
Caribe durante el fraccionamiento de esta región desarrollaron para el Pérmico Tardío, después de
en el Cretácico Temprano. Después de esto, esta que Pangea alcanzó la paleogeografía que se
porción, de la entonces Placa Farallón, continuó muestra en la Figura 1.10. Dichos rasgos incluyen
moviéndose hacia el este (relativo a los conti­ las estructuras cordilleranas del suroeste de los
nentes) al tiempo que sus márgenes fueron consu­ E.U.A., la Megafalla Mojave-Sonora, las placas de
midas por subducción durante el Cretácico y la adyacente Cuenca del Pacífico, así como sus
Paleogeno (Malfait & Dinkelman, 1972). En la movimientos relativos a los arcos magmáticos mexi­
tercera hipótesis, se considera que la litósfera canos y la deformación de antepaís laramídica.
oceánica de la Placa del Caribe se originó in situ, La porción de México ubicada al norte de la
para consumirse posteriormente bajo la Placa de Megafalla Mojave-Sonora (Sonora y Chihuahua)
Farallón, la cual inició una migración hacia el este forman parte de Norte América Proterozoica
en el Paleogeno, convirtiéndose en una placa (PNA), mientras que el área al sur está constituida
independiente cuando se formó la Trinchera de enteramente por terrenos que se adhirieron en
América Central a mediados del Cenozoico (Fig. diferentes tiempos a lo largo del Paleozoico Tardío
1.2) (Pindell & Dewey, 1982; Sykes et al., 1982; y el Paleogeno. En este trabajo empleamos una
Burke et al., 1984; Pindell & Barett, 1990). serie de restricciones derivadas de los rasgos
Coincidimos con el tercer origen ya que, si bien regionales, las cuales se discuten a continuación,
de naturaleza controversial, es el más consistente en conjunción con las propiedades de los terrenos,
con la evidencia de un gran desplazamiento que se presentarán posteriormente, para estruc­
posterior al Eoceno Medio (de 1100 km; Ro­ turar la evolución tectónica de los terrenos.
sencrantz et al., 1988) en el límite entre las placas
Norteamericana y del Caribe a lo largo de la Evolución de las placas oceánicas que bordean la parte
depresión Caimán (Fig. 1.2). En una variación de oeste de México. La evolución de las placas oceá­
esta hipótesis, se considera que una o más islas nicas que bordeaban la parte occidental de México
de arco impactaron la parte sur de México (Terreno durante el Jurásico, puede reconstruirse usando
Maya) en el Cretácico Tardío, y posteriormente circuitos de "placas-puntos calientes" (Engebret­
fueron desplazadas hacia el noreste, junto con el son et al., 1985; DeMets et al., 1990) y anomalías
borde frontal de la Placa del Caribe, hasta su magnéticas (Stock & Molnar, 1988; Stock &
presente posición en las Antillas Mayores (Pindell Hodges, 1989). Los productos que se obtienen de
& Dewey, 1982). Esta variante es la que satisface dichas reconstrucciones son las componentes
mejor la evolución cinemática del Terreno Chortis tangencial y normal de las velocidades de las
y el basamento Precámbrico de Cuba (Renne et placas y los tiempos de tránsito de las uniones
al., 1989). Otra alternativa considera que el Terreno triples, en función de la posición a lo largo de un
Chortis impactó el borde sur del Terreno Maya borde asumido del occidente de México (Sedlock
durante el Cretácico Tardío y que, desde entonces, et al., 1993). La incertidumbre en dichas recons­
sólo se ha movilizado unos cuantos kilómetros a trucciones se incrementa en función del tiempo y
lo largo del borde del terreno (Donnelly, 1989). es altamente especulativa para tiempos previos a
Esta última alternativa se ajusta mejor a las evi­ los 100 m.a.
dencias geológicas que se tienen en la parte sur La esencia de nuestra reconstrucción (Sedlock
de México y Centro América acerca de la serie de et al., 1993) es la siguiente: De 180 a 145 m.a. existía
pequeños desplazamientos en el conjunto de fallas un régimen tectónico convergente entre la Placa
Motagua-Polochic-Jocotán-Chameleón (Fig. 1.2), de Norte América (NA) y la Placa de Farallón (PF),
Y explica la deformación adicional por extensión, caracterizado por altas proporciones de conver­
en caso de existir ésta, hacia el sur del Terreno gencia normal y una pequeña componente de
Chortis. deslizamiento lateral izquierdo; de 145 a 119 m.a
EVOLUCIÓN TECTÓNICA DE MÉXICO DURANTE EL FANEROZOICO / 21

estuvo caracterizado por una disminución en la desprendimiento a lo largo del margen. La margen
tasa de convergencia entre PF y NA; de 119 a 1 00 pasiva de finales del proterozoico aparentemente
m.a. la convergencia entre PF y NA volvió a ser se encuentra intacta (Speed, 1 983) en el segmento
rápida pero las componentes de deslizamiento dominado por extensión de la Gran Cuenca (Great
izquierdo fueron mucho más pequeñas; de 1 00 a Basin), al norte de Bishop (Fig. 1 .8) (Stewart, 1972).
85 m.a. estuvo caracterizado por un régimen de Éste a su vez fue sobrepuesto a principios del
convergencia m o d erad amente r á p i d o, con Misi sípico por el al óctono de las Montañas
componentes moderados d e deslizamientos Roberts (Fig. 1 . 8), el cual está constituido por
derecho, en latitudes al norte de Mazatlán, y de sedimentos deformados del Paleozoico Inferior y
100 a 74 m.a. para latitudes al sur de Mazatlán. basaltos de piso oceánico. En el segmento de la
Hace alrededor de 85 m.a., se inició la dispersión gran cuenca no ocurrieron desprendimientos ni
de nuevo piso oceánico entre la Placa Farallón y magmatismo en el Paleozoico.
una nueva placa (Placa de Kula) en la porción En contraste con la parte norte, el borde de
norte de Farallón, mar adentro de la margen oeste PNA en la parte sur de California (al sur de
de México. La Placa Kula (Ku) fue consumida Bishop, Fig. 1 .8) corta a las isopacas y las facies
rápi d amente por sub d ucción b aj o la Placa de la cuña de los depósitos paleozoicos de margen
Norteamericana con gran desplazamiento de pasivo, así como a los depósitos paleozoicos del
componente derecha hasta alrededor de los 59 interior del cratón. La actitud del borde de PNA
m.a. (Woods & Davies, 1982; Engebretson et al., respecto a los depósitos paleozoicos tradicio­
1985). Desde los 74 m.a. hasta los 25 m.a. PF-NA nalmente ha sido interpretada como el producto
tu vieron una convergencia prácticamente de repetido truncamiento del margen continental
ortogonal. durante el Fanerozoico (Hamilton & Mayers, 1966;
La subducción de PF y Ku por debajo de NA Anderson et al., 1979; Stewart et al., 1984) . Hay
fue sustituida por un movimiento altamente obli­ evidencias de desplazamiento lateral en sistemas
cuo de d espl azami ento lateral derecho hace de fallas con orientación noroeste dentro de esta
aproximad amente 25 m . a . , cuand o la dorsal región: desplazamiento lateral izquierdo durante
oceánica entre las placas Pacífico-Farallón (ahora el Pensilvánico y Pérmico, desplazamiento lateral
las placas Pacífico-Cocos) intersectó la trinchera derecho y / o izquierdo durante el Jurásico y des­
a lo largo de la parte oeste de México (Fig. 1 .2) plazamiento lateral derecho durante el Cretácico
(Atwater, 1970, 1989). Desde entonces, la unión y Cenozoico (Walker, 1988; Schweikert & Lahren,
triple ha migrado hacia el sureste a lo largo del 1 990; Kistler, 1 990; Stevens et al., 1 992; Saleeby et
margen convergente hasta su posición actual en al., 1994; Stone & Stevens, 1 998). Durante todo el
la Trinchera de Acapulco (Fig. 1 .2). El desplaza­ Pérmico y Mesozoico o durante parte de éstos,
miento relativo derecho entre la Placa Pacífica y también ocurrió un fallamiento compresional.
la Placa Norteamericana fue bastante más lento En la región de Mojave, en la parte sur de
entre los 20 y 11 m.a. que antes o después de este California, afloran paquetes tectónicos del Pa­
periodo. leozoico Inferior con evidencias de una evolución
estructural sustancialmente diferente a la del
La tectónica cor dillerana del suroeste de los Estados alóctono de las Montañas Roberts en la región de
Unidos. En las secciones precedentes hemos hecho la Gran Cuenca. En Mojave, las rocas del Paleo­
notar las principales diferencias tectonoestra­ zoico Inferior se encuentran cubiertas por rocas
tigráficas que existen a lo largo de la margen oeste volcánicas del Pérmico Tardío y se ha interpretado
de PNA en el suroeste de E.U.A.; en esta sección que fueron sobrepuestas al borde de PNA en el
se presenta un análisis más detallado con el Paleozoico Tardío o en el Jurásico (Carr et al., 1984;
propósito de establecer correlaciones con México. Walker, 1 988; Kistler, 1 990). Además, durante el
Las diferencias entre los diversos fenómenos Pérmico y el Triásico Temprano una serie de
tectónicos de edad Paleozoica a lo largo de esta plutones posiblemente ocuparon un cinturón
margen se manifiestan en la existencia de es­ paralelo a PNA en el área sur de California (Fig.
tructuras de colisión, magmatismo y zonas de 1 . 1 0). Dicho magmatismo, aparentemente de arco
22 / FERNANDO ORTEGA GUTIÉRREZ , RICHARD L. SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

continental, implica que existió una componente definición de la MMS es aún especulativa . En el
tectónica de convergencia y una subducción este de México se encuentran varias fallas con
s u b c o n t i n e n t a l d u r a n te e l P é r m o - Tr i á s i c o dirección noroeste (Fig. 1 . 12) que deben formar
Temprano e n e l margen continental d e California una zona de cizalla miento disperso relacionado
meridional, simultánea o alternadamente con con la MMS (Sedlock et al., 1 993) .
deslizamiento lateral izquierdo. El arco intrusivo continental del Jurásico y las
Con gran probabilidad, la zona truncada del rocas volcánicas de la parte norte de México (Fig.
Paleozoico Tardío del sur de California se extendía 1 . 1 2 ) corresponden aproxima d a mente con la
hacia el norte de México, ya sea hacia la Megafalla MMS. Dichas rocas se extienden más allá de la
de Mojave-Sonora o a lo largo de algún alinea­ región de la MMS formando un cinturón de rocas
miento hacia el sur de ésta . Nu estra interpretación práctica mente contin uo; en la dirección norte
es que la superficie de este truncamiento cortó hacia el interior de la cordillera de los E.U.A. y en
hacia el sur y hacia adentro del continente, para l a dirección sur hacia la parte meridional de
después dirigirse continente afuera en una región México . Las dataciones de los movimientos de la
más al sur, y posteriormente se unió a la porción MMS dependen de si el arco del noroeste de
del margen de finales del Proterozoico del norte México se encuentra in situ o desplazado de su
de México (el margen pasivo dominado por posición original por un gran corrimiento . La
corrimientos laterales) (Fig. 1 .8). deformación del Jurásico Tardío en las zonas de
Sonora y Zacatecas cercanas a la traza inferida de
Megafalla Mojave-Sonora. La Megafalla de Mojave­ la MMS, implican que la Megafalla Mojave·.sonora
Sonora (MMS), es una falla o zona de fallas en el tuvo al menos desplazamientos hasta dicha fecha
noroeste de México . Su existencia se infiere en ( Rodríguez, 1 990; Anderson et al. 1 9 9 1 ) . Sin
Sonora por la abrupta yuxtaposición de rocas embargo, Stevens et al. (1992) aportaron evidencias
precámbricas de diferentes edades con la cubierta que sugieren que el desplazamiento del Terreno
sedimentaria de diferentes facies del Paleozoico Seri ocurrió en el Paleozoico Tardío. Nosotros
Inferior (Fig. 1 . 12) (Silver & Anderson, 1 974, 1983; proponemos que la MMS sufrió un corrimiento
Anderson & Silver, 1 979, 1981; Stewart et al., 1 984, l a teral izquierdo tanto durante el Paleozoico
1 990; Anderson et al., 1 990) . La MMS corresponde Tardío como en el Mesozoico Temprano. La MMS
con la superficie de unión entre Norte América y coincidió con la porción de la margen pasiva de
el Terreno Seri, propuesto en este trabajo. Tanto el finales del Proterozoico de PNA en México, la cual
basamento del Precámbrico como el borde sedi­ estuvo dominada por fallas transformantes, o de
mentario de margen pasivo del Paleozoico Inferior manera alternativa, la MMS se desarrolló lige­
del Terreno Seri, son similares a las rocas que ramente continente adentro del margen de finales
afloran en la región de PNA del Valle de la Muerte del Proterozoico, durante un intervalo de tiempo
a l s u r de C a l i fo r n i a ( F i g s . 1 . 8 y 1 . 1 2 ) ; e s que abarcó del Paleozoico Tardío al Jurá sico
ampliamente aceptado que e l Terreno Seri fue formando un límite de placa de corrimiento lateral
desplazado hacia el sureste de 700 a 800 km, desde izquierdo.
la antigua posición que éste ocupaba al sur de
California, como resultado del truncamiento Arcos magmáticos. Los cinturones de rocas mag­
continental que fue discutido anteriormente. Sin máticas continentales de Norte América y los
embargo, la historia del movimiento e s terrenos incrustados de México ofrecen un registro
controversial. detallado de la convergencia con una serie de
La MMS es difícil de localizar debido a que se placas oceánicas que abarca desde el Pérmico
encuentra cubierta por depósitos más jóvenes y hasta el presente . De forma enfática se puede
corrimientos compresiona les que se extienden por asegurar que estas placas oceánicas existieron en
varios kilómetros (De Jong et al., 1 990) . Se encuen­ la margen oeste de México, ya que las recons­
tra mejor definida en el área de Sonora gracias a trucciones continentales muestran evidencias de
los contrastes en el basamento y sedimentos paleo­ una cuenca oceánica proto-Pacífica en el lado oeste
zoicos en ambos lados del área cubierta . Sin de Pangea (respecto a coordenadas actuales),
embargo, hacia el noroeste y sureste de Sonora la además de que no se ha podido recabar evidencia
EVOLUOÓN TECTÓNICA DE MÉXICO DURANTE EL FANEROZOICO / 23

de una convergencia en la región del Golfo de se extendió en zonas pues el arco anterior no había
México a partir de la Orogenia Oauchita (Buffler existido (Fig. 1 .7) (Damon et al., 1 984; Asmerom
& Thomas, 1 994) . En términos generales, la et al., 1 990; Tosdal et al., 1 990a,b). La posición de
sucesión de post-acreción de arcos continentales este cinturón refleja un cambio en la oblicuidad
en México está caracterizada por una constante de la placa a lo largo del oeste de México, donde
migración haci a el oeste, impli cando que la el antiguo segmento de deslizamiento lateral del
trinchera o trincheras a lo largo de la parte oeste margen se torno más convergente.
de México han migrado progresivamente hacia Al sur de la Megafalla Moj ave-Sonora se
el oeste. desarrolló sobre los terrenos más móviles, una
Las rocas de arco continental con las edades segunda provincia de arco magmático durante el
más antiguas que se hayan podido datar (del Tri ási co Tardío al Jurásico Tardío, que en la
Pérmico Temprano hasta mediados del Triásico) actualidad abarcan la parte central y oeste de Mé­
se encuentran distribuidas en dos cinturones: uno xico (Cochimí, Pericú, Yuma, Tahue y Tepehuano)
hacia el extremo este de México (López Ramos, (Fig. 1 .7). Dicho magmatismo, gran parte del cual
1985; López Infanzón, 1986) Y otro en la región de es aparentemente afín al magmatismo de islas de
Mojave en el suroeste de Estados Unidos (Carr et arco, implica el consumo de la litósfera oceánica
al., 1984; Walker, 1988) (Fig. 1 . 10). En México, las al o e s t e d e l margen d e M é x i c o d u rante el
rocas magmáticas son principalmente plutónicas transporte de dichos terrenos.
y de manera primaria se conocen de poz os Para el Cretácico Temprano se desarrolló una
perforados en el Batolito de Chiapas, en el sur, y tercera fase de arco magmático continental la cual
en Coahuila (Delicias) en el norte. En Estados probablemente ocupaba un cinturón semiconti­
Unidos las rocas se encuentran en forma d e nuo a lo largo de la margen occidental del norte
afloramientos d e rocas volcánicas tanto extrusivas de México y que estaba constituido por todos los
como intrusivas . Ambos cinturones tienen un terrenos, excepto aquellos que se localizaban en
origen autóctono, o al menos no se considera que la parte más externa. Durante el Cretácico Tardío,
éstos se hayan trasladado grandes distancias ( 500 la zona activa de magmatismo al norte de México
km) durante tiempos posteriores a la ruptura de (que pertenecía a Norte América), migró cons­
Pangea. Estos dos cinturones reflej an, eviden­ tantemente hacia el este, de Sonora y Sinaloa a
temente, la formación de márgenes convergentes Chihuahua, Durango y Zacatecas (Anderson &
a lo largo de la parte occidental de Pangea y la Sil ver, 1979; Clark et al ., 1 982). Esta migración fue
subducción de corteza oceánica proveniente de generada, muy probablemente, por una paulatina
la cuenca proto-Pacífica. La brecha que existe entre disminución en el ángulo de subducción de la
los dos cinturones es interpretada como el placa (Coney & Reynolds, 1977; Clark et at., 1982).
producto de un segmento de corrimiento lateral E n el suroeste d e México ( d e Gu errero a
en el margen continental activo del Pérmico y Jalisco), no hay evidencias de la presencia de un
Triásico y del corrimi ento Jurásico, -aunque arco de edad Cretácico Temprano en los terrenos
probablemente de magnitud pequeña- de la MMS. que ahora ocupan el margen occidental (Chatino).
Interpretaciones similares han sido propuestas Sin embargo, un arco de edad Cretácico Tardío
por Stewart et al . (1990). existe en esta misma región y es continuo con el
La segunda fase de magmatismo d e arco arco al norte de México. Con base en esto, infe­
continental ocurrió durante el Jurásico Temprano rimos que la porción faltante del arco del Cretácico
al Tardío y se distribuyó a lo largo de un gran Temprano, resultado de la convergencia entre la
cinturón que probablemente se extendía en forma Placa Farallón y la Placa de Norte América, se
continua a través de las regiones autóctonas y desprendió de la margen mexicana a mediados
parautóctonas jurásicas de la parte norte y este del Cretácico y que actualmente se encuentra en
de México. En el sur de California y en el sureste la región de Baja California, en la que datos paleo­
de Méxi co, la s e g u n d a fase magmática s e magnéticos indican la existencia de un gran corri­
sobrepuso al evento magmático previo (Kistler, miento de material del Cretácico Medio y del
1974; Dilles & Wright, 1 988), pero hacia el norte Terciario hacia el norte.
de México y el sur de Arizona este arco magmático
24 / FERNANDO ORTEGA GUTIÉRREZ, RICHARD L. SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

Durante el Paleogeno, una cuarta fase de mag­ fallas inversas que conforman este cinturón de
matismo continental afectó a México depués de deformación varía localmente de este a norte,
que éste alcanzó su geografía moderna. Este arco dependiendo de la orientación de los horsts y
se caracterizó, en la parte norte de México, por grabenes basamentales, que fueron heredados de
una lenta migración del vulcanismo hacia el este la fragmentación que ocurrió en el Triásico y el
y por un ensanchamiento progresivo del arco, Jurásico (Fig . 1 . 1 3) . El corrimiento horizontal
seguido por un retorno, relativamente rápido acumulado varía lateralmente de 40 a 200 km. La
hacia finales del Paleogeno, del magmatismo hacia edad del inicio de la deformación parece decrecer
la margen occidental de México. Al sur de México hacia el antepaís, finalizando en el Eoceno Medio.
se observa un volumen menor de vulcanismo, com­ Las escamas tectónicas rotaron localmente alre­
parado con el que se observa hacia el norte para dedor de ejes verticales (Kleist e t al., 1984) . La
un lapso de tiempo similar. Explicar estas dife­ deformación laramídica fue concurrente con el
rencias geográficas en el marco de la tectónica de magmatismo del Cretácico Tardío y del Paleogeno,
placas es difícil, a menos que se considere que los el cual ocurrió dentro del cinturón al oeste del
granitos del Paleogeno del Terreno Chatino son frente de compresión. Este magmatismo migró
las raíces de un arco magmático extremadamente hacia el este conforme lo hizo el frente de deforma­
erosionado. ción laramídico, y su existencia, así como los cam­
bios en ambos fenómenos, probablemente está
Deformación de antepaís Laramídica. Sólo se ha iden­ relacionado con la disminución del ángulo de
tificado en México un cinturón regional de defor­ subsidencia de la litósfera oceánica, como ha sido
mación compresional, con probabilidad longitu­ postulado para el Cinturón Laramídico del oeste
dinalmente continuo, con edad posterior a la adhe­ de los Estados Unidos (Coney & Reynolds, 1977) .
sión de los terrenos que conforman México. É ste En la región del transpaís al oeste del cinturón
es el Cinturón Orogénico Laramídico o Hidal­ de deformación laramídico en México, se han
guense, el cual afectó espacialmente el área que reconocido deformaciones contráctiles con edades
comprende desde Sonora hasta Chiapas, y de prelaramídicas; éstas son difíciles de datar, corre­
modo temporal desde finales del Cretácico hasta lacionar y ubicar en un contexto regional . En
más o menos el Eoceno Medio (Fig. 1 . 13) (Guzmán algunos casos se puede asumir que se desarrolla­
& De Cserna, 1963; De Cserna, 1965; Mossman & ron en la zona de arco-prearco de México, mientras
Viniegra, 1976; Su ter, 1984, 1987; Lovejoy, 1980; que en otros se puede asumir que con probabi­
Corbitt, 1984; Dyer et al., 1988; Drewes, 199 1 ; lidad evolucionaron en el interior de terrenos que
Padilla & Sánchez, 1985, 1986; Quintero Legorreta se encontraban desplazándose activamente. Di­
& Aranda Garda, 1985) . El Orógeno Laramídico chos eventos serán mencionados en las descrip­
es un cinturón de pliegues y cabalgaduras en el ciones individuales de los terrenos de México.
que las superficies de despegue se encuentran ya
sea dentro de la cubierta mesozoica, en los terrenos Cuencas de postarco del oeste de México. Una serie
incrustados, o dentro o encima de los sedimentos de cuencas se desarrollaron durante el Cretácico
de plataforma paleozoicos de PNA. La defor­ en el área de México, principalmente en la porción
mación raramente involucró al basamento. La posterior del arco continental que estaba frente al
región afectada por la deformación laramídica margen activo. Dichas cuencas de postarco in­
consistió de una plataforma continental detrás del cluyen la Depresión de Chihuahua (Fig. 1 .11 ) del
arco activo del oeste de México de finales del Cre­ área de Sonora y Chihuahua (Cantú Chapa el al.,
tácico Tardío-Paleogeno. A esta región se le puede 1985; Dickinson e l al., 1986; Araujo Mendieta &
considerar como la zona de antepaís en la que Estavillo González, 1987; Salvador, 1987) y una
emergieron las contracciones horizontales produc­ serie de cuencas pobremente definidas al suroeste
to de la convergencia en la margen de la placa. de la Plataforma de Coahuila en la región de
Los empujes en el Cinturón Laramídico adqui­ Durango, Zacatecas y Guanajuato (Servais e l al.,
rieron su máxima magnitud, de manera regional, 1982) .
en la dirección noreste, pero la orientación de las
EVOLUCIÓN TECTÓNICA DE MÉXICO DURANTE EL FANEROZOICO / 25

Inferred trace of
Mojave-Sonora Megashear

o 500 1 000 km
I I

Fig. 1.12. Traza i nferida de la mega falla Moj ave-Sonora (MSM) en Sonora y sus posibles ramales en el este de
México (C: límite sur del Terreno Coahuiltecano; G: falla separando el norte y sur de los terrenos Cuahuiltecanos;
STL: Li neamiento San Tiburcio de Mitre & Roldán (1991 ); SM: Falla San Marcos) . Patrón punteado muestra el
basamento Proterozoi co; símbolos de calizas muestran la cuña sedimentaria de margen pasivo del Paleozoico;
patrón en v muestran las rocas volcánicas de arco continental del Jurási co.

LA PORCIÓN DE NORTEAMÉRICA o del Paleozoico Tardío, o tan reciente como del


PROTEROZOICA EN MÉXICO Jurásico. Si el borde tiene una edad de finales del
Proterozoico, entonces se trataría de una margen
A continuación, se describirán las características pasiva, dominada por fallas transformantes, que
más importantes de los eventos y tectónica contor-neó total, o casi totalmente, a Norte
fanerozoica ocurridos en la porción de Norte América como es conocida en la actualidad (Fig.
América Proterozoica (PNA) en México. El PNA 1 . 8 ) . Si el b o r d e es m á s j óv e n, entonces
existe en Sonora y Chihuahua y se extiende de proponemos que su evolución estuvo caracte­
manera continua hacia el suroeste de Estados rizada por una serie de desprendimientos de
Unidos (Figs. 1 . 1 y 1 .3), como es indicado por la fragmentos continentales a lo largo de límites de
edad y las estructuras del basamento Proterozoico placa, con movimiento de deslizamiento lateral,
y por la correlación entre las secciones de la que tuvieron una posición ligeramente más
cubierta paleozoica (Flawn et al., 1961; King, 1975; externa al borde del margen de finales del Pro­
Dickin-son, 1 981; Stewart et al ., 1990). La edad y terozoico. Este límite sur de PNA desde entonces
posición del borde sur de PNA no están esta­ ha sido una superficie de deslizamiento e incrus­
blecidos con claridad. Anteriormente propusimos tación de los terrenos que ahora se encuentran en
que el borde corresponde con la MMS y que su la parte central y sur de México.
edad puede ser, ya sea de finales del Proterozoico,
26 / FERNANDO ORTEGA GUTIÉRREZ , RICHARD L. SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

ñada de efusiones basálticas en la región de Sierra


y Cuencas.
Laramide (Hidalgoan)
t h rust belt i n Mexico
Basamen to Cristalino. La Figura 1 .5 muestra que
l a s ro c a s b a s a m e n t a l e s s ó l o a fl o r a n a b u n ­
dantemente e n la p arte m á s septentrional d e
México, mientras que e n las tres cuartas partes de
la p orción este del p aís, éstas se encuentran
completamente cubiertas (con excepción de la
Sierra Madre del Cuervo; Fig. 1 .5) Y sólo se han
registrado en un par de pozos, y como xenolitos
en lavas cuaternarias en otras dos localidades
(Anderson & Silver, 1977, 1981; Anderson, 1 983;

300 km Quintero & Guerrero, 1 985; Handschy & Dyer,
Fig. 1.13. Distribución del plegamiento y compresión 1 987; Blount et al., 1 9 88; Ruíz et al., 1 988a, b ) .
del antepaís del C inturón Laramídico (Hidalguense) Dataciones U-Pb d e la porción d e PNA e n l a parte
en el México au tóctono durante el Cretácico Tardío y noroccidental de Sonora (Fig. 1 .5) han arrojado
el Paleogeno. Me Ciudad de México; T: Torreón; M: edades de 1 600-1 700 m.a., en rocas metamórficas,
Monterrey. y 1 4 1 0-1460 m.a., en granitoides, mientras que
da taciones de U-Pb y Sm-Nd de la rocas me­
A continuación presentamos un resumen de tamórficas que afloran en Chihuahua han arrojado
la historia Fanerozoica de PNA en México. edades grenvili anas (900- 1 1 00 m . a . ) . Esta
distribución d e edades del basamento e s consis­
Historia de los even tos tectón icos. La historia de los tente con una continuación de las rocas pro tero­
eventos fanerozoicos de la porción de Norte zoicas grenvilianas, y con el cinturón de rocas con
América en México es la siguiente (Fig. 1 . 1 4) . Una edades entre 1 600 y 1 700 m . a . , del sur de los
delgada cubierta sedimentaria cratonal, de edad Estados Unidos al interior de la parte norte de
paleozoica, fue depositada sobre un basamento México (Fig. 1 .6) (Anderson & Silver, 1 9 77a; b,
cristalino proterozoico . Durante el Paleozoico 1981; Bickford et al., 1 986; Hoffman, 1989).
Superior, la cubierta sedimentaria d e Norte
América cerca de su borde suroriental en México, Cubierta Paleozoica. Una sucesión de sedimentos
consistió de gruesas secuencias flysch, lo que con edades del Ordovícico al Pérmico Inferior
indica una subsidencia local. Norte América sobreyacen de manera discordante la mayor parte
contiene un hiato que comprende p a rte del del basamento de PNA en México. Sin embargo,
Triásico y del Jurásico Temprano, lo que implica éste ha sido erosionado en Chihuahua debido a
una emergencia de Norte América en ese tiempo. tectonismo previo al Jurásico Superior y a los
Del Jurásico Medio hasta el Cretácico Temprano, levantamientos, con o sin deformación, en Sonora
existió un arco magmático continental formando occidental (Fig. 1 . 1 4) . PNA en la región de Sonora
un cinturón a lo largo de la MMS, desde Arizona y la parte Norte de Chihuahua está cubierta por
hasta casi Chihuahua central (Figs. 1 . 1 y 1 . 1 2 ) . Al una sección paleozoica que se considera en su
noreste de este cinturón magmático en México, totalidad como depósitos de plataforma, mientras
hay cuencas mesozoicas con un origen aparen­ que en la Cuenca de Pedregosa de la región este
temente de postarco. Durante el Mesozoico Tardío de Chihuahua, la secuencia de plataforma tiene
y el Paleogeno Temprano, la porción de Norte una edad Ordovícica a Pensilvánico Inferior a la
América en México estuvo bajo la influencia de que le sobreyacen secuencias fl ysch del Pen­
una deformación compresional de antepaís. El silvánico Tardío y Pérmico Temprano (Fig. 1 . 14)
dominio central de PNA en México sufrió de (Imlay, 1 936; Ramírez & Acevedo, 1 957; Tovar,
magmatismo continental de arco en la región de 1974; King, 1975; Greenwood e t al. , 1 9 77; Dyer,
la Sierra Madre Occidental, y extensión acompa- 1 986; González León, 1 986; Armin, 1 987) . El flysch
EVOLUCIÓN TECTÓNICA DE MtXICO DURANTE EL FANEROZOICO / 27

contiene tobas silícicas y clastos reolíticos, lo que sico precede a rocas magmáticas del Cretácico. En
implica la presencia de un arco magmático el flanco noreste del arco del Jurásico Tardío­
durante el Pérmico Temprano en la proximidad Cretácico Tardío existieron una serie de cuencas
de la Cuenca de Pedregosa. marinas de postarco (Depresión de Chihuahua y
La semej anza tectónica de la sucesión del la Cuenca de Bisbee), orientadas de manera para­
Paleozoico, independientemente de la secuencia lela al eje del arco.
de la Cuenca Pedregosa, es un elemento clave
para efectuar una interpretación de la posición y Fallam iento del Mesozoico y e l Paleogeno. La porción
el origen del borde sur de Norte América en de Norte América en México y la parte más sur­
México, problema que permanece sin solución. occidental de Estados Unidos es una zona de falla­
Claramente, los estratos no forman parte de la miento subvertical con una ori entación nor­
típica cuña sedimentaria de margen pasivo debido oeste-sureste que se cree acomodó repetidamente
a su poco espesor y a la presencia de facies ricas desplazamientos durante el Mesozoico; sin em­
en carbonato y en cuarzo; esto implica un ambien­ bargo, algunos desplazamientos pudieron haber
te cratonal. La rica asociación de facies de plata­ ocurrido con anterioridad (Drewes, 1991 ). Uno de
forma de esta región, al igual que la franja del sur éstos, el Lineamiento de Texas (Baker, 1 935), se
de Estados Unidos, parece ocupar cinturones an­ cree que es una zona de deslizamiento lateral
gostos con orientaciones este-oeste con direc­ derecho, cuya actividad continuó hasta el Terciario
ciones de transporte de sedimentos hacia el sur; Tardío. Otro de estos desplazamientos es la MMS
estas características se han usado para inferir la cuyo principal deslizamiento lateral izquierdo se
presencia de un antiguo borde continental, ubica­ piensa ocurrió durante el Jurásico Medio (Ander­
do a poca distancia, al sur de los afloramientos son & Silver, 1 979) o durante el Paleozoico Tardío
más meridi onal es presentes (Stewart, 1 988; (Stevens et al., 1 992), o que incluso puede consi­
Stewart et al., 1990; Stevens, 1982; Palmer et al., derarse de ambas edades.
1984) . Durante el Cretácico Tardío y el Paleogeno,
virtualmente toda el área de Norte América en
Defor maciones Per m otr iásicas. Entre el Pérmico México estaba baj o la influ encia de tectóni ca
Temprano y el Jurásico Medio, la porción de PNA somera formando un cinturón de pliegues y
en México estuvo sujeta a emergencia y arquea­ cabalgadura, el Cinturón Orogénico Hidalguense
miento, causando erosión de la cubierta paleozoi­ o Laramídico (Fig. 1 . 13) (Guzmán & De Cserna,
ca en la parte oeste de Sonora ( F i g . 1 . 1 4 ) . 1963; Davis, 1979; Dyer et al. , 1988; Drewes, 1 991 ) .
Falla-miento compresional con transporte hacia Además, s e han encontrado evidencias de u n
el sureste condujo el basamento grenviliano sobre evento compresional anterior durante e l Cretácico
los fiysch del Paleozoico Superior de la Cuenca Medio o posiblemente el Jurásico Tardío en la zona
Pedregosa en el este de Chihuahua (Handschy & suroeste más interna del cinturón de pliegues y
Dyer, 1987) (Fig. 1 . 14). cabalgaduras (Rangin, 1 978; Roldán Quintana,
1982; Pubellier & Rangin, 1987; DeJong et al., 1988;
Cuencas de postarco y arcos magmáticos del Mesozoico. Rodríguez & Castañeda, 1988, 1990). El transporte
El basamento Proterozoico y los residuos de la tectónico a lo largo del cinturón exhibió cambios
cubierta paleozoica fueron los cimientos para los haci a el noroeste y haci a el este-noreste con
arcos volcánicos y el plutonismo del Jurásico desplazamientos acumulativos de 40 a 200 km,
Medio y Tardío que yacen a lo largo de un cin­ caracterizándose, además, por una migración del
turón que ocupa el borde moderno suroeste de frente de deformación hacia el noroeste.
PNA en México (Fig. 1 . 12). El arco se extendió
hacia el noroeste, en la región de la Cordillera en Magmát ismo y extensión cenozoica. El arco mag­
E.U.A., y hacia el este, en la región norte de Méxi­ mático continental de la Sierra Madre Occidental
co, al menos hasta el Terreno Coahuila (Anderson que posiblemente comenzó en el Paleogeno o en
et al., 1991; Anderson & Schmidt, 1983; Tosdal et el Cretácico, se extendió hacia el extremo norte
al., 1990a) . En Sonora, el arco magmático del Jurá- de la porción de PNA en México. Este extremo
28 / FERNANDO ORTEGA GUTIÉRREZ , RICHARD L. SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

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c.p North A m er i c a n cru s t


I ( G renv i l l e , 1 300- 1 000 Ma)

d- North American crust


T A ( 1 700- 1 650 Ma) NW Chihuahua N E Chihu a h u a

t Mojave-S onora N S onora


Megashear

Fig. 1.14. Tectonoestratigrafía compuesta y sección transversal oeste-este del proterozoico Norteamericano en el
norte de México. SMO(T): rocas volcá nicas terciarias de la Sierra Madre Occidental; CT-BB: Depresión de
Chihuahua y Cuenca de Bisbee; PB: Cuenca de Pedregosa. El efecto de la deformación post-Jurásico ha sido
omitida. Los estratos paleozoicos por debajo de la cabalgadura Tarahumara forman parte de la Cuenca de
Pedregosa.

estuvo involucrado en la fase de extensión de La división de los terrenos que se ofrece a


sierras y cuencas, principalmente de edad mio­ continu ación está basada en una subdivisión
cénica . desarrollada en el Instituto de Geología de la
Universidad Nacional Autónoma de México y
q u e ha sido u s a d a en los transectos océano­
TERRENOS continentales H 1 (Mitre Salazar & Roldán Quin­
tana, 1 990) y H3 (Ortega Gutiérrez, 1 990) (1os
En este trabajo se identifican y caracterizan los 1 6 nombres de los terrenos son tomados de las cul­
terrenos tectonoestratigráficos que constituyen a turas precolombinas) .
México y el norte de Centro América (Fig. 1 . 7)
(Sedlock et al., 1 993) . Esta discusión está basada Chatino . El terreno Chatino fue un arco continental,
únicamente en el lineaje tectónico y en la historia que se desarrolló durante el Jurásico y el Cretácico
de los desplazamientos de los terrenos. Cada uno Temprano o probablemente antes. En la actua­
de ellos es reconocido por las diferencias en la lidad se encuentra ampliamente expuesto; su
historia de formación y deformación de las rocas incrustación a los terrenos Zapoteco-Mixteco y
que los constituyen o, porque se conoce o infiere N á h u a tl , probablemente ocurrió durante el
que están limitados por fallas y porque han estado Cretácico Medio y Tardío. Este terreno incluye otro
sujetos a considerables desplazamientos antes de arco continental con una e d a d del Cretácico
acoplarse a su posición actual. Algunos terrenos Tardío-Paleogeno j unto con un postarco acrecional
incluyen terrenos d e menor tamaño (subte­ del Cenozoico, seguramente relacionado con la
rren o s ) , que en general tienen histori a s d e convergencia casi ortogonal de las placas Farallón
desplazamiento y tectónica muy relacionadas y y Cocos a la ya entonces amalgamada parte occi­
que por conveniencia son tratados como terrenos dental de México. La evolución prej urásica del te­
compuestos. rreno Chatino es desconocida.
EVOLUCIÓN TECTÓNICA DE M�XICO DURANTE EL FANEROZOICO / 29

Chor tis. El Terreno Chortis actualmente pertenece en tiempos previos al Jurásico Medio y juntos
a la Placa del Caribe (Fig. 1 .7) . Sin embargo, experim entaron el vulcanismo d e arco d el
inferimos que este terreno bordeó l a parte Permiotriásico cuando ocupaban la margen occi­
occidental de México durante el Mesozoico y que, dental de Pangea. Desde el Jurásico Medio, el
durante el Cretácico Temprano, estuvo sujeto a terreno Coahuiltecano ha sido para-autóctono
un gran desplazamiento de componente izquier­ respecto a Norte América, mientras que el terreno
do, moviéndolo hacia el sur de México, para Maya ha sido desplazado parcialmente por la
después ser transportado durante el Cretácico apertura y d eriva d e l a Cuenca del Golfo de
Temprano hacia el oeste, (relativamente respecto México (ver más abajo). El terreno Coahuiltecano
a México), junto con el Superterreno de Baj a estuvo sujeto a extensión y grandes rotaciones
California. Durante e l Cenozoico Temprano, este (Gose et a l., 1 982) que ocurrieron d urante l a
terreno formó parte de la Placa del Caribe (de la apertura del golfo y previo al inicio de la deriva
misma edad) y sufrió un corrimiento hacia el este del Golfo de México durante el Oxfordiano. La
relativo a México, el cual aparentemente continúa contracción de antepaís laramídica y la extensión
en la actualidad. Esta compleja historia cinemática de Sierras y Cuencas del Terciario, ambas acom­
es consistente con la razón de oblicuidad vs pañadas de magmatismo, afectaron de manera
tiempo de convergencia entre las placas oceánica notable a este terreno.
y Norteamericana, y con los datos de rotación
paleomagnética obtenidos para este terreno (Gose, Cochimf. Este terreno incluye varios subterrenos
1985) y el movimiento de otros terrenos para los de edad Mesozoico Temprano cuyos basamentos
que también se presumen posiciones periféricas o fi o l íticos tienen un origen que p odría ser
(Baj a Cal i forni a, l a s rocas Franciscanas d e oceánico y / o de arco. Todos estos subterrenos
California; Saleeby et al., 1 994). formaron parte de un arco de islas o recibieron
La evolución más temprana del Terreno Chor­ sedimentos derivados del arco durante el Jurásico
tis no está bien definida. Su basamento continental Medio y Tardío y el Cretácico Temprano. Los
del Paleozoico, las rocas metamórficas del Pre­ subterrenos fueron cubiertos por sedimentos
cámbrico(?) y las intrusiones del Paleozoico Tardío terrígenos a principios del Cretácico Temprano.
pueden provenir de la zona de colisión Ouachita Una vez incrustados los subterrenos, fueron dela­
con la parte norte de Sud américa o puede ser un minados por esquistos azules entre el Cretácico
fragmento exótico de Pangea. Desde el Jurásico Medio y Terciario Temprano. El Terreno Cochimí
Tardío hasta el Cenozoico, la parte oeste del Terre­ estuvo baj o la influencia de l evantamientos
no Chortis ha sido un arco magmático continental, grand e s y extensión que d eb i e ron hab e r
que presumiblemente confronta la litósfera oceá­ acontecido simultáneamente c o n el emplaza­
nica de la Cuenca del Pacífico. miento de los esquistos azules.
Los datos paleomagnéticos indican que ocu­
Coahuiltecano. Las rocas basamentales del Terreno rrió un transporte de terrenos ofiolíticos de 1 0°_
Coahuiltecano solo se conocen a través de pozos 20° hacia el norte hace aproximadamente 25-100
y por los fragmentos encontrados en la cubierta m.a. (Hagstrum e t al., 1 985, 1987) y de aproxima­
sedimentaria. Estas rocas parecen ser de origen damente 25° para los esquistos azules durante el
metamórfigl-continental y tener edades del Paleo­ mismo periodo de tiempo (Hagstrum & Sedlock,
zoico Medio. Por este motivo, y por su cubierta 1 990). El mismo transporte hacia el norte puede
sedimentaria afín al arco continental del Pensil­ inferirse para toda Baja California a partir de datos
vánico y el Pérmico, el Terreno Coahuiltecano se obtenidos de los Terrenos Yuma y Cochimí, lo que
considera que pertenece a la parte paleozoica implica que formó parte del sur de México actual
norte de Sudamérica, que se impactó con el o quizá más hacia el sur. Las discrepancias mar­
Orógeno Ouachita y que es un remanente de ésta cadas entre las paleolatitudes magnéticas de los
después de la separación de Sud américa en el subterrenos sugieren que el Terreno Cochimí no
Mesozoico. Los terrenos Maya y Coahuiltecano se integró sino hasta que sus partes hubieron
probablemente ocuparon posiciones adyacentes migrado hacia el norte.
30 I FERNANDO ORTEGA GUTIÉRREZ , RICHARD L. SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

Cuicateco. Se infiere que el basamento del Terreno (Fig. 1 .3); es claro que este terreno se desprendió
Cuicateco está compuesto de una corteza oceánica y derivó de PNA, pues el basamento no gren­
del Jurásico Superior y / o Cretácico inferior; esto viliano del Terreno Coahuiltecano se ubica entre
se basa en la presencia de esca mas tectónicas de ello s . Además, la sep a ración del b a samento
rocas máficas-ultramáficas, en el bajo estructural Guachichil de PNA es muy antiguo, quizá ocurrió
de su margen este, y en la interpretación de que al final de la fra gmentación Proterozoica del
sus constituyentes principales son el relleno sedi­ sureste de Norte América, porque los estratos del
mentario y volcánico de una cuenca transtensional Paleozoico Inferior de este terreno, los cuales se
del Mesozoico Tardío (Carfantan, 1 983; Ortega, asume cubrieron el basamento, difieren de aque­
1990) . El relleno de la cuenca incluye secuencias llos conocidos en las costas del Golfo de Estados
flisch, tobas, rocas verdes, pizarras y carbona tos; Unidos (Stewart, 1 988) .
en algunas localidades se han encontrado fósiles Todas las rocas del Paleozoico del Terreno
del Cretácico Temprano (Ortega & González, 1985; G u a chichil con u n a e d a d previa al Pérmico
Alzaga & Pano, 1 989) . El relleno está fuertemente ocupan bloques limitados por fallas, debido a lo
deformado pero sólo presenta un metamorfismo cual, no se sabe con claridad, si las rocas del
ligero. Los inconfundibles guijarros en un conglo­ basamento son autóctonas. Aún más, las rocas de
merado de este terreno pudieron derivarse de los la parte norte del terreno difieren considerable­
terrenos Zapoteco y Mixteco, los cuales flanquean mente de las de la parte sur. En la parte norte se
al Terreno Cuicateco en el oeste. La zona más hacia encuentran estratos turbidíticos del Silúrico Medio
el oeste del Terreno Cuicateco, por debajo del Za­ que sobreyacen a turbiditas y tobas riolíticas. Estos
poteco, es una zona milonítica que contiene sedimentos son sobreyacidos disconformemente
vestigios de varios protolitos, incluyendo gneiss por sedimentos de plataforma del Pensilvánico
del Precámbrico y granitoides del pre-Cretácico. Inferior. También, en este terreno, se encuentran
Uno de los protolitos de origen plutónico fue paquetes de esquistos de bajo grado de metamor­
fechado con una edad de 130 m.a. (Delgado et al., fismo (Granjeno) constituidos por protolitos basál­
1986) . ticos y siliciclásticos, cuya edad de deposición es
El terreno parau tóctono Cuicateco probable­ desconocida, además de serpentinita, todos los
mente rellenó una cuenca extensional o una cuales fueron metamorfoseados durante el Misisí­
cuenca producto de corrimiento lateral izquierdo, pico Tardío. En la parte sur se encuentran secuen­
cerca de su presente localización en el sur de cias flysch del Misisípico y depósitos marinos
México. Inferimos que esta cuenca se formó dentro someros del Pensilvánico, además del basamento
de una amplia zona de cizalla izquierda al oeste Grenviliano y otras rocas pre-pérmicas. Tanto en
del Terreno Maya, durante la apertura de la la parte norte y sur del terreno hay depósitos flysch
Cuenca del Golfo de México. Después de esto, el vulcanogénicos (Guacamaya) del Pérmico Infe­
relleno de la cuenca estuvo sujeto a compresión y rior. Los estudios de tectonoestratigrafía sugieren
a empujes hacia el este que lo imbricaron sobre el que el terreno está constituido por bloques dis­
Terreno Maya entre e l Cretácico Medio y el cretos que se unieron durante el Pérmico.
Terciario Temprano. Al igual que otros terrenos del sureste de Mé­
xico, el Terreno Guachichil tiene una cubierta meso­
Guachichil. El basamento de este terreno, ha sido zoica exten s a . Del Triásico Superior hasta el
muestreado principalmente en pozos y en algunos Jurásico Medio, los depósitos consisten de lechos
a floramientos en l a s á re a s en Ta m a u l ip a s e continentales rojos y sedimentos volcánicos afines
Hidalgo, está compuesto por gneiss de facies al rompimiento de placas, mientras que para el
granulítica, con edades determinadas por Sm-Nd Jurásico Superior y el Cretácico los estratos son
de aproximadamente 900 m.a. (Patchett & Ruiz, ricos en carbonatos e indican un depósito en
1 987), además de cuarcita, anortosita, amfibolita ambientes de postrift con condiciones batimétricas
y mármol. El basamento Cuachichil parece, en más homogéneas a través del tiempo. La gran
todos los a spectos, estar relacion a d o con l a declinación de las anomalías paleomagnéticas
Provincia Grenviliana d e la parte este del PNA (Gose et al., 1 982) y el fallamiento en la secuencia
EVOLUCIÓN TECTÓNICA DE MÉXICO DURANTE EL FANEROZOICO / 31

rift implican que el Terreno Guachichil estuvo pero con poco metamorfismo (Montañas Maya en
sujeto a un rearreglo parautóctono sustancial. Belice, Fig. 1 .2 ) . Todas estas características permi­
El Terreno Guachichil se deformó por el ple­ ten interpretar al basamento Maya como pertene­
gamiento compresional de antepaís laramídico ciente a Sudamérica Paleozoica y que el mag­
durante el Cretácico Tardío y el Paleogeno y fue matismo y sedimentación ocurridos durante este
intrusionado por granitos a principios del Ceno­ periodo están relacionados a un arco continental
zoico, probablemente como una franja del arco que precedió y fue concurrente con la colisión
continental que se extendía hacia el este. entre Norte América y Sudamérica en la Orogenia
Inferimos que el Terreno Guachichil existió Oauchita . Debido a esto, al Terreno Maya se le
como una serie de bloques microcontinentales en puede considerar contiguo al Terreno Coahuil­
el océano que se encontraba al sur de Norte tecano d u rante el Paleozoico Ta rdío, a mbos
América P a l eozoic a . Dichos bloques fueron ocupando una posición al oeste de Pangea.
barridos d urante el Paleozoico Tardío por el La porción oeste del Terreno Maya contiene
progresivo avance de Sudamérica y se incor­ b a tolitos de un a rco continental del Pérmico
poraron, ya sea en su postarco o en el área más Tardío-Triásico que probablemente fueron el
hacia el oeste de su margen. Se puede asumir que resultado de la subducción, con dirección hacia
el esquisto Granjeno fue un complejo metamórfico el este, de la corteza oceánica de la Cuenca Pacífica
de zona de subducción en cualquiera de estos dos (Fig. 1 . 1 0) bajo Pangea.
escenarios, y que el flysch Guacamaya enlaza al El Terreno Maya estuvo sujeto a una extensión
Terreno Guachichil con magma tismo ocurrido heterogénea relacionada con la apertura de la
durante el Pérmico, ya sea en la parte frontal norte Cuenca del Golfo de México, comenzando en el
de Sudamérica o en un arco de islas al oeste de Triásico Tardío en la parte norte del terreno, en el
ésta . Sin embargo, el Terreno Guachichil no se Jurásico Tardío en la parte sur de México, pero
encontraba en la parte más interna del Orógeno que aparentemente no afectó a la Plataforma de
Oauchita ya que carece del magmatismo de arco Yucatán. La fase de apertura fue seguida en el Cre­
con tinen tal del Pérmico Ta rdío-Triásico que tácico Temprano por el depósito de bancos carbo­
parece haberse desarrollado a lo largo del borde natados en prá cticamente todas las áreas del
oeste de Pangea al sur del Cinturón Ouachita (Fig. interior continental o que están cubierta s por
10). Por ello, suponemos que éste se escurrió hacia aguas someras en la actualidad. Sin embargo, las
el oeste durante la colisión Ouachita o que ya se áreas sumergidas que se encuentran mar adentro
encontraba en esta posición con anterioridad. Este y estuvieron sujetas a la segunda fase de exten­
terreno fue movilizado durante el Mesozoico sión, acumularon carbonatos de aguas profundas
Temprano probablemente hacia el sureste a lo durante el Jurásico.
largo de la costa de Pangea por un movimiento Durante la deriva ocurrida en el Mesozoico,
de componente izquierda en la zona del límite de que estuvo relacionada con el desarrollo de la
placa y posteriormente fue incrustado durante el Cuenca del Golfo de México, gran parte del Terre­
Jurásico. no Maya (Yucatán y la parte sur del Maya) se
movió en una dirección sur-sureste a sureste,
Maya. El basamento del Terreno Maya (Fig. 1 .7) relativa a PNA, probablemente desde una posi­
únicamente se conoce en afloramientos en la parte ción en la zona interna del Orógeno Ouachita al
sur de México y Guatemala y por la información este del Terreno Coahuiltecano, el c u a l apa­
de pozos recabada en el área norte y este de rentemente fue parautóctono en el Mesozoico (Fig.
México y en la Península de Yucatán. Está cons­ 1 . 11 ) . La parte norte del Terreno Maya pudo haber
tituido por rocas metamórficas del pre-Pensilváni­ estado sujeta a un transporte menor hacia el sur
co y localmente contiene evidencias de pluto­ que la parte sur, y pudo ser p arautóctona junto
nismo y metamorfismo del Precámbrico y Carbo­ con el Terreno Coahuiltecano. La dispersión de
nífero. Partes del basamento de este terreno están fragmentos del Terreno Maya, los cuales alber­
sobreyacidos por rocas sedimentarias de edades garon el crecimiento del piso oceánico del Golfo
Carbonífero Superior y Pérmico Medio, par­ de México, probablemente ocurrió en una zona
cialmente vulcanogénicas, altamente deformadas, de fallamiento que incluye las fallas Tamaulipas-
32 / FERNANDO ORTEGA GUTIÉRREZ , RICHARD L. SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

Golden Lane propuesta por Pindell ( 1 985) . Los de 287 m . a . (Ruiz, 1 9 79 ) . E l Terreno Mixteco
datos paleomagnéticos muestran rotaciones pre­ registra, de esta manera, un evento tectónico del
cretácicas grandes contrarias a las manecillas del Pérmico Temprano que p robablemente fue el
reloj en la parte del Terreno Maya (Macizo de producto de convergencia y magmatismo de arco
Chiapas) en rocas pérmo-j urásicas (Molina et al., continental.
1 990; Guerrero et al., 1 990). Esto sugiere que la La cubierta del Paleozoico Superior del Com­
d i sp er s i ó n de l o s fra g m e n t o s i n c l u y ó un plejo Acatlán consiste de siliciclastos marinos y
cizallamiento lateral izquierdo. El transporte de estratos carbona tados del Misisípico, Pensil­
los bloques componentes del Terreno Maya vánico y Pérmico; le sobreyacen a éstos, discor­
terminó a finales del Jurásico, cuando el centro dantemente, ignimbritas y andesitas en apariencia
de deriva migró hacia el margen sur del Terreno del Triásico, que son intrusionadas por diques
Maya (sur de Yucatán; Fig. 1 . 1 1 ) . Entonces, esa graníticos del Triásico y Jurásico Medio, lo que
margen se convirtió en el borde norte de la Cuenca sugiere que el Terreno Mixteco estuvo en la región
del Caribe durante el Cretácico Inferior. d e l e s t e de M é x i c o b aj o l a i n fl u e n c i a d e l
El subterreno ofilítico El Tambor, está ubicado magmatismo continental d e l Mesozoico Tem­
sobre el borde sur del Terreno Maya en Guatemala prano. Los estra tos más j óvenes son epiconti­
(Fig. 1 .7) en su contacto con el Terreno Chortis o nentales y marinos del Jurásico y del Cretácico,
equivalentemente en el límite entre las placas de los cuales cubren la mayor p arte del este de
Norte América y del Caribe. El Tambor fue empla­ México. Las rocas vulcanogenéticas del Cenozoico
zado en el Campaniano o Mastrichiano por com­ representan el magmatismo de arco de la Sierra
presiones con dirección hacia el norte (Sutter, Madre del Sur.
1979); éste se ha interpretado como corteza oceá­
nica que se unió, ya sea al Terreno Chortis o a un Náhuatl. Es un terreno pobremente entendido y
arco de isla, aún sin identificar, que cabalgó el con probabilidad se trata de un terreno compuesto
Terreno Maya durante una colisión. que está constituido, principalmente, por un com­
plejo metamórfico inferior y un segundo complejo
Mixteco. Las rocas del basamento del Terreno metamórfico superior. El Complejo Tierra Caliente
Mixteco (Complejo Acatlán) registran subducción (complejo metamórfico inferior) se considera co­
durante el Paleozoico Tardío al Medio y metamor­ mo el basamento; sin embargo, éste sólo está
fismo de alta presión y temperatura de sedimentos expuesto en la parte este del terreno. Este basa­
clásticos de origen Grenviliano y rocas basálticas mento está constituido por esquistos con proto­
sobreyacidas por ofiolitas. El complejo resultante, litos de varios sedimentos tipo fIysch sin datar,
estuvo sujeto a fusión parcial, y los cuerpos arcos magmáticos, y plataforma oceánica. La edad
granitoides fueron emplazados y deformados de los protolitos probablemente es prej urásica
durante el Devónico cerca de la preservada cima tardía y se ha inferido que pueden llegar a ser tan
del complejo. La fusión estuvo acompañada de la antigua como del Paleozoico Tardío (De Cserna,
colisión, así como de imbricación parcial, con la 1982) . Este terreno incluye, en el área de Michoa­
corteza Grenviliana del Terreno Zapoteco durante cán, basaltos toleíticos metamorfizados y rocas
el Devónico (Ortega, 1 9 79, 1981 a, 1 990) . La sutura sedimentarias del Triásico Tardío (Campa, 1978).
entre ambos terrenos aparentemente fue cubierta Las facies metamórficas incluyen las de prehnita­
por sedimentos del Devónico Tardío y de la pumpelita, esquistos verdes y amfibolita de baj o
Provincia Grenvilia n a . Posteriormente estos grado, y son e l resultado de al menos cuatro fases
sedimentos fueron bastante deformados, modera­ de metamorfismo (Elías, 1987, 1 989) . El complejo
damente metamorfoseados y sobreyacidos de se interpreta como un amalgamiento entre islas
manera discordante por estratos no metamor­ de arco y rocas de cuencas (Ortega, 1 9 8 1 a; Ro­
fizados del Paleozoico Superior, que pueden llegar binson, 1 99 1 ) . También se h a sugerido que el
a tener edades tan antiguas como del Misisípico. Complejo Tierra Caliente se correlaciona con rocas
Después de esto, el Complejo Acatlán y su cubierta de tipo de arco y de afi-nidad oceánica del Jurásico
fueron intrusionados por un plutón con una edad Tardío y Cretácico, que se encuentran a lo largo
EVOLUCIÓN TECTÓNICA DE MÉXICO DURANTE EL FANEROZOICO / 33

de las márgenes de la Placa del Caribe (Ruiz et al., tificadas. Los plutones pueden tener edades tan
1988c) . antiguas corno el Misisípico Tardío (Gastil et al.,
El complejo metamórfico superior sobreyace 1 9 7 5 ) m i e n t r a s que e l m e t a m o r f i s m o es
estratigráficamente al Complejo Tierra Caliente. claramente de edad pre-Cretácico Medio (Ortega,
Un conglomerado en este complejo contiene clas­ 1 982; Aranda & Pérez, 1989). Dichas características
tos de roca verde distintivos, lo que implica un excluyen la correlación entre los basamentos de
origen en el complejo inferior y lo autóctono del los terrenos Pericú y Náhuatl debido a la pre­
complejo superior. dominancia de protolitos derivados de arcos en
El complejo superior está fuertemente defor­ el Náhuatl. Sin embargo, el basamento del Terreno
mado con un grado de metamorfismo bajo. Sus Pericú puede ser similar al del Terreno Tahue, el
protolitos son rocas sedimentarias y estratos arco­ cual contiene siliclastos del Paleozoico Tardío y
volcánicos de edades cretácicas. Este complej o estratos carbon a tados, pero pocos depósitos
está constituido por rocas andesíticas, sedimentos volcánicos. Si la correlación entre los terrenos
siliciclásticos y carbonatos del Cretácico Medio y Pericú y Tahue es válida, con probabilidad ambos
Superior. Algunos carbonatos pueden correla­ terrenos se originaron cerca del borde este de
cionarse con los carbonatos autóctonos que cubren PNA.
terrazas de la parte este de México. El complejo Los protolitos metamórficos fueron invadidos
superior con probabilidad incluye islas de arco por plutones bajos en sodio durante el Cretácico
de origen volcánico y sedimentos relacionados, Temprano. Posteriormente, las rocas metasedi­
además de bancos carbonatados de tipo arco­ mentarias y plutones sufrieron una contracción
plataforma y continental-plataforma. La presencia penetrativa este-oeste en el Cretácico Medio; esta
de carbonatos sugiere que el Terreno Náhuatl se deformación fue seguida de plutonismo en el
unió con los terrenos vecinos del este a finales del C retá cico Superi or, e l c u a l se encu entra sin
Jurásico; este terreno estuvo bajo la influencia de d e formar. Ambos e p i s o d i o s d e p l u tonismo
plu tonismo sílico y v u l c a n i s m o d u r a n te el pueden interpretarse corno magmatismo de arco
Cretácico Tardío y el Terciario Temprano, proba­ continental posterior al incrusta miento debido a
blemente debido a la subducción de las placas la subducción de la Placa Farallón y / o la Placa
Farallón y Kula bajo México. Kula . El límite occidental del Terreno Pericú lo
El Terreno Náhuatl estuvo fuertemente afec­ conforma la Falla de la Paz, la cual reactivó una
tado por contracciones posteriores a su incrusta­ zona milonítica preexistente ( Aranda & Pérez,
ción y por compresión hacia el este en el Cretácico 1 988) .
Tardío y por una fase temprana de la Orogenia
Lararnídica . Esto imbricó severamente el complejo Serio El Terreno Seri está en contacto con PNA a lo
superior pero en a p a riencia no involucró al largo de la MMS. El terreno está dividido en dos
basamento . Las estructuras laramídicas están bloques, uno se encuentra en la parte continental
coronadas localmente por una cubierta poco de­ de México y el otro en Baja California (Fig. 1 . 1 1 ) .
formada del Mastrichiano y rocas vulcanoge­ E n apariencia los dos bloques tienen una tecto­
néticas del Neogeno que están relacionadas a noestratigrafía muy similar, pero sus historias de
convergencia en el lado oeste del Terreno Náhuatl. desplazamiento son totalmente diferentes.
El Terreno Seri se distingue por su basamento
Pericú. El Terreno Pericú con probabilidad yacía cristalino pre-Grenviliano, el cual se correlaciona
en el límite de los terrenos Náhuatl-Tahue, en el con el basamento de la Provincia de PNA con una
interior continental de México, antes de la se­ edad entre 1 800 a 1 700 m.a. (Fig. 1 .6) (Silver &
paración del bloque d e Baja C a lifornia, hace Anderson, 1 974; Anderson & Silver, 1 98 1 ) y, por
aproximadamente 6 m . a . El basamento de este s u cuña sedimentaria p aleozoica de margen
terreno consta de roc a s metasedimen tarias, pasivo, probablemente la única en su clase en
siliclásticas y protolitos calcáreos, además de México (Stewart et al., 1984) .
granito y gabros que intrusionaron y meta­ La cuña sedimentaria de margen pasivo está
morfizaron en un alto grado las capas estra- constituida por capas gruesas de ambiente marino
34 / FERNANDO ORTEGA GUTIÉRREZ, RICHARD L. SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

somero, las rocas sedimentarias del Proterozoico eje. Un arco continental prosiguió existiendo al
Tardío y Cámbrico Inferior están constituidas por menos de manera episódica en el Terreno Seri
basalto y elástico de facies rift, y las rocas sedi­ durante el Cretácico y el Paleogeno, originando
men tarias del Cámbrico Medio al Pensilvánico tanto rocas volcánicas como plutones. Las rocas
Inferior están constituidas principa lmente por volcánicas del Cretácico Inferior evidentemente
carbonatos y depósitos de plataforma subsidente cubrieron la MMS. Rocas volcánicas bimodales del
(Stewart et al., 1 984, 1 990; Radelli et al., 1 987) . A Neogeno eruptaron durante la extensión de la
éstos le suceden en concordancia elá sticos pér­ Provincia de Cuencas y Sierras.
micos que pueden ser depósi tos de cuenca de Correlacionando las provincias de edad prote­
antepaís. rozoica y las facies de cubiertas del Paleozoico, se
La franja sur de la cuña de sedimentos elásticos puede inferir que el Terreno Seri probablemente
y l os depósitos de cuenca de a n tepaís están proviene de la continuación hacia el oeste de la
sobreya ci d os por un a l óctono paleozoico con cuña sedi mentaria amplia de margen pasivo de
sedimentos consistentes en capas hemipelágicas la G r a n C u en c a ( F i g s . 1 . 8 y 1 . 9 ) ( S i l v e r &
y cantidades menores de rocas elásticas que tienen And erson, 1974; Stewart et al., 1 990) . Las eda des
un origen parcialmente continental (Poole et al., d e l d e s pren d i m i e n t o y de u n i ó n a S o n o r a
1 983; Ketner, 1 9 86) . Estos sed imentos fueron pertenecen a finales d e l Jurásico como mínimo y
d e p o s i t a d o s d u r a n te el Ord o v í c i c o h a s ta el d e l P a l e o z o i c o Ta rdío c o m o m á x i m o . D a t o s
Pérmico y contienen una d i scordancia angu lar de paleomagnéticos obtenidos a partir d e rocas del
edad misisípica, la cual a testigua l a existencia de Triásico Superior, sugieren que el desplazamiento
una fa se de deformación moderada . Turbiditas ocurrió durante el Jurásico (Cohen et al. , 1 986);
con una edad del Misisípico Superior sobreyacen sin embargo, estos d a tos no proporcionan una
a la di scordancia . El a l óctono fue empl azado s u fici ente resolución como para consi derarse
después del Pérmico Temprano y en apariencia decisivos. Ademá s, no es elaro si la MMS fue el
antes del Triásico Tardío. A pesar de que las rocas borde del PNA en Sonora después de su unión
del alóctono tienen algunas similitudes en edad y con el Terreno Seri, o si cortó hacia el in terior del
en facies con el Alóctono d e las Montañas Robert borde más antiguo del PNA . El lugar d onde los
de la Gran Cuenca (Fig. 1 .8), estos dos alóctonos alóctonos de Cuenca del Paleozoico se unieron con
no son correlacionables debido a diferencias líticas el Terreno Seri es desconocido.
fundamenta les (Pool e & Madrid, 1 986), así como El bloque del Terreno Seri que se encuentra en
d i feren tes estructu ra s i n tern a s e histori a s de Baja California (Fig. 1 . 7) (Gastil et al., 1991) fue
emplazamiento. suturado al Terreno Yuma durante el Cretácico.
A las rocas del Paleozoico le suceden lechos Deb i d o al gran transp orte h a c i a el n oroeste
roj os del Triá sico Superior que probablemen te (relativo a PNA), al que estuvo sujeto el Terreno
e s t á n a s o c i a d o s c o n u n e t a p a d e e x t en s i ón Yuma d urante el Paleogeno, la parte del Terreno
(Stewart & Roldán, 199 1 ) . Estos lechos ineluyen Seri en Baj a California debió haber sufrido un
elastos tanto de rocas alóctonas como autóctonas desplazamiento, desde una latitud en el sur de
de edad P a l e o z o i c a , menci o n a d a s c o n a n te­ México, simultáneo al del Terreno Yuma durante
rioridad. La edad de la extensión coinci d e en el Cretácico. Por todo lo anterior, proponemos que
tiempo con el rompimiento temprano de la Pangea más de un terreno con tectonoestratigrafía similar
y, por lo tanto, podrían estar relacionados. Las a la Seri fue generado en la parte sur de California
rocas volcánicas y plutónicas de edad j urásica del en el Paleozoico Tardío; todos ellos debieron tener
Terreno Seri adyacentes a Norte América indican historias de movimiento diferentes a lo largo del
que un arco magmático continental, el cual se borde oeste de México durante el Mesozoico y el
extiende hasta la zona de la cordillera de Estados Cenozoico, el cual se encontraba aún en desarro­
Unidos, cabalgó la MMS. Sin embargo, no es elaro llo. Los bloques de Terreno Seri en Baja California
si el arco se desarrolló a lo largo de la sutura y Sonora se encuentran unidos en la actualidad, a
preexistente o si sufrió un gran desplazamiento pesar de que ellos se han separado de nuevo, ya
por fallamiento lateral izquierdo a lo largo de su sea parcial o totalmente, a lo largo del sistema de
EVOLuaÓN TECTÓNICA DE MÉXICO DURANTE EL FANEROZOICO / 35

fallas transforman tes-cresta oceánica de San las raíces de un arco erosionado. Dicho magma­
Andrés-Golfo de California. tismo emergió sobre las márgenes convergentes
con la Placa Farallón y las placas subsiguientes.
Tahue. El Terreno Tahue es poco conocido ya que Las rocas del Cretácico y precretácicas del com­
se encuentra cubierto de manera completa por plejo arco magmático presentan alto grado de me­
depósitos más recientes, su tectonoestratigrafía es tamorfi smo que puede llegar hasta facies de
inferida y sus límites están enteramente enmas­ esquisto verde. Éstas se encuentran cabalgadas de
carados (Mitre Sal azar & Roldán Quintana, 1990). este a oeste por grandes corrimientos, uno de ellos
Debajo de los arcos volcánicos del Mesozoico se constituido por rocas sedimentarias del Cretácico
pueden encontrar afloramientos escasos y dis­ Medio y rocas de arco vulcanogénicas y varias
persos, consistentes de estratos hemipelágicos y ofiolitas (Ortega et al ., 1 979; Servais et al., 1 982,
siliciclásticos que se han datado localmente como 1 986). Se ha inferido que los corrimientos ofio­
del Misisípico-Pérmico (Carrillo Martínez, 1971; líticos corresponden con el piso de antiguas
Malpica, 1972) y tienen una litología similar a cuencas de arco mesozoicas, postarco (Ortega et
protolitos de esquistos verdes de facies de am­ al., 1 979) o prearco (Servais et al., 1 986).
fibolita que se encuentran en afl oramientos Gran parte del Terreno Tahue experimentó
cercanos. Las rocas metamórficas equivalentes extensión durante el Neogeno y extrusiones basál­
también incluyen rocas vulcano-genéticas. El ticas; éstos podrían estar relacionados con la
basamento deposicional para estos estratos es transtensión asociada al Golfo de California y / o
incierto. Se han encontrado en el Terreno Tahue a la franja sur del fallamiento de Sierras y Cuencas.
unos cuantos afloramientos de gneiss, pero su
relación con las rocas del Misisípico-Pérmico no Tarahumara. Los afloramientos estratigráficamente
es clara (Mullan, 1978), y uno de los gneiss podría más bajos consisten de rocas metasedimentarias
provenir de los plutones afallados del post­ de bajo grado con micas metamórficas que han
Misisípico. La posibilidad de presencia de corteza arroj ado edades del Pensilvánico a través de
oceánica por d ebajo d e l o s d e p ó s i t o s d e l dataciones K-Ar y Rb-Sr (Denison et al., 1 969).
Misisípico-Pérmico s e infiere de los bajos valores Tanto por su litología, deformación y edad, se
de 87Sr / 86Sr encontrados en plutones mesozoicos asocian con la zona interna del Orógeno Oauchita
del terreno Tahue. Las rocas d el Misisípico­ en la región Marathon de Texas (Fig. 1 .9) (Flawn
Pérmico son litológicamente similares a las rocas & Maxwell, 1 958). Los límites del terreno, de los
del basamento del Terreno Pericú y quizás que no existe ningún afl orami ento, se han
evolucionaron a partir de los depósitos con un asigna d o a la d istribución de las anomalías
origen parcialmente continental y que fueron gravimétricas negativas de Bouguer, que están
depositados sobre corteza oceánica durante el asociadas con el Cinturón Ouachita en el oeste de
Paleozoico Medio. Inferimos que dichas loca­ Texas, conti-nuando hacia el sur hasta el noreste
lidades deben haber existido cerca del margen de México (Handschy et al., 1 987). Los isótopos
oeste de PNA y que los terrenos se trasladaron comunes de plomo que se encuentran en las rocas
hacia el sureste, a sus latitudes presentes, durante ígneas terci ari as del Terreno Tarahumara y
el Paleozoico Tardío y / o en el Mesozoico Tem­ terrenos adyacentes se han interpretado como
prano. Además se infiere, por anología con el indicativos de que el borde sepultado de PNA se
Terreno Náhuatl, que el incrustamiento del extiende aproximadamente 40 km al sureste de la
Terreno Tahue ocurrió durante el Jurásico Tardío margen oeste de este terreno Qames & Henry,
o el Cretácico Temprano. 1 990). Adicionalmente la existencia de xenolitos
El Terreno Tahue estuvo bajo la influencia de metasedimentarios de la corteza inferior en lavas
magmatismo de arco continental desde el Jurásico del Neogeno al este de Chihuahua, sugiere que el
Tardío hasta el Cenozoico Medio. Las rocas con­ borde de PNA se extiende en el subsuelo hacia el
sisten de una serie de secu enci as d e l avas sur hasta el este y centro de Chihuahua (Nimz et
intermedias y basálticas y tobas riolíticas, plutones al., 1986) . Inferimos que el Terreno Tarahumara
y varios complejos máficos que deben representar fu e el prearco acrecional asoci a d o al arco
36 / FERNANDO ORTEGA GUTIÉRREZ , RICHARD L. SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

continental del Paleozoico Tardío que se en­ incluyen edades paleozoicas y mesozoicas. Las
contraba en la parte norte de Sudamérica, el cual formaciones que son p arte de la segunda unidad
es contiguo con la porción del Terreno Tarahumara incluyen a la Ta r a y, C a o p a s , Rodeo, Nazas,
en el Terreno Coahuiltecano. Ambos terrenos se Zacatecas, Chilitos, Gran Tesoro y Arperos, las
encontraban en la placa cabalgante durante la cuales en conjunto deben registrar el desarrollo
colisión entre los dos continentes americanos, de uno o m á s arcos continentales durante el
formando el Orógeno Ouachita . Incluso, también Triásico Tardío y el Jurásico, complejos de sub­
inferimos que la terminación suroccidental de este ducción que contienen fragmentos de rocas del
terreno pudo haber sido la terminación oeste del Paleozoico y corteza y relleno sedimentario de
Orógeno Ouachita, que se encontraba sobre la cuencas de prearco . Tod a s estas formaciones
costa Pacífica de Pangea (Fig. 1 . 1 0) . sufrieron contracciones horizontales grandes
Las rocas metamórficas del Terreno Tarahumara dando lugar a imbricaciones. Al mismo tiempo
están imbricadas en la zona del cinturón de pliegues se presentó una extensión y colapsamiento de
y cabalgaduras laramídicas (Navarro & Tovar, 1974; cuencas de prearco (Servais et a l . , 1 9 82 ) . La
Padilla & Sánchez, 1986) y les sobreyacen discor­ orientacion de estas estructuras 'e s de este-oeste a
dantemente por estratos siliciclásticos, carbonatos oeste-suroeste-este-noreste, y l a deformación
y evaporitas de plataforma del Jurásico Superior y ocurrió casi exclusivamente durante el Jurásico,
del Cretácico; éstos continúan hacia los terrenos pero hacia la parte oeste también se reportan
adyacentes. No se han reconocido facies rift en la edades del Cretácico Temprano. La deformación
cubierta del Mesozoico. sufrida también estuvo acompañada de mag­
matismo y con probabilidad es el resultado de la
Tepehuano. El Terreno Tepehuano, al igual que el unión con el Terreno Tepehuano; es posible que
Terreno Tahue, está pobremente conocido y ade­ la segunda unidad incluya complejos emplazados
más su geología es complicada; éste consta de secuencialmente y registre la larga historia de su
cinco unidades tectonoestratigráficas altamente incrusta miento desde el Jurásico Tardío hasta el
interpretativas que se describen a continuación: Cretácico Medio. Sin realizar un análisis pro­
el basamento cristalino, rocas de arco continental fundo, suponemos que el Terreno Tepehuano
y de cuenca de postarco del Mesozoico Temprano, se incrustó y arribó en una sola pieza durante
sedimentos de plataforma del Jurásico Superior el Jurásico Tardío.
al Cretácico Medio, rocas de arco continental del La tercera unidad, la cual consiste de una
Paleogeno y las rocas de las Sierras y Cuencas del cubierta mesozoica, incluye estratos basales del
Neogeno. Jurásico Superior en el norte y este del Terreno
La existencia de basamento Proterozoico por Tepehuano, los cuales son continuos con aquellos
debajo de la porción sureste del terreno puede de los terrenos Coahuiltecano y Guachichil, lo que
inferirse a través de xenolitos de gneiss granulítico implica la integración de estos terrenos para el
encontrados en lavas Cuaternarias (Fig. 1 .5) (Ruiz Jurásico Tardío. Al oeste, la depositación y de­
et al., 1 988a, b). Los datos arrojados de estudios formación de la segunda unidad continuó hasta
de Sm-Nd indican una corteza pre-Grenviliana e l Cretá cico, y d i c h a s roca s e s tá n cubiertas
que estuvo sujeta a gran infusión de material discordantemente por sedimentos de plataforma
proveniente del manto hace alrededor 1 000 m.a. del Albiano. Por lo tanto, el cese de la deformación
Algunos de los xenolitos arroj an edades más y el establecimiento de la sedimentación de la
jóvenes, indicando que la corteza del Fanerozoico cubierta parece haber migrado hacia el suroeste a
fue retrabajada. través del Terreno Tepehuano.
La segunda unidad contiene rocas metaígneas La cubierta mesozoica de la tercera unidad es­
y metasedimentarias de bajo grado, pobremente tuvo sujeta a la acción de superficies de despegue
datadas y deformadas, encontrándose a lo largo e imbricación relacionadas con la compresión de
de una serie de afloramientos escasos y muy antepaís laramídico, la cual tuvo una convergen­
dispersos, y que posiblemente se originaron en cia hacia el noreste y ocurrió durante el Cretácico
lugares y tiempos muy diversos, que tal vez Tardío y el Paleogeno ( Pantoja Alor, 1 9 63; Le-
EVOLUCIÓN TECfÓNICA DE MÉXICO DURANTE EL FANEROZOICO / 37

dezma Guerreno, 1 967; Enciso de la Vega, 1 968) . Aptiano-Albiano; se encuentra muy deformado
Las rocas plutónicas de la cuarta unidad inva­ e intrusionado por cuerpos graníticos sintec­
dieron el terreno durante el Paleoceno; estas rocas tónicos tipo S (Todd et al., 1 99 1 ) del Cretácico
forman parte del dominio este del arco continental Temprano y por granitos postectónicos con una
de la Sierra Madre Occidental, la que se extendió edad entre 1 05 y 82 m.a (Silver et al., 1 979) . El
hacia el este, probablemente debido a un decre­ sub terreno de islas de arco contiene una sucesión
cimiento en el ángulo de subducción durante el gruesa de lavas intermedias y silícicas llamadas
Paleoceno. Formación Pico Santiago y Formación Alisitos, las
La quinta unidad tectonoestratigráfica invo­ cuales están intrusionadas por plutones comag­
lucra rocas volcánicas y sedimentarias del Neoge­ máticos de la zona oeste del batolito de la Sierra
no, tan antiguas como 24 m.a, que fueron de­ Peninsular, datado con W1a edad de 135 a 1 05 m.a.
positadas durante la extensión de la provincia de (Silver el al., 1979; Hill el al., 1 986; Gromet & Silver,
Sierras y Cuencas. 1 987) . La a finidad tectónica de este arco está
Datos paleomagnéticos de rocas del Triásico basada en la composición de isótopos iniciales de
Superior en la segunda de nuestras unidades, Sr, patrones de elementos de las tierras raras y
sugieren que dichas rocas estuvieron sujetas a un granitos tipo 1 .
transporte sustancial hacia el sur (Nair, 1 9 76; Ambos subterrenos, así como su contacto,
Cohen el al., 1 986) . Esto ocurrió muy probable­ están intrusionados por los plutones más jóvenes
mente antes del Jurá sico Superior, ya que la ( 1 05 a 82 m.a.) del batolito de la Sierra Peninsular,
cubierta de sedimentos de plataforma, de la cual cuya composición indica una afinidad de arco
se han podido adquirir datos paleomagnéticos en continental. Los dos sub terrenos están unidos por
los terrenos cercanos, no ha registrado cambios una sutura con un abrupto buzamiento hacia el
latitudinales significativos. Usando las direcciones este, y el material volcánico más reciente de los
de transporte la ti tudinal inferidos de da tos terrenos de arco está depositado localmente a lo
paleomagnéticos para los terrenos Guachichil y largo de todo éste.
Zapoteco du rante el Jurásico (que contienen El Terreno Yuma se unió al Terreno Seri hace
basamentos grenvilianos), asignamos un compo­ aproximadamente 1 06-97 m.a., de acuerdo con
nente de movimiento hacia el sur del Terreno edades U-Pb obtenidas en plutones deformados
Tepehuano antes de su incrusta miento. y sin deformar en la zona de sutura (Griffith, 1 987;
Griffith & Goetz, 1 987; Goetz et al., 1 988) . Los
Yuma. El Terreno Yuma comprende la mayor parte estratos postbatolíticos principalmente provienen
de la Península de Baja California y se extiende de rocas marinas elásticas del Terreno Yuma de
hasta California donde es denominado Terreno finales del Cretácico-Paleoceno; rocas del Eoceno
Guerreno por Howell el al., ( 1 985) y Terreno Santa provienen del Terreno Seri (Bartling & Abbott,
Ana por Howell & Vedder ( 1 994) . Este terreno 1 983) .
incluye dos subterrenos: el que se encuentra hacia Las rocas volcánicas del Terciario Medio regis­
el oeste está compuesto por rocas magmáticas de tran un vulcanismo de arco continental; lavas del
isla de arco del Jurásico y Cretácico, y el que se Neogeno Tardío, algunas de ellas alcalinas, están
encuentra hacia el este formado por un flysch que relacionadas con la extensión que dio lugar a la
se infiere proviene de cuencas de p rearco o formación del Golfo de California.
intraarco con edades que van desde el Triásico Los terrenos Yuma, Seri ( Península de Baja
hasta el Cretácico (Gastil et al., 1975, 1981, 1 986a, C a l i forni a ) y C ochimí conforman e l terreno
b; Todd et al., 1 988, 1 99 1 ) . compuesto de Baj a California, el cual se ubicó
E lflysch del sub terreno del este está compuesto hasta 1 500 km al sur de su latitud presente durante
en su mayoría por silicielásticos y cantidades el Cretácico Medio al Oligoceno, de acuerdo con
menores de conglomerados de cuarzita y andesita, una amplia recolección de datos paleomagnéticos
lo que indica un origen princip almente con­ (Hagstrum el. al., 1 985; Morris et. al., 1 986; Filmer
tinental. Este flysch ha sido datado por medio de & Kirschvink, 1 989; Flynn el. al., 1989; Lund et.
megafósiles del Triásico Superior, Jurásico y al., 1991a,b). Si se asume que la porción del Terreno
38 / FERNANDO ORTEGA G UTIÉRREZ , RICHARD L. SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

Seri en Baja California fue transportada hacia la cielásticos de ambientes marinos someros que
porción sur del México actual durante una fase fueron depositados del Misisípico al Pérmico. El
de corrimiento lateral izquierdo entre el Jurásico complejo oaxaqueño entonces fue intrusionado
y el Cretácico, entonces probablemente el Terreno por granitoides que han dado isócronas de Rb-Sr
Yuma también fue transportado hacia el sur antes del Pérmico Temprano al Jurásico Medio (Y áñez
del cambio, en la dirección de corrimiento que et al., 1 99 1 ) . Le sobreyacen discordantemente al
ocurrió durante el Cretácico Superior. Pérmico rocas sedimentarias de ambiente marino
somero y subaéreo del Jurásico y carbonatos de
Zapoteco. El basamento del Terreno Zapoteco está plataforma del Cretácico.
constituido por una corteza continental del Pro te­ L a s siguientes son restricciones a inter­
rozoico (Complejo Oaxaqueño) compuesta por pretaciones de los eventos tectónicos del Paleo­
rocas tales como charnoquita, anortosita, silicatos zoico: ( 1 ) el evento intrusivo del Pérmico Tem­
cálcicos y gneiss pelítico. El metamorfismo ha sido prano; (2) la poca deformación y bajo metamor­
fechado entre 1100 y 1 000 m.a. (Ortega, 1981a, b, fismo de los sedimentos del post Devónico que
1984) Y es de facies de granulita . Le sobreyacen implica que estas rocas no pasaron a través de la
discordantemente al basa mento una serie de zona de colisión Ouachita; y (3) los datos paleo­
estratos de pla taforma, algunos de los cuales magnéticos del Terreno Mixteco que indican una
contienen trilobites del Ordovícico Inferior seme­ traslación hacia el sur relativo a PNA de 15°±8°
jantes a los que se encuentran al sureste de Canadá durante 1 60- 1 1 0 m.a. (Urrutia et al., 1 987; Ortega
(Terreno Avalon), Sud américa y al noroeste de & Urrutia, 1989) . En este trabajo proponemos la
Europa (Pantoja Alor & Robison, 1 967) . Excepto hipótesis que el Terreno Zapoteco-Mixteco fue
por los fósiles, dichas características son indi­ acrecionado en un ambiente oceánico al prearco
cadoras inequívocas de un origen Grenviliano. El convergente de Sudamérica durante el Carbo­
p a l e o p o l o de m a g n e t i z a c i ó n p r i m a r i a d e l nífero Temprano. Su posición de prearco se encon­
Complejo Oaxa queño es 4 0 " a p artir d e l rizo traba en la parte más occidental del norte de
grenviliano de la curva de deriva continental de Sudamérica, y al oeste del Terreno Tarahumara
Norte América (Ballard et al., 1 989), lo que se (el cual también formaba parte del prearco de
puede interpretar como indicativo de que el Sudamérica). Después de la colisión del Terreno
complej o tuvo una posición cercana a Quebec Tarahumara con Sudamérica en el Pérmico, el
durante el tiempo grenviliano (Sedlock et al., 1 993) . Terreno Zapoteco-Mixteco fue expulsado hacia el
Durante un intervalo de tiempo que compren­ oeste y migró hacia el norte a lo largo del margen
de desde la ruptura de Rodinia del final Pro tero­ convergente Permo-Tri á sico al occidente d e
zoico y el Devónico, el b a s a mento Zap oteco Pangea (Fig . 1 . 1 0) , y e s t u v o sujeto a un mag­
probablemente derivó hacia el sur (movimiento matismo esporádico de arco continental que dio
relativo a PNA), quizá durante un transporte 1 ugar al grani toide pérmico d e los terrenos
lateral derecho de los terrenos que se encontraban Zapoteco y Mixteco y al vulcanismo calco-alcalino
en el océano al este del margen oriental del PNA. triásico del Terreno Mixteco. Posteriormente, los
El Terreno Zapoteco se impactó y sobrepuso al terrenos Zapoteco-Mixteco se trasladaron hacia el
Terreno Mixteco durante el Devónico, probable­ sur casi 1500 km durante el depósito de su cubierta
mente dentro del ambiente oceánico (Yáñez et al., mesozoica, presumiblemente en la zona de límite
1 99 1 ) . La sutura posteriormente fue cubierta por convergente oblicuo izquierdo que existió a lo
sedimentos elásticos del Devónico Superior( ? ) largo del oeste de México durante el Jurásico y el
provenientes d e l Terreno Oaxa queño (Ortega , Cretácico Temprano, alcanzando su latitud actual
1 990) . en el Albiano. El incrustamiento de los terrenos
El terreno compuesto Zapoteco-Mixteco fue Zapoteco-Mixteco ocurrió en el Cretácico, quizá
deformado y metamorfoseado durante el Devó­ a la llegada desde el norte del Terreno Cuicateco
ruco Tardío, seguido por el desarrollo de una dis­ y con toda seguridad durante la compresión y so­
conformidad en el Misisípico Temprano. Esta breposición hacia el este de dicho terreno, lo cual
disconformidad fue cubierta por sedimentos sili- sucedió antes o en el Terciario Temprano.
EVOLUCIÓN TECTÓNICA DE MÉXICO DURANTE EL FANEROZOICO / 39

El Terreno Zapoteco estuvo sujeto a magma­ (50 km ?), posiblemente un tanto perturbada y con
tismo de arco c o n t i n e n t a l d u r a n t e t o d o e l menor subsidencia de la esperada para un típico
Cenozoico. También estuvo sujeto a extensión margen r ift (Haworth et al., 1 994; Rankin 1 994;
este-oeste en el Neogeno, y se han desarrollado Saleeby et al., 1 994); (4) pequeños segmentos r ift
incipientes estructuras de horst y graben (Centeno deben haber interrumpido los grandes segmentos
et al., 1 990) . tra n s forman tes, y ( 5 ) la falla transformante
intracontinental debió haber existido hace más de
1 00 m.a., antes de que PNA se separara comple­
EVOLUCIÓN FANEROZOICA DE MÉXICO tamente de los residuos del continente Rodinia
en México. La naturaleza cratonal de los estratos
Ahora emplearemos los datos e interpretaciones del Paleozoico Inferior de la porción de PNA en
de las secciones anteriores para establecer la México implica que los movimientos de PNA y
evolución de México a través del Fanerozoico, las placas exteriores en la práctica fueron paralelos
desde los eventos más antiguos hasta los más a la orientación de la margen, con probabilidad
recientes. sin ser de tipo transtensional y ciertamente sin ser
de tipo transpresional. Se puede inferir que la mar­
Finales del Proterozoico. Las evidencias obtenidas gen pudo haber sufrido escasez de sedimentos, y
apuntan hacia una continuación en la actividad que los sedimentos del Paleozoico Inferior que
del sistema intracontinental de fallas de apertura­ cubrieron la corteza oceánica adyacente a PNA
fallas transforman tes a lo largo de México; éstas principalmente fueron sedimentos hemipelágicos
se ubicaban entre la costa del Golfo y la Cordillera no calcáreos y turbiditas carbonato-cuarzo-are­
de Estados Unidos, y delinearon crudamente la níticas.
geografía que se observa en la actualidad en Norte El Terreno Zapoteco tomó la forma de un
América Proterozoica durante la parte final del microcontinente en el m argen dominad o por
Fanerozoico . Esta paleogeografía, que ha sido apertura de PNA al este de Canadá. Los terrenos
aceptada por algunos autores (Palmer et al., 1 984; Guachichil y Tepehu ano también debieron haber
Stew art, 1 9 88), es más probable que la idea emergido a finales del Proterozoico como micro­
alternativa de que PNA se extendía ampliamente continentes en el océano paleozoico producto del
h a c i a la p a r te s u ro e s t e de M é x i c o ( e n l a s rompimiento de Rodinia a lo largo de la Costa del Golfo
coordenadas actuales) (Dickinson, 1981; Shurbet de Estados Unidos o el este de México. La formación
& Cebull, 1 987) y / o que fue una margen activa de microcontinentes aislados puede atribuirse a
en l u g a r de una p a s iv a . A d e m á s , n o s o tr o s discontinuidades en el sistema de dorsales.
postulamos que e l borde proterozoico de PNA en
M é x i c o f u e u n a z o n a d o m i n a d a p o r fa l l a s Paleozoico Temprano. La porción de PNA en la parte
transforman tes como l a costa del Golfo d e Estados norte de México durante el Paleozoico Temprano
Unidos, y que este borde correspondió con la terminaba abruptamente hacia el sur, frente a una
MMS o alguna otra superficie de falla no muy al cuenca oceánica que con probabilidad tuvo un
sur, como se muestra en la Figura 1 .8 . aporte de sedimentos bajo (Fig. 1 . 1 5 ) . El Terreno
Las implicaciones derivadas del mapa mos­ Zapoteco se transportó hacia el sur y este, relativo
trado en la Figura 1 . 8 son: ( 1 ) se desarrolló litósfera a PNA, migrand o probablemente continente
o c e á n i c a a l e s t e de l a m a rg e n d u r a n te e l afuera por un corrimiento lateral derecho paralelo
Paleozoico Temprano; (2) l a litósfera oceánica de a la margen este de PNA. Esto ocurrió durante
la margen continental pudo haber tenido pro­ las fases intermedia y tardía de la Orogenia de
piedades únicas ( v. gr. corteza delgada y gran los Apalaches (Rankin, 1 994) . Además, estuvo
profundidad del piso oceánico), de acuerdo con sujeta a sedimentación de plataforma en mar
características de márgenes transforman tes mo­ abierto. Los terrenos Zapoteco y Mixteco fueron
dernas (Todd & Keen, 1989; Haworth et al., 1 994); a m a l g a m a d o s a un límite c o n comp onente
(3) la amplitud de la zona transicional entre el convergente dentro d e u n a mb iente marino
cratón continental y el piso oceánico fue angosta durante el Devónico.
40 I FERNANDO ORTEGA GUTIÉRREZ , RICHARD L. SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

Fig. l.15. Esquema de la paleogeografía de Norte América (NA) y Gondwana del Paleozoico Temprano (Silúrico),
modificado de BaBy et al. (1989). AV-C: terrenos Avalon-Carolina; BA: Báltica; t: terreno con origen en Norte
América (Zapoteco, Guachichil) migrando hacia el oeste o suroeste relativo al Norte América Paleozoica en
coordenadas actuales dentro del ambiente oceánico pa leozoico. Patrón punteado: depósitos de plataforma o
arrecife; patrón v: magmatismo de arco.

Gondwana, cuya provincia occidental estaba acrecional oceánica) y el desarrollo de arcos de


conformada por Sud américa continental, había islas al oeste de lo que ahora es la Gran Cuenca
comenza d o a converger con l a ( s ) litósfera ( s ) durante el Paleozoico Inferior (Fig. 1 . 15 ) . Dichos
oceánica(s) entre ésta y PNA, Y había desarrollado límites convergentes no continuaron al sur hacia
características de margen activa en su presente el interior de México, o al menos no tuvieron una
borde septentrional (Fig. 1 . 1 5 ) . El basamento posición cercana a la margen del PNA.
Proterozoico sufrió magmatismo que puede ser
de una edad tan antigua como el Silúrico. Carbonífero y Pérmico Temprano. Una convergencia
El Terreno Guachihil fue cubierto por sedi­ oblicua derecha entre las placas de Norte América
mentos de pla taforma para después subsidir y Gondwana causaron una colisión diacrónica
parcialmente y acumular material vulcanogénico entre las porciones continentales de ambas placas,
silícico (posiblemente tobas) durante el Devónico una completa subducción de la antigua litósfera
(?). Dichos eventos pudieron haber registrado la oceánica que se encontraba entre ambos conti­
invasión de Gondwana al Terreno Guachichil y nentes, y la formación de Pangea (Fig. 1 . 1 0 ) .
su consiguiente acreción al prearco de Gondwana . Durante el tiempo que precedió a l a colisión, la
La convergencia entre la Placa Nortea me­ margen activa de Gondwana (Fig. 1 . 15) estuvo
ricana con otras placas externas al borde oeste c a r a c t e r i z a d a p o r la a c r e c i ó n de e s t r a t o s
comenzó en el Devónico, o quizá antes, con el p rovenientes de la litósfera oceánica en sub­
desarrollo del alóctono de las Montañas Roberts d ucción, ma gma tismo de arco continental y
(que p robablemente se inició como una cuña depósito de una cubierta de prearco sedimentario
EVOLUCIÓN TECfÓNICA DE MÉXICO DURANTE EL FANEROZOICO / 41

que probablemente incluye e l relleno d e l a d e que e l cierre cesara (Lillie e t al., 1 983). E l Terreno
trinchera e n etapas posteriores. L a colisión migró Tarahumara es el prearco sedimentario de la parte
de este a oeste a lo largo de la margen sur del PNA sudamericana de Gondwana y es el equivalente
como la Orogenia Ouachita . El imbricamiento de a l a s z o n a s interna y e x terna d e l Cinturón
la p l a c a G o n d w a n a c a u s ó s u b s i d e n c i a p o r Orogénico Oauchita en el sur de E.U.A. La región
deflección d e l a margen sur d e PNA y fallamiento interior de la márgen activa de Sudamérica (arco
con un ángulo alto, probablemente debido a la continen tal, cuenca de prearco y cuenca de
reactivación de fa llas preexistentes (Buffler & postarco(?)), originó el Terreno Coahuiltecano, el
Thomas, 1 994) . Esta subsidencia diferenciada cual se encuentra actualmente en la posición que
originó la aparición de la serie de cuencas de ocupaba durante el Pérmico con respecto a PNA,
antepaís del Paleozoico y levantamientos locales y los terrenos Maya y Chortis (ver a continuación),
en el interior del Orógeno Oauchita (Fig. 1 .9). El los cuales han sido desplazados con respecto al
prearco de Gondwana imbricó un área desco­ Te rre n o C o a h u i l t e c a n o y a N o r t e A m é r i c a
nocida, pero relativamente pequeña de PNA antes pérmica .

latest Triassic
210 M a

" FARALL O N "

Fig. 1.16. Reconstrucción paleogreográfica de finales del Triásico (aproxima damente 210 m . a . ) ; achure cruzado:
zonas de colisión, obducción y acreción; Ys: magmatismo de arco continental . E l Terreno Seri debió existir entre
California y Sonora. Z-M : terreno compuesto Zapoteco-Mixteco; TEr: Terreno Tepehuano; SG y N G : zonas norte
y sur del Terreno Gu achichil; el resto de las abreviaciones como en la Figura 1. 10.
42 / FERNANDO ORTEGA G lITIÉRREZ , RICHARD L SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

El Terreno compuesto Zapoteco-Mixteco fue La historia paleozoica del Terreno Guachichil


barrido por el prearco de Gondwana, deformado es similar a la del terreno compuesto Zapoteco­
y metamorfizado en la parte terminal del Devó­ Mixteco, ya que fue incorporado al prearco de
nico. Ocupaba la posición más occidental dentro G o n d w a n a . S i n e mb a rg o , p a r a e x p l i c a r l a s
del prearco de Gondwana, quizá en la margen que diferencias entre estos terrenos, proponemos que
veía hacia el oeste. Durante la colisión continental, el Terreno Guachichil tuvo una posición muy
este terren o quizá estaba orienta d o hacia la somera en el prearco, mientras que el Terreno
li tósfera oceánica d e l p roto-Pacífico, encon­ Zapoteco-Mixteco inicialmente estuvo a mayor
trándose al oeste del Terreno Tarahumara en el profundidad . Esto tuvo un doble efecto: permitió
Cinturón Oauchita (Fig. 1 . 1 0) . Posteriormente el d e p ó s i to de tob a s p r o v e n i e n t e s d e l a rc o
p u d o h a b e rse tras l a d a d o h a c i a el n o ro e s te continental y evitó e l metamorfismo y las grandes
(rela tivo a la margen pérmica de PNA, para d e forma c i o n e s . Los e s q u i s t o s G ra nj e n o d e l
en ton c e s P a n g e a ) como una microp l a c a . Terreno Guachichil pudieron haber sido un pa­
Alternativamente, este terreno compuesto pudo quete acrecional de sedimentos y basaltos que
h a b e r s i d o un fr a g m e n t o d e l p re a rc o d e siguieron un curso inicialmente profundo, a través
Gondwana q u e fue expulsado hacia e l oeste del prearco de Gondwana, para después hacerse
durante la colisión continental. más someros, que lo yuxtapuso contra el bloque

early M i d d l e Ju rass ic
1 8 0 Ma

NO RTH A M E R I CA

" FA R A L LO N "

Fig. 1.17. Reconstrucción paleogeográfica de principios del Jurásico Medio (aproximadamente 180 m.a.); TJ:
unión triple; abreviaciones como en la Figura 1 . 16.
EVOLUCIÓN TECTÓNICA DE MÉXICO DURANTE EL FANEROZOICO / 43

del gneiss Grenviliano durante la deformación de PNA a principios del Pensilvánico. El basa­
progresiva del prearco. Al igual que el Terreno mento del Proterozoico y las rocas paleozoicas de
Zapoteco-Mixteco, éste estuvo ubicado al oeste del la cuña del margen pasivo dominado por ex­
Cinturón Tarahumara o fue expulsado hacia el tensión, probablemente se trasladaron hacia el
oeste por el prearco, quizá para continuar su sureste (relativo a PNA) durante el Pérmico, es
migración hacia el noroeste (relativo a Pangea) concebible que hasta Sonora, pero lo más probable
durante el Pensilvánico y / o el Pérmico Temprano. es que sólo haya sido una fracción del recorrido.
Al Terreno Tepehuano se le asigna una historia Los estratos alóctonos de cuenca del Paleozoico
similar a la del Terreno Guachichil durante el Inferior del Terreno Seri y de la región de Mojave
Paleozoico Tardío, en virtud de su posible conte­ en California fueron depositados con proba ­
nido de basamento Grenviliano. bilidad sobre e l piso oceánico del proto-Pacífico
La mayor parte del Terreno Seri se conformó fren t e a l a s c o s t a s de P N A , d e s p u é s d e l
en la parte sur de la Cordillera de Estados Unidos, rompimiento d e Rodinia a finales d e l Prote­
al sur de Bishop (Fig. 1 .8) por el establecimiento rozoico . Estos alóctonos seguramente se origi­
del corrimiento lateral a lo largo de fallas orien­ naron como acreciones prismáticas durante el
tadas hacia el noroeste que truncaron la margen Misisípico u otros periodos más recientes, de la

late Middle Ju rassic


1 65 Ma

NORTH AMERICA

\' SOUTH
FARALLON AMERICA

Fig. l.18. Reconstrucción paleogeográfica de finales del Jurásico Medio (aproximadamente 165 m.a.); TAH: Terreno
Tahue; P: Terreno Pericú; NAH: Terreno Náhuatl. El resto de las abreviaciones como en las Figuras 1 . 1 6 y 1 . 17.
44 / FERNANDO ORTEGA GUTIÉRREZ , RICHARD L. SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

M ojave-Sonora Megashear
: : :..� �. � e n d J u rassic
NORTH ÁMERICA � 1 45 M a

Late J
NA-Yuc spreading

Early K
S A -Y u c
sprcading

SOUTH
C u i c a t cco p u l l -a p a r t b a s i n
AMERICA
FARALLON

Fig. 1.19. Reconstrucción paleogeográfica d e finales del Jurásico (aproximadamente 1 45 m . a . ) ; C : Cuba; e l resto
de las abreviaciones como en las Figuras 1 . 1 6- 1 . 18.

misma manera que lo hicieron más al norte los quizá estuvieron relacionados con islas de arco y
a lóctonos de las Montañas Roberts (Fig. 1 . 8) prearcos acrecionales; Sonomia y Golconda son
durante el Carbonífero Temprano. A diferencia de terrenos a l óctonos equivalentes en la Cordillera
estos últimos, sin embargo, los a l óctonos del de Estados Unidos (Speed, 1979 ) . Si lo anterior es
Terreno Seri y de la región Mojave no ocupaban cierto, las trayectorias de los terrenos Pericú y
posiciones adyacentes a la margen continental de Tahue durante el Mesozoico Temprano y / o el
PNA en el Paleozoico Tardío; dichos estratos Paleozoico Tardío debieron ser similares, pero de
fueron tras-l a d a d o s probablemente h a c i a e l manera procastinada, a la del Terreno Serio
sureste por las fallas de deslizamiento lateral
izquierdo que afectaron al basamento del Terreno Pérmico Temprano-Triásico Tardío. Durante el Pér­
Serio mico Temprano se inició un magmatismo calco­
Se infiere con considerable incertidumbre que, alcalino de arco a lo largo de la margen oeste de
los basamentos de los terrenos Tahue y Pericú han Pangea, en la parte este de México, noroeste de
evolucionado a partir de protolitos sedimentarios Sudamérica y suroeste de Estados Unidos, que se
del Misisípico deposi t a d o s sobre b a samento e x t e n d i ó h a s t a e l Pérmico Ta rdío y Tri á s i c o
oceánico. Debido a que estos terrenos arribaron Temprano ( a l s u r d e Bishop, Fig. 1 . 8; Figs. 1 . 1 0 Y
en el Mesozoico Medio, relativamente tarde en la 1 . 16). El comienzo del magmatismo es el producto
evolución de la margen activa post-paleozoica del de s u b d u c c i ó n de u n a o m á s p l a c a s de l a
oeste de México, con probabilidad estuvieron protocuenca del Pacífico hacia el este de l a litósfera
suj etos a un gran transporte lateral izquierd o oceánica, por debajo de la parte oeste de Pangea.
rela tivo a PNA . P o r lo tanto, suponemos q u e El comienzo del magmatismo durante el Pérmico
dichos b a s a me n t o s emergieron en el p r o t o ­ Medio practicamente fue contemporáneo con el
Pacífico, al oeste de Norte América Paleozoica, y fin a l de la convergencia de Gondwana-:0Jorte
EVOLUCIÓN TECfÓNICA DE M ÉXICO DURANTE EL F ANEROZOICO / 45

m i d - C re t a c e o u s
1 15-90 Ma

MAYA
I
passive
margin
CHATINO--�����/

BAJA CALlFO RNIA -----"'<.'�".l


SUPERTERRANE

shortening within

c1 0 s urc of C u ica tcco

Fig. 1.20. Reconstrucción paleogeográfica del Cretácico Medio (115 a 90 m . a . ) ; G: Terreno Guachichil; el resto de
las abreviaciones como en las Figuras 1.16-1.19.

A m é r i c a y c o n p r ob a b i l i d a d r e fl ej a u n a tuidos por arcos de islas y complej os a crecio­


reorganización mayor en e l movimiento relativo narios, colisiona ron y remontaron la margen
de las placas. La convergencia ocurrida durante pasiva de PNA a principios del Triásico, pero sin
el Pérmico Medio fue probablemente obli cua la presencia de magmatismo continental. Hacia
izquierda de acu erdo con los d a tos de desli­ el Triásico Medio el centro de la Cordillera de Esta­
zamiento inferidos para la p a rte s u roeste d e dos Unidos sufrió varios cambios tectónicos (Fig.
Estados Unidos (Avé Lallemant & Oldow, 1 988) . 1 . 1 6) . A partir de entonces la subducción se dirigió
Un desplazamiento sinistral a lo largo del límite hacia el este, se inició el magmatismo de arco
probablemente contribuyó al progresivo des­ continental y el desarrollo de una margen activa.
lizamiento del Terreno Seri hacia el sureste, así El magmatismo triásico del Terreno Zapoteco­
como al de otros terrenos más alejados de la costa Mixteco, y quizá también el del Terreno Tepe­
mexicana . La brecha en el arco durante el Permo­ huano, p u d o haber ocurrido cuando éstos se
Triásico, en la p a r te norte de México, puede encontraban sobre la zona de subducción ubicada
explicarse por u n movimiento de p l a c a casi en la margen este de PNA, en la parte sur de
paralelo al segmento de margen de Pangea de California (Fig. 1 . 1 6) . Además, los emplazamien­
orientación noroeste (Stewart et al., 1 990) . tos del Pérmico Tardío o Triásico de los alóctonos
En l a región de l a C ordillera d e E s t a d o s de rocas de piso oceánico del Paleozoico Inferior
Unidos al norte d e Bishop, el movimiento d e l a y Superior sobre el Terreno Seri y la región de
placa proto-Pacífica e r a oblicuo hacia la izquierda M ojave, debieron estar rel a cion a d o s a dicha
respecto a Norte América durante el Pérmico Tar­ conver-gencia oblicua izquierda .
dío-Triásico Medio (Fig. 1 .8). Sin embargo, la zona E n contraste, e l Terreno Guachichil n o estuvo
de s u b d u c c i ó n p rob a b l e m e n t e t e n í a u n a bajo la infl u encia de magma tismo continental
orientación norte-sur (Speed, 1979, 1 983) . Los te­ durante este intervalo de tiempo. Por ello, supo­
rrenos del Paleozoico Tardío, que estaban consti- nemos que este terreno migró hacia el sureste a lo
46 / FERNANDO ORTEGA GUTIÉRREZ , RICHARD L. SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

Late C retaceous
75 Ma

FAR A L LO N
Fig. 1.21. Reconstrucción paleogeográfica del Cretácico Tardío (75 m . a . ) ; CUI: Terreno Cuicateco; e l resto d e las
abreviaciones como en las Figuras 1.16-1.18 y 1.20.

largo del borde (afectado principalmente por co­ E l rompimiento de Pangea comenzó e n el
rrimiento lateral) del norte de México (Fig. 1 . 1 6 ) . Triásico Tardío con el desarrollo de cuencas ex­
El empuje de la corteza Grenviliana de PNA sobre tensionales (rífts) y horsts en los terrenos Maya,
el flysch del Pérmico Inferior de la región de Chi­ Guachichil, Coahuiltecano y Tepehuano y quizá
huahua (Fig. 1 . 14) debió haber ocurrido hacia el hacia más el oeste, internándose en PNA y el
Pérmico Tardío (Handschy & Dyer, 1987); de ser Terreno Seri o La extensión total involucrada fue
aSÍ, se presentó a lo largo del segmento dominado por pequeña. En el Jurásico Medio (Fig. 1 . 1 7) la con­
movimientos transforman tes del norte de México, centración de extensión en el interior y al este del
quizá sobre un pequeño segmento de la margen que Terreno Maya originó la fragmentación del terre­
presentaba una convergencia local (Fig. 1 .10). no, posteriormente, se presentó un gran adelga­
zamiento de la corteza y expansión de la porción
Triásico Tardío-Jurásico. Durante este intervalo el área norte del terreno, y culminó con la deriva del poco
continental de México rápidamente debió adquirir deformado Bloque Yucatán del Terreno Maya (Fig.
una configuración cercana a la actual. La tectónica 1 . 1 7) . La concentración de extensión y deriva
del área se caracterizó por dos eventos principales. produjo unos 1 000 km de desplazamiento durante
El primero fue el rompimiento de Pangea y el el Jurásico y fue acompañado por un levanta­
comienzo de la deriva de Sudamérica hacia el miento de la astenósfera, quizá originado en parte
sureste: éste se inicio desde una posición al centro o por un movimiento del manto en el postarco. El
sur del Orógeno Ouachita el cual atra-vesaba Pangea límite de desplazamiento lateral derecho entre la
de este a oeste (Fig. 1 .9). El segundo evento fue la p arte de México muy extendida y la p orción
convergencia oblicua izquierda de la litósfera prácticamente intacta yace a lo largo o por debajo
oceánica (la Placa Farallón y / u otras placas) de la del talud continental del este de México. Este
cuenca del proto-Pacífico con el margen oeste de límite muy probablemente fue una zona bastante
México, aún en desarrollo (Figs. 1 . 1 6-1 . 1 8) . amplia que incluyó un buen número de bloques
EVOLUCIÓN TECfÓNICA DE MÉXICO DURANTE EL FANEROZOICO / 47

Early Eocene
55 Ma

FARA LLON

Fig. 1.22. Reconstru cción pa leogeográfica d e l Eoceno Temprano (aprox i m a d amente 5 5 m . a . ) ; N i c R i s e :


Levantamiento de Nicaragua q u e fue o se convirtió e n l a parte este d e l Terreno de Chortis; CUI: Terreno Cuicateco;
CHAT: Terreno Cha tino; otras abreviaciones como en las Figuras 1 . 16, 1 . 1 7 Y 1 .20.

L a te E o c e n e
40 Ma

FARALLON

Fig. 1.23. Reconstrucción paleogeográfica del Eoceno Tardío (aproximadamente 4 0 m . a . ) ; abreviaciones como en
la Figura 1.22.
48 / FERNANDO ORTEGA GUTIÉRREZ , RICHARD L. SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

del Terreno M a y a ( tales como el M a c i z o d e El Terreno Guachichil, probablemente migró


Chiapas; Fig. 1 . 1 7) (Molina Garza et al., 1990) . como dos o más bloques discretos, una pequeña
La relación cinemática que existió entre la distancia a lo largo del límite de placa en este
extensión (al este de México) y la convergencia periodo de tiempo, antes de su temprana anexión.
(al oeste de México) está pobremente documen­ También en el Jurásico Temprano, el arco magmá­
tada y, por lo tanto, es controversial. Tenemos tico continental saltó del antiguo borde oeste
razones para pensar que el desplazamiento de triásico hacia el Terreno Guachichil (Figs. 1 . 1 7 y
Yucatán y Sudamérica relativo a PNA no ocurrió 1 . 1 8) . El Terreno Tepehuano probablemente migró
a lo largo de la MMS y que además, esto no causó a una posición al oeste del ya acrecionado Terreno
migración de los terrenos rela tivo a PNA (Fig. Guachichil e incorporó un fragmento de material
1 . 1 7) . Con mayor seguridad, los terrenos más acrecional del prearco (Formación Taray) que se
internos (Guachichil, Tepehuano) migraron hacia ubicó confrontando al Terreno Guachichil . La
el sureste a lo largo del límite de placa occidental, a c reción del Terreno Tep e h u a n o d u r a n t e el
al que se incrustaron en diferentes intervalos de Jurásico Medio dio lugar a una mayor migración
tiempo. Esta zona limítrofe incl uyó un arreglo de hacia el exterior del arco (Fig. 1 . 1 8) .
fallas de deslizamiento lateral izquierdo paralelas E l Terreno Seri probablemente terminó su
a la margen, que se activaron episódicamente y migración desde el sur de California a lo largo de
reposicionaron los terrenos más internos durante la costa, siguiendo la zona interior del margen
el Jurásico (Figs. 1 . 1 7-1 . 19). La MMS que quizá sea activo del continente, durante o antes del Jurásico
un borde de PNA heredado del proterozoico, es Medio (Fig. 1 . 18). El terreno compuesto-amalga­
la falla de deslizamiento lateral izquierdo más mado Zapoteco-Mixteco migró hacia el sureste
interna de dicha zona . La oblicuidad a lo largo de durante el Jurásico, desde una posible posición
e s t a m a rgen c o n v e r g e n t e s e percibe en l a inicial en la margen del suroeste de E . U .A., si­
existencia d e fallas discretas d e corrimiento lateral guiendo una trayectoria más externa respecto a
de esta edad y por datos paleomagnéticos, los la zona de convergencia oblicua, (Figs. 1 . 1 7 y 1 . 18).
cuales muestran la migración hacia el sur de los Durante el Jurásico Medio, los terrenos Tahue
terrenos y la rotación en contra de las manecillas y Pericú probablemente migraron hacia el sureste
del reloj respecto a PNA (Urrutia et a l . , 1 987) . a lo largo de la margen activa continental en
Muy probablemente, la convergencia en el oeste posiciones más exteriores desde sitios intra­
de PNA continuó durante el Jurásico Medio, pero oceánicos al oeste de PNA, quizá en la parte
tiene la cara cterística de ser m á s ortogonal central de California (Fig. 1 . 1 8) . El Terreno Náhuatl
respecto al margen durante este tiempo, al menos probablemente surgió, según algunos autores,
con respecto al borde de PNA orientado hacia el como un prearco de i s l a s magmáticas en e l
noroeste en el norte de México (Figs. 1 . 1 6 Y 1 . 1 7) . Jurásico dentro de una migración hacia el sureste
Esta convergencia oblicua ocasionó el crecimiento de un ensamblaje de terrenos (Fig. 1 . 1 8 ) . Los
de un arco magmático continental, que original­ terrenos Tahue, Pericú y Náhuatl probablemente
mente se extendía de modo continuo a lo largo de se anexaron al área continental de México a finales
la margen de PNA, desde el suroeste de E.U.A. del Jurásico (Fig. 1 . 19).
hasta el oeste de Sudamérica atravesando la sutura La posición d e l Terreno Chatino durante el
Ouachita . Dicha convergencia también ocasionó Jurásico es desconocid a . Pensamos que este
la migración paralela a la margen de noroeste a terreno es un fragmento del Terreno Chortis que
sureste, la incrustación d e los terrenos y l a fue transferido al terreno compuesto Zapoteco­
expansión hacia e l suroeste d e la margen mexica­ Mixteco durante la traslación por fallamiento
na . A su vez, la expansión produjo una migración la teral izquierdo de finales del Jurásico (Figs. 1 . 19
de tendencia general hacia el oeste, del arco Y 1 .20) .
continental en la zona central de México y la El basamento grenviliano y la cubierta paleo­
evolución de un segundo cinturón o islas de arco zoica que son actualmente parte de Cuba, debie­
que se fusionaron durante el incrustamiento de ron ser un fragmento del Terreno Zapoteco que
los terrenos en la parte oeste de México. se separó durante o después de la traslación hacia
EVOLUCIÓN TECTÓNICA DE MÉXICO DURANTE EL FANEROZOICO / 49

el sureste del terreno compuesto Zapoteco-Mixte­ C re t á c i c o . Durante el Cretácico, México se


co (Fig. 1 . 1 9 ) . Este fragmento probablemente encontraba prácticamente ensamblado, con
permaneció en el tren de deslizamiento lateral excepción del Terreno Compuesto de Baja
izquierdo a lo largo de la margen activa y arribó a California y del Terreno Chortis. Estaba limitado
la región de generación de piso oceánico del Ca­ al suroeste por una margen activa la cual incluyó
ribe durante el Cretácico Temprano (Fig. 1 .20). un arco continental, un prearco (que probable­
A finales del Jurásico o inicios del Cretácico, mente incluyó los terrenos que todavía estaban
se inició la deriva entre Sud américa y Norte migrando junto con complejos acrecionales) y una
América, ésta ocurrió a lo largo del margen sureste o varias cuencas de postarco al este del arco
del bloque de Yucatán del Terreno Maya (Fig. continental (Figs. 1 .20 y 1 .2 1 ) . La margen activa
1 . 19). Esto disparó la apertura de la Cuenca del cabalgó sobre las placas oceánicas de Farallón y
Caribe, formándose la primera cuenca marina Kula. A mediados del Cretácico ocurrió un cambio
profunda entre el Atlántico y el Pacífico. drástico en el movimiento de la componente
En este trabajo proponemos que el área paralela al límite de placa, de deslizamiento lateral
continental de México durante el Jurásico Tardío izquierdo a derecho (Fig. 1 .2 1 ) .
estaba compuesta por todos los terrenos a La fusión final de los terrenos Zapoteco-Mixteco,
excepción de los terrenos Chortis, Cochirní y parte Chatino, Náhuatl, Pericú y Tahue debió haberse
del Yuma (Fig. 1 . 19), los cuales yacían en la zona completado justo antes o durante el Cretácico
principal de movimiento del límite de placas. Sin Temprano . Todos estos terrenos junto con el
embargo, en el Jurásico Tardío una amplia zona Tepehuano, Cuicateco, Seri y PNA, al menos
de deslizamiento oblicuo izquierdo se desarrolló estuvieron sujetos a deformación local prelararní­
por la reactivación de fallas más antiguas, dica en el Cretácico con un transporte tectónico de
principalmente las de los límites entre los terrenos convergencia general hacia el continente (Fig. 1 .20).
y especialmente la MMS (el límite entre el Terreno La causa de dicha contracción debió haber sido un
Seri y PNA), el borde entre los terrenos decremento en el ángulo de convergencia en la zona
Coahuiltecano-Maya y Guachichil-Tepehuano, las de subducción entre las placas Farallón y Nortea­
fallas entre los bloques al norte y sur del Terreno mericana durante el Cretácico Temprano, o quizá
Guachichil y la Falla San Marcos. La extensión y la fusión definitiva de los terrenos mencionados
apertura de la cuenca del Terreno Cuicateco se arriba. El arco continental probablemente se
debió al deslizamiento lateral izquierdo oblicuo extendió de manera continua a todo lo largo de la
en la parte más al sur de esta zona (Fig. 1 . 19) . margen mexicana durante el Cretácico.
Durante o antes del Jurásico Tardío, un El Terreno Compuesto de Baja California (la
fragmento del Terreno Seri se desprendió de su parte este del Terreno Yuma y una porción del
flanco más exterior, el cual cabalgó las rocas flysch Terreno Seri) migró hacia el sur de México durante
del Terreno Yuma que se encontraba formando parte el Cretácico Temprano y terminó su migración a
de un prearco en o cerca de la trinchera principal de mediados del mismo periodo y sufrió de un mag­
la margen activa (Fig. 1 . 19). Después, este terreno matismo de arco continental al frente de la margen
compuesto migró hacia el sureste dentro de la zona activa. Quizás junto con el Terreno Chortis, Baja
frontal de la margen activa para finalmente California prosiguió su migración hacia el noroes­
colisionar contra uno, o más, de los arcos de islas te a lo largo de la margen activa en el Cretácico
que formaban la parte oeste del Terreno Yuma en el Tardío. Baja California probablemente continuó
borde principal del continente (Fig. 1 . 19). evolucionando como un prearco sedimentario de
La evolución del Terreno Chortis es especial­ material acrecionado y delaminando su borde
mente difícil de resolver para tiempos precre­ exterior; dicho material fue derivado de la placa
tácicos. Suponemos que se originó a partir de oceánica adyacente, cuya componente de veloci­
Pangea en el área oeste de Sudamérica durante el dad paralela al borde de Norte América excedió
Mesozoico Temprano para posteriormente ocupar a la de Baja California (Fig. 1 .2 1 ) .
su lugar en la margen activa al sur de México a El Terreno Chortis pudo haber comenzado el
finales del Jurásico (Fig. 1 . 19) periodo Cretácico dentro de la margen activa del
50 I FERNANDO ORTEGA GUTI�RREZ , RIrnARD L. SEDLOCK & ROBERT C. SPEED

sur de México (Fig. 1 . 19), Y probablemente migró En el Eoceno Tardío, se inició el desplaza­
con una dirección este-sureste a lo largo de la miento lateral izquierdo entre los límites de las
margen junto con el terreno compuesto de Baja placas Norteamericana y del Caribe al sur del
California durante el Cretácico Temprano (Fig. Terreno Maya, extendiéndose al oeste hacia una
1 .20) . Durante el Cretácico Tardío, este terreno unión triple (trinchera-falla transformante-trin­
debió haberse desplazado hacia el norte, junto con chera) en el Golfo de Tehuantepec (Fig. 1 .23). Si
Baja California (Fig. 1 .2 1 ), o alternativamente, se asume que el Terreno Chortis estaba ubicado
pudo haber permanecido al sur del Terreno Maya en la parte occidental de México durante el Eoceno
en la misma posición que tenía d u rante el Medio (Fig. 1 .22), por lo tanto se puede concluir
Cretácico Temprano, como lo sugirió Donnelly que desde entonces se ha traslado alrededor de
(1 989). La cuenca oceánica El Tambor se formó al 1 000 km hacia el este (relativo a México) como
sur del Terreno Maya a mediados del Cretácico parte de la Placa del Caribe.
(Fig. 1 .20). Dicha cuenca probablemente formaba
parte de la apertura de la Cuenca del Caribe. La
convergencia local entre la Cuenca de El Tambor AGRADECIMIENTOS
y Norte América causó tanto subducción como
obducción de la corteza oceánica de El Tambor en Agradecemos a J. H. Stewart y R. T. Buffer por las
el Cretácico Tardío (Fig. 1 .21 ). La convergencia exhaustivas revisiones a este manuscrito y a Judith
pudo haber involucrado la colisión de un arco de Gendlin Jones por su asistencia durante la etapa
islas no identificado, o la colisión de los terrenos de investigación.
Maya y Chortis (Donnelly, 1989).
La d e formaci ón compresiva d e antepaís
laramídica se inició, prácticamente en toda el área REFERENCIAS
norte y este de México, casi a finales del Cretácico
(Fig. 1 . 13). Probablemente el establecimiento de AIKEN, e L., R. W. SCHELLHORN & M. F. DE LA FUENTE.

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EVOLUCIÓN TECTÓNICA DE MÉXICO DURANTE EL FANEROZOICO / 59

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2
REG IONALIZAC IÓN B IOGEOGRÁF I CA
DE MÉXI CO:
P ROV IN C IAS B IÓT I CAS
David Espinosa Organista1 , Juan J. Morrone2 , Claudia Aguilar Zúñiga3 &
Jorge Llorente B ous qu ets2

ABSTRACT. The h i s tory of the c l a ssification of the hacia el sur y sureste de México y, al combinarse
Mexican biogeographical provinces is briefly reviewed con la acción de los vientos alisios y la oscilación
and the most important regionalizations of the coun try estacional del cinturón subtropical de alta presión,
are discusse d . A parsimony analysis of endemicity generan un patrón climático tan diverso, que al
based on distribu tional patterns of 800 species and aplicar cualquier sistema de clasificación climá­
subspecies of plants (387), insects (244), and birds (169) tica, casi todos los tipos y subtipos climáticos
ranged in 19 Mexican biogeographic provinces i s quedan representados en el país: desde climas
undertaken, t o determine their historical relationships secos en el norte hasta subhúmedos y húmedos
and to test the validity of previous classifications. The al sur; secos y subhúmedos en la vertiente pacífica
Mexican biogeographic provinces are classified in two hasta húmedos con lluvias todo el año en la ver­
subregions : Northern Pacifi c (Neartic region) with tiente atlántica . Tales disposiciones climáticas son
seven provinces and Caribbean (Neotropical region) afectadas por la acción del relieve, que genera
with 12 provinces. efecto de sombra lluviosa sobre todas las cordi­
lleras. La acción del clima sobre diferentes substra­
tos ha conformado muy diferentes fisonomías de
INTRODUCCIÓN vegetación y variados tipos de suelo; algunos
sistemas de clasificación que se han aplicado a
La gran diversidad biológica de México se expresa México reconocen más de 32 tipos de vegetación
geográficamente como un mosaico complejo de diferentes .
distribución de especies y asociaciones, donde se La riqueza de especies muestra u n a tendencia
reconocen tendencias geográficas de su riqueza y general a incrementarse hacia el sur del territorio
patrones por acumulación de endemismos; esta mexicano que, alcanza su valor máximo en el
complejidad biológica se corresponde con la gran centro-noreste de Oaxaca, donde convergen la
heterogeneidad del medio físico. La distribución Sierra Madre del Sur, el Eje Neovolcánico y la Sie­
muy irregular de tierras y aguas muestra un terri­ rra Madre Oriental. Allí se observa la mayor hete­
torio más ancho hacia el norte y más estrecho hacia rogeneidad de hábitats y la historia geológica más
el sur, con dos penínsulas de forma, relieve e histo­ complej a . Los endemismos, en cambio, son más
ria distintos. Los sistemas montañosos convergen abundantes hacia el medio tropical semiárido y
subhúmedo, lo cual es más acentuado a lo largo
de la vertiente del Pacífico y sobre el Altiplano.
I Herbario de la Facultad de Estudios S uperiores Zaragoza, UNAM .
Sobre las cordilleras, las áreas de endemismo son
Av Guelatao 66, Col . Ejército de Oriente, Iztapalapa 09230
México D. F. más grandes en el noroeste, y aumentan en número
2 Museo de Zoología, Facultad de Ciencias, UNAM., Apdo. Postal y disminuyen en tamaño hacia el sureste (Liebherr,
70-399, 0451 0 México, D. F. 199 1 ) . Estos dos patrones han sido descubiertos,
3 C o m i s i ó n Na c i o n a l p a r a el C o n o c i m i e n to y U s o de la
descritos, clasificados e interpretados desde el si­
Biodiversidad. Femández Leal 43, Barrio de la Concepción,
Coyoacán 04020 México, D. F. glo pasado.
62 / DAVID ESPINOSA O., JUAN J. MORRONE, CLAUDIA AGUILAR Z. & JORGE LLORENTE B.

Desde una perspectiva histórica, es posible se entienden simplemente como patrones reco­
reconocer tres grandes orientaciones en el trabajo nocibles entre el universo de especies animales y
biogeográfico aplicado a México. La primera ha plantas que pueblan la Tierra . Los conceptos de
estado dirigida a la delimitación de las regiones área de endemismo, especie endémica y grupo endémico,
Neártica y Neotropical, además de su subdivisión así como sus relaciones, han sido utilizados hasta
en provincias (v. gr. Ramírez, 1 899; Rzedowski, nuestros días como medios útiles para interpretar
1978) . La segunda consiste en proveer interpre­ la historia de la biota . El endemismo también sirve
taciones acerca del origen e historia de la migra­ para reconocer y cara cterizar u n i d a d e s bio­
ción de los distintos elementos o estratos de la geográficas menores, llamadas provincias bióticas,
flora y la fauna (Simpson, 1 950; Halffter, 1 964; las cuales, además de diagnosticarse por la con­
Barrera, 1968) . La tercera ha tenido como objetivo centración de ciertos endemismos, poseen una
la reconstrucción histórica de las áreas de ende­ relativa homogeneidad de condiciones ecológicas,
mismo, bajo el principio de que la Tierra y su biota es decir que se caracterizan por un conj unto par­
evolucionan juntas (Croizat, 1 958, 1 964; Liebherr, ticular de especies con fisiografía, clima, suelo y
1 99 1 ; Morafka el al., 1 992) . fisonomía vegetal muy similares.
E n el Taller d e Regionalización Ecológica y La provincia biótica está inmersa en un sistema
Biogeográfica de México (TREB) llevado a cabo jerárquico con seis categorías : reinos, regiones,
en la Comisión Nacional para el Conocimiento y subregiones, d ominios, provincia s y distritos
Uso de la Biodiversidad (Arriaga el al., 1 997), se (Cabrera & Willink, 1973; Brown & Gibson, 1 983).
discutió, entre otros aspectos, la posibilidad de un Este sistema pretende establecer una jerarquía
consenso en el Sistema de Provincias Biogeo­ análoga a la que se aplica en la taxonomía bioló­
gráficas para México, el cual se alcanzó pre­ gica, donde la unidad básica a clasificar es la espe­
liminarmente en cuanto al número de provincias cie. En la clasificación biogeográfica, la unidad
y a sus límites. Sin embargo, la concepción de cada básica es la provincia, mientras que el distrito
experto acerca del origen de los elementos que puede verse como una variante ecogeográfica
caracterizan o dan identidad a cada provincia, de ocasional, que se caracteriza por especies y / o
acuerdo con el taxón estudiado, hizo imposible subespecies .
obtener un consenso en su arreglo jerárquico. Por A l a fecha, h a y m á s de quince trabajos orien­
ello, la existencia de agrupamientos de provincias tados hacia la clasificación biogeográfica del terri­
en dominios, subregiones, regiones o reinos fue torio mexicano en provincias bióticas. Los grupos
discutida desde la perspectiva individual de cada más utilizados para la clasificación biogeográfica
autor. Nuestro objetivo ahora es contribuir a esta de México son mamíferos, aves, reptiles y plantas
discusión con base en una clasificación natural de vasculares. Algunos esquemas se remontan al
provincias, la cual adopta como criterio de natura­ siglo pasado. Entre ellos están los de Humboldt
lidad la presencia compartida de endemismos ( 1 805), Martens & Galeotti ( 1 842), Galeotti ( 1 844),
(una idea equivalente a la sinapomorfía en el Grisebach ( 1 876), Fournier ( 1 876), Hemsley ( 1 887)
análisis filogenético) y algunos exclusivos a cada y Ramírez ( 1 899) . En este siglo, las propuestas
provincia (autapomorfías), esto es, un análisis de clásicas de regionalización del territorio mexicano
la distribución de los elementos endémicos. se deben a Smith ( 1 941), Dice ( 1 943), G oldman
& M oore ( 1 94 5 ) , Stuart ( 1 964), Kohlmann &
Sánchez ( 1 984), pero las más recientes son las
Regionalización biótica de México de Rzedowski ( 1 990a), Ferrusquía-Villafranca
( 1 990), Casas-Andreu & Reyna-Trujillo ( 1990) y
Una región biogeográfica está d e finida por la R a m í re z - P u l i d o & C a s tro-C a m p i l l o ( 1 99 0 ) .
superposición distribucional de especies o taxones Rzedowski ( 1 965 ) reconoció dos períodos de
que le dan identidad y que, de acuerdo con la relativo auge en los estudios fitogeográficos de
concepción original de De Candolle ( 1820), reciben México: el primero comprende las últimas tres
el nombre de endémicos . Así, región biogeográfica décadas del siglo pasado, cuyo exponente máximo
y taxón endémico son conceptos inseparables y es Hemsley, y el segundo, de 1 945 a la fecha, cuyos
REGIONALIZACIÓN BIOGEOGRÁFICA DE MÉXICO: PROVINCIAS BIÓTICAS /63

iniciadores son Miranda y Sharp. Dentro de esta ( 1 887), en la Bio logia Cen trali-Americana, quien
diversidad de propuestas se han reconocido entre apoyándose en consideraciones geográficas, divi­
11 y 32 provincias biogeográficas. dió al territorio mexicano en dos grandes zonas:
Las primeras clasificaciones biogeográficas del las zonas norte y sur (cabe mencionar que Baja
territorio mexicano fueron fundamentalmente California no está considerada en esta división) .
ecológicas. En un primer intento, H u mboldt E l norte d e México e s l a división mayor, sus límites
(1805) distinguió tres regiones (o zonas, en sentido al norte son el río Grande hasta el Paso y desde
estricto) organizadas verticalmente, C aliente, aquí oblicuamente hasta el Gila y el fondo del
Templada y Fría, y estableció sus límites térmicos Golfo de California; al sur limita con los estados
y altitudinales. de Sinaloa, Durango, Zacateca s, San Luis Potosí
Martens & Galeotti ( 1 842) adoptaron esa clasi­ y la costa oeste de Mazatlán, extendiéndose en su
ficación, pero crearon nueve subdivisiones tenien­ totalidad como unos 11° de latitud. Estos límites
do en cuenta la altitud, datos climatológicos, tipo arbitrarios coinciden con el límite brusco de la ve­
de vegetación y presencia de algunos géneros en­ getación fanerógama epífita. Esta zona fue descri­
démicos de helechos. Ellos subdividieron la región ta botánicamente por Parry ( 1 858) y Seemann et
Caliente basándose en la altitud y el número de al. ( 1 852-1 857), quienes incluso hicieron referencia
especies de helechos, mientras que para la subdi­ a los patrones estacionales del año (fenología) . La
visión de las regiones templadas y frías además zona sur se encuentra entre los 1 6° y 23° de latitud
consideraron el tipo de suelo. N y 87° Y 1 07° de longitud W; sin embargo, por su
Grisebach ( 1 876) propuso una división hori­ parte más ancha, hacia los 20° de latitud, solamen­
zontal de tres regiones, basada en el relieve del te se extiende 8° latitud . En esta zona se encuen­
territorio mexicano. La división de Grisebach la tran los principales volcanes : el de Colima, el
sustentan la presencia de una mesa elevada con Cofre de Pero te, el Pico de Orizaba, el Popocaté­
dos vertientes (hoy conocida como Altiplano petl, el Zempoaltépetl y el San Cristóbal. Hemsley
Mexicano) una atlántica (Sierra Madre Oriental) (1887) reconoció que debido a las grandes diferen­
y otra pacífica (abarca la Sierra Madre Occidental, cias de altitudes de varios estados, y por la diversi­
la Sierra Madre del Sur y el Eje Volcánico Trans­ dad de climas que intervienen, existe gran varie­
versal), que se continúa hacia el noroeste con la dad en la vegetación. Así, Yucatán por su situación
región montañosa de Texas; y hacia el suroeste tan baj a, tiene una vegetación casi enteramente
descendiendo gradualmente para sumarse a las tropical; mientras que otros estados muestran
cadenas de Guatemala. Del Eje Neovolcánico se todos los tipos de vegetación, desde la tropical
desprenden los conos volcánicos del Cofre de hasta la alpina. Esta zona fue descrita extensamen­
Perote, del Pico de Orizaba, del Iztaccíhuatl del te por Richard y Galeotti, así como por Liebman,
Popocatépetl, los volcanes de Fuego y de Colima en 1 844, desde la costa, en Veracruz, hasta la cima
y algunas cimas de menor elevación. En síntesis, del Pico de Orizaba (Ramírez, 1 899).
la costa forma la tierra caliente, las vertientes for­ Ramírez (1899) propuso una clasificación de
man la tierra templada y la mesa central forma la México en regiones botánico-geográficas, tenien­
tierra fría (Ramírez, 1 899). do en cuenta el clima y la topografía; este autor
Fournier ( 1 876), a diferencia d e Humboldt y distinguió divisiones de primero y segundo orden:
Grisebach, distinguió seis regiones fi togeo­ la primera corresponde a las tres grandes regiones
gráficas, basándose en datos climatológicos, y de Humboldt, las cuales dan una idea general del
consideró que la mayor parte de ellas son tan aspecto de la vegetación; las segundas fueron asig­
complej as y se entrecruzan de tal forma que es nadas segun la temperatura y la humedad de la
difícil establecer sus límites precisos (Ramírez, atmósfera y del suelo. Además, Ramírez consideró
1 899) . Estas regiones o zonas son: ( 1 ) Litoral, (2) tres fenómenos meteorológicos predominantes en
del Bosque Tropical, (3) d e las Sabanas, (4) la mayor parte de la región que comprende el
Templada, (5) d e los Agaves, y (6) Superior. dominio mexicano: ( 1 ) la cantidad considerable
En el siglo XIX, el trabajo culminante de de calor que reciben las plantas; (2) la oscilación
clasificación biótica de México fue el de Hemsley diurna de la temperatura, tan considerable, espe-
64 / DAVID ESPINOSA O., JUAN J. MORRONE, CLAUDIA AGUILAR Z. & JORGE LLORENTE B.

PROVI NCIAS B I OGEOGRÁF I CAS

el!

+ +

+ + +

Simbologia

(;:¡] Attiplano Norte (ChihuahIJ(jO&e) \.pn)


Provincias

O Altiplano Sur (Zaealecano-Polo$ino) (apa)


o Baja Catilomia (bc¡
_ cal�OrTq (elf)
O Costa del Pacifico (�c)
[2J Del Cabo (�b)
o Oepresióro ael Bal-al(balj
= � =� � +
o á
:I� o
lm!iI LDI A1lo1 de Chiaj)<lS (chi)
: m)

o Oaxaca {oaX)
o Pelén(pln)
G5J SielT3 Madre del SUf (ama)
O Sterlll Mad,. Qoeldenlal (Imo)
Em Soconu.co (ntJI¡
E1.l] S,eITll MldreOriontal(.me)

O SonorellSe (.on)
o rilmaulipeca (!ilm)
� Yucal..n (yuc)

Fig. 2.1. Provincias biogeográficas mexicanas . (Ver texto).

cialmente en los tres primeros meses del año en En este siglo, la descripción fitogeográfica
los que alcanza una temperatura media, en la Me­ culmina con Miranda ( 1 941, 1 942a, b, 1 943, 1 947),
sa Central, de unos 40° C, y (3) la poca humedad quien hace una revisión exhaustiva de los rasgos
del aire cuya influencia se hace sentir hasta la fisonómicos y florísticos de la vegetación de Mé­
región caliente y seca de los numerosos valles del xico y por Rzedowski ( 1 965, 1973, 1978, 1 990a,b,
sur de la Mesa Central . Una de las modificaciones 1 992 ) . Rzedowski ( 1 978) dividió al país en 1 7
esenciales a las propuestas anteriores es que provincias florísticas, agrupadas en cuatro regio­
Ramírez propuso colocar en la región caliente toda nes y dos reinos. Los criterios de división de Rze­
aquella zona que se había considerado de tipo dowski son: ( 1 ) la distribución de grupos endémi­
templado, tal es el caso de Xalapa, Orizaba, Cór­ cos de plantas con flores, y (2) l a s afinidades
doba, etc. Por otra parte, tomó como parte de la geográficas de las floras de diferentes regiones del
región templada la vegetación de las barrancas, país, con base en coeficientes de similitud estable­
valles y llanuras de la parte norte central y sur de cidos entre ellas. Una clasificación fitogeográfica
la Mesa, dejando en la región fría sólo las cimas más reciente es la de Kohlman & Sánchez-Colón
de las montañas más altas. Otras modificaciones ( 1 984), quienes dividieron las tierras tropicales de
consistieron en que desapareció la distinción entre México según la distribución de árboles del género
la vegetación de ambas vertien tes de la Sierra Bursera.
Madre, rompió con la idea de que las regiones El primer trabaj o que planteó la división del
botánicas de México son continuas y estableció territorio mexicano en provincias bióticas (faunís­
que el número de divisiones no es fijo y que, por ticas) fue el de Smith ( 1941 ), quien consideró que
lo mismo, se admitan todas las que se definen con­ las provincias son algo real y activo, definidas por
forme a sus principios o fundamentos. la distribución de varios grupos "ideales" de ani-
REGIONALIZACIÓN BIOGEOGRÁFlCA DE MÉXICO: PROVINCIAS B IÓTICAS / 65

A ustro-oriental, Hidalguense, Chihuahuense,


cab
Sinaloense, Tamaulipeca, Arizoniana, Apachiana,
clf Durangueña, de Baja California, del Cabo de Baja
California y San Dieguina . Por o tra parte, la
be
región Neotropical presenta una subregión, a la
ta m que llama Mexicana; aquí incluyó siete provincias
bióticas : de la Altiplanicie Chiapaneca, Tapachul­
apn
teca, del Petén, Yuca teca, Veracruzana, Tehuana
smo y del Balsas Inferior.
G o l d m a n & M o o re ( 1 945 ) , s i g u i e n d o e l
son
concepto d e Dice ( 1 943), dividieron la República
yuc Mexicana en 18 provincias bióticas ( 1 6 continen­
8
tales y dos insulares), con base en la distribución
ptn
de aves y mamíferos en relación con la vegetación.
nus Además consideraron que las provincias bióticas
gm son unidades mayores o centros de distribución
de agrupaciones generales de especies, dando
chi atención a las relaciones bióticas y a la historia
sme geológica.
P osteriormente, Stuart ( 1 964) propuso, a
aps manera de plan básico, la división del país en 1 7
oax provincias bióticas continentales. Al delimitar
cada provincia, Stuart mencionó las relaciones que
sms
muestra la fauna con la de las provincias vecinas.
bal E n tr e l o s trabaj os más recientes s obre
clasificación biogeográfica están los de Ramí­
pac
rez-Pulido y Ca stro-Campillo ( 1 990), quienes
vol divideron al territorio en 20 provincias mastofau­
nísticas, y Casas-Andreu y Reyna- Trujillo ( 1 990),
que hicieron una clasificación biogeográfica en 15
Fig. 2.2. Cla dograma basado en l a evidencia total . provincias herpetofaunísticas, estos últimos pu­
blicados en el Atlas Nacional de México, del Instituto
males. Para confeccionar su esquema, Smith de Geografía de la UNAM. El sistema Ferrus­
escogió al género Sceloporus, lagartijas de la familia quía-Villafranca ( 1 990) incluyó un total de 32
Iguanidae como uno de esos grupos ideales p r o v in c i a s g e o m o r fo l ó g i c o - te c t ó n i c a s y 1 9
( Álvarez & Lachica, 1974) . Las características por subprovincias, agrupadas en dos regiones y dos
las que Smith consideró al género Sceloporus son, dominios, además de considerar zonas transi­
que es rico tanto en individuos como en número cionales y zonas de extensión regional y áreas
de especies (85 formas de Sceloporus), se encuentra adyacentes con asociaciones bióticas complejas
a través de todo México, desde el nivel del mar (ZER) . El criterio de división se basó en rasgos
hasta una altitud de 3800 m y quizás es uno de morfotectónicos correlacionados con la distri­
los miembros más conspicuos de la fauna de bución d e especies endémic a s . E l sistema de
vertebrados del p a í s . Smith ( 1 94 1 ) dividió a Casas-Andreu y Reyna-Trujillo (1990) no posee un
México en 23 provincias bióticas agrupadas en dos sistema j erárquico y sólo dividió al territorio
regiones. Subdividió la región Neártica en dos mexicano en 15 provincias bióticas, con base en
subregiones: de las Montañas Rocosas y Cali­ la presencia de especies de reptiles y anfibios. El
forniana e incluyó en ésta a 16 provincias: de la sistema de Ramírez-Pulido y Castro-Ca mpillo
Altiplanicie Oaxaqueña, Guerrerense, del Balsas (1990) incluyó un total de 20 provincias mastofau­
Superior, Au stro-central, Au stro-occidental, nísticas agrupadas en dos regiones, la Neártica y
66 / DAVID ESPINOSA O., JUAN J. MORRONE, CLAUDIA AGUILAR Z. & JORGE LLORENTE B.

df cab ptn
apn dI yue

tam be cab

son tam be
be aps elf

cab sme tam

yue smo apn


pt n son son
nus apn smo

gm yue vol

ehi ptn bal

oax nus aps

sme oax sme

aps gm oax

smo chi sms

vol sms pae


pac pae gm
bal bal Chi
3 4 5
sms vol nus

Figs. 2.3, 2.4 Y 2.5. Hipótesis cladísticas alterna tivas acerca de la clasificación biogeográfica de las provincias
bióticas mexicanas. 3, sólo taxones v egetales; 4, sólo taxones de insectos; 5, sólo taxones de aves.

la Neotropical. El criterio de división se basó en MATERIALES Y M ÉTODOS


un análisis multivariado de a grupamiento; al
utilizar como unidades taxonómicas operaciona­ Los da tos fueron recopilados de monografías y
les 1 2 1 cuadrantes (INEGI, escala 1 :250 000), revisiones (Va urie, 1966, 1970, 1981, 1982; Herman,
registró la presencia o ausencia de cada una de 1972, 1 975, 1 976; Whitehead, 1 976; Gundersen,
las 449 especies de maDÚferos conocidos desde 1977; Clark, 1978, 1982; Zimmerman, 1 982; Bright,
1758 hasta 1988. 1981, 1994; Frank, 1981; A. T. Howden, 1982, 1996;
Schuh & Schwartz, 1 985; Burke y Kovarik, 1986;
LeSage, 1986; Ball & Maddison, 1987; Anderson,
Clasificación de las provincias bióticas 1 987; Burke & Anderson, 1 989; Carlton, 1 989;
mexIcanas Kuschel, 1 989; Spangler & Perkins, 1989; Wibmer,
El sistema de consenso obtenido en el Taller de 1 989; Jameson, 1 990; Lanteri, 1 990, 1 995; Nelson
Regi onalización Ecológica y Biogeográfica de & Wescott, 1 9 9 1 , 1 995; H a milton, 1 992, 1997;
México (TREB) se basó en la comparación de los Ratcliffe & Deloya, 1 992; Henry, 1 993; Morón,
sistemas de Rzedoswki (1978), Casas-Andreu y 1 995; Keffer, 1996; Chemsack & McCarty, 1997;
Reyna -Trujillo ( 1 990), Ferrusquía-Vil l a franca H . F. Howden, 1997; Will, 1997; Llorente et al., 1997;
(1990) y RaDÚrez-Pulido y Castro-Campillo (1990) . Hespenheide, 1998; Rifkind, 1 998) y de consultas
Como resultado de este taller, se reconocieron 19 a bases de datos sobre presencias y ausencias. Las
p r o v in c i a s : A l t i p l a n o n o r t e , A l t i p l a n o s u r, áreas analizadas fueron las que resultaron del
Depresión del B a l s a s, B aj a C a liforn i a , Cabo, TREB.
Chiapas, California, Golfo de México, Soconusco, Con el objeto de obtener una clasificación na­
Oaxaca, Costa del Pacífico, Petén, Sonora, Sierra tural de estas provincias, aplicamos la técnica del
Madre Oriental, Sierra Madre Occidental, Sierra análisis de simplicidad de endemisr:1os -parsi­
Madre del Sur, Tamaulipas, Eje Neovolcánico y mony analysis of endemicity o PAE- (Rosen,
Yucatán . 1 988; Cracraft, 1991; Myers, 1991; Morrone, 1 994) .
Esta técnica clasifica áreas (análogas a taxones) por
compartir taxones (análogos a caracteres) de a­
cuerdo con el cladograma más parsimonioso. Los
REGIONALIZACIÓN BIOGEOGRÁFICA DE M ÉXICO: PROVINCIAS BIÓTICAS / 67

df

Simbologla
N Unite de las provincias biogeográficas
N Unite de la. Regiones Neártica Y NeotropicaI
CIadoe

I� �I
:: : : : : Golfo de Múleo
: : PacIfico
: : : : : Penineular
�,;;, Penlnsula de Yucatán

Fig. 2.6. Se mu estran las provincias pertenecientes a cada cIado obtenido por evidencia de tres taxones, así como
el límite entre la región Neártica y la Neotropical .

datos para el PAE son matrices de áreas x taxones de 0.50 (Fig. 2.2) . Este cladograma muestra dos
y su análisis resulta en cla dogramas que repre­ clados principales : ( 1 ) incluye las provincias del
sentan conjuntos anidados de áreas (Morrone & Cabo, California, Baj a California, Tamaulipas,
Crisci, 1995) donde ocurren especies con la misma Altip l a n o Norte, Sierra M a dre Occidental y
distribución. Las especies y sub especies fueron Sonora, y (2) abarca las provincias de Yucatán,
codificadas por su ausencia (O) o presencia ( 1 ) en Petén, Soconusco, Golfo de México, Chiapas,
cada área dentro de la matriz de datos (Apéndice Sierra Madre Oriental, Altiplano Sur, Oaxaca,
1 ) . El análisis fue realizado mediante el programa Sierra Madre del Sur, Depresión del Balsas, Costa
Hennig86 (Farris, 1 988), aplicando las opciones del Pacífico y Eje Neovolcánico.
mh * y bb *; Los cladogramas obtenidos fueron El análisis realizado sólo con taxones de plan­
arraigados a partir de un área externa hipotética tas generó dos cladogramas más parsimoniosos,
codificada por una fila de ceros. con 848 pasos, el índice de consistencia fue de 0.45
y el de retención de 0.50. En el cladograma de
consenso (Fig. 2.3) hay una politomía basal que
RESULTADOS conduce a cuatro clados: ( 1 ) que incluye sólo a la
p r o v i n c i a de C a l i fo r n i a ; ( 2 ) p r o v i n c i a s d e l
El análisis de simplicidad de endemismos a partir Altiplano Norte y Tamaulipas; ( 3 ) provincias d e
de la matriz completa de 800 especies x 19 pro­ Sonora, Baj a California y el Cabo; y ( 4 ) provincias
vincias generó un cladograma con 1 961 pasos, ín­ de Yucatán, Petén, Soconusco, Golfo de México,
dice de consistencia de 0 .40 e índice de retención Chiapas, Oaxaca, Sierra Madre Oriental, Altiplano
68 / DAVID ESPINOSA O., JUAN J. MORRONE, CLAUDIA AGUILAR Z. & JORGE LLORENTE B.

Sinbologla
o Pioye c:ayene
• PcIiopti/e mtIIIeIH.r.
N U_ de •• Regm- tWrticII y Neo!ropaJ

Fig. 2.7. Muestra la distribución de Polioptila me/anura y Piaya cayana especies de aves que sustentan la división
del país en dos regiones.

Sur, Sierra Madre Occidental, Eje Neovolcánico, provincias del Cabo, Baja California, California,
Costa del Pacífico, Depresión del Balsas y Sierra Ta maulipas, Altiplano Norte, Sonora, Sierra
Madre del Sur. Madre Occidental, Eje Neovolcánico, Depresión
El análisis realizado al considerar sólo taxones del Balsas, Altiplano Sur, Sierra Madre Oriental,
de insectos generó c u a tro c l a d ogramas m á s Oaxaca, Sierra Madre del Sur, Costa del Pacífico,
p a rs i m o n i o s o s , c o n 5 5 1 p a s o s , í n d i c e d e Golfo de México, Chiapas y Soconusco.
consistencia d e 0.44 e índice d e retención d e 0.5 1 . La comparación de los dadogramas obtenidos
E n el dadograma d e consenso (Fig. 2.4), hay una revela que algunos dados del dadograma ob­
politomía basal que deriva en cuatro dados: ( 1 ) tenido con base en la evidencia total persisten aun
provincias del Cabo, Baja California y California; cuando se considera evidencia parcial, v. gr. , el
(2) provincias de Tamaulipas, Altiplano Sur y dado Yucatán-Petén en los tres análisis separados,
Sierra Madre Oriental; (3) provincias Sierra Madre o el dado que induye a las provincias del Cabo,
occidental, Sonora y Altiplano Norte, y (4) pro­ Baja California y California aparece en los análisis
vincias de Yucatán, Petén, Soconusco, Oaxaca, basados tanto en datos de insectos como en plan­
Golfo de México, Chiapas, Sierra Madre del Sur, tas.
Costa del Pacífico, Depresión del Balsas y Eje Las especies que diagnostican cada uno de
Neovolcánico. los 16 nodos del dadograma obtenido mediante
El análisis realizado al considerar sólo taxones evidencia total se enumeran en el cuadro 2 . 1 y
de aves generó un único dadograma más parsi­ las especies endémicas de cada provincia en el
monioso, con 453 pasos, índice de consistencia de cuadro 2 . 2 .
0.37 e índice de retención de 0.63 (Fig. 2.5). Este
cladograma tiene una dicotomía basal que con­
duce a: ( 1 ) provincias de Petén y Yucatán; y (2)
REGIONALIZACIÓN BIOGEOGRÁFICA DE MÉXICO: PROVINCIAS BIÓTICAS / 69

Simbologla
Melanerpes pygmaeus

i

• Caprimulgus badius
N Limite de las provincias Petén y Yucatán

Fig. 2.8. La distribución de Caprimulgus badius y Melanerpes pygmaeus sustentan la existencia del dado Península
de Yucatán compuesto por las provincias Yucatán y Petén.

DISCUSIÓN fornia y California) y otro continental (Sonora,


Sierra Madre Occidental, Altiplano Norte y Ta­
Los puntos que l o s especi a l i stas d el TREB maulipas). La región Netropical, por otra parte
sometieron a discusión fueron: (1) la organización tiene cuatro cIados principales: uno agrupa las
j erárquica de las provincias en subregiones, provincias de la península de Yucatán (Yucatán y
usando criterios de endemismo e historia; (2) la Petén), otro agrupa a las provincias del Altiplano
naturalidad de la división de la Península de Sur y Sierra Madre Oriental; otro más que abarca
Yucatán en dos provincias distintas (Yucatán y tres provincias con afinidad hacia el Golfo de
Petén); (3) la discriminación biótica de las dos México (Soconusco, Chiapas y Golfo de México),
porciones d e la Sierra de Chiapas (Altos d e y un último cIado que agrupa a las cinco provin­
Chiapas y Soconusco), y (4) la unicidad o división cias que se relacionan con el Pacífico (Oaxaca,
del Altiplano en dos provincias independientes Sierra Madre del Sur, Balsas, Costa del Pacífico y
(Norte y Sur). Eje Neovolcánico) (Fig. 2.6).
El cIadograma obtenido por la evidencia de La delimitación de las regiones Neártica y
los tres taxones tuvo dos grandes cIados, corres­ Neotropical tradicionalmente ha sido conflictiva.
pondientes a las regiones Neártica y Neotropical. Smith (1941) señaló que la topografía de México
La región Neártica muestra dos cIados principales, es tan irregular que es sumamente difícil deter­
uno peninsular (provincias del Cabo, Baja Cali- minar los límites biogeográficos. La cIasificación
70 I DAVID ESPINOSA O., JUAN J. MORRONE, CLAUDIA AGUILAR Z. & JORGE LLORENTE B.

Simbologl.
T.onee
• voc:tJyale holldufWI,le
• P1IhBceI/obIum mectandlum
Proo.- nciu
1..-

j
Golfo de M6xico
a.. lD& /\liga de Ch�
e.- Soc:onueco

Fig. 2.9. La distribución de Pithecellobiu111 111acrandiu111 y Vochysia hondu rensis sustentan la existencia del dado
Chiapas-Soconusco-Golfo de México mostrando mayor relación de la provincia Chiapaneca con la del Golfo de
México.
de Smith, al igual que otras clasificaciones de su norte, hasta Mazatlán y por la cuenca del Río
tiempo, solamente es indicativa debido a: ( 1 ) que Balsas, hasta la parte sur del estado de Puebla; en
en ese entonces aún se tenía una comprensión el este se extiende al norte de Tampico, exacta­
inadecuada de los detalles fisiográficos del país, mente hasta el Trópico de Cáncer.
y (2) había un número insuficiente de datos de
distribución. Región Neártica. Dentro de esta región, el mayor
De acuerdo con el cladograma obtenido por n ú mero de endemismos se concentra en l a s
la evidencia de los tres taxones la región Neártica provincias del Altiplano Norte ( 1 2), Sonora (9) y
se extiende hacia el norte de la República Mexica­ Sierra Madre Occidental ( 12); hay 33 especies
na desde la Península de Baj a California hasta el endémicas a un nivel de provincia más otras siete
norte de Jalisco pasando por Sonora, Durango, endémicas anidadas en el clado seis. Tamaulipas
Chihuahua, Coahuila, la parte norte de Nuevo queda agrupada en el clado cinco por una com­
León, Tamaulipas y la costa de Sinaloa, en contra­ binación de especies, pero no hay un conj unto de
posición con lo descrito por Smith ( 1 941), quien endemismos que justifiquen claramente su incor­
describió la extensión de la región Neártica desde poración en el clado neártico continental. En el
las costas mexicanas hacia el sur de los Estados clado tres se confirman dos patrones típicamente
Unidos, aproximadamente hasta el trópico de peninsulares: una disminución en la riqueza de
Cáncer, así como la Altiplanicie y las serranías especies y un incremento en la proporción de
colindantes y Baj a Californi a . La región Neo­ especies endémicas. La región Neártica está jus­
tropical ocupa los estados del centro y sur de tificada por una especie característica de ave :
México, desde el sur de Nuevo León, Tamaulipas Polioptila melanura (Passeriformes : Muscicapidae)
y Coahuila hasta la Península de Yucatán; en el (Fig. 2 . 7) .
sistema de Smith, esta región se extiende hacia el
REGIONALlZACIÓN BIOGEOGRÁFICA DE MÉXICO: PROVINCIAS B IÓTICAS / 71

Simbologl.
laxo...
A ___M nubigerul
• CedrWe tonduzil
Provincils
A.. Galo de M6xico
a..
e...
Los Ab de o..­
Scconueco
j
Fig. 2.10. La distribución de Cedre/a fonduzii y Werneria n u bigen ea justifican a las provincias Chiapaneca y Soconusco
respectivamente.

Región Neot ropica l . En esta región, el mayor Tyloderma circul11caribbeul11 (Coleoptera : Curculio­
número de especies endémicas lo muestra la n i d a e ) , Protog rap h i u m epida u s fenoch ion u s ,
provincia del Golfo de México (30), la cual se (Lepidoptera : Papilionidae), An thocharis sara sara,
agrupa con las de Chiapas (7) y Soconusco (3) en Eurema albula celata (Lepidoptera : Pieridae); y tres
el dado 10. La suma total de endemismos, tanto de aves, Piaya cayana (Cuculiformes: Cuculidae)
de provincias como las de los dados 10 y 11 es de (Fig. 2.7), Thryotorus l11 a culipectus (Trogloditidae)
50. Sin embargo, el resultado debe tomarse con la y Trogon collaris (Trogonidae) .
reserva de que en este estudio no se consideran
áreas vecinas de Mesoa mérica y las Antillas, Na t u ra l idad de la división de la Pen ín s u la de
d o n d e se compa rten m u c h a s e s p e c i e s a p a ­ Yuca tán . Las provincias de Yucatán y Petén que­
rentemente endémicas del Golfo d e México. Hacia dan agrupadas en un solo dado aislado del resto
la Vertiente del Pacífico, en cambio, la proporción de las provincias neotropicales y comparten 13
de endémicos es mayor. El dado del Pacífico especies diagnósticas: tres especies de insectos,
Neotropical (nodo 14) induye a las provincias de Ophraella notullata (Coleoptera: Chrysomelidae),
Oaxaca ( 1 especie endémica), Sierra Madre del Sur Bledius punctatissimus (Coleoptera: Staphylinidae),
(3), Balsas (6), Costa del Pacífico (8) y Eje Neovol­ Batlus laodamas iopas (Lepidoptera : Papilionidae),
cánico (5) . Al sumar las 23 especies endémicas de Prial11ides pharnaces (Lepidoptera : Papilionidae);
cada provincia de este dado con las otras 20 invo­ y d o s e s p e c i e s de a v e s , Capril11 u lgus badius
lucradas en él da una proporción de 43 especies (Strigiformes: Caprimulgidae) y Melanerpes pyg­
endémicas de 276. l11aeus (Cen turus pygl11aeus) ( Picidae) (Fig. 2. 8 ) .
La región Neotropical queda j ustificada por El reconocimiento de l a Península de Yucatán
tres especies de p lantas, B ros im u m a licas trum como provincia biogeográfica ha sido tratado por
(Morace a e ) , B u rsera s im a r u ba ( B u rsera c e a e ) , varios autores desde el siglo pasado. Todos coin­
Plumeria retusa (Apocynaceae); cuatro d e insectos, ciden en la segregación biótica de la península del
72 / DAVID ESPINOSA O., JUAN J. MORRONE, CLAUDIA AGUILAR Z. & JORGE LLORENTE B.

Simbologfa
TlIXo".
• Picoidee �
• CaHipepIa dougltWi
Provincias

I
A.- �lano NOIIe (Chlhuah_>
B.- SIerra Madre Occidental
C.- Sonorense

Fig. 2.11. La distribución de Cn/lipepln douglnsii y Picoides n rizonne sustentan la existencia de las provincias Sierra
Madre occidental y el Altiplano Norte en un cIado junto con la Sonorense.

resto de las área s de Centro y Norteamérica y, y Strigoderma protea, y un ave Campylorhynchus


frecuentemente, se le atribuye mayor afinidad yucatanicus (Passeriformes: Certhiidae ) . Por otra
hacia la fl ora antillana, en p a r ticu l a r con el parte, la provincia de Petén tiene seis especies
occidente de Cuba. A ese respecto, Espejel ( 1987) endémic a s : cinco vegetales, Lys iloma can dida
hizo un estudio de la distribución de 237 especies (Fabaceae), Pithecellobium graciliflorum, P. sonorae,
de plantas vasculares encontrando que su flora Plumeria obtusa (Apocynaceae) y Thevetia gaumeri,
está compuesta de dos elementos básicos, el Ca­ y un ave, Melanerpes rubricapillus (Piciformes:
ribeño y el del sur de México y América Central. Picidae) .
Sin embargo, desde el trabajo de Barrera ( 1964), El problema Chiapas-Socon usco. Las provincias de
se ha destacado la división de la Península de Chiapas y Soconusco resultaron ser efectivamente
Yucatán en dos áreas, una hacia el noroeste y otra independiente s . Amb a s pertenecen al mismo
hacia el sureste. El criterio utilizado originalmente cIado, junto con la provincia del Golfo de México.
para separar estas provincias fue el cambio de Este cIado se separa del resto de las provincias
fisonoIlÚa de la vegetación entre el noroeste de la que se orientan hacia el Pacífico y está justificado
península, donde domina la vegetación caduci­ por tres especies de insectos, Ericydeus quadripunc­
folia y subcaducifolia, y la del sureste de la misma, tatus (Coleoptera : Curculionidae), Hologymnetis
donde domina la vegetación subperennifolia y a rgen teola (Coleoptera : Scarabaeidae) y Pereu te
perennifolia. No obstante, hay especies cuyas charops n igricans (Lepidoptera: Pieridae). Sin em­
distribuciones se restringen a cada una de las dos bargo, la provincia de Chiapas está más relacio­
provincias propues t a s . Yuca tán tiene c u a tro nada con la del Golfo de México, justificando esta
e s p e c i e s e n d é m ic a s : una e s p e c i e v e g e t a l , relación dos especies de plantas, Pithecellobium
Pithecellobium lanceolatum (Fabaceae), dos insectos, leucospermu m (Fabaceae), Vochysia guatemalensis
Amblygnathus subtinctus (Coleoptera : Ca rabi da e) (Vochysiaceae), cinco especies de insectos, Neobis-
REGIONALIZACIÓN BIOGEOGRÁFICA DE MÉXICO: PROVINCIAS BIÓTlCAS / 73

51m bologla
Taxo�
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Provincla8
A..- AltIplano Sur �_Ino)
B.- SIemI Mlldre ortenIIIl i
Fig. 2.12. La distribución de cinco especies de plantas Yucca z igaden us, Leucaena sten ocarpa, Fouq uería campa n u la ta,
B u rsera medranoana y Echínocactus phy/laca n th us sustentan la existencia del cIado Sierra Madre Oriental-Altiplano
Sur.

n ius jocos us (Coleop tera : Staphylini d a e ) , N. las propuestas de Ryan ( 1 963) y Savage ( 1982),
occiden toides, R h i n a cloa basa lis ( H e teroptera : quienes induyeron a las dos áreas dentro de una
M i ri d a e ) , C u ricta h u ngerfo rdi ( H eteroptera : sola área de endemismo. Escalante et al. ( 1 998),
Nepidae), Calaides astyalus pallas (Lepidoptera : en cambio, distinguieron ambas provincias como
Papilionidae) . Además, a pesar de la cercanía áreas independientes, pero en nuestros resultados
geográfica, las provincias están biogeográfica­ no sólo encontramos especies propias de cada
mente bien delimitadas. La provincia de Chiapas provincia, sino que además éstas no se relacionan
está justificada por siete especies endémicas: dos siquiera como áreas hermanas.
especies de plantas, Cedrela tonduzii (Meliaceae),
Leucaena greggii (Fabaceae), cuatro especies de La división del A ltiplano Mexicano. É ste quedó
insectos, Hadromeropsis scin tillands (Coleoptera : dividido naturalmente en las dos porciones, norte
Curculionidae), Phymatophosus scapularis, Bledius y sur, sugeridas en el TRE B . La provincia del
s t ren u u s (Coleopte r a : Staphyllinid a e ) , Colias Altiplano Norte se agrupó en el dado 6, separado
alexandra harfordii (Lepidoptera : Pieridae) y una de las provincias de la Península de Baja Califor­
especie de ave, Picoides pubescens (Piciformes: nia . Este dado está constituido por las provincias
Picidae) . La provincia del Soconusco, por otra del Altiplano Norte, Sierra Madre Occidental y
parte, está diagnosticada por tres especies endé­ Sonora, con las que comparten una especie endé­
micas: dos vegetales, Terminalia catappa (Combre­ mica de insecto, Agrilus pulchellus (Coleoptera: Bu­
taceae), Vochysia hondurensis (Vochysiaceae), y una prestidae), y dos especies características de aves,
especie de insecto, Enan tia lina ma rion (Lepi­ Callipepla douglasii (Galliformes: Phasianidae) y
doptera : Pieridae) (Fig. 2.9). Picoides arizonae ( Piciformes: Picidae) (Fig. 2 . 1 1 ) .
Las relaciones aquí encontrad a s entre l a s La provincia d e l Altiplano Sur, e n cambio, se
provincias de Chiapas y Soconusco contradicen agrupa dentro del dado Neotropical en un dado
74 / DAVID ESPINOSA O., JUAN J. MORRONE, CLAUDIA AGUILAR Z. & JORGE LLORENTE B.

Cuadro 2.1. Los nodos corresponden a los del cladograma de la figura 1. Los números corresponden a los de la
lista de especies del apéndice 2. Se consideraron tres categorías de especies características: (1) las que se distribuyen
en todas las provincias de un nodo, pero que alcanzan a invadir otras provincias externas, (2) las que se distribuyen
en casi todas las provincias agrupa das en un nodo (indica das en cursivas), y (3) las que resultan de una combina­
ción de los dos pa trones anteriores (subrayadas) .

Nodo Especies endémicas Especies características

° 743, 776

1 745

2 1 1 , 80, 321 , 456, 559, 577, 602, 729, 759, 784

3 423, 465, 576, 584, 605, 652, 744

4 230, 381 , 385, 397, 398, 49 1 , 539, 56 1 , 573

6 399 653, 730

7 33, 47, 1 28, 262, 428, 477 746

8 410, 499, 527, 553, 666, 711

9 27, � 244, 395, 457, ru, 644, 648, 672, 674, 679, 682,

700, 741 , 788

10 432, 479, 623

11 294, 360, 503, 506, 5 1 6, 521 , 531

12 66, 340 233, 66 1 , 692, 723, 734

13 63, 1 23, 1 35, 1 85, 342, 386

14 19, 49, 84 1 06

15 22, 4 1 , 62, 249, 341 , 376, 458, 461 , 520, 535 36, 1 03, 225, 232, 6 1 0, 761

16 52, 98, 393, 475, 489, 522, 525, 542, 551 , 558,

569, 571, 596 568, 746

17 1 77, 226, 5 1 1 , 6 1 7

menor, junto con la provincia de la Sierra Madre (Lepidoptera : Papilionidae), An thocharis cethu ra
Orienta l . Ambas comparten seis especies d e cethura (Lepidoptera : Pieridae), Eucheira socia lis
p l a n t a s , B u rsera medra n oa n a ( B u r s e r a c e a e ) , westwoodi. Por otra parte, el Altiplano Sur presenta
Echinocactus phyIla-can thus (Cactaceae), Fouquieria también 10 especies endémicas, B u rsera pinnata
campanulata (Fouqueriaceae), Leucaena stenocarpa ( B u r s e r a c e a e ) , E c h i n o ca c t u s a nfra c t u o s u s , E .
( F a b a c e a e ) , Pseu dos moding i u m pern icios u m crispatus, E . heteraca n thus (Cactaceae), Pithece­
(Anacardiaceae) y Yucca zigadenus (Agavaceae) llo b i u m reco rdii ( F a b a c e a e ) , Pseu dos m od i u m
(Fig. 2 . 12 ) . a n drieuxii (Anacardiaceae), Yucca a loifolia, Y.
E l Altiplano Norte, además, tiene 12 especies decipiens, Y. periculosa y Y. potosina (Agavaceae) .
endémicas: seis de plantas, ]uglans major (Juglan­ La división de las provincias del medio árido
d a c e a e ) , Leucaena p u rp u s ii ( Fa b a c e a e ) , Yu cca mexicano corresponde a la propuesta por Axelrod
elephan tipes (Agavaceae), Y. queretaroensis, Y. rigida, ( 1979), quien distinguió cinco áreas desérticas para
y. schidigera, seis de insectos, Pilolabus viridans Norteamérica con base en rasgos físicos, fisonómi­
( C o l e o p t e r a : A t t e l a b i d a e ) , Dero n e c tes roffi cos y florísticos. Dentro de este esquema, México
(Coleoptera : Dytiscidae), Hologymnetis margaritis tiene tres áreas: ( 1 ) la Sonorense, que abarcaría las
(Coleoptera: Scarabaeidae), Troilides torquatus tolus provincias de Sonora y Baj a California, (2) la
REGIONAUZACIÓN BIOGEOG RÁFICA DE MÉXICO: PROVINCIAS BIÓTICAS / 75

Cuadro 2.2. El cociente en negritas indica el número de especies endémicas a cada provincia sobre el número de
especies propias (apomórficas) totales. Los números de las especies endémicas corresponden a los de la lista de
especies del apéndice 2.

Provi ncia Especies e ndémicas

del Cabo 3/16: 74, 229, 328

Baja California 3/11 : 1 63, 241 , 324

California 9/18: 2 1 3, 329, 421, 464, 493, 537, 538, 601 , 738

Tamaulipas 7/48: 8, 1 24, 330, 374, 440, 442, 781

Altiplano Norte 12/24: 1 57, 1 82, 368, 379, 380, 382, 396, 471 , 483, 574, 575, 600

Sierra Madre Occidental 12/73: 1 25, 1 32, 231, 235, 312, 375, 4 1 7, 463, 467, 5 1 0 , 648, 680,

(36, 1 3 1 , 225, 232, 233, 238, 244, 661 , 692)

Sonora 9/56: 34, 82, 314, 332, 370, 409, 413, 424, 472, ( 1 00)

Yucatán 4/22: 290, 403, 490, 664

Petén 9/32: 1 9 1 , 284, 3 1 0, 320, 355, 712, 770, 777, 793

Soconusco 3/26: 351 , 361 , 595. (577, 602, 792)

Golfo de México 30/141 : 1 4, 147, 1 48, 1 49, 1 5 1 , 1 52, 1 53, 1 54, 1 60, 1 68, 1 79, 1 8 1 , 1 94, 267, 269, 276, 280, 282,

283, 285, 286, 307, 3 1 5, 334, 335, 373, 402, 443, 643, 789, ( 1 06, 233, 238, 66 1 , 723)

Chiapas 7/40: 1 02, 1 74, 439, 444, 500, 585, 732, (457, 741 )

Sierra Madre Oriental 4/67: 1 65, 205, 221 , 3 1 1 , (27, 1 55, 244, 395, 559, 6 1 0)

Altiplano Sur 11/70 : 73, 1 1 6, 1 1 9, 120, 1 2 1 , 305, 338, 363, 366, 377, 378, ( 1 56, 700, 764, 784)

Oaxaca 1/34: 1 42

Sierra Madre del Sur 3/34: 75, 1 27, 371, ( 1 1 )

Balsas 6/24: 57, 76, 8 1 , 85, 89, 1 93, (644, 649, 784)

Costa del Pacífico 8/126: 32, 59, 83, 95, 1 05, 271 , 275, 302, (615)

Eje Neovolcánico 5/58: 1 0 1 , 1 22, 1 43, 204, 246, (559, 602)

Chihuahuense, que coincide con la provincia del ca, todas las provincias tienen dos o más espe­
Altiplano Norte, y (3) La Hidalguense, que incluye cies endémicas que las caracterizan y les dan
parcialmente a la provincia del Altiplano Sur más identidad.
el Valle de Tehuacán. Axelrod (1 979) asignó un 2. La organización jerárquica provisional que aquí
conjunto de géneros endémicos para cada una de se propone define una división primaria en dos
estas áreas. regiones (Neártica y Neotropical ) . La Neártica
se divide a su vez en dos dados uno peninsular
con dos provincias y otro continental con cuatro.
CONCLUSIONES La Neotropical, en cambio, muestra un esquema
más complejo donde sobresalen cuatro dados
En relación con los resultados obtenidos, podemos principales, Peninsular (dos provincias), Central
conduir que : (dos provincias), de la Vertiente del Golfo (tres
1. El sistema de provincias biogeográficas con­ provincias) y de la Vertiente del Pacífico (cinco
sensado en el TREB es adecuado en virtud de provincias) . Todos estos grupos están suficien­
que cada provincia tiene especies endémica s . temente j ustificados por la distribución compar­
Con excepción del caso d e la provincia de Oaxa- tida de especies.
76 / DAVID ESPINOSA O., JUAN J. MORRONE, CLAUDIA AGUILAR Z. & JORGE LLORENTE B.

3. El sistema es aún perfectible bajo la conside­ (Coleoptera : Scolytidae). Mem . E n t . SoC. Canada, 1 1 8 :
1 -378.
ración de un conjunto mayor de especies y de
--- 1 994. Revision of the genus S i to n a (Coleopter a :
una revisión de los límites de cada provincia. Curculionidae) o f North America. A n n . En tomol. SoC. A m . ,
4. En una siguiente etapa debe desarrollarse, 87(3): 277-306.
además, una interpretación histórica del sistema BROWN, J . H. & A. c. G IBSON. 1 983. Biogeography. The C. V
de clasificación; posiblemente la descripción de Mosby Co., St. Louis.
BURKE, H . R . & P. w . KOVARIK. 1 986. Revision of the
escenarios sustentados bajo un esquema de
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proyecto Q-054 d e l a C O N A B I O ; la misma CARLTON, C. E. 1 989. Revision of the genus E u t nchl tes
LeConte (Coleoptera : Pselaphidae). Coleop. Bull., 43(2):
Comisión proporcionó las consultas de los taxones
1 05-1 1 9 .
empleados en el análisis de simplicidad de ende­ CASAS-ANDREU, G & T . REYNA-TRUJI LLO. 1 990. Provin­
mismos. El proyecto OCAPA IN211397 fue de gran cias herpetofaunísticas. Mapa IV8.6.A. A tlas Nacional de
valor para el término de este trabajo y, así también, México. Vol . I I I . Insti tuto de Geografía, UNAM . México.

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REGIONALIZACIÓN BIOGEOGRÁFICA DE MÉXICO: PROVINCIAS BIÓTICAS / 79

Apéndice 2.1.
Matriz de datos para el análisis de simplicidad de endemismos.

a a b b e e e g n o p p s s s s t v y
p p a c a h l m u a a t o mmm a o u
n s l b i f s x e n n e o s m l e
Plantas

O. Arbutus arizonica, Ericales: Ericaceae 1 1 O O O O O O O O 1 O O 1 1 0 0 1 O


1. Arbutus bicolor, Ericales: Ericaceae O 1 O O O O O O O O O O O O 1 O O O O
2. Arbutus glandulosa, Ericales: Ericaceae 1 1 1 0 0 1 O 1 O 1 1 0 0 1 1 1 O 1 O
3. Arbutus macrophyIla, Ericales: Ericaceae O O O O O O O O O O O O O O O 1 O 1 O
4. Arbutus madrensis, Ericales: Ericaceae O O O O O O O O O O 1 O O O 1 O O 1 O
5. Arbutus occidentalis, Ericales: Ericaceae O 1 1 O O O O O O O 1 O O O 1 1 O 1 O
6. Arbutus peninsularis, Ericales: Ericaceae O O O 1 1 O O O O O O O O O 1 O O O O
7. Arbutus tesseIlata, Ericales: Ericaceae O 1 O O O O O O O O 1 O O 1 1 O O 1 O
8. Arbutus texana, Ericales: Ericaceae O O O O O O O O O O O O O O O O 1 O O
9. Arbutus xalapensis, Ericales: Ericaceae 1 1 1 0 0 1 O 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1 1 O
10. BernouIlia flammea, Malvales: Bombacaceae O O 1 0 0 1 O 1 O O 1 1 O O O 1 O 1 O
11. Brosimum alicastrum , Urticales: Moraceae O 1 1 0 0 1 O 1 1 1 1 1 0 1 O O O 1 1
12. Brosimum costaricanum, Urticales: Moraceae O O O O O O O 1 O O 1 O O O O O O O O
13. Brosimum guianense, Urticales: Moraceae O O 1 O O O O 1 O O 1 O O O O O O O O
14. Brosimum lactescens, Urticales: Moraceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
15. Brosimum panamense, Urticales: Moraceae O O O O O O O 1 O O 1 O O O O O O O O
16. Brosimum terrabanum, Urticales: Moraceae O O O O O O O 1 O O 1 O O O O O O O O
17. Bursera acuminata, Sapindales: Burseraceae O O 1 0 0 O O O O O 1 O O O 1 O O 1 O
18. Bursera aloexylon, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O 1 O O O O O 1 O O O
19. Bursera aptera, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O 1 1 O O O O 1 O 1 O
20. Bursera arborea, Sapindales: Burseraceae O O O O O O O 1 O O 1 O O O O O O 1 O
21. Bursera arida, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O O O O O O O O 1 O
22. Bursera ariensis, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O 1 O 1 O
23. Bursera asplenifolia, Sapindales: Burseraceae O O O O O O O O O 1 O O O O O O O 1 O
24. Bursera attenuata, Sapindales: Bu rseraceae O O O O O O O O O O 1 O O O 1 O O O O
25. Bursera bicolor, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O 1 O O O
26. Bursera biflora, Sapindales: Burseraceae O O O O O O O 1 O 1 1 0 0 1 O 1 O 1 O
27. Bursera bipinnata, Sapindales: Burseraceae O 1 1 0 0 1 O 1 1 1 1 O 1 O 1 1 O 1 O
28. Bursera bolivarii, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O 1 O O O
29. Bursera bonetii, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O 1 O O O
30. Bursera chemapodicta, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O O O O O O 1 O O O
31. Bursera cinerea, Sapindales: Burseraceae O O O O O O O 1 O O O O O 1 O 1 O O O
32. Bursera citroneIla, Sapindales: Burseraceae O O O O O O O O O O 1 O O O O O O O O
33. Bursera coIlina, Sapindales: Burseraceae O O O O O O O O O O O O 1 O 1 O O O O
34. Bursera concinna, Sapindales: Burseraceae O O O O O O O O O O O O 1 0 0 O O O O
35. Bursera confusa, Sapindales: Burseraceae O O O O O O O O O O 1 O 1 O 1 O O O O
36. Bursera copaIlifera, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O 1 1 O 1 O
37. Bursera coyucensis, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O O O O O O O O 1 O
38. Bursera crenata, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O O O O O O 1 O O O
39. Bursera cuneata, Sapindales: Burseraceae O 1 1 O O O O O O O 1 O O O 1 1 0 1 O
40. Bursera denticulata, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O 1 O O O
41. Bursera discolor, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O 1 O 1 O
42. Bursera diversifolia, Sapindales: Burseraceae O O 1 0 0 1 O O 1 O 1 O O O O O O 1 O
43. Bursera epinnata, Sapindales: Burseraceae O O O 1 1 O O O O O O O O O O O O O O
44. Bursera excelsa, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O 1 O 1 O O 1 O 1 0 1 1 0 1 O
45. Bursera fagaroides, Sapindales: Burseraceae 1 1 1 1 0 0 O 1 O 1 1 0 1 1 1 1 1 1 O
80 / DAVID ESPINOSA O., JUAN J. MORRONE, CLAUDIA AGUILAR Z. & JORGE LLORENTE B.

46. Bursera filicifolia, Sapindales: Burseraceae o O O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O O


47. Bursera fragilis, Sapindales: Burseraceae O O O O O O O O O O O O 1 O 1 O O O O
48. Bursera galeottiana, Sapindales: Burseraceae O 1 1 0 0 O O O O O 1 O O 1 O 1 O 1 O
49. Bursera glabrifolia, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O 1 1 O O O O 1 O 1 O
50. Bursera grandifolia, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O 1 1 1 0 1 O 1 1 O 1 O
51. Bursera graveolens, Sapindales: Burseraceae O O O O O O O 1 O O 1 1 O 1 O O O O O
52. Bursera heteresthes, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O O 1 O
53. Bursera hindsiana, Sapindales: Burseraceae O O O 1 1 O O O O O O O 1 O O O O O O
54. Bursera hintonii, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O O O O O O O O 1 O
55. Bursera infernidialis, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O O O O O O O O 1 O
56. Bursera instabilis, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O 1 O O 1 1 0 0 1 O
57. Bursera jorullensis, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O O O O O O O O O O
58. Bursera kerberi, Sapindales: Burseraceae 1 0 1 0 0 O O O 1 O 1 O O O 1 O O 1 O
59. Bursera krusei, Sapindales: Burseraceae O O O O O O O O O O 1 O O O O O O O O
60. Bursera lancifolia, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O 1 O 1 1 O 1 O O O
61. Bursera laxiflora, Sapindales: Burseraceae O O 1 1 1 O O O O O 1 O 1 O O O O O O
62. Bursera longipes, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O 1 O 1 O
63. Bursera medranoana, Sapindales: Burseraceae O 1 O O O O O O O O O O O 1 O O O O O
64. Bursera m icrophylla, Sapindales: Burseraceae O 1 1 1 1 O O O O O O O 1 O O O O O O
65. Bursera mirandae, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O 1 O O O O O O O 1 O O O
66. Bursera morelensis, Sapindales: Burseraceae O 1 1 0 0 O O O O 1 1 0 0 1 0 1 O 1 O
67. Bursera multifolia, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O 1 1 O O O
68. Bursera multijuga, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O 1 O O 1 O
69. Bursera odorata, Sapindales: Burseraceae O O 1 O 1 O O O O O 1 O 1 O 1 O O O O
70. Bursera palmeri, Sapindales: Burseraceae O 1 O O O O O O O O 1 O O O 1 O O 1 O
71 . Bursera paradoxa, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O O O O
72. Bursera penicillata, Sapindales: Burseraceae O 1 O O O O O O O O 1 O 1 1 1 0 0 1 O
73. Bursera pinnata, Sapindales: Burseraceae O 1 O O O O O O O O O O O O O O O O O
74. Bursera poselgeri, Sapindales: Burseraceae O O O O 1 O O O O O O O O O O O O O O
75. Bursera rhoifolium, Sapindales: Burseraceae O O O O O O O O O O O O O O O 1 O O O
76. Bursera rzedowskii, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O O O O O O O O O O
77. Bursera sarcopoda, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O 1 O O O
78. Bursera sarukhanii, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O O O O
79. Bursera schlechtendalii, Sapindales: Burseraceae O 1 1 0 0 1 0 1 O 1 1 0 0 1 1 1 0 1 1
80. Bursera simaruba, Sapindales: Burseraceae O 1 1 0 0 1 0 1 1 1 1 1 1 1 1 1 0 1 1
81. Bursera staphyleoides, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O O O O O O O O O O
82. Bursera stenophylla, Sapindales: Burseraceae O O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O
83. Bursera steyermarkii, Sapindales: Burseraceae O O O O O O O O O O 1 O O O O O O O O
84. Bursera submoniliformis, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O 1 1 0 0 O O 1 O 1 O
85. Bursera subtrifoliatum, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O O O O O O O O O O
86. Bursera suntui, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O O O O O O 1 O O O
87. Bursera tecomaca, Sapindales: Burseraceae O O O O O O O O O O O O O O O 1 O 1 O
88. Bursera tomentosa, Sapindales: Burseraceae O O O O O 1 O O O O 1 O O O O O O O O
89. Bursera trifoliolata, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O O O O O O O O O O
90. Bursera trimera, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O O O O
91. Bursera velutina, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O O O O O O 1 O 1 O
92. Bursera xochipalensis, Sapindales: Burseraceae O O 1 O O O O O O O O O O O O 1 O O O
93. Cedrela ciliolata, Sapindales: Meliaceae O O O O O O O O O O O O O O 1 O O 1 O
94. Cedrela dugesii, Sapindales: Meliaceae O 1 1 0 0 O O O O O O O O 1 O O O 1 O
95. Cedrela imparipinnata, Sapindales: Meliaceae O O O O O O O O O O 1 O O O O O O O O
96. Cedrela mexicana, Sapindales: Meliaceae O O O O O O O 1 O O 1 1 O 1 0 0 O O 1
97. Cedrela oaxacensis, Sapindales: Meliaceae O O 1 O O 1 0 1 1 O 1 O O O O 1 O 1 O
98. Cedrela occidentalis, Sapindales: Meliaceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O O 1 O
REGIONALIZACIÓN BIOGEOGRÁFICA DE M�XICO: PROVINCIAS BIÓTICAS / 81

99. Cedrela odorata, Sapindales: Meliaceae o 1 O O O 1 O 1 1 0 1 1 1 1 O 1 O 1 1


100. Cedrela sa lvadorensis, Sapindales: Meliaceae O O 1 O O 1 O 1 1 1 1 O 1 O O 1 O 1 O
101 . Cedrela saxatilis, Sapindales: Meliaceae O O O O O O O O O O O O O O O O O 1 O
102. Cedrela tonduzii, Sapindales: Meliaceae O O O O O 1 O O O O O O O O O O O O O
103. Ceiba acuminata, Malvales: Bombacaceae O O 1 O O O O O O O 1 O 1 O 1 1 0 1 O
104. Ceiba aesculifolia, Malvales: Bombacaceae O 1 1 0 0 1 O 1 0 1 1 1 0 0 1 1 0 1 1
105. Ceiba grandiflora, Malvales: Bombacaceae O G O O O O O O O O 1 O O O O O O O O
106. Ceiba parvifolia, Malvales: Bombacaceae O O 1 O O O O 1 O 1 1 O O O O 1 O 1 O
107. Ceiba pentandra, Malvales: Bombacaceae O O O O O O O 1 1 1 1 1 0 1 O O O 1 1
108. Ceiba schottii, Malvales: Bombacaceae O O O O O O O 1 O O O 1 O O O O O O 1
109. Cleyera integrifolia, Theales: T heaceae O O 1 O O O O O O 1 1 0 0 1 1 1 0 1 O
110. Cleyera theaeoides, Theales: T heaceae O 1 O O O 1 O 1 1 0 1 O O 1 O O O O O
111 . Comocladia engleriana, Sapindales: Anacardiaceae O O 1 O O 1 O 1 O O 1 O O 1 O 1 O 1 O
112. Comocladia guatemalensis, Sapindales: Anacardiaceae O O O O O 1 O O O O 1 O O O O O O O O
113. Comocladia molliss ima, Sapindales: Anacardiaceae O O 1 O O 1 O O O O O O O O O 1 O O O
114. Comocladia palmeri, Sapindales: Anacardiaceae O O O O O 1 O 1 O O 1 1 0 0 O O O O O
115. Dialium guianense, Fabales: Fabaceae O 1 O O O O O O O O O O O O O O O 1 O
116. Echinocnctus anfractuosus, Caryophyllales: Cactaceae O 1 O O O O O O O O O O O O O O O O O
117. Echinocactus bustamantei, Caryophyllales: Cactaceae O 1 O O O O O O O O O O O O O O O 1 O
118. Echinocnctus coptonogonus, Caryophyllales: Cactaceae O 1 O O O O O O O O O O O O O O O 1 O
119. Echinocnctus crispa tus, Caryophyllales: Cactaceae O 1 O O O O O O O O O O O O O O O O O
120. Echinocnctus hastatus, Caryophyllales: Cactaceae O 1 O O O O O O O O O O O O O O O O O
121 . Echinocnctus heteracnnthus, Caryophyllales: Cactaceae O 1 O O O O O O O O O O O O O O O O O
122. Echinocnctus lloydii, Caryophyllales: Cactaceae O O O O O O O O O O O O O O O O O 1 O
123. Echinocnctus obvallatus, Caryophyllales: Cactaceae O 1 O O O O O O O O O O O 1 O O O O O
124. Echinocnctus phyllacnnthus, Caryophyllales: Cactaceae O O O O O O O O O O O O O O O O 1 O O
125. Echinocnctus texensis, Caryophyllales: Cactaceae O O O O O O O O O O O O O O 1 O O O O
126. Echinocnctus violaciflorus, Caryophyllales: Cactaceae O O 1 O O 1 O 1 1 0 1 O O O O O O O O
127. Eysenhardtia adenostylis, Fabales: Fabaceae O O O O O O O O O O O O O O O 1 O O O
128. Eysenhardtia cobriformis, Fabales: Fabaceae O O O O O O O O O O O O 1 O 1 O O O O
129. Eysenhardtia orthocarpa, Fabales: Fabaceae O O 1 O O 1 O O O O 1 O 1 O 1 1 0 1 O
130. Eysenhardtia platycnrpa, Fabales: Fabaceae 1 1 1 0 0 1 O 1 O 1 1 0 1 1 1 1 1 1 O
131. Eysenhardtia polystachya, Fabales: Fabaceae O 1 1 0 0 O O O O O O O O O 1 1 0 1 O
132. Eysenhardtia punctata, Fabales: Fabaceae O O O O O O O O O O O O O O 1 O O O O
133. Eysenhardtia spinosa, Fabales: Fabaceae 1 1 1 0 0 O O O O O O O O 1 O O 1 1 O
1 34. Eysenhardtia texana, Fabales: Fabaceae O O O 1 1 0 0 O O O O O O O O O O O O
135. Fouquieria burragei, Violales: Fouquieriaceae O 1 O O O O O O O O O O O 1 O O O O O
136. Fouquieria cnmpanulata, Violales: Fouquieriaceae O O O 1 O O O O O O O O 1 O O O O O O
137. Fouquieria columnaris, Violales: Fouquieriaceae O O O 1 1 O O O O O O O 1 O O O O O O
138. Fouquieria digueti, Violales: Fouquieriaceae 1 1 O O O O O O O O 1 O O 1 O O O O O
139. Fouquieria fasciculata, Violales: Fouquieriaceae O 1 1 O O O O O O 1 1 O O O O 1 O 1 O
140. Fouquieria formosa, Violales: Fouquieriaceae O O 1 O O O O O O O O O O O O 1 O O O
141 . Fouquieria leonilae, Violales: Fouquieriaceae 1 O O O O O 1 O O O 1 O 1 O O O O O O
142. Fouquieria macdougalii, Violales: Fouquieriaceae O O O O O O O O O 1 O O O O O O O O O
143. Fouquieria ochoterenae, Violales: Fouquieriaceae O O O O O O O O O O O O O O O O O 1 O
144. Fouquieria purpusii, Violales: Fouquieriaceae 1 1 0 1 O O 1 O O O O O 1 1 1 0 0 O O
145. Fouquieria splendens, Violales: Fouquieriaceae O O O O O O O 1 1 1 1 O O O O O O O O
146. Guatteria a mplifolia, Magnoliales: Annonaceae O O O O O 1 O 1 O O O 1 O O O O O O O
147. Guatteria anomala, Magnoliales: Annonaceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
148. Guatteria bibracteata, Magnoliales: Annonaceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
149. Guatteria depressa, Magnoliales: Annonaceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
150. Guatteria diospyroides, Magnoliales: Annonaceae O O O O O O O 1 O 1 O O O O O O O O O
151 . Guatteria galeottiana, Magnoliales: Annonaceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
82 / DAVID ESPINOSA O., JUAN J. MORRONE, CLAUDIA AGUILAR Z. & JORGE LLORENTE B.

152. G u a tleria grnndiflorn, Magnoliales: Annonaceae o O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O


153. Guatferia jurgensen ii, Magnoliales: Ann o naceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
154. Guatferia latifolia, Magnoliales: Annonaceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
155. G u a tferia oliviform is, Magnoliales: Annonaceae 1 O O O O O O O O O O O O 1 O O O O O
156. Juglans hirsu ta, Juglandales: Juglandaceae 1 1 1 O O O O O O O 1 O 1 O 1 1 1 1 O
157. Juglans major, Juglandales: Juglandaceae 1 O O O O O O O O O O O O O O O O O O
158. Juglans l1l icrocarpa, Juglandales : Juglandaceae O 1 O O O O O 1 O O 1 O O 1 O O O 1 O
159. Jugla ns l1lo11is, Juglandales : Juglanda ceae O O O O O O O O O O 1 O O 1 O O O 1 O
160. Jugla ns olanchana, Juglandales: Juglandaceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
161. Jugla ns palmeri, Juglandales: Juglandaceae O 1 O O O O O 1 O 1 O O O 1 O O O 1 O
162. Jugla ns pyriforl1 l is, Juglandales: Juglandaceae O O O O O 1 O O O O O O O O O O O 1 O
163. Jugla ns regia, Juglandales: Juglandaceae O O O 1 O O O O O O O O O O O O O O O
1 64. Juglans rlIpes tris, Juglandales: Jugland aceae O O O O O 1 0 0 O O 1 O O O O O O O O
165. Leucaena brnchymrpa, Fabales: Fabaceae O O O O O O O O O O O O O 1 O O O O O
166. Leucaella chaetomrpa , Fabales: Fabaceae O O O O O 1 O 1 1 O 1 O O O O O O O O
167. Leucaena collinsii, Fabales: Fabaceae O O O O O O O O O O O O O O O 1 O 1 O
1 68. Leumena confertiflorn, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
169. Leucaena cn/ziana, Fabales: Fabaceae O 1 O O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O
170. Leumena cuspidata, Fabales: Fabaceae O O O O O 1 O 1 O 1 1 0 0 1 0 1 1 1 O
171 . Leumena diversifolia , Fabales: Fabaceae 1 1 1 0 0 O O 1 O 1 1 1 0 1 1 1 O 1 O
172. Lel/mena esculenta, Fabales: Fabaceae O 1 1 0 0 O O 1 O O 1 O O O O O O 1 1
173. Leumena gla uca, Fabales: Fabaceae 1 0 0 O O O O O O O O O O 1 0 0 O O O
174. Leucaena greggii, Fabales: Fabaceae O O O O O 1 0 0 O O O O O O O O O O O
175. Leumena guatel1wlensis, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O 1 O 1 1 O O O 1 O
176. Leucaena la nceolata, Fabales: Fabaceae O 1 1 0 0 1 O 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1 77. Leumena leu cocephala , Fabales: Fabaceae O O O O O O O O O O 1 O O O O O O 1 O
178. Leucaena l1lacrocarpa, Fabales: Fabaceae O 1 1 0 0 O O 1 O O 1 O O O 1 1 O 1 O
179. Leucaena macrophylla, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
180. Leucaena pallida, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O 1 O O O 1 0 1 1 1 O
181 . Leucaena p u lveru len ta, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
182. Leucaena p u rpusii, Fabales: Fabaceae 1 O O O O O O O O O O O O O O O O O O
183. Leucaena retusa, Fabales: Fabaceae O O O O O 1 O O O O 1 O O O O O O O O
184. Leucaena revolu ta, Fabales: Fabaceae O O O O O 1 0 1 O O 1 1 O O O O O O 1
185. Leucaena sfw n non ii, Fabales: Fabaceae O 1 0 0 O O O O O O O O O 1 O O O O O
186. Leucaena stenomrpa, Fabales: Fabaceae O 1 1 0 0 1 0 1 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1 1
187. Lysiloma acapulcensis, Fabales: Fabaceae O O O O O O O O O O 1 O O O O O O O 1
188. Lysilol1la a t ropu rp u re u m , Fabales: Fabaceae O O O O O 1 0 1 1 0 1 O O 1 O 1 O O O
189. Lysiloma a u rita, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O O 1 O O O O O O O
190. Lysiloma bahamensis, Fabales: Fabaceae O 1 O 1 1 O O O O O O O O O O O O O O
191 . Lysiloma candida, Fabales: Fabaceae O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O O
192. Lysiloma des mos tachya, Fabales: Fabaceae O 1 1 1 1 1 0 1 1 1 1 0 1 1 1 1 O 1 O
193. Lysiloma divaricata, Fabales: Fabaceae O O 1 O O O O O O O O O O O O O O O O
194. Lysiloma jorullensis, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
195. Lysiloma kellerman ii, Fabales: Fabaceae O O O O O 1 0 1 O O O 1 O O O O O O 1
196. Lysilol1w la tis iliqua, Fabales: Fabaceae O 1 0 0 1 1 O O O O O O O 1 O O O O O
197. Lysiloma m icrnn tha, Fabales: Fabaceae O O O O 1 1 O O O O 1 O 1 1 O O O 1 O
198. Lysiloma m icrophylla, Fabales: Fabaceae O O O O O 1 0 0 O 1 0 0 O O O O O O O
199. Lysiloma m u l t ifoliolata, Fabales: Fabaceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O 1 O O O
200. Lysiloma tergem ina, Fabales: Fabaceae 1 O O O O O O O O O 1 O 1 O 1 0 0 O O
201 . Lysiloma watson i, Fabales: Fabaceae O O O O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O
202. Nyssa sylvatica, Comales: Nyssaceae 1 1 O O O O O O O O O O O 1 1 0 1 O O
203. Pinus arizon ica, Coniferales : Pinaceae 1 1 1 0 0 1 O 1 1 O O O O 1 1 1 0 1 O
204. Pin us ayacahu ite, Coniferales : Pinaceae O O O O O O O O O O O O O O O O O 1 O
REGIONALIZACIÓN BIOGEOGRÁFICA DE MÉXICO: PROVINCIAS BIÓTICAS / 83

205. Pinus banksiana, Coniferales: Pinaceae o O O O O O O O O O O O O 1 O O O O O


206. Pinus bruttia, Coniferales: Pinaceae O O O O O O O O O O O 1 O O O 1 0 0 1
207. Pinus caribaea, Coniferales: Pinaceae 1 O O O O O O O O O O O O O O O 1 O O
208. Pinus catarinae, Coniferales: Pinaceae 1 1 0 0 1 O O O O O O O O 1 1 1 1 1 O
209. Pinus cembroides, Coniferales: Pinaceae O O O O O 1 0 1 1 1 1 0 0 1 O 1 O O O
210. Pinus chiapensis, Coniferales: Pinaceae O 1 O O O O O O O O 1 O O O 1 O O O O
211 . Pinus chihuahuana, Coniferales: Pinaceae O 1 O O O O 1 O O O O O O O O O O O 1
212. Pinus con torta, Coniferales: Pinaceae 1 1 0 0 O O O O O O 1 O O O 1 O O O O
213. Pinus cooperi, Coniferales: Pinaceae O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O O
214. Pinus coulteri, Coniferales: Pinaceae O 1 O O O O O O O O O O O 1 O O 1 O O
215. Pinus culmin icola, Coniferales: Pinaceae O O O O O 1 O O O O 1 O O O 1 O O 1 O
216. Pin us devoniana, Coniferales: Pinaceae O O O O O O O O O O O O O O 1 O O O O
217. Pinus discolor, Coniferales: Pinaceae O 1 1 0 0 1 O 1 O O 1 O O O 1 1 O 1 O
218. Pinus douglasiana, Coniferales: Pinaceae 1 1 O O O O O O O O 1 O O 1 1 O O 1 O
219. Pinus durangensis, Coniferales: Pinaceae 1 1 O O O O O O O O O O 1 O 1 O O O O
220. Pinus engelmann i, Coniferales: Pinaceae O 1 O O O O O O O O O O O O O O 1 O O
221 . Pin us estevezii, Coniferales: Pinaceae O O O O O O O O O O O O O 1 O O O O O
222. Pinus flexilis, Coniferales: Pinaceae 1 1 O O O O O 1 O O O O O 1 1 0 0 1 O
223. Pinus greggii, Coniferales: Pinaceae O O O O O O O O O O O O O O 1 O O 1 O
224. Pinus halepensis, Coniferales: Pinaceae 1 1 O O O O O O O O O O O 1 1 0 0 1 O
225. Pinus hartwegii, Coniferales: Pinaceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O 1 1 O 1 O
226. Pinus herrerai, Coniferales: Pinaceae O O O O O O O O O O 1 O O O O O O 1 O
227. Pinus jaliscana, Coniferales: Pinaceae O O O O O O 1 O O O O O O O O O O 1 O
228. Pinus jeffreyi, Coniferales: Pinaceae 1 1 O O O O O O O O O O O 1 O O 1 O O
229. Pinus johannis, Coniferales: Pinaceae O O O O 1 O O O O O O O O O O O O O O
230. Pinus lagunae, Coniferales: Pinaceae O O O 1 O O 1 O O O O O O O O O O O O
231 . Pin us lambertiana, Coniferales: Pinaceae O O O O O O O O O O O O O O 1 O O O O
232. Pinus latifolia, Coniferales: Pinaceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O 1 1 O 1 O
233. Pinus lawsoni, Coniferales: Pinaceae O 1 1 O O O O 1 O 1 1 O O 1 1 1 O 1 O
234. Pinus leiophylla, Coniferales: Pinaceae O 1 O O O O O O O O 1 O O O 1 O O 1 O
235. Pinus lumholtzii, Coniferales: Pinaceae O O O O O O O O O O O O O O 1 O O O O
236. Pin us macrophyIla, Coniferales: Pinaceae O 1 O O O O O O O O O O O O 1 O O 1 O
237. Pinus maximartinezii, Coniferales: Pinaceae O O O O O 1 O 1 1 0 1 O O O 1 1 O 1 O
238. Pinus maximinoi, Coniferales: Pinaceae O 1 1 0 0 1 O O 1 1 1 0 0 1 1 1 0 1 O
239. Pinus m ichoacana, Coniferales: Pinaceae O O O 1 O O 1 O O O O O 1 O O O O O O
240. Pinus monophylla, Coniferales: Pinaceae 1 1 1 0 0 1 O O 1 1 1 0 0 1 O 1 1 1 O
241 . Pinus montezumae, Coniferales: Pinaceae O O O 1 O O O O O O O O O O O O O O O
242. Pinus m uricata, Coniferales: Pinaceae O 1 O O O O O 1 O O O O O 1 O O 1 O O
243. Pinus nelson ii, Coniferales: Pinaceae O O O O O O O O O O O O O O O O O 1 O
244. Pinus oaxacana, Coniferales: Pinaceae O 1 1 0 0 1 O 1 1 1 1 O O O 1 1 0 1 O
245. Pinus oocarpa, Coniferales: Pinaceae O 1 1 0 0 1 O 1 O 1 O O O 1 1 1 O 1 O
246. Pinus patula, Coniferales: Pinaceae O O O O O O O O O O O O O O O O O 1 O
247. Pinus pinaster, Coniferales: Pinaceae 1 1 0 0 O O O O O O O O O 1 O O O O O
248. Pinus pinceana, Coniferales: Pinaceae O O O O O O 1 O O O O O 1 1 1 O O O O
249. Pinus ponderosa, Coniferales: Pinaceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O 1 O 1 O
250. Pinus pringlei, Coniferales: Pinaceae 1 1 1 0 0 1 O 1 1 1 1 O O 1 1 1 1 1 O
251 . Pinus pseudostrobus, Coniferales: Pinaceae O O O 1 O O 1 O O O O O 1 O O O O O O
252. Pinus q uadrifolia, Coniferales: Pinaceae O O O 1 O O O O O O 1 O O O O O O 1 O
253. Pinus radiata, Coniferales: Pinaceae 1 O O O O O O O O O O O O 1 1 O O O O
254. Pinus reflexa, Coniferales: Pinaceae 1 O O O O O O O O O O O O O O O 1 O O
255. Pinus remota, Coniferales: Pinaceae O 1 O O O O O O O 1 1 0 0 1 1 1 O 1 O
256. Pinus rudis, Coniferales: Pinaceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O 1 O O O
257. Pinus rzedowskii, Coniferales: Pinaceae 1 O O O O O O O O O 1 O O 1 1 1 1 0 0
84 / DAVID ESPINOSA O., JUAN J. MORRONE, CLAUDIA AGUILAR Z. & JORGE LLORENTE B .

258. Pinus strobiformis, Coniferales : Pinaceae o O O O O O O O O O O O O 1 O O O 1 O


259. Pinus strobus, Coniferales: Pinaceae O O O O O 1 O O 1 O 1 O O O O 1 O O O
260. Pinus tecunumanii, Coniferales: Pinaceae O O 1 O O 1 O O 1 O 1 O O O 1 O O 1 O
261 . Pinus tenuifolia, Coniferales: Pinaceae 1 1 O O O 1 0 1 1 1 1 0 0 1 1 1 1 1 O
262. Pinus teocote, Coniferales: Pinaceae O O O O O O O O O O O O 1 O 1 O O O O
263. Pinus yecorensis, Coniferales: Pinaceae O 1 1 0 0 O O O O O 1 O 1 1 1 1 0 1 O
264. Pithecellobium acatlense, Fabales: Fabaceae O O O O O 1 O 1 O O 1 1 O O O O O O 1
265. Pithecellobium albicans, Fabales: Fabaceae O O O O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O
266. Pithecellobium albicaule, Fabales: Fabaceae O O O O O 1 0 1 1 1 1 0 0 1 O O O 1 O
267. Pithecellobium arboreum, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
268. Pithecellobium beJizense, Fabales: Fabaceae O 1 O O O O O 1 O O O O O 1 1 0 1 O O
269. Pithecellobium brevifoJium, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
270. Pithecellobium brownii, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O 1 1 1 O 1 O O O O 1
271 . Pithecellobium calostachys, Fabales: Fabaceae O O O O O O O O O O 1 O O O O O O O O
272. Pithecellobium campylacanthus, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O O 1 O O O O O O O
273. Pithecellobium cognatum, Fabales : Fabaceae O 1 O O O O O O O O O O O O O 1 O O O
274. Pithecellobium compactum, Fabales: Fabaceae O O O 1 1 O O O O O O O O O O O O O O
275. Pithecellobium confine, Fabales: Fabaceae O O O O O O O O O O 1 O O O O O O O O
276. Pithecellobium conzattii, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
277. Pithecellobium disciferum, Fabales: Fabaceae 1 1 1 1 1 0 0 1 1 1 1 1 1 1 1 1 0 1 1
278. Pithecellobium dulce, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O O O O 1 0 0 1 O O
279. Pithecellobiu m ebano, Fabales: Fabaceae O 1 0 0 O O O O O O O O O 1 0 1 1 1 O
280. Pithecellobium elachistophyllum, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
281 . Pithecellobium erythrocarpum, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O O O O 1 O O O O 1
282. Pithecellobium flexicaule, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
283. Pithecellobium fu rcatunI, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
284. Pithecellobiu m graciliflorum, Fabales: Fabaceae O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O O
285. PithecelJobium guadalupense, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
286. Pithecellobium hymeneaefoJium, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
287. PithecelJobiu m idopodium, Fabales: Fabaceae O 1 O O O 1 O 1 O O 1 1 O 1 O O O O O
288. Pithecellobium insigne, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O O 1 O O O O O O 1
289. Pithecellobium keyense, Fabales: Fabaceae O O O O O 1 0 1 O O 1 1 1 1 O O O O 1
290. PithecellobiunI lanceolatum, Fabales: Fabaceae O O O O O O O O O O O O O O O O O O 1
291 . Pithecellobiu m latifoJium, Fabales: Fabaceae O 1 1 0 0 O O O O O O O O O 1 1 0 1 O
292. Pithecellobiu m leptophyllum, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O 1 O O O O O O O O
293. Pithecellobium leucocalyx, Fabales: Fabaceae O O O O O O O O O O 1 1 1 O O O O O 1
294. Pithecellobium leucospermum, Fabales: Fabaceae O O O O O 1 O 1 O O O O O O O O O O O
295. Pithecellobium macrandium , Fabales: Fabaceae O O 1 O O O O 1 O O 1 1 O 1 O 1 O O 1
296. Pithecellobium mangense, Fabales: Fabaceae O O O O O O O O 1 O O O O O O 1 O O O
297. Pithecellobium matudai, Fabales: Fabaceae 1 O O O 1 O O O O O 1 O 1 O O O O O O
298. Pithecellobium mexicanum, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O 1
299. Pithecellobium microstachyum, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O 1 1 O O O O 1 O 1
300. Pithecellobium oblongum, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O O 1 O 1 O O O O 1
301 . Pithecellobium pachypus, Fabales: Fabaceae 1 1 1 0 0 O O 1 O O 1 O O 1 O O 1 O O
302. Pithecellobium palIens, Fabales: Fabaceae O O O O O O O O O O 1 O O O O O O O O
303. PitheceIlobium paucijugata, Fabales: Fabaceae O O O O O O O O O O 1 1 O O O O O O 1
304. PitheceIlobium platylobum, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O O 1 O O O O O O 1
305. PitheceIlobium recordii, Fabales: Fabaceae O 1 O O O O O O O O O O O O O O O O O
306. Pithecellobium revolutum, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O 1 O O O O O O O 1
307. PithecelIobium samam, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
308. Pithecellobium scopulinu m , Fabales: Fabaceae O O O O O O O O O O 1 O 1 1 0 0 1 O 1
309. Pithecellobium seleri, Fabales: Fabaceae O O O O O O O O O O 1 O 1 O O O O O O
310. PitheceIlobium sonorae, Fabales: Fabaceae O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O O
REGIONALIZACIÓN BIOG EOG RÁFICA DE MÉXICO: PROVINCIAS BIÓTICAS / 85

311. Pithecellobium stevensonii, Fabales: Fabaceae o O O O O O O O O O O O O 1 O O O O O


312. Pithecellobium tomen tosum, Fabales: Fabaceae O O O O O O O O O O O O O O 1 O O O O
313. Pithecellobium tortum, Fabales: Fabaceae O O O O 1 O O O O O 1 O O O O O O O O
314. Pithecellobium u ndulatum, Fabales: Fabaceae O O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O
315. Pithecellobium ve/utin u m , Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
316. Pithecellobium vulcanorum, Fabales: Fabaceae O O O O O 1 O O O O 1 O O O O O O O O
317. Pithecellobium zollerianum, Fabales: Fabaceae O O O 1 1 0 0 1 O O 1 O 1 1 1 1 O 1 O
318. Plu meria acutifolia, Gentianales: Apocynaceae O O O O O 1 O O O O 1 1 0 0 O O O O 1
319. Plumeria alba, Gentianales: Apocynaceae O O O O O O O O O O 1 1 0 0 O O O O 1
320. Plumeria obtusa, Gentianales: Apocynaceae O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O O
321 . Plu meria retusa, Gentianales: Apocynaceae O 1 1 0 0 1 0 1 1 1 1 1 1 1 1 1 0 1 1
322. Plumeria rubra, Gentianales: Apocynaceae O O O 1 1 O O O O O O O 1 O O O O O O
323. Prosopis articulata, Fabales: Fabaceae 1 1 O 1 0 0 O O O O 1 O 1 O O O 1 0 1
324. Prosopis glandulosa, Fabales: Fabaceae O O O 1 O O O O O O O O O O O O O O O
325. Prosopis globosa, Fabales: Fabaceae 1 1 1 1 1 0 1 1 0 0 1 O 1 1 1 0 0 1 1
326. Prosopis juliflora, Fabales: Fabaceae 1 1 1 0 0 O O 1 O 1 1 0 0 1 1 1 1 1 0
327. Prosopis laevigata, Fabales: Fabaceae O O O 1 1 O O O O O O O O O O O O O O
328. Prosopis palmeri, Fabales: Fabaceae O O O O 1 O O O O O O O O O O O O O O
329. Prosopis pazensis, Fabales: Fabaceae O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O O
330. Prosopis pubescens, Fabales: Fabaceae O O O O O O O O O O O O O O O O 1 O O
331 . Prosopis reptans, Fabales: Fabaceae O O O O O O O 1 0 0 O O O 1 O O O O O
332. Prosopis tamaulipana, Fabales: Fabaceae O O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O
333. Prosopis ve/u tina, Fabales: Fabaceae O O O O O 1 O 1 O 1 1 1 O 1 O 1 0 0 1
334. Protium copal, Sapindales: Burseraceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
335. Protium glabrum, Sapindales: Burseraceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
336. Protium multiram iflorum , Sapindales: Burseraceae O O O O O O O 1 O O O 1 O O O O O O 1
337. Protium schippii, Sapindales: Burseraceae O O O O O O O O O O 1 O O O O 1 0 1 O
338. Pseudosmodingium andrieuxii, Sapindales: Anacardiaceae O 1 O O O O O O O O O O O O O O O O O
339. Pseudosmodingium anomalum, Sapindales: Anaardiaceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O 1 O O O
340. Pseudosmodingium barkleyi, Sapindales: Anacardiaceae O 1 1 O O O O O O 1 1 O O 1 O 1 O 1 O
341 . Pseudosmodingium mu/tifo/ium, Sapindales: Anacardiaceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O 1 O 1 O
342. Pseudosmodingium perniciosum, Sapindales: Anacardiaceae O 1 O O O O O O O O O O O 1 O O O O O
343. Pseudosmodingium virletii, Sapindales: Anacardiaceae O O O O O O O 1 O O O 1 O O O O O O O
344. Schee/ea /iebmannii, Arecales: Arecaceae O O 1 O O O O O O O 1 O O 1 O O O O O
345. Swieten ia cirrhata, Sapindales: Meliaceae O O 1 0 0 1 O 1 1 0 1 O 1 O O 1 O 1 O
346. Swieten ia humilis, Sapindales: Meliaceae O O O O O 1 O 1 O O 1 1 1 O O O O O 1
347. Swieten ia macrophylla, Sapindales: Meliaceae O O O O O 1 O 1 O O O 1 O O O O O O 1
348. Tapirira macrophylla, Sapindales: Anacardiaceae O O O O O 1 O 1 1 0 1 O O 1 O O O O O
349. Tapirira mexicana, Sapindales: Anacardiaceae O O O O O 1 O 1 1 1 1 1 O O O O O O O
350. Term inalia amazonia, Myrtales: Combretaceae O O 1 O 1 O O 1 O O 1 1 O O O 1 O O 1
351 . Terminalia catappa, Myrtales: Combretaceae O O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O
352. Term ina/ia lucida, Myrtales: Combretaceae O O O O O O O O 1 O 1 O O O O O O O O
353. Term inalia oblonga, Myrtales: Combretaceae O O O O O 1 O 1 O O 1 1 0 1 O O O O 1
354. Thevetia ahouai, Gentianales: Apocynaceae O O O O O O O 1 O O O 1 O O O O O O 1
355. Thevetia gaumeri, Gentianales: Apocynaceae O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O O
356. Thevetia n ítida, Gentianales: Apocynaceae O O 1 0 0 1 O 1 O 1 1 0 1 O 1 1 O 1 O
357. Thevetia ovata, Gentianales: Apocynaceae O 1 1 0 0 1 O 1 O 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
358. Thevetia peruviana, Gentianales: Apocynaceae O 1 1 0 0 1 O 1 O 1 O O 1 1 O 1 0 1 O
359. Thevetia thevetioides, Gentianales: Apocynaceae O O O O O 1 O 1 1 0 0 O O O O 1 O O O
360. Vochysia guatemalensis, Polygalales: Vochysiaceae O O O O O 1 O 1 O O O O O O O O O O O
361 . Vochysia hondurensis, Polygalales: Vochysiaceae O O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O
362. Werneria n ubigena, Asterales: Asteraceae O O O O O O O O O O 1 O O O O O O O 1
363. Yucca aloifolia, Liliales: Agavaceae O 1 O O O O O O O O O O O O O O O O O
86/ DAVID ESPINOSA O., JUAN J. MORRONE, CLAUDIA AGUILAR Z. & JORGE LLORENTE B.

364. Yucca australis, Liliales: Agavaceae 1 O O O O O O O O O O O O 1 O O O O O


365. Yucca carnerosana, Liliales: Agavaceae 1 1 O O O O O O O O O O O O 1 O O O O
366. Yucca decipiens, Liliales: Agavaceae O 1 O O O O O O O O O O O O O O O O O
367. Yucca elata, Liliales: Agavaceae O O 1 O O 1 O 1 O 1 1 1 O 1 01 1 1 1
368. Yucca elephantipes, Liliales: Agavaceae 1 O O O O O O O O O O O O O O O O O O
369. Yucca engliesma, Liliales: Agavaceae 1 1 O O O O O O O O O O O 1 O O O 1 O
. Yucca filifera, Liliales: Agavaceae
370 O O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O
37 1. Yucca grandiflora, Liliales: Agavaceae O O O O O O O O O O O O O O O 1 O O O
372. Yucca guatemalensis, Liliales: Agavaceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O 1 00 1 O
373. Yucca jaliscensis, Liliales: Agavaceae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
374. Yucca lacandonica, Liliales: Agavaceae O O O O O O O O O O O O O O O O 1 O O
375. Yucca lempsonima, Liliales: Agavaceae O O O O O O O O O O O O O O 1 O O O O
376. Yucca l1Iadrensis, Liliales: Agavaceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O 1 O 1 O
377. Yucca periculosa, Liliales: Agavaceae O 1 O O O O O O O O O O O O O O O O O
378. Yucca potosina, Liliales: Agavaceae O 1 O O O O O O O O O O O O O O O O O
379. Yucca queretaroensis, Liliales: Agavaceae 1 O O O O O O O O O O O O O O O O O O
. Yucca rigida, Liliales: Agavaceae
380 1 O O O O O O O O O O O O O O O O O O
38 1. Yucca rostrata, Liliales: Agavaceae O O O 1 O O 1 O O O O O O O O O O O O
382. YlIcca schidigera, Liliales: Agavaceae 1 O O O O O O O O O O O O O O O O O O
383. Yucca schottii, Liliales: Agavaceae 1 O O O O O O 1 O O O O O 1 O O 1 O O
384. Yucca treculeana, Liliales: Agavaceae O O O 1 1 00 O O O O O O O O O O O O
385. Yucca valida, Liliales: Agavaceae O O O 1 O O 1 O O O O O O O O O O O O
386. Yucca whipplei, Liliales: Agavaceae O 1 O O O O O O O O O O O 1 O O O O O
387. Yucca zigadenus, Liliales: Agavaceae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O 1 O O O

Insectos
388. Eusce/us rufiventris, Coleoptera: Attelabidae 1 O O O O O O O O O O O 1 O O 1 O 1 O
389. Hilllatolobus burlClJi, Coleoptera: Attelabidae 1 O O O O O O O O O O O O O 1 O O O O
. Hilllatolobus pubescens, Coleoptera: Attelabidae
390 O O 1 O O O O 1 O O O O O O O 1 O O O
39 1. Hilllatolobus rudis, Coleoptera: Attelabidae O O O O O O O 1 O O 1 O O O O 1 O O O
392. Himatolobus vogti, Coleoptera: Attelabidae O O O O O O O 1 O O O O O 1 00 1 O O
393. Pilolablls californicus, Coleoptera: Attelabidae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O O 1 O
394. Pilolabus giraffa, Coleoptera: Attelabidae O O O O O O O 1 O O O 1 1 O O O O O O
395. Pilolablls splendens, Coleoptera: Attelabidae O 1 1 00 1 O 1 1 1 1 01 O 1 1 O 1 O
396. Pilolabus viridans, Coleoptera: Attelabidae 1 O O O O O O O O O O O O O O O O O O
397. AClllaeodera quadrivittatoides, Coleoptera: Buprestidae O O O 1 O O 1 O O O O O O O O O O O O
398. ACl11aeodera quiadrivittata, Coleoptera: Buprestidae O O O 1 O O 1 O O O O O O O O O O O O
399. Agrillls in ha bilis , Coleoptera: Buprestidae 1 O O O O O O O O O O O 1 O 1 O O O O
40
0. Agrilus pulchel/us, Coleoptera: Buprestidae O 1 1 00 O O O O O 1 O 1 O O O O 1 O
401. Agrilus rubrovittatus, Coleoptera: Buprestidae O O O O O O O O O O O O O O 1 O O 1 O
2. Amblygnathus interior, Coleoptera: Carabidae
40 O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
3. Amblygnathus subtinctus, Coleoptera: Carabidae
40 O O O O O O O O O O O O O O O O O O 1
4. Amblygnathus tikal, Coleoptera: Carabidae
40 O O O O O 1 O 1 O O O O O O O O 1 O O
5. Al1lblygnathus woodruffi, Coleoptera: Carabidae
40 1 1 O O O O 1 1 O O O O 1 1 1 01 O O
6. Harpalus caliginosus, Coleoptera: Carabidae
40 1 1 O O O O O 1 O O O O O 1 00 1 O O
7. Harpalus katiae, Coleoptera: Carabidae
40 O O O O O 1 O 1 O O 1 O O 1 O 1 1 00
8. Thryal/is undatus, Coleoptera: Cerambycidae
40 1 0 1 00 O O 1 O O 1 O 1 O O O O 1 O
9. Ophrael/a communa, Coleoptera: Chrysomelidae
40 O O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O
. Ophraella notulata, Coleoptera: Chrysomelidae
4 10 O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O 1
4 11. Apolopha reichei, Coleoptera: Cleridae O 1 O O O O O 1 1 1 1 01 1 00 1 1 O
4 12. Cymatodel/a col/aris, Coleoptera: Cleridae O O O O O O O O 1 O 1 O 1 O O 1 O O O
4 13. Cymatodel/a morula, Coleoptera: Cleridae O O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O
4 14. Cymatodel/a patagoniae, Coleoptera: Cleridae O O O O O O O 1 1 00 O O O O O O 1 O
REGIONALIZACIÓN BIOGEOGRÁFlCA DE MÉXICO: PROVINCIAS BIÓTlCAS / 87

415. Achia adusta, Coleoptera: Curculionidae o 1 O O O 1 O 1 O O 1 O O O O O O O O


416. Achia rhomb�fera, Coleoptera : Curculionidae O O 1 0 0 1 O O O O O O O O O O O 1 O
417. Achia serjan iae, Coleoptera: Curculionidae O O O O O O O O O O O O O O 1 O O O O
418. Anthonomus quadrigibbus, Coleoptera : Curculionidae 1 0 0 1 O O 1 O O O O O 1 O O O O O O
419. Apleurus albovestitus, Coleoptera : Curculionidae O O O 1 O O O O O O O O 1 O 1 O O O O
420. Apleurus angularis, Coleoptera: Curculionidae O 1 O O O O O O O O O O O O 1 O O 1 O
421 . Apleu rus aztecus, Coleoptera : Curculionidae O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O O
422. Apleurus jacobinus, Coleoptera: Curculionidae 1 0 1 O O O O O O 1 O O 1 O O 1 1 1 O
423. Apleurus lutulentus, Coleoptera : Curculionidae O O O 1 1 O 1 O O O O O O O O O O O O
424. Apleurus porosus, Coleoptera : Curculionidae O O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O
425. Apleurus saginatus, Coleoptera : Curculionidae 1 1 O O O O O O O O O O O O O O O O O
426. Cleonidius infrequens, Coleoptera : Curculionidae 1 1 O O O O O O O O O O 1 O O O 1 O O
427. Cleonidius quadrilineatus, Coleoptera : Curculionidae O O 1 0 0 O O O O O 1 O O O O O O O O
428. Ericydeus duodecimpunctatus, Coleoptera: Curculionidae O O O O O O O O O O O O 1 O 1 O O O O
429. Ericydeus forreri, Coleoptera: Curculionidae O O O 1 O O 1 O O O O O 1 O 1 O O O O
430. Ericydeus lautus, Coleoptera: Curculionidae O O 1 O O O O 1 1 0 0 O O O O O O 1 O
431 . Ericydeus modestus, Coleoptera : Curculionidae O O O O O O O O O O 1 O O O O 1 O O O
432. Ericydeus quadripunctatus, Coleoptera : Curculionidae O O O O O 1 O 1 1 0 0 O O O O O O O O
433. Ericydeus roseiventris, Coleoptera : Curculionidae O O 1 0 0 O O O O O O O O O O 1 O 1 O
434. Ericydeus viridans, Coleoptera: Curculionidae O O O O O O O 1 O 1 1 0 0 O O 1 O O O
435. Eurhin magnificus, Coleoptera: Curculionidae O O O O O O O 1 O O O O O O O O 1 O O
436. Hadromeropsis dejean ii, Coleoptera : Curculionidae O 1 1 0 0 O O 1 O 1 O O O O O O O 1 O
437. Hadromeropsis flagellatus, Coleoptera : Curculionidae O O 1 0 0 O O O O O 1 O O O O 1 O O O
438. Hadromeropsis fulgens, Coleoptera: Curculionidae O O O O O 1 O O 1 O O O O O O O O O O
439. Hadromeropsis scintillands, Coleoptera : Curculionidae O O O O O 1 O O O O O O O O O O O O O
440. Helleriella acaciae, Coleoptera : Curculionidae O O O O O O O O O O O O O O O O 1 O O
441 . Lynniodes he/volus, Coleoptera: Curculionidae O O O O O O O 1 1 0 1 O O O O O O O O
442. Pande/eteius thomasi, Coleoptera : Curculionidae O O O O O O O O O O O O O O O O 1 O O
443. Phacepholis viridis, Coleoptera : Curculionidae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
444. Phymatophosus scapularis, Coleoptera : Curculionidae O O O O O 1 O O O O O O O O O O O O O
445. Phymatophosus squmneus, Coleoptera : Curculionidae 1 O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O
446. Pityophthorus de/etus, Coleoptera: Curculionidae O O O O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O
447. Pityophthorus nocturnus, Coleoptera : Curculionidae O 1 O O O O O 1 O O O O O O O O O 1 O
448. Pityophthorus paulus, Coleoptera: Curculionidae O 1 O O O 1 O 1 O O O O O 1 O O O O O
449. Pityophthorus pellitus, Coleoptera : Curculionidae 1 1 O O O O O O O O O O O O 1 O O O O
450. Pityophthorus schwarzi, Coleoptera: Curculionidae 1 O O O O O O O O O O O O O 1 O 1 O O
451 . Pityophthorus virilis, Coleoptera: Curculionidae O O O O O O O O O O 1 O O O O O O O O
452. Pityophthorus nocturnus, Coleoptera : Curculionidae 1 0 1 1 0 0 1 O O O O O 1 O 1 O O O O
453. Rhinocerus stigma, Coleoptera: Curculionidae 1 O O O O O O O O O O O O O O O 1 O O
454. Sitona californicus, Coleoptera : Curculionidae O O O O O O O 1 O O 1 1 0 0 O O O O 1
455. Tyloderma baridium, Coleoptera : Curculionidae O O O O O O O 1 O O 1 1 0 0 O O O O O
456. Tyloderma circumcaribbeum, Coleoptera: Curculionidae O O 1 O O 1 O 1 1 1 1 1 0 0 O 1 0 1 1
457. Metamasius hemipterus, Coleoptera: Dryophthoridae O 1 1 O O O O 1 1 1 1 0 1 1 1 1 0 1 O
458. Rhinostomus barbirostris, Coleoptera : Dryophthoridae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O 1 0 1 O
459. Rhodobaenus auctus, Coleoptera : Dryophthoridae O O 1 O O O O O O O O O O O O 1 O 1 O
460. Rhodobaenus bisignatus, Coleoptera: Dryophthoridae O O O O O O O 1 O O 1 O O O O O O 1 O
461 . Rhodobaenus guttatus, Coleoptera : Dryophthoridae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O 1 O 1 O
462. Rhodobaenus leucographus, Coleoptera: Dryophthoridae O O 1 O O O O 1 O O 1 O O O O O O 1 O
463. Rhodobaenus latens, Coleoptera : Dryophthoridae O O O O O O O O O O O O O O 1 O O O O
464. Rhodobaenus varieguttatus, Coleoptera: Dryophthoridae O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O O
465. Deronectes corvinus, Coleoptera : Dytiscidae O O O 1 1 O 1 O O O O O O O O O O O O
466. Deronectes deceptus, Coleoptera : Dytiscidae 1 1 O O O O O O O O O O O O O 1 O 1 O
467. Deronectes funereus, Coleoptera : Dytiscidae O O O O O O O O O O O O O O 1 O O O O
88 / DAVID ESPINOSA O., JUAN J. MORRONE, CLAUDIA AGUILAR Z. & JORGE LLORENTE B.

468. Deronectes grammicus, Coleoptera : Dytiscidae 1 1 0 0 1 O O O O O O O 1 1 O O O O O


469. Deronectes neomexicanus, Coleoptera : Dytiscidae O O 1 O O 1 0 0 O O O 1 O O O O O 1 O
470. Deronectes rojfi, Coleoptera : Dytiscidae O O 1 1 1 0 1 1 O O 1 O 1 O O 1 O 1 O
471 . Stenhelmoides rufuIus, Coleoptera : Elmidae 1 0 0 O O O O O O O O O O O O O O O O
472. Enochrus pygmaeus, Coleoptera : Hydrophylidae O O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O
473. Atopomacer, Coleoptera: Nemonychidae O O 1 O O O O O O O O O O O O O O 1 O
474. Eutrichites arizonensis, Coleoptera : Pselaphidae O O O O O 1 O 1 1 1 1 0 0 O O 1 O O O
475. Coloja imperialis, Coleoptera : Scarabeidae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O O 1 O
476. Coloja pizarro, Coleoptera : Scarabeidae O O O O O 1 0 1 O 1 O O O O O O O O O
477. Coloja pusilla, Coleoptera : Scarabeidae O O O O O O O O O O O O 1 O 1 O O O O
478. Coloja tersander, Coleoptera : Scarabeidae O 1 1 0 0 O O 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1 1 O
479. HologYI1111etis argenteola, Coleoptera : Scarabei dae O O O O O 1 0 1 1 O O O O O O O O O O
480. Hologymnetis cinerea, Coleoptera : Scarabeidae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O 1 O O O
481 . Hologymnetis kin ichahau, Coleoptera : Scarabeidae O O O O O O O O O O 1 O O O 1 O O 1 O
482. Hology11lnetis margaritis, Coleoptera : Sca rabeidae O O O O O O O O O O O O O O 1 O O 1 O
483. Hologynmetis 11loronis, Coleoptera : Scarabeidae 1 O O O O O O O O O O O O O O O O O O
484. Parabirsopolis chih uahuae, Coleoptera : Scarabeidae O O O 1 1 O O O O O O O O O O O O O O
485. Podostena pilosa, Coleoptera : Scarabeidae O 1 1 0 0 O O O O O 1 O O O O O O 1 O
486. Podostena varicolor, Coleoptera : Scarabeidae 1 O 1 O O O O O 1 O 1 O O O O O O 1 O
487. Strigoderma castor, Coleoptera : Scarabeidae O 1 O O O 1 O 1 O 1 O O O 1 O O O O O
488. Strigoder11la costulipen nis, Coleoptera : Scarabeidae O O 1 O O O O O 1 O 1 O 1 O O O O 1 O
489. Strigoderma mexicana, Coleoptera : Scarabei dae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O O 1 O
490. Strigoderl1la protea, Coleoptera : Scarabeidae O O O O O O O O O O O O O O O O O O 1
491 . Strigoder11la sallaei, Coleoptera : Scarabeidae O O O 1 O O 1 O O O O O O O O O O O O
492. Bledius beattyi, Coleoptera : Staphylinidae 1 0 0 1 O O 1 O O O O O 1 O O O O O O
493. Bledius jenyesi, Coleoptera : Staphylinidae O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O O
494. Bledius flavipennis, Coleoptera : Staphylinidae 1 0 0 1 1 O 1 O O O 1 O 1 O O O O O O
495. Bledius eximius, Coleoptera : Staphylinidae 1 O O O O O O O O O 1 O 1 O O O O O O
496. Bledius jerratus, Coleoptera : Staphylinidae O O O O O O 1 O O O 1 O 1 O O O O O O
497. Bledius jorcipatus, Coleoptera : Staphylinidae O O O 1 O O 1 O O O O O 1 O O O O O O
498. Bledius jacobinus, Coleoptera : Staphylinidae 1 0 0 1 O O 1 O O O O O O O O O O O O
499. Bledius punctatissimus, Coleoptera : Staphylinidae O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O 1
500. Bledius stren uus, Coleoptera : Staphylinidae O O O O O 1 O O O O O O O O O O O O O
501 . Bledius turbuIentus, Coleoptera : Staphylinidae O O O O O 1 O 1 O O O O O O O O 1 O O
502. Neobisn ius jacilis, Coleoptera : Staphylinidae O O O O O O O 1 O 1 O O O O O O O O O
503. Neobisn ius jocosus, Coleoptera : Staphylinidae O O O O O 1 O 1 O O O O O O O O O O O
504. Neobisn ius m ixtus, Coleoptera : Staphylinidae O O O O O O O O O O O O 1 1 1 0 0 O O
505. Neobisn ius n itidulus, Coleoptera: Staphylinidae 1 0 0 1 O O 1 O O O O O 1 O O O 1 O O
506. Neobisn ius occidentoides, Coleoptera : Staphylinidae O O O O O 1 0 1 O O O O O O O O O O O
507. Neobisn ius senilis, Coleoptera: Staphylinidae O O O O O O O 1 1 O O O O O O O O O O
508. Neobisn ius simplex, Coleoptera: Staphylinidae O O O O O O O O 1 1 0 0 O O O O O O O
509. Platyn us aeneosettosus, Coleoptera : Staphylinidae O O O O O 1 0 0 1 O O O O O O O O O O
510. Platyn us hamatus, Coleoptera: Staphylinidae O O O O O O O O O O O O O O 1 O O O O
511 . Platyn us robustus, Coleoptera: Staphylinidae O O O O O O O O O O 1 O O O O O O 1 O
512. Pseudopsis abbreviata, Coleoptera : Staphylinidae 1 O O O O O O O O O O O O O 1 O 1 O O
513. Pseudopsis sinuata, Coleoptera : Staphylinidae O 1 O O O O O 1 1 0 1 O O 1 0 0 O O O
514. Neochoroterpes, Ephemeroptera O 1 O O O O O 1 1 0 1 O O 1 0 0 O O O
515. Rhinacloa antennalis, Heteroptera: Miridae O O 1 O O O O 1 1 0 1 1 O O O 1 O 1 1
516. Rhinacloa basalis, Heteroptera: Miridae O O O O O 1 0 1 O O O O O O O O O O O
517. Rhinacloa clavicornis, Heteroptera: Miridae O O 1 O O 1 0 0 O O 1 O O O O O 1 O O
518. Rhinacloa manIeyi, Heteroptera: Miridae O O 1 O O O O 1 1 1 1 O O O O 1 O 1 O
519. Rhinacloa pallidipenn is, Heteroptera: Miridae O 1 1 0 0 O O O O O O O O O 1 O O 1 O
520. Rhinacloa pallidipes, Heteroptera: Miridae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O 1 O 1 O
REGIONALIZACIÓN BIOGEOGRÁFICA DE MÉXICO: PROVINCIAS BIÓTICAS / 89

521 . Curicta hungerfordi, Heteroptera : Nepidae O O O O O 1 O 1 O O O O O O O O O O O


522. Baronía brevicomis brevicomis, Lepidoptera: Papilionidae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O O 1 O
523. Baronía brevicomis rufodiscallis, Lepidoptera: Papilionidae O O O O O 1 O 1 O 1 O O O O O 1 O O O
524. Battus eracon, Lepidoptera: Papilionidae O O O O O O O 1 1 O O 1 O O O O O O 1
525. Battus ingenuus, Lepidoptera : Papilionidae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O O 1 O
526. Battus laodamas copanae, Lepidoptera : Papilionidae O O O O O O O 1 O 1 1 1 O O O 1 O O O
527. Battus laodamas iopas, Lep idoptera: Papilionidae O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O 1
528. Batlus lycidas, Lepidoptera : Papilionidae O O 1 1 1 O O O O O 1 O 1 O O 1 O O O
529. Baftus philenor acauda, Lepidoptera : Papilionidae O O O O O 1 O 1 O 1 O 1 O 1 O O 1 O O
530. Calaides astyalus bajaensis, Lepidoptera : Papilionidae O 1 O 1 O O O 1 O O O O O O 1 O 1 O O
531 . Calaides astyalus pallas, Lepidoptera : Papilionidae O O O O O 1 O 1 O O O O O O O O O O O
532. CaIaides ornythion ornythion, Lepidoptera: Papilionidae O O O O O 1 O 1 O O O 1 O O O O O O 1
533. Eurytides salvini, Lepidoptera : Papilionidae O O O O O O O O O O 1 O O O O 1 O 1 O
534. Mimoides ilus branchus, Lepidoptera : Papilionidae O 1 O O O 1 O 1 O O O O O 1 O 1 O O 1
535. Mimoides ilus occiduus, Lepidoptera : Papilionidae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O 1 O 1 O
536. Mil1loides phaon phaon, Lepidoptera : Papilionidae O O O O O 1 O 1 O 1 O O O 1 O O O 1 O
537. Mimoides thymbreus aconophos, Lepidoptera: Papilionidae O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O O
538. Mimoides thymbreus thymbreus, Lepidoptera: Papilionidae O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O O
539. Papilio indra pergamus, Lepidoptera: Papilionidae O O O 1 O O 1 O O O O O O O O O O O O
540. Papilio polyxenes coloro, Lepidoptera : Papilioni dae O O 1 O O O O O O O 1 O O O 1 O O 1 O
541 . Papilio zelicaon, Lepidoptera : Papilionidae O O O O O 1 O 1 O O 1 O O O O O O O O
542. Parides alopius, Lepidoptera : Papilioni dae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O O 1 O
543. Parides erithalion polizelus, Lepidoptera : Papilionidae O O O O O 1 O 1 O 1 O O O O O 1 O 1 O
544. Parides erithalion trichopus, Lepidoptera : Papilionidae O O O O O 1 O 1 1 1 O 1 O O O O O O 1
545. Parides eurimedes mylotes, Lepidoptera : Papilionidae O O O O O 1 O O 1 1 O O O O O 1 O O O
546. Parides iphidamas iphidamas, Lepidoptera: Papilionidae O O O O O O O 1 1 1 O O O O O O O O O
547. Parides panares panares, Lepidoptera: Papilionidae O O O O O 1 O 1 O 1 1 O O O O O O O 1
548. Parides sesostris zestos, Lepidoptera : Papilionidae O O O O O 1 O 1 1 O 1 O O O O O 1 O 1
549. Priamides anchisiades ideus, Lepidoptera : Papilionidae O O O O O O O 1 O 1 O O O 1 O O 1 O O
550. Príamides erostratus erostratinus, Lepidoptera: Papilionidae O O O O O 1 O 1 O O 1 O O O O O O O O
551 . Príamides erostratus erostratus, Lepid optera: Papilionidae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O O 1 O
552. Priamides erostratus vazquezae, Lepidoptera: Papilionidae O 1 1 O 1 1 O 1 O 1 1 O O 1 O 1 1 1 O
553. Priamides pharnaces, Lepidoptera : Papilioni dae O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O 1
554. Priamides rogersi, Lepidoptera : Papilionidae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O O O O
555. Protographium agesilaus fortis, Lepidoptera: Papilionidae O O O O O 1 O 1 O 1 O 1 O O O O O O 1
556. Protographium agesiIaus neosiIaus, Lepidoptera: Papilionidae O O 1 O O 1 O 1 O 1 1 O O O O O O O O
557. Protographium calliste calliste, Lepidoptera : Papilionidae O 1 O O O 1 O 1 O 1 O O O 1 O O O O 1
558. Protographium epidaus epidaus, Lepidoptera: Papilionidae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O O 1 O
559. Protographium epidaus fenochionus, Lepidoptera: Papilionidae O 1 1 O O 1 O 1 1 1 1 1 O O O 1 O O 1
560. Protographium philolaus philoIaus, Lepidoptera: Papilionidae O O O O O 1 O 1 O 1 O O O O O O O O O
561 . Protographium thyastes marchandi, Lepidoptera : Papilionidae O O O 1 O O 1 O O O O O O O O O O O O
562. Protographium eurymedon, Lepidoptera : Papilionidae O O O O O O O 1 O 1 O O O 1 O O O O O
563. Protographium glaucus alexíares, Lepidoptera: Papilionidae 1 1 O O O O O O O O O O O 1 O O 1 O O
564. Protographium glaucus garcia, Lepidoptera : Papilionidae O 1 O O O O O 1 O O O O O 1 O O 1 O O
565. Protographium paIamedes leontis, Lepidoptera: Papilionidae O O O 1 O O 1 O O O O O 1 O O O O O O
566. Pterourus rutulus, Lepidoptera : Papilionidae O 1 O O O O O 1 O 1 1 O O 1 O O 1 O O
567. Pyrrhosticta abderus abderus, Lepidoptera : Papilionidae O O O O O 1 O 1 O O 1 O O O O O O O O
568. Pyrrhosticta abderus electryon, Lepidoptera: Papilionidae O 1 1 O O O O O O O 1 O O 1 O O O 1 O
569. Pyrrhosticta garamas garamas, Lep idoptera : Papilionidae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O O 1 O
570. Pyrrhosticta victorinus morelius, Lepidoptera: Papilionidae O 1 O O O 1 O 1 O 1 1 O O O O 1 1 O O
571 . Pyrrhosticta victorinus victorinus, Lepidoptera: Papilionidae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O O 1 O
572. Troilides torquatus mazai, Lepidoptera : Papilionidae O 1 O O O 1 O 1 O 1 1 O O 1 O O 1 O 1
573. Troilides torquatus tolus, Lepidoptera : Papilionidae O O O 1 O O 1 O O O O O O O O O O O O
90 / DAVID ESPINOSA O., JUAN J. MORRONE, CLAUDIA AGUILAR Z. & JORGE LLORENTE B.

574. A nthocharis cethu ra cethu ra, Lepidoptera: Pieridae 1 O O O O O O O O O O O O O O O O O O


575. Anthocharis cethura pima, Lepidoptera : Pieridae 1 0 0 O O O O O O O O O O O O O O O O
576. Anthocharis sara inghami, Lepidoptera : Pieridae O O O 1 1 0 1 O O O O O O O O O O O O
577. Anthocharis sara sara, Lepidoptera : Pieridae O 1 1 0 0 1 O 1 O 1 1 1 O 1 O 1 O 1 1
578. Anthocharis statira jada, Lepidoptera : Pieridae O O O O O 1 O 1 O 1 1 O O O O O O O O
579. Archonias brassolis aproximata, Lepidoptera : Pieridae O 1 O O O 1 O 1 O 1 1 0 0 1 0 0 O O O
580. Catasticta flisa flisa, Lepidoptera : Pieridae O O O O O O O O 1 O O O O 1 0 0 O O O
581 . Catasticta flisella, Lepidoptera : Pieridae O O O O O 1 O 1 1 0 1 O O O O O O O O
582. Catasticta ochracea ochracea, Lepidoptera : Pieridae O O O O O O O 1 O 1 O O O 1 O O O 1 O
583. Catasticta teu tila teutila, Lepidoptera : Pieridae O O O O O 1 O 1 O O 1 O O O O 1 O O O
584. Charonias theano nigrescens, Lepidoptera : Pieridae O O O 1 1 O 1 O O O O O O O O O O O O
585. Colias alexandra harjordii, Lepidoptera : Pieridae O O O O O 1 O O O O O O O O O O O O O
586. Colias philodice guatcmalteca, Lepidoptera : Pieridae 1 O O O O O O O O O O O O O 1 O O O O
587. Dismorphia amphiona isolda, Lepidoptera : Pieridae O O O O O O O O O O 1 O O O O 1 O O O
588. Dismorphia al11phiona praxinoe, Lepidoptera : Pieridae O O O O 1 O 1 O 1 1 1 0 0 1 O O O O O
589. Dislllorphia crisia virgo, Lepidoptera : Pieridae O O O O O 1 0 1 1 1 O O O O O O O O O
590. Disl1lorphia eu noe chamula, Lepidoptera : Pieridae O O O O O 1 O 1 O O 1 O O O O O O O O
591 . Dismorphia eunoe eunoc, Lepidoptera : Pieridae O O O O O O O 1 O 1 O O O O O 1 O O O
592. DismorphÚl theucharia jortunata, Lepidoptera: Pieridae O O O O O 1 O 1 O 1 1 O O O O O O O O
593. Enan tia albania albania, Lepidoptera : Pieridae O 1 O O O 1 0 1 1 1 1 0 0 1 O O O O 1
594. Enan tia jethys, Lepidoptera : Pieridae O O O O O 1 0 1 O O 1 O O 1 O O O O O
595. Enantia lina marion, Lepidoptera: Pieridae O O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O
596. Enantía lIIazai diazi, Lepidoptera : Pieridae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O O 1 O
597. Enan tia mazai mazai, Lepidoptera : Pieridae O O O O O 1 O 1 O O 1 O O O O O O O O
598. E ucheira socia lis socialis, Lepidoptera : Pieridae O 1 1 0 0 O O 1 O O 1 O O O O 1 O 1 O
599. Eucheira socialis westwoodi, Lepidoptera : Pieridae 1 O O O O O O O O O O O O O 1 O O O O
600. Euchloe hyantis hyan tis, Lepidoptera : Pieridae 1 O O O O O O O O O O O O O O O O O O
601 . Euchloe hyantis lotta, Lepidoptera : Pieridae O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O O
602. Eurema albula ce/ata, Lepidoptera: Pieridae O 1 1 0 0 1 O 1 O 1 1 1 O 1 O 1 O O 1
603. Eurema salope jamapa, Lepidoptera : Pieridae O 1 1 0 1 1 0 1 O 1 1 O O O O O O 1 O
604. E l/rema xanthochlora xant/1Ochlora, Lepidoptera: Pieridae O O O O O 1 O 1 O 1 O 1 O O O O O O O
605. Ganyra howarthi howarthi, Lepidoptera : Pieridae O O O 1 1 O 1 O O O O O O O O O O O O
606. Ganyra howarthi kuschei, Lepidoptera : Pieridae O O O O O O O O O O 1 O 1 O O O O O O
607. Ganyra phaloe tiburtia, Lepidoptera : Pieridae O O O O O 1 0 1 O 1 1 O O O O O O O O
608. Hesperocharis costaricensis pasion, Lepidoptera : Pieridae O O 1 O O O O 1 O 1 1 0 0 1 O 1 O 1 O
609. Hesperocharis crocea crocea, Lepidoptera : Pieridae O O O O O 1 0 1 O 1 1 0 0 O O O O O O
610. Hesperocharis crocea jaliscana, Lepidoptera : Pieridae O O 1 O O O O O O O 1 O O 1 O 1 O 1 O
611 . Hesperocharis graphítes avivolans, Lepidoptera : Pieridae O O O O O 1 O O O O 1 O O O O O O O O
612. Hesperocharis graphites graphites, Lepidoptera: Pieridae O O O O O O O O O O 1 O O O O 1 O 1 O
613. ltaballia demophile centra/is, Lepidoptera : Pieridae O 1 O O O 1 O 1 O 1 1 0 0 1 O 1 O 1 O
614. ltaballía pandosia kicaha, Lepidoptera : Pieridae O O O O O 1 0 1 O 1 O O O O O 1 O O O
615. Leptophobia aripa elodia, Lepidoptera : Pieridae O 1 1 0 0 1 0 1 1 1 O O O 1 O 1 1 1 O
616. Lieínix nemesis atthís, Lepidoptera : Pieridae O O O O O 1 0 1 O 1 1 0 0 1 O O O O O
617. Lieinix nemesis nayaritensis, Lepidoptera : Pieridae O O O O O O O O O O 1 O O O O O O 1 O
618. Lieinix lala, Lepidoptera : Pieridae O O O O O 1 0 0 O O 1 O O O O O O O O
619. Paramidea lanceolata, Lepidoptera: Pieridae O O O O O O 1 O O O O O 1 O O O O O O
620. Paramidea /imonea, Lepidoptera : Pieridae O 1 O O O O O 1 O O O O O 1 0 0 O 1 O
621 . Pereu te charops charops, Lepidoptera : Pieridae O O O O O O O 1 1 1 O O O 1 0 0 O O O
622. Pereu te charops leonílae, Lepidoptera : Pieridae O O O O O O O O O O 1 O 1 O O O O O O
623. Pereu te charops n igricans, Lepidoptera : Pieridae O O O O O 1 0 1 1 O O O O O O O O O O
624. Phoebis agarithe fisheri, Lepidoptera : Pieridae O O O 1 1 O O O O O O O O O O O O O O
625. Phoebis neocypris virgo, Lepidoptera : Pieridae O O 1 O O 1 0 0 O 1 1 0 0 O O 1 O 1 1
626. Pieriballia viardi viardi, Lepidoptera : Pieridae O 1 O O O 1 0 1 1 1 0 1 O 1 O 1 1 1 1
REG IONALIZACIÓN BIOGEOGRÁFICA DE MÉXICO: PROVINCIAS BIÓTICAS / 91

627. Prestonia clarki, Lep idoptera: Pieridae o O O O O O O O O O 1 O 1 O O O O O O


628. Pieris rapae rapae, Lepidoptera: Pieridae 1 1 0 1 O O 1 O O O O O O 1 1 1 O 1 O
629. Pontia beckeri sisymbrii, Lepidoptera : Pieridae 1 O O O O O 1 O O O O O O O O O O O O
630. Zerene eurydice, Lepidoptera: Pieridae O O O 1 O O 1 O O O O O 1 O O O O O O

Aves
631 . Aegolius acadicus, Strigiformes: Strigidae O 1 1 O O O O O O O O O O O 1 1 O 1 O
632. Aegolius ridgwayi, Strigiformes: Strigidae O O O O O 1 O O 1 O 1 O O O O O O O O
633. Aphelocoma coeru lescens, Passeriformes: Corvidae 1 1 0 1 1 0 1 1 0 1 1 O 1 1 1 1 1 1 O
634. Aphelocoma ultramarina, Passeriformes: Corvidae 1 1 1 O O O O 1 O 1 1 0 1 1 1 0 1 1 O
635. Aphelocol1la unicolor, Passeriformes: Corvidae O O O O O 1 O 1 1 1 O O O 1 O 1 O 1 O
636. Aratinga astec, Psittaciformes : Psittacidae O O O O O O O 1 0 1 1 1 O 1 O O O O 1
637. Aratinga canicularis, Psittaciformes : Psittacidae O O 1 O O O O 1 O O 1 O 1 O 1 1 O 1 O
638. Aratinga holochlora, Psittaciformes : Psittacidae O 1 O O O 1 0 1 1 1 1 0 0 1 1 O 1 O O
639. Aratinga nana, Psittaciformes : Psittacidae O O O O O O O 1 O 1 1 1 0 1 O 1 O O 1
640. Aratinga stren ua, Psittaciformes : Psittacidae O O O O O O O O 1 O 1 O O O O O O O O
641 . Aspatha gularis, Coraciiformes: Momotidae O O O O O 1 O 1 1 0 1 O O O O O O O O
642. Aflapetes albin ucha, Passeriformes: Fringillidae O O O O O 1 O 1 1 1 1 O O 1 O 1 O 1 O
643. Atlapetes apertus, Passeriformes: Fringillidae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
644. Aflapetes brunneinucha, Passeriformes: Fringillidae O 1 O O O 1 O 1 1 1 1 0 0 1 O 1 O 1 O
645. Aflapetes gll tturalis, Passeriformes: Fringillidae O O O O O O O O 1 O 1 O O O O O O O O
646. Aflapetes pileatus, Passeriformes: Fringillidae O 1 1 0 0 O O 1 O 1 1 O 1 1 1 1 1 1 O
647. Aflapetes viren ticeps, Passeriformes: Fringillidae O 1 1 O O O O O O 1 1 O O O 1 1 O 1 O
648. Basileuterus belli, Passeriformes: Fringillidae O 1 1 0 0 1 O 1 1 1 1 0 0 1 1 1 O 1 O
649. Basileuterus culicivorus, Passeriformes: Fringillidae O 1 O O O 1 O 1 1 1 1 1 0 1 O 1 O 1 O
650. Basileuterus dclattrii, Passeriformes: Fringillidae O O O O O O O O 1 O 1 O O O O O O O O
651 . Basileuterus rufifrons, Passeriformes: Fringillidae 1 1 1 0 0 1 O 1 1 1 1 O 1 1 1 1 1 1 O
652. Callipepla californica, Galliformes : Phasianidae O O O 1 1 O 1 O O O O O O O O O O O O
653. Callipepla douglasii, Galliformes : Phasianidae 1 O O O O O O O O O 1 O 1 O 1 O O 1 O
654. Callipepla gambelii, Galliformes : Phasianidae 1 O O O 1 O O O O O 1 O 1 O O O O O O
655. Callipepla squal1lata, Galliformes : Phasianidae 1 1 O O O O O 1 O O O 1 1 1 1 O 1 O O
656. Calocitta colliei, Passeriformes: Corvidae 1 O O O O O O O O O 1 O 1 1 1 0 0 1 O
657. Calocitta formosa, Passeriformes: Corvidae O O 1 O O 1 O 1 1 0 1 O O O O 1 O 1 O
658. Campylorhynchus brun neicapillus, Passeriformes: Certhiidae 1 1 1 1 1 0 1 1 0 0 1 O 1 1 1 O 1 1 O
659. Campylorhynchus chiapensis, Passeriformes : Certhiidae O O O O O 1 O O O O 1 O O O O O O O O
660. Campylorhynchus gularis, Passeriformes: Certhiidae 1 1 1 O O O O O O O 1 O 1 1 1 1 1 1 1
661 . Campylorhynchus jocosus, Passeriformes: Certhiidae O 1 1 O O O O 1 O 1 1 0 0 1 1 1 O 1 O
662. Call1pylorhynchus l1Iegalopterus, Passeriformes: Certhiidae O O 1 O O O O O O 1 1 O O 1 O 1 O 1 O
663. Campylorhynchus rufinucha, Passeriformes: Certhiidae O O 1 O O 1 0 1 1 1 1 0 0 1 O 1 O O O
664. Campylorhynchus yucatanicus, Passeriformes: Certhiidae O O O O O O O O O O O O O O O O O O 1
665. Campylorhynchus zona tus, Passeriformes: Certhiidae O O O O O 1 O 1 1 1 1 0 0 1 O 1 O O O
666. Caprim ulgus badius, Strigiformes: Caprimulgidae O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O 1
667. Caprimulgus carolinensis, Strigiformes: Caprimulgidae O 1 O O O 1 O 1 1 0 1 O O O O O 1 O O
668. Caprimulgus maculicaudus, Stri giformes: Caprimulgidae O O O O O O O 1 O O 1 O O O O 1 O O O
669. Caprimulgus ridgwayi, Strigiformes: Caprimulgidae 1 O 1 O O 1 O O 1 O 1 O 1 O 1 1 O 1 O
670. Caprimulgus salvini, Strigiformes: Caprimulgidae O O O O O O O 1 O O 1 1 O 1 O O 1 1 1
671 . Caprimulgus vociferus, Strigiformes: Caprimulgidae 1 1 1 0 0 1 O 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1 1 1
672. Catharus aurantiirostris, Passeriformes: Muscicapidae 1 1 1 0 0 1 O 1 1 1 1 0 1 1 1 1 O 1 O
673. Catharus dryas, Passeriformes: Muscicapidae O O O O O 1 O 1 1 0 1 O O O O O O O O
674. Catharus frantzii, Passeriformes: Muscicapidae O O 1 0 0 1 O 1 1 1 1 0 0 1 O 1 O 1 O
675. Catharus fuscescens, Passeriformes: Muscicapidae O O O O O O O 1 1 0 0 1 0 0 O O O O O
676. Catharus guttatus, Passeriformes: Muscicapidae 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1 1 0
677. Catharus mexicanus, Passeriformes: Muscicapidae O O O O O 1 O 1 1 1 1 O O 1 0 1 1 0 0
92 / DAVID ESPINOSA O., JUAN J. MORRONE, CLAUDIA AGUILAR Z. & JORGE LLORENTE B.

678. Catharus m in imus, Passeriformes: Muscicapidae o O O O O O O 1 O O O 1 O 1 O O O O 1


679. Catha rus occiden talis, Passeriformes: M uscicapidae O 1 1 0 0 1 0 1 1 1 1 0 0 1 1 1 O 1 O
680. Catharus olivascens, Passeriformes: Muscicapidae O O O O O O O O O O O O O O 1 O O O O
681 . Catharus L/s tula t us, Passeriformes: Muscicapidae 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 0 1 1
682. Cyanocitta stelleri, Passeriformes: Corvidae 1 1 1 0 0 1 0 1 1 1 1 0 1 1 1 1 O 1 O
683. Cyan ocorax beecheii, Passeriformes: Corvidae O O O O O O O O O O 1 O 1 O 1 O O O O
684. Cyan ocorax dickeyi, Passeriformes: Corvidae O O O O O O O 1 O O 1 O O O 1 O O O O
685. Cyan ocorax morio, Passeriformes: Corvidae O 1 O O O 1 0 1 O 1 1 1 O 1 0 0 1 1 1
686. Cyan ocorax san blasia n L/s, Passeriforrnes: Corvidae O O 1 O O O O O O O 1 O 1 O O O O 1 O
687. Cya nocorax yncas, Passeriformes: Corvidae O 1 1 0 0 1 0 1 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1 1
688. Cyanocorax yuca ta n icus, Passeriformes: Corvidae O O O O O O O 1 O 1 0 1 O O O O O O 1
689. Cyrtonyx mon tezu mae, Galliformes : Phasianidae 1 1 O O O O O 1 O 1 1 0 1 1 1 1 1 1 O
690. Cyrtonyx ocella tus, Galliformes : Phasianidae O O O O O 1 O 1 1 O 1 O O O O 1 O O O
691 . Cyrtonyx sallei, Galliformes : Phasianidae O O O O O O O O O O O O O O O 1 O O O
692. Erga ticus ru ber, Passeriformes: Fringillidae O 1 1 O O O O O O 1 1 0 0 1 1 1 O 1 O
693. Ergaticus versicolor, Passeriformes: Fringillidae O O O O O 1 O O 1 O 1 O O 1 0 0 O O O
694. Euptilotis neoxen us, Trogoniformes: Trogonidae 1 1 O O O O O O O O 1 O O O 1 O O 1 O
695. Geococcyx cal ifo rn ia n us, Cuculiformes : Cuculidae 1 1 1 1 1 0 1 1 0 0 1 O 1 1 1 1 1 1 O
696. Geococcyx velox, Cuculiformes : Cuculidae O O 1 O O 1 O 1 1 1 1 0 0 1 1 1 0 1 1
697. Glaucidiu m brasilia n u m , Strigiformes: Strigidae 1 1 1 0 0 1 0 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
698. Gla ucidiu l1l gnoma, Strigiformes : Strigidae 1 1 1 0 1 1 O O O 1 1 0 1 1 1 1 O 1 O
699. Glaucidiul1l m i n u tissim u m , Strigiformes: Strigidae O O 1 O O 1 O 1 O 1 1 0 0 1 1 1 O 1 O
700. Lmnporn is a l1lethystinus, Trochiliformes: Trochilidae O O 1 O O 1 0 1 1 1 1 0 0 1 0 1 O 1 O
701 . Lamporn is clel1l enciae, Trochiliformes : Trochilidae 1 1 1 0 0 1 O 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1 1 O
702. Lmnporn is viridipallens, Trochiliformes : Trochilidae O O O O O 1 O 1 1 0 1 O O O O 1 O O O
703. Melanerpes angustifrons, Piciformes: Picidae O O O O 1 O 1 O O O O O O O O O O O O
704. Melanerpes a u rifrons, Piciformes : Picidae 1 1 1 0 0 1 0 1 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1 1
705. Melanerpes ba irdi, Piciformes : Picidae O O O 1 O O 1 O O O O O 1 O O O O O O
706. Melanerpes chrysogenys, Piciformes: Picidae O 1 1 O O O O O O 1 1 O 1 O 1 1 O 1 O
707. Melanerpes form icivorus, Piciformes: Picidae 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 O
708. Melanerpes hypopolius, Piciformes: Picidae 1 0 1 0 1 0 0 1 O 1 1 0 1 O O 1 O 1 O
709. Melanerpes lewis, Piciformes : Picidae 1 0 0 1 1 0 1 O O O O O 1 O 1 O O O O
710. Melanerpes pu chera n i, Piciformes: Picidae O O 1 O O O O 1 1 1 1 0 0 1 0 1 O O O
711 . Melanerpes pygmaeus, Piciformes: Picidae O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O 1
712. Melanerpes ru bricapillus, Piciformes : Picidae O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O O
713. Melanerpes u ropygial is, Piciformes: Picidae 1 1 0 1 1 0 1 O O O 1 O 1 O 1 O O 1 O
714. Momotus mexicanus, Coraciiformes: Momotidae O O 1 O O 1 0 1 1 1 1 0 1 O 1 1 O 1 O
715. Momotus momota, Coraciiformes: Momotidae O 1 O O O 1 0 1 1 1 1 1 O 1 0 1 1 0 1
716. Ortalis leucogastra, Craciformes: Cracidae O O O O O 1 0 1 1 0 1 1 O O O O O O O
717. Ortalis poliocephala, Craciformes : Cracidae O O 1 O O O O 1 1 O 1 O 1 O 1 1 O 1 O
718. Ortalis vet u la, Craciformes: Cracidae O 1 0 0 O 1 0 1 1 1 1 1 O 1 0 1 1 1 1
719. Ortalis wagleri, Craciformes: Cracidae O O O O O O O O O O 1 O 1 O 1 O O 1 O
720. Otus asio, Strigiformes: Strigidae 1 1 1 1 1 O 1 1 0 0 1 1 1 1 1 1 1 1 O
721 . Otus barbarus, Strigiformes: Strigidae O O O O O 1 O 1 0 0 1 O O O O O O O O
722. Otus cooperi, Strigiformes: Strigidae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O O O O
723 . Otus jlam meolus, Strigiforrnes: Strigidae 1 1 1 0 0 O O 1 0 1 1 0 1 1 1 1 O 1 O
724. Otus guatemalae, Strigiformes: Strigidae O O O O O 1 O 1 O 1 1 1 0 1 1 1 O O 1
725. Otus kenn icot t ii, Strigiforrnes: Strigidae 1 1 1 1 1 O O O O O 1 O 1 O 1 O O 1 O
726. Otus seductus, Strigiformes: Strigidae O O 1 O O O O O O O 1 O O O O O O O O
727. Otus t richopsis, Strigiformes: Strigidae 1 1 1 0 0 1 O 1 1 O 1 O 1 1 1 1 1 1 O
728. Pharomachrus mocin no, Trogoniformes: Trogonidae O O O O O 1 0 1 1 O 1 O O O O O O O O
729. Piaya cayana, Cuculiformes : Cuculidae O 1 1 0 0 1 O 1 1 1 1 1 1 1 1 1 0 1 1
730. Picoides arizonae, Piciformes: Picidae 1 O O O O O O O O O 1 O 1 O 1 O O 1 O
REGIONALIZACIÓN BIOGEOGRÁFlCA DE MÉXICO: PROVINCIAS BIÓTICAS / 93

731 . Picoides nuttallii, Piciformes: Picidae o O O 1 1 O 1 O O O O O 1 O O O O O O


732. Picoides pubescens, Piciformes: Picidae O O O O O 1 O O O O O O O O O O O O O
733. Picoides scalaris, Piciformes : Picidae 1 1 1 1 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
734. Picoides stricklandi, Piciformes: Picidae 1 1 1 0 0 O O O O 1 1 0 1 1 1 1 0 1 O
735. Picoides villosus, Piciformes: Picidae 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1 1 0
736. Pipilo albicollis, Passeriformes: Fringillidae O O O O O O O 1 O 1 1 O O O O 1 O 1 O
737. Pipilo chlorurus, Passeriformes: Fringillidae 1 1 1 1 1 0 0 1 O O 1 O 1 1 1 1 1 1 O
738. Pipilo crissalis, Passeriformes: Fringillidae O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O O
739. Pipilo erythraphthalm us, Passeriformes: Fringillidae 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1 1 O
740. Pipilo fuscus, Passeriformes: Fringillidae 1 1 1 1 1 0 1 1 0 1 1 0 1 1 1 1 1 1 O
741 . Pipilo ocai, Passeriformes: Fringillidae O 1 1 O O O O 1 1 1 1 0 0 1 O 1 O 1 O
742. Polioptila albiloris, Passeriformes: Muscicapidae 1 1 1 0 0 1 0 1 1 1 1 O 1 O 1 1 0 1 1
743. Polioptila caerulea, Passeriformes: Muscicapidae 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
744. Polioptila californica, Passeriformes: Muscicapidae O O O 1 1 O 1 O O O O O O O O O O O O
745. Polioptila melanura, Passeriformes: Muscicapidae 1 1 0 1 1 O 1 O O O 1 O 1 1 1 O 1 1 O
746. Polioptila nigriceps, Passeriformes: Muscicapidae O O 1 O O O O O O O 1 O 1 O 1 O O 1 O
747. Polioptila plumbea, Passeriformes: Muscicapidae 1 0 1 1 1 0 0 1 O O 1 1 1 0 1 1 1 0 0
748. Rhynchopsitta pachyrhyncha, Psittaciformes: Psittacidae 1 O O O O O O O O 1 1 0 0 1 1 0 0 1 O
749. Rhynchopsitta terrisi, Psittaciformes: Psittacidae 1 O O O O O O O O O O O O 1 1 O O O O
750. Selasphorus platycercus, Trochiliformes: Trochilidae 1 1 1 0 0 1 O 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1 1 O
751 . Selasphorus rufus, Trochiliformes: Trochilidae 1 1 1 1 0 0 1 1 0 0 1 O 1 1 1 1 O 1 O
752. Selasphorus sasin, Trochiliformes : Trochilidae 1 1 1 1 0 0 1 O O O 1 O 1 O 1 O O 1 O
753. Strix fulvescens, Strigiformes: Strigidae O O O O O 1 O O 1 O 1 O O O O 1 O O O
754. Strix occiden talis, Strigiformes: Strigidae 1 O O O O O O 1 O O O O 1 1 1 O O 1 O
755. Strix varia, Strigiformes : Strigidae O O O O O 1 O O 1 O 1 O O O O 1 O O O
756. Thryothorlls albin ucha, Passeriformes: Certhiidae O O O O O O O 1 O O O 1 O O O O O O 1
757. Thryothorus felix, Passeriformes: Certhiidae O O 1 O O O O 1 O O 1 O 1 O 1 1 1 1 0
758. Thryothorus ludovician us, Passeriformes: Certhiidae 1 O O O O 1 O 1 O O 1 1 0 1 O O 1 O 1
759. Thryothorus maculipectus, Passeriformes: Certhiidae O 1 O O O 1 0 1 1 1 1 1 0 1 O 1 0 0 1
760. Thryothorus modestus, Passeriformes: Certhiidae O O O O O 1 O 1 1 0 1 O O 1 O O O O O
761 . ThnJothorus pleu rastictus, Passeriformes: Certhiidae O O 1 0 0 1 O 1 1 0 1 O O O O 1 O 1 O
762. Thryothorus rlIfalbus, Passeriformes: Certhiidae O O O O O 1 O O 1 O 1 O O O O O O O O
763. Thryothorus rutilus, Passeriformes: Certhiidae O O O O O O O 1 O O O O O 1 O O O O O
764. Thryothorus sinaloa, Passeriformes: Certhiidae O 1 1 O O O O O O O 1 O 1 O 1 1 O 1 O
765. Toxostoma bendirei, Passeriformes: Sturnidae 1 O O O O O O O O O 1 O 1 O O O O O O
766. Toxostoma cinereum, Passeriformes: Sturnidae O O O 1 1 O 1 O O O 1 O O O O O O O O
767. Toxostoma crissale, Passeriformes: Sturnidae 1 1 0 0 O O 1 O O O O O 1 1 1 O O O O
768. Toxostoma curvirostre, Passeriformes: Sturnidae 1 1 1 1 0 0 O 1 O 1 1 0 1 1 1 1 1 1 O
769. Toxostoma dorsale, Passeriformes: Sturnidae 1 1 O O O O O O O O O O O O O O O O O
770. Toxostoma gu ttatum, Passeriformes: Sturnidae O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O O
771 . Toxostoma lecontei, Passeriformes: Sturnidae O O O 1 O O O O O O O O 1 O O O O O O
772. Toxostoma longirostre, Passeriformes: Sturnidae 1 1 O O O O O 1 O 1 O O O 1 O 1 1 1 O
773. Toxostoma ocellatum, Passeriformes: Sturnidae O 1 O O O O O O O 1 O O O O O 1 O 1 O
774. Toxostoma redivivum, Passeriformes: Sturnidae O O O 1 1 O 1 O O O O O 1 O O O O O O
775. Toxostoma rufum, Passeriformes: Sturnidae 1 O O O O O O O O O 1 O O O O O 1 O O
776. Troglodytes aedon, Passeriformes: Certhiidae 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
777. Troglodytes beani, Passeriformes: Certhiidae O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O O
778. Traglodytes brunneicollis, Passeriformes: Certhiidae 1 1 1 0 0 O O 1 0 0 1 O O 1 1 1 1 1 0
779. Troglodytes m usculus, Passeriformes: Certhiidae O O O O O 1 O 1 O O 1 O O O O O O O 1
780. Troglodytes rufociliatus, Passeriformes: Certhiidae O O O O O 1 O 1 1 0 1 O O O O O O O O
781 . Traglodytes troglodytes, Passeriformes: Certhiidae O O O O O O O O O O O O O O O O 1 O O
782. Tragan ambiguus, Trogoniformes: Trogonidae O O O O O O O 1 O 1 1 O O O 1 1 O 1 O
783. Tragan citreolus, Trogoniformes: Trogonidae O O 1 O O O O 1 O 1 1 1 1 0 1 1 O 1 O
94 / DAVID ESPINOSA O., JUAN J. MORRONE, CLAUDIA AGUILAR Z. & JORGE LLORENTE B.

784. Tragan callaris, Trogoniformes: Trogonidae O O O O O 1 O 1 1 1 1 1 O 1 O 1 O 1 1


785. Tragan elegans, Trogoniformes: Trogonidae 1 1 1 0 0 1 O 1 1 1 1 O 1 1 1 1 1 1 O
786. Tragan /nassena, Trogoniformes: Trogonidae O O O O O O O 1 O 1 1 1 O 1 O 1 O O O
787. Tragan me/anacepha/us, Trogoniformes: Trogonidae O O O O O O O 1 O 1 O 1 O 1 O 1 O O 1
788. Traga11 mexica11 us, Trogoniformes: Trogonidae O 1 1 O O 1 O 1 1 1 1 O 1 1 1 1 O 1 O
789. Tragan puella, Trogoniformes: Trogonidae O O O O O O O 1 O O O O O O O O O O O
790. Traga11 via/aceus, Trogoniformes: Trogonidae O O O O O 1 O 1 1 1 1 1 O 1 O 1 O O 1
791 . Tymnnus cauchii, Passeriformes: Tyrannidae O 1 O O O 1 O 1 1 1 1 O O 1 O O 1 O 1
792. Tym11 l1 us cmssirastris, Passeriformes: Tyrannidae 1 O 1 O O O O O 1 1 1 O 1 O 1 1 O 1 O
793. Tymnnus daminicel1sis, Passeriformes: Tyrannidae O O O O O O O O O O O 1 O O O O O O O
794. Tyml111 us farficatus, Passeriformes: Tyrannidae 1 O O O 1 1 O 1 1 1 1 O O 1 O 1 1 1 1
795. Tymnnus me/al1cha/icus, Passeriformes: Tyrannidae 1 1 1 O 1 1 O 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
796. Tymnl1 us saval1a, Passeriformes: Tyrannidae O O O O O O O 1 O 1 1 O O O O O O O 1
797. Tyml1 l1 us tyml1 l1 us, Passeriformes: Tyrannidae O 1 O O O 1 O 1 1 O 1 1 O 1 O 1 O O 1
798. Tymnl1us verticalis, Passeriformes: Tyra nnidae 1 1 1 O 1 1 1 1 O O 1 O 1 1 1 1 1 1 O
799. Tymnl1 us vacifeml1s, Passeriformes: Tyrannidae 1 1 1 1 1 1 1 O O 1 1 O 1 1 1 1 1 1 O
3
LOS ARTH ROPODA DE MÉXI CO: ALGUNAS
COMPARAC IONES
Carlos Cordero Macedo1 & Jorge Llorente Bous qu ets1

ABSTRACT. In this second volume about Mexican Arthro­ dad de especies reconocidas, también se da el
pods 43 groups are dealt with, belonging to the Ony­ número de especies que se estima que existe en
chophora, Scorpiones, Opiliones, Cladocera, nuestro país), el porcentaje al que equivale este
Copepoda, Peracarida, Cirripedia, Isopoda and 10 or­ número con respecto al total conocido en el mun­
ders of Insecta . A total of 8342 species was registered do, así como el número de endémicas con el por­
for these groups, but, according to conservative esti­ centaje que representan del total de especies
mates of already known but undescribed species, sorne reconocidas hasta ahora para el país . El total de
12,900 may exist. The former total represents 5.4±4.8% especies registradas de los taxones incluidos en
of the world fauna (the second 6.9±5.8%), with an en­ este texto es de 8342 (Fig. 3 . 1 ), a unque, conside­
demism of 40. 1%. The data presented in this volume rando los estimados, deben de existir más de
corrobora te not only that Mexico possesses an enor­ 1 2,900 especies para tales taxones (Cuadro 3 . 1 ) .
mous richness of species, but that a great proportion D e hecho, seguramente el número real d e espe­
of these species exists exclusively within its bounda­ cies pertenecientes a estos taxones es bastante
ries. mayor, considerando que los estimados sólo se
dan para 10 de los 43 grupos (Fig. 3.2), Y que de
Una Síntesis Cuantitativa 11 de los 33 restantes, los autores mencionan, sin
En este segundo volumen sobre los artrópodos cuantificar, que faltan por registrar muchas más
de México se resume el conocimiento acerca de la especies en nuestro país (Fig. 3.3) .
biodiversidad de los grupos taxonómicos men­ Llorente et al. ( 1 996b) estimaron que el núme­
cionados en el Cuadro 3 . 1 . En síntesis, se presen­ ro total de especies de arácnidos e insectos que
ta información sobre Onychophora; dos órdenes existen en México podría estar entre 300,000 y
de Arachnida: Scorpiones y Opiliones; nueve 700,000, según el método de cálculo empleado,
órdenes y un superorden de Crustacea: Ctenopo­ por lo que las 7150 especies de arácnidos e insec­
da, Anomopoda, Copepoda, Amphipoda, Cuma­ tos registradas en este volumen (Cuadro 3 . 1 ) po­
cea, Isopoda, Mysida, Tanaidacea, Thermos­ drían representar alrededor del uno al 2 .4% de
baenacea y Cirripedia, respectivamente; y las cla­ las especies de artrópodos de México, y las 11,741
ses de Hexapoda y 10 órdenes de insectos: Archae­ especies estimadas (Cuadro 3 . 1 ) entre 1 .7 y 3.9 %.
ognatha, Zygentoma, Collembola, Protura, Di­ Si sumamos las especies de arácnidos e insectos
plura, Isoptera, Megaloptera, Hemiptera-Hete­ registradas en este volumen y en el anterior so­
roptera, Coleoptera, Lepidoptera, Diptera e Hy­ bre los Arthropoda de México ( Llorente et al.,
menoptera, respectivamente; a unque d e l o s 1 996a), obtenemos un total de especies de 28,784,
últimos cinco órdenes sólo s e incluyen pocas su­ que equivalen a entre 4 . 1 y 9.6% de las especies
perfamilias, familias y subfamilias. estimadas para el p aís; la misma suma, pero para
El Cuadro 3.1 sintetiza el número de especies el caso de las especies estimadas, da un total de
conocidas de cada grupo (en 10 de los 43 grupos 47,29 7 especies, equivalentes a entre 6.8 y 15.8%
numerados, entre corchetes, después de la canti- de la riqueza estimada para México. A estas canti­
dades debemos agregarles las 2599 especies de
I Museo de Zoología. Facultad de Ciencias, UNAM. Apdo. crustáceos registradas (3069 estimadas) en ambos
Postal 70-399 México 04510 D.F. jlb@hp.fciencias.unam.mx
96 / CARLOS CORDERO MACEDO & JORGE LLORENTE B OUSQUETS

CUADRO 3 . 1
SINTES I S CUANTITATIVA DE LA D IVERSIDAD DE ARTRÓPODOS D E M ÉXICO
Tnones Número de Especies % del Mundo Especies Endémicas
1. Onychophora 3 ( 1 41 2.3 1 1 0.7) 1 (33.3 %)
2. Scorpiones* 1 77 1 1 .8 Alto po rcentaje
3. 0plllo n es** 283 218 (77"1.)
4. Cladocera * * 1 9.8 6 (6. 1 "10)
Ctenopoda 6
Anomopoda 93
5. Copepoda 557 4.8 10 ( 1 .8 "1.)
6. Peracarlda**

A mphipoda 1 60 2.7
Cu macea 20 2.0
I sopoda 146 3.7
Mysida 23 2.7
Tanaidacea SO 6.2
Thermosbaenacea 1 8.3
7. Clrrlped i a * * 50 5.0 9 ( 1 8 %)
8. I sopoda (On lscldea) * * 83 2.4 63 (75.9"1.)
9. Collembola 550 ( 1 ,000) 7.9 ( 1 4.3 )
1 0 . Protura* 14 7.0
1 1 . Diplura* SO
1 2. Archaeog natha 15
1 3. Zygen toma** 34 4.9
14. I soptera 95 1 1 1 0- 1 50) 3.5 14-5.5)
Hemi ptera-Heteroptera
1 5. Lygaeldae* 284 5.7 2 1 (8.5%)
16. Pentatomidae 317
1 7. M egaloptera 13 4.3 2 ( 1 5.4 % )

Coleoptera
1 8 . Carabldae** 1 .957 1 1 9 1 (60.9%)
19. Silphldae 1 1 116) 5.8 18.4) 1 (9.1 %)
20. Clldae* 42 7.6
21. Elmldae 1 45 1 1 89) 1 2 . 1 ( 1 5.8)

22. Leiodidae 87 ( 200-300) 3.1 ( 7 . 1 - 1 0.6) 72 (82.8%)


Lepldoptera
23. H eplaloldea* * . 12 2.6
24. Yponomeutoldea** 18 \.J
25. Gelechloldea * * 244 1 .5

26. Tortriclnae 1 00 7.8

27. Sesioidea 21 \ .2

28. Copromo rphoidea 1 0.2

29. Epermen lo ldea 1 1 .1

30. Alucitoidea 2 1 .5

3 1 . Tlneoidea* 94 2.0 3 (3.2"1.)


32. G radllarioldea * * 16 0.65
33. Sph lngidae* 1 95 1 8. 1 1 7 (8.7%)

34. Saturnldae 202 1 6.2 88 (43.6%)


35. Arctlidae* ( 1 ) 418 6.0 1 58 (37.8"10)

36. Castnlldae 14 1 3 .2 8 (57. 1 %)

37. H esperioldea 7 4 1 (800) I SO (20.2%)

D iptera
38. Chlronomidae 55 ( 1 ,000) 0.9 ( 1 6.7)

39. Tabanldae 201 4.7 1 0 1 (50.2%)

40. PJychodldae 65 (325)

4 1 . Bibionldae 40 6.2 18 (45"1.)

Hy menoptera
42. Braconldae <300 (-3,000) <2.1 (-2 1 .4)

43. Chalcldoldea 336 1 .3


Total 8,342 ( 1 2,944( 5 .4 ± 4.8 (6.9 ± 5.8( 2 , 1 37 (4 0 . 1 %)

(1) Sólo se Incluyen t res de las cuat ro sub familias (Lithosiin ae, Arctllnae y Pericopinae).
LOS ARTHROPODA DE MÉXICO: ALGUNAS COMPARACIONES / 97

Cuadro 3.1. Síntesis cuantitativa de la diversidad de artrópodos de México registrada en el presente volumen. En la
columna "Número de Especies" se presenta el número de especies citadas (excluyendo aquellas cuyo registro es
dudoso), y entre corchetes el número de especies que se estima que existen en el país; en el "Total" correspondiente
a esta columna se da la suma de las especies registradas y entre corchetes la misma suma pero incluyendo los
números mínimos estimados. Los autores de los capítulos sobre los taxones marcados con un asterisco señalan que
faltan especies por registrar en nuestro país de manera categórica (i. e. que no se incluyen los casos en que los autores
dicen que "probablemente" haya más especies) ; mientras que los de los taxones marcados con doble asterisco
señalan que faltan muchas especies por descubrir. En la columna "% del Mundo" se pone el porcentaje del total
mundial de especies conocidas al que equivale el número de especies citadas en México, y entre corchetes el
correspondiente al número estimado de especies ; en el "Total" correspondiente a esta columna se da el porcentaje
promedio ± desviación estándar correspondiente a las especies registradas y estimadas. En la columna "Especies
Endémicas" se pone entre paréntesis el porcentaje al que equivalen dichas especies con respecto al total de especies
registradas para el país; en el "Total" correspondiente a esta columna, el porcentaje se calculó con respecto al número
total de especies citadas de los 19 taxones de los que se presentan cantidades de especies endémicas.

volúmenes, para formarnos una idea aproxima­ del país y presenta un alto grado de deterioro de
da de la enorme diversidad de Arthropoda que sus ambientes naturales, es se-guro que la baja
hay en nuestro país. riqueza observada (81 especies en el volumen an­
La distribución estatal de la riqueza de espe­ terior y sólo seis en el presente) sea un producto
cies, de cada uno de los 27 taxones para los que se de los pocos estudios realizados en esa entidad.
presenta dicha información en este volumen, se En el Cuadro 3.1 se presenta el porcentaje es­
presenta en el Cuadro 3.2. Se tienen datos de la pecífico de cada uno de los taxones incluidos en
distribución estatal de aproximadamente la mi­ este volumen, en relación con el total de especies
tad de las especies que se comprenden en este li­ conocidas en el mundo; estos mismos datos se pre­
bro; esta proporción es mayor que la del volumen sentan gráficamente en la Fig. 3.5. Los porcentajes
previo, en el que se presenta dicha información varían ampliamente, entre 0.2% en Copromor­
para aproximadamente la tercera parte de las es­ phoidea hasta más del 15% en Cladocera, Sphin­
pecies (Llorente et al., 1 996b ) . Sin embargo, debe­ gidae y Saturnidae, con un porcentaje máximo
mos señalar que, a j uzgar por lo dicho por los para especies estimadas de 21 % en Braconidae; el
propios autores, para la mayoría de los taxones porcentaje promedio correspondiente a las espe­
incluidos en este volumen y en el previo, incluso cies registradas es de 5 .4, y de 6.9 para las estima­
en los estados mejor conocidos (v. gr. Vera cruz) das, que son valores más bajos que el 8.3 y el lO.3
no se han hecho recolectas de manera completa calculados en el volumen anterior (Llorente et al.,
(tanto espacial como temporalmente), y muchos 1 996b), para especies observadas y estimadas, res­
otros, tal vez la mayoría, son pobremente conoci­ pectivamente. Los porcentajes presentados en la
dos. Lo anterior implica que la distribución es­ presente obra son también menores, en su ma­
t a t a l , y con m a y o r r a z ó n , la d i s tr i b u c i ó n yoría, a 1 0% que ha venido perfilándose en mu­
geográfica d e l a mayoría d e las especies, s e conoce chos taxones, tanto de artrópodos (Llorente et al.,
de manera incompleta . Al igual que en el volu­ 1 996b) como de otros grupos (Mittermeier &
men anterior, el estado de Veracruz resultó ser el Goettsch, 1 992), como una cantidad porcentual
de mayor riqueza, con 25% de las especies con general para las especies de la biota mexicana res­
datos de distribución, seguido de Chiapas, Oa­ pecto al total de especies conocidas en el Mundo.
xaca y Guerrero (Fig. 3.4); aunque, como se dis­ Sin embargo, debemos de tomar en cuenta que
cute en el volumen previo, es probable que este los porcentajes calculados para la mayoría de los
patrón esté influido por sesgos en el muestreo, taxones incluidos en este volumen deben de es­
los datos indican que, en términos generales, es­ tar subestimados, dado que el estado de cono­
tos cuatro estados son los de mayor diversidad cimiento de los mismos parece ser, en términos
de Arthropoda . También en coincidencia con el generales, más pobre que el de los comprendidos
volumen anterior, Tlaxcala resultó ser el estado en Llorente et al. ( 1 996a), trabajo en el que se in­
con un menor número de especies registradas cluyen la mayoría de los grupos de artrópodos
(Fig. 3.4); aunque este estado es el más pequeño mejor conocidos en México, a j uzgar por los si-
98 / CARLOS CORDERO MACE DO & JORGE LLORENTE BOUSQUETS

2000
Total : 8 342 especies

1 500
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'0
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Fig. 3.1. Número de especies registra das en México de los grupos de artrópodos incluidos en el presente volumen.
Los taxones específicos de Coleoptera, Lepidoptera, Hymenoptera, Hemiptera-Heteroptera, Peracarida y Diptera
que se incluyen en esta gráfica se enumeran en el Cuadro 3.1.

3500 -

3000
3000 -
0# de especies registradas (Total: 2 052)
.# de especies estimadas (Total : 6 724)

2500

2000

1 500

1 000
1 000

[j
500
325

� � 1l0 � 65 . 11 16 3 14
o
� j ¡ �� �- -=-t-

Fig. 3.2. Comparación de los números de especies de artrópodos registradas y estimadas para México. Nótese
que se cuenta con esta información sólo para 10 de los taxones incl uidos en el presente volumen (ver evaluación
cualitativa del grado de conocimiento de los 33 taxones restantes en la Fig. 3.3).
LOS ARTHROPODA DE MÉXICO: ALGUNAS COMPARACIONES / 99

o
-
s::
<1)


U
"Debe haber m�s especIes"

U
§
<1)

O "Debe haber muchas m's especIes"


No se reporta - . - . ... -- -
, .- -'. . -
.. -
,

o 6 10 12 14

Número de Taxones
Fig. 3 . 3 . Grado de conocimiento cualitativo de 33 taxones de artrópodos incluidos e n e s t e volumen, de acuerdo
con las opiniones expresadas (o no, en el caso de la columna "No se reporta" ) por los autores. En el Cuadro 1 los
taxones de los que se considera que "Debe haber más especies " están marcados con un asterisco, y los que se
considera que " Debe haber muchas más especies " estan marcados con doble asterisco . Los artrópodos que se
consideran "Bien conocido" en nuestro país son los Megaloptera (los autores del capítulo sobre Silphidae -incluido
en la Fig. 3.2 - también mencionan que "la diversidad alfa del grupo se puede considerar como cubierta al 100%", a
pesar de que cinco de las 16 especies -31 %- que se estima que existen en México no se han registrado).

1200

1000

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800

il)
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il) 600
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Fig. 3.4. Riqueza de especies de artrópodos citada para cada entidad federativa de México. En este volumen sólo
se presenta información sobre la distribución estatal de 27 taxones (ver Cuadro 3.2). Se u tilizan las abreviaturas
oficiales de los nombres de los estados de la república.
lOO / CARLOS CORDERO MACEDO & JORGE LLORENTE BOUSQUETS

Cuadro 3.2. Riqueza de especies de artrópodos citada en este volumen para cada entidad federativa de México.
Los autores sólo incluyen información sobre distribución estatal de 27 taxones (datos de un total de 4,429 especies) .
E n l a columna " Estado" s e utilizan l a s abreviaturas oficiales de los nombres de los estados de la república. E n
algunos casos n o s e cuenta con los datos de B . C y B.CS. por separado, sino que se indica que la especie s e
distribuye e n la Península; estos datos s e incluyen e n e l segundo renglón denominado " P. B . C " . En el renglón
denominado " N . E . M . " se indica el número de especies registradas para nuestro país de cada uno de los taxones.
En la columna "Núm. de especies " se da la suma del número de especies registradas de todos los taxones para
cada estado. En la columna "Núm. de Taxones" se da el nú mero de taxones considerados de los que se cita al
menos una especie para el estado.

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AGS \ 37 10 7 1 45 21 1 6 9 38 5 4

PBC 21 7 2 1 4 3 7 1 3
BC 1 87 17 34 8 11 6 3 17 43 4 1 1 21 8 6 2 11 3 8

BCS 244 16 41 3 2 59 1 1 3 29 51 4 1 23 6 1 2 17

CAMP 141 15 3 6 2 4 5 5 9 15 2 45 7 23 9 5 1

CHIS 796 24 7 53 3 4 37 4 1 6 71 127 3 1 28 7 4 1 23 79 1 55 3 4 40 26 7 3


CHlH 1 86 20 10 5 44 1 1 1 16 33 2 4 1 2 10 13 15 1 17 1 4 5
COAH 1 14 19 13 3 1 10 2 3 10 21 1 5 9 5 20 1 1 2 1 1 5
COL 1 94 19 3 3 7 30 5 26 19 31 5 1 1 26 9 1 2 14 1 3 7
DF 3 47 22 5 15 15 12 2 86 5 1 26 5 1 1 1 4 48 1 8 68 6 6 2 6 14
DGO 219 21 7 3 2 1 26 1 36 31 5 5 2 4 7 1 11 1 1 35 1 23 4 3
GTO 101 14 5 4 1 2 6 \3 11 1 4 48 1 1 1 3
GRO 540 26 14 30 8 13 95 3 1 16 4 79 58 4 1 10 3 19 9 71 49 2 4 4 15 12 5 11
HGO 323 22 5 21 13 5 3 38 37 41 4 4 3 10 1 36 28 55 1 1 9 1 6 1
IJAL 450 25 9 12 6 4 2 81 1 1 9 66 55 5 1 4 10 5 64 29 51 3 1 16 1 7 7
MEX SOl 22 5 18 48 24 3 1 07 46 28 5 3 34 4 5 48 25 60 1 7 2 1 9 18
MICH 255 18 5 21 9 11 17 41 44 5 1 14 2 1 38 2 1 10 7 2 6
MOR 464 25 7 15 1 4 2 86 1 2 4 57 37 4 1 24 5 3 64 31 45 4 4 14 10 8 31
NAY 1 74 18 3 8 1 2 5 36 46 2 2 5 5 6 28 1 17 2 2 3
NL 306 26 13 17 24 10 4 22 2 3 1 35 52 4 6 9 8 4 1 2 12 18 1 1 7 4 5 41
OAX 629 21 25 18 2 21 5 101 1 08 3 4 11 31 1 88 74 9 1 4 4 15 5 5 \3
PUE 503 24 7 21 5 1 44 1 1 2 58 54 5 5 4 4 7 88 51 1 05 4 9 5 5 5 12
QRO 92 12 6 8 20 8 18 2 4 15 3 3 2 3
QROO 210 19 5 4 3 20 4 8 1 1 1 13 22 1 1 19 2 5 50 20 10 2

SLP 378 24 9 26 1 13 9 31 1 1 63 55 2 2 18 9 1 1 52 21 45 1 2 3 2 10
SIN 147 18 4 2 2 2 1 2 6 29 29 3 5 15 11 9 2 12 2 11
SON 247 20 21 2 2
9 2 6 31 35 1 4 1 1 63 20 1 3 2 10 2 3 19
TAB 222 23 1 13 16 7
5 1 4 30 24 2 4 1 7 4 43 1 1 28 1 1 6 6 2 5
TAMPS 373 22 14 34 4 3
68 1 2 21 71 3 7 14 5 3 2 45 15 25 6 2 1 27
IrLAX 6 6 1 1 1 1 1 1
VER 1118 27 17 50 3 1 14 129 9 4 4 7 1 14 1 09 5 18 24 13 31 1 131 7 8 265 6 12 25 12 11 25

YUC 213 21 4 10 13 38 1 0 32 1 3 18 20 1 2 1 16 7 18 1 10 3 1 4

ZAC 40 9 5 1 14 10 2 1 3 3 1
NEM 4429 27 1 77 283 99 557 83 550 14 15 34 95 284 317 11 42 1 45 87 94 16 1 9S 202 4 1 8 14 SS 201 65 40 33�

guientes hechos: (a) en el presente volumen sólo los 1 0 taxones con estimados de especies se calcu­
se presentan estimados de número de especies la que falta por registrar 70% de las especies (Fig.
para menos de la cuarta parte de los taxones (Fig. 3.2), mientra s que en los grupos incluidos en
3.2), mientras que en Llorente et al. ( 1 996a) se pre­ Llorente et al. ( 1 996a) se calcula que falta 50% pro­
sentan para 19 de 36 grupos (53%); (b) de los 33 medio por registrar.
grupos para los que no se presentan estimados Con respecto a la cantidad de especies endémi­
de especies en la presente obra, en 19 (58%) los cas de México, se mencionan 2137 de 19 de los 43
autores consideran que existen más, e incluso mu­ taxones, equivalentes a 40. 1 % del total de espe­
chas más, especies por registrar (Fig. 3.3); (c) de cies de dichos grupos (Fig. 3.6); además se men-
LOS ARTHROPODA DE MÉXICO: ALGUNAS COMPARACIONES /101

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Fig. 3.5.
Porcentaje del total mundial de especies de artrópodos que corresponde a la riqueza registrada en
México. Nótese que no se cuenta con esta información para todos los taxones incluidos en el presente volumen
(ver Cuadro 3 . 1 ) .

ciona que debe de existir un " alto porcentaje " de REFERENCIAS


endé inicas de Scorpiones, mientras que sobre los
23 taxones restantes no se hace mención alguna LLORENTE , J., A. N. GARCÍA-ALDRE TE & E. GONZÁ LE Z
(eds.). 1 996a. Biodiversidad, Taxonomía y Biogeografía de Ar­
al endemismo. El porcentaje promedio (±DE) de
trópodos de México: Hacia una Síntesis de su Conocimiento.
endemismo de los 1 9 taxones es de 34.5 ± 27. 1 , va­ Universidad Nacional Autónoma de México, México.
lor superior a 24% calculado por Llorente et al. p . 660
( 1 996b); además, sólo seis grupos tienen porcen­ -- , E. GONZÁLE Z, A. N. GARCÍA- ALDRE TE & c.
tajes menores a 1 0% (Cuadro 3 . 1 ) y otros seis CORDE RO. 1996b. Breve Panorama de l a Taxonomía
tienen valores superiores a 50%. Estos datos co­ de Artrópodos en México. En Biodiversidad, Taxonomía y
Biogeografía de Artrópodos de México: Hacia una Síntesis de
rroboran que México no sólo posee una enorme su Conocimiento ( L1 orente, J., Garcí a-Aldrete, A. N. Y
riqueza de especies, sino que gran proporción de Gonzál ez, E ., eds.) Universidad Nacional Autónoma de
dichas especies únicamente existe dentro de sus México, México. pp. 3-1 4.
límites territoriales. M ITTE RME IE R, R. A. & C. GOE TTSCH. 1992. La importan­
cia de la diversidad biol ógica de México. E n México Ante
los Retos de la Biodiversidad (J. Sarukhán y R . Dirzo,
comps.) CONABIO, México. pp.63- 73.

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