1.1 EL CALIZ.-
Los primeros cristianos renovaban la Cena del Señor con su vajilla ordinaria. El cáliz
era un vaso de metal, piedra o madera, pero más ordinariamente de vidrio.
Después de la paz de Constantino hubo oportunidad de hacerlos cada vez más
preciosos. Los cálices primitivos eran ordinariamente de copa amplia y,
generalmente, con asas. Había cálices ministeriales de gran tamaño para la
comunión de los fieles. En las diversas épocas artísticas van tomando
formas características, correspondientes a los distintos estilos. Después
como sólo el sacerdote tomaba el cáliz, su copa había llegado a ser muy
pequeña, en relación con la base. Ahora se vuelve a la simplicidad y
proporciones primitivas.
El cáliz, puesto que está destinado a contener un líquido, debe estar echo de material
no absorbente. Si se hace de metal que puede oxidarse, debe dorarse o dársele un
tratamiento especial. Siempre, dada su finalidad y significación, debe estar echo de un
material sólido, noble e irrompible. En cuanto a su forma y estilo deben ser
verdaderamente bellos sinceros y prácticos. Los vasos sagrados antes eran
consagrados por el obispo; ahora son dedicados normalmente dentro de la celebración
1.2 LA PATENA
Es el plato primitivo para contener el pan. Normalmente hace juego en material y
estilo con el cáliz. Llegó a haberlas de grandes dimensiones para la comunión con pan
más grueso que el hoy usado y para grandes multitudes. Al introducirse
el uso del copón, solo servía para contener la hostia del sacerdote y se
redujo a un disco plano, apenas unos milímetros más grande que la
hostia.
Hoy vuelve a tener las características primitivas: plato más o menos profundo
para contener todas las hostias de la celebración.
1.3 EL COPÓN
Su origen es la cajita, cilíndrica generalmente, llamada “píxide”, de metal, marfil, etc.,
donde se guardaba la santa reserva para llevarla a los enfermos.
Esta píxide llevaba a veces una tapa cónica; por esto se le llamaba también
“torre”. Luego se le puso un pie y, como aparecía como una copa grande,
tomó el nombre de copón.
La forma y el tamaño (a veces enorme) tradicionales no parecen tan
adecuados, ya que su forma expresa más bien que el contenido es un líquido y ahora
se ha urgido varias veces que la comunión se dé con las hostias consagradas en la
misma Misa. Por lo mismo, la cantidad de hostias en reserva no tiene que ser
exagerada. Parece más adecuado el uso de píxides para la reserva y de patenas más
profundas para la comunión. (Cf. IGMR 290, 292-296).
1.4 LA CUSTODIA
Al hacerse cada vez más popular la devoción de “ver la hostia” y al dársele culto más
solemne, nace este vaso eucarístico. Su finalidad es enmarcar y proteger el Santísimo
Sacramento. Las primeras custodias, desde fines de la Edad Media, tienen
1.5 PURIFICADOR
Es un paño de lino no muy delgado o de otro tipo de tela que absorba el líquido, de
unos 40 cm. De largo por 25 de ancho; para distinguirlo de los manutergios se debe
bordar en el centro una cruz roja. No es conveniente que tenga más adornos.
1.6 LA PALIA
Es una pieza cuadrada y rígida. Lo más común es un cartón forrado con lino u otro
tipo de tela. Su función es cubrir el cáliz desde el ofertorio hasta la comunión, para
evitar que le caiga cualquier impureza. Antiguamente se suplía la palia con el mismo
corporal o mantel. Ha de tener, cuando menos, 15 cm. por cada lado, y se ha de
cuidar de que su adorno, si se pone alguno, sea bello y que tenga por motivo un
simbolismo litúrgico.
1.7 EL CORPORAL
Es un cuadro de tela de lino u otro material que se coloca en el centro del altar
durante la Misa, por razón de mayor decencia, para las especies sacramentales. Su
función es recoger las partículas del cuerpo de Cristo que caen de la patena, o al
fraccionar la hostia. Antiguamente era cuadrado o rectangular y suplía a la palia. Los
fieles tenían al corporal más devoción que a las mismas reliquias de los santos; se le
consideraba dotado de una eficacia sobrehumana contra las enfermedades y, sobre
todo, contra los incendios. Por esta razón se solía colocar el corporal como reliquia en
la consagración de los altares. No es conveniente que tenga adorno alguno, a lo sumo
en los ángulos del mismo o una guardilla sencilla en los lados extremos, con algunos
simbolismos litúrgicos. Su dimensión ha de ser tal que pueda caber cómodamente en
2.1 EL ALBA
Es la antigua túnica de los griegos y romanos. Como vestido específicamente litúrgico
se menciona ya en el siglo VI en el concilio de Narbona del 589. Tuvo formas muy
2.2 EL AMITO
Es un paño que se coloca alrededor del cuello, para esto, tiene en dos extremos unas
cintas largas que sirven para ceñirlo al cuerpo. Etimológicamente proviene del verbo
latino “amicire” que significa “cubrir”, porque con él se cubrían los ministros sagrados
la cabeza. Mas este nombre no es anterior al siglo XI. En Alemania, después del siglo
XI se llamó humeral. Lo usaba el Romano Pontífice en las grandes solemnidades;
también lo usaban los diáconos y subdiáconos.
Después del siglo X se introdujo la costumbre de cubrir la cabeza con el amito,
especialmente en algunas ordenes religiosas. Esto fue origen del rito preconciliar en el
que el obispo imponía sobre la cabeza del nuevo subdiácono el amito y de que, al
usarlo los ministros sagrados, se lo pongan primero en la cabeza y luego lo dejen caer
sobre el cuello. Tiene el significado de “casco de salvación” y el de “dominar la
lengua”. Actualmente se usa solo como complemento del alba (cuando esta es de
cuello holgado y no cubre el cuello del ministro).
2.3 EL CINGULO
Entre los antiguos era el complemento imprescindible de la túnica, al menos para salir
a la calle. Necesariamente había de entrar en los ornamentos litúrgicos. No siempre
ha tenido la forma de cordón; hasta el siglo XV fué muy general la forma de faja, de
unos siete centímetros de ancho, que se adornaba con bordados, piedras preciosas y
2.4 LA ESTOLA
Es posible que sea una transformación de la banda honorífica, llamada primitivamente
orarium. Es una insignia “sacerdotal”.
Esta insignia es una banda larga y estrecha que cuelga del cuello del sacerdote u
obispo y, en el caso del diácono, cruza su pecho desde el hombro izquierdo hasta el
lado derecho de su cintura, donde se sujeta.
La estola significa la gracia de Dios que se derrama en el ministro para impartir los
sacramentos (por eso cae sobre su pecho). Se usa en los ritos de los sacramentos y,
en el caso de la Misa, se usa debajo de la casulla.
2.5 LA CASULLA
Procede de la antigua “pénula romana”, o capa cerrada que cubría todo el cuerpo, con
un orificio en el centro para introducir la cabeza; por eso se le llamó casulla, o casa
pequeña, que es el nombre más general para denominarla. Por su origen se ve que
fue una prenda de viaje de invierno, pero poco a poco reemplazó a la toga, y la
usaron, con algunos adornos, los grandes romanos en las funciones más solemnes,
tanto que en el siglo IV vino a ser el traje senatorial. En el culto se usó desde los
primeros tiempos. Ya en el siglo II aparece en una pintura de las catacumbas. Hacia el
siglo XII pierde la forma de gran manto, toma una forma elíptica y se recorta a los
lados, hasta llegar así en los siglos XIV y XV a la forma que hoy llamamos “gótica”.
Al imponerse el gusto por los bordados y telas ricas se hacen casullas más rígidas y
pesadas, que imponen la necesidad de recortarlas todavía más hasta llegar a la forma
de guitarra. Hoy, afortunadamente, se vuelve a un tipo primitivo, pero más amplio.
La casulla simboliza a toda la Iglesia reunida en torno a la Eucaristía.
2.7 LA DALMATICA
Túnica larga con dos franjas de púrpura que usaban los habitantes de Dalmacia, en la
actual Yugoslavia. A principios del siglo III se convirtió en traje de las personas más
distinguidas de Roma. Parece que en el siglo V se convierte en insignia de la orden
diaconal. Todavía en el siglo VI y VII se usaba como vestidura laica.
2.8 MITRA
Los obispos y sacerdotes cristianos de los primeros tiempos no se cubrían la cabeza en
los actos cultuales. Pero en la vida domestica, tanto los hombre como las mujeres
solían cubrir su cabeza. Es posible que de uno de estos gorros se derive la mitra
episcopal. La mitra ha tenido una larga evolución desde la forma cónica original, hasta
la mitra actual, con los picos en la parte anterior y posterior. Las dos bandas
pequeñas que cuelgan por detrás no son una reminiscencia pagana, sino una
costumbre de la época. Significa la santidad que debe tener el obispo.
2.9 EL BACULO
Primitivo bastón de dignidad, terminaba en una bola o en una cruz o en una pequeña
barra transversal. Hacia el siglo XII se generalizan los terminados en espiral. Es signo
de la autoridad episcopal.
2.10 EL ANILLO
2.12 EL PALIO
Es una insignia de color blanco propia del Papa y de los Arzobispos. Resulta difícil
conocer el origen de esta insignia. Los palios los confeccionan las monjas de Torre di
Spechi, de Roma, las cuales utilizan para ello la lana de corderos bendecidos todos los
años el día de Santa Inés. Los nuevos palios se llevan en la mañana de la vigilia de los
Apóstoles San Pedro y San Pablo a la confesión de San Pedro.
INTRODUCCION:
Tenemos que recordar ante todo, que se trata de celebrar el DOMINGO como el
día del Señor, por tanto:
Desde los tiempos apostólicos, el primer día de la semana hebráica, tuvo para
los cristianos una significación especial, no solo porque conmemoraba la Resurrección
del Señor, sino además, porque fue el día preferido por el Señor para aparecerse a sus
discípulos entre la resurrección y la ascensión ( Mt 28,9; Lc 24,13s; Jn 20,19s).
Es también el día, en que el Señor glorificado envía desde el cielo al Espíritu
Santo como Don para la Iglesia (Jn 20,22; Act 2,1s). Todo esto hace que el Domingo
se convierta en el Día del Señor (Sal 117,24), el día preferido por la comunidad
cristiana para reunirse (Act 20,7) para ejercer la caridad (I Cor 16,1s).
Es cierto que al principio el Domingo no tenía una ritualidad elaborada y
completa, pero ya Pablo nos hace notar que este día gira en torno a la Cena del Señor
( I Cor 11, 17-34; Act 20,7). Lo mismo señalan otros escritos más o menos
Curso para Monaguillos y Ministros 9 06/05/19
contemporáneos: Didadjé 14,2; La Carta de Plinio al emperador Trajano; así como la
Aplogía 67,3-6 de san Justino.
Según san Ignacio de Antioquía, el celebrar en Domingo, es un signo claro de la
pertenencia a Cristo, en contraste con los judeizantes que quieren seguir festejando el
sábado.
Como el Domingo era un día laborable, los cristianos, o celebraban el sábado por
la noche, o una vez que había concluido la jornada laboral. Pero cuando el emperador
Trajano prohibió las reuniones por las noches; entonces, los cristianos se reunieron en
las primera horas de la mañana.
Esto, no era un horario cómodo para cumplir, por lo que repetidamente los
escritos de la época reclamaban cada vez más insistentemente la asistencia a la
celebración dominical (Heb 10,25; Didascalia de los Apostóles II, 59,2 -siglo III-.
Hasta que el Concilio de Elvira (España) -siglo IV- castiga con la excomunión a
aquellos que viviendo en la ciudad no fueran a Misa tres domingos seguidos. Tal
excomunión era temporal, esto con el fin de que se enmendara.
En nombre de Domingo, no hacía solo referencia a ese nombre, sino que
evocando, el nombre que le fue dado por el NT: " Primer Día de la Semana ", trae a la
memoria el primer día de la creación, el día de la luz. Así, con el domingo, se inicia la
" Nueva Creación " (2 Cor 5,17).
Otro nombre del NT para este día es obviamente: el " Día del Señor " que
encontramos en Ap 1,10, que no solo quedó perpetuizado en el griego (kai hemeras
Kyrios), luego en el latín: (Dies Dominica), sino que además pasó a las lenguas
romances.
Este nombre lo menciona también san Jerónimo: " El Día del Señor es llamado
por los paganos Día del Sol, aunque de alguna manera nosotros también estamos de
acuerdo, porque hoy Cristo es la Luz del Mundo y el Sol de la Justicia..." (In die
dominica Paschae homilia).
El nombre de " Día Octavo ", significa que después de los siete días de la
antigua creación, incluido el Sábado, el octavo, inaugura la Nueva Creación que ha
acontecido con la resurrección de Cristo, en el cual, su ocaso, es sin lugar a dudas, el
día del eterno y universal reposo de toda la Creación.
Tertuliano y algunos otros autores de la época, le llamaron: "El Día de la
Resurrección", nombre que sobrevive en algunas lenguas eslavas.
Constantino el 3 de Marzo del 321 declara al Día del Sol como día de descanso
para todos los jueces y todos los habitantes de la ciudad, exceptuados los campesinos
que deben atender las horas que les son favorables (Codex Iustiniani III,12,2).
Poco a poco este criterio de descanso va siendo imperativo del Domingo, y así la
celebración litúrgica quedó como apéndice del mismo, cuando la razón de ser del
descanso, es la facilidad de poder asistir a Misa.
También, desafortunadamente, el domingo fue adquiriendo aspecto de sábado
(judío), siendo incluso penado el trabajo realizado ese día. La alta escolástica, volverá
a distinguir entre sábado y domingo, enfatizando que el descanso de este último, está
en razón de facilitar la participación en la liturgia. Finalmente, durante la alta edad
media y la edad moderna, se enfatizó tanto el sentido de precepto dominical, que
hasta el día de hoy nos llega su influencia.
CAPITULO I: BAUTISMO:
3.- Está prohibida la celebración solemne del bautismo a quien sea, fuera de los
templos parroquiales, (con excepción de aquellos que en razón de la distancia con la
sede parroquial, se tenga, con permiso del Ordinario del Lugar, licencia para ello). Por
tanto, ni los párrocos, ni los decanos, ni los superiores de las casas locales de los
Institutos Religiosos, tienen autorización para conceder tal licencia (CIC 858-860).
6.- Fuera del tiempo pascual, cuando se puede utilizar el agua que se ha
debidamente bendecido en la Vigilia Pascual(* Ordo Baptismi Parvulorum (1969)
(1973) n. Iniciación Cristiana 21), no puede emplearse agua previamente bendecida
para la celebración solemne del bautismo, sino que debe en ese momento bendecirse
según los ritos que presenta el ritual (OBP. IC nn. 54. 223. 224).
7.- El lugar del bautismo dentro de la Iglesia Parroquial debe ser el bautisterio.
Por tal se entiende, o una capilla dentro de la Iglesia construida para la celebración de
este sacramento, o una pila o fuente, cercana al presbiterio, que tiene como objetivo,
la celebración comunitaria del sacramento (OBP.IC 19).
Por tanto, es un grave abuso a la dignidad de la persona y del sacramento,
utilizar recipientes de cocina, muchas veces de plástico, sobre una mesa (algunas
veces de aquellas que ciertas marcas de bebidas proporcionan) para la celebración del
sacramento que abre las puertas de la vida de la gracia a todo ser humano (OBP. IC
25).
8.- No está permitido que el sacramento del bautismo se realice dos veces en el
mismo templo (OBP.IC 27) a menos que exista una causa justa. Por lo que se debiera
tener mucha atención a las parroquias o templos donde se tienen diversos horarios a
fin de que se tengan varias celebraciones "particulares" una detrás de otra; las cuales
solo se sustentan en el criterio de "exclusividad".
11.- Por lo demás, es conveniente, que los mismos padrinos del bautismo (CIC
893), sean también para la Confirmación y la Primera Comunión, a fin de dejar
claramente establecida la unidad de estos tres sacramentos, a los que llamamos:
INICIACIÓN CRISTIANA.
14.- La preparación catequética para este sacramento no solo debe versar sobre
la moralidad o exigencias que brotan del sacramento; sino además del significado de
los ritos del Bautismo, a fin de que los papás y los padrinos participen activa,
consciente y fructuosamente del mismo.
16.- Los niños(as) no deben ser llevados al sacramento vestidos de blanco, sino
que después de la crismación, en el lugar donde se bendice la vestidura blanca, allí se
le puede poner la ropa blanca.
18.- Cuando se trata de completar el rito, hay que seguir las normas del Ritual,
sin repetir el bautismo.
1.2.1 Premisa:
El catecumenado actual, cualquiera que sea, no puede tratarse de un tiempo
corto, apresurado. Tal debe representar un proceso de crecimiento. Ya desde el siglo
II, Hipólito de Roma nos presenta un desarrollo muy específico del catecumenado y la
posterior recepción de los sacramentos de iniciación cristiana.
Este requería por lo menos de tres años; durante este tiempo recibían instrucción en
la fe ( cada sesión terminaba con la oración y la imposición de las manos por parte del
catequista ).
La Cuaresma era un tiempo de preparación intensiva, en la cual los catecúmenos
eran ahora llamados, ya sea competentes, candidatos o electos (Roma). Se ingresaba
a esta etapa tras un examen sobre la conducta de vida. También en este tiempo, el
electo participaba de la liturgia de la Palabra y de muchos otros actos litúrgicos:
Exorcismos, imposición de las manos, imposición del signo de la cruz, entrega del
Credo y del Padrenuestro, como la degustación de la sal bendita.
Los sacramentos de la Iniciación Cristiana eran administrados en la Vigila
Pascual, iniciando el Sábado Santo con la oración en común con el Obispo. Durante la
Octava de Pascua, era para los Neófitos, el tiempo de la mystagogía en la cual debían
familiarizarse muy profundamente con el misterio de Cristo que habían recibido.
El Vaticano II dispuso que se reintrodujera el catecumendado tanto para los
adultos como para los niños en edad escolar (SC 64-66; AG 14). El Nuevo Ordo
aparece el 6 de Enero de 1963 (editio Typica) y la edición corregida en 1974 (editio
typica altera).
1.2.2 Etapas:
1) Pre-catecumendado:
Curso para Monaguillos y Ministros 14 06/05/19
Consiste en el primer contacto del simpatizante con la comunidad cristiana
representada por alguno(os) de los fieles, que en nuestro medio, puede tratarse de
algún amigo, compañero, etc.
La comunidad parroquial los debe recibir con alegría y entusiasmo, por ejemplo
en una reunión de párroco con los catequistas, ya que el simpatizante buscaría
primero conocer más de cerca a la Iglesia, antes de decidir ser miembro de ella.
2) Catecumenado:
* Rito de la admisión al catecumendado:
En el atrio de la Iglesia los candidatos son presentados de parte de su(s)
amigo(s) católico(s) que lo ha(n) acompañado en su proceso. Estos aceptarán el
encargo de la Iglesia de seguir ayudando en el crecimiento del catecúmeno.
* Oración de agradecimiento.
* Signación y procesión a la Iglesia.
* Liturgia de la Palabra.
* Entrega del Evangelio y del Crucifijo.
* Oración por los catecúmenos.
* Inscripción del nombre:
( La Iglesia ya los adopta como hijos y les asegura que los acompañará con
afecto y atención para que alcancen la gracia del sacramento ).
* El tiempo de duración:
Depende de cada catecúmeno con tal que éste no solo alcance el conocimiento
de la fe, sino que demuestre ser apto para la vida cristiana. Por tanto, el tiempo
mínimo deberá ser de un año. Durante este tiempo estará reforzado por la oración de
la comunidad cristiana, especialmente cuando se reúne cada domingo. Participarán
también de la liturgia de la Palabra y recibirán bendiciones y exorcismos.
* La elección del Padrino:
Se realiza cuando el Catecúmeno y quienes le han preparado opinan que es
tiempo de pedir el sacramento. El Padrino, deberá ser uno de los que le han
acompañado desde el principio en su proceso y que pueda dar testimonio de la fe del
catecúmeno.
* La preparación próxima:
Inicia el Miércoles de Ceniza, o bien, el Primer Domingo de Cuaresma. La
admisión se da con la elección del nombre. Ahora en adelante, se les llamará
"electos". El rito inicia con la presentación que de ellos hacen los padrinos y el
testimonio de los mismos sobre la idoneidad. A los electos se les interroga sobre su
deseo de recibir el sacramento y la posterior inscripción de su nombre en un libro
especialmente designado para ello. Los padrinos se harán corresponsables en esta
última etapa imponiendo su mano sobre las espalda del electo. Luego viene la oración
por los electos y la imposición de las manos.
Las siguientes seis semanas son llamadas "de purificación y de iluminación".
Estas son acompañadas con varios ritos que reciben el nombre de "escrutinios" que en
realidad son " grandes exorcismos " a los cuales podemos llamar: celebraciones
penitenciales. Consisten en oraciones litánicas e imposición de las manos, en los
cuales se reafirma la disposición del electo de renunciar al mal y de adherirse más
estrechamente a Cristo.
3) La Iniciación Cristiana:
* El Sábado por la mañana:
Se da una liturgia de la Palabra con varios ritos: Effetá, se vuelve a entregar la
Profesión de fe y la imposición de un nuevo nombre y según las circunstancias la
unción pre-bautismal.
* En la Vigilia:
La Comunidad se prepara con la larga liturgia de la Palabra y la oración litánica.
Sigue la bendición del agua, la renuncia a Satanás y al pecado, la profesión de fe y el
baño bautismal.
De los ritos ilustrativos, tenemos la imposición de la vestidura blanca y del cirio
encendido.
Ahora sigue la Confirmación: Monición, Oración, imposición de las manos,
Oración sacramental, unción del crisma. Se continua con la Oración de los fieles,
donde participan por primera vez los neófitos. Luego, continua la celebración de la
Eucaristía como lo marca el Misal.
* Tiempo de la Mystagogía:
Durante el todo el tiempo Pascual debe tenerseles a los neófitos una especial
consideración en la vida de la parroquia, especialmente en las Misas Pascuales. Ya
cerca Pentecostés se puede tener una celebración especial de recopilación. Es
conveniente también celebrar el aniversario de la iniciación con alguna actividad
parroquial.
1.3.1.- Etimología:
Bápto/Baptizo, significa sumergir,lavar, purificar, destruir. También implica:
despojarse, renovarse, revestirse, iluminados, lavados, santificados, justificados.
2) Exigencias Pastorales:
El actual rito insiste en la concientización que los padres deben de tener en la
educación cristiana y en la consecuente recepción de los demás sacramentos. Es
necesario atender adecuadamente a esta urgencia, a fin de no exponer el sacramento
a la ineficacia.
Una responsabilidad cada vez más creciente recae en la comunidad, a esta le
toca representar visiblemente a la Iglesia Universal. Esto, sobre todo porque el
bautismo es una inserción en el Pueblo de Dios. Por ello mismo, el bautismo debe ser
generalmente realizado en la Iglesia Parroquial, salvo caso de gravedad en el hospital
o en la casa. Pero también de vez en cuando, el bautismo ha de celebrarse en la Misa
Dominical a fin de patentizar la relación pascual y la conexión entre este sacramento y
la Eucaristía.
Los Padrinos prestan un servicio personal y particular. Su institución le viene por
aquel miembro docto de la comunidad que acompañaba al catecúmeno adulto en su
proceso y le servía de apoyo y consulta. Este, para la comunidad cristiana significaba
un respaldo, una garantía acerca de las buenas costumbre e idoneidad del
catecúmeno.
Su misión, claro está no terminaba con el rito, sino que le seguía acompañando
a fin de ayudarlo en su proceso. El rol absorbente de los padrinos que todavía en
algunas partes se da nace de la mal entendida parentela espiritual. El nuevo ritual de
1969 coloca a los papás como los principales responsables de la educación cristiana de
los niños. Los padrinos adquieren un rol subsidiario.
Los padres no pueden escogerse, pero si los padrinos. La comunidad cristiana es
responsable de la recta vialidad del ministerio de estos. En todo caso, es mejor no
tener padrino que conseguir uno que no esté capacitado para ejercerlo.
Estas son algunas de las condiciones para la elección de los padrinos:
- Que sea designado ya por el propio bautizando (bautismo de adultos), ya por
los papás o en falta de estos por el párroco o el ministro que lo celebra.
Curso para Monaguillos y Ministros 17 06/05/19
- Que haya cumplido los 16 años, a menos que el Obispo haya dicho otra cosa.
- Que sea católico, confirmado y que haya recibido la Eucaristía, así como vivir
de acuerdo a la responsabilidad de la encomienda.
- Que no sea reo de pena canónica.
- Que no sean los progenitores.
5.- Los presbítero, pero no los diáconos, pueden confirmar apoyados por el
Derecho, cuando un fiel cristiano está en peligro de muerte, siempre y cuando conste
que no está confirmado. Por lo que antes de atender pastoralmente a un enfermo en
gravedad, consultar con sus familiares qué sacramentos ha recibido, para no ofender
la confidencialidad del sigilo sacramental.
También, puede por derecho propio confirmar cuando va a bautizar " in articulo
mortis " (CIC 883). Por lo que debe asentar en el acta, además del bautismo, la
confirmación. Cuando esto suceda, una vez derramada el agua sobre la cabeza del
niño(a) según el rito, en vez de ungir en la coronilla con el crisma, imponiendo las
manos sobre el niño(a) dice la oración septiforme. Terminada la oración lo unge con
crisma en la frente según el rito de la confirmación.
También, puede confirmar cuando un no católico, pero legítimamente bautizado,
pide ser admitido a la Iglesia Católica. Para tal, el párroco debe avisar al Ordinario del
Lugar o al Obispo y pedir el administrar el sacramento. Se requiere necesariamente la
previa catequesis y admisión al sacramento de la Penitencia.
8.- El Padrino o Madrina para la Confirmación debiera ser el mismo del Bautismo
(CIC 893.2), pero de no ser así, el párroco debe asegurar que el Padrino o Madrina
sean idóneos (CIC 874). En caso extremo, no es necesaria la presencia del padrino o
d) Vaticano II:
Con la constitución " Divinae Consortes " de Paulo VI entra en vigor el nuevo
ritual de la confirmación. El ritual presenta una introducción histórica muy bien
documentada. No identifica la imposición con la unción, aún cuando sean gestos
simultáneos. El sacramento se confiere por la unción aunque valora la imposición de
las manos.
2.4.- El Ritual:
1) Premisa:
Toda celebración exige de por sí un carácter festivo, con una razón especial lo
debe ser la celebración de la Confirmación. Por su carácter fuertemente eclesiológico
debe ser celebrada en presencia de la comunidad cristiana, especialmente en
presencia de los verdaderos laicos de la comunidad. Y en la medida de lo posible por
los ministros originarios: Los Obispos. Sin embargo, ellos, pueden delegar a algunos
presbíteros esta facultad, pero en peligro de muerte, cualquier Presbítero, puede
confirmar.
Ahora bien, cuando los que van a ser confirmados son bastantes, ya el Obispo,
ya el Presbítero delegado, puede asociar a otros presbíteros a impartir de manera con-
celebrada el sacramento (CE p. 465), sobre todo en la imposición de las manos y la
unción del crisma.
En cuanto a la edad para ser confirmado ha variado a través del tiempo, sin
embargo, a partir del siglo XIII era a los 7 años. El actual Código de Derecho la
establece en la edad de la discreción, pero concede a las diversas conferencias
episcopales decidir sobre otras edades. En Italia, es alrededor de los 12 años. En
Monterrey, en edad catequética.
En cuanto a los padrinos, a diferencia del antiguo Código, hoy es deseable que el
mismo padrino o madrina del bautismo, sea el mismo para la confirmación, a fin de
que quede cada vez más claro el íntimo nexo entre estos dos sacramentos. Sin
embargo, el nuevo código no lo establece como cosa obligatoria (CIC 892).
2) El Rito:
La Confirmación, por sus nexos con el bautismo y la Eucaristía, se recomienda
que sea dentro de la Celebración Eucarística. Cuando es así, la liturgia del sacramento
inicia después de la proclamación del Evangelio. Se desarrolla así:
- El párroco o el catequista responsable de la formación de los confirmandos
los presenta al Obispo o su delegado, diciendo el nombre de cada uno de ellos, o si
fuesen muchos solo a título general.
Con la venida del Espíritu Santo en el Jordán inicia el ministerio público de Jesucristo.
Es por ello, que éste sacramento se le puede considerar como el que habilita para el
servicio ministerial, sea cual fuere.
5.- El altar, signo de Cristo, debe estar libre de cualquier otro objeto que no sea
el mantel. Las velas, flores, imágenes y otros objetos no deben estar sobre él,
tampoco el misal porque la Misa debe iniciarse en la sede y no en el altar.
Nota.- En Oriente se acostumbraba la " Pequeña Entrada " que consistía en una
procesión solemne de la Palabra de Dios que ensombrecía la entrada del Ministro.
Curso para Monaguillos y Ministros 31 06/05/19
Entre los siglos VII y VIII esto se usaba también en Roma, donde el Papa al llegar al
altar saludaba además al Evangeliario que ya estaba allí. Esto pronto va a cambiar y
en vez de dos entradas, solo habrá una donde el diácono llevará en la misma
procesión del Papa el evangeliario que dejará sobre el altar.
En el actual rito occidental, el diácono besa el evangeliario cuando lo deja sobre
el altar, no así todos los demás celebrantes.
c) El Saludo:
El Papa saludaba a los fieles con la expresión de origen semítico: "El Señor esté
con ustedes ". Pero en Oriente se usaba la expresión: " La paz a vosotros", tomada de
la apariciones del Resucitado a los apóstoles, la cual, hoy en día se utiliza solo para la
liturgia episcopal.
La respuesta del pueblo era:" Y con tu espíritu ". Este " espíritu " no se trata, de
ninguna manera, del alma de la persona (sacerdote) sino del Espíritu de Cristo que
habita en el sacerdote desde el día de la ordenación. Por lo que la traducción inglesa "
And also with you " no es correcta desde el punto de vista de los santos Padres
(Narsay de Nisibe, Hom. XVII).
La sugerencia que podríamos hacer para los redactores del Misal Romano es
escribir: " Y con tu Espíritu ", es decir, Espíritu con mayúsculas para entender que se
trata de Cristo, no del presidente.
d) El Acto Penitencial:
Antes del saludo a los fieles, el Ordus Romanus I (49), indica que el celebrante
al pie del altar incline la cabeza ( sin decir nada ). Con el tiempo Los Ordos ( VI,X)
desarrollarán tal rúbrica pasando de un simple gesto a darle un significado penitencial:
" Venit ad Tribunal Paenitentiae " para indicar claramente que el celebrante debe orar
por sus pecados ( Ordo X,12 ).
Más tarde aparecerá una fórmula breve que iniciaba con la palabra "Confiteor" y
que se irá desarrollando haciendo uso incluso de la intercesión de lo santos locales.
Esta apología corresponde a una evolución de la disciplina penitencial que tras el siglo
X provee la posibilidad de satisfacer la penitencia por medio de la Misa, es por ello,
que las apologías entran en la celebración.
En la Misa de la Curia del Siglo XIII ya encontramos varias de estas apologías,
pasarán por tanto, al Misal de san Pío V y que algunas de ellas pasaron inclusive al
Misal de Paulo VI ( Acto penitencial, después del Evangelio, después de la
presentación de las ofrendas, el lavatorio, después de la fracción, en la purificación de
los vasos sagrados ).
Curso para Monaguillos y Ministros 32 06/05/19
Hasta el Vaticano II, el Confiteor era en secreto para el celebrante y después
dicho por la asamblea. Con el Vaticano II surge una novedad al respecto, ahora, tanto
el celebrante como los laicos la recitan a la vez, o la hacen dialogada
(responsorialmente). Es probable que su uso se haya debido a la conciencia de la
presencia del Señor en la Liturgia de la Palabra, por tanto, convenía que la Asamblea
estuviese bien preparada. Actualmente el acto penitencial de la Misa es presentado de
diferentes maneras:
- Yo Confieso...
- Apiádate Señor ...
- Kyrie con tropos (Es decir, con súplicas adicionales, a manera de mini
oración de los fieles).
Puede también ser sustituido los domingos con la aspersión de agua bendita, lo
cual sería muy deseable, o suprimirlo después de la precedencia de otro acto litúrgico
inmediatamente precedente a la celebración de la Eucaristía como una procesión o la
celebración de la Liturgia de las Horas. Es nuestro deber recordar que el Kyrie eleison
no forma parte del acto penitencia, por tanto, no debe suprimirse.
Conviene, sin embargo, no hacer del acto penitencial un centro de la celebración
otorgándole una desmedida importancia, a fin de evitar la llamada "recaída
psicológica". Por ejemplo, como cuando se trata de celebrar la Pascua, comenzar con
el acto penitencial resta alegría a la fiesta, es cuando se debe sustituir con la
aspersión.
También es importante señalar que la Iglesia actual no le ha dado a este acto
penitencial el valor de absolución sacramental de los pecados mortales o graves.
e) EL KYRIE ELESION:
Para tratar el Kyrie eleisón tenemos que relacionarlo con la Oración Universal.
Esta exclamación era ya usada en el uso pagano como aclamación de honor dirigida al
emperador o a un dios, y por sí misma, nada tiene que ver con pedir perdón.
Su uso litúrgico nos lo reporta: La peregrina Egeria (SC 21): cuando al final de
las vísperas el diácono entonaba una súplica mientras los niños le respondían
cantando Kyrie eleisón. También las Constituciones Apostólicas, nos dicen que
después de la despedida de los catecúmenos y de los penitentes había una intención
de los fieles a la cual se respondía: Kyrie eleisón, pero que ésta era sobre todo propia
de los niños (VIII,6,9). Esto lo volveremos a tratar más ampliamente cuando
lleguemos a: " La Oración de los Fieles " ya que el Papa Gelasio (+496) modificó su
estructura, por una forma litánica: Kyrie eleisón, Christe eleisón, más tarde fue
trasladada antes de la Liturgia de la Palabras, inmediatamente después del ingreso.
f) EL GLORIA:
Es una de las composiciones más antiguas de la Iglesia, llamados Psalmi idiotici,
es decir, composiciones personales, mientras que los salmos bíblicos son inspirados.
Este canto era usado en la liturgia bizantina en el oficio matutino (Orthros), así
se usaba incluso en Jerusalén durante el siglo V según lo atestigua el Codex
Alexandrinus. La tradición del Liber Pontificalis le atribuye al Papa Telésforo (+154)
haber introducido este himno en la Misa de Navidad, pero no tiene fundamento ya que
tan solo la fiesta de Navidad fue introducida en Roma hasta el siglo IV. En cambio, en
Curso para Monaguillos y Ministros 33 06/05/19
la Liturgia Romana, la única indicación la ofrece el sermón 6to. de san León Magno
para Navidad ( In Nat. Dom. VI ).
El Himno del Gloria ha tenido varias versiones: en algunas de carácter arriano se
presenta a Cristo como inferior al Padre ( tal es el caso de la versión griega de las
Constituciones Apostólicas ) ya que intentan dirigir todas las súplicas no por medio de
Cristo, sino directamente al Padre. Otro es el del Codex Alexandrinus, es además del
más antiguo, aquel que es utilizado por la Iglesia bizantina y católica.
Al principio solo el Obispo entonaba este himno y únicamente en la fiesta de
Navidad, y así fue durante mucho tiempo. El Liber Pontificalis, atribuye al Papa Símaco
(498-514) su extensión a los domingos y fiestas de los mártires, pero siempre
reservado al Obispo. No es sino hasta el siglo XI cuando se rubrica que el Presbítero lo
podrá entonar si lo hace el Obispo. Aunque en el
sacramentario Gregoriano existe la rúbrica que menciona que el Presbítero podrá
entonar el Gloria si es Pascua (85,2). Y el Pontifical de Guillermo Durand ( finales del
Siglo XIII ) lo limitan y lo prohíben en ciertos tiempos y en alguna celebraciones.
Todavía el actual misal, si bien lo ha extendido a todos los presbíteros, por otro lado lo
ha suprimido en varias fiestas menores y celebraciones simples.
g) LA ORACIÓN COLECTA:
San Agustín no conocía en su tiempo esta oración. Se piensa por lo general que
fue introducida por san León Magno (440-461). Pero es necesario señalar que su
inserción en la celebración de la Eucaristía viene a modificar teológicamente la esencia
de la Liturgia de la Palabra: San Justino (Ap. I, 67) nos menciona como primera
oración, aquella que después de la Homilía se decía como Oratio Fidelium. Era, por
tanto, la proclamación de la Palabra de Dios la que provocaba la oración, y ésta estaba
cargada de lo que había oído de Dios. Esta nueva oración viene ahora a señalar que la
Asamblea a orado antes de escuchar al Señor, es decir, no se significa
convenientemente en el rito, el hecho de que es Dios mismo el que ha reunido a su
Pueblo, no el pueblo el que le ha pedido a Dios que se haga presente.
El nombre de colecta presenta algunos problemas: Los sacramentarios
Veronense y Gelasiano no la llaman así, el sacramentario Gregoriano la conoce solo
como " Oratio ". Lo más probable es que tenga su origen en la liturgia estacional como
la oración dicha después de que los fieles se han reunido (colecta) frente a la Iglesia
de donde partirá el Papa y sus ministros para dirigirse a la Iglesia donde celebrará la
Misa. Otros, la consideran como la oración que concluye las largas letanías que se han
pronunciado desde el punto de reunión hasta el de llegada donde se celebrará la Misa.
Otros más, como una oración similar a las acostumbradas durante la Vigilia Pascual
después de cada lectura y que encierran el sentido de cada una de ellas.
Sin embargo, la más verosímil, es aquella que explica que se trata de una
oración personal de los fieles que invitados por la palabra "oremos" se ponen en
oración silenciosa y que ésta viene a concluir y a recoger las suplicas de todos.
Cassiano la usa en este sentido cuando habla de la Colligere orationem, oración con la
cual el Abad terminaba la oración silenciosa de los monjes.
La oración colecta siempre está dirigida al Padre ( salvo algunas excepciones
como la Misa de Corpus Christi ) por medio del Hijo en la actividad del Espíritu Santo
como es el uso de la Liturgia romana clásica y que ha sido elegida para la oración
1. PREMISA:
a) Resonancias del Mundo Judaico en la Liturgia de la Palabra:
La proclamación de la Palabra en la asamblea era un signo de la
presencia del Señor y un modo de diálogo entre el Señor y su Pueblo:
* Ex 19,5-6; 24,3.7.
* Jos 24,1: El es un instrumento de Dios que convoca al Pueblo.
vv. 2-13: Proclama las maravillas que Dios ha hecho con su pueblo.
vv. 14-15: No puede dejar indiferentes.
vv. 16-24: El Pueblo ratifica la alianza.
vv. 25-27: La alianza es definitivamente ratificada y se levanta una estela.
* Esd 8-9.
Por otro lado, el Culto de la Sinagoga en el AT es incierto, en ella no se
celebraban sacrificios, en cambio se escucha la Palabra y se reza. Viene a ser como
una sustitución del culto del templo que ha sido derruido. Esto ayudará a los israelitas
a espiritualizar su propio culto: " Ofrezcamos a Dios, en lugar de toros, el homenaje
de nuestros labios " Os 14,3.
Cuando el Pueblo regresó del exilio, compaginó estos dos cultos, pero mientras
que el del templo era cotidiano, el de la sinagoga era solo el sábado, el lunes y el
jueves, por la mañana a la hora del sacrificio matutino. Este estaba así estructurado:
- Shemà Israel.
- La lectura de la Torah.
- Midrash: La explicación de lo proclamado con una aplicación espiritual para la
asamblea.
- El canto de los salmos 112,113,114,115,116,135, el 'Hallel que se hacían de
manera responsorial respondiendo el pueblo: Aleluya.
- Seguía el Shemoneh Esreh: 18 bendiciones dichas a manera de peticiones.
- La bendición de Aarón (Nm 6, 24-26) con la mano derecha alzada.
Todos respondían: Amén.
- La colecta para los pobres, con la que finalizaba la oración.
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Nota.- No es difícil notar el paralelismo con la descripción de san Justino
(Apología I, al Emperador Antonino Pío, cap. 67).
2. LAS LECTURAS:
Las Constituciones Apostólicas documento syrio de finales del siglo IV nos
presenta así el orden de las lecturas ( VIII,5 ):
* Lectura de la Ley ( Rito sinagogal del sábado por la mañana ).
* De los Profetas.
* De las Cartas.
* De los Hechos.
* Del Evangelio.
El número de las lecturas:
Cuatro lecturas era el numero que se mantuvo en las Iglesias de Siria. Mientras
que la antigua liturgia bizantina de san Juan Crisóstomo, la africana de san Agustín, la
española, la galicana, la de Milán de san Ambrosio y en Roma, el uso ha sido de tres.
3. EL SALMO RESPONSORIAL:
Representa en diálogo entre Dios y su pueblo con una pureza sin igual (Es la
respuesta del Pueblo de Dios a la Palabra que nos ha transmitido ). Tras la primera
lectura se debe hacer un momento de silencio y después entonar el canto del salmo.
El salmo no puede ser sustituido por un canto cualquiera, es más, la nueva
estructuración de la liturgia de la Palabra veló para que formara un todo con el resto
de los elementos. Debe también hacerse todo esfuerzo por musicalizar este momento.
Ésta debe ser sencilla, capaz de que el pueblo la pueda seguir.
La importancia de este canto la notamos ya en tiempos de san Agustín, que pide
que los diáconos no sean ordenados tan solo por su cualidad para cantar, sino además
por su calidad de vida (Enarrationes Ps. CXIX,1). Lo mismo señalará san Gregorio
Magno.
7. EL MINISTRO:
En cuanto al ministro, se debe tener presente que son un instrumento por el
cual el Señor se hace presente a su Pueblo para dirigirse al mismo. ahora bien, si el
que preside la celebración no va a proclamar ninguna de las lecturas (porque hay
Curso para Monaguillos y Ministros 38 06/05/19
diácono u, otros presbíteros), es necesario subrayar que los demás ministros, solo
pueden participar ya por encargo del que preside, o con su anuencia. De modo tal,
que no sobra recalcar que el que proclame la Palabra de Dios debe ser consciente de
su contenido, de su significado y además y sobre todo de la mediación que está
ejerciendo en nombre de Dios y en servicio de la Asamblea convocada.
El lector instituido, tiene como ministerio litúrgico la proclamación de la Palabra
de Dios, en la Celebración Eucarística, con excepción hecha del Evangelio. Pero,
cualquier bautizado, bien dispuesto puede proclamar la Palabra de Dios en la Misa. Sin
embargo, debemos enfatizar, como Orígenes advertía ya en su tiempo, que no
podemos despreciar a la Palabra de Dios respecto de la Eucaristía. Puesto, que si para
los ministros se les pide una santidad de vida y un estado de gracia para desempeñar
su ministerio, también se le debe pedir lo mismo al lector, sea o no sea instituido. No
es comprensible como un fiel laico sube al ambón para dar a la Asamblea la Palabra
de Dios y luego, no se acerca a recibir el Cuerpo del Señor.
Al Diácono, desde el siglo V al menos, se tiene conocimiento que se les
encomendaba el oficio de " cantar " el Evangelio, oficio que siempre desempeñó el
Obispo. Pero, como cada una de las Iglesias Particulares, buscaba sobresalir en su
liturgia, los cantos fueron cada vez más elaborados. Esto obligó a los Obispos a
delegar a los Diáconos este oficio. Pero, san Agustín, en el Concilio de Cartago, ya
recrimina a sus compañeros esta costumbre. Advierte: " Cuando elegían a un
hermano para el oficio de Diácono, busquen en él las demás virtudes propias a su
estado, no solo el saber cantar ".
Hoy en día, en lo que se refiere a la liturgia episcopal, se acostumbra llevarle el
Evangeliario cerrado al Obispo para que lo bese. Ya que es precisamente el Presidente
a quien le toca la responsabilidad y cuidado de la Palabra durante la celebración. Por
otro lado, si los diáconos proclaman hasta hoy el Evangelio, función propia de los
Obispos (Siglo IV) es por los motivos que ya indicamos: " El canto " . Si hoy en día,
los Diáconos ya no cantan el Evangelio, ¿ Porque se les sigue asignado este oficio ?
¿ A caso el Obispo, cede a otro las palabras de la consagración en la Oración
Eucarística ? Si la proclamación del Evangelio es el momento más importante de la
Liturgia de la Palabra, a menos que exista un grave impedimento, la debe proclamar
el que preside.
Dado lo anterior, debemos dejar claro que la proclamación de la Palabra del
Señor es un oficio cien por ciento presidencial, de ahí que se tenga que pedir " la
bendición " al que preside, sin importar de quien se trate, pues es precisamente el que
preside quien debe realizar el oficio. La bendición es como una especie de delegación.
Se hace por tanto, cuando el Obispo preside y concelebran presbíteros; cuando
concelebran puros presbíteros; no, cuando concelebran puros Obispos, porque a cada
uno de ellos, se les ha dado el Evangelio para proclamarlo y predicarlo.
Finalmente, no debemos confundir las palabras, aún cuando en el Misal se indica
que es " lectura " éstas no lo son así en el sentido riguroso y teológico de las mismas.
La Palabra de Dios siempre es proclamada, pues indica esto que es Dios mismo el que
por la boca del lector el que se comunica a su Pueblo. Esto le confiere a la Palabra la
esencialidad de " Presente " del " Hoy " de la liturgia, mientras que un simple lectura
sería tan sólo el evocar un mensaje dado en el paso y solo traído a colación en el
presente. Por lo mismo, no se debe concluir una lectura diciendo: " Esta es la Palabra
de Dios ", o " Hasta aquí la Palabra de Dios " la respuesta a estas aclamaciones debe
Curso para Monaguillos y Ministros 39 06/05/19
ser: " Amén " y no aquella de: " Te alabamos, Señor ". Decir, está es la Palabra de
Dios, es remitirse solo a la lectura. El lector, en cambio, ha hecho presente al Señor
por medio de la proclamación, el debe decir: PALABRA DE DIOS, es decir, "Oráculo de
Señor", o sea: DIOS HA HABLADO. Entonces sí: TE ALABAMOS, SEÑOR.
8. EL LUGAR:
El Lugar de la proclamación de la Palabra de Dios es el ambón, este si bien debe
ser austero, debe al menos ser fijo. Ahora bien, en Iglesias muy largas, debe moverse
el ambón por decirlo en medio de la asamblea para que sea mejor atendido ( Bema:
uso de la antigua Iglesia griega). Sin embargo, durante la celebración eucarística el
ambón debe pasar a un segundo lugar, dándole el primer lugar al
Leccionario/Evangeliario y al ministro que las proclama. Una vez terminada la liturgia
de la Palabra, el ambón, adquiere su importancia capilar al pasar a ser un signo de la
Palabra presente.
Finalmente, así como en la usanza judaica, en la que la Torah era custodiada en
una especie de tabernáculo, sería laudable que en los templos hubiera un armario
especial para estos libros, algo cercano a la capilla o lugar de la reserva de la
Eucaristía.
9. LA HOMILIA:
Justino, en la ya mencionada Apología I, nos muestra como ya en el 150 la
Homilía juega ya un papel basilar, pues esta apología no desea ser un examen
exhaustivo de lo que la Iglesia hacía, sino solamente presentar lo más importante de
la Liturgia cristiana. No era como antes del Vaticano II, una excepción, sino como una
parte esencial de la Liturgia de la Palabra. Al respecto, Justino y la Iglesia de su época
no hacen otra cosa que seguir el esquema sinagogal del sábado por la mañana (Lc 4).
La homilía era en tiempos de Justino una prerrogativa del que presidía (proestós).
Pero a partir de la épica carolingea (siglo VIII) empieza a caer en desuso.
La Homilía, no es un sermón común y corriente, es parte integrante de la
celebración, debe servir de enlace entre la Palabra proclamada y la celebración
eucarística que sigue y debe llevar a ella. No es por tanto, tan solo una exégesis de
los textos bíblicos, o de los misterios que se celebran, sino además la actualización
sentida como conversación familiar, del sentido vital y dinámico de la Palabra de Dios,
en la cual el presidente busca una reacción inmediata y mediata de los audientes.
Se prescribe que jamás se omita a menos que se tenga una causa justa, pero si
se trata del Domingo, ésta deberá ser mucho muy seria.
En razón del ministro, la homilía es oficio del presidente de la celebración, pero
éste puede delegar a otro ministro sagrado el dirigir la homilía, pero nunca a un
bautizado que no participe del sacramento del orden. También, cabe señalar que
ningún concelebrante puede intervenir por su propia voluntad en la homilía, sin que el
presidente no conscienta el hecho.
1. EL OFERTORIO:
El primer esquema de esta parte de la celebración la encontramos ya en el siglo
II con san Justino:
* Se llevan el pan y el vino, así como el agua, inmediatamente, el que preside
dirige unas oraciones y acción de gracias ( Ap. I 65,67 ). Este gesto no era revestido
de ninguna solemnidad. Aquí también, san Justino, recuerda la ofrenda dada a los
pobres, los enfermos y a las viudas. Tampoco se muestra una relación entre esta
ofrenda y el sacrificio eucarístico, tal vez para no confundir el rito con las prácticas
Curso para Monaguillos y Ministros 42 06/05/19
paganas de la época. Sin embargo, se tiene la palabra del apóstol Pablo que invita a
los fieles a ofrecer sus cuerpos como víctima santa, viva y agradable a Dios,
recordando que el culto cristiano es espiritual (Rom 12,1).
Otros testimonios sobre la ofrenda aparecen en la Didajé, 9; en Ireneo de Lyon
(Adver. Haereses, 24); en Tertuliano ( De Exhort. Castitatis II); en Hipólito de Roma
(Traditio Ap., pp.10-11.54-55); en san Cipriano (De opere eleemosynis, 15); en san
Agustín que aporta una luz importante sobre este rito: Los fieles llevan el pan y el
vino acompañando el gesto con un salmo ( Retractiones 2,11), a fin de que el
sacerdote los ofrezca a Dios y el sacerdote colocándolos en el altar dice la Prex
Mystica. Es claro notar que san Agustín solo menciona el gesto, pero no una oración
que lo acompañe mas que la Oración Eucarística que le sigue.
Poco a poco se fue insistiendo en la obligación de llevar la ofrenda, así lo explica
san Cesáreo de Arles (Sermón 13) pero esto se hacía antes de la celebración. La
ofrenda significa la participación al sacrificio que está por ser ofrecido, por lo tanto,
ésta supone la participación incluso a la comunión ( El Sínodo de Elvira, can. 28,
prohibía la ofrenda a los que no comulgaban ), por lo tanto, debemos descubrir una
estrecha relación entre el ofertorio, la Oración Eucarística y la Comunión,
componentes básicos de esta parte de la celebración.
Ahora bien, la obligación de la ofrenda no es sólo para los fieles, sino también
para todo el clero. No es posible que el celebrante se conforme con ofrecer solo el
sacrificio de Cristo y asumir el de la comunidad sin ofrecerse a sí mismo.
Doxología:
Es la fórmula de conclusión, incluso en la Traditio Apostolica se concluye con una
doxología similar a ésta. Sin embargo, debemos estar atentos a la formulación: in
unitate Spiritus Sancti, indica que el Espíritu Santo está unido a las dos Divinas
Personas, pero no que constituye la Tercera. En cambio, la expresión: cum Spiritu
Sancto, indica la igualdad del Espíritu Santo respecto al Padre y al Hijo.
Con el " amén " de la Doxología final, se cierra la parte central de la celebración
Eucarística y se enfoca a su culmine: la participación sacramental en lo que se ha
ofrecido, punto único y seguro de verdadera conversión. " El que come mi carne y
bebe mi sangre tendrá vida en mí y yo lo resucitaré en el último día ". Con esto,
queda patente el motivo de la celebración: La unidad de todos en Cristo y la promesa
de la vida futura.
Un gesto importantísimo de esta parte de la celebración es la fracción del pan.
No se trata tan solo de un gesto pragmático, en razón de poder comer la hostia. Es
más, durante muchos años, a la celebración completa se le llamó: La Fracción del Pan.
Muchos han tratado de darle un realismo a las palabras de la Institución, siguiendo
con gestos las palabras: Tomó pan, lo partió y lo dio (pero no resulta), jamás ningún
ritual ha tratado de seguir el orden y la forma judaica de la celebración. Lo cierto es
que de un rito sencillo en la era apostólica se fue pasando a un rito sofisticado que ha
ido variando a través del tiempo y de los lugares.
El gesto de la fracción está ligado al de la conmixtión ( unir el pan y el vino en el
cáliz ), recordamos que esto apareció en la liturgia cuando los presbíteros dejaron de
asistir a la misa que presidía el obispo, era entonces que uno de los asistentes a
aquella misa, llevaba un trozo de pan consagrado a la Misa del Presbítero y éste lo
mezclaba en el vino, para significar la plena comunión con el obispo y la Asamblea que
con él celebraba.
Conforme fue creciendo las Iglesias locales y ante la imposibilidad de enviar a
uno de los miembros de las parroquias a la Misa con el Obispo, el Presbítero
celebrante tomaba parte de su Pan consagrado y lo mezclaba en su propio cáliz
recordando así a su Obispo. Con el tiempo, y con el alegorismo del segundo milenio,
pasó tomando diversos significados, inclusive aquel de la traición de Judas. Hoy la
teología lo interpreta como la comunión de toda la Iglesia en la Humanidad y
Divinidad de Cristo.
a) El Padre nuestro:
No siempre ha ocupado en la liturgia romana su actual lugar después de la
doxología, antes estaba después de la fracción del pan ( así sucedía en Roma, Galia,
España, Milán y en el Oriente ). El motivo era que sólo después de la fracción se
entiende que ha concluido la parte sacrificial y entonces sí, se puede iniciar el rito de
la comunión.
El cambio se debe al Papa Gregorio que pensaba que cómo era posible que la
oración hecha por cualquier ser humano ( la Oración Eucarística ) fuera puesta al
centro de la Celebración y la Oración hecha por Cristo mismo se pusiera al final. Fue él
entonces quien la puso inmediatamente después de la Oración Eucarística a fin de
situarla en la parte central de la celebración y así destacar su importancia ( Ep. ad
Ioan. Syriacus, 9,12 ). Pero, san Gregorio no fue el primero en señalar esto, ya san
c) La Fracción y la Conmixtión:
Debemos recordar lo ya expuesto sobre las celebraciones del Obispo ( el Papa )
y su clero romano. El Fermentum que era traído de esas Misas Papales para las Misas
de los Presbíteros. De esto, la Carta del Papa Inocencio I al Obispo de Gubbio lo
explica claramente ( Ep. ad Decentium ). El Fermentum era depositado en el cáliz en
el momento de la Pax Domini (Ordo II, 6).
Este rito subraya la unidad que la Eucaristía misma reclama con el ministerio de
los obispos, tal como lo dice san Ignacio de Antioquía: " Ninguna Eucaristía sin el
Obispo ".
Este rito para el siglo XIII se da solo en ocasiones muy memorables.
Pero además para comprender este rito debemos recordar lo antes dicho sobre
las Misas estacionales, (Ordo Romanus I, 48) como al Papa, durante la procesión de
entrada, le era presentado por el archidiácono los Sancta en un cofrecito, como el
Papa los reverenciaba y que después estos eran mezclados en el cáliz para que
formaran parte de la Comunión de esa Misa. Pero ¿porqué el Papa hacía esto, si el rito
tenía significado cuando precisamente era él el que no celebraba la Eucaristía ? La
razón la podemos encontrar tal vez, en la relación existente entre una y otra
celebración, o tal vez, el hecho que era más común ya para la época (siglo VIII) que
fueran más las Misas en las que el Papa no era presente, que cuando él las celebraba.
De todos modos el rito del Sancta, era previo al de la fracción del Pan, pues
después partía el Pan de la Misa, la parte derecha la mezcla en el cáliz y la parte
izquierda sobre la patena, va a su sede, mientras que el diácono reparte a los obispos
y presbíteros presentes una parte del pan consagrado mientras se canta el Agnus Dei.
El Papa permaneciendo en su sede, le llevan el pan y el vino consagrado, ahora,
de nuevo, toma parte del pan y lo deposita en el cáliz haciendo una segunda
conmixtión, el significado de esto sería aquel oriental, de unir el cuerpo y la sangre de
Cristo como signo de su resurrección, tal como lo explica Teodoro de Mopsuestia
(Homélies Catéchétiques, 16, ed. R. Tonneau).
d) La Comunión:
Siguiendo el genio de la cultura romana, la comunión de los ministros siempre
ha sido antes que la de los fieles.
En el Ordo Romanus I, indica que después de comulgar la sangre del Señor, que
le ha sido llevada por el archidiácono al Papa, el primero, se dirige a un ángulo del
Curso para Monaguillos y Ministros 46 06/05/19
altar y teniendo el cáliz entre sus manos anuncia a los fieles la próxima Misa
Estacional del Papa, indicando con esto, que los que no iban a comulgar podían
abandonar la Asamblea ( Or. Rom. I, 108). Todos los obispos y presbíteros recibían el
pan consagrado de las manos mismas del Papa ( en la sede ), pero lo comulgaban en
el altar. Los diáconos mezclaban un poco del vino consagrado en un cáliz (scyphus)
lleno de vino sin consagrar para la comunión bajo las dos especies para los fieles.
Durante este tiempo la schola cantaba el salmo 33 con la antífona de la
comunión y el Papa la concluía con el Gloria Patri (Cat. Mistagogicas de Jerusalén
5,20; Constituciones Apostólicas 8,13. Más tarde la antífona de la comunión tomará
una parte del Evangelio del día, sacramentalizando con esto la proclamación del
Evangelio. El actual Misal, con frecuencia ha seguido este último uso).
El uso de las oraciones preparatorias (adicionales) para la comunión tanto de los
ministros como de los fieles, fue un añadido posterior. Tales, son de origen no
romano, pues están dirigidas a Jesús y no al Padre. De las tres del Misal de Pío V, dos
han pasado al actual Misal. Mientras que las oraciones de los laicos han desaparecido -
afortunadamente - en el actual Misal, ya que éstas estaban tomadas del ritual de la
comunión a los enfermos ( hay que considerar que la comunión de los laicos durante
los siglos XII-XIX era poco frecuente, mas bien rara.
En cambio, se ha alabado la introducción de un exhortamiento tanto para los
ministros como para los laicos: Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo, dichosos los invitados a la Cena del Señor... Esto es significativo, ya que la
comunión es participación al banquete de la Cena del Cordero.
El actual Misal prevé un momento de silencio después de la comunión de todos,
éste, sin embargo, puede ser sustituido por otro canto. También se ha conservado una
oración que el presidente dice en voz baja a la hora de esta purificado, está tomada
del sacramentario Vernonense, 531.
e) Oración Post-Comunión:
El rito de la comunión finaliza con la Oración Conclusiva (Post-communion) rica,
casi siempre, en su contenido por su teología acerca de la participación a la Eucaristía.
Algo digno de ser tomado en cuenta, es que los avisos parroquiales no pueden,
ni deben darse antes de la oración conclusiva, ya que éstos no pertenecen de ninguna
manera a la Liturgia de la Eucaristía que todavía no ha finalizado.
OBJETIVO:
Que los niños sientan que son parte importante en la Iglesia y, que tiene el derecho
de ofrecer culto a Dios desde su propia identidad y personalidad. A la vez, que ellos se
sientan receptores de la gracia y del amor de Dios, hacia ellos y hacia sus padres.
4.2 PRESUPUESTOS:
1) Un equipo que promueva y coordine la Misa con Niños:
* Pudieran no ser los catequistas, sino otro equipo, a fin de que los niños
distingan el catecismo, a la celebración.
* Bajo la guía del párroco, el equipo tiene que tener claro que quiere dejar en la
mente y en las actitudes del niño. Hablamos de una nueva evangelización, nueva en
su ardor, en su método ...
* Distribuya ministerios tales como: Coro, lectores, recepción, representaciones,
monitores, colecta, ofrendas y la coordinación general.
* Es importante que niños(as) pertenezcan también al equipo de Misa con Niños.
Ellos(as) podría ayudar a la ambientación de los cantos (gestos y movimientos) ya que
su participación ayuda a los demás niños(as) pierdan el temor o pena de participar
más activamente.
7) Otro recurso, son las celebraciones de la Palabra, donde los niños pueden ir
saboreando el mensaje de Dios e irse preparando para la gran Asamblea eucarística:
la Misa.
8) La Misa con Niños, que a la vez cumpla con el "precepto" dominical para los
papás, debe celebrarse el domingo o su víspera. Para el segundo caso, por víspera se
entiende siempre, ya por la tarde.
10) Es importante quitar la mentalidad de que la Misa con Niños debe ser " muy
breve " pues propicia, en no pocas ocasiones, una celebración atropellada. La
experiencia demuestra lo contrario si se tiene el equipo y la adecuada ambientación.
RITOS INICIALES:
11) La ambientación: no puede ser infantil (no hay que recrear un salón del
Kinder), pero sí algo que ayude a los niños a centrar su atención en el tema de la
celebración.
16) El Kyrie eleison: O Señor, ten piedad, no forma parte del acto penitencial, es
un elemento que tiene su origen el la oración de los fieles del siglo IV-V. Por tanto,
eliminar el tono penitencial de esta parte de los ritos iniciales. Su sentido es más bien,
de alabar la providencia divina.
17) El Gloria: es un himno que puede ayudar mucho a los niños(as) para exultar
alegremente por Dios que cuida de todos los hombres. Elementos como listones,
campanitas, globos pueden ser utilizados como elementos sorpresa. Obviamente,
después del gloria hay que hacer que los mismos niños(as) los guarden para que no
se distraigan.
18) La oración colecta: Puede ser " acomodada " a la psicología de los niños,
siempre y cuando no se utilicen "infantilismos, diminutivos, apodos, o palabras de
moda que desdigan de la nobleza de la celebración.
21) La aclamación antes del Evangelio: Aunque se trata del canto del Aleluya o
el Honor y Gloria a Ti, Señor, Jesús; se ha extendido el uso de otros cantos que
ayudan a los niños a disponerse de mejor manera a la escucha de la Palabra del Señor
Jesús. Sin embargo, es necesario recordar que hay que sabernos ajustar al Tiempo
Litúrgico, sobre todo si se trata de la Cuaresma.
Sería bueno se convocara a una mayor creatividad en este canto, sin que se
separara demasiado de la naturaleza de la " ACLAMACIÓN ".
22) El Evangelio: Siempre debe ser proclamado con respeto y solemnidad, una
monición previa a la aclamación puede ayudar a los niños(as) a ver que se trata del
momento más importante de la primera parte de la Misa, pues Jesús en la persona del
celebrante nos va a hablar, de que hay que saludarlo y estar atento a su enseñanza.
23) La Homilía: Si el presidente no se considera competente para llegar a la
psicología de los niños(as) puede hacerse valer de los(as) catequistas para que la
actualización de la Palabra de Dios sea lo más efectiva, lo que no excluye jamás es
que él mismo sea quien instruya a los catequistas sobre el tema a desarrollar.
24) Hay que respetar el tiempo en el cual los niños(as) son capaces de prestar
atención. Consultar con pedagogos al respecto sería muy útil para los equipos de
Misas con Niños, ya que si ese tiempo se absorbe en la primera parte de la Misa, la
atención disminuirá para la parte eucarística.
25) El niño(a) está acostumbrado a las tareas, hacer uso de ese recurso, puede
ayudar a la retención del mensaje y, a que desde chicos los niños(as) asocien siempre
que la Palabra de Dios no nos puede dejar indiferentes, sino que siempre debe
movernos al servicio a los demás.
27) Ofertorio: Sería bueno que una familia sea la que cada domingo lleve las
ofrendas de pan, vino y agua al altar, sería conveniente que el padre las recibiera con
cariño, las bendijera y agradeciera en ellas la solicitud de toda la Asamblea en su
contribución a las obras de la Iglesia.
30) Para la oración del Padrenuestro, sería conveniente que los niños(as) por
medio de algún signo se reconocieran como miembros de una misma familia. Puede
ser que se les revista con algún redondel de fieltro sobre los hombros (como el de las
monjitas), puede ser también una túnica de algodón, un gafette, una coronita, etc.
37) El canto de salida, por su naturaleza, exige ser vivo, dinámico, contagioso,
que lleve alegría para vivir la fe en Cristo con valentía.
38) Los despide en la puerta principal del templo. Es de desear que se procure
un momento agradable de convivencia a manera del antiguo ágape de los cristianos.
1.- Introducción:
Para poder iniciar el estudio de este sacramento, llamado comúnmente de la
Reconciliación, debemos esclarecer la idea de pecado y de la misericordia de Dios, que
son entendidos de diversa manera según las culturas y las épocas culturales de la
Iglesia.
Por pecado podemos entender la actitud consciente y libre de evadir la
vinculación que se tiene con la voluntad de Dios. Pero, el pecado no permanece como
un acto meramente personal, sino que lesiona los íntimos fundamentos y leyes de la
sociedad humana llevando una situación de injusticia hacia los demás. Además,
discontorciona la imagen y misión de la Iglesia, ya que el pecado grave de unos
cuantos, algunas veces, dificulta la construcción del Reino de Dios. Lesiona, inclusive
la imagen que Cristo mismo tiene de la Iglesia (Ef. 5,25-26).
En cuanto la concepción que se tiene de la misericordia divina, jamás debe ser
confundida como "tolerancia" hacia el pecado, sino como la realización de su justicia,
es decir, la voluntad decidida de Dios de salvar al mundo " Dios quiere que todos los
hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad ".
1.- Introducción:
Como respuesta al mandamiento y voluntad de Cristo de salvar al género
humano, la Iglesia ha usado, como ya hemos indicado, de este poder, a veces con
1) Introducción:
Los Padres Conciliares notaron inmediatamente la carencia en este sacramento,
por lo cual piden en la Constitución de Liturgia que se exprese claramente la
naturaleza y el efecto del sacramento (SC 72).
Paulo VI el 17 de Febrero de 1966 firma la Constitución Apostólica " Paenitemini
" por la cual se reforma la disciplina eclesiástica sobre la Penitencia. Pero, el nuevo
Rito aparecerá siete años después, el 2 de Diciembre de 1973 con el título: Ordo
Paenitentiae. Intencionalmente no fue llamado: Ordo Sacramenti Paenitentiae, con el
fin de dejar claro que la Iglesia reconoce otras formas penitenciales eficaces, a las
cuales el cristiano también puede acceder.
5) Celebraciones penitenciales:
La historia moderna de estas celebraciones arranca con fuerza a mediados de
los años 60's en Holanda y de allí a Alemania.
Al principio crearon algo de confusión pues algunos teólogos le daban carácter
sacramental a las mismas. Para lo cual fue necesaria la intervención de la
Congregación para la Doctrina de la Fe (16.VI.1972) la cual las declara como:
Reuniones del Pueblo de Dios para escuchar la Palabra, que invita a la conversión y a
la renovación de la vida; que anuncian nuestra liberación de pecado por medio de la
muerte y resurrección de Cristo.
La estructura es similar a la de una celebración de la Palabra. La utilidad está en
ayudar a los fieles a preparar su próxima confesión, educar en la consciencia de
pecado y además ayudar a los catecúmenos en su conversión. Incluso, donde no hay
sacerdote, ayudan en bastante para que los fieles consigan la contrición perfecta, por
la cual los fieles alcanzan en voto, la gracia sacramental.
Al igual que como sucede en las absoluciones generales, lo pecados que han
sido perdonados por contrición perfecta, deben ser confesados (no perdonados) en la
próxima reconciliación individual.
Finalmente, el ritual propone celebraciones penitenciales para Adviento: Examen
general de vida. Cuaresma: Esfuerzo de una conversión.
6) Conclusión:
Con todo, la Iglesia mantiene la resolución del Concilio de Trento, (Dz 1706s)
por la cual se establece que todo pecado mortal debe ser confesado individualmente,
aún cuando estos ya hayan sido perdonados, por absolución general o por contrición
perfecta.
1. - Introducción:
Este sacramento es el que más modificaciones ha tenido a través de la vida
litúrgica de la Iglesia debido, principalmente, a las diferentes concepciones morales
que se han tenido del pecado ( como ruptura de relación con Dios ), como también de
la misericordia de Dios.
Por tanto, para comprender aún mejor la eucología de este sacramento,
debemos tener como supuesto, la concepción moral que " hoy " se tiene del pecado;
así como la teología que emana del Concilio Vaticano II.
El actual " Ordo Paenintentiae " presenta una doctrina eclesiológica y cristológica
del sacramento1, es decir, considera a Jesucristo como el GRAN SACRAMENTO del
Padre, y a la Iglesia como EL SACRAMENTO DE CRISTO (LG 1). Los siete sacramentos
que conocemos, tienen su origen en esta esencial relación de Cristo con su Iglesia.
Por tanto, el pecado no es visto solo como una ofensa a Dios, sino además,
como una herida al rostro de la Iglesia (LG 11), que con el mal ejemplo de sus
miembros, distorsiona la imagen purísima que Dios tiene de su Pueblo. De esta
manera, el penitente, no solo debe ponerse en paz con Dios, sino además, obtener la
"Pax Ecclesiae".
Con estas premisas, podemos ahora considerar cómo será el cuerpo eucológico
de este sacramento:
a) Siempre en tensión con el Misterio Pascual de Jesucristo ( uno de los
principales logros teológicos del Concilio2 ).
b) Siempre en tensión eclesiológica y social ( en la Iglesia y para la
salvación del género humano3 ).
Así, la ruta pedagógica del sacramento (SC 59), irá llevando al penitente a
considerar su "pecado" dentro de un todo, dentro de una familia que está llamada a
ser "epifanía" de Dios. Y la reconciliación, no girará sobre una necesidad " ascética "
de pureza subjetiva, sino como una "URGENCIA" de vivir plenamente la realidad
bautismal4. Por ello, las oraciones harán alusión a la plena reincersión en la Nueva
Alianza y en la Comunidad Cristiana.
1) Premisa:
Al parecer, este rito es presentado como el que debe ser preferido respecto a los
dos siguientes, según el esquema hermenéutico-litúrgico en el cual el primer esquema
ha de preferirse respecto del segundo y así los siguientes. Es decir, que este esquema,
no es precisamente el que mejor pudiera dibujar las aportaciones teológicas, morales
y pastorales que ya se han mencionado.
El rito es breve, sencillo y tiene una guía lógica fácil de llevar, incluso para
aprender de memoria. Práctico cuando uno, dos a lo mucho tres, buscan al sacerdote
para confesarse. Pero, resulta impráctico cuando se tiene una fila de penitentes que
esperan en poco tiempo alcanzar la gracia del sacramento.
1) Premisa:
Este esquema a consideración del grupo que estructuró el sacramento de la
reconciliación era el modelo que debería adoptarse como el " propio " para la
celebración de la penitencia. Sin embargo, la decisión del Papa Paulo VI se inclinó
hacia el esquema que acabamos de presentar, sobre todo a solicitud de la comunidad
anglicana y teniendo como objetivo acercar hacia el ecumenisimo.
Pese a todo, este esquema ofrece una visión más eclesial del sacramento,
celebrado dentro de un conjunto en el cual se prevee la sensibilidad por el daño
ocasionado a la Iglesia, en cuanto, comunidad. Pero, también es cierto que jamás en
la Iglesia se había tenido una celebración de tal forma para la recepción del
sacramento. El modelo más cercano es el de la Penitencia Pública que iniciaba el
Miércoles de Ceniza y concluía el Jueves Santo por la mañana.
En un principio se pensaba además, que el después de la Liturgia de la Palabra,
del examen de conciencia y de la confesión individual de los pecados, el penitente
permaneciera en el templo, en oración, mientras el resto de los penitentes confesaban
individualmente sus pecados. Una vez confesado el último se seguiría con una
absolución general. El procedimiento fue vetado por la Sagrada Congregación de la
Fe29, que alegaba que alguno podría esperar la oportunidad para recibir la absolución
sin haberse antes confesado, o creer que con solo participar del resto de la
celebración, podría tener acceso a la absolución sacramental30.
Por tanto, se decidió que dentro de este rito, el penitente debería recibir
inmediatamente después de confesarse la absolución de manera individual. Sin
embargo, la absolución general de los pecados a los penitentes que han confesado
individualmente depende el Ordinario del Lugar31, esto podría ser aplicable, por
ejemplo en los colegios donde se tenga una especial preparación catequética, en los
seminarios, en las casas de formación religiosa, en los retiros para grupos maduros en
la fe.
Otra opción, sin que se pretenda desvirtuar, sobre todo para comunidades o
parroquias donde no es fácil congregar a varios sacerdotes para la confesión y
absolución indiviudales sería: Reunir a la comunidad para la Liturgia de la Palabra y el
Examen de Conciencia ( lo que llamamos Celebraciones Penitenciales) y durante
varios días o semanas ir confesando y absolviendo individualmente a los penitentes,
para que en determinado día, una vez concluidas las confesiones, se procediera
comunitariamente a dar gracias a Dios. Esto podría ser un buen esquema para la
Cuaresma o para el Adviento32.
Finalmente, este rito sería poco pastoral si lo realizara solamente un confesor
ante un gran numero de penitentes. Para tales casos, se debe contar con la presencia
de varios confesores, de modo tal que la celebración pueda desarrollarse en un tiempo
conveniente.
b) Liturgia de la Palabra:
El esquema es el mismo de la Misa y ofrece dos opciones:
* El primer grupo de lecturas nos conducen desde el Antiguo Testamento en el
tema de la Alianza ( Antiguo Mandato ); el tema de la Luz que aparece como tema
intermedio ( II Lect. y Aclamación ) y el mandamiento nuevo de amor a Dios y al
prójimo ( Evangelio ).
* El segundo grupo de lecturas reúne varios temas teológicos: Dios es el que
llama a la conversión (Aclamación y Evangelio); la penitencia nos transforma en
nuevas creaturas (Salmo y II Lect.); la conversión debe ser visible (I Lect.).
* La Homilía, la cual habrá de ser breve, pues en seguida sigue el Examen de
Conciencia.
* Para el examen de conciencia se proponen dos opciones. La primera es breve
y concisa, especial cuando no se cuenta con mucho tiempo, ya que va directamente a
la confesión individual de los pecados. En cambio, la segunda, es más general y por lo
mismo, ayuda a no solo considerar los pecados, sino el conjunto total de la vida.
d) Ritos Conclusivos:
* Bendición Solemne: Presenta cuatro opciones, las dos últimas muy similares a
las de la Misa, esquemas trinitarios con tropos, es decir, invocaciones a cada una de
las personas de la Santísima Trinidad con peticiones de bendición distintas para cada
una.
* Despedida: De procedencia bíblica y con la respuesta de la comunidad "
Demos gracias, a Dios ".
1.- Introducción:
La Enfermedad y la muerte eran dos de los enemigos de Dios a vencer por
Cristo (Jn 5,24; 8,51; Rom 6,3-4.10). Ambas dos, sin embargo, hacen consciente al
hombre de su finitud y le muestran sus límites, entre ellos, el morir.
Ya desde el AT eran frecuentes las discusiones entre los vínculos existentes
entre la muerte, la enfermedad y el pecado (II Cro 21,15; Is 17,11), llegándose
inclusive a descargar las culpas de los antepasados en los descendientes. Cristo Jesús
va poner un alto a esto, responsabilizando a cada uno de sus propios pecados (Jn
9,2ss). Pero no así los efectos de los mismos, pues somos por lo demás conscientes
que el pecados de los padres, no se transmitirá como responsabilidad para los hijos,
pero si sufrirán por los mismos.
Este sacramento, lejos de ser solo una medicina, o un recurso psicológicos para
infundir confianza al enfermo, o a sus familiares, es sin lugar a dudas un vínculo
sumamente estrecho entre el enfermo y Cristo ( Jn 11,4; Mt 25,36; Flp 2,27).
b) Desarrollo histórico:
En la historia de este sacramento, encontramos, que en un tiempo se acentuó
mucho la atención en el óleo mismo, al punto, que hasta el día de hoy es llamado:
Unción de los Enfermos. La Bendición del Oleo estuvo siempre a cargo del Obispo.
Un ejemplo de esto lo encontramos en la oración del Obispo egipcio Serapión de
Tmuis (Siglo IV): " Nosotros te rogamos, a Ti que tienes toda fuerza y poder, salvador
de los hombres... te suplicamos que del Cielo de tu único Hijo se extienda sobre este
óleo el poder de curar, a fin de que los que reciban esta unción... destruya todo mal y
toda enfermedad... reciban la gracia y la remisión de los pecados, tengan el remedio
de la vida y la salvación, la salud y la integridad del alma, del cuerpo y de la mente y
la plenitud de la fortaleza ".
De tal modo, que no era tan importante, quién ungiera, sino quién bendijera el
óleo, por ello, se debe, que hasta el siglo IX aún lo laicos ungían con óleo a los
enfermos.
El problema que durante siglos acompañará a este sacramento, le viene por la
práctica que desde el Medievo tuvo el sacramento de la Penitencia. Es decir, cuando la
Penitencia se dejó para el final de la vida, por la grave carga que pesaba sobre ella.
También, este sacramento se dejó para el final ya que se creía que este sacramento,
solo se podía recibir en gracia, por lo tanto, después de la confesión.
Así pues, cuando el sacramento, se empezó administrar a los enfermos en
extremo graves, empezó a la vez a acentuarse más el carácter de perdón de los
pecados, que la curación y el alivio del enfermo.
Por ello mismo, el sacramento adquirió el nombre de " Extrema-unción ", ya que
sería la última vez que recibieras de la Iglesia una Unción. Esto provocó que los
cristianos temieran recibir este sacramento.
c) Actual comprensión:
Tal práctica y tal temor siguieron hasta el Vaticano II, pero aún antes de éste,
ya en algunos países se había adoptado el llamarle: Unción de los Enfermos, que
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después el Concilio (SC 73) exigiría una adaptación del Sacramento a su verdadera
naturaleza.
c) Sobre el tiempo:
El ritual es muy preciso en señalar que condena toda abuso que se cometa al
tratar de aplazar la recepción de este sacramento. Es deber, por tanto de todo fiel
cristiano de pedirlo, o si fuera el caso, que los familiares lo pidan. No se debe por
tanto, esperar a que la gravedad sea extrema. El Sacramento se puede repetir si el
enfermo después de aliviado vuelve a recaer, o si se agrava más dentro de la inicial
enfermedad.
d) Carácter Comunitario:
Como todo sacramento, la Unción de los Enfermos, tiene también un carácter
comunitario, así que tanto, en la casa de enfermo, como en el celebración de la Misa,
se debe pedir y contar con la participación de los familiares o de los vecinos. De tal
manera, que éstos sean signo visible de la oración de la Iglesia.
f) Sobre el Oleo:
El óleo ordinariamente debe ser de olivo, bendecido por el Obispo el Jueves
Santo, o el día señalado por él para el caso. Pero en caso de gravedad se puede
bendecir para el caso concreto el óleo por el mismo sacerdote. Este último óleo es
preferible que no se vuelva a utilizar en otras ocasiones, pues corresponde a una
necesidad, no a la forma ordinaria de uso.
El Oleo sobrante puede ser quemado posteriormente, al final de la celebración.
c) Monición:
Basada en Mt 18,20 o en St 5,14 representa un modelo que puede ser cambiado
por otro que exprese básicamente lo mismo: El sentido de la celebración, la
exhortación a la confianza y a señalar la naturaleza y beneficios de este sacramento.
e) Lectura Bíblica:
No se trata de una sección opcional, sino obligatoria. El ritual presenta varias
opciones. Al final, si se cree oportuno se puede tener una breve explicación del texto.
f) Oración Litánica:
i) La Unción:
Se hace sobre la frente (la mente) y las manos (las obras) del enfermo,
significado así la totalidad del ser ( alma / cuerpo ). Se puede, sin embargo, ungir en
otro lugar, si se encontraran motivos suficiente para no hacerlo en los lugares
mencionados.
Desde el Medievo la costumbre era ungir en cada uno de los sentidos y
acompañados de una oración expiatoria. También llegó a ungirse en el lugar donde se
localizaba el dolor u origen de la enfermedad.
El Rito se desenvuelve ungiendo y orando a la vez. Así como la unción está
divida en dos, así también la oración, que posee por ende, dos " amén ". Con lo que
se expresa la unión en la oración por parte del enfermo como de los demás presentes.
j) Oración:
Esta pondrá de manifiesto el deseo firme de la Iglesia de que el enfermo se
recupere y siga sirviendo a Dios en la tierra. O de fortalecer al enfermo para que
resista las tribulaciones por las que pasa, asociándose a los padecimientos de Cristo.
k) La Conclusión:
Se inicia con el Padrenuestro, se finaliza con una bendición.
a) Algo de Teología:
La Iglesia Primitiva siempre vio en Jesús a aquel que tiene y da el Espíritu
Santo; aquel que es el enviado del Padre y el que envía; aquel que sirve y llama a
servir. El es el Santo de Dios, el Liturgo, el Mediador de la Alianza, el Sacerdote; es
también a la vez, el que ofrece y lo que se ofrece; es el único y definitivo Sumo
Sacerdote; es el que está investido de pleno poder y al mismo tiempo, aquel otorga
todo poder.
El es el Hijo de David, el Profeta, el Hijo del Hombre, el Buen Pastor, el Rey de
Israel, el Hijo de Dios. El es el testimonio fiel del Padre que conduce a todos los
hombres a la salvación. El considera su sacrificio en la cruz como total obediencia a la
voluntad del Padre, la cual acepta con amor para la salvación del mundo. Su oficio
pastoral lo cumple plenamente en su oficio sacerdotal. Aquí entendemos por pastoral,
la misión misma de Jesús. El permanece como instrumento de la universal voluntad
salvifica de Dios. El como Señor glorificado, perpetua este servicio de salvación, a
través de todos los tiempos, por medio del Espíritu Santo. Y así se manifiesta a todos
los hombres como Maestro, Pastor y Sacerdote en la persona de sus enviados. El se
identifica con sus enviados: " El que los escucha a ustedes, a mi me escucha; el que
los desprecia a ustedes, a mi me desprecia. Y desprecia a aquel que me ha enviado "
Lc 10,16; Jn 13,20. Un envío de esta naturaleza, con una delegación de tal magnitud;
un tan alto grado de identificación, significa para los enviados una labor casi sobre
humana.
Por ello, para habilitarlos a este servicio, Cristo mismo les promete al Espíritu
Santo y les asegura la propia oración: Jn 17,17s. Todo este derroche de gracia, no
está en función de la propia santificación del que lo recibe, sino en virtud del servicio
(I Cor 12,28).
2.- El Obispo:
De Episkopos, significa: aquel que supervisa. La actual significación apareció en
Siria en el siglo II ( con autoridad sobre los presbíteros y los diáconos ). Un testimonio
de ello lo encontramos en san Ignacio de Antioquía donde pide a éstos la sumisión al
Obispo.
Todavía aún más la autoridad de los obispos se vio consolidada cuando éstos
asistían a los concilios y sínodos para deliberar sobre la defensa de la fe contra las
herejías.
Para conferir el Oficio Episcopal se menciona ya desde la época apostólica: la
oración y la imposición de las manos ( Act 6,6; I Tm 4,14; 2 Tm 1,6). Y el rito es por
primera vez descrito en la Traditio Apostolica alrededor del año 215 (notas
características de este rito, respecto del uso actual son: La oración epiclética de la
Asamblea y la elección del candidato por parte de la comunidad ).
Siglos más tarde (siglo VIII-IX) con el influjo de la ritualidad francesa, los ritos
de la ordenación episcopal se extendieron con una serie muy amplia de símbolos,
hasta lograr de ella, todo un drama sagrado.
No es sino hasta el Papa Pío XII en que se declara que el rito fundamental para
los tres órdenes sagrados era: La oración y la imposición de las manos (Constitución
Apostólica: Sacramentum Ordinis. 30.XI.1947).
El Concilio Vaticano II era consciente de la debilidad, no solo del rito de
ordenación del Obispo, sino hasta de la teología del oficio episcopal. La SC con cierta
timidez reconoce esto y pide una reelaboración del rito donde todos los obispos
presentes imponen las manos al nuevo obispo (antes solo lo hacían tres obispos).
No va ser sino la LG y la CD las que profundizarán sobre el ser del Obispo:
Reciben la plenitud del Orden. De modo eminente y visible representan a Cristo
Maestro, Pastor y Pontífice, actuando en su persona.
El nuevo rito fue aprobado el 18 de Junio de 1968 con la Constitución
Apostólica: Pontificalis Romani, de Paulo VI. La Ordenación debe darse dentro de la
celebración de la Eucaristía en un día festivo o dominical. Y el " Electo " es asistido
durante la ordenación por dos presbíteros.
Curso para Monaguillos y Ministros 81 06/05/19
El poner el libro de los Evangelios sobre la cabeza del ordenando, mientras se
reza la oración de Ordenación, es un uso Sirio que ya se tiene noticia de él en el siglo
IV, significa el descenso del Espíritu Santo como Don dado por Cristo, presente en el
signo del mismo evangeliario.
La oración de ordenación actualmente sustituye una del siglo VIII que pertenecía
al sacramentario Gregoriano. La actual es básicamente la que presenta Hipólito de
Roma en la Traditio Apostolica, salvo algunos retoques.
La unción en la cabeza, está tomada de los ritos franco-germánicos del siglo VIII
que recoge la tradición judía de la unción del sumo sacerdote (Lv 8,12): Dios, quien te
ha hecho partícipe del sumo sacerdocio de Cristo, derrame sobre ti el bálsamo de la
unción, y con su bendición, haga fecundo tu ministerio.
Sigue la entrega del Evangeliario del cual el Obispo es custodio y principal
proclamador: Recibe el Evangelio y anuncia la palabra de Dios con sabiduría y
perseverancia. El anillo es símbolo de la fidelidad del Obispo a la Iglesia local: Recibe
este anillo, signo de fidelidad, y permanece fiel a la Iglesia, esposa santa de Dios. La
mitra que recientemente se impone con una oración hace referencia a la corona de
santidad: Recibe la mitra, brille en ti el resplandor de la santidad, para que, cuando
aparezca el Príncipe de los pastores, merezcas recibir la corona de la gloria que no se
marchita. Antiguamente se paragonaba con los rayos que salían de la cabeza de
Moisés. El báculo, llamado más propiamente: pastoral, es entregado con una frase
tomada de Act. 20,28. Recibe el báculo, signo de tu oficio pastoral, y cuida de toda tu
grey, porque el Espíritu Santo te ha constituido obispo, para que apacientes a la
Iglesia de Dios. Los ritos ilustrativos concluyen con el ensediamento del Obispo, es
decir, su toma de Posesión.
3.- El Presbítero:
a) Nociones:
El ministerio sacerdotal, debe ser visto, solo como participación a los tres oficios
de Cristo y por lo tanto como un desarrollo del único ministerio que Cristo le ha
confiado a la Iglesia. De tal manera, que cualquier comparación con el sacerdocio de
la AT o de las religiones paganas está fuera de lugar. En efecto, el nombre propio de
este grado del orden ( no sacerdotal, sino sagrado ) es el presbiterado. Por lo tanto,
solo de manera relacional, se puede hablar de sacerdocio o de sacerdote.
Estas falsas interpretaciones, dieron origen, desde la Edad Media, que varios
textos del AT entraran casi íntegros a la liturgia cristiana. Tal es el caso del rito del
presbiterado, que quedó consignado en el sacramentario gregoriano del siglo VIII.
Pero, mientras que el rito de la ordenación de obispos fue adecuado a la enseñanza de
la Traditio Apostolica (siglo II), quitándole las formas rebuscadas de la litúrgica
galicana. No así, sucedió con el rito de la ordenación de los presbíteros y diáconos,
que hasta el día de hoy se usan los formularios del sacramentario gregoriano del siglo
VIII.
Santo Tomás de Aquino (siglo XIII), y el Decreto Pro Armenis (siglo XV)
inspirado en la Summa Contra Gentiles, sostenían la opinión que el signo esencial de
la ordenación de los presbíteros era la entrega del cáliz y la patena. Hasta que Pío XII
en 1947 declara que el núcleo que confiere el Orden es: La imposición de las manos y
la oración. Esto va ir abriendo la brecha hasta llegar a la teología del Vaticano II. Pero,
Curso para Monaguillos y Ministros 82 06/05/19
como ya mencionamos desafortunadamente, el rito se seguirá tomando de la Edad
Media, y no de la Edad Post-Apostólica.
Sin embargo, el Vaticano II, insistiría mucho sobre la naturaleza, ser y quehacer
del presbítero, tal como lo enseña el Decreto sobre el ministerio y vida de los
Presbíteros: Presbiterorum Ordinis (7.I.1965). Pero, mayores precisiones tuvieron
lugar en la Constitución Apostólica: Lumen Gentium (LG 28), de donde, incluso, está
inspirada la homilía del Obispo el día de la ordenación. El Presbítero es colaborador
necesario de los obispos y constituyen con él, el único presbiterio al tiempo que hacen
visible a la Iglesia Universal.
Cuando el Obispo pregunta la responsable de la formación sobre la idoneidad, la
respuesta de éste, hace indicar un elemento que sobrevive de la Edad Apostólica: El
intervento de la Comunidad Cristiana en la elección del candidato.
El gesto de poner las manos en medio de las manos del Obispo, viene de la
cultura germánica, en la cual el vasallo quedaba sometido al señor feudal. Las letanías
de los santos, no es un rito accidental, sino fundamental de la ordenación, ya que los
presbíteros, son ordenados por el Obispo, pero en íntima conexión con la oración de la
ekklesia reunida en torno a él. La imposición de la manos por parte del resto de los
presbíteros presentes en la ordenación, tiene un sentido de acogida y no con-
consagrantes.
Como ya hemos mencionado, la oración de ordenación, no está a la altura
teológica y ministerial del presbiterado.
Solo los presbíteros, pueden revestir al neo-ordenando con las vestiduras que le
son propias para la Celebración Eucarística. Los neo-presbíteros concelebran con el
obispo y el resto del presbiterio, e inclusive, se puede hacer una mención especial en
la parte de las intercesiones por los vivos.
a) Nociones:
El oficio de los diáconos viene ya mencionado en los escritos del NT (Fil 1,2; 1
Tm 3,8s). Pero solo como precursores, del actual ministerio diaconal, pueden ser
considerados aquellos siete varones escogidos por los Apóstoles (Act 6,1-6). Que
aunque el texto indica que fueron elegidos para el servicio de las mesas y la atención
caritativo-social. Rápidamente, aparece que además predicaban y bautizaban
(Esteban, Felipe). Ya 1 Tm 3,8-12 insiste en algunos requisitos morales que deben
poseer los diáconos.
En el siglo II, san Ignacio de Antioquía, ya reconoce el diaconado como un
ministerio estable de la Jerarquía Eclesiástica. Aunque en Oriente, el diaconado se da
para serlo toda la vida. En occidente, ante la demanda de Celebraciones Eucarísticas,
como pago de penitencias y por sufragios, los diáconos fueron ordenados presbíteros.
De ahí en adelante, el diaconado va ser solo un grado para llegar al presbiterado. No
obstante, que el Concilio de Trento, intentó restablecer el diaconado permanente, esto
no fue llevado a cabo. Ahora, el Vaticano II, ha vuelto a insistir sobre la necesidad de
este ministerio en la Iglesia de manera estable.
El diaconado, se da a hombres en edad madura que vivan en matrimonio y a
jóvenes que deseen guardar el celibato para toda la vida, según el motu proprio de
Paulo VI: Sacrum Diaconatus (18.VI.1967). Respecto de la Liturgia de las Horas, los
Curso para Monaguillos y Ministros 83 06/05/19
diáconos permanentes, se basan mediante una legislación propia de cada Conferencia
Episcopal.
PARTE IV
Sacristán [sust. masc.] El que en las iglesias tiene a su cargo ayudar al sacerdote en
el servicio del altar y cuidar de los ornamentos y de la limpieza y aseo de la iglesia y
sacristía.
Sacristía [sust. fem.] Lugar, en las iglesias, donde se revisten los sacerdotes y están
guardados los ornamentos y otras cosas pertenecientes al culto.
•(Poco usado) sacristanía.
Cuando viaja el Papa, el sacrista ejerce una especie de jurisdicción en todos los
que le acompañan, y en señal de ella lleva un báculo en la mano. Distribuye a los
Cardenales las misas que deben celebrar solemnemente, después de haber
manifestado la distribución hecha el primer Cardenal presbítero. Reparte también a
los Prelados asistentes las misas que deben decir en la capilla del Papa. Distribuye
igualmente las reliquias, y firma los memoriales de las indulgencias que piden los
peregrinos por sí o para sus parientes.
De todos modos es un cargo que debe ser ejercido con mucho celo y diligencia, por
hombres de una conducta irreprensible. Actualmente tiene obligación de tocar las
campanas para llamar a los divinos oficios, cuidar de la limpieza de la Iglesia, asistir a
las procesiones y preparar los ornamentos, misales, cálices y todo lo necesario para
el servicio del altar. El párroco deberá prohibir todos los abusos a que son propensos
los sacristanes y monaguillos. Cuidará que sean exactos, puntuales y diligentes, y que
traten con respeto a las cosas sagradas. Cuidara que nunca se presenten en la Iglesia
con traje poco conveniente, y mucho menos descalzos y sin medias, o lo que sería
peor, en mangas de camisa, como sucede en algunas partes, sino que se presenten a
ser posible, con sotana y sobrepelliz. pero, como dice el P. mach, consiste en el cura
formarse un sacristán atento, respetuoso y exacto, dándole él mismo ejemplo.
Sacristía.
Según el Cardenal Bona, la palabra sacristía se deriva de secretarium o lugar
retirado: Otros la derivan de sacrarium, y otros, por ultimo, de sacris-stare, porque en
ella se preparaban los clérigos para las funciones sagradas. Entre los griegos se
llamaba diaconicon, porque estaba a cargo de los diáconos.(Véase tomo III pag
554)... y en ella se guardaban los vasos y ornamentos sagrados. Actualmente existe
en todas las Iglesias un departamento cerca del altar destinado para vestuario de los
clérigos, y para guardar los ornamentos y vasos sagrados. No era conocida en los
primeros siglos porque los clérigos se revestían sobre la credencia puesta al lado del
altar. Desde el siglo XI, era ya un edificio separado, o a lo menos un departamento
generalmente al lado de la epístola.
El sacristán.
El sacristán prepara las celebraciones del Obispo juntamente con el maestro de
ceremonias, y bajo su dependencia. El sacristán arregla con diligencia los libros para
la proclamación de la Palabra de dios y para el rezo de las oraciones, las vestiduras y
lo demás necesario para la celebración. Vigila se toquen las campanas para la
celebración. Cuida que se observe el silencio y la modestia en la sacristía y en el
“secretarium”. El ajuar conservado por tradición local no se menosprecie, sino más
bien consérvese en óptimas condiciones. Y lo que se debe adquirir, escójase según las
leyes del arte contemporáneo, evitando, sin embargo, la sola afición de novedades.
La índole de los pueblos y la tradición del lugar indicaran las cosas que deben
emplearse y como se han de ordenar “con tal que sirva a los edificios y ritos sagrados
con el debido honor y reverencia”. CVIISCN123.
Sea tal el ornato de la iglesia que aparezca como un signo de amor y de
reverencia hacia Dios, y al pueblo le sugiera la índole propia de las fiestas y la alegría
y piedad del corazón.