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Búsqueda de sí mismo y socialización

1. Búsqueda de sí mismo y de la identidad

La identidad es una característica de cada momento evolutivo. En la adolescencia las


dificultades, conflictos e incertidumbres se magnifican en este momento vital, para salir
luego a la madurez estabilizada con determinado carácter y personalidad de adultos.

El autoconcepto1 se va desarrollando conforme el sujeto va cambiando e integrándose


con las concepciones que acerca de sí mismo tienen varias personas, grupos e
instituciones y va asimilando todos los valores que constituyen el ambiente social.
Surgen varias identidades en este proceso como son las transitorias y ocasionales que se
van dando mientras encuentran la propia.

La integración del yo se produce por la elaboración del duelo por partes de sí mismo y
por sus objetos. Una vez que las figuras parentales son internalizadas e incorporadas a la
personalidad del sujeto, este puede iniciar su proceso de individuación.

2. La tendencia grupal

El adolescente recurre como comportamiento defensivo a la búsqueda de uniformidad,


ya que esta le brinda seguridad y estima personal. Surge el espíritu de grupo al que tanto
afecto le tiene el adolescente.

El fenómeno grupal adquiere una importancia trascendental ya que se transfiere al grupo


gran parte de la dependencia que antes se mantenía con la familia y los padres en
especial.

3. Proceso de socialización y constitución de la identidad

4.1 Proceso de socialización

Muchos autores definen la socialización2 como el proceso de influjo entre una persona y
sus semejantes, proceso que resulta de “aceptar” las pautas de comportamiento social y
de adaptarse a ellas.

La socialización se puede describir desde dos puntos de vista: objetivamente, a partir del
influjo que la sociedad ejerce en el individuo, en cuanto proceso que moldea al sujeto y
lo adapta a las condiciones de una sociedad determinada, y subjetivamente, a partir de la
respuesta o reacción del individuo a la sociedad.

1
El autoconcepto es la opinión que una persona tiene sobre sí misma, que lleva asociado un juicio de
valor
2
La socialización es el proceso mediante el cual el ser humano aprende, en el transcurso de su vida, los
elementos socioculturales de su medio ambiente y los integra a la estructura de su personalidad bajo la
influencia de experiencias y de agentes sociales.

1
El proceso de socialización propiamente dicho, sería entonces, la manera con que los
miembros de una colectividad aprenden los modelos culturales de su sociedad, los
asimilan y los convierten en sus propias reglas personales de vida. Esto se complica más
en sociedades multiculturales.

4.2 Agentes de socialización

Es obvio que existen diversos agentes de socialización, que juegan un papel de mayor o
menor importancia según las características peculiares de la sociedad, de la etapa en la
vida del sujeto y de su posición en la estructura social.

El proceso de socialización es cada vez más complejo en la medida que la sociedad se


va haciendo más compleja, multicultural y diferenciada.

La sociedad y el entorno, todos los entornos interrelacionados en su conjunto son


agentes de socialización de un sujeto.

Entre la gran sociedad y el sujeto individual existen numerosos grupos más o menos
pequeños, que son los principales agentes socializadores.

Para cada sujeto el comienzo natural del proceso de socialización es su inmediato grupo
familiar, pero éste a su vez, como se sabe, se encuentra en interacción constante con
otros grupos agentes socializadores cada vez más amplios y también en complejas
interacciones.

Si bien la familia históricamente ha sido el agente socializador más importante en la


vida del sujeto, los cambios sociales producidos por los procesos de industrialización y
modernización, han producido una pérdida relativa de la relevancia de esta como agente
de socialización. Así se aprecia la mayor influencia de otros agentes socializadores: los
grupos de pares, el sistema educativo, y medios masivos de comunicación.

De cualquier forma, en nuestra sociedad actual la familia mantiene el principal rol de


agente socializador. Toda familia socializa al niño o a la niña de acuerdo a su modo de
vida, a su cultura familiar, la cual a la vez está influenciada por la realidad social,
económica e histórica de la sociedad en la que está.

4. Constitución de la identidad

La palabra identidad proviene del latín identitas y este de ídem (lo mismo), que
encontramos en frases de latín clásico como: ídem et ídem (una y otra vez) , Semper
ídem ( siempre lo mismo ) Ego ídem sum ( Yo soy el mismo) y Non ómnibus ídem most
est ( No todos tienen las mismas costumbres).

La identidad no nos identifica solo como individuos, único, diferentes a los demás, sino
que señala algunas características que compartimos con (ídem= lo mismo) otras
personas. Por ejemplo, mi apodo, no solo me identifica a mí, sino a todas las personas
que tienen esas mismas características. Otros atributos como nacionalidad, edad, y
profesión sirven para identificar a un grupo.

2
Agregando a lo anterior, los humanos creamos grupos sociales con los cuales nos
identificamos y a veces actuamos en grupo. Por ejemplo, personas de una misma
religión practican ceremonias en grupos. Lo mismo sucede en los deportes, donde un
equipo, formado por varias personas, actúa con una sola identidad. Así también sucede
con las naciones ya que se comportan como parte de un mismo grupo. La conducta de
grupo es peligrosa cuando termina en linchamientos, por ejemplo, el colectivo en favor
del aborto es un grupo que lincha a quienes no piensan y valoran como ellos, se pueden
encontrar ejemplo de esto en internet donde se puede ver a estos grupos agrediendo a
personas e instituciones que no comparten su posición ideológica3.

En términos esenciales sobre la identidad se pueden extraer los siguientes aspectos: la


identidad se entiende básicamente, como el ser un mismo en tiempo y espacio, en
relación con los demás y con uno mismo.

Afectividad y virtudes

Emociones

Entre las emociones encontramos tristeza, ira y miedo, o emociones positivas como
alegría, paz, felicidad. Con estos sentimientos tenemos determinadas conductas, como
por ejemplo, la pereza nos conduce a no hacer nada, no cumplir con los deberes, y la
tristeza conduce a abandonarse, aislarse. Las emociones negativas generan una
deformación en la conducta dado que no permiten a la personas realizar acciones que le
admitan crecer y madurar.

Por su parte, las emociones como la alegría y el amor mueven a la persona a tener
acciones que le admiten crecer en lo humano. Simultáneamente estas conductas
favorecen en su entorno desde el aporte que cada cual realiza con las acciones positivas
que se van logrando, como por ejemplo, compromiso, dedicación, y expresar cariño.

Claro que no siempre tenemos las mejores emociones, a veces nos encontramos
angustiados por las circunstancias que nos rodean. No obstante, el poder de elegir no
debe quedar relejado a las emociones negativas, sino que aun así debemos ser capaces
de afrontar esas situaciones difíciles con las conductas que nos permiten crecer, como
son la dedicación, el esfuerzo, el cariño, el perdón, la amabilidad, y la escucha activa.

3
Sobre los actos y consecuencias de los movimiento ideológicos ingrese al siguiente enlace.:
https://www.lagaceta.com.ar/nota/721245/actualidad/feministas-prendieron-fuego-golpearon-periodistas-
jovenes-frente-catedral-portena.html

3
Virtud del respeto

Para lograr una socialización efectiva es necesario tener virtudes que nos permitan tener
relaciones sociales que sean provechosas para quien las usas y también para los demás
logrando un plexo de relaciones que tengan sentido para la existencia de cada persona.

Las virtudes humanas son perfecciones habituales y estables del entendimiento y de la


voluntad, que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra
conducta en conformidad con la razón.

A continuación hablaremos de la virtud del respeto que es necesaria para la formación


de una identidad que nos permita tener habilidades humanas que nos sirvan para la vida.

Por respeto entendemos la acción que procura no perjudicar a los demás, ni deja de
beneficiarse así mismo. El respeto debe ser mutuo4.

4
David Isaacs. La educación de las virtudes humanas y su evaluación. Ediciones Universidad de
Navarra, S.A. Pamplona. 2003.

4
Cuando hablamos de respeto nos referimos a cuidar, puede ser los padres, los
hermanos, los primos, la naturaleza, etc.

También el respeto tiene que ver con la obediencia, por ejemplo cuando decimos que
hay que respetar las reglas del juego, las reglas viales, o las reglas de la institución, etc.

Para el adolescente el respeto consiste fundamentalmente en no imponer, ni influenciar,


sino en dejar actuar. Sin embargo, aceptan influencias que ofrecen placer superficial,
pero atractivo, y rechazan las influencias que pueden estimular un esfuerzo hacia la
mejora.

El respeto tiene que ver con la acción. Ese actuar debe estar acompañado de la
sinceridad, sin ella no puede haber respeto. El desarrollo de la virtud del respeto es
posible en la medida que es acompañado con la sinceridad y con emociones positivas,
sobre todo con la capacidad de elegir constantemente aquello que es bueno, por
ejemplo:

 No ser criticón,
 Comportarse sin causar disgustos a las personas con palabras ofensivas o
tratándoles con poca consideración.
 Buscar el bien de los demás, por ejemplo, ayudar sin esperar algo a cambio.
 Ser agradecidos.

Como se ve, encontramos que para poder ser estables en lo emocional es preciso
conocer las emociones que cada uno tiene. Junto con ello conocer las conductas propias
que generalmente cada persona tiene. También es pertinente reconocer las conductas
que están vinculadas a emociones negativas o positivas. A partir de ello vemos que es
importante tener virtudes, porque no permiten que las emociones negativas predominen,
y en consecuencia que no prevalezcan los actos negativos. Así mismo las virtudes nos
permiten tener modos de relacionarnos efectivos en el contexto social, académico, e
institucional.

Todo lo anterior hace que la identidad misma se constituya con habilidades sociales y
conductuales que son beneficiosas para cada individuo, dando lugar a la formación de
personas coherentes, con valores, laboriosas, y virtuosas.

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