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TRABAJO PRACTICO Nº 1

EL FENÓMENO DE OBEDIENCIA A LA AUTORIDAD

El trabajo práctico sobre Obediencia a la Autoridad se incluye en el más amplio campo


de estudio de Psicología Social como es el de la “Influencia social” entendida como la
“elaboración y procesamiento por parte del individuo de la misma así como el de la influencia
del individuo sobre los demás y la sociedad”. La preocupación por el estudio, investigación y
explicación de los procesos de influencia social constituyen a la Psicología Social como una
disciplina de estatuto pleno en la comprensión de los fenómenos de la Comunicación Social.

La materia se dicta en el segundo año del ciclo básico de la Lic. En Comunicación


Social, ciclo en el que se dictan además las disciplinas de fuerte injerencia en los estudios de
comunicación en particular y en las Ciencias Sociales en general como las Teorías
Sociológicas, la Antropología, la Semiótica, la Lingüística, la Historia, la Teoría del
Conocimiento y Lógica.

La materia de la que hablamos además, recupera contenidos de “Psicología de la


Comunicación” perteneciente al segundo cuatrimestre del Primer Año, por lo que los temas
encuentran una fructífera continuidad en el segundo año, como profundización y en el aporte
de grandes núcleos teóricos desarrollados en el primer año para la comprensión de fenómenos
de la influencia social estudiados en el segundo.

El fenómeno de Obediencia a la autoridad, ha adquirido en los últimos años una


importancia marcada. Se han publicado una significativa cantidad de producciones teóricas e
investigaciones sobre el “Experimento de Milgram”, y sobre sus hallazgos para la explicación
de los fenómenos mundiales de la guerra, la experiencia concentracionaria, la
deshumanización de las víctimas. Una vía de investigación interesante por ejemplo, que no
desarrollaremos aquí pero que tiene una gran actualidad es la de la relación entre el fenómeno
de la distancia a la víctima, variable fundamental en el experimento de Milgram, y las llamadas
guerras “Asimétricas”, y “Guerras de Cuarta Generación” (Fourth Generation Warfare - 4GW).
Guerras de Cuarta Generación es el término usado por los analistas y estrategas militares para
describir la última fase de la guerra en la era de la tecnología informática y de las
comunicaciones globalizadas, teorizado por William Lind y 4 oficiales del cuerpo de Infantería
de Marina de EE.UU. en el documento “El rostro cambiante de la guerra: hacia la cuarta
generación” (1989). En esta estrategia la guerra se desarrolla en un plan de guerra psicológica
destinado a: aniquilar, controlar o asimilar al enemigo pero en la que se revalorizan los métodos
científicos de control social, las investigaciones sobre la ingeniería social ya desarrolladas y
aplicadas en períodos anteriores, pero ahora elevadas a la categoría de la más eficiente
estrategia de dominio sin el uso aparente de las armas de fuego.

Cuando el psicólogo Stanley Milgran investigó el fenómeno de la Obediencia,


seguramente lo hizo preocupado por otras circunstancias. Hoy vemos que la investigación
sobre los procedimientos de ingeniería social ocupa un lugar preeminente en la estrategia de la
guerra y en los modelos de dominación.

En la Argentina, la obediencia a la autoridad tuvo consecuencias graves y dolorosas. La


sociedad argentina demostró que aunque cueste tiempo, existen formas para luchar contra la
impunidad, más allá de la perversidad de los métodos del terror utilizados por los dictadores.
En todo este trabajo de reparación y justicia, la Universidad pública debe proveer sus recursos
para el “Nunca Más” patrimonio de la Humanidad.

El práctico del que hablamos intenta trabajar sobre los temas arriba mencionados si
bien somos concientes de la dificultad de agotar esta cuestión en el tiempo con el que
contamos
IMPORTANCIA PARA EL COMUNICADOR SOCIAL

El tema es importante para los alumnos como sujetos que participen y luchen por la
dignidad humana, por la comprensión de lo que Arendt llama “El Derecho a tener derechos”
base de los derechos universales y donde “sólo la pérdida de la comunidad nos arroja de la
Humanidad" (Arendt, Hanna: "Los Orígenes del Totalitarismo”, Alianza editorial, SA. Madrid,
2002).

Como sujetos, es necesario que conozcan las cuestiones traumáticas de nuestro


pasado porque quien no las conoce está condenado a su repetición, porque inadvertidos
podríamos convertirnos en parte de una maquinaria que en cualquier acto o lugar de la vida
cotidiana imponga la distancia que arroja fuera de la visión a ese “otro” excedentario.

Como Comunicadores Sociales los alumnos de la carrera deben conocer y aprender a


orientarse hacia el diálogo, la comunicación que posibilita la particular producción de sentido
entre los sujetos interlocutores, diálogo que implica la lucha contra el monopolio del sentido por
una de las partes, por que esto es ya una forma de violencia. El comunicador social apuesta al
diálogo porque los seres humanos somos sujetos de discurso y porque el diálogo es el opuesto
a la violencia. Es importante por lo tanto conocer los mecanismos que desde lo psicosocial
obstruyen ese intercambio entre iguales, como son los métodos de ingeniería social que
anulando la proximidad promovieron y promueven la deshumanización de las víctimas.

OBJETIVOS:

1. Conocer el experimento de Obediencia a la Autoridad de Milgram identificando las


variables investigadas por el autor.

2. Reflexionar sobre las consecuencias sociales e individuales de la Obediencia.

3. Reflexionar sobre los límites de la explicación en la experiencia de Milgram.

4. Tratar de relacionar los instrumentos investigados por Milgram con la experiencia


concentracionaria, y con las propias de los procedimientos terroristas utilizados por la dictadura
militar argentina del 76 al 83.

5. Conocer la metodología del terrorismo de estado argentino del 76 al 83.

MARCO TEORICO

Para la realización de este trabajo práctico correspondiente a la unidad 2 se ha seguido


la bibliografía de cátedra propuesta en el apunte. Se han aportado además algunas lecturas
provistas por la docente en forma de fotocopias:
Para la primera parte del práctico, del texto de “Psicología Social I y II” de Moscovici,S. et alt. ,
y de “Anatomía de la Destructividad Humana” de E. Fromm se han tomado los siguientes
conceptos:
A) En el plano de la descripción

1) Definición. Diferencias entre conformidad y obediencia. Las investigaciones


sobre la obediencia: Milgram. Estudio sobre las condiciones en que se produce el
fenómeno

Definición

Existe conformidad cuando un individuo modifica su comportamiento o actitud a fin de


armonizarlos con el comportamiento o actitud de un grupo.

Existe obediencia cuando un individuo modifica su comportamiento a fin de someterse a las


órdenes directas de una autoridad legítima.

Diferencias

La presión a conformarse es ejercida, generalmente, por otra parte que disfruta del mismo
estatus que el sujeto. La presión de obedecer es ejercida por una autoridad de elevado estatus.
La obediencia presupone que la autoridad desee ejercer una influencia que genere sumisión
del subordinado a sus órdenes. Por el contrario, la conformidad puede producirse sin que el
grupo desee ejercer una influencia o vigilar al individuo, basta con que la persona conozca la
posición del grupo y desee estar de acuerdo con ella. Los individuos que se conforman tienen
un comportamiento similar o idéntico al de la fuente de influencia, mientras que los individuos
que obedecen generalmente tienen un comportamiento diferente al de la fuente de influencia.

La conformidad responde a la idea de que una persona modifica su posición en dirección de la


posición de un grupo (esto es que, una persona ha sido influenciada por un grupo y primero
estaba en desacuerdo y luego cambio para ir hacia él). La obediencia tiene lugar cuando un
individuo modifica su comportamiento a fin de someterse a las órdenes directas de una
autoridad.

La semejanza entre la obediencia y la conformidad reside en que ambas constituyen formas de


influencia social.

Estudio sobre las condiciones en que se produce el fenómeno

Los experimentos de Milgram empiezan tres meses después de iniciarse el juicio a Adolf
Eichmann en Jerusalén, que acabó ahorcado, condenado por crímenes contra la Humanidad.
Eichmann fue un alto funcionario responsable de los transportes de millones de personas a los
campos de exterminio. Durante el juicio no paró de repetir que él solo cumplía órdenes de la
manera más competente posible, no era más que una pieza en el engranaje. Él sólo cumplía
con todo lo que se le pedía sin reflexionar sobre las consecuencias de sus actos.

Milgram quiso ver si, en una sociedad como la norteamericana y en un contexto normal, muy
alejado de lo que pudo suponer esa mezcla de adoctrinamiento y terror nazi, unos individuos
corrientes se comportarían de manera similar en respuesta a órdenes emanadas por una
autoridad. Para el experimento, no se seleccionaron psicópatas sin escrúpulos, sino a personas
comunes, de comportamientos y vidas estándares. Se trataba de un simple experimento para
probar cuánto dolor infligiría un ciudadano corriente a otra persona (a través de un mecanismo
conectado a un agente a través de cables con tensión) simplemente porque se lo pedían para
un experimento científico. El agente “alumno” recibiría descargas eléctricas de mayor
intensidad en la medida que repita errores en sus respuestas; mientras que el sujeto
experimental debía aplicar estas sanciones.
El contexto lleva a preguntarnos ¿qué mecanismos llevan a una persona a torturar y seguir
torturando a otra?

Los investigadores llegaron a la conclusión de que los sujetos del experimento cayeron en lo
que denominaron “estado de agente”. Proceso en el cual, el sujeto no se ve como un ser
individual con responsabilidad y conciencia propias; sino como una mera máquina ejecutora de
las decisiones de la autoridad (el investigador ‘disfrazado’ con su bata y en su laboratorio es la
autoridad reconocida y legítima, así que a partir de ahí son los únicos responsables
de mis actos).

Otro mecanismo psicológico interesante que se daba en muchos de los torturadores que
llegaban hasta el final era culpar a las víctimas. Si eran tan burros como para fallar tantas
preguntas no eran inocentes, merecían el castigo. Así descargaban su responsabilidad a la vez
que se preservaba su sentido de la justicia: cada uno recibe lo que se merece.

La estructura social del experimento activaba con fuerza una norma social que todos hemos
aprendido desde niños: "Debes obedecer a una autoridad legítima", entre ellos los
representantes de instituciones universitarias y científicas (o los profesores en los colegios),
policías, bomberos, oficiales de mayor rango en el ejército, etc.). Cuando el sujeto entra
libremente en una organización social jerárquica, acepta, en mayor o menor medida, que su
pensamiento y sus actos sean regulados por la ideología de su institución.

2) Proximidad física de la víctima: 4 condiciones: Distanciamiento, Retroacción de


la voz, Condición de proximidad y Proximidad Táctil.

Las diversas variaciones del experimento probaron que el grado de lejanía con la
víctima facilita al agente torturador seguir cumpliendo órdenes.

Milgram razonaba que la proximidad física de la víctima (el alumno) podía constituir un factor
importante de la obediencia. Para manipular esta variable, elaboró 4 condiciones:

Distanciamiento: la víctima se hallaba en la habitación contigua y tan sólo golpeaba la


pared al llegar a los 300 voltios; tras la descarga de 315 voltios, dejaba de reaccionar.
Retroacción de voz: desde la habitación contigua se podía oír su voz (la víctima
suplicaba que la liberaran y gritaba de dolor al recibir las descargas); a 315 voltios,
dejaba de reaccionar.
Proximidad visual: la víctima estaba en la misma habitación que el sujeto y reaccionaba
verbalmente igual que en la condición anterior.
Proximidad táctil: la víctima sólo podía recibir descargas si su mano reposaba sobre
una placa que las transmitía, y el sujeto recibía instrucciones de obligar a la víctima a
colocar su mano sobre la placa.

Los resultados demostraron que la obediencia disminuye a medida que la víctima se aproxima
al sujeto. El porcentaje de sujetos que llegaron hasta 450 voltios fue de 65%, 63%, 40% y
30%, respectivamente.

3) Las fuentes del poder de la autoridad: autoridad con presencia física, prestigio
de la autoridad, autoridad netamente definida etc.

Milgram intentó determinar cuáles eran las características de una autoridad (experimentador)
que explican su capacidad de obtener obediencia, así puso a prueba varias variables.
Descubrió que una autoridad con presencia física producía una obediencia mayor que una
autoridad ausente que daba sus órdenes por teléfono. En otra experiencia intentó saber si la
obediencia se ve afectada por el prestigio de la institución que representa la autoridad, y obtuvo
por resultado que una autoridad no necesita representar a una institución prestigiosa para
obtener obediencia. Por último, descubrió que incluso una autoridad inmoral era obedecida por
una proporción sustancial de sujetos.
4) Los efectos de grupo

Tras haber demostrado la poderosa influencia de la autoridad sobre un individuo aislado,


Milgram introdujo el nuevo elemento: el grupo. El resultado fue el inverso de lo ocurrido en los
otros : la mayoría desobedeció cuando observó que lo hacían sus compañeros.
En su nuevo estudio, dos cómplices recibían tareas secundarias mientras que el sujeto ingenuo
estaba encargado de aplicar las descargas a la víctima. A la mitad de la sesión, los dos
cómplices lanzaron un desafío al experimentador y se negaron a continuar. Solo un 10% de los
sujetos se mostraron obedientes en presencia de esta rebelión de sus pares, de forma
complementaria el 93% de los sujetos llegaron a los 450 voltios si sus pares continuaban el
experimento. Curiosamente, en el cuestionario que se pasó después de terminado el
experimento para preguntarles por ese efecto mimético, los sujetos no dieron ninguna
importancia a ese hecho, manifestando que actuaron desobedeciendo por sí mismos, sin tener
nada que ver la actitud desobediente de los otros.
Los factores que Milgram propuso como decisivos en la influencia del grupo fueron: - la idea de
desobedecer se ve como normal cuando los iguales desobedecen. En el grupo se dispersa la
responsabilidad entre varios, consuela compartir un posible castigo.

Señala Milgram: "la deserción de un único individuo tiene mínimas consecuencias mientras
pueda ser mantenida en silencio. El gran peligro está en que un solo desertor pueda despertar
las conciencias de otros”.

B) En el plano de la Explicación

1. Análisis teórico de la obediencia: Obediencia y responsabilidad. Diferencias entre


Autonomía y Estado de Agente, Factores que influyen en el pasaje de un al otro. Estado
de agente y sentimiento de responsabilidad menor hacia los propios actos. Naturaleza
secuencial de la tarea, temor a ofender a la autoridad. Importancia de los factores
internos, de la personalidad.

Milgram al intentar explicar por qué las personas obedecen a los personajes dotados de
autoridad, diferencia dos estados psicológicos. Cuando una persona se halla en estado de
“autonomía”, se considera como individuo, se siente personalmente responsable de sus actos y
utiliza su propia conciencia como guía de comportamiento correcto. Por el contrario, cuando
una persona se encuentra en estado de “agente” considera que forma parte de una estructura
jerárquica, siente que las personas situadas por encima de uno en la jerarquía (las autoridades)
son responsables de sus actos y utiliza las órdenes de tales autoridades como guía de acción
correcta.
Milgram sugiere que cuando una persona se convierte en un sujeto de una experiencia de
obediencia, varios factores pueden hacerla pasar del estadio autónomo al estadio de agente.
Estas condiciones previas incluyen las recompensas anteriores por su sumisión a la autoridad
en el marco de la familia, la escuela, el trabajo, así la percepción de que la ciencia es una
empresa social legítima y que el experimentador constituye una autoridad legítima en la
situación experimental.
Milgram identifica varios factores que impiden que un sujeto abandone el estado de agente.
Estos factores apremiantes son la naturaleza de la tarea dada, el temor de ofender a la
autoridad y la inquietud ante la obediencia a las órdenes de una autoridad legítima.

2. Consecuencias sociales e individuales de la obediencia.

Las consecuencias de la conformidad y de la obediencia: La conformidad tiene consecuencias


positivas y negativas. Desde la perspectiva del individuo puede ser una reacción compleja y
flexible. Una persona que desea reaccionar con exactitud en un medio complejo a menudo
hará bien fijándose de los juicios de sus pares. De manera similar, una persona que desea ser
estimada y aceptada a menudo se encontrara que con la conformidad es una estrategia útil
para hacerse aceptar. Sin duda también la conformidad puede tener consecuencias negativas
para el individuo. En ciertas circunstancias el individuo tiene mayores probabilidades de estar
en lo cierto si se mantiene en su propia posición que si adopta el paso del grupo.
Desde la perspectiva del grupo, la conformidad puede tener ventajas e inconvenientes. Todos
los grupos elaboran normas o reglas de conducta apropiada. Si bien estas varían de un grupo
al otro y frecuentemente se modifican con el paso del tiempo al interior de un grupo, ningún
grupo puede permitir que sus normas sean habitualmente violadas. La conformidad con normas
fundamentales resulta esencial si el grupo en su conjunto debe sobrevivir y alcanzar sus fines.
Pero no siempre constituye una ventaja para el grupo. En algunas ocasiones las normas
elaboradas por un grupo a fin de enfrentarse a todas las eventualidades internas o externas no
cambian, aunque las circunstancias que han originado las normas hayan cambiado. En tales
casos, la continuidad de la conformidad puede resultar inadecuada para el grupo al reducir su
capacidad de alcanzar sus fines e incluso al amenazar su existencia.
Las recompensas y los costes de la obediencia para el subordinado son similares a los de una
persona que se conforma con la presión de un grupo. En favor de la obediencia esta el hecho
de que un subordinado tiene mayores probabilidades de dar una respuesta objetivamente
corriente si obedece las ordenes de una autoridad. Por otra parte, el subordinado que obedece
será recompensado. En contra de la obediencia, sucede a veces que un subordinado reacciona
de forma objetivamente más adecuada desafiando a la autoridad que obedeciéndola.
Desde el punto de vista de la autoridad, la obediencia también puede tener consecuencias
positivas y negativas. El hecho de ver sus órdenes obedecidas a menor aumenta la eficacia del
individuo. Además, la obediencia refuerza su propia imagen en tanto que persona poderosa, de
status elevado. Las consecuencias negativas de la obediencia para la autoridad incluyen la
posibilidad de que se le considerara responsable de las acciones incorrectas por parte de sus
subordinados y que perderá las capacidades necesarias para cumplir los comportamientos que
encarga a otras personas.

3. Obediencia y Valor: el concepto de gramática de la acción y la imposibilidad de


explicar las cuestiones relativas a los juicios de valor desde la experiencia de Milgram.

falta

4. Fromm, E. y el cuestionamiento a los experimentos de laboratorio: la vida real y las


consecuencias de los actos crueles. El engaño en la experiencia de laboratorio.

Falta
5. Límites de la explicación de Milgram: la presencia de fuerzas intensas a las que resulta
intolerable el comportamiento cruel y que el experimento no consideró. Los mecanismos
de racionalización como recurso para resolver el conflicto: la presencia de fuerzas
internas e inconscientes además de las condiciones externas controladas en el
laboratorio.

Resolución de la tensión: la desobediencia Ésta es la acción más difícil. Algunos sujetos eran capaces de
manifestar su disconformidad con el experimento pero, aún así, seguían obedeciendo. Y ¿cómo es que, a
pesar de ser la única acción que puede resolver la tensión que produce la obediencia es tan difícil
desobedecer? Algunas razones son: - Desobedecer es un proceso complejo: el proceso mental que entraña
la desobediencia es mucho más complejo que el de la obediencia. Supone una secuencia que contempla
los siguientes pasos: duda interna, manifestación externa de la duda buscando complicidad en la
autoridad, miedo al castigo, disensión, amenaza de desobediencia y desobediencia. - Desobedecer genera
sentimientos de culpa: refirió Milgram que los sujetos desobedientes se mostraron muy molestos, incluso
con sentimientos de culpa, por haber quebrantado el orden y no hacer lo que se esperaba de ellos. Es
decir, el acto de desobedecer supone un proceso más complejo y que, además, requiere una serie de
recursos internos (habilidades psicológicas) del sujeto. Desobedecer es como "nadar contra corriente". No
obstante, volviendo a la clasificación del principio, si se desobedece una orden, se está obedeciendo a un
principio interno superior. Es la dialéctica propia de la obediencia / desobediencia (sometimiento /
autoafirmación). - Desobedecer transgrede reglas de carácter social: porque es una acción que viola las
enseñanzas de sometimiento tan arraigadas en el Carácter Social. Para E. Fromm aquí está la verdadera
razón de la obediencia ciega. Pero es la sociedad la que moldea el carácter social, no el individuo. Es por
eso que éste está alienado. Se cree feliz porque comulga con la ideología nacida del carácter social de la
época. Frente a esa mayoría silenciosa, que ignora la injusticia, existe la posibilidad de la acción
individual de no colaboración. Ésta es la base del pensamiento de la No Violencia y una de sus
manifestaciones es la desobediencia civil.

No sé si estará bien
Para la segunda parte del práctico y el análisis de los textos periodísticos se han tomado
conceptos en:

- Fragmentos del libro “El Vuelo” de H. Verbitsky publicados en el diario “Página 12” el 5
de marzo de 1995: “La Solución Final” y “El idolo caído”
- Verbitsky, H: “El Vuelo”. Ed. Planeta-Espejo de la Argentina. Bs.As., 1995
- Bauman, Z.: ”Modernidad y Holocausto” Ediciones Sequitur. Toledo, 1989.
- Calveiro, Pilar: ”Poder y Desaparición. Los campos de concentración en Argentina”.
Ed. Colihue. Bs.As., 1995

Conceptos a trabajar:

1. Proximidad Social y responsabilidad Moral (en Bauman)

Falta
2. Genocidio y paradigma de la racionalidad burocrática moderna (en Bauman).
Falta

3. Los estudios de R. Hilberg: el silenciamiento gradual de las inhibiciones morales. La


producción social de la distancia (en Bauman).
Falta

4. La fragmentación de la acción: la maquinaria de torturar, extraer información,


aterrorizar y matar en la ESMA (en Calveiro y Verbitsky).
Falta

5. El dispositivo desaparecedor. El caso argentino (en Calveiro y Verbitsky)


Falta

METODOLOGIA

Por su extensión y complejidad este práctico se desarrolla en dos clases prácticas.


La primera parte consiste en:

1. Ver en grupo el fragmento de 20 minutos del film “I como ICARO” en el que se


describe el experimento de Milgram.

2. A continuación ver un fragmento del documental sobre el Juicio a la Junta Militar,


correspondiente al testimonio del Capitán Radice de la ESMA, beneficiado con la ley de
obediencia debida y citado como testigo. En su testimonio Radice describe el procedimiento de
detención de los prisioneros de la ESMA y en el que se comprueba el mecanismo de
fragmentación administrativa de los procedimientos de desaparición forzada de personas.

3. Responder en grupo la primera parte de la guía.

4. Puesta en común de las conclusiones de los grupos.

La investigación llevada a cabo por Milgram demostró el peligro que encerraba la


predisposición de los sujetos a obedecer y cómo esta actitud llegaba a despojarlos de su
conciencia y sentido de responsabilidad frente a los actos que cometieran. En el epílogo del
artículo de publicación de su experimento, decía que lo peligroso no era el autoritarismo sino el
principio de autoridad en sí mismo porque, refiriéndose a la guerra contra Vietnam, las
matanzas de civiles indefensos eran Ilevadas a cabo por personas corrientes, transformadas
por la obediencia a la autoridad.

La autoridad es una sola, se muestra segura, transmite sólo una orden y está muy presente..
Es necesario tomar medidas para neutralizar las imponentes autoridades que dominan al
mundo, ya que con sus productos, ejércitos y medios masivos de comunicación; con toda su
uniformidad de dominancia, pueden poner en peligro el futuro de la Humanidad.

En la segunda parte:

1. Deben traer leídos y discutidos los textos periodísticos y los capítulos de los libros
provistos por la docente.

2. Responder la guía de análisis y discusión.

3. Lectura y puesta en común en clase de los informes elaborados.

GUIA DE ANALISIS Y DISCUSIÓN

PARTE I

TRABAJO PRACTICO ACERCA DE LA OBEDIENCIA A LA AUTORIDAD

Discuta en grupo el experimento observado en el film contestando las siguientes


preguntas.

1. Describa las condiciones generales en que se realiza el experimento desarrollado


por Milgram: distancia a la víctima, fuente del poder de la autoridad, características
del sujeto “monitor”, factores internos de personalidad del sujeto

En principio el experimento requiere de tres personas: El experimentador (el investigador de la


universidad, fuente de autoridad), el "maestro" (el voluntario que leyó el anuncio en el periódico,
sujeto experimental o monitor) y el "alumno" (un cómplice del experimentador que se hace
pasar por participante en el experimento). El experimentador le explica al participante que tiene
que hacer de maestro, y tiene que castigar con descargas eléctricas al alumno cada vez que
falle una respuesta.
Separado por un módulo de vidrio del "maestro", el "alumno" se sienta en una especie de silla
eléctrica y se le ata para "impedir un movimiento excesivo". Se le colocan unos electrodos en
su cuerpo con crema "para evitar quemaduras" y se señala que las descargas pueden llegar a
ser extremadamente dolorosas pero que no provocarán daños irreversibles. Todo esto lo
observa el participante.
Si el "maestro" expresaba al investigador su deseo de no continuar, éste le indicaba
imperativamente y según el grado:
Continúe, por favor.
El experimento requiere que usted continúe.
Es absolutamente esencial que usted continúe.
Usted no tiene opción alguna. Debe continuar.
Si después de esta última frase el "maestro" se negaba a continuar, se paraba el experimento.
Si no, se detenía después de que hubiera administrado el máximo de 450 voltios tres veces
seguidas.
En el experimento original, el 65% de los participantes (26 de 40) aplicaron la descarga de 450
voltios, aunque muchos se sentían incómodos al hacerlo. Todos los "maestros" pararon en
cierto punto y cuestionaron el experimento, algunos incluso dijeron que devolverían el dinero
que les habían pagado. Ningún participante se negó rotundamente a aplicar más descargas
antes de alcanzar los 300 voltios.

Falta agregar características del sujeto “monitor”,


factores internos de personalidad del sujeto
2. ¿Según el experimento por qué obedece el sujeto de la experimentación a pesar de
conocer que está ocasionando un daño? ¿Por qué no se detiene?

Milgram, asegura que la esencia de la obediencia consiste en el hecho de que una


persona se mira a sí misma como un instrumento que realiza los deseos de otra persona y
por lo tanto no se considera a sí mismo responsable de sus actos. Una vez que esta
transformación de la percepción personal ha ocurrido en el individuo, todas las
características esenciales de la obediencia ocurren. Este es el fundamento del respeto
militar a la autoridad: los soldados seguirán, obedecerán y ejecutarán órdenes e
instrucciones dictadas por los superiores, con el entendimiento de que la responsabilidad
de sus actos recae en el mando de sus superiores jerárquicos.
Es necesario explicar por qué un sujeto puede entrar en este “estado
agente”, en qué ocasiones lo hace y cómo se mantiene en el mismo. Para
Milgram, hay dos tipos de procesos: los antecedentes necesarios y los
que genera la misma situación en el momento. Entre los antecedentes
encontramos la socialización en la obediencia. La familia, la escuela y el
trabajo son estructuras fundamentales de nuestra sociedad y son
instituciones jerárquicas basadas en la autoridad de unos sobre otros. La
lógica de las instituciones no sólo nos lleva a obedecer, sino también a
considerar la obediencia como una necesidad para la supervivencia
misma de la situación, lo cual a menudo se confunde con la
supervivencia misma de la humanidad. Además, existe un antecedente
necesario más propio del experimento, la ideología cientifista, es decir, el
hecho de que se reconozca comúnmente que la ciencia es una forma de
conocimiento legítima y que el científico es quien ostenta la autoridad
legítima en una situación “de ciencia”. Así, por tanto, a la existencia de
una ideología que justifica la situación se añade la circunstancia de que
el sujeto considera al científico como la autoridad adecuada para la
situación en cuestión. El poder de la autoridad proviene del cumplimiento
adecuado de su rol y, como bien dice Milgram, no de sus características
propias, sino de su posición percibida en una estructura social.
Son varios los procesos que hacen que el sujeto se mantenga en la
situación en lugar de salirse de ella una vez que ha empezado. El sujeto
ha adquirido un compromiso con el experimentador y, por tanto, tiene una
relación con lo que considera una autoridad legítima que quiere que sea
lo más satisfactoria posible.

3. ¿Cuál es el conflicto por el que pasa el sujeto de la experimentación y cómo intenta


resolverlo de acuerdo al experimento de Milgram.

La responsabilidad de la acción se delega a la autoridad y el sujeto se


siente responsable hacia la autoridad pertinente, pero no de los actos
cometidos, sino del cumplimiento de las órdenes.
Milgram afirma que un individuo es originalmente autónomo y a causa de
su pertenencia a un sistema pierde parte de esta autonomía, que cede al
grupo.
Los sujetos no obedecen por sadismo, Milgram establece que los mismos entraron en lo que él
llamó "estado de agente", caracterizado por el hecho de que el individuo se ve a sí mismo
como un agente ejecutivo de una autoridad que considera legítima. Aunque la mayoría de las
personas se consideran autónomas, independientes e iniciadoras de sus actos en muchas
situaciones, cuando entran en una estructura jerárquica pueden dejar de verse de ese modo y
descargar la responsabilidad de sus actos en la persona que tiene el rango superior.

3. ¿Cualquier persona que pase por un experimento similar podría reaccionar de la


misma manera? ¿Por qué?

El concepto de estado agente implica que en las personas se da un cambio de autopercepción,


una reorientación cognitiva que tiene lugar cuando ocupan un rol en una organización. Para
Milgram (1974), el estado agéntico sería el responsable de la obediencia en las organizaciones,
incluida la obediencia destructiva, tal como se podría observar en procesos históricos, tales
como el Holocausto. Como afirmó Miller (1986), la "tesis de la normalidad" para explicar la
obediencia de carácter destructivo no justificaría los crímenes producidos por este tipo de
obediencia, sino que negaría la suposición de que las personas que cometen tales acciones
destructivas y violentas fuesen a priori diferentes del resto de los individuos en términos de
funcionamiento psicológico básico.
La explicación proporcionada por Milgram encajó plenamente en el concepto de la banalidad
del mal de Arendt, al basarse en él. En definitiva, se podría sostener, siguiendo el
planteamiento de Milgram, que Eichmann no fue un asesino por poseer un determinado tipo de
psicopatología, sino que lo que fue, simplemente, por ser un burócrata eficiente que cayó en el
estado agéntico al estar sometido a las órdenes de una autoridad. Para Milgram, someterse a
las órdenes de una autoridad en un contexto jerárquico, al estar en el estado agéntico, sería un
elemento constitutivo de la naturaleza del ser humano, una tendencia esencial para el buen
funcionamiento de los grupos sociales.

4. ¿Cuáles aspectos de la vida real y del comportamiento cotidiano cree usted que no
han sido tenidos en cuenta en el control del laboratorio? ¿Cuáles son los límites y cuál es la
validez de la explicación dados por el experimentador? ¿Qué cosas no alcanza a explicar
según Ud. y que le parecen importante en las conductas habituales de las personas?

Es probable que se haya cometido un error en la interpretación de los resultados


obtenidos sobre obediencia utilizando el procedimiento experimental de Milgram: se
parte de la evidencia que las personas pueden obedecer a la mayoría de las
instrucciones y órdenes y se acaba concluyendo que las personas no pueden dejar
de obedecer a autoridades destructivas. Incluso tal vez hable más de la capacidad
de las personas para ejercer violencia que para obedecer.
Como explicamos con anterioridad, la noción de estado agente sostiene que, ante
una autoridad, las personas pierden de vista sus valores y normas y ceden la
responsabilidad de sus actos a la autoridad, preocupándose tan sólo de seguir las
instrucciones que proceden de la autoridad y no de las consecuencias de sus actos
de obediencia. Pero en realidad, no hay evidencia empírica de que las personas
entren en ese estado agéntico, como tampoco hay evidencia de que las variaciones
en ese estado puedan explicar los distintos niveles de obediencia obtenidos en el
laboratorio.
Probablemente las conclusiones obtenidas del estudio, donde se demuestra que los
sujetos experimentales, tomando por caso a Eichman, solo fueron obedientes a las
órdenes impartidas por sus superiores (más que un nazi convencido, activo y
dinámico en el ejercicio del poder); pueden servir como excusas para justificar su
accionar ni su falta de responsabilidad en los hechos cometidos.

Otro factor que no se tuvo en cuenta es la continuidad de la obediencia en el


tiempo. Lo inesperado del tipo de órdenes emitidas por el experimentador (figura
de autoridad) y la ambigüedad de la situación hacen que no sean comparables los
actos genocidas que han tenido lugar en la Historia y la investigación de Milgram.

Los nazis y sus seguidores fueron concientes y responsables de sus actos. Cada
quien actuó considerando que exterminar a otro ser humano es lo correcto.

Los experimentos de Milgram fueron diseñados cuidadosamente para provocar


obediencia de manera gradual. Fueron realizados de tal forma que una autoridad
legítima iría dando órdenes cada vez más ilegítimas, de naturaleza más destructiva
y es probable que sus sujetos experimentales hayan avanzado en el proceso casi
sin darse cuenta; prácticamente perdiendo obediencia con cada nueva descarga
eléctrica.

Observando los porcentajes de la gente que obedeció y la que no lo hizo, se puede


considerar que se ha prestado más atención a los niveles de obediencia. Pues
también ha quedado demostrado que la desobediencia es posible.

PARTE II

GUIA DE ANALISIS DE LOS TEXTOS:

Lea y debata en grupo los textos seleccionados, de acuerdo a las siguientes preguntas:

1. ¿Qué características tiene la fuente de autoridad?

En principio se muestra como representante de una institución social reconocida socialmente.


Su comportamiento se adecúa al contexto que lo rodea. Posee habilidades comunicativas que
le permiten al sujeto experimental entender rápidamente que su lugar en la jerarquía está
subordinado al anterior. Muestra seguridad y autonomía para gestionar las emociones y los
sentimientos ajenos, guiándolo hacia la puesta en marcha de acciones concretas. Determina
las metas y objetivos que el subordinado debe lograr. Demuestra tener mejor información sobre
la acción a realizar.
2. ¿De quién provenían las órdenes? ¿Cómo era la cadena de mando? Describa el
procedimiento. ¿En quién descansaba la responsabilidad?

En la dictadura las órdenes provienen siempre de un superior militar. Sin embargo, cabe aclarar
que la gran burguesía agroexportadora, la gran burguesía industrial y el capital monopólico
también se convirtieron en sus aliados y toda decisión política debía pasar por su aprobación.

En la ESMA el número uno era el almirante Chamorro. En el proceso del vuelo, según el propio
Scilingo, las órdenes las impartía Adolfo Mario Arduino. El resto debía aceptar sus mandatos de
manera rotativa; le podía tocar a cualquiera.
Para los subordinados la responsabilidad recae siempre sobre sus superiores. Según sus
visiones las órdenes se cumplen sí o sí; sin cuestionar nada.

Cada sujeto justifica su accionar elaborando su argumento en base a la obediencia hacia las
órdenes de un superior. Se puede considerar como un hecho justificativo, o como una
circunstancia real; lo cierto es que cada participante involucrado banaliza su grado de
responsabilidad en la cadena de mando, aludiendo estar al margen de las decisiones.

Para los subordinados la responsabilidad descansa sobre las autoridades. Estos sujetos no
tienen conciencia (o simulan no tenerla) de que forman parte de un acto final. En esta división
de pequeñas responsabilidades, en la que el sujeto no juzga la situación global, sino que solo
sigue órdenes, advierte que no es responsable de sus actos. No se siente cruel e
inhumanamente involucrado en el proceso, sino que justifica su accionar delegando la
responsabilidad a las autoridades. Así en la visión de estos sujetos, lo único que sucede es que
el que arresta solo arresta; el que transporta, solo transporta y el que aprieta el gatillo no era el
propio Juan Carlos Radice, sino él mismo en función de sus tareas de orden jerárquico.

El procedimiento era apresarlos, interrogarlos, torturarlos. Luego mentirles diciéndoles que les
aplicarían una vacuna necesaria para emprender el vuelo: Las víctimas eran anestesiadas.
Finalmente los subían a los aviones y los tiraban vivos al mar.

3. Analice la variable “distancia”. ¿Cuál es el episodio en el relato del testimoniante


que lo coloca frente a la dimensión inhumana de sus acciones?

En el caso del testimonio de Radice se advierte que el grado de lejanía con la víctima facilita su
accionar como militar sujeto a una jerarquía y como agente criminal. En su testimonio aclara
que no detenía ni transportaba a sus víctimas (escaso contacto físico, retroacción de voz,
proximidad visual), solo accionaba las armas. En este sentido él justifica su accionar
estableciendo que la superioridad le fijaba un objetivo y solo impartía la orden fijada. Gatillarle a
un ser humano, para él, es tan significativo y memorable como tirarle a una ventana.

Caso similar es el de Scilingo, prácticamente no tenía relación directa con los detenidos, ni
tampoco lo investigaba. Verlos dormidos, sin reflejos, sin resistencia, facilitaba su misión.
Nunca dudó en incumplir su trabajo.
En esta cadena de episodios inhumanos, el testimoniante indica que la acción de mentir
respecto al derecho de conocer el destino final de la víctima es repudiable. Es una medida
elemental de respeto a la dignidad humana. El método se corresponde con una enorme
cobardía, tendiente a evitar la mirada de la persona que se va a matar, llevarlos contentos, con
engaños, para poder después volver y hacer de cuenta que no pasó nada, para no recordar ni
un grito ni una mirada.

4. ¿Existen referencias a normas éticas, religiosas, militares etc? ¿Por qué no


pudieron obstruir la obediencia? ¿Cuál es el conflicto que manifiesta el sujeto y
cómo lo resuelve?

Es probable que los actores simplemente se hayan conformado a las reglas del grupo. En una
jerarquía militar lo único que existe es el cumplimiento de una orden.
Incluso a sabiendas que todo lo que hicieron estaba fuera de la ley, se justifican en el grupo:
“Entonces somos todos delincuentes”.

Falta agregar
5. ¿Cuál es el reclamo fundamental que Scilingo dirige a sus superiores? ¿Por qué
habla?

El reclamo que les hace es que informen a la ciudadanía lo ocurrido en aquella época. Porque
si es cierto que la fuerza armada actuó dentro de las normas militares no hay duda de que todo
estaba bien… pero ¿por qué se oculta?. Si lo oculto es ilegalidad la institución convirtió a todos
sus miembros en delincuentes.

6. ¿Cómo era la maquinaria de “burocratización, rutinización y naturalización de la


muerte” descripta por Pilar Calveiro en su libro?

Aquí pegue los fragmentos del libro que sirven para


responder esta pregunta…. Hay que leer y redactar
la respuesta

¿cómo un aviador formado para defender la soberanía nacional, y convencido de que esa era
su misión en la vida, se podía dedicar a arrojar hombres vivos al mar? No creo que los seres
humanos sean potencialmente asesinos, controlados por las leyes de un Estado que neutraliza
a su "lobo" interior. No creo que la simple inmunidad de la que gozaron los militares entonces
los haya transformado abruptamente en monstruos, y mucho menos que todos ellos, por el
hecho de haber ingresado a una institución armada, sean delincuentes en potencia. Creo más
bien que fueron parte de una maquinaria, construida por ellos mismos, cuyo mecanismo los
llevó a una dinámica de burocratización, rutinización y naturalización de la muerte, que
aparecía como un dato dentro cié una planilla de oficina. La sentencia de muerte de un hombre
era sólo la leyenda "QTH fijo", sobre el legajo de 1 un desconocido. ¿Cómo se llegó a esta
rutinización, a este "vaciamiento" de la muerte? Casi todos los testimonios coinciden en que la
dinámica de los campos reconocía, desde la perspectiva del prisionero, diferentes grupos y funciones
especializadas entre los captores. Veamos cómo se distribuían. Las patotas La patota era el grupo
operativo que "chupaba" es decir j que realizaba la operación de secuestro de los prisioneros, ya fuera en
la calle, en su domicilio o en su lugar de trabajo. Por lo regular, el "blanco" llegaba definido, de manera
que el grupo operativo sólo recibía una orden que indicaba a quién debía secuestrar y dónde. Se limitaba
entonces a planificar y ejecutar una acción militar corriendo el menor riesgo posible. Como podía ser que
el "blanco" estuviera armado y se defendiera, ante cualquier situación dudosa, la patota disparaba "en
defensa propia". Si en cambio se planteaba un combate abierto podía pedir ayuda y entonces se producían
los operativos espectaculares con camiones del Ejercito, helicópteros y decenas de soldados saltando y
apostándose en las azoteas. En este caso se ponía en juego la llamada "superioridad táctica" de las fuerzas
conjuntas. Pero por lo general realizaba tristes secuestros en los que entre cuatro, seis u ocho hombres
armados "reducían" a uno, rodeándolo sin posibilidad de defensa y apaleándolo de inmediato p para evitar
todo nesgo, al más puro estilo de una auténtica patota. Si ocupaban una casa, en recompensa por el riesgo
que habían corrido, cobraban su "botín de guerra", es decir saqueaban y rapiñaban cuanto encontraban.
En general, desconocían la razón del operativo, la supuesta importancia del "blanco" y su nivel de
compromiso real o hipotético con la subversión. Sin embargo, solían exagerar la "peligrosidad" de la
víctima porque de esa manera su trabajo resultaba más importante y justificable. Según el esquema, según
su propia representación, ellos se limitaban a detener delincuentes peligrosos y cometían "pequeñas
infracciones" como quedarse con algunas pertenencias ajenas. "(Nosotros) entrábamos, pateábamos las
mesas, agarrábamos de las mechas a alguno, lo metíamos en el auto y se acabó. Lo que ustedes no
entienden es que la policía hace normalmente eso y no lo ven mal."6 El señalamiento del cabo Vilariño,
miembro de una de estas patotas, es exacto; la policía realizaba habitualmente esas prácticas contra los
delincuentes y prácticamente nadie lo veía mal... porque eran delincuentes, otros. Era "normal".
Los grupos de inteligencia Por otra parte, estaba el grupo de inteligencia, es decir los que manejaban la
información existente y de acuerdo con ella orientaban el 20 "interrogatorio" (tortura) para que fuera
productivo, o sea, arrojara información de utilidad. Este grupo recibía al prisionero, al "paquete", ya
reducido, golpeado y sin posibilidad de defensa, y procedía a extraerle los datos necesarios para capturar
a otras personas, armamento o cualquier tipo de bien útil en las tareas de contrainsurgencia. Justificaba su
trabajo con el argumento de que el funcionamiento armado, clandestino y compartimentado de la guerrilla
hacía imposible combatirla con eficiencia por medio de los métodos de represión convencionales; era
necesario "arrancarle" la información que permitiría "salvar otras vidas". Como ya se señaló, la práctica
de la tortura, primero sobre los delincuentes comunes y luego sobre los prisioneros políticos, ya estaba
para entonces profundamente arraigada. No constituía una novedad puesto que se había realizado a partir
de los años 30 y de manera sistemática y uniforme desde la década del sesenta. La policía, que tenía larga
experiencia en la práctica de la picana, enseñó las técnicas; a su vez, los cursos de contrainsurgencia en
Panamá instruyeron a algunos oficiales en los métodos eficientes y novedosos de "interrogatorio". "Yo
capturo a un guerrillero, sé que pertenece a una organización (se podría agregar, o presumo y quiero
confirmarlo, o pertenece a la periferia de esa organización, o es familiar de un guerrillero, o...) que está
operando y preparando un atentado terrorista en, por ejemplo, un colegio (jamás los guerrilleros
argentinos hicieron atentados en colegios)... Mi obligación es obtener rápidamente la información para
impedirlo... Hay que hacer hablar al prisionero de alguna forma. Ese es el tema y eso es lo que se debe
enfrentar. La guerra subversiva es una guerra especial. No hay ética. El tema es si yo permito que el
guerrillero se ampare en los derechos constitucionales u obtengo rápida información para evitar un daño
mayor", señala Aldo Rico, perpetuo defensor de la "guerra sucia". Por su parte, los mandos dicen: "Nadie
dijo que aquí había que torturar. Lo efectivo era que se consiguiera la información. Era lo que a mí me
importaba." Como resultado, después de hacer hablar al prisionero, los oficiales de inteligencia producían
un informe que señalaba los datos obtenidos, la información que podía conducir a la "patota" a nuevos
"blancos" y su estimación sobre el grado de peligrosidad y "colaboración" del "chupado". También ellos
eran un eslabón, si no aséptico, profesional, de especialistas eficientemente entrenados. Los guardias
Entonces, ya desposeído de su nombre y con un número de identificación, el detenido pasaba a ser uno
más de los cuerpos que el aparato de vigilancia y mantenimiento del campo debía controlar. Las guardias
internas no tenían conocimiento de quiénes eran los secuestrados ni por qué estaban allí. Tampoco tenían
capacidad alguna de decisión sobre su suerte. Las guardias, generalmente constituidas por gente muy
joven y de 21 bajo nivel jerárquico, sólo eran responsables de hacer cumplir unas normas que tampoco
ellas habían establecido, "obedecían órdenes". La rigidez de la disciplina y la crueldad de) trato se
"justificaba" por la alta peligrosidad de los prisioneros, de quienes muchas veces no ¡legaban a conocer ni
siquiera sus rostros, eternamente encapuchados. Es interesante observar que todos ellos necesitaban creer
que los "chupados" eran subversivos, es decir menos que hombres (según palabras del general Camps "no
desaparecieron personas sino subversivos'"'), verdadera amenaza pública que era preciso exterminaren
aras de un bien común incuestionable; sólo así podían convalidar su trabajo y desplegar en él la ferocidad
de que dan cuenta los testimonios. También hay que señalar que esta lógica se repetía punto por punto, en
amplios sectores de la sociedad; la prensa de la época da cuenta de la "imperiosa necesidad" de erradicar
la "amenaza subversiva" con métodos "excepcionales" de los que esos guardias eran parte. Un día,
llegaba la orden de traslado con una lista, a veces elaborada incluso hiera del campo de concentración
como en el caso de La Perla, y el guardia se limitaba a organizar una fila y entregar los "paquetes". Los
desaparecedores de cadáveres Aquí los testimonios tienen lagunas. El secreto que rodeaba a los
procedimientos de traslado hace que sea una de las partes del proceso que más se desconocen. Se sabe
que estaban rodeados de una enorme tensión y violencia. En unos casos, se transportaba a los prisioneros
lejos del campo, se los fusilaba, atados y amordazados, y se procedía al entierro y cremación de los
cadáveres, o bien a tirar los cuerpos en lugares públicos simulando enfrentamientos. Pero el método que
aparentemente se adoptó de manera masiva consistía en que el personal del campo inyectaba a los
prisioneros con somníferos y los cargaba en camiones, presumiblemente manejados por personal ajeno al
funcionamiento interno. La aplicación del somnífero arrebataba al prisionero su última posibilidad de
resistencia pero también sus rasgos más elementales de humanidad: la conciencia, el movimiento. Los
"bultos" amordazados, adormecidos, maniatados, encapuchados, los "paquetes" se arrojaban vivos al mar.
En suma, el dispositivo de los campos se encargaba de fraccionar, segmentarizar su funcionamiento para
que nadie se sintiera finalmente responsable. "Mientras mayor sea la cantidad de personas involucradas
en una acción, menor será la probabilidad de que cualquiera de ellas se considere un agente causal con
responsabilidad moral."1" La fragmentación del trabajo "suspende" la responsabilidad moral, aunque en
los hechos siempre existen posibilidades de elección, aunque sean mínimas.

La vida entre la muerte Intentaré describir aquí cómo eran los campos de concentración y cómo era la
vida del prisionero dentro de ellos, para mirar el rimbombante poder militar desde ese lugar oculto y
negado. En general funcionaban disimulados dentro de una dependencia militar o policial. A pesar de que
se sabía de su existencia, los movimientos de las patotas se trataban de disimular como parte de la
dinámica ordinaria de 25 dichas instituciones. No obstante se trataba de un secreto en el que no se ponía
demasiado empeño. Los vecinos de la Mansión Seré cuentan que oían los gritos y veían "movimientos
extraños". La Aeronáutica hizo funcionar un centro clandestino de detención en el policlínico Alejandro
Posadas. Los movimientos ocurrían a la vista tanto de los empleados como de las personas que se
atendían en el establecimiento, "ocasionando un generalizado terror que provocó el silencio de todos"'6.
En efecto, es preciso mostrar una fracción de lo que permanece oculto para diseminar el terror, cuyo
efecto inmediato es el silencio y la inmovilidad. Para el funcionamiento del campo de concentración no se
requerían grandes instalaciones Se habilitaba alguna oficina para desarrollar las actividades de
inteligencia, uno o varios cuartos para torturar a los que solían llamar "quirófanos", a veces un cuarto que
funcionaba como enfermería y una cuadra o galerón donde se hacinaba a los prisioneros. La población
masiva de los campos estaba conformada por militantes de las organizaciones armadas, por sus periferias,
por activistas políticos de la izquierda en general, por activistas sindicales y por miembros de los grupos
de derechos humanos. Pero cabe señalar que, si en la búsqueda de estas personas las fuerzas de seguridad
se cruzaban con un vecino, un hijo o el padre de alguno de los implicados que les pudiera servir, que les
pudiera perjudicar o que simplemente fuera un testigo incómodo, ésta era razón suficiente para que dicha
persona, cualquiera que fuera su edad, pasara a ser un "chupado" más, con el mismo destino final que el
resto. Existieron incluso casos de personas secuestradas simplemente por presenciar un operativo que se
pretendía mantener en secreto, y que luego fueron asesinados con sus compañeros casuales de cautiverio.
Si bien el grupo mayoritario entre los prisioneros estaba formado por militantes políticos y sindicales,
muchos de ellos ligados a las organizaciones armadas, y si bien las víctimas casuales constituían la
excepción (aunque llegaron a alcanzar un número absoluto considerable), también se registraron casos en
donde el dispositivo concentracionario sirvió para canalizar intereses estrictamente delictivos de algunos
sectores militares, que "desaparecían" personas para cobrar un rescate o consumar una venganza personal.
Aunque el grupo de víctimas casuales fuera minoritario en términos numéricos, desempeñaba un papel
importante en la diseminación del terror tanto dentro del campo como fuera de él. Eran la prueba
irrefutable de la arbitrariedad del sistema y de su verdadera omnipotencia. Es que además del objetivo
político de exterminio de una fuerza de oposición, los militares buscaban la demostración de un poder
absoluto, capaz de decidir sobre la vida y la muerte, de arraigar la certeza de que esta decisión es una
función legítima del poder. Recuerda Grass que los militares "sostenían que el exterminio y la
desaparición definitiva tenían una finalidad mayor: sus efectos 'expansivos', es decir el terror
generalizado. Puesto que, si bien el aniquilamiento físico tenía cómo objetivo central la destrucción de las
organizaciones políticas calificadas como 'subversivas', la represión alcanzaba al mismo tiempo a una
periferia muy amplia de 26 personas directa o indirectamente vinculadas a los reprimidos (familiares,
amigos, compañeros de trabajo, etc.), haciendo sentir especialmente sus erectos al conjunto de estructuras
sociales consideradas en sí como 'subversivas por el nivel de infiltración del enemigo' (sindicatos,
universidades, algunos estamentos profesionales)."17 Si los campos sólo hubieran encerrado a militantes,
aunque igualmente monstruosos en términos éticos, hubieran respondido a otra lógica de poder. Su
capacidad para diseminar el terror consistía justamente en esta arbitrariedad que se erigía sobre la
sociedad como amenaza constante, incierta y generalizada. Una vez que se ponía en funcionamiento el
dispositivo desaparecedor, aunque se dirigiera inicialmente a un objetivo preciso, podía arrastrar en su
mecanismo virtualmente a cualquiera. Desde ese momento, el dispositivo echaba a andar y ya no se podía
detener. Cuando el "chupado" llegaba al campo de concentración, casi invariablemente era sometido a
tormento. Una vez que concluía el periodo de interrogatorio-tortura, que analizaré más adelante, el
secuestrado, generalmente herido, muy dañado física, psíquica y espiritualmente, pasaba a incorporarse a
la vida cotidiana del campo. De los testimonios se desprende un modelo de organización física del
espacio, con dos variables fundamentales para el alojamiento de los presos: el sistema de celdas y el de
cuchetas, generalmente llamadas cuchas. Las cuchetas eran compartimentos de madera aglomerada, sin
techo, de unos 80 centímetros de ancho por 200 centímetros de largo, en las que cabía una persona
acostada sobre un colchón de goma espuma. Los tabiques laterales tenían alrededor de 80 centímetros de
alto, de manera que impedían la visibilidad de la persona que se alojaba en su interior, pero permitían que
el guardia estando parado o sentado pudiera verlas a todas simultáneamente, símil de un pequeño
panóptico. Dejaban una pequeña abertura al frente por la que se podía sacar al prisionero. Por su parte, las
celdas podían ser para una o dos personas, aunque solían alojar a más. S

7. ¿Qué función cumple la fragmentación del trabajo respecto de la responsabilidad en


el acto de barbarie?

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la respuesta
En suma, el dispositivo desaparecedor de personas y cuerpos incluye, por medio de la fragmentación y la
burocratización, mecanismos para diluir la responsabilidad, igualarla y, en última instancia, desaparecerla.
Es muy significativo que las Fuerzas Armadas hayan negado la existencia de los campos como una
tecnología gubernamental de represión, como una instancia en la que el Estado se convirtió en el
perseguidor y exterminador institucional. Al soslayar este hecho se ignora la responsabilidad fundamental
que le cabe al aparato del Estado en la metodología concentracionaria, en tanto que los campos de
concentración-exterminio sólo son posibles desde y a partir de él. Dentro de las Fuerzas Armadas, la
política de involucramiento general también tendía a un compartir responsabilidades, cuyo objetivo era la
disolución de ¡as mismas. Dentro del trabajo que fuera, se trataba de que todos los niveles y un buen
número de efectivos tuviera una participación directa, aunque fuera circunstancial. Sus funciones podían
ser distintas pero todos debían estar implicados. Dar consistencia y cohesión a las Fuerzas Armadas en
torno a la necesidad de exterminar a una parte de la población por medio de la metodología de la
desaparición era un objetivo prioritario, que se cumplió en forma cabal. Es un hecho que, si hubo un
punto en que las Fuerzas Armadas fueron monolíticas después de 1 976, fue la defensa de la "guerra
sucia", la reivindicación de su necesidad y lo inevitable de la metodología empleada. Desde los
carapintadas hasta los sectores más legalistas lo declararon públicamente. Esto es efecto de una auténtica
cohesión política interna que no reside tanto en la adscripción a determinada doctrina sino más bien en la
certeza del rol político dirigente que le cabe a las Fuerzas Armadas y en su autoadjudicado derecho de
"salvar" la sociedad cada vez que lo consideren necesario y con la metodología ad hoc para tan noble
empresa. Sin embargo, así como en la cerrada defensa que la institució n hace de su actuación se puede
detectar un alto grado de cohesión interna, también se adivina el compromiso de la complicidad. La
convicción ideológica se entrelaza con la culpa, la recubre, atenuándola y encubriéndola. Al mismo
tiempo, impide el deslinde de responsabilidades que el dispositivo desaparecedor se encargó de
enmarañar, igualar y esfumar.

8. ¿Cómo eran visualizadas las víctimas, cómo era el proceso denominado de


deshumanización de las víctimas y a qué tipos de conducta da lugar?

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El tormento Fue la ceremonia iniciatica en cada uno de los campos de concentraciónexterminio. La
llegada a ellos implicaba automáticamente el inicio de la tortura, instrumento para "arrancar" la
confesión, método por excelencia para producir la verdad que se esperaba del prisionero, criterio de
verdad para producir el quiebre del sujeto. Su duración y las características que adoptara dependían del
campo de concentración del que se tratara, de las características del prisionero, de su tenacidad en ocultar
la información y de un sinnúmero de imponderables. No obstante, por su centralidad en el dispositivo
concentracionario, estuvo pautada por criterios generales y adquirió características básicas comunes en
todos los campos. La aplicación de tormentos tenía una función principal: la obtención de información
operativamente útil. Es decir, lograr que el prisionero entregara datos que permitieran la captura de
personas o equipos vinculados con la llamada subversión, que comprendía todo tipo de oposición política
pero preferentemente a la guerrilla y su entorno. La tortura era el mecanismo para "alimentar" el campo
con nuevos secuestrados. Dentro de las organizaciones guerrilleras existían mecanismos de control de sus
militantes, generalmente cada 24 o 48 horas, de manera que, al momento de la captura, el dispositivo del
campo contaba con un día, dos, a veces un poco más, para extraer de cada hombre información
inmediatamente útil. Una vez que vencía el plazo, las organizaciones "desactivaban" todas las citas y
desalojaban las casas y los militantes que la persona capturada conocía. A partir de entonces, los
secuestradores podían obtener otro tipo de datos que a veces conducían también a la captura de personas o
armamento, como el reconocimiento de fotos o información que, unida a otra, llevaba indirectamente a
ubicar una persona, una casa, una base operativa, un depósito de armas. Además, el prisionero tenía un
conocimiento precioso: las caras de otros militantes. Si se lograba "trabajar" sobre él de tal manera que
estuviera dispuesto a identificarlos en lugares públicos, "marcarlos", se podía capturar a muchas personas.
Cada militante que accedía a esta práctica podía provocar decenas de muertes y detenciones. Por último,
cada preso era una muestra viviente del "enemigo", de su forma de actuar, pensar, razonar política y
militarmente. También esto representaba una información valiosa. La tortura perseguía, por lo tanto, toda
la información que sirviera de inmediato, pero necesitaba también arrasar toda resistencia en los sujetos
para modelarlos y procesarlos en el dispositivo concentracionario, para "chupar", succionar de ellos todo
conocimiento útil que pudieran esconder; en este sentido hacerlos transparentes. El eje del mecanismo
desaparecedor era obtener la información necesaria para multiplicar las desapariciones hasta acabar con el
"enemigo" (más adelante se verá la vastedad que alcanzaba el termina). En consecuencia, la tortura era la
clave, el eje sobre el que giraba toda la vida del campo. En tanta ceremonia iniciática, el tormento
marcaba un fin y un comienzo; para el recién llegado el mundo quedaba atrás y adelante se abría la
incertidumbre del campo de concentración: "...una hora antes tenían vida. Al desaparecer ya no tenían
vida", así explicaría el suboficial Vilariño la realidad de estos "muertos que caminan"3''. La desnudez, la
capucha que escondía el rostro, las ataduras y mordazas, el dolor y la pérdida de toda pertenencia personal
eran los signos de la iniciación en este mundo en donde todas las propiedades, normas, valores, lógicas
del exterior parecen canceladas y en donde la propia humanidad entra en suspenso. La desnudez del
prisionero y la capucha aumentan su indefensión pero también expresan una voluntad de hacer
transparente al hombre, violar su intimidad, apoderarse de su secreto, verlo sin que pueda ver, que
subyace a la tortura, y constituye una de "las normas de la casa". La capucha y la consecuente pérdida de
la visión aumentan la inseguridad y la desubicación pero también le quitan al hombre su rostro, lo borran;
es parte del proceso de deshumanización que va minando al desaparecido y, al mismo tiempo, facilita su
castigo. Los torturadores no ven la cara de su víctima; castigan cuerpos sin rostro; castigan subversivos,
no hombres. Hay aquí una negación de la humanidad de la víctima que es doble: frente a sí misma y
frente a quienes lo atormentan. La tortura, como "procedimiento de ingreso o admisión", despoja al recién
llegado de todos sus apoyos anteriores, entre otros, cualquier contacto personal que pueda fortalecerlo; es
la forma en que se lo procesa para aceptar las reglas del campo". Señala el antes y el después. De hecho,
casi todos los testimonios pasan del relato del secuestro que corresponde al "afuera", al de la tortura,
primer paso del "adentro". Los testimonios también señalan que durante el periodo de tortura, se mantenía
a los prisioneros aislados en los cuartos cié interrogatorio, separados del resto; por lo general sólo cuando
esta etapa inicial, de asimilación y si es posible de quiebre concluía, se los integraba a la cuadra, al lugar
de depósito. En el testimonio de Geuna resulta evidente este antes y después, como un abismo que se abre
frente a la persona, en su caso agudizado por la muerte de su marido en el momento de la detención. Al
día siguiente de su captura, después de la tortura, "estaba a kilómetros de distancia de la militante que era
el día anterior. Ahora mi esposo estaba muerto y yo sentía que no tenía fuerzas para resistir."41 Como ya
se señaló, la tortura se había aplicad o sistemáticamente en el país desde muchos años antes, pero los
campos daban una nueva posibilidad: usarla de manera irrestricta e ilimitada. Es decir, no importaba dejar
huellas, no importaba dejar secuelas o producir lesiones; no importaba siquiera matar al prisionero. En
todo caso, si se evitaba su muerte era para no "desperdiciar" la información que pudiera tener. Lo
ilimitado de los métodos se unía a su uso por un tiempo también ilimitado. Grass señala que los oficiales
de la Escuela de Mecánica de la Armada afirmaban que eran necesarias formas "no convencionales" de
respuesta a ¡a acción subversiva, de las cuales, el "instrumento central era la tortura aplicada en forma
irrestricta e ilimitada en el tiempo". Decían: "No hay otra forma de identificar a este enemigo oculto si no
es mediante la información obtenida por la tortura y ésta, para ser eficaz, debe ser ilimitada."42 También
Geuna lo registra de la siguiente manera: "Si no te quebraban en horas, disponían de días, semanas,
meses. 'Nosotros no tenemos apuro', nos advertían. 'Aquí—subrayaban—el tiempo no existe.” Lo
ilimitado suponía también que la tortura, una vez terminada, se podía reiniciar. En muchos campos, como
La Perla o la Mansión Seré, se registró el hecho de que por detectar que el prisionero no había dado
determinada información o por represalia ante una actitud de desobediencia se reiniciara la tortura. Aun
en lugares como la Escuela de Mecánica de l Armada, en donde no se acostumbraba volver a torturar al
prisionero una vez concluida la etapa de interrogatorio, sin embargo la amenaza permanecía latente para
el secuestrado que convivía con los instrumentos, los objetos y los sujetos de tortura durante toda su
permanencia en el campo. ¿En qué consistía la tortura? El método de tormento "universal" de los campos
de concentración argentinos, por el que pasaron prácticamente todos los secuestrados fue la picana
eléctrica. Es natural; se trata de un instrumento nacional, "vernáculo", inventado por un argentino.
Consiste en provocar descargas; cuanto más alto es el voltaje, mayor es el daño. Su aplicación es
particularmente dolorosa en las mucosas, por lo que éstas se convierten en el lugar preferido de los
"técnicos". Puede y suele provocar paros cardiacos; de esta manera se mató a muchos prisioneros; en
algunos casos porque "se les fue la mano", en otros de manera intencional. La picana, ya mencionada,
tuvo variantes; una fue la picana doble que consistía en lo mismo pero multiplicado por dos; otra fue la
picana automática. Esta se ponía a funcionar sin que hubiera ningún interrogador, ninguna pregunta.
Sufrir para sufrir, sin otro fin que el propio sufrimiento, como castigo y la domesticación del hombre al
campo, como ablande. Quebrar la voluntad de resistencia frente al vacío, frente a ninguna pregunta, frente
a la sola manifestación ele poder del secuestrador. No describiré los distintos métodos utilizados pero sí
haré mención de los más frecuentes. Es importante saber qué se le hace a un hombre para entender cómo
se lo aterroriza y se lo procesa. El terror corresponde a un registro diferente que el miedo. Mientras uno
está sentado, leyendo, el terror es apenas un concepto que se asocia vagamente con una especie de miedo
grande, tal vez con un género cinematográfico, pero basta seleccionar cualquiera de estas técnicas, la que
personalmente pueda parecer más tolerable, y pensar en su aplicación sobre el propio cuerpo, de manera
irrestricta e ilimitada, repetida e interminablemente, para tener una aproximación a cómo se produce el
terror. Interminablemente quiere decir exactamente sin fin, hasta la muerte o hasta un fin arbitrario que no
depende de uno. Para obtenerla información necesaria, los interrogadores "se vieron obligados" a usar
técnicas de asfixia, ya fuera por inmersión en agua o por carencia de aire. Aplicaron golpes con todo tipo
de objetos, palos, látigos, varillas, golpes de karate y práctica, sobre ¡os prisioneros, de golpes mortales,
así como palizas colectivas. Practicaron el colgamiento de los seres humanos por las extremidades dentro
de ¡os campos y también desde helicópteros. Hicieron atacar gente con perros entrenados. Quemaron a las
personas con agua hirviendo, alambres al rojo, cigarros y les practicaron cortaduras de todo tipo. También
despellejaron personas, como Norberto Liwsky en la Brigada de Investigaciones de San Justo. En muchos
campos, en particular en los que dependían de la Fuerzas Aérea y la policía, los interrogadores se valieron
de todo cipo de abuso sexual. 38 Desde violaciones múltiples a mujeres y a hombres, hasta más de 20
veces consecutivas, así como vejámenes de todo tipo combinados con los métodos ya mencionados de
tortura, como la introducción en el ano y la vagina de objetos metálicos y la posterior aplicación de
descargas eléctricas a través de los mismos. En estos lugares también era frecuente que a una prisionera
"le dieran a elegir" entre la violación y la picana 44. De ahí en más hicieron todo lo que una imaginación
perversa y sádica pueda urdir sobre cuerpos totalmente inermes y sin posibilidad de defensa. Lo hicieron
sistemáticamente hasta provocar la muerte o la destrucción del hombre, amoldándolo al universo
concentracionario, aunque no siempre lo lograron. El abuso con fines informativos, el abuso para modelar
y producir sujetos, el abuso arbitrario, todos atributos principales del poder pretendidamente total: saber
todo, modelar todo, incluso la vida y la muerte, ser inapelable. La práctica de estas formas de tortura de
manera irrestricta, reiterada e ilimitada se ejerció en todos los campos de concentración y fue clave para
la diseminación del terror entre los secuestrados. Una vez que el prisionero pasaba por semejante
tratamiento pretería literalmente morir que regresar a esa situación; son muchos los testimonios que así lo
afirman. La muerte podía aparecer como una liberación. De hecho, los torturadores usaban la expresión
"se nos fue" para designar a alguien que se /«había muerto durante la tortura. Y sin embargo, decidir la
propia muerte era una de las cosas que estaba vedada para el desaparecido, que descubría entonces no ya
la dificultad de vivir sino la de morir. Morir no era fácil dentro de un campo, Teresa Meschiati, Susana
Burgos y muchos otros sobrevivientes relatan intentos a veces absurdos pero desesperados para encontrar
la muerte: tomar agua podrida, dejar de respirar, intentar suspender voluntariamente cualquier función
vital. Pero no era tan simple. La máquina inexorable se había apropiado celosamente de la vida y la
muerte de cada uno. No obstante estos denominadores comunes, existieron modalidades diferentes. En
algunos casos, relatados por sobrevivientes de campos de la Fuerza Aérea y la policía, el tormento tomaba
las características de un ritual purificador. Más que centrarse en la información operativamente valiosa
buscaba el castigo de las víctimas, su desmembramiento físico,

Los militantes caían agotados política y psíquicamente; por medio de la tortura se produciría su
agotamiento físico hasta intentar desintegrarlos, desaparecerlos, "quebrar" toda posibilidad de "fuga" o
resistencia, arrasar en ellos al hombre para dejar un cuerpo desechable o reprocesable, en el mejor de los
casos. En ese "procesamiento", el dolor era imprescindible pero no suficiente. Hay una auténtica labor del
campo de concentración para destruir al hombre; para eso usa la tortura, el terror y un conjunto de
mecanismos de deshumanización y despersonalización que, corno ya se señaló, tienen una doble función:
destruir a la víctima y facilitar el trabajo del victimario. Las capuchas que ocultaban los rostros, los
números que negaban los nombres, el hacinamiento y depósito de las personas en calidad de bultos fueron
formas de escamotear la humanidad del prisionero. Pero hubo otras, de igual poder destructivo, que
tomaron la forma de la humillación y la animalización de los sujetos, como manera de negarles su
condición humana. Obligar a las personas a exhibirse y permanecer desnudas ante extraños, como lo
hacían en todos los campos; hacerlas adoptar posturas ridiculas y humillantes, como correr estando
encapuchados o atarlos del cuello como si fueran perros (La Perla y Escuela de Mecánica); sumirlos en un
terror que los haga temblar (Mansión Seré); forzarlos a pelear entre sí estando encapuchados (Campo de
Mayo); llevarlos hasta la desesperación por el hambre para que sólo piensen en la comida y luego devoren
el alimento como bestias (comisaria de Castelar); hacer que una mujer desnuda y con los ojos vendados
tenga un parto en medio de insultos (Brigada de Investigaciones de Banfield) son sólo algunas de las
prácticas que constan en los testimonios y que se usaron para inducir un comportamiento aparentemente
animal que justificara el tratamiento posterior de esos seres humanos como si en verdad no fueran
hombres. Los secuestradores de la Mansión Seré decían en tono de superioridad que los presos olían
como bestias, a adrenalina, después de que ellos los habían torturado hasta aterrarlos. Pero el hecho de
que oheran como bestias les ayudaba a "creer" que lo eran y por eso merecían el trato que ellos suponían
se le debía dar a una bestia. Antonio Horacio Miño describió de una manera muy gráfica esta suerte de
"animalización" en que intencionalmente se coloca a los prisioneros. Refiere que después de una golpiza
colectiva: "Nos dejaron todos apiñados, temblando, mojados, tiritantes, acercándonos unos a otros para
darnos calor"8'. Bajo el influjo del terror, cuando se orilla a un ser humano a una precariedad tal que sólo
puede sentir frío, hambre, sed, ganas de ir al baño, dolor, es decir deseos de satisfacer las necesidades más
básicas, retrayéndolo a su núcleo primario, entonces la inteligencia, los valores culturales, la sensibilidad,
la complejidad psíquica no desaparecen, pero como los mismos sentidos, entran en un estado de larencia.
La intención es clara: destruir al sujeto y retraerlo a una existencia casi exclusivamente animal como si
realmente se pudiera "animalizar" al hombre. Colocara las personas en situaciones, posturas, actitudes
que se asocian con la conducta animal tiende a reforzar una muy dudosa superioridad del poder y a
resaltar su indefensión, denigrándolas. La cosificación del prisionero, del paquete que "pertenece" a una
fuerza o a un secuestrador no es más que otra modalidad de lo mismo. Uno de los oficiales de La Perla le
decía a Graciela Doldán: "Gorda, decíle que sos nuestra". Muchos relatos registraron esta supuesta
pertenencia de los prisioneros, como cosas, a un oficial, a un campo, a una fuerza. De hecho,
BIBLIOGRAFÍA:

- Bauman, Z.:”Modernidad y Holocausto” Ediciones Sequitur. Toledo, 1989.

- Calveiro, Pilar: ”Poder y Desaparición. Los campos de concentración en Argentina”.


Ed. Colihue. Bs.As., 1995

- Fromm, E.: “Anatomía de la Destructividad Humana”.

- Moscovici, S.: “Psicología Social I y II”.

- Verbitsky, H: “El Vuelo”. Ed. Planeta-Espejo de la Argentina. Bs.As., 1995

- Textos periodísticos: Verbitsky,H..: “La Solución Final” y “El ídolo caído” (Fragmentos
del libro “El Vuelo” de H. Verbitsky publicados en Página/12 el 5 de marzo de 1995).

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