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100016

El suicidio del catolicismo conservador


Fuente: http://informa-tico.com/index.php?scc=articulo&edicion=20101102&ref=01-11-100016

Deseo comentar con los lectores algunas ideas expuestas por el señor Carlos Alonso
Vargas en su artículo De la Ilustración al suicidio de Occidente, publicado en el diario
La Nación del 27 de octubre.

Miguel Picado, Pbro.

No comparto la visión tan negativa de la modernidad que transpira su artículo, ni el


hecho de que exonere de toda responsabilidad a la Iglesia Católica, o mejor dicho, a su
alta jerarquía y a sectores laicales conservadores, del recíproco distanciamiento entre
el cristianismo y el mundo moderno.

Para entender el problema se pueden plantear preguntas como las siguientes: Desde el
punto de vista de la fe cristiana, ¿nada tiene de positivo la cultura moderna? ¿Por qué
se ha alejado el mundo moderno del cristianismo? El distanciamiento y a veces incluso
rechazo ¿es al Evangelio de Jesucristo o a las pretensiones de dominio de una jerarquía
que se atribuye el derecho exclusivo de hablar en Su nombre? ¿Se rechaza el
Evangelio o la instrumentalización política de la fe del pueblo a favor de los sectores
dominantes?

Mencionaré de manera rápida algunos acontecimientos y procesos útiles para


responder las anteriores preguntas, pues han marcado la creciente separación entre la
Iglesia y el mundo moderno.

1. Las guerras de religión entre católicos y protestantes, durante la segunda mitad del
siglo XVI, provocaron una decepción generalizada con respecto a la fe cristiana.
Fueron demasiado sangrientas y largas. Así avanzó la secularización, pues los filósofos
de la ilustración buscaron conceptos no religiosos sino meramente racionales para
fundamentar la convivencia social. Por eso las constituciones de los modernos estados
nacionales excluyen cualquier confesionalidad. La nuestra es una excepción y nadie
sabe por cuántos años más permanecerá.

2. La Iglesia Católica y algunas protestantes se entramparon en poco inteligentes


fricciones entre ciencia y fe. Se empeñaron -y los fundamentalistas todavía insisten- en
presentar determinados relatos bíblicos como si se tratara de aseveraciones científicas.
Los casos más impactantes fueron los de Galileo y Darwin.
3. Las pugnas entre los católicos y los revolucionarios franceses de 1789
profundizaron el foso entre la Iglesia y el mundo moderno. Fueron tan graves los
atropellos cometidos por los revolucionarios contra la Iglesia que perturbaron en los
creyentes una valoración serena y matizada de los logros alcanzados por esta
Revolución, tan decisiva en la configuración del mundo moderno. A su vez, las
monarquías y la nobleza europeas no tuvieron reparos para utilizar la fe del pueblo
contra los intereses del mismo pueblo. La conjunción de ambos factores hizo
prácticamente imposible ser a la vez católico y revolucionario. Desde entonces el
catolicismo tiende a ser conservador en asuntos políticos.

4. La tendencia conservadora en el catolicismo se puede observar en multitud de


ocasiones. Un caso notable se encuentra en la actitud del papado al no reconocer la
independencia de los países latinoamericanos. En efecto, mediante la encíclica Etsi
iam diu (1824) el Papa León XII defendió los intereses imperiales del rey de España
Fernando VII.

5. Para confirmar tal tradición, la historia constata que la mayoría de los dictadores de
España o de Latinoamérica se han entendido demasiado bien con la jerarquía católica y
los laicos conservadores de las clases altas. La colaboración con el régimen de
Francisco Franco, tan estrecha y prolongada, figura en los libros de historia como la
etapa del nacional-catolicismo.

Otro caso lamentable ocurrió con la visita de Juan Pablo II a Chile en 1987. Mientras
la dictadura del general Augusto Pinochet era sancionada por el aislamiento
diplomático internacional, Juan Pablo II pronunció un sermón en el Estadio Nacional,
escenario de cruentas violaciones a los derechos humanos durante el golpe de estado
de 1973. Esa visita significó para Pinochet un baño de agua bendita.

6. El derecho canónico no ha incorporado los procedimientos del derecho moderno. En


ese sentido continúa siendo pre-moderno, medieval. Es así como teólogos de la talla de
Chenu, Congar, de Lubac, Rahner, Küng, Boff, Gutiérrez, Sobrino han sido
procesados por autoridades vaticanas con poca o ninguna oportunidad de defenderse.

Los católicos conservadores no comprenden el mundo moderno y contemporáneo, con


sus aciertos y desaciertos. Lo condenan en bloque, sin el debido discernimiento. No se
abren al diálogo. No han asimilado, por poner dos ejemplos, ni el valor de la libertad
de conciencia, ni los derechos de las minorías. Cuando el señor Carlos Alonso Vargas
deslegitima a algunas minorías acusándolas de imponer su ética sobre las mayorías,
participa de esta mentalidad.

En conclusión, no es solo que parte importante del mundo moderno se haya apartado
de la fe. Es también que determinados sectores de la Iglesia no pueden evangelizarlo
porque no lo entienden. Quieren imponerle sus moldes medievales, porque se resisten
a discernir en él lo que construye el Reino, de lo que lo destruye.
Los católicos conservadores deberían examinar con más rigor su desempeño en la
historia moderna y contemporánea. Impulsan un tipo de catolicismo en disonancia con
la mentalidad actual, sin futuro. Ya son un grupo situado al margen de la cultura
actual, una especie de iglesia retrógrada dentro de la Iglesia. Dichosamente, la Iglesia
auténtica optó por los pobres en las Conferencias del Episcopado Latinoamericano,
reunidas en Medellín (1968), Puebla (1979) y Santo Domingo (1992).

OPINIONES:

Ronal Vargas

La verdadera iglesia de Cristo no está en los templos y menos en las Curias Vaticanas
o diocesanas, sino allí, donde todavía existe esperanza, fe, pobreza y solidaridad.
Muchas jerarquías de las iglesias católicas y protestantes tienen muy claro el objetivo
fundamental de su afán misionero: EL DINERO Y EL PODER. Por eso se les hace
muy difícil dialogar con el mundo moderno (excepto sobre negocios, en lo que son
muy diestros. Por ejemplo, el caso SAMA-CECOR, el financiamiento de templos y
catedrales a cambio de compromisos poco evangélicos, etc.). Comparto las reflexiones
de Miguel Picado y pienso que en las mismas iglesias deberían abrirse espacios para el
debate y no sólo insistir en la doctrina del PENSAMIENTO ÚNICO promovido por el
sacerdote o el pastor, quienes se creen voceros indiscutibles e incuestionables del
Espíritu Santo... Sólo que ese no es el mismo Espíritu que sopló el aliento de
liberación en Jesús, cuando lo ungió para su vida pública....para anunciar BUENAS
NOTICIAS a los pobres (Lc 4,16) los mismos pobres que siguen siendo los últimos en
nuestras iglesias...

Juan Félix Montero A

Por otra parte, desde la revolución francesa, pasando por el llamado "socialismo real",
los esfuerzos por dotar a la sociedad de una concepción laica o científica han caído en
la confrontación y el abuso al tratar el tema de la religiosidad. Las concepciones
fantásticas, místicas, mágicas, primitivas o como se quiera denominarlas no pueden ser
desarraigadas del ser humano de golpe y porrazo, ni por decreto ni represión, se puede
decir que son parte consustancial. A lo sumo serían atenuadas y finalmente
desarraigadas en un proceso educativo que puede tardar siglos como resultado de la
persuasión y no la confrontación o imposición.

Luis Rodos

Añado al artículo de Miguel Picado la neutralidad intencionada de los Obispos de


Costa Rica en relación al consabido referendum del TLC hace ya 3 años, cobardía y
complicidad que ya no nos extraña. Además su manera siempre esquiva de asumir en
su discurso los temas de justicia social y de economía con rostro humano a pesar que
de alguna manera la Doctrina Social de la Iglesia Católica lo incluye. Pareciera que
para estos obispos de Costa Rica el Evangelio se reduce a temas como el uso de
anticonceptivos, moral matrimonial y familiar, fecundación in vitro y aborto. Amén
del tema que los hace temblar como el de la urgencia de un Estado Laico porque sería
el final de sus bastardos privilegios e intereses. La realidad humana se distancia de la
Iglesia Católica porque no escuchará en ella una alternativa liberadora, dignificante,
humana ni justa. Ah! y la burda canonización que hacen los obispos de nuestros
políticos neo-liberales como la reciente "hija predilecta de María".

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