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Política Pública: Seguridad Social

El sistema de Seguridad Social constituye un elemento imprescindible y


un objetivo esencial de la sociedad moderna como sistema de protección pública
de cualquier situación de necesidad y para todos los ciudadanos. La Seguridad
Social trata de proteger su existencia, su salario y su capacidad productiva y la
tranquilidad de su familia. La finalidad de la seguridad social es garantizar el
derecho humano a la salud, la asistencia médica, la protección de los medios de
subsistencia y los servicios sociales necesarios para el bienestar individual y
colectivo.

Por otro lado la Seguridad Industrial constituye una de las principales bases para
la preservación de la fuerza de trabajo, adecuada y orientada a garantizar
condiciones de salud y bienestar de los empleados dentro de
las organizaciones para minimizar los aspectos de insalubridad, peligrosidad y
condiciones ambientales.

El tema de la seguridad y la prevención de accidentes son muy importante para


las empresas por tres razones fundamentales:

Moral: las empresas adoptan la preservación de accidentes sobre bases


puramente humanas.

Legal: existen razones legales para adoptar un programa de seguridad ya que


en la actualidad hay leyes que cubren la salud y la seguridad en el trabajo y sus
penalizaciones son bastante severas.

Económicas: existen razones económicas para proteger la seguridad, ya que


el costo de accidentes en el trabajo puede ser muy alto inclusive en los más
pequeños, así como las defensas contra las demandas, pagos para arreglos por
reclamación de lesiones y muertes, costos para capacitación de reemplazos,
etc.

La Seguridad Social es entendida y aceptada como un derecho que le asiste a


toda persona de acceder, por lo menos a una protección básica para satisfacer
estados de necesidad.

Es así como la concepción universal respecto del tema ha llevado a


cada nación a organizarse con el objeto de configurar
variados modelos al servicio de este objetivo. En este contexto siempre se
concibió al Estado como el principal, si no el único promotor de esta rama de
la política socioeconómica puesto que los programas de seguridad social están
incorporados en la planificación general de este. Sin embargo, no siempre se
logró a través de tales políticas desarrollar e implementar un sistema de
seguridad social justo y equitativo, en el cual la persona tuviera la gravitación
que amerita. Se suma a ello el vertiginoso avance de la economía mundial. En
otras palabras, no hubo un desarrollo paralelo de ambas áreas, condición vital
para lograr un crecimiento equilibrado.

El Estado debe ejecutar determinadas políticas sociales que garanticen y


aseguren el bienestar de los ciudadanos en determinados marcos como el de la
sanidad, la educación y en general todo el espectro posible de seguridad social.
Estos programas gubernamentales, financiados con los presupuestos estatales,
deben tener carácter gratuito, en tanto son posibles gracias a fondos
procedentes del erario público, sufragado a partir de las imposiciones fiscales
con que el Estado grava a los propios ciudadanos. En este sentido, el Estado de
bienestar no hace sino generar un proceso de redistribución de la riqueza, pues
en principio, las clases inferiores de una sociedad son las más beneficiadas por
una cobertura social que no podrían alcanzar con sus propios ingresos.

La Seguridad Social Integral tiene como fin proteger a los habitantes de la


República, de las contingencias de enfermedades y accidentes, sea o no de
trabajo, cesantía, desempleo, maternidad, incapacidad temporal y parcial,
invalidez, vejez, nupcialidad, muerte, sobrevivencia y cualquier otro riesgoque
pueda ser objeto de previsión social, así como de las cargas derivadas de la vida
familiar y las necesidades de vivienda, recreación que tiene todo ser humano.

La Seguridad Social debe velar porque las personas que están en la


imposibilidad sea temporal o permanente de obtener un ingreso, o que deben
asumir responsabilidades financieras excepcionales, puedan seguir
satisfaciendo sus necesidades, proporcionándoles, a tal
efecto, recursos financieros o determinados o servicios"

En el artículo 86 de la Constitución Nacional se establece que toda persona tiene


derecho a la Seguridad Social como servicio público de carácter no lucrativo que
garantice la salud y la protección ante las contingencias, artículo además
enmarcado dentro del Capítulo referente a los derechos sociales y de las
familias.

Los artículos 83,84 y 85 establecen el derecho a la salud y la creación de un


sistema público nacional de salud integrado al sistema de seguridad social, en
base a ello es que se enrumban los objetivos del Sistema de Seguridad Social.

En este Sistema se engloban temas como la salud pública, el subsidio


al desempleo, o los planes de pensiones y jubilaciones y otras medidas que han
ido surgiendo en muchos países tanto industrializados como en vías de
desarrollo desde finales del siglo XIX para asegurar unos niveles mínimos
de dignidad de vida a todos los ciudadanos e intentar corregir los desequilibrios
de riqueza y oportunidades

Actualmente una de las principales dificultades presentada por los gobiernos, es


precisamente su capacidad a la hora de diseñar y establecer políticas y
programas públicos no solo eficaces sino efectivos capaz de responder a una
nueva administración pública. El ideal es que se consulte a la población sobre
las necesidades imperantes en las comunidades, realizar un diagnóstico para
priorizarlas, sin embargo, en la praxis la cosa no funciona de esta manera. Es
decir, se diseñan políticas públicas direccionadas a solucionar problemas o
satisfacer necesidades poco relevantes para la sociedad, mientras las
necesidades básicas continúan insatisfechas. De ahí la importancia de cumplir
unas fases en este proceso porque de esta manera se minimizan esfuerzos y se
atacan las dificultades comunitarias.

Fuera de las sospechas sobre la desestabilización de los regímenes socialistas


en América Latina (Cuba, Venezuela y Nicaragua) por entes o factores externos;
lo cierto es que la burbuja ha reventado y esto ha devenido en una situación
complicada para Venezuela, caracterizada por lo siguiente:

 Una crisis económica causada por la caída de los precios del petróleo en
2016. Entre 2008 y 2016 la venta del crudo de Venezuela cayó de 48.325 a
5.291 millones de dólares (OPEP, 2017).
 Una inflación superior a 475% para abril de 2017 (OEA, 2017).
 La disminución de las inversiones, debido al éxodo de empresas de los
sectores automotriz y aeronáutico.
 La escasez de alimentos y medicinas en todo el país.
 La declaración de estado de excepción y emergencia desde enero de 2017,
situación que le permite al presidente Maduro gobernar mediante decretos,
sin considerar a la Asamblea Legislativa.
 Una inestabilidad política debido al desconocimiento, por parte del presidente
Maduro, de la Asamblea Nacional y el llamado a la formación de un nuevo
Constituyente.

Esta inestabilidad generalizada dio paso a una crisis humanitaria, debido a que
las necesidades básicas de la población (seguridad, alimentación, salud, etc.) no
están siendo cubiertas, ni garantizadas. Generalmente, el gobierno de un Estado
establece los mecanismos para garantizar el bienestar y la seguridad de su
población, mediante diversos instrumentos como leyes, políticas públicas y
acciones. Sin embargo, el gobierno de Maduro está más preocupado por
solventar el periodo de crisis para legitimarse y mantenerse en el poder, que por
implementar acciones para resolver los problemas públicos que se han
agudizado.

Indudablemente el sistema político se encarga de diseñar las políticas públicas


obligatorias para la satisfacción de las necesidades de la población. Desde esta
perspectiva coincido con la opinión de Piñango (2003), quien considera que las
mismas son proposiciones gubernamentales sobre la mejor forma de lograr
determinados objetivos sociales. Es decir, se trata de ideas que contienen toda
la fuerza y debilidades de éstas, no obstante las mejores ideas pueden generar
efectos indeseables, precisamente porque se atacan las necesidades poco
prioritarias.

La primera impresión es que, efectivamente, en un periodo de crisis e


inestabilidad de las instituciones, es muy complicado que las políticas públicas
se generen o implementen con regularidad.

Sin embargo, esta crisis sólo es un punto de inflexión. Históricamente, la agenda


pública de Venezuela ha derivado en políticas relacionadas con el crecimiento
económico a través de los ingresos petroleros y se ha apostado muy poco por la
atención de problemas estructurales como la pobreza, la desigualdad y la
inseguridad

La metodología empleada en el diseño de políticas públicas sin abarcar las


opiniones de los sujetos afectados, no solo violenta los derechos de las personas
a disfrutar de un bien colectivo, sino que además deja insatisfechas necesidades
prioritarias en las comunidades, razón por la cual, se considera pertinente
escuchar, atender, jerarquizar y luego realizar el diseño de esas políticas, a
objeto de obtener la participación e involucramiento de las personas en sus
procesos políticos

Ahora bien, en este momento coyuntural ¿Cómo podrían ayudar las políticas
públicas?

La respuesta no es sencilla; sin embargo lo que se puede afirmar sin ninguna


duda es que las políticas públicas son fundamentales para enfrentar la situación
actual. Aunque algunas políticas de corte asistencial relacionadas con subsidios
sociales no estén operando por el estado de crisis; es vital que el gobierno
establezca un plan de atención para la estabilización económica y financiera; así
como implementar un plan de contingencia frente a la escasez de los servicios
básicos de la población (alimentos y medicinas).

Los problemas de la población no pueden atenderse con acciones aisladas.


Independientemente de las aspiraciones del gobierno por mantener el régimen
político, es necesario apelar al funcionamiento del sistema político que garantice
los mecanismos para que las leyes y las políticas públicas prevalezcan.

Sin embargo, para que una política pública pueda ser implementada, es
necesario que sea respaldada por un cuerpo normativo que legitime sus
acciones. Al día de hoy, esto se vuelve complicado puesto que aún no hay
certeza de que las leyes que rigen Venezuela puedan tener continuidad ante la
redacción una nueva constitución. Por ello, es recomendable seguir muy de
cerca lo que suceda las próximas semanas en este país para poder hacer algún
tipo de predicción o análisis del futuro de las políticas públicas que sean
implementadas; antes, durante y después de esta crisis política, económica y
humanitaria.

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