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¿ Y DONDE ESTÁN LOS HECHOS* ?

Arderé, pero eso no es otra cosa que un hecho.


Ya seguiremos discutiendo en la eternidad.
De Miguel Servet a sus jueces cuando lo condenaron a la hoguera

¿Qué es un hecho? ¿Puede observarse un hecho? ¿puede imprimirse un hecho?

Nosotros, seres humanos, tenemos experiencias; observamos objetos y situaciones, y

decimos con palabras que ciertas cosas que vemos o que han sucedido, son concebidas

por nosotros como "hechos". Cuando hablamos de "hechos" producimos una clase de

enunciados llamados fácticos que tienen la característica común de estar haciendo

referencia a sucesos en el mundo. Sin embargo, los enunciados fácticos son una clase

especial de "hechos": son "hechos lingüísticos". Por lo tanto, en el marco de un debate,

la dicotomía "hechos no palabras" es sencillamente absurda : nadie es capaz de hacer

pasar un "hecho" por las rotativas. Los "hechos" no participan en los debates, estos

proceden a través de argumentos; aunque a veces algunos hechos puedan interrumpirlos

(contaba Borges que una vez a un caballero, en una discusión teológica, le arrojaron en la

cara un vaso de vino. El agredido no se inmutó y dijo al ofensor: "Esto , señor, es una

disgresión, espero su argumento").

Pasemos por alto los exabruptos de esta polémica * y sigamos con los argumentos;
estos pueden tratar sobre cuestiones de hecho, pero no deben confundirse con ellos ya

que pertenecen a otro plano. La distinción entre " Las palabras y las cosas " es esencial

para cualquier intento de comprensión de los procesos de conocimiento humanos. La

lingüística de este siglo ha puesto especial énfasis en este punto, al igual que la filosofía

del lenguaje y la epistemología ( los artistas no se quedaron atrás, ver figuras )

* Articulo publicado en el Suplemento Futro de Página/12 el 19 de junio de 1993 en el marco de una polémica sobre "Ciencia
vs. New Age"
No debemos confundir " el mapa con el territorio" , ni los enunciados fácticos con los

hechos. Ahora bien, producida esta distinción fundamental, podemos avanzar y

preguntarnos: ¿ Cuál es la relación entre los enunciados fácticos y los sucesos del

mundo?

En principio debemos considerar que sólo podrá llegar a enunciarse como "hecho"
aquello que pueda ser percibido directamente por los sentidos o a través de

instrumentos. Esto deja afuera infinidad de sucesos del mundo que no pueden ser

captados por nuestros aparatos sensoriales (a menos que postulemos nuestra

omnipotencia sensorial). En este sentido, todo conocimiento humano está sesgado por la

" experiencia biológica " humana. Además, todas las personas saben que en cualquier

situación dada solo son conscientes de algunos aspectos de los que sucede en el mundo:

aquellos a los que está prestando atención (cuando estoy escuchando una conferencia

generalmente "filtro" el ruido del aire acondicionado, o de los coches que pasan por la

calle, tampoco veo los detalles de la vestimenta de los asistentes o la decoración del

lugar , etcétera. ) . Así nuestra experiencia no solo está limitada a nuestras posibilidades

sino centrada en nuestros intereses. Por lo tanto, para producir un enunciado fáctico

sobre una situación sólo podré utilizar aquello que sea capaz de percibir y, de este
material potencial, sólo aquel que efectivamente he percibido: aquel sobre el que he fijado

mi atención. Pero el proceso no termina aquí, sino que es importante preguntarnos si los

límites de nuestro conocimiento de los hechos está dado únicamente por nuestro aparato

perceptual, y el sistema de " enfoque intencional ". En absoluto. Nuestros sistemas

conceptuales, nuestras expectativas, nuestro conocimiento previo, también determinan

aquello que somos capaces de percibir y, más aún, lo que podemos decir. La historia de

la ciencia es muy rica en ejemplos al respecto. (Ver recuadro: Cómo se construye un

hecho científico).

Para producir un enunciado fáctico hemos tenido que abstraer de la experiencia

algunos elementos que consideramos relevantes (que pertenecen al " campo conceptual"

del hablante). La decisión sobre qué va a ser considerado relevante, y en que grado, es

una decisión intelectual y lo empírica: el movimiento de los planetas fue relevante para los

griegos, no porque estos se movieran, sino porque la forma en que lo hacían chocaba con

las espectativas de perfección y armonía que ellos tenían; para los Chinos el tema carecía

totalmente de interés y nunca se pre-ocuparon por él. Para llegar a decir "He visto un

cuervo negro" es tan imprescindible contar con una buena visión como con el

conocimiento de las características que debe cumplir un ave para ser llamada cuervo

("cuervo" es una palabra que da cuenta de una categoría en una clasificación ornitológica)

y, por supuesto, conocer nuestra clasificación de los colores. Además, es necesario, que
concordemos con esas clasificaciones. Por lo tanto, podemos decir, que la producción de

enunciados fácticos no es precisamente una tarea sencilla e indiscutible. Tarea que tiene

mucho más que ver con poner el cerebro en funcionamiento que con " poner los pies en

la tierra" . La clase de enunciados fácticos que producimos está en relación directa con

nuestra formación intelectual, con las teorías que manejamos, con el conocimiento de los

aparatos que utilizamos. El siguiente ejemplo lo mustra claramente:

" Consideremos a dos microbiólogos. Están observando la preparación de

un porta objetos; si se les pregúnta lo que ven, pueden dar respuestas


distintas. Uno de ellos ve en la célula que tiene ante él un agrupamiento

de materia extraña: es un producto artificial, un grumo resultante de una


técnica de teñido inadecuada. (...) El otro biólogo identifica en dicho

coágulo a un órgano celular, un "Aparato de Golgi ". Este último sostiene

que "la regla establecida para detectar un órgano celular consiste en fijar

y teñir la preparación. ¿Por qué recelar de esta técnica suponiendo que

sólo brinda productos artificiales, mientras que otras revelan órganos

genuinos ?" ( (Norwood Russell Hanson. " Patrones de Descubrimiento.

Obsevación y Explicación", Ed. Alianza )

En el ejemplo de Hanson (totalmente real en la época del descubrimiento por parte

de Golgi del organelo que hoy lleva su nombre ), uno de los microbiólogos nunca

reconocerá la legitimidad del enunciado que dice : "He visto el órgano celular llamado

Aparato de Golgi", ya que para él esto no es un hecho en absoluto. Pasados unos años, y

en la medida que se afianzan las técnicas y teorías sobre la utilización del microscópio,

estas controversias irán desapareciendo y los enunciados fácticos sobre el Aparato de

Golgi serán absolutamente legítimos. Lo interesante es que en algún momento no lo

fueron, que para aceptarlos tuvimos que basarnos en un conjunto de teorías como la

óptica y en los fundamentos de la tinción de preparados (recordemos que A. Comte, el

fundador del positivismo, fue un gran enemigo del microscopio al que consideraba un

aparato metafísico).

Desde esta perspectiva los "hechos" no son cosas con las que tengamos contacto
directo, no son concebidos de una manera inmaculada, sino que resultan ser tales en un

desarrollo socio-histórico, para un a determinada perspectiva conceptual ( por ejemplo,

los enunciados sobre el "inconsciente" sólo son legítimos y responden a "hechos" para

aquellos que aceptan las teorías freudianas ).

Los "hechos" puros, independientes del conocimiento y del lenguaje, no toman parte

en los debates científicos, ni en ninguna discusión verbal. Así que mal pueden servirnos

en una polémica, salvo que intentemos una táctica maniquea consistente en apropiarnos

de los "hechos", es decir, considerar como tales sólo a los que producimos nosotros

desde nuestro particular sistema de creencias. Para los positivistas y cientificistas de todo
cuño sólo son "hechos" los sucesos que ellos designan como tales, pues se consideran

a sí mismos los únicos " voceros autorizados" de la realidad. Este tipo de concepciones
son el paso previo hacia el fundamentalismo teórico, que lejos de promover el espíritu

crítico, lo deja en la estratosfera mientras mientras queda anclado en la tierra


La construcción de un hecho científico **

Galileo sabía perfectamente que la evidencia de los sentidos es

contraria al movimiento de la tierra, al menos en principio y bajo la

interpretación aristotélica. Expresa este punto de vista claramente

cuando dice: "Pues los argumentos contrarios a la rotación de la

tierra que hemos examinado son muy plausibles, como hemos

visto, y el hecho de que tolemáicos y aristotélicos y todos sus

discípulos los tomen como concluyentes, es en verdad firme

argumento de su efectividad. Pero las experiencias que

contradicen el movimiento anual son tanto más grandes en su

fuerza evidente, que, lo repito, mi asombro no reconoce límites

cuando pienso que Aristarco y Copérnico pudieron hacer de la

razón la conquistadora de los sentidos, al punto que, a

despecho de los segundos, la primera se erigió en señora de

sus creencias "


Los que conocen algo de historia de la ciencia saben que no fue

Copérnico el primero que propuso un sistema astronómico con una

tierra móvil. Muchos siglos antes que él los pitagóricos ya hablaban

de una tierra esférica y móvil; también Aristarco de Samos, unas

generaciones después de Aristóteles retomó la concepción según la

cual la tierra gira sobre su eje y tiene un movimiento de traslación

anual alrededor del sol. Sin embargo la posición de Aristarco no

gozó del apoyo de los sabios de la antiguedad.¿Por qué la

concepción de Aristarco fue rechazada? La historia tradicional de la

ciencia, nos dice que se debió a que los antiguos eran incapaces de

darse cuenta de los hechos y solo se guiaban por la autoridad de

Aristóteles. Sin embargo, este punto de vista, ha pasado a ser


considerado absurdo por otros estudiosos que revisaron en este

** Este artículo no ha sido editado antes del presente volumen


siglo los argumentos que se sostenían para negar el movimiento de

la tierra. A saber:
a) Ninguna persona honesta ha dicho que ha experimentado, o ha
tenido sensación física alguna que implicara el movimiento de la

tierra. "La idea de una tierra girando le parecía a la mayoría de los

antiguos ( y a los contemporáneos no alfabetizados o pertenecientes

a otras culturas) demasiado intrincada intelectualmente y

observacionalmente sin fundamento. En la época de Aristólteles ya

se sabía que la tierra era un objeto inmenso. En la superficie de una

esfera tan grande habrían de observarse efectos notorios debido a la

rotación. Ciertamente habríamos de atravesar girando más de

38.000 Km en menos de 24 horas, una velocidad absoluta de

1.600 Km/h. Si se puede sentir el efecto de correr a 16 Km/h o de

cabalgar a 32 Km/h cuánto más habría de sentirse una velocidad de

1600 Km/h. Estos análisis han llevado a muchos historiadores y

filósofos a decir que no cabe duda que la concepción de una tierra

inmovil , " en ese contexto, era la hipótesis observacionalmente bien

fundamentada, la más simple y la más racional ". (Norwood Russell

Hanson, Constelaciones y conjeturas. Ed. Alianza )


b) Si la tierra se moviera debería observarse el " paralaje estelar" -
que es el nombre del fenómeno de desplazamiento aparente de un

objeto que sucede cuando se lo observa desde dos posiciones

distintas. Sin embargo la geometría interna de las constelaciones

permanece rígida, nunca se la ve cambiar, es decir, el paralaje no se

observa. Debe concluirse que la tierra no se mueve. (El paralaje se

observó muchísimos años después de la muerte de Galileo cuando

se pudo mejorar el telescopio, gracias a los avances de la teoría

óptica).
c) Además, si se arroja un objeto hacia arriba en línea recta, el
objeto asciende, por ejemplo durante 2 segundos y tarda un tiempo
similar en el descenso; en esos 4 segundos la tierra habrá

desplazado el punto desde donde se arrojó el objeto unos 1800

metros. No obstante el objeto no cae casi a 2 Km del punto original:

lo hace muy cerca de él. Esto muestra que la tierra no se ha movido.


d) Finalmente ¿Cómo puede girar la tierra a esta tremenda
velocidad de 1600 Km por hora y, sin embargo, no oímos silbar el

aire detrás de sí? o "¿Cómo explicar que los pájaros vuelen tanto

hacia el oeste como hacia el este, si la tierra gira a una velocidad tan

enorme que nos obligaría a ver pasar a los pájaros siempre hacia el

mismo lado?". (El Nacimiento de la Nueva Física, B Cohen,

EUDEBA1.

Para los antiguos era un hecho que la tierra se encontraba inmóvil

en el centro del universo, todas las ideas en contrario fueron

rechazadas porque no coincidían con las observaciones y las teorías

físicas disponibles en aquel momento. Sólo la leyenda cientificista

firmemente arraigada en nuestra sociedad, pudo presentar el debate

en términos de unos fanáticos que sólo veían por lo ojos de

Aristóteles y que se negaban a oir "la voz de la razón".

Para los griegos de la antigüedad clásica, así como para los sabios

medievales, la concepción más racional que coincidía con las

observaciones era la que brindaba la astronomía geocéntrica. Como

nos dice el historiador Bernard Cohen: "Es evidente que nuestras

ideas habituales no explican los hechos observados en la

experiencia cotidiana, en una Tierra que gira sobre si misma o se

mueve en una órbita. No es posible dudar, por lo tanto, de que pasar

de la concepción de una tierra inmóvil a una Tierra en movimiento,

debía provocar el nacimiento de una nueva física. "

Recién a fines del siglo XVII Newton termina de dar forma al modelo
heliocéntrico de Copérnico, basándose en los geniales aportes de

Galileo y Kepler (que, dicho sea de paso, F. Bacon -el campeón del
método "observacional"-, rechazó) . La nueva teoría del movimiento

incluyó el muy abstracto concepto de inercia lineal y la teoría

gravitatoria sólo puede ser desarrollada luego de la invención del

cálculo de fluxiones (hoy llamado cálculo diferencial e integral).

Sólo cuando la teoría newtoniana se establece en el siglo siguiente,

y sin dificultades y oposiciones férreas; el movimiento de la tierra

pasa a ser un " hecho innegable " y los científicos pueden dar cuenta

y responder a las objeciones de los aristotélicos ( que en su mayoría

habían muerto)

En la actualidad ya no quedan partidarios de la física aristotélica

entre los científicos, pero son muchas las personas en este enorme

mundo que siguen sosteniendo los argumentos aristotélicos. Es

más, entre los sostenedores del movimiento de nuestro planeta son

muy pocos los que pueden refutar los argumento esgrimido por los

partidarios del modelo geocéntrico (para el lector puede ser un

provechoso divertimento de fin de semana: un Tour a la

Estratósfera Teórica).

Este pequeño paseo por la historia de la física nos muestra cómo se

construyó el enunciado fáctico que dice algo tan "sencillo" como: " la

tierra se mueve". También, nos lleva a pensar que la ciencia va

mucho más allá de las observaciones y generalizaciones de la

literatura cientificista, y que esta incluye como "ingrediente

fundamental" la producción de teorías de gran potencia explicativa,

que son el producto de actividad creativa humana.Además,, nos

lleva a reflexionar sobre los argumentos "concretos" y "evidentes" y

sus peligros. Y ver que es necesario el desarrollo del pensamiento

crítico para poder superar el punto de vista ingenuo, típico de los que

creen que los "hechos" son cosas sólidas a las que accedemos
directamente y que prefieren tener los pies en la tierra que volar por

las alturas del pensamiento abstracto.

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