América L
Vegas y Santibáñez
E La promesa del
n América Latina y el Caribe, gran cantidad de niños pequeños no reciben nutrición,
estímulos ni cuidados adecuados, mientras que la investigación ha demostrado que el
desarrollo en la primera infancia afecta enormemente los resultados de la vida futura de
una persona, incluidos los aspectos de salud, educación y acceso a buenos trabajos. La promesa del
desarrollo en la
desarrollo en la primera infancia en América Latina y el Caribe presenta opciones para implementar
intervenciones efectivas en la niñez temprana, las cuales son muy prometedoras para garantizar
“Más de 300.000 niños menores de cinco años mueren cada año en América Latina, más de 9
millones padecen desnutrición severa y 22 millones no asisten al preescolar. Por consiguiente,
no reciben ningún tipo de estímulo intelectual antes de ir a la escuela primaria. Yo sueño con primera infancia
en América
un mundo donde estos niños disfruten iguales oportunidades. Para que eso sea verdad, debemos
invertir en el desarrollo en la niñez temprana. Esta es la mejor manera de reducir la pobreza y la
desigualdad y permitir que todos los niños alcancen su máximo potencial. En una época en que el
mundo se está volviendo más desigual, la historia nos juzgará a todos por los pasos concretos que
Latina y el
demos para cambiar y mejorar a la sociedad. Esta obra debe ser de lectura obligatoria para todos
los líderes y legisladores políticos del mundo. Mi compromiso es mejorar la vida de los niños y los
invito a unirse conmigo para hacer una diferencia positiva en sus vidas. Ellos merecen lo mejor”.
Shakira, artista; fundadora y activista, Fundación ALAS
Caribe
“Las múltiples dimensiones del desarrollo en la primera infancia (DPI): cognitivo, socioemocional,
físico, se ven cada mes más como fundamentales para la educación, la productividad y la salud en
todo el ciclo de vida y a través de las generaciones. La promesa del desarrollo en la primera infancia en
América Latina y el Caribe busca ayudar a cerrar las brechas que existen en el conocimiento sobre
el DPI y las políticas relacionadas en América Latina y el Caribe, mediante la síntesis de evidencia
existente de la región y el resto del mundo, elaborando un marco de referencia analítico de carac-
terizaciones y estudios empíricos. Emiliana Vegas, Lucrecia Santibáñez y sus colaboradores deben
recibir felicitaciones por avanzar de manera tan admirable para brindar una perspectiva sistemática Emiliana Vegas y Lucrecia Santibáñez
y cuidadosa sobre el importante tema de la DPI en América Latina y el Caribe, en relación con lo
que sabemos actualmente y cómo podemos aprender más en el futuro. Esta es una obra valiosa no
solamente para aquellos interesados en la DPI sino para quienes están interesados más ampliamente
en el desarrollo económico”.
Jere Behrman¸ Universidad de Pennsylvania
ISBN 978-958-8307-78-7
9 789588 307787
La promesa del desarrollo en la primera
infancia en América Latina y el Caribe
© 2010 The International Bank for Reconstruction and Development/The World Bank
This work was originally published by the World Bank in English as The Promise of
Early Childhood Development in Latin America and the Caribbean. This Spanish trans-
lation was arranged by Mayol Ediciones. Mayol Ediciones is responsible for the quality
of the translation. In case of any discrepancies, the original language will govern.
Derechos y autorizaciones
El material de este libro está protegido por derechos de autor. La copia o transmisión
no autorizada de partes de esta obra o del total de ella puede constituir violación de
las leyes aplicables. El Banco Mundial estimula la difusión de esta obra y normalmente
concederá la autorización con prontitud.
Para obtener autorización de fotocopiar o reimprimir cualquier parte de esta obra, por
favor enviar una solicitud con información completa al Copyright Clearance Center,
Inc., 222 Rosewood Drive, Danvers, MA 01923, USA, teléfono 978-750-8400, fax 978-
750-4470, www.copyright.com.
Todas las demás averiguaciones sobre derechos y licencias, inclusive derechos subsidia-
rios, deben dirigirse a la Office of the Publisher, World Bank, 1818 H Street, NW, Wash
ington, DC 20433, USA, fax 202-522-2422, E-mail: pubrights@worldbank.org.
ISBN 978-958-8307-78-7
Job Creation in Latin America and the Caribbean: Trends and Policy
Challenges (2009). Carmen Pagés, Gaëlle Pierre y Stefano Scarpetta.
*Raising Student Learning in Latin America: Challenges for the 21st Cen-
tury (2007). Emiliana Vegas y Jenny Petrow.
*Lessons from NAFTA: For Latin America and the Caribbean (2004).
Daniel Lederman, William F. Maloney y Luis Servén.
*Is Geography Destiny? Lessons from Latin America (2003). John Luke
Gallup, Alejandro Gaviria y Eduardo Lora.
Agradecimientos xv
Siglas y abreviaturas xvii
Introducción xix
6 Conclusión 127
Esfuerzos actuales y registro de su seguimiento 128
El camino por recorrer: ampliar los servicios de DPI en
la región 129
Pasos hacia el futuro 133
Apéndices 135
Apéndice 1. Datos sobre indicadores del DPI en América
Latina 135
Apéndice 2. Descripciones detalladas de programas
de desarrollo en la primera infancia 150
Referencias 167
Cuadros
1.1 Pruebas psicométricas de uso más común en evaluaciones de DPI 17
GrÁFICOS
1.1 Desarrollo en la primera infancia: marco de referencia analítico 6
4.2 Gasto público en educación primaria como una parte del PNB,
2004 61
4.3 Inversión pública en DPI como un porcentaje del PIB en la OCDE,
2007 62
4.4 Medidas iniciales del Programa de Cuidadores Temporales
en Santa Lucía 72
RECUADROS
3.1 Interpretación de estudios existentes sobre intervenciones en DPI 49
Este libro fue preparado por un equipo integrado por personal y con-
sultores del Banco Mundial bajo la guía de Evangeline Javier (Directora
de Desarrollo Humano), Augusto de la Torre (Economista Jefe, Región de
América Latina y el Caribe), Keith Hansen (Director Sectorial de Salud),
Helena Ribe (Directora Sectorial de Protección Social), Eduardo Vélez-
Bustillo (Director Sectorial de Educación) y Jennie Litvack (Economista
Jefe de Desarrollo Humano). Jesko Hentschel (Jefe Sectorial de Desarro-
llo Humano) brindó asistencia técnica en las etapas iniciales del libro.
El equipo incluyó a: Emiliana Vegas (Economista Sénior de Educa-
ción, Jefe de Equipo del Proyecto, LCSHE), Lucrecia Santibáñez (consulto-
ra, Fundación Idea, México), Bénédicte Leroy de la Brière (Economista
Sénior de Protección Social, LCSHS), Alejandro Caballero (Profesional Jo-
ven, LCSHE), Domenec Ruiz-Devesa (JPA, LCSHD) y Julien Alexis Hautier
(consultor, LCSHE). Ada Rivera, Viviana A. González y Natalia Moncada
(asistentes del programa, LCSHD) ayudaron en la preparación y procesa-
miento del documento. El libro se basa en varios documentos de: Erika
Dunkelberg, Instituto Nacional de Salud Pública de México, Emily Var-
gas-Barón y Hernán Winkler. El equipo también se benefició de los co-
mentarios y sugerencias de Christine Lao Peña (Economista Sénior de
Desarrollo Humano, LCSHH), Alessandra Marini (Economista, LCSHS),
Christel Vermeersch (Economista, LCSHE) y Norbert Schady (Economis-
ta Sénior, DECRG). Nazumi Takeda (consultor, LCSHD) y Peggy McInerny
(consultora, HDNED) colaboraron con la edición del manuscrito para su
publicación.
El equipo agradece la colaboración de sus pares revisores –Hiro Yo
shikawa (Profesor de Educación, Harvard Graduate School of Education),
Vicente Paqueo (Coordinador Sectorial de país, EASHD) y Mary Eming
Young (Especialista Líder, HDNCY)– cuyos valiosos comentarios contribu-
yeron enormemente para mejorar los borradores iniciales de la obra.
HDNCY*
Unidad para el Niño y el Joven, Departamento de
Desarrollo Humano, Banco Mundial
HS* Secundaria
HOME Home Observation for Measurement of the Environment,
escala de calificación
JPA* Profesional Junior Asociado
JSLC Jamaica Survey of Living Conditions
JUNJI Junta Nacional de Jardines Infantiles
LAC Oficina Regional para América Latina y el Caribe, Banco
Mundial
LCSHE Departamento de Desarrollo Humano, Sector Educativo,
Región de América Latina y el Caribe, Banco Mundial
LCSHH Departamento de Desarrollo Humano, Sector Salud,
Región de América Latina y el Caribe, Banco Mundial
LCSHS Departamento de Desarrollo Humano, Sector de la
Protección Social, Región de América Latina y el Caribe,
Banco Mundial
MMR* sarampión, paperas y rubéola (vacuna triple viral)
MDE Ministerio de Educación
MDS Ministerio de Salud
NICHD National Institute of Child Health and Human
Development
OCDE Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos
ODM Objetivos de Desarrollo del Milenio
OEA Organización de Estados Americanos
ONG Organización no Gubernamental
ONU Organización de la Naciones Unidas
PISA* Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes
PNB Producto Nacional Bruto
PPVT* Test de Vocabulario en Imágenes de Peabody
PRONOEI Programa no formal de Educación Inicial
SEDLAC* Base de Datos Socioeconómica para América Latina y el
Caribe, base de datos del Banco Mundial
SERNAM Servicio Nacional de la Mujer (Chile)
SISBEN Sistema para la Selección de Beneficiarios, Colombia
UNESCO* Organización de las Naciones Unidas para la Educación,
la Ciencia y la Cultura
UNICEF* Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia
WOC Women’s Infants and children’s Program
Este libro trata de cerrar las brechas en el conocimiento sobre los es-
fuerzos para el desarrollo de la primera infancia (DPI), en América Lati-
na y el Caribe, mediante la revisión de una selección de programas de
DPI de la región, incluidos aquellos sobre educación, salud y nutrición, y
extrayendo lecciones relacionadas con su diseño, implementación e ins-
titucionalización. La obra estudia evidencia existente sobre el impacto
de los programas en todo el mundo, que apoyen a los niños durante el
período desde antes de nacer hasta la edad de seis años, incluidos pro-
gramas en naciones desarrolladas y en desarrollo. Presenta un análisis
basado en evidencia convincente para una mayor inversión en programas
de DPI en América Latina y el Caribe, a la vez que resalta la necesidad
de evaluaciones más rigurosas y una contabilidad de costos más exacta
para dichos programas. Mejores evaluaciones y seguimiento de costos
generarán mejores datos sobre la manera de diseñar, financiar y brindar
calidad efectiva a los programas de DPI, para todos los niños de la región,
especialmente los de familias de bajos ingresos.
Después de desarrollar un marco de referencia analítico para exami-
nar los resultados del DPI, el estudio examina muy de cerca el contexto
micro y macro en los países de América Latina y el Caribe. Con base
en esto, se plantea aumentar las inversiones de DPI en la región, particu-
larmente las que tienen como objetivo a los niños pobres (y sus padres)
y en desventaja, en edades muy tempranas. Luego, el libro presenta la
evidencia disponible en intervenciones de DPI alrededor del mundo, con
resultados detallados de programas en Estados Unidos (Perry Preschool,
Carolina Abecedarian, Chicago Child-Parent, Head Start y Early Head
Start), países de la OCDE, Filipinas, Uganda, Turquía y Vietnam.
Con base en estos programas fuera de la región, el estudio examina
luego intervenciones de DPI contemporáneas y su impacto en América
Latina y el Caribe. Una conclusión importante de este análisis es que
cada país de la región se beneficiaría del desarrollo de políticas de DPI na-
1 Ver Heckman 2006 Cunha y otros 2005; Cunha y Heckman 2007; Carneiro y
Heckman 2003.
Durante todo el tiempo que se han tenido a disposición datos sobre los están-
dares de vida, América Latina y el Caribe ha sido una de las regiones del mun-
do con mayores desigualdades. Con excepción de África subsahariana, esto es
válido en relación con casi todos los indicadores concebibles, desde los gastos
de consumo sobre ingresos hasta las medidas de influencia política y voz y la
mayoría de resultados en salud y educación (De Ferranti y otros 2003).
Programas de DPI
La mayoría de programas que apoyan el desarrollo en la primera infan-
cia en la región son esfuerzos independientes que varían en amplitud,
servicios ofrecidos y modo de prestación de dichos servicios. Además,
la cobertura de los servicios de DPI en América Latina sigue siendo baja:
los programas existentes solamente llegan a una pequeña fracción de las
poblaciones beneficiarias potenciales, especialmente entre los niños y ni-
ñas más pequeños. La mayoría de estos programas tienen metas comu-
nes, como: i) fortalecimiento del desarrollo infantil temprano en la vida,
incluido el desarrollo socioemocional y cognitivo, crecimiento físico y
bienestar; ii) ampliación de los cuidados prenatales de la madre con servi-
cios e información que fortalezcan la probabilidad de dar a luz a un bebé
saludable; y iii) educación para los padres y/o cuidadores sobre mejores
prácticas de crianza, salud e higiene, lo mismo que brindarles la oportuni-
dad de participar en la fuerza laboral. Los programas de DPI en la región
afectan, por consiguiente, a los niños desde su nacimiento hasta la edad
de 6 años, a sus madres, cuidadores, guarderías, preescolares, centros de
salud y comunidades.
Implicaciones de política
Con base en la amplia evidencia de los numerosos beneficios de las in-
tervenciones de DPI en naciones desarrolladas y en desarrollo, el PDI debe
ser una prioridad nacional en América Latina y el Caribe. Las interven-
ciones de DPI ofrecen una herramienta particularmente importante para
reducir las brechas sociales y de ingresos entre poblaciones pobres y no
pobres de la región, cada vez más difíciles de superar. Además, dichas
intervenciones parecen ser más efectivas en costos que muchas otras que
tratan de mejorar las condiciones de los pobres más adelante en su vida.
Finalmente, los programas de DPI son una herramienta importante para
retirar los obstáculos más sobresalientes para el desarrollo de los niños
de la región; en otras palabras, desnutrición, enfermedades, retraso en el
desarrollo y analfabetismo.
A los países de América Latina y el Caribe se les anima a desarrollar
políticas de DPI nacionales, para ampliar efectivamente las inversiones en
esos programas. En su forma ideal, dichas políticas crean vínculos entre
diferentes áreas de política que afectan a los niños y niñas, incluido ser-
vicios de salud, nutrición, educación, acueducto, higiene, alcantarillado
y protección legal. En otras palabras, las políticas nacionales son multi-
disciplinarias y multisectoriales, y brindan un marco de referencia que
puede coordinar el trabajo de los diferentes sectores del gobierno que
necesitan prestar servicios integrados de DPI.
que incluye la adquisición del lenguaje y nivel cultural; ii) desarrollo so-
cioemocional, que incluye la capacidad para socializar con los demás; y
iii) crecimiento y bienestar físico, que incluyen estatura, peso, estado nu-
tricional y otros indicadores de la condición física. Aunque se enumeran
por separado en este texto, los tres resultados se consideran interdepen-
dientes, especialmente el desarrollo cognitivo y socioemocional.
El marco de referencia analítico que se propone aquí para analizar
los resultados del DPI comienza por reconocer que el desarrollo del niño
no ocurre en un vacío. En cualquier país, el contexto macro (es decir, el
contexto económico, político y social) afecta la naturaleza y el alcance
de las políticas sociales, las cuales inciden directamente sobre el bien-
estar de los niños, el tipo de programas disponibles para los pequeños
y sus cuidadores, y las organizaciones que traducen estas políticas en
programas para los niños menores. En el contexto micro –la interac-
ción entre un niño y su cuidador(a) primario(a) durante los primeros
años– ubica al infante en una trayectoria que afecta su desarrollo futu-
ro. Además, la disponibilidad de programas, servicios y políticas dirigi-
das a los niños, sus cuidadores, o ambos, afectan esta interacción y su
trayectoria.
El gráfico 1.1 muestra el marco de referencia analítico. En el óvalo del
centro están los tres resultados clave del DPI: desarrollo cognitivo, desa-
rrollo socioemocional y crecimiento y bienestar físico. El contexto del DPI
–en el nivel macro del país (economía, política y cultura) y el nivel micro
de la familia– se indica en el recuadro de la esquina superior izquierda. El
recuadro de la esquina inferior izquierda ilustra que las políticas del DPI
(incluidas las intervenciones en salud, nutrición, educación y alivio de la
pobreza) también tienen impacto sobre los resultados del DPI. Finalmente,
el óvalo en el extremo derecho muestra los principales resultados para la
vida que, de acuerdo con investigaciones empíricas, reciben la influencia
de los resultados del DPI. Estos resultados incluyen, entre otros, niveles de
escolaridad, salud, fertilidad, ingresos y otros indicadores del mercado
laboral, al igual que la probabilidad de involucrarse en comportamientos
arriesgados (por ejemplo, delincuencia).
A nivel macro, los niños nacidos en países en desarrollo tienen más
probabilidad de estar desnutridos, ser pobres y tener menos acceso a la
educación y otros servicios que los niños nacidos en naciones desarrolla-
das. A nivel micro, tienen más probabilidad de nacer en familias cuyos
jefes de hogar tienen menos educación y perciben ingresos más bajos. No
sólo el contexto afecta el DPI en forma directa, sino que también se afecta
indirectamente a través de su impacto sobre las políticas del DPI en un
país dado. Estas políticas, determinadas por el contexto a nivel macro,
también afectan los resultados del desarrollo inicial de los niños. La fle-
cha entre el recuadro inferior izquierdo y el óvalo de los resultados del DPI
ilustra esta relación. Por consiguiente, la cantidad de fondos invertidos
CONTEXTO
Macro (a nivel de país)
– Crecimiento y desarrollo
económico
– Pobreza
– Compromiso político y
social con el DPI
– Creencias culturales
– Diversidad étnica y racial
– Participación femenina en RESULTADOS
la fuerza laboral DEL DESARROLLO RESULTADOS
– Derechos humanos EN LA PRIMERA DE VIDA
Micro (a nivel de familia) INFANCIA
– Características de la familia Escolaridad
– Antecedentes socioeco- Desarrollo Salud
nómicas cognitivo
– Salud materna Fertilidad
– Salud y nutrición del niño Desarrollo Ingresos
– Ingresos familiares socioemocional Comportamientos
– Educación y empleo de los arriesgados
padres Crecimiento
– Prácticas de paternidad/ y bienestar
entorno familiar físico
POLÍTICAS DE DPI
– Salud, higiene y nutrición
– Educación
– Alivio de la pobreza
Salud materna
La salud física de una madre, medida por el nivel nutricional actual y
pasado, es una determinante importante de si llegará con su embara-
inversiones que hacen en sus hijos. Estas evaluaciones tienen en cuenta cuánto
sentido tienen las inversiones para los padres y sus hijos en el futuro. Las evalua-
ciones involucran el conocimiento de los padres sobre los rendimientos de dichas
inversiones potenciales, al igual que las restricciones relacionadas. La capacidad
de los padres para invertir en sus hijos está restringida, además, por recursos como
el dinero y el tiempo, que están disponibles para ellos y los costos asociados con
las inversiones.
6 Cunha y Heckman (2007) se refieren al accidente del nacimiento como el lugar o
la situación donde nace un niño. Quienes nacen en hogares pobres tienen más pro-
babilidad de contar con menos oportunidades para desarrollar sus capacidades.
desarrollo del niño y los conceptos de crianza sobre la calidad del entor-
no hogareño y los resultados cognitivos de los hijos. Encontraron que en
estas áreas las medidas del conocimiento materno estaban significativa-
mente asociadas con la calidad del entorno hogareño y varios problemas
conductuales del niño a los 12 meses. Otro estudio (Ricketts, 2006) de-
mostró que las madres y padres más pobres interactúan con sus hijos con
menos frecuencia que los que tienen ingresos más altos. Adicionalmente,
las madres y padres más jóvenes y más educados fueron más interactivos
con sus hijos; es decir, los monitorearon en un mayor grado y los disci-
plinaron de una manera más positiva. Las madres y padres con ingresos
bajos usaron con mayor frecuencia el castigo físico con sus hijos, discu-
siones y gritos.
Finalmente, si la experiencia se vive a edad temprana, la violencia fa-
miliar aumenta la posibilidad de problemas mentales para los hijos más
adelante en su vida. Además, la violencia se trasmite entre generaciones:
las hijas de madres que han experimentado abusos tienen más probabi-
lidades de ser víctimas de la violencia en sus propias vidas, y sus hijos
tienen más probabilidad de convertirse en abusadores. Adicionalmente,
los niños nacidos en hogares violentos tienen menos posibilidad de re-
cibir cuidado adecuado y más probabilidad de morir jóvenes (Heaton y
Forste, 2008).
fancia son una intervención en el DPI que se utiliza a nivel mundial para
garantizar la salud de las generaciones jóvenes.
Alivio de la pobreza
Los programas para el alivio de la pobreza están diseñados específicamen-
te para ayudar a individuos, familias y comunidades. Estos programas
pueden incluir componentes como trasferencias de efectivo, capacitación
para la vida y medios de subsistencia, microfinanzas y otros mecanismos
dirigidos a ayudar a los pobres a salir de la pobreza. El acceso a tales pro-
gramas y la eficiencia relativa de sus objetivos puede brindar a los niños
un apoyo vital desde antes de nacer hasta la edad de seis años: el período
sensible durante el cual los resultados del desarrollo que se generan afec-
tarán la salud, los ingresos y el bienestar posteriores.
del DPI, y generará datos que podrían recopilarse con regularidad. El tra-
bajo para alcanzar un instrumento de esta naturaleza es un esfuerzo con-
tinuo para los expertos en desarrollo en la primera infancia. Legisladores
y expertos están de acuerdo en que un indicador o un instrumento de esta
clase podrían contribuir significativamente a defender la política basada
en evidencias, la toma de decisiones y la planificación de políticas para el
desarrollo en la primera infancia. Se espera que este tipo de instrumento
se estandarice y luego se emplee para monitorear el progreso del desarro-
llo del niño en cualquier comunidad, distrito o nación del mundo.
Índices de pobreza
En 2005, el número de personas en condiciones de pobreza en América
Latina y el Caribe fue 17% de la población, aunque sólo 8,2% vivía en
pobreza extrema (Banco Mundial, Indicadores del Desarrollo Mundial).1
En 2006, Chile con 2,4%, México, 4,8% y Uruguay, 4,2% obtuvieron los
porcentajes más bajos de población pobre en la región, según la misma
fuente.
La región también tiene una proporción considerable de niños me-
nores de 5 años que viven en situación de pobreza (menos de US$1 por
día), ligeramente más de 10% en 2004 (ver gráfico 2.1). Sin embargo, los
promedios enmascaran amplias disparidades en la región; por ejemplo, al
usar encuestas nacionales de 2005 y 2006, se estima que menos de 10%
de los niños con edades entre 0 y 6 años vivían en la línea de pobreza o
por debajo de ésta en Chile y Costa Rica, mientras que esta cifra se acerca
a 50% en Bolivia, El Salvador, Nicaragua y Perú (estimados del Banco
Mundial usando datos de CEDLAS).
Muchos países en América Latina y el Caribe tienen índices de pobre-
za relativamente bajos entre la población en general, pero esos índices
son mucho más altos entre los niños de 0 a 6 años. En Brasil, por ejemplo,
el índice general de pobreza es de 16%, mientras que el índice de pobreza
en los niños es de 31%. Cuando se utiliza el PIB per cápita para crear una
línea de tendencia de la pobreza (ver gráfico 2.2), puede verse que Brasil,
El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Perú y la República Boliva-
riana de Venezuela tienen más niños viviendo en condiciones de pobreza
Asia meridional
África subsahariana
Promedio global
0 10 20 30 40 50
Porcentaje
Gráfico 2.2 Índices de pobreza medidos por el PIB per cápita, 2007
60
Nicaragua
50 El Salvador Perú
Bolivia Guatemala
Porcentaje que vive en la pobreza
40 Venezuela, R.B. de
Honduras
Ecuador
Brasil
30
Paraguay Colombia
Panamá
México
Uruguay
20
10 Costa Rica
Chile
0
0 1.000 2.000 3.000 4.000 5.000 6.000 7.000 8.000 9.000 10.000
PIB per cápita (US$ corrientes)
Fuente: cálculos del Banco Mundial usando datos de encuestas en hogares (CEDLAS y Banco
Mundial, 2007). (Ver apéndice 1)
2 Obsérvese que cuando se estima una línea de tendencia, los casos siempre estarán
por encima y por debajo de ella. Si en lugar de trazar gráficos de los índices de
pobreza con el PIB per cápita se usara otro indicador, como el logaritmo del PIB,
es posible que surja una imagen diferente. Por tanto, probablemente no se debe
hacer demasiado énfasis en los puntos que están apenas un poco por encima o por
debajo de la línea de la tendencia. Los autores agradecen a un revisor anónimo
por establecer este punto, y señalan que este capítulo se concentra sólo en los casos
más extremos revelados por las líneas de tendencia estimadas.
3 Carneiro y Heckman (2003) encontraron que las destrezas cognoscitivas entre ni-
ños pequeños diferían por clase socioeconómica a la edad de seis años. Heckman
(2006), usando datos de la Encuesta Longitudinal Nacional de Estados Unidos
y pruebas matemáticas aplicadas a la edad de 6, 8, 10 y 12 a niños de diferentes
grupos socioeconómicos, demostraron brechas sustanciales entre los grupos de
ingresos. Su estudio demostró que estos gradientes socioeconómicos en los resul-
tados persistían y se ampliaban con el paso del tiempo.
80
Perú Chile
% de población (25 años) al menos
70
con escuela secundaria completa
Argentina
60 Bolivia Colombia
Panamá
El Salvador Ecuador Brasil
50
Rep. Dominicana
Paraguay Uruguay
40 Costa Rica
México
30 Venezuela, R.B. de
Guatemala
Nicaragua
20 Honduras
10
0 1.000 2.000 3.000 4.000 5.000 6.000 7.000 8.000
PIB per cápita 2005 (US$ corrientes)
Fuente: datos del Banco Mundial usando datos de encuestas en hogares SEDLAC (CEDLAS y
Banco Mundial, 2007).
45
% de población pobre (25 años) por lo menos
40 Colombia
con la escuela secundaria completa
35
Rep. Dominicana
30
25 Argentina
Chile
Perú
20 El Salvador Ecuador
Bolivia Costa Rica
15 Paraguay Brasil México
Panamá
10 Nicaragua Venezuela, R.B. de
5 Guatemala
Honduras Uruguay
0
0 1.000 2.000 3.000 4.000 5.000 6.000 7.000 8.000
Fuente: cálculos del Banco Mundial usando datos de encuestas en hogares SEDLAC (CEDLAS
y Banco Mundial, 2007).
Creencias culturales
Las creencias culturales, incluidas las que se refieren a la crianza, la mater-
nidad y el papel de la mujer en la sociedad, también afectan directamente
las políticas del gobierno para las intervenciones en la primera infancia.
Estas creencias influyen en si las familias perciben algún valor en enviar a
sus hijos al preescolar, apoyan la participación de las mujeres en la fuer-
za laboral y su enfoque para la crianza (el cual puede ser desde castigo
hasta apoyo). En una muestra reciente de familias chilenas pobres, por
ejemplo, 90% de las razones que informaron para no matricular a sus
hijos entre 4 y 6 años de edad en el preescolar están relacionadas con la
percepción cultural de que los niños eran demasiado pequeños o estaban
mejor cuidados en casa. Resultó interesante que la falta de preescolares o
restricciones financieras no fueran razones citadas para no matricular a
esos niños (Galasso, 2006).
70 Bolivia
Paraguay Perú
60
Mujeres empleadas (%)
Guatemala México
50 Nicaragua
Argentina
40 Rep. Dominicana
Venezuela, R.B. de
30 El Salvador Brasil
Chile
Uruguay
20
10
0
0 2.000 4.000 6.000 8.000 10.000
PIB per cápita 2006 (US$ corrientes)
Fuente: cálculos del Banco Mundial usando datos de encuestas nacionales SEDLAC (CEDLAS
y Banco Mundial, 2007).
Salud y nutrición
Como se indicó en el capítulo 1, una salud y nutrición adecuadas son
muy importantes para lograr resultados positivos en el desarrollo en la
primera infancia. Cuando los niños están desnutridos, su desarrollo físico
y cognitivo se detiene. Por consiguiente, la desnutrición limita la capaci-
dad de un infante para alcanzar su mayor potencial. En consecuencia, las
políticas de DPI se esfuerzan por mejorar la nutrición de los niños al igual
que en las mujeres embarazadas y lactantes. Sin embargo, en algunos
países la persistencia de desnutrición, niños con bajo peso y bebés con
bajo peso al nacer plantea grandes desafíos para un desarrollo adecuado
en la infancia.
Por ejemplo, estudios de niños con bajo peso al nacer en Brasil, Gua-
temala y Jamaica, en los que se comparó a estos infantes con bebés na-
cidos con peso normal, demostraron que los primeros tenían niveles de
desarrollo más bajos, incluidas menos capacidades para resolver proble-
mas a los 7 meses, puntajes cognitivos más bajos a las edades de 2 y 3
años, y se mostraban más inhibidos en sus interacciones sociales (Walker
y otros, 2007). Incluso cuando se controlan otros factores, como edu-
cación de los padres y raza, el bajo peso al nacer ha demostrado tener
efectos importantes y estadísticamente significativos sobre los puntajes
en capacidad conflictiva y pruebas verbales a las edades de 2, 3 y 5 años
(Keating y Hertzman, 1999).
Como se presenta en el cuadro 2.1, cerca de 10% de la población
infantil en América Latina y el Caribe, en promedio, se caracteriza por
registrar un bajo peso al nacer; alrededor de 5% de los infantes siguen
teniendo bajo peso a la edad de 4 años y, además, casi 12% de los niños
en ALC están desnutridos. Aunque estos indicadores se comparan favora-
blemente con otras regiones en desarrollo, también señalan que millones
de niños de esta región padecen de alguna forma de desnutrición.
Obsérvese que los promedios regionales que aparecen en el cuadro
2.1 anterior ocultan variaciones importantes por país. En Chile, la Repú-
blica Bolivariana de Venezuela y Uruguay, por ejemplo, menos de 5% de
los niños tienen bajo peso, mientras que en Haití las cifras están cercanas
al 20% y en Guatemala superan este porcentaje (ver gráfico 2.6).
Cuando se traza el gráfico de la prevalencia de niños con bajo peso en
un país contra el PIB per cápita (ver gráfico 2.6), resulta interesante ver que
países como Chile y República Dominicana tienen porcentajes menores de
niños con bajo peso en relación con la línea de tendencia general que su PIB
per cápita predeciría. Por el contrario, países como México y Argentina,
que tienen porcentajes relativos menores de niños con bajo peso, en reali-
dad tienen porcentajes más altos de lo que su PIB per cápita predeciría. Por
consiguiente, estos cuadros sugieren que los beneficios de economías más
fuertes no siempre llegan a las poblaciones vulnerables en la región.
Las disparidades de los países persisten cuando se traza el gráfico de
la distribución de niños con retraso en su crecimiento en América Latina
y el Caribe contra el PIB nacional per cápita (ver gráfico 2.7). Menos de
5% de los niños en Chile, Jamaica y Cuba, por ejemplo, tienen retraso
en su crecimiento mientras que en Perú, Bolivia, Ecuador y Honduras
más de 25% lo presenta. El caso extremo es Guatemala, donde más de
45% de los niños tienen retraso en su crecimiento (UNICEF/CEPAL 2005).
Incluso cuando se controla el PIB per cápita, Guatemala sigue siendo un
valor atípico claro, con una gran proporción de niños con retraso en su
crecimiento (ver gráfico 2.7). Por el contrario, Jamaica, República Domi-
nicana y Chile tienen proporciones menores de niños con retraso de lo
que sugeriría su PIB nacional per cápita correspondiente.
20
Haití
Honduras
Prevalencia (%)
15 Ecuador
El Salvador
10 Nicaragua
Bolivia Perú Panamá México
Colombia Jamaica Brasil
5 Paraguay Argentina
Rep. Dominicana Costa Uruguay
Rica Venezuela, R.B. de
Chile
0
0 1.000 2.000 3.000 4.000 5.000 6.000 7.000 8.000 9.000
40
35
30 Honduras
Bolivia Ecuador
25 Perú
El Salvador
20 Haití
Nicaragua
México
15 Panamá
Colombia
Venezuela, R.B. de Argentina
10 Paraguay
Brasil
Uruguay
Rep. Dominicana Costa Rica
5
Jamaica
Chile
0
0 1.000 2.000 3.000 4.000 5.000 6.000 7.000 8.000 9.000
País 1960 1970 1980 1990 2000 2005 2007 1960 1970 1980 1990 2000 2005 2007
Brasil 132,8 103,0 72,2 49,2 28,2 21,8 19,7 176,3 133,7 89,5 57,9 31,8 24,2 21,7
Colombia 77,3 67,3 36,5 27,5 21,3 18,1 17,0 122,5 104,8 50,8 35,0 26,1 21,8 20,3
Costa Rica 87,0 62,0 26,0 16,0 12,5 11,0 10,4 123,0 83,0 31,0 18,0 14,0 12,2 11,5
Cuba 40,1 33,1 19,0 10,6 6,4 5,3 5,1 51,3 39,4 22,9 13,4 8,4 6,9 6,5
Chile 118,0 78,0 35,0 17,6 9,7 8,4 7,9 155,0 98,0 45,0 21,0 10,7 9,5 9,0
Dominica 79,8 40,5 10,1 14,4 13,4 10,1 9,0 127,1 60,0 12,9 18,2 15,5 12,5 11,4
Ecuador 107,0 87,0 64,0 43,0 27,0 22,0 20,0 178,0 140,0 98,0 57,0 32,0 25,0 22,2
El Salvador 129,0 111,0 84,0 47,0 29,0 23,0 20,6 191,0 162,0 118,0 60,0 35,0 27,0 23,8
Guatemala 136,0 115,0 97,0 60,0 39,0 32,0 29,2 202,0 168,0 139,0 82,0 53,0 43,0 39,0
Guyana 77,0 64,0 52,0 47,0 45,0 106,0 88,0 70,0 63,0 60,2
Haití 148,7 140,1 104,9 78,0 62,2 56,9 222,3 209,0 151,7 109,0 84,2 76,0
(Continúa en la página siguiente)
31
001La promesa.indd 32
País 1960 1970 1980 1990 2000 2005 2007 1960 1970 1980 1990 2000 2005 2007
Honduras 137,1 115,5 73,1 45,0 32,2 23,3 20,5 204,1 168,7 101,3 57,5 39,2 27,5 23,9
Islas Vírgenes Británicas 28,0 20,0 16,0 14,4 34,0 23,0 18,0 16,0
Jamaica 56,0 47,7 36,7 27,7 26,8 26,3 26,1 74,6 61,5 45,3 33,2 32,0 31,4 31,1
México 93,2 79,0 57,9 41,5 31,6 29,5 28,8 133,0 110,6 77,6 52,4 38,5 35,7 34,7
Nicaragua 130,0 113,0 82,0 52,0 34,0 30,0 28,4 193,0 165,0 113,0 68,0 43,0 37,0 34,6
Panamá 58,0 46,0 34,0 26,5 20,0 18,5 17,9 88,0 68,0 46,0 34,0 25,5 23,5 22,7
Paraguay 66,9 56,3 45,9 33,7 27,8 25,2 24,3 91,6 75,0 58,8 41,3 33,4 30,0 28,8
Perú 157,0 116,5 85,0 57,9 32,5 20,7 17,3 234,9 170,4 120,1 77,6 39,7 24,2 19,9
Rep. Dominicana 102,3 92,1 69,7 53,5 33,8 32,1 31,4 153,3 130,6 88,1 65,8 36,9 37,4 37,6
Santa Lucía 49 28,2 16,4 13,4 13,7 13,7 66 35,3 20,7 16,0 18,1 18,1
San Vicente y las Granadinas 50,9 43,7 17,9 20,5 16,6 16,6 71,5 56,7 22,4 24,0 19,1 19,1
San Cristóbal y Nieves 30,0 21,0 17,5 16,1 36,0 25,0 20,0 18,0
Surinam 50,5 40,6 32,2 28,7 27,4 60,2 51,1 38,1 31,0 28,5
Trinidad y Tobago 60,4 46,4 35,5 30,4 30,3 31,1 31,1 72,5 54,3 40,7 34,4 34,3 35,3 35,3
Uruguay 51,3 46,9 36,8 21,3 14,8 13,1 12,4 67,2 60,3 45,5 25,0 16,9 14,8 14,0
Venezuela, R. B. de 47,7 37,1 27,0 20,5 17,8 16,8 61,5 46,0 32,3 23,9 20,5 19,3
en infantes es el número de muertes de infantes (un año de edad o menos) por cada mil nacidos vivos.
60
Bolivia
50
Tasa de mortalidad infantil (%)
40
30 Honduras Brasil
Nicaragua
Rep. Dominicana
El Salvador México
Perú Panamá
20 Paraguay Ecuador
Colombia Jamaica Venezuela, R.B. de
Argentina Uruguay
10 Costa Rica Chile
0
0 1.000 2.000 3.000 4.000 5.000 6.000 7.000 8.000
Fuente: cálculos del Banco Mundial usando datos de encuestas en hogares SEDLAC (CEDLAS
y Banco Mundial, 2007).
excepto Bolivia, México y Brasil, cuyas tasas son visiblemente más altas
que los niveles correspondientes que sus PIB per cápita predecirían. Por el
contrario, Costa Rica y Colombia parecen estar mucho mejor de lo que
predecirían sus respectivos niveles de PIB.
Características familiares
Ambiente en el hogar
40
30
20
10
0
ia or na rú y a s e a ile a ca il ay
iv ad ca Pe ua gu ra .d bi tin Ri as
Bo
l i g
ar
a
nd
u B m Ch n Br gu
al
v in ra ic R. lo ge sta Ur
u
S om Pa o , Co Ar Co
El D
N H ela
a ezu
b lic en
pú V
Re
País
Fuente: cálculos del Banco Mundial usando datos de encuestas nacionales SEDLAC (CEDLAS
y Banco Mundial, 2007).
20
Niños menores de 6 (%)
15
10
0
Argentina Brasil Chile México Perú
País
6 Los datos de prácticas de cuidado prenatal y lactancia, al igual que los índices de
vacunación de los niños y programas de alivio de pobreza, provienen de los datos
de la encuesta a hogares SEDLAC de 2003 a 2006 (CEDLAS y Banco Mundial) y fue-
ron calculados por el Banco Mundial.
7 La vacuna Bacille Calmette Guerin (BCG) se aplica para proteger a los infantes y
niños pequeños contra la tuberculosis y prácticamente es universal para Argentina
y Nicaragua; es una de las vacunas con más amplio uso en el mundo. Una gran
parte de los niños de esas naciones también reciben la vacuna triple (contra difte-
ria, tétanos y tos ferina o DPT) y la vacuna triple viral (contra sarampión, paperas
y rubéola), las cuales son altamente recomendadas (y en algunos casos, incluso
obligatorias) para infantes y niños en el mundo desarrollado y en desarrollo.
120
100
Chile
Costa Rica
Niños menores de 6 (%)
80
Perú
60
Argentina
Uruguay
40 Panamá
Paraguay
20 Nicaragua
El Salvador
Bolivia Ecuador
0
0 1.000 2.000 3.000 4.000 5.000 6.000 7.000 8.000 9.000 10.000
PIB per cápita 2006 (US$ corrientes)
Fuente: cálculos del Banco Mundial usando datos de la encuesta a hogares SEDLAC (CEDLAS
y Banco Mundial, 2007).
8 Las tasas brutas de matrícula (GER por Gross enrollment rates) se calculan divi-
diendo el número de niños de cualquier edad matriculados en la escuela entre el
número total de los niños en el grupo oficial de edad escolar.
Norteamérica / Europa
América Latina
Caribe
Asia meridional
y occidental
Pacífico
Asia Oriental
Región
Asia Central
Estados Árabes 2004 1999
África subsahariana
Países desarrollados
Países en desarrollo
Mundo
0 50 100 150
Razón bruta de matrículas (%)
9 Es posible que las GER sean superiores a 100% debido a la matrícula de niños por
encima de la edad.
140
120
GER de preescolar (%)
Guyana
100
Jamaica
México
80 Ecuador Brasil
Costa Rica Argentina
60 Perú
Uruguay
Panamá Chile
El Salvador
Bolivia
40 Honduras Colombia
Nicaragua Paraguay Rep. Dominicana
Guatemala
20
0
0 1.000 2.000 3.000 4.000 5.000 6.000 7.000 8.000
Fuente: cálculos del Banco Mundial usando datos de encuestas en hogares SEDLAC (CEDLAS
y Banco Mundial, 2007).
Costa Rica
Guatemala
Panamá
Colombia
Honduras
Rep. Dominicana
Bolivia
Paraguay
Ecuador
0 0,5 1 1,5 2 2,5 3 3,5 4
Número de años esperados de educación preescolar
Alivio de la pobreza
Existe una enorme variación en la prevalencia de los programas de ali-
vio de la pobreza en América Latina y el Caribe, incluso en los hogares
situados en los quintiles de ingresos más bajos. Según datos de 2007
de la Base de Datos Socioeconómicos para América Latina y el Caribe
(SEDLAC por Socio-Economic Database for Latin America and the Ca-
ribbean) producidos por el Centro de Estudios Distributivos Laborales y
Sociales (CEDLAS) y el Banco Mundial, menos de 3% de los hogares con
niños pequeños en Argentina, Nicaragua y Bolivia participan en progra-
mas de alivio de la pobreza.10 (Ver apéndice 1 para cuadros detallados.)
Únicamente entre 2 y 5% de los hogares con niños pequeños situados
en el quintil de ingresos más bajo en estos países recibieron alguna clase
de asistencia para alivio de la pobreza. El porcentaje más bajo de bene-
ficiarios en este nivel de ingresos es particularmente sorprendente en los
casos de Bolivia y Nicaragua, que se encuentran entre los países más po-
bres de la región. Otras naciones, como Chile y Perú, tienen porcentajes
más altos de hogares con niños en dichos programas (CEDLAS y Banco
Mundial, 2007). Como es de esperarse, la participación más alta de ni-
ños que reciben asistencia para alivio de la pobreza en estos dos países
se encuentra en los hogares situados en los quintiles de ingresos primero
y segundo.
Resumen
Este capítulo revisó el contexto del desarrollo en la primera infancia en
América Latina y el Caribe, incluyendo los entornos macro y micro y
los indicadores generales de DPI. Los indicadores socioeconómicos y de
DPI muestran que la región sigue rezagada en relación con las naciones
desarrolladas, pero logra resultados superiores respecto a otras regiones
más pobres del mundo. La característica sorprendente de la región es la
enorme disparidad en muchos indicadores de desarrollo de la infancia.
Aunque algunos países en la región tienen indicadores de DPI más
cercanos a los estándares de naciones desarrolladas, los indicadores de
Bolivia, El Salvador, Guatemala y Nicaragua revelan que los infantes,
particularmente aquellos situados en los quintiles de ingresos más bajos,
se encuentran en una situación de desventaja severa. El cuadro 2.3 resu-
me las características clave contextuales y de DPI que se han analizado en
este capítulo, país por país.
Como se muestra en el cuadro, solamente una pequeña participación
de la población menor de 6 años de edad en Costa Rica, Argentina y
Chile vive en la pobreza. En contraste, la situación es mucho más difícil
en El Salvador, Nicaragua y Perú. Contrastes similares se encuentran con
respecto al acceso a servicios básicos de DPI, como educación, seguro de
salud y vacunas. Los indicadores presentados previamente pueden reflejar
niveles históricos bajos de inversión en DPI. Infortunadamente, pocos paí-
ses en el mundo desglosan las cifras de inversión pública por actividades
de DPI. En América Latina y el Caribe, además, no existen tales cifras. El
estimativo de inversión en DPI que se presenta en el cuadro 2.3 se obtuvo
considerando los gastos de cada país (una participación del PIB) en educa-
ción preescolar. Aunque esta cifra no incluye gastos en salud, nutrición u
otros servicios de DPI, puede utilizarse como una medida aproximada del
esfuerzo de un país en actividades de DPI. Los porcentajes mostrados en el
cuadro sugieren que pocos países invierten más de 0,2% del PIB en servi-
cios de preescolar, una cifra que se compara de manera desfavorable con
los países desarrollados de la OCDE, cuyo promedio es cercano a 0,4%.
001La promesa.indd 46
Inversión
Niños que viven en condiciones de… (%) Niños que… (%) en DPI
HH en los 3 Asisten Cuentan con Reciben Educación
Vivienda deciles inferiores al seguro de Reciben la la vacuna preescolar como
Países Pobreza deficiente de ingresos preescolar salud vacuna BCG triple % del PNB
Paraguay 31 17 39.5 74 22 n.d. n.d. 0.3
Perú 49 25 40.1 60 64 n.d. n.d. 0.2
Uruguay 19 1 52.6 55 45 n.d. n.d. n.d.
Venezuela, R. B. de 40 15 38.9 68 n.d. n.d. n.d. n.d.
Fuente: datos para indicadores socioeconómicos, demográficos y de acceso a DPI tomados de encuestas en hogares SEDLAC para el año más reciente dis-
ponible (en la mayoría de naciones, 2005 o 2006). Las cifras de matrículas en preescolar se refieren a niños de diferentes edades, dependiendo del país.
En Argentina, El Salvador, Honduras, Perú y República Bolivariana de Venezuela, las tasas de matrículas en preescolar son para niños de 3 a 6 años; en
México, Bolivia, Colombia, Paraguay, Panamá y Costa Rica, las cifras son para niños con edades de 5 y 6 años; en República Dominicana y Nicaragua,
se refieren a niños con edades de 4 a 6 años. En todos los demás países, las tasas son para niños con edades de 0 a 6 años. Aquí la educación preescolar
se define incluyendo los servicios de preescolar y educación para infantes.
Nota: en el cuadro se omiten algunos países porque no hay datos disponibles en la mayoría de indicadores.
n.d. = no disponible.
La promesa del desarrollo en la primera infancia en ALC
Evidencia de intervenciones
en la primera infancia en el mundo
Alivio de la pobreza
Contribución a ingresos
Licencia familiar o de maternidad
Participación femenina
en la fuerza laboral
Infraestructura del hogar
1 Datos del U.S. Department of Health and Human Services, Administration for
Children and Families, http://www.acf.hhs.gov/programs/ohs/about/fy2008.html.
Estudios longitudinales
Los análisis basados en estudios longitudinales de niños y jóvenes en
naciones desarrolladas también ofrecen un recurso importante de docu-
2 El desarrollo cognitivo se midió con las Escalas Bayley de Desarrollo Infantil (BSID)
y el desarrollo del lenguaje se midió con la prueba de Vocabulario en Imágenes
Peabody (PPVT-III).
Filipinas
La meta dominante del programa de DPI es mejorar la supervivencia y el
potencial de desarrollo de los niños, en particular los más vulnerables y en
condiciones de desventaja i) minimizando los riesgos de salud de los niños
más pequeños; ii) contribuyendo al conocimiento de los padres y la comu-
nidad sobre el desarrollo del niño y estimulando su participación activa en
el programa; iii) impulsando políticas y legislación amigables con los niños;
iv) mejorando la capacidad y actitud de los prestadores de servicios relacio-
nados con la infancia; y v) movilizando recursos y estableciendo mecanis-
mos de financiación viables para proyectos de DPI (Armecin y otros, 2006).
Durante tres años se recopilaron datos longitudinales de aproxima-
damente 6.700 niños en hogares seleccionados en forma aleatoria, en
regiones de control y tratamiento. Sin embargo, la participación en el
programa no se asignó aleatoriamente.4 El estudio midió la “intención de
tratar” (el efecto de tener el programa para todos los niños en un rango
de edad en una comunidad, asistieran o no todos), y encontró efectos po-
sitivos en un rango de resultados de desarrollo. Se documentaron resulta-
dos positivos en destrezas de desarrollo cognitivo, motor, del lenguaje y
social de los niños, al igual que en cuanto a su estatus nutricional a corto
plazo. Los niños en áreas de tratamiento también presentaron una mejo-
ra sustancial en los siete dominios de desarrollo infantil, en comparación
con los niños en las áreas de control. El estudio también demostró que
la duración de la participación aumentó el impacto del programa, siendo
mayor cuando la participación fue superior a 12 meses. Finalmente, el
estudio encontró que los efectos de la participación en el programa fue-
ron más amplios para niños menores de 4 años al momento del último
estudio: los puntajes z para niños con edades de 2 y 3 años fueron más
altos con desviaciones estándar de 0,5 hasta 1,8 para el desarrollo motor
y del lenguaje (Armecin y otros, 2006).
Uganda
Un estudio reciente hizo el seguimiento al progreso de los participantes en
el programa Uganda Nutrition and Early Child Development Program,
el cual se inició en 1998, integrado por servicios piloto de DPI en sub-
condados seleccionados, en más de 30 distritos del país. Las actividades
incluyeron ferias de salud para niños, organizadas a nivel de parroquias
cada seis meses, junto con actividades de promoción del crecimiento de la
comunidad5 y subvenciones basadas en la comunidad para seguridad ali-
mentaria o programas de DPI. La evaluación incluyó una prueba aleatoria
con datos básicos del estudio y datos del estudio de seguimiento para
niños de 50 parroquias en la parte oriental del país. Las parroquias en
tratamiento se asignaron aleatoriamente para recibir todos los servicios
del proyecto, o todos los servicios del proyecto más medicinas contra el
parasitismo.
El resultado fue que el proyecto tenía un impacto positivo sobre el
estatus nutricional de los niños menores de un año, con efectos de la
mitad de una desviación estándar. El proyecto también tuvo efectos po-
sitivos, aunque estadísticamente no significativos, sobre las prácticas de
crianza en los sitios del proyecto. En términos del impacto sobre el de-
sarrollo cognitivo, el proyecto sólo tuvo un efecto positivo para niños
Vietnam
En Vietnam, Watanabe y otros (2005) buscaron evaluar si una interven-
ción en la educación en la primera infancia, la cual incluía agregar una
intervención nutricional durante las edades de preescolar, tenía efectos
duraderos sobre el desarrollo cognitivo de niños en edad escolar en zonas
rurales de Vietnam. El estudio se concentró en un total de 313 niños entre
6 y medio y 8 y medio años de edad (grados 1 y 2 en escuela primaria) en
dos comunas que participaron en la intervención nutricional o en la in-
tervención nutricional y las intervenciones en educación para la primera
infancia entre 1999 y 2003.
Se recopilaron las mediciones de la estatura y los resultados de las
pruebas cognitivas de los niños, y las características del hogar se deter-
minaron mediante entrevistas con las madres. Se elaboró un conjunto de
datos longitudinales mediante la integración de estos datos con informa-
ción recogida previamente de los mismos niños en estudios anteriores.
El análisis detectó efectos significativos de la intervención en preescolar,
en comparación con la intervención nutricional. El efecto benéfico del
Resumen
La evidencia de países desarrollados y en desarrollo fuera de América
Latina demuestra que los programas de DPI pueden tener efectos positivos
y permitir que los gobiernos superen algunas de las consecuencias aso-
ciadas con la desigualdad de oportunidades (como los niños que nacen
en la pobreza o que se crían en ambientes sin estímulos). Si a los niños
de familias pobres se les ofrecen servicios de desarrollo infantil, enrique-
cedores y positivos, a través de programas especialmente creados para
ellos y sus cuidadores, es muy probable que sus resultados de desarrollo
mejoren. El siguiente capítulo se desarrolló sobre el análisis que se inició
aquí, con un examen de las intervenciones de DPI en los países de América
Latina y el Caribe.
Guyana
México
El Salvador
Perú
Costa Rica
Chile
Guatemala
Cuba
Jamaica
Paraguay
Venezuela, R. B. de
Brasil
Argentina
Aruba
Bermuda
Barbados
Colombia
Belice
San Vicente y las Granadinas
Santa Lucía
0 2 4 6 8 10 12 14
Porcentaje
Una comparación con países de la OCDE (ver gráfico 4.3) revela cuán
pequeño es el nivel de inversión en DPI en América Latina y el Caribe,
considerando particularmente que la mayoría de naciones de la OCDE tie-
nen economías más grandes. Debido a que pocas naciones clasifican todas
las inversiones en infancia en una categoría, es difícil lograr una medida
comparativa mejor de la que se muestra en el gráfico 4.3. Suecia es uno
de los pocos países del mundo que informan sobre sus gastos públicos en
los niños, junto con la asignación de esos gastos. La mayor parte de la in-
versión sueca está dirigida a los primeros años en forma de transferencias
de efectivo, educación preescolar (para niños con edades de 1 a 6 años)
y atención en salud. De hecho, la inversión pública sueca en la primera
infancia como porcentaje del PIB es una de las más altas de la OCDE. Suecia
invierte aproximadamente 1,3% del PIB en servicios para niños de 1 a 6
años como cuidado infantil y educación preescolar, que se clasifican bajo
la categoría de preescolar. Sumando estas inversiones a las transferencias
de efectivo y alivios tributarios, los suecos gastan aproximadamente 3,5%
del PIB en beneficios familiares totales para los niños pequeños. Solamente
Noruega y Finlandia invierten más que Suecia en la primera infancia. En
comparación con Estados Unidos, que gasta alrededor de 0,6% del PIB en
el desarrollo en la infancia temprana, el nivel escandinavo de inversión es
impresionante. Incluso México invierte una parte relativamente mayor de
su PIB en este sector respecto a Estados Unidos: aproximadamente 0,8%.
1,2
1,0
0,8
0,6
0,4
0,2
0,0
M a
ia
am a
Fr ia
N ia
s U co
N Au ia
ña
Es a
do
da
nl a
,R n
no os
e
g
i
di
li
.d
c
ea apó
va tral
nd
ec
c
ue
ar
do éxi
pa
Ita
an
ni
an
re
an
ni
ep
Su
la
or
el
s
J
Is
Z
in
Fi
D
ei
or
R
ue
ta
C
Es
País
1 Estos 10 programas fueron elegidos porque cubren diferentes países, tienen resul-
tados de la evaluación (incluso si dichos resultados no fueron rigurosos) y se han
aplicado durante algunos años. Aunque la mayoría son programas en gran escala,
en el grupo estudiado en detalle también se incluyen programas piloto y en peque-
ña escala.
2 En el apéndice 2 pueden encontrarse descripciones detalladas de los programas
que se analizan en este capítulo, junto con programas adicionales de la región.
3 Una prueba de eficacia es una prueba que busca determinar si una intervención
es más buena que mala cuando se realiza en condiciones óptimas (controladas).
Quienes implementan el programa por lo general son profesionales altamente ca-
pacitados y las condiciones son monitoreadas muy de cerca para garantizar que
los beneficiarios seleccionados reciban una “dosis” máxima de la intervención.
Las pruebas de efectividad, de otro lado, comprueban si una intervención es más
buena que mala en condiciones del mundo real (Fley, 1986, citado en la Society
for Prevention Research (SPR), 2004, “Standards of Evidence Criteria for Efficacy,
Effectiveness and Dissemination,” SPR, Fairfax, Virginia, USA, http://www.preven-
tionresearch.org/commlmon.php [acceso abril 2009).
Programas de nutrición
INCAP, Guatemala
A mediados de la década de 1960, la deficiencia de proteínas se consi-
deraba como uno de los problemas más importantes en las naciones en
desarrollo, ya que muchos creían que podía afectar la capacidad de los
niños para aprender (Maluccio y otros, 2006). Para tratar esas preocupa-
ciones, el INCAP (Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá) co-
menzó una serie de programas para realizar intervenciones en nutrición
basadas en la comunidad en Guatemala entre 1969 y 1977. El programa
entregó a los niños de áreas rurales un suplemento nutricional (una be-
bida con proteínas) y servicios de salud preventivos como vacunación
y desparasitación. El suplemento proteico también se ofreció a mujeres
embarazadas y lactantes en las regiones seleccionadas.
Un estudio del impacto a largo plazo del programa (Maluccio y otros,
2006) usó datos de panel longitudinales para rastrear sus efectos en niños
desde su nacimiento hasta los 36 meses de edad. En la muestra original,
se compararon y seleccionaron dos pares de aldeas con base en sus simi-
litudes. De ellas, un par se asignó aleatoriamente para recibir la bebida
energética rica en proteínas, Atole. El otro par recibió una bebida sin
proteínas, con bajo contenido energético (Fresco). Todos los niños meno-
res de 7 años y las mujeres embarazadas y lactantes de estas dos aldeas
se incluyeron en el estudio. Los datos se recopilaron hasta que un niño
participante cumplía 7 años de edad o el programa terminara, lo que
ocurriera primero. La duración de la exposición al programa y el tiempo
de ingreso fueron diferentes entre los niños. Entre 2002-04 se realizó un
segundo estudio que recopiló datos de 61% de la muestra original, repre-
sentado por 1.469 adultos.
Usando un modelo de intención de tratar, el estudio de Maluccio eva-
luó el impacto del programa de nutrición sobre el logro escolar de los
niños, avance en grados de estudio y capacidad cognitiva (usando Ma-
trices Progresivas de Raven y una prueba de comprensión de lectura). Se
encontró un impacto positivo en los resultados educativos de los partici-
pantes 25 años después de haber terminado su participación; los impac-
PASL, México
En México, el Programa de Abasto Social de Leche (PASL) ayuda a me-
jorar la nutrición de familias de bajos ingresos, mujeres embarazadas y
lactantes, y adultos mayores. El PASL es un programa subsidiado por el
gobierno, administrado a través de Liconsa, una empresa del Estado que
comenzó a distribuir leche líquida y en polvo a precios bajos a las fami-
lias pobres en 1944 (Villalpando y otros, 2006).
En 1999, un estudio con carácter nacional reveló una alta persistencia
de la deficiencia de hierro entre los niños mexicanos (Villalpando y otros,
2003). Como respuesta, en 2000 la leche PASL comenzó a ser fortificada
con hierro y otros micronutrientes para mejorar el crecimiento y reducir
la persistencia de la anemia entre los niños menores de 5 años (Villalpan-
do y otros, 2006). Las familias pobres con niños entre 6 meses y 12 años,
control. Los niños de los grupos de tratamiento crecieron 1,2 cm más por
año que quienes estaban en el grupo de control (Shamah y otros, 2007).
6 La evaluación comparó a los niños y familias beneficiarios del programa con gru-
pos comparativos correspondientes seleccionados de la muestra inicial de bene-
ficiarios potenciales, pero que más adelante fueron excluidos del programa. Los
datos antropométricos de los niños se recopilaron seis meses después de haber
comenzado a recibir los beneficios. Las trayectorias de crecimiento se reconstruye-
ron usando datos del Ministerio de Salud.
7 El estudio original incluyó 127 niños con retraso en su crecimiento asignados a
cuatro grupos (un grupo de control y 3 de tratamiento) y a 32 niños sin problemas
de retraso. Adicionalmente, cuatro años más tarde se incluyeron en el seguimiento
52 niños sin problemas de retraso. Del mismo modo, los seguimientos a los niños
entre 11 y 12 años y entre 17 y 18 años incluyeron 116 niños con retraso en su
crecimiento y 80 sin retraso, y a 103 niños con retraso en su crecimiento y 64 sin
retraso, respectivamente (Walker y otros, 2000; Walker y otros, 2005).
8 En términos estadísticos, todos los valores fueron p < 0,05.
9 Las tasas de deserción en el grado más alto alcanzado o en el grado actual si aún
seguía en la escuela (Walker y otros, 2005).
10 En Jamaica, los “temporales” van de casa en casa a trabajar con niños pequeños
y sus padres beneficiarios, enseñándoles prácticas de cuidado infantil adecuadas
para el desarrollo. Cada cuidador temporal tiene asignadas cerca de 30 familias
y recibe capacitación en desarrollo infantil. Los cuidadores suministran juguetes
coloridos e interesantes y materiales de aprendizaje para los niños, muchos de los
cuales son hechos por los participantes.
112
Desarrollo cognitivo
Desarrollo socioemocional
110
Puntaje del desarrollo
108
106
104
102
100
Promedio 1 (más pobre) 2 3 4 5 (más rico)
Quintiles del bienestar
14 Los autores plantean la hipótesis de que este resultado se debió a la elevada par-
ticipación de niños entre 8 y 12 años. Este grupo de edad tiene tasas de asistencia
muy altas. Los niños mayores comienzan a desertar de la escuela.
15 Los autores también consideran otros resultados como la oferta de mano de obra
femenina.
16 Un borrador de este estudio estableció resultados más altos. Se encontró que el
efecto del programa se tradujo en una ganancia de 2,36 cm en la estatura de los
muchachos y de 2,39 cm entre las niñas a la edad de 72 meses (Attanasio y Vera-
Hernández, 2004a).
17 Ruel y otros (2006) brindaron información amplia sobre las operaciones del pro-
grama, identificando restricciones y retos operativos. También suministraron in-
formación comparativa sobre los costos en que incurrían las familias beneficiarias
del PHC y las familias que usaban opciones de cuidado alternas (principalmente
con parientes y cuidado familiar).
18 Chile Solidario incluye programas y políticas contra la pobreza en Chile, dirigidas
a los hogares indigentes, mediante el suministro de apoyo psicosocial intensivo,
acceso prioritario a las transferencias existentes, conexiones con las redes públicas
y privadas de servicio social y un subsidio en efectivo.
PATH, Jamaica
En Jamaica, el Programa para el Desarrollo a través de la Salud y Educa-
ción (PATH por Program of Advancement through Health and Education)
estableció que los niños hasta de un año de vida debían asistir a un centro
de salud cinco veces al año, y los niños entre 1 y 5 años de edad, dos veces
al año. Un estudio reciente del programa (Levy y Ohls, 2007) encontró
que tenía efectos positivos y significativos sobre la asistencia de los niños
a los controles de salud, con estimados del impacto calculados para el
participante marginal. Los impactos se capturaron usando una técnica
de regresión discontinua que comparó hogares elegibles que participaron
en el programa con hogares casi elegibles que se utilizaron como grupo
de referencia. Según Levy y Ohls, PATH tuvo un impacto positivo y signi-
ficativo sobre la asistencia al centro de salud entre los niños menores de
5 años. La magnitud del impacto fue casi de 0,3 visitas durante los seis
meses anteriores, el equivalente a un incremento de 30% en la media del
número de visitas.
PRAF, Honduras
En Honduras, el Programa de Asignación Familiar (PRAF) es un programa
de salud y TCE que condiciona los subsidios a la participación de los niños
en consultas de salud preventiva infantil. Cuatro paquetes diferentes fue-
ron asignados en forma aleatoria a cuatro grupos, los cuales incluyeron,
respectivamente, transferencias de efectivo a los hogares, recursos sumi-
22 Los autores advirtieron que las personas encuestadas podían haber creído que sus
respuestas afectarían la posibilidad de recibir beneficios. También señalaron que
los entrevistadores no fueron ciegos al tratamiento y que sólo hubo una implemen-
tación parcial o limitada del paquete a nivel de servicio.
23 Los niveles promedio de gastos de los hogares seleccionados estuvieron por debajo
del nivel requerido para satisfacer la ingesta de calorías mínima, medida por el
Estudio de Medición de los Estándares de Vida de Nicaragua.
Programas de preescolar
Programa nacional de preescolar, Argentina
En América Latina y el Caribe existen varios programas de preescolar,
pero sólo en algunos casos se ha evaluado rigurosamente su impacto sobre
los resultados del desarrollo en la primera infancia. Dos de las primeras
evaluaciones del impacto de la educación preescolar en los resultados de
la vida de los participantes fueron los de Berlinski y Galiani (2005) y Ber-
linski, Galiani y Gertler (2006). Estos autores tomaron ventaja del notable
programa de desarrollo de la educación preescolar en Argentina24, para
estudiar sus efectos en los logros de la escuela primaria, usando datos
del programa y de la Evaluación Nacional de la Educación del país, para
comprobar los beneficios de un programa de educación para la infancia
temprana de carácter nacional y financiado con recursos públicos.
Los autores utilizaron una estrategia de diferencia en diferencia y
combinaron diferencias en el número de instalaciones construidas a tra-
24 Entre 1993 (el año que la educación de preescolar pasó a ser obligatoria) y 1999,
Argentina construyó salones de clase para cerca de 176.000 niños. Las aulas de
preescolar están vinculadas a las escuelas de primaria y operan en dos jornadas
separadas de tres horas y media. El programa fue exitoso y todas las provincias
experimentaron un aumento en las tasas de matrículas de preescolar, al menos en
10 puntos porcentuales.
27 Un informe del Banco Mundial señaló que los impactos del programa en nutrición
fueron moderados o mínimos (Banco Mundial, 2004).
28 Las principales advertencias del estudio se refieren a su validez externa, dado que
la muestra no fue representativa. Además, no se consideraron las diferencias ob-
servables y no observables entre los niños que asistieron a los dos programas (o
no). Por ejemplo, es posible que los niños que participaron en CEI generalmente
obtuvieron mejores resultados que los niños que asistieron a PRONOEI.
30 El estudio de Neufeld se debe tomar con precaución, ya que sus datos sobre los
resultados infantiles proceden de submuestras longitudinales que fueron seleccio-
nadas deliberadamente para completar estudios existentes y, por tanto, no fueron
seleccionadas de manera aleatoria. Los autores advierten que la población selec-
cionada para esta submuestra podría no ser representativa de la población total
beneficiaria del programa (Neufeld y otros, 2006).
31 El desarrollo cognitivo se midió con la prueba Woodcock Johnson, la versión en
castellano de la Prueba de Vocabulario en Imágenes Peabody (PPVT) para el len-
guaje entre 3 y 6 años de edad, y los Inventarios de Desarrollo Comunicativo Ma-
cArthur; el desarrollo motor se midió con la escala McCarthy. El comportamiento
socioemocional se midió con la Lista de chequeo de comportamiento infantil de
Achenbach. Estas medidas estandarizadas se han usado ampliamente en América
Latina y el Caribe, particularmente el PPVT, las cuales han sido traducidas y adap-
tadas para las poblaciones de habla hispana.
32 Ver Verdisco y otros (2007) para una descripción detallada del programa PAININ.
33 PAININ prestó sus servicios a través de organizaciones no gubernamentales fuerte-
mente enraizadas en sus respectivas comunidades.
34 Como una variable instrumental para la duración de la migración, los autores
usaron información sobre choques exógenos.
35 Esta evidencia es coherente con resultados anteriores. Una evaluación anterior del
programa sugirió que PAININ tuvo un impacto positivo sobre la asistencia al pre-
escolar, con un aumento neto en las matrículas de primer grado para la edad de 6
años entre los niños que habían completado el programa PAININ (ESA Consultores,
2005). Se documentaron efectos positivos similares en indicadores de salud de los
niños. Sin embargo, los grupos de control y tratamiento en esta evaluación inicial
estaban contaminados, ya que algunas áreas de control quedarán expuestas al
programa y algunas áreas tratamiento salieron del mismo. Por consiguiente, estos
resultados se interpretan mejor a la luz de los hallazgos más recientes de Macours
y Vakis (2007).
36 Clasificados según el Índice Selben (niveles 1 y 2). Solamente las familias en los
dos primeros quintiles del índice Selben son elegibles para el programa. Selben es
el sistema de selección de beneficiarios para servicios sociales. Implica una evalua-
ción financiera de variables proxy que utiliza información sobre la composición
demográfica, los activos y otras variables del hogar para clasificarlo de acuerdo
con sus niveles de bienestar económico (Banco Mundial, 2004b).
37 El estudio de seguimiento de la submuestra incluyó 1.479 niños entre 3 y 7 años de
edad, cuyas familias fueron entrevistadas en el estudio inicial y en el de seguimien-
to y para quienes la información sobre los ocho resultados estaba disponible.
38 Los autores informaron el uso de una submuestra para incluir solamente aquellos
niños de quienes se contaba con todos los datos de sus resultados. Esta submues-
tra se tomó de una muestra más grande e incluyó familias que estaban en los dos
primeros quintiles del Índice Selben, tenían al menos un niño menor de 6 años, no
tenían niños de 6 años o más y no habían sido receptoras en la versión inicial del
programa.
Resumen
Considerando la evidencia presentada en este capítulo, se pueden sacar
varias conclusiones. Las intervenciones en el desarrollo en la primera
infancia en la región, que ofrecen suplementos nutricionales, al igual
que aquellas que combinan varias estrategias (como prácticas de crian-
za, cuidado en la primera infancia y nutrición) han demostrado tener
efectos positivos sobre el desarrollo cognitivo de los niños, medidos por
indicadores como adquisición del lenguaje, razonamiento, vocabulario y
logros educativos. La evidencia más rigurosa de estos impactos procede
de los programas de DPI en Guatemala, Jamaica y Colombia. También
se ha encontrado que los programas de preescolar tienen impacto sobre
el desarrollo cognitivo de los niños, mejorando la asistencia a la escuela
primaria y los puntajes de las pruebas de los estudiantes de primaria en
lenguaje y matemáticas. Se destaca que estos programas parecen benefi-
ciar más a los niños más pobres que a los niños de hogares mejor estable-
cidos. Así mismo, la participación en el preescolar también incidió en el
desarrollo socioemocional de los niños, como se deduce por destrezas de
comportamiento como atención, esfuerzo, participación en clase y disci-
plina. La evidencia primaria de estos impactos procede de intervenciones
en Argentina y Uruguay.
Hay un amplio uso de programas de TCE que requieren la participa-
ción en programas de DPI en la región, en particular para brindar apoyo
nutricional y educativo a los niños pequeños. Actualmente, estos progra-
mas operan en Brasil, Colombia, Chile, República Dominicana, Ecuador,
El Salvador, Jamaica, Honduras, México, Nicaragua y Perú.39 Estos pro-
gramas, que entregan dinero a familias de bajos ingresos con la exigencia
(lo más común), de llevar a los niños pequeños a los centros de salud
para monitoreo, tienen efectos positivos sobre los resultados de salud
física y bienestar de los pequeños, pero se han documentado pocos im-
pactos sobre su desarrollo cognitivo. El impacto de los programas en la
utilización de los servicios de salud, como el monitoreo y la promoción
del crecimiento infantil, también es positivo y coherente en la mayoría
39 Una razón para que los programas de TCE se hayan extendido en la región es que
los resultados de los primeros programas fueron bien documentados y se basaron
en evaluaciones de impacto rigurosas. Otra razón podría ser que como programas
de la demanda, las intervenciones de TCE tienen más probabilidad de atraer la
atención y el apoyo del público que los programas del lado de la oferta tradicio-
nales.
Fuente: Francia (Neuman y Peer, 2002), Suecia (Gunnarsson y otros, 1999), EE.UU.
(Belfield, 2006).
1 Para conocer detalles del programa, visitar el sitio web de Smart Start Website http://
www.ncsmartstart.org (acceso abril 2009).
Reino Unido Day nursery Centro 0-5 TP Educación Nacional y local Gran Bretaña: 5
Nursery class/school Escuela 3-5 TP Irlanda del
Preescolar playgroup Centro 2-5 TP (varía) Norte: 4
Child minder Hogar FDC 0-5 TC
Estados Child care center Centro 0-5 TC Bienestar Social Estado 5-7 (varía según
Unidos Family child care Hogar FDC 0-5 TC Estado el estado)
Head start Centro 4-5 TP (varía) Nacional y local
Prekindergarten Escuela/Centro 4-5 TP (varía) Educación Estado
Kindergarten Escuela 5-6 TP (varía) Estado
113
2 Para obtener una fuente excelente de metodologías con el fin de evaluar el impacto de
programas DPI, ver Banco Mundial (2007).
3 Para establecer un análisis útil sobre los beneficios relativos de políticas de licencias
alternas, ver Kamerman (2000).
incentivos para que las madres permanezcan en casa y críen a sus hijos
pequeños, al igual que incentivos para que las familias contraten servicios
privados de cuidado infantil, a través de concesiones financieras para las
madres que permanecen en casa, créditos tributarios y otros incentivos
monetarios para los proveedores de cuidado infantil privado. Estos in-
centivos entraron en vigor en 1986 y como resultado, alrededor de 60%
de los niños de dos años de edad de Finlandia reciben ahora el cuidado
en su casa y la participación laboral femenina ha descendido en forma
considerable. Mahon (2002), sin embargo, sugiere que este modelo puede
socavar la equidad de género y crear mayor desigualdad social al desarro-
llar un mercado para proveedores privados de cuidado infantil con bajos
salarios y poco calificados.
El modelo adoptado por los Países Bajos y el Reino Unido se concen-
tra en los incentivos por el lado de la demanda, como créditos fiscales
para estimular a los padres a matricular a sus hijos en la educación para
la primera infancia. Sin embargo, estos incentivos se concentran en la
educación para niños mayores (edades de 3 a 6 años) y generalmente
son de tiempo parcial. Ambas características llevan a la participación
laboral femenina que suele ser de naturaleza parcial o temporal. Además,
existen grandes disparidades entre el número de horas laborales regu-
lares para mujeres y hombres en ambos países. Los costos privados del
cuidado infantil siguen siendo altos, con un promedio de 44% del total
de costos en los Países Bajos y entre 30 y 60% en el Reino Unido. Ambos
países cuentan con políticas para subsidiar el cuidado de los niños de
familias pobres. Sin embargo, Mahon (2002) sugiere que el enfoque en
las disposiciones para el lado de la demanda, acceso limitado y los me-
canismos para definir los objetivos, probablemente pueden aumentar la
desigualdad de género en el mercado laboral y no tratar adecuadamente
la calidad del cuidado infantil.
En Dinamarca y Suecia, el modelo para DPI y la prestación de servicios
busca apoyar la equidad de género (en el hogar y en el sitio de traba-
jo), promover altos índices de participación en el mercado laboral entre
ambos géneros, brindar ECE universal a los niños mayores de un año y
garantizar un cuidado de alta calidad con una fuerte base educativa. En
estos dos países, que son miembros de la OCDE, las políticas de licencias
por maternidad y paternidad están diseñadas para atraer a hombres y
mujeres, sin tener en cuenta los ingresos. Padres y madres reciben subsi-
dios para permanecer en casa según sus salarios y los padres tienen de-
rechos de licencias significativos. Al mismo tiempo, las transferencias de
efectivo para la licencias de padres y madres duran relativamente poco,
animándolos a regresar al trabajo. En ambas naciones, los niños mayores
de un año tienen el derecho legal a recibir servicios de DPI, y sus padres
pagan apenas un porcentaje muy bajo que los costos (Suecia) o una tarifa
diferencial (Dinamarca). La mayoría de los hijos, incluidos aquellos de
Reino Unido Incentivos por el lado de la demanda. 20% de niños entre 0-3 • Servicio de cuidado diario: 0,47% del PIB; los padres pagan
96% de niños entre 3-4 cerca de 45% de los costos, en promedio
100% de niños entre 4-5 • Costo anual promedio por niño: US$8.452
Estados Unidos Licencia para los padres no pagada (al- 38% de niños entre 0-3 • Servicio de cuidado diario: la financiación pública es 4%
gunos estados pagan beneficios por dis- 56,4% de niños entre 3-5 del PIB, pero los aportes privados cubren dos tercios de los
capacidad), alta participación femenina 90% de niños entre 5-6 costos.
en la fuerza laboral, pero no incentivos • Costo anual promedio por niño (edades de 3-6): US$7.881
para permanecer en casa. • Federal: 60% del gasto público en ECE
Fuente: cobertura y datos financieros: OCDE, 2006, “Starting Strong II: Early Childhood Education and Care”, OCDE, París. El resumen ejecutivo y los
perfiles del país del informe están disponibles en el sitio web de la OCDE, http://www.OCDE.org/document/63/0,3343,en_2649_39263231_37416703_1_
1_1_1,00.html#C (acceso Abril 2009).
La promesa del desarrollo en la primera infancia en ALC
Resumen
Los países de América Latina y el Caribe tienen una gran experiencia en
el desarrollo de programas de cuidado infantil. Sin embargo, la región en
general enfrenta muchos desafíos para ampliar progresivamente progra-
mas prometedores y garantizar el acceso a servicios de calidad para todos
los niños, especialmente entre los más vulnerables. Este capítulo ha plan-
teado que una política nacional coherente, bien definida y a largo plazo
puede facilitar la sostenibilidad de los programas existentes, especialmen-
te si se desarrolla mediante un proceso orientado por consenso. Las prin-
cipales ventajas de una política nacional son fortalecer la sostenibilidad
de los programas de DPI (en otras palabras, su financiación) y promover
la coordinación intersectorial entre diferentes niveles del gobierno; am-
bos aspectos son el resultado de aumentar la visibilidad de los temas de
desarrollo en la primera infancia. Sin embargo, para lograr legitimidad,
una política nacional tiene que apalancar las lecciones aprendidas de los
programas locales exitosos existentes, no sólo en términos de su impacto
sino también en términos de los procesos operativos.
Aumentar progresivamente las intervenciones de DPI (o partes de
ellas), en una forma selectiva y estratégica, se convierte en una priori-
dad máxima para los líderes que buscan aumentar la cobertura de los
servicios de desarrollo en la primera infancia. La reciente experiencia
de programas de TCE en gran escala ofrece suficientes indicios sobre la
manera de expandir estos programas, pero las intervenciones holísticas
de DPI enfrentan desafíos de coordinación institucionales complejos y es-
pecíficos. En paralelo con el desarrollo de una política nacional, los países
también deben garantizar que los programas exitosos existentes conti-
núen recibiendo apoyo a través de mecanismos tradicionales. También
requieren garantizar que los líderes dispongan de información adecuada
sobre los costos, procesos e impactos del programa. Entonces, los progra-
mas existentes pueden suministrar elementos constitutivos importantes
para la política nacional, en términos de las estrategias necesarias para
garantizar su sostenibilidad financiera, política y legal, al igual que para
promover la coordinación entre los Ministerios de Salud, Educación y
Protección social de una nación.
Un elemento crucial para la expansión de cualquier programa es la
disponibilidad de proveedores adecuadamente capacitados, cuya fun-
ción y estatus sean reconocidos por la sociedad. Estos trabajadores son
indispensables para garantizar la calidad de los servicios de cuidado y
educación suministrados a los niños. Además, los servicios de calidad
maximizan los retornos de las inversiones en DPI. Establecer una política
de DPI con base en programas exitosos existentes significa que las políti-
cas integrales seguirán diferentes rutas en distintos países, a medida que
buscan resolver desafíos específicos de cada nación. Lo más importante
Conclusión
Dinamarca
Finlandia
Noruega
Suecia
Francia
Países Bajos
Alemania
Grecia
Polonia
España
Japón
Australia
Canadá
Reino Unido
Portugal
Nueva Zelanda
Italia
Estados Unidos
Ecuador
México
Uruguay
Costa Rica
Chile
Colombia
República Dominicana
Nicaragua
Venezuela, R.B. de
El Salvador
Perú
Honduras
Paraguay
Argentina
Bolivia
Panamá
Brasil
0 5 10 15 20 25 30 35 40
Porcentaje
Venezuela, R.B. de
Uruguay
Perú
Paraguay
Panamá
Nicaragua
México
Honduras
Guatemala
El Salvador
Ecuador
República Dominicana
Costa Rica
Colombia
Chile
Brasil
Bolivia
Argentina
0 10 20 30 40 50 60
Porcentaje
Fuente: cálculos del Banco Mundial usando datos del estudio nacional SEDLAC (CEDLAS y
Banco Mundial, 2007).
Nota: para indicadores de acceso a DPI, democráticos y socioeconómicos, los datos corres-
ponden estudios nacionales. En Argentina, El Salvador, Honduras, Perú y Venezuela, estas
tasas de matrículas corresponden a niños entre 3-6. En México, Bolivia, Colombia, Para-
guay, Panamá y Costa Rica las cifras son para niños entre 5-6. En República Dominicana y
Nicaragua, son para niños entre 4-6. En los demás países, las tasas son para niños entre 0-6.
La educación de preescolar incluye los servicios de preescolar y educación temprana.
Venezuela, R.B. de
Uruguay
Perú
Paraguay
Panamá
Nicaragua
México
Honduras
Guatemala
El Salvador
Ecuador
República Dominicana
Costa Rica
Colombia
Chile
Brasil
Bolivia
Argentina
0 10 20 30 40 50 60 70
Porcentaje
Fuente: cálculos del Banco Mundial usando datos de estudios nacionales SEDLAC (CEDLAS
y Banco Mundial, 2007).
Nota: las edades de los niños son entre 0 y 6 años, excepto para los siguientes casos: en El
Salvador, Honduras, Perú y Venezuela, procesos de matrículas son para niños entre 3 y 6
años. En México, Bolivia, Colombia, Paraguay, Panamá y Costa Rica las cifras son para
niños con edades entre 5 y 6 años. En República Dominicana y Nicaragua, las tasas de
matrícula son para niños con edades entre 4 y 6 años.
Venezuela, R.B. de
Uruguay
Perú
Paraguay
Nicaragua
México
Honduras
Guatemala
El Salvador
República Dominicana
Costa Rica
Colombia
Chile
Brasil
Bolivia
Argentina
0 20 40 60 80 100 120
Porcentaje
Fuente: cálculos del Banco Mundial usando datos de estudio nacional SEDLAC (CEDLAS y
Banco Mundial, 2007).
Nota: esta información no estaba disponible para Ecuador y Panamá.
Uruguay
Brasil
Argentina
Panamá
República Dominicana
Chile
Ecuador
Nicaragua
Perú
Paraguay
Guatemala
Honduras
México
El Salvador
Costa Rica
Bolivia
Venezuela, R.B. de
Colombia
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
Porcentaje
Deciles: 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Fuente: cálculos del Banco Mundial usando datos de estudios nacionales SEDLAC (CEDLAS
y Banco Mundial, 2007).
Años de escolaridad Al menos escuela secundaria Años de escolaridad Al menos escuela secundaria
promedio completa (%) promedio completa (%)
País Pobre No pobre Todos Pobre No pobre Todos Pobre No pobre Todos Pobre No pobre Todos
Argentina 9,0 11,7 11,4 26 63 59 7,6 10,8 10,5 15 52 49
Bolivia 5,9 10,7 9,1 17 57 44 4,7 9,2 7,5 9 41 29
Brasil 5,3 8,9 8,4 14 51 45 4,0 7,5 7,1 9 37 33
Chile 9,0 12,4 12,3 22 73 71 8,2 10,9 10,8 22 54 53
Colombia 7,7 9,7 9,4 41 59 56 5,8 8,4 7,8 23 44 39
Costa Rica 6,1 9,3 9,2 18 40 39 5,5 8,4 8,2 9 34 32
Rep. Dominicana 8,8 9,9 9,8 32 48 46 5,4 8,4 8,1 11 32 30
Ecuador 7,2 10,3 9,5 19 50 42 6,2 9,6 8,6 15 44 36
El Salvador 5,9 9,8 8,6 18 50 40 4,2 8,2 6,9 10 36 28
Guatemala 3,3 6,6 5,8 6 29 24 2,2 5,4 4,5 2 22 16
Honduras 4,3 7,6 6,5 3 19 14 3,4 7,4 6,0 3 24 17
México 6,1 10,2 9,8 12 37 35 4,9 8,8 8,3 6 31 27
Nicaragua 4,9 7,5 6,5 9 29 22 3,6 6,7 5,5 6 24 17
Panamá 6,0 11,0 10,2 12 57 50 5,6 10,2 9,7 11 48 44
Paraguay 6,3 10,0 9,2 15 43 38 4,9 8,1 7,5 5 29 24
Perú 6,2 10,7 9,7 22 72 62 4,5 9,5 8,3 14 60 49
Uruguay 7,2 11,0 10,8 4 45 43 6,8 10,1 9,9 3 40 38
Venezuela, R. B. de 8,0 10,5 9,7 12 32 25 6,7 9,5 8,6 7 25 20
Promedio 6,1 9,7 9,1 16 49 44 4,8 8,4 7,9 10 37 33
141
Fuente: cálculos del Banco Mundial usando datos de estudios nacionales SEDLAC (CEDLAS y Banco Mundial, 2007).
35
Porcentaje de indígenas
30
25
20
15
10
0
Bolivia Chile Guatemala Nicaragua Perú
Fuente: cálculos del Banco Mundial usando datos de estudios nacionales SEDLAC (CEDLAS
y Banco Mundial, 2007).
Nota: Argentina, Panamá, Paraguay, Uruguay, República Bolivariana de Venezuela, El Sal-
vador, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Honduras, Colombia y Brasil no pre-
sentan esta información en el estudio nacional.
Niños con edades entre 0 y 6 años, excepto en Bolivia (5-6), Nicaragua (4-6) y Perú (3-6).
108
106
104
102
100
Promedio 1 (más pobre) 2 3 4 5 (más rico)
Quintiles de bienestar
Fuente: cálculos del Banco Mundial usando datos de estudios nacionales SEDLAC (CEDLAS
y Banco Mundial, 2007).
CH = cabeza de hogar.
80
70
60
Porcentaje
50
40
30
20
10
0
ia
e
le
a
a
ay
il
ua
or
rú
a
ay
.d
ic
tin
an
as
al
hi
liv
gu
ad
ag
Pe
éx
gu
m
Br
.B
C
ic
en
Bo
ru
ar
lv
M
te
in
ra
,R
rg
Sa
ic
U
ua
om
Pa
A
la
G
El
ue
.D
ez
ep
en
R
V
País
Fuente: cálculos del Banco Mundial usando datos de estudios nacionales SEDLAC (CEDLAS
y Banco Mundial, 2007).
Nota: el sector informal incluye trabajos que no ofrecen beneficios de seguridad social.
140
120
100
Porcentaje
80
60
40
20
0
a
M ica
Bo na
il
Pa gua
ay
ia
ar o
a
a
on na
. D c ba
ta ia
te r
U rú
G ala
El nic r
Ja ras
ol ile
ra á
Sa an
ua o
i o
gu
ic
as
ic ic
Pa m
liv
os b
gu
ti
G lvad
Pe
om ad
H uya
ep E Cu
C Ch
a
R
N éx
m
du
C m
Br
a
na
en
ru
u
o
rg
A
País
100
90
80
70
Porcentaje
60
50
40
30
20
10
0
Asia África América Medio Asia Europa
meridional Latina y Oriente y oriental y y Asia
el Caribe África el Pacífico central
septentrional
Región
0,80
0,70
0,60
0,50
0,40
0,30
0,20
0,10
0,00
ar o
, R ay
Pa ua
. D ta ia
Sa or
Bo a
ra á
ia
Ec na
M as
ez U rú
in ca
on or
il
e
o e
ay
N éxic
in
Pa m
.d
C hil
as
R C mb
liv
r
El uad
la gu
om Ri
H ad
Pe
ag
a
gu
du
na
nt
Br
ic
.B
C
ue ru
lv
e
rg
ol
ic
ep os
A
en
País
V
Fuente: Cálculos del Banco Mundial usando datos de estudios nacionales SEDLAC (CEDLAS
y Banco Mundial, 2007).
Nota: en Argentina, El Salvador, Honduras, Perú y República Bolivariana de Venezuela,
estas tasas de matrícula son para niños entre 3 y 6 años. En México, Bolivia, Colombia,
Paraguay, Panamá y Costa Rica las cifras son para niños entre 5 y 6 años. En República
Dominicana y Nicaragua, son para niños entre 4 y 6 años. En todos los demás países, las
tasas son para niños entre 0 y 6 años.
0,5
0,4
0,3
0,2
0,1
0
Pa ras
ra a
M ia
in e
ic sil
U tina
ez sta le
o
ay
rg má
Ec ana
on a
Bo ú
om r
or
. D R. a
ay
Pa gu
om B. d
C do
H livi
ic
R ela Ric
r
b
hi
N ra
Pe
ad
gu
gu
du
éx
na
a
ua
ic
en
B
ar
lv
ru
ol
Sa
,
o
A
C
El
u
ep
en
V
País
Fuente: cálculos del Banco Mundial usando datos de estudios nacionales SEDLAC (CEDLAS
y Banco Mundial, 2007).
Afrodescendientes
60 Promedio
40
20
0
0 1 2 3 4 5
Edad
100
90
80
70
Porcentaje
60
50
40
30
20
10
0
a
le
á
ua
ay
ia
or
r
ay
rú
tin
m
ic
do
hi
liv
gu
ad
ag
gu
na
Pe
R
C
en
ua
Bo
ar
ru
lv
ra
ta
Pa
rg
Ec
Sa
ic
U
os
Pa
A
N
C
El
País
Fuente: cálculos del Banco Mundial usando datos de estudios nacionales SEDLAC (CEDLAS
y Banco Mundial, 2007).
1,00
0,90
0,80
0,70
0,60
Razón
0,50
0,40
0,30
0,20
0,10
0
ia
ua
le
a
r
ay
or
rú
á
y
do
tin
ic
m
liv
ua
hi
ad
ag
Pe
gu
R
na
ua
C
en
Bo
ag
ar
lv
ru
ta
Pa
Ec
rg
r
Sa
ic
U
Pa
os
A
N
C
El
País
Fuente: cálculos del Banco Mundial usando datos de estudios nacionales SEDLAC (CEDLAS
y Banco Mundial, 2007).
80
Porcentaje
60
40
20
0
Argentina Ecuador Guatemala Nicaragua Panamá
País
Fuente: cálculos del Banco Mundial usando datos de estudios nacionales SEDLAC (CEDLAS
y Banco Mundial, 2007).
1,00
0,80
Porcentaje
0,60
0,40
0,20
0,00
Argentina Ecuador Guatemala Nicaragua
Fuente: cálculos del Banco Mundial usando datos de estudios nacionales SEDLAC (CEDLAS
y Banco Mundial, 2007).
80
Quintiles
70 1 (más bajo)
60 2
3
Porcentaje
50 4
5 (más alto)
40
Total
30
20
10
0
Argentina Bolivia Chile Ecuador México Nicaragua Perú Uruguay
País
Fuente: cálculos del Banco Mundial usando datos de estudios nacionales SEDLAC (CEDLAS
y Banco Mundial, 2007).
Primera
fecha de
implemen-
Nombre del programa Tipo de programa País tación
Junta Nacional de Jardines Infantiles Cuidado y educación temprana Chile 1970
(JUNJI)
Fundación Educacional para el Cuidado y educación temprana Chile 1990
Desarrollo Integral del Menor
(Fundación INTEGRA)
Conozca a su Hijo (CASH) Combinación de salud, nutrición y Chile 1980
educación
Hogares Comunitarios Combinación de salud, nutrición y Colombia 1987
educación
Familias en Acción Transferencia condicionada en efectivo Colombia 1999
Proyecto Integral de Atención a Niños Cuidado y educación temprana Perú 2001
y Niñas Menores de 6 Años de la
Sierra Rural (PAIN)
Atención Integral a la Niñez Combinación de salud, nutrición y Honduras 1991
Comunitaria (AIN-C) educación
Proyecto Nutrición y Protección Social Combinación de salud, nutrición y Honduras 2006
educación
Madres Guías Combinación de salud, nutrición y Honduras 1992
educación
Oportunidades Transferencia condicionada en efectivo México 1997
Educación Inicial no Escolarizada Cuidado y educación temprana México 1993
(CONAFE)
del programa Tipos de servicios Objetivo principalmente a principalmente por Servicios prestados en
JUNJI Apoyo y educación para los padres, Familias de zonas periurbanas, Niños entre 0 y 6 años Maestros de preescolar Centros de preescolar y
estimulación temprana y nutrición para rurales e indígenas que viven y los padres guarderías
los niños en condiciones de pobreza
Fundación Estimulación y educación temprana, Familias que viven en condi- Niños entre 0 y 6 años Maestros de preescolar Hogares, centros de prees-
INTEGRA nutrición, educación para los padres, ciones de pobreza y los padres colar y guarderías
evaluaciones del niño
CASH Estimulación y educación temprana, Madres de zonas rurales e Madres y sus hijos Monitora (agente Escuelas, espacio comu-
servicios de nutrición, educación para indígenas entre 0 y 5 años educativo comunitario) nitario, instalaciones de
los padres atención en salud
Hogares Comuni- Cuidado infantil, nutrición (incluidos Familias que viven en condi- Mujeres embarazadas, Madre Comunitaria Centros de preescolar,
tarios suplementos) educación para los pa- ciones de pobreza; preferencia madres y niños(as) y supervisores profe- espacio comunitario,
dres, estimulación temprana, servicios para familias indígenas y sionales instalaciones de atención
de salud preventiva, valoraciones de desplazadas en salud
salud
Familias en Acción Pagos en efectivo, servicios de nutrición Familias que viven en condi- Mujeres embarazadas Madres comunitarias Espacio comunitario
(incluidos suplementos), servicios ciones de pobreza (particu- y madres con hijos líderes
de salud para niños, monitoreo del larmente familias indígenas y entre 0 y 7 años
crecimiento y la salud infantil, cuidado desplazadas )
infantil, educación para los padres
PAIN Preescolar, remisiones de salud, edu- Niños indígenas de zonas ru- Niños entre 3 y 6 años Maestros de preescolar Centros de preescolar y
cación en salud, servicios de nutrición rales que viven en condiciones de edad y animadoras (madres guarderías
(incluidos suplementos) de pobreza severa en zonas comunitarias líderes)
montañosas altas
AIN-C Evaluaciones nutricionales y de salud Municipios con niveles de Niños entre 0 y 2 años Voluntarios Hogares y espacio comu-
y educación, tratamientos para enfer- pobreza severa nitario
medades, asistencia con servicios de
atención en salud
AIN-C Nutrición Educación prenatal, valoración del Mujeres embarazadas y fami- Mujeres embarazadas, Voluntarios y personal Centros de salud
recién nacido, servicios de nutrición, lias que viven en condiciones niños entre 0 y 2 años, de salud
salud preventiva, educación para los de pobreza severa y padres
padres
Madres Guías Educación prenatal, valoración Familias que viven en la Niños con edades en- Madres guías, educa- Hogares, espacio comuni-
del recién nacido, nutrición, salud pobreza en municipios con tre 0 y 6 años, padres dores de la comunidad, tario, centros de preescolar
preventiva, educación para los padres, altos índices de desnutrición y y comunidad maestros de preescolar
servicios sanitarios para la comunitaria, mortalidad infantil
cuidado infantil, educación preescolar
y temprana
Oportunidades Pagos en efectivo, educación prenatal y Familias pobres Mujeres embarazadas Maestros, personal de Escuelas, espacio comu-
atención en salud, valoración del recién y lactantes, niños con salud nitario, instalaciones de
nacido, servicios de nutrición (incluidos edades entre 0 y 15 salud pública
suplementos), educación para los años, énfasis en niños
padres, servicios de salud preventiva y entre 0 y 2 años
primaria, evaluaciones del niño
CONAFE Estimulación y educación temprana, Familias indígenas urbanas, de Niños entre 0 y 4 años Instructores de la Hogares y espacio comu-
servicios para los padres, educación zonas urbanas marginales y ru- y sus padres, mujeres comunidad nitario
prenatal, evaluaciones del niño rales que viven en condiciones embarazadas
de pobreza
1 La estrategia del AIN-C se concentra en el contacto frecuente con las familias; ase-
soría adaptada a sus necesidades; prioridad para los niños menores de 2 años,
el período cuando el daño nutricional puede presentarse; y una herramienta de
acción comunitaria para el análisis de factores que influyen en el crecimiento de
los niños, más allá del control de la familia.
2 Las Madres Guías atienden entre 5 y 7 madres con niños entre 0 y 4 años. Los
profesores del programa para educación preescolar no formal atienden a niños
entre 4 y 6 años, con un promedio de 15 a 20 niños por clase.
3,5 horas. Se han desarrollado estándares del programa para visitas al lugar y las
evaluaciones del programa sobre el desarrollo infantil.3
Las familias están muy involucradas en los Comités de Padres, que se en-
cargan de administrar e implementar el programa, y dirigir las actividades de
seguimiento a nivel comunitario. Ellos dirigen las actividades de estimulación
temprana, salud, nutrición y salubridad ambiental, y se convierten en “multipli-
cadores” de las actividades del programa a través de sus familias extendidas y los
demás miembros de la comunidad. Participan activa y continuamente en sesiones
de capacitación que se realizan para fortalecer los servicios para los niños, moti-
var a los prestadores directos del servicio y mantener informado al personal sobre
los adelantos en DPI. Las comunidades, en general, están involucradas en proyec-
tos para desarrollar fuentes de agua potable, construir letrinas y mejorar las con-
diciones de salubridad; participan en ferias de salud y campañas de vacunación,
mejoran la condición física de la comunidad y prestan servicios de alimentación
escolar en diferentes entornos educativos.
Las evaluaciones internas y externas han encontrado que los objetivos del
programa se han alcanzado especialmente en tres áreas: reduciendo la mortalidad
infantil y materna, ampliando el alfabetismo y mejorando la condición nutricional
de los niños. El programa ha desarrollado y está aplicando una escala para medir
el desarrollo infantil al igual que otros instrumentos de monitoreo y evaluación.
Además, el programa informa que la autoestima de las mujeres ha aumentado,
los hombres reconocen la importancia de las actividades del programa con las
mujeres y que ellas benefician a los niños y la comunidad; las comunidades se
han comprometido más con las acciones para mejorar la calidad educativa y los
jóvenes participan en la aplicación de programas de estimulación temprana. Más
importante aún es que el programa de estimulación temprana se trasmite entre
generaciones hacia las familias extendidas de los beneficiarios.
En la actualidad se están implementando varios programas similares, pero
aún no han sido evaluados. En Nicaragua, el Programa Comunitario de Salud y
Nutrición (PROCOSAN) ha sido desde 2003 la estrategia oficial de nutrición basada
en la comunidad, para el país. El programa apoya tres intervenciones: monitoreo
del crecimiento, estimulación temprana y atención a enfermedades o morbilidad.4
3 En 2006, las visitas al hogar y las sesiones se realizaron en 233 comunidades, para
padres y niños entre 0 y 3 años, que incluyeron 3.802 niños y 3.719 niños para un
total de 7.521 menores y 11.325 familias. Los servicios de preescolar se ofrecieron
para niños entre 3 y 6 años, incluidos 645 niños y 621 niñas para un total de 1.266
menores. Los servicios de cuidado y educación prenatal y posnatal se suministra-
ron a 890 madres, 641 mujeres embarazadas y 890 neonatos.
4 Las actividades del programa incluyen promoción y monitoreo del crecimiento a
través de la medida regular del peso, estimulación temprana suministrada en los
centros de salud de la comunidad durante la visita de monitoreo del crecimiento;
asesoría individual para las madres, para mejorar prácticas nutricionales y salud
con base en el estado nutricional del niño y pautas adecuadas para el desarrollo; y
remisiones cuando es necesario. También se estimulan las visitas al hogar, al igual
que los encuentros comunitarios cada cuatro meses. El programa está a cargo de
voluntarios o brigadistas. Tres brigadistas trabajan con un promedio de 20 a 25
niños por comunidad.
En 2006, el programa llegó a 72.400 niños menores de dos años y sus madres en
las comunidades más pobres de Nicaragua. A la fecha, el programa no ha sido
evaluado formalmente. Un anteproyecto de evaluación se basó en recopilación de
datos de una muestra de 90 comunidades usando cuestionarios autodiligencia-
dos. Los resultados son mixtos pero prometedores; indican que el programa ha
estado funcionando bien en cerca de 70% de las comunidades. La mayoría de las
madres (85%) entiende el aspecto de promoción del crecimiento del programa en
términos del peso de los niños. Sin embargo, un número menor (40%) sabe que el
programa también ofrece información sobre el desarrollo infantil e incluso menos
conocen aspectos del programa como obtención de remisiones para tratamiento
de enfermedades. Sin embargo, las madres y los proveedores de salud informan
que el conocimiento de las madres sobre desarrollo infantil ha aumentado. La
evaluación no recopiló datos sobre resultados de nutrición y salud infantil (Flores
y otros 2007).
En Perú, UNICEF ha apoyado desde 2000 un programa de educación en sa-
lud en cuatro departamentos (Cusco, Apurimac, Cajamarca y Loreto) llamado
Buen Inicio, el cual ofrece un paquete integrado de actividades promocionales
preventivas en salud y nutrición y estimulación temprana. El programa se dirige
a mejorar las prácticas y la utilización de los servicios. Brinda educación en salud
a mujeres embarazadas y madres de niños hasta 3 años de edad y llega aproxi-
madamente a 75.000 niños y 35.000 mujeres embarazadas en 200 comunidades
rurales. El programa ha sido evaluado usando dos métodos: una evaluación del
proceso, resultados e indicadores de resultados en comunidades seleccionadas
en dos puntos del tiempo, y una evaluación basada en indicadores del progreso
del programa recopilados por el Ministerio de Salud, en una muestra de centros
de salud. Los resultados muestran una disminución en la prevalencia de la des-
nutrición crónica entre 24 y 41 puntos porcentuales. En comunidades donde se
implementó el programa también se informó una disminución en la prevalencia
de anemia y deficiencias de vitamina A. Los resultados de la evaluación se deben
tomar con cuidado ya que se registraron problemas con los datos iniciales y el
procesamiento.5 Estos resultados sugieren que si se realizó una evaluación de im-
pacto adecuada (con datos básicos y un grupo de control) eso demostraría efectos
positivos del programa (UNICEF, 2006).
Intervenciones en educación
Como se discutió el capítulo 2, los programas de educación diseñados para mejo-
rar los resultados de DPI pueden tomar diversas formas, que incluyen programas
que educan a los padres sobre cómo cuidar mejor a sus hijos (prácticas de crian-
za), programas para garantizar que los niños entre 0 y 2 años de edad reciban un
cuidado adecuado en la infancia temprana en los centros destinados para eso, y
programas de educación preescolar para niños de 3 a 6 años de edad.
6 Las familias indígenas constituyen algunos de los beneficiarios, pero los funciona-
rios del programa no suministraron estadísticas.
7 Estas son familias que han tenido que abandonar su lugar de residencia debido al
conflicto armado (guerrilla) en Colombia.
8 El programa comenzó en Cali con 102 hogares que atendían 530 niños. En 2006,
se atendieron 799.979 niños. Los niños atendidos por Familia, Mujer e Infancia
(FAMI), subprograma de Hogares Comunitarios que tiene como objetivo mujeres
embarazadas y niños entre 0 y 3 años, incluyeron 389.820 niños para un total de
1’189.799 niños atendidos por Hogares Comunitarios y programas relacionados
en 2006. Se han desarrollado estándares para el programa y están relacionados
con la supervisión del mismo y la planificación basada en resultados.
9 En la actualidad se están haciendo esfuerzos para brindar a estas madres capacitación
que les permita obtener un título en enseñanza preescolar técnica o profesional.
10 Muchos asesores profesionales (incluidos trabajadores sociales y especialistas en
nutrición) y supervisores trabajan en el programa. Ellos constituyen equipos inter-
disciplinarios para brindar apoyo integral y mejorar la calidad del servicio.
11 Estos programas están diseñados para “compensar” a niños que viven en condi-
ciones de pobreza extrema, dotándolos con materiales escolares, libros y otros
recursos educativos.
embarazadas y padres de niños entre 0 y cuatro años de edad que viven en áreas
rurales, periurbanas y urbanas con altos niveles de marginalización, al igual que
poblaciones indígenas.
Los programas de educación en la primera infancia, crianza y otros programas
educativos son impartidos por instructores comunitarios. Usualmente, estas per-
sonas sólo cuentan con educación primaria pero tienen experiencia en educación
basada en la comunidad y, a menudo, están familiarizados con la comunidad,
su contexto y cultura. Los instructores comunitarios trabajan directamente con
padres e hijos, atendiendo un promedio de 10 niños cada vez. De los participantes
en el programa, 19% eran altamente marginados y 47% eran muy marginados.
Alrededor de 70% pertenecía a ambientes rurales; 21%, a poblaciones indígenas,
y el resto a entornos urbanos o periurbanos.12
Educación Inicial utiliza una estrategia combinada de educación para los pa-
dres y servicios para el niño. Sus servicios incluyen educación prenatal, educación
para las mujeres que van a ser madres, evaluaciones del niño, estimulación tem-
prana, educación para los padres y apoyo. Durante un período de ocho meses se
visitan los hogares durante una hora, dos veces a la semana; se hacen consultas
individuales de una hora, una vez a la semana, y reuniones de padres de dos ho-
ras, una vez a la semana. Se espera que a la edad de 4 años los niños ingresen a la
educación preescolar pública.
Educación Inicial tiene componentes sólidos de participación comunitaria y
familiar, incluidas sesiones con el niño y los padres (por la familia), brindando
espacios de aprendizaje cuando es necesario, realizando actividades de aprendi-
zaje en casa y promoviendo el programa entre la comunidad. La participación
comunitaria incluye seleccionar instructores de la comunidad, brindar espacios
para sesiones educativas, acordar reuniones de la comunidad para actividades
de monitoreo y evaluación (por ejemplo, para aprender sobre el progreso del
programa y autoevaluaciones de conducta), solicitar apoyo de las autoridades e
interactuar con ellas, cuando sea necesario.
La Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI) es una red pública de cen-
tros de preescolar y guarderías desarrollada e implementada en Chile en 1970.
Con una estrategia combinada de educación para los padres, educación temprana
centrada en el niño y apoyo para las mujeres trabajadoras, sus servicios incluyen
apoyo y educación para los padres, estimulación temprana, servicios de nutrición,
evaluaciones del niño, intervención temprana para niños con retrasos y discapaci-
dades, y apoyo para la transición a la escuela primaria. El programa se presta en
centros de preescolar y guarderías.
JUNJI tiene como objetivo familias urbanas, periurbanas, rurales e indígenas,
que viven en condiciones de pobreza severa o por debajo de la línea de pobreza.
Se concentra en atender a niños en alto riesgo y con retrasos en su desarrollo.
Cuando comenzó en 1970, la JUNJI atendió 2.738 niños desde el nacimiento hasta
la edad de 6 años.13 De acuerdo con el director del programa, 80% de los niños
14 El objetivo de servicio de JUNJI en 2008, para niños que viven en pobreza severa
fue de 45%, con un total de 80% por debajo de la línea de pobreza.
15 A enero 1 de 2008, habría un educador por cada 20 niños y un educador técnico
por cada 6 niños.
16 Las familias en condiciones de pobreza y de pobreza severa (niveles de pobreza 1
y 2, respectivamente) constituyen 10% de la población chilena.
17 Desde sus primeros años, la cobertura de INTEGRA ha aumentado sustancialmente.
En 1994, INTEGRA atendió 441.452 niños desde el nacimiento hasta 6 años de
edad, o 3% de los niños en ese grupo de edad. En 2007, atendió a 78.000 niños
desde el nacimiento hasta 6 años de edad o 6,3% de los niños en el mismo grupo
de edad, según el censo de 2002; 96% de los beneficiarios proceden de las familias
más pobres de Chile.
severa. El PAIN fijó como objetivo a los niños entre 3 y 6 años de edad. Los servi-
cios se suministraron en 310 comunidades indígenas rurales e incluyeron educa-
ción preescolar cultural y lingüísticamente adecuada. Las clases de preescolar se
dictaban cinco días a la semana durante tres horas diarias, por un período nueve
meses al año, para un total de 450 o 520 horas anuales de contacto. Otros servi-
cios del programa incluían remisiones a servicios de atención en salud primaria
y preventiva, suplementos nutricionales a través de programas de alimentación
en el preescolar, educación en higiene personal, apoyo de la participación comu-
nitaria y toma de decisiones. No se prestaron servicios de visitas a los hogares
ni educación individual para los padres, aunque éstos asistían ocasionalmente a
sesiones de grupo dirigidas por animadoras (madres comunitarias líderes).
El PAIN animaba a los padres a diagnosticar el desarrollo educativo y socioe-
mocional de sus hijos e identificar problemas y necesidades. Estas evaluaciones
fueron la base para el diseño del programa a nivel local. Las lenguas indígenas y
elementos de la cultura local se utilizaron como recursos educativos para ayudar a
garantizar la continuidad de los niños y los padres. Los servicios eran suministrados
por profesores capacitados en educación temprana y madres comunitarias líderes,
llamadas animadoras, quienes contaban con educación secundaria pero recibían
capacitación adicional y un pequeño estipendio. Sus responsabilidades incluían
dirigir el trabajo y la interacción con los padres y los niños en formas culturalmente
apropiadas. Las animadoras atendían entre 15 y 25 niños cada vez, dependiendo
de la densidad poblacional en cada comunidad. Cuando el PAIN comenzó en 2001,
atendió 3.076 niños cada año. El programa incrementó su cobertura sustancial-
mente hasta 7.554 niños en 2004, pero fue suspendido después de eso.
19 El presupuesto total del programa en 2007 fue de US$3.200 millones (de los cua-
les menos de 5% se destinó a gastos operativos). La cuantía de las transferencias
de efectivo destinada a alimentos es de US$6 mensuales (más que la transferen-
cia total), que se ofrecen a la madre para mejorar los ingresos y el consumo de
alimentos en el hogar. El valor de la transferencia representa alrededor de 20%
de los ingresos del hogar, (Schady 2006). A los niños menores de cinco años, mu-
jeres embarazadas y lactantes se les suministran complementos nutricionales. Se
exige el cumplimiento de las visitas preventivas básicas de atención en salud y la
asistencia a talleres sobre salud y nutrición. Durante estas visitas se vacuna a los
niños, se controla su crecimiento y reciben suplementos de micronutrientes, si se
encuentran desnutridos. Otros componentes incluyen aumentar la transferencia
de efectivo para estudiantes en los grados 3 a 12 (US$11 o US$60 por cada estu-
diante becado), cuentas de ahorros de US$300 después de terminar la secundaria
y transferencias de efectivo para los ancianos (Hermosillo 2006).
entre el nacimiento y los 24 meses. Las poblaciones objetivo son familias urbanas,
periurbanas y rurales que viven en condiciones de pobreza severa.
Los pagos en efectivo se depositan en una cuenta bancaria de la familia. Esto
tiene el efecto indirecto de vincular por primera vez a familias muy pobres con
instituciones bancarias y crediticias.20 Los pagos están condicionados a compor-
tamientos en salud y nutrición y responsabilidades educativas de la familia con
los hijos mayores. La participación de la comunidad y la familia en diferentes
aspectos del programa se estimula ampliamente. La función de las familias en
el programa es garantizar que sus hijos en edad escolar asistan a la escuela y
cumplir los controles relacionados con salud y nutrición; asistir a talleres de au-
tocuidado en salud; convertirse en miembros de los Comités para Promoción
de la Comunidad; asistir a sesiones de información, capacitación y orientación
y, especialmente, las relacionadas con nutrición, y participar activamente en el
sistema de rendición de cuentas sociales (supervisión).
La responsabilidades de la comunidad incluyen establecer Comités para la
Promoción de la Comunidad que reciben capacitación y crean vínculos entre los
beneficiarios del programa y los servicios de salud y educación de Oportunida-
des; garantizar que las solicitudes y sugerencias sean canalizados hacia los grupos
adecuados; permitir la transparencia del programa, supervisión y seguimiento de
acuerdo con las pautas del mismo; formar grupos juveniles para estudiantes con
becas escolares para los últimos años de educación secundaria, que apoyarán a
los Comités; participar en el Sistema de Servicios para la Población, que son me-
canismos que permiten que los beneficiarios y los comités presenten sus quejas,
peticiones y evalúen los servicios; y estimular la participación de los beneficiarios
en el ejercicio de sus derechos sociales y en la promoción del desarrollo comuni-
tario. Los servicios de educación y salud estatales, profesores y personal de salud
suministran servicios directos del programa. Estos trabajadores pagados por la
comunidad tienen certificados en educación y salud que requeridos por los pres-
tadores de servicios estatales, y el número profesionales por niño varía de acuerdo
con el tipo de centro, escuela, profesor o especialista.
Fundado en 1999 en Colombia, el Programa Familias en Acción (Programa
FA) es un programa de TCE inspirado en Oportunidades. Los líderes del programa
estudiaron el programa mexicano, hicieron ajustes y agregaron nuevos procesos
como el uso del SISBEN, como un sistema de objetivos. Primero se realizó un pro-
yecto piloto en 22 municipios como prueba de campo del diseño del programa,
antes de extenderlo.
El Programa Familias en Acción es un programa de TCE orientado a los padres
y madres, que presta servicios directos a las madres. Las transferencias de efectivo
y los suplementos nutricionales están condicionados al uso de servicios de salud
para los niños, como vacunas y controles relacionados con el crecimiento físico y
el desarrollo. Se exige que los niños mayores estén matriculados en la escuela. El
programa está dirigido a mujeres embarazadas y madres con niños menores de 7
años de edad. Las familias atendidas viven en comunidades del SISBEN estrato 1,
Flay, B. 1986. “Efficacy and Effectiveness Trials (and Other Phases of Re-
search) in the Development of Health Promotion Programs.” Preventive
Medicine 15: 451-474.
Flores, R., M. Ruiz y otros. 2007. “Evaluación de proceso del Programa Co-
munitario de Salud y Nutrición (PROCOSAN) de Nicaragua” PROCOSAN.
Disponible en: http://nicaragua.nutrinet.org/publicaciones/publicaciones/
Evaluaci%C3%B3n-de-proceso-del-Programa-Comunitario-de-Salud-y-
Nutrici%C3%B3n-%28PROCOSAN%29-de-Nicaragua/.
Galasso, E. 2006. “Assessing the Impact of the SEECALINE: Improving Malnu-
trition through Behavioral Change”. Procesado. Grupo de Investigación
sobre el Desarrollo. Banco Mundial, Washington, DC.
. 2006a. “With Their Effort and One Opportunity: Alleviating Extre-
me Poverty in Chile”. Procesado. Grupo de Investigación sobre el Desa-
rrollo. Banco Mundial, Washington, DC.
Galiani, S. 2007. “Reducing Poverty in Latin America and the Caribbean”.
Procesado. Informe para el Copenhagen Consensus Center y el Banco
Interamericano de Desarrollo. Washington University en St. Louis.
Garcés, E., D. Thomas y J. Currie. 2002. “Longer-Term Effects of Head Start”.
American Economic Review 92(4): 999-1012.
Gertler, P. 2004. “Do Conditional Cash Transfers Improve Child Health?
Evidence from Progresa’s Control Randomized Experiment”. AEA Papers
and Proceedings 92(2).
. 2000. “Final Report: The Impact of PROGRESA-Oportunidades on
Health”. Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimen-
tarias, Washington, DC.
Gertler, P. y L. Fernald. 2004. “The Medium Term Impact of Oportunidades on
Child Development in Rural Areas”. Disponible en: (http://www.sarpn.org.
za/documents/d0001264/P1498-Child_dev_ terminado_1dic04.pdf)
Glewwe, P. y E. King. 2001. “The Impact of Early Childhood Nutritional
Status on Cognitive Development: Does the Timing of Malnutrition Mat-
ter?” The World Bank Economic Review 15(1): 81-113.
Glick, P. 2002. “Women’s Employment and its Relation to Children’s Health
and Schooling in Developing Countries: Conceptual Links, Empirical Evi-
dence, and Policies”. Documento de trabajo No. 131 del Cornell Food and
Nutrition Policy Program. Universidad de Cornell, Ithaca, Nueva York. Dis-
ponible en: http://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=424101.
Goodman, A. y B. Sianesi. 2005 “Early Education and Children’s Outcomes:
How Long Do the Impacts Last?” Fiscal Studies 26(4): 513-548.
Gobierno de Filipinas. Republic Act No. 8980: Early Childhood Care and
Development (ECCD) Act. firmada en diciembre 5, 2000. Manila.
Haggerty, P. 1981. “Women’s Work and Child Nutrition in Haiti“. Tesis para
la Maestría en Ciencias, Instituto Tecnológico de Massachusetts.
Hallman, K., A. Quisumbing, M. Ruel y B. de la Brière. 2005. “Mothers’
Work and Child Care: Findings from the Urban Slums of Guatemala
City”. Economic Development and Cultural Change 53: 855-885.
Hamadani, J., S. Huda, F. Khatun y S. Grantham-McGregor. 2006. “Psycho-
social Stimulation Improves the Development of Undernourished Chil-
dren in Rural Bangladesh”. Journal of Nutrition 136(10): 2645-2652.
Halpern, R., F. Barros, B. Horta y C. Victora. 1996. “Desenvolvimento neu-
ropsicomotor aos 12 meses de idade em uma coorte de base populacional
no Sul do Brasil: diferenciais conforme peso ao nascer e renda familiar”.
Cad. Saúde Púb. 12 (Supl. 1): 73-78.
Hart, B. y T. Risley. 1995. Meaningful Differences in the Everyday Expe-
rience of Young American Children. Baltimore, MD: Paul H. Brookes
Publishing Co.
Haskins, R. 2008. Testimony to the U.S. House Committee on Education
and Labor January 23, 2008. Disponible en: http://www.brookings.edu/
testimony/2008/0123_education_haskins.aspx?emc=lm&m=212252&l=
40&v=173795.
Hermosillo, R. 2006. “Oportunidades, the Mexican Human Development
Program”. Documento presentado en el Tercer Programa Internacional
de Transferencia Condicionada de Efectivo en Estambul, junio 26 a 30.
Heaton, T. y R. Forste. 2008. “Domestic Violence, Couple Interaction and
Children’s Health in Latin America”. Journal of Family Violence 23(3):
183-193.
Heckman, J. 2006. “Skill Formation and the Economics of Investing in Dis
advantaged Children”. Science 312(5782): 1900-1902.
Hoddinott, J. y A. Quisumbing. 2003. “Investing in Children and Youth for
Poverty Reduction”. Abril 24. Instituto Internacional de Investigación so-
bre Políticas Alimentarias, Washington, DC.
Hoddinott, J. y L. Bassett. 2008. “Conditional Cash Transfer Programs and
Nutrition in Latin America: Assessment of Impacts and Strategies for Im-
provement”. Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Ali-
mentarias, Washington, DC.
Holzer, H., D. Whitmore-Schanzenbach, G. Duncan y J. Ludwig. 2007. “The
Economic Costs of Poverty in the United States: Subsequent Effects of
Children Growing Up Poor”. Centro para el Progreso de América, Wash
ington, DC.
Institute of Medicine. 1996. WIC Nutrition Risk Criteria: A Scientific As-
sessment. Washington, DC: National Academy Press.
Love, J. y otros. 2005. “The Effectiveness of Early Head Start for 3 Year Old
Children and their Parents: Lessons for Policy and Programs”. Develop-
mental Psychology 41(6): 885-901.
Ludwig, J. y D. Phillips. 2007. “The Benefits and Costs of Head Start”. Do-
cumento de trabajo NBER No. 12973. National Bureau of Economic Re-
search, Cambridge, MA.
Lynch, R. 2004. Exceptional Returns: Economic, Fiscal, and Social Benefits
of Investment in Early Childhood Development. Washington, DC: Eco-
nomic Policy Institute.
Macours, K. y R. Vakis. 2007. “Seasonal Migration and Early Childhood De-
velopment”. Documento de discusión sobre protección social No. 0702.
Banco Mundial, Washington, DC.
Macours, K., N. Schady y R. Vakis. 2008. “Can Conditional Cash Trans-
fer Programs Compensate for Delays in Early Childhood Development?”
Procesado. Banco Mundial, Washington, DC.
Magnuson, K., C. Ruhm y J. Waldfogel. 2004. “Does Prekindergarten Impro-
ve School Preparation and Performance?” NBER Working Paper 10452.
National Bureau of Economic Research, Cambridge, MA.
Mahon, R. 2002. “What Kind of ‘Social Europe?’ The Example of Child
Care”. Social Politics 9(4).
Maluccio, J. y R. Flores. 2005. “Impact Evaluation of a Conditional Cash
Transfer Program: The Nicaraguan Red de Proteccion Social”. Instituto In-
ternacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias, Washington, DC.
Maluccio, J., J. Hoddinott, J. Behrman, R. Martorell, A. Quisumbing y A.
Stein. 2006. “The Impact of an Experimental Nutritional Intervention
in Childhood on Education Among Guatemalan Adults”. Documento de
discusión FCND 207. Instituto Internacional de Investigación sobre Políti-
cas Alimentarias, Washington DC.
Martin Korpi, B. 2007. “The Politics of Preschool–Intentions and Decisions
Underlying the Emergence and Growth of the Swedish Preschool”. Minis-
terio de Educación e Investigación, Suecia.
Martorell, R. 1995 “Promoting Healthy Growth: Rationale and Benefits”. En
P. Pinstrup-Andersen, D. Pelletier y H. Alderman, eds., Child Growth and
Nutrition in Developing Countries: Priorities for Action. Nueva York:
Cornell University Press.
. 1999. “The Nature of Child Malnutrition and Its Long-Term Impli-
cations”. Food and Nutrition Bulletin 20(3): 288-292. The United Na-
tions University.
Mincer, J. 1958. “Investment in Human Capital and the Personal Distribu-
tion of Income”. Journal of Political Economy 66(4): 281-302.
ton, VA: Basic Support for Institutionalizing Child Survival Project (BASICS
II) Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
UNICEF CEPAL (Fondo de las Naciones Unidas para la infancia y Cepal). 2005.
“Child Poverty in Latin America”. Newsletter on Progress Towards the
Millennium Development Goals from a Child’s Rights Perspective, núme-
ro 1 (septiembre).
Van Roekel, K., B. Plowman, M. Griffiths, V. Vivas de Alvarado, J. Matute y
M. Calderón. 2002. “Evaluación de medio término del Programa AIN en
Honduras, BASICS II, 2000)”. Publicado por el Proyecto de Apoyo Básico
para la Institucionalización de la Supervivencia Infantil (BASICS II) de la
Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, Arlington,
VA.
Vegas y Santibáñez
E La promesa del
n América Latina y el Caribe, gran cantidad de niños pequeños no reciben nutrición,
estímulos ni cuidados adecuados, mientras que la investigación ha demostrado que el
desarrollo en la primera infancia afecta enormemente los resultados de la vida futura de
una persona, incluidos los aspectos de salud, educación y acceso a buenos trabajos. La promesa del
desarrollo en la
desarrollo en la primera infancia en América Latina y el Caribe presenta opciones para implementar
intervenciones efectivas en la niñez temprana, las cuales son muy prometedoras para garantizar
“Más de 300.000 niños menores de cinco años mueren cada año en América Latina, más de 9
millones padecen desnutrición severa y 22 millones no asisten al preescolar. Por consiguiente,
no reciben ningún tipo de estímulo intelectual antes de ir a la escuela primaria. Yo sueño con primera infancia
en América
un mundo donde estos niños disfruten iguales oportunidades. Para que eso sea verdad, debemos
invertir en el desarrollo en la niñez temprana. Esta es la mejor manera de reducir la pobreza y la
desigualdad y permitir que todos los niños alcancen su máximo potencial. En una época en que el
mundo se está volviendo más desigual, la historia nos juzgará a todos por los pasos concretos que
Latina y el
demos para cambiar y mejorar a la sociedad. Esta obra debe ser de lectura obligatoria para todos
los líderes y legisladores políticos del mundo. Mi compromiso es mejorar la vida de los niños y los
invito a unirse conmigo para hacer una diferencia positiva en sus vidas. Ellos merecen lo mejor”.
Shakira, artista; fundadora y activista, Fundación ALAS
Caribe
“Las múltiples dimensiones del desarrollo en la primera infancia (DPI): cognitivo, socioemocional,
físico, se ven cada mes más como fundamentales para la educación, la productividad y la salud en
todo el ciclo de vida y a través de las generaciones. La promesa del desarrollo en la primera infancia en
América Latina y el Caribe busca ayudar a cerrar las brechas que existen en el conocimiento sobre
el DPI y las políticas relacionadas en América Latina y el Caribe, mediante la síntesis de evidencia
existente de la región y el resto del mundo, elaborando un marco de referencia analítico de carac-
terizaciones y estudios empíricos. Emiliana Vegas, Lucrecia Santibáñez y sus colaboradores deben
recibir felicitaciones por avanzar de manera tan admirable para brindar una perspectiva sistemática Emiliana Vegas y Lucrecia Santibáñez
y cuidadosa sobre el importante tema de la DPI en América Latina y el Caribe, en relación con lo
que sabemos actualmente y cómo podemos aprender más en el futuro. Esta es una obra valiosa no
solamente para aquellos interesados en la DPI sino para quienes están interesados más ampliamente
en el desarrollo económico”.
Jere Behrman¸ Universidad de Pennsylvania
ISBN 978-958-8307-78-7
9 789588 307787