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¢ES COMUN EL SENTIDO COMUN? Oscar Brenifier Institut de Prasiques Philosophiques (Paris) (Nota del traductor: A través de un discurso sencillo, eransparente y directo, Brenifier nos invita en su texto a hacernos cargo de'la revalori- zacién del tan vilipendiado “sentido comin” (Zon sens) como estrategia para defender la solidez y practicidad de la raz6n frente a la desmesura del absoluto, El sentido comiin, universalmente accesible y cuya naturaleza eminentemente practica resulta provechosa tanto en el émbito teotético como en el del conocimiento de uno mismo, opera fundamentalmente obligando a introducir el pensamiento en un desatrollo riguroso (que tiene su base en una légica bipolar cuya fuente es el respeta de ciertos principios —sobre todo, los de no contradiccién y causalidad). El ejercicio del sentido comtin impide al pensador singular dejarse seducir por el ansia de diferenciacién, germen del elitismo intelectual que es precisamente la causa de desprestigio de esta razén cotidiana y cercera en pro de su sola glorificacién. Esta puesta en juego de una légica propia (“original”) y supuestamente superior conlleva un problema epistemolégico y uno social-humano: priva a la razén de su capacidad critica, impidiendo a la vez un desarrollo consistente del conocimiento cientifico y de la razén ética, y establece una jerarqufa social en relacién con la cercanfa a la verdad o la capacidad de producirla, lo cual acaba minando los fundamentos de la democracia y el entendimiento comin. No obstante, esa defensa del sentido comin no implica la apuesta por una razén inamovible, sino [a obligacién de conocer sus modos licitos de funcionamiento y transformacién (entre los cuales la dialéctica posee un papel protagonisca). Oscar Brenifier desatrolla a nivel internacional una incansable actividad filoséfica en talleres, conferencias y cursos. En Granada, invitado por el Departamento de Filosofia II en el contexto de las actividades del Master de Formacién del Profesorado de Ensefianza Secundaria, impartié un taller de prdctica filoséfica en enero de 2011. Oscar Brenifier es uno de los representantes més destacados de la prictica filoséfica, es decir, de una idea de filosofia que, en conexién con la concepcién antigua OSCAR BRENIFIER de la filosofia como ethos o modo de vida, entiende que, més que una meta doctrina o discurso teérico, Ia filosofia es actividad y puesta en obra, Filosofia que debe habitar, como Sécrates entendié, en el medio de la ciudad.] La razén comin, 0 sentido comin, es concepto no muy halagiiefio, sobre todo para las personas que hacen gala de intelectualismo, origi- nalidad o particularidad. Cuando es evocado parece anticuado, banal o desprovisto de toda legitimidad. Se muestra sin embargo muy util en la practica filos6fica. Para empezar porque obliga a una comprensién mutua: en tanto el sentido no es compartido no hay lugar para la discusién. Pues si se puede no compartir opiniones pudiendo sin embargo discutir, constituyendo esta diferencia incluso la sustancia viva de la discusién, el sentido, como referencia comtin, debe ser compartido, sin lo cual ninguna discusién es posible: ésta seré inexistente o absurda. 1. PARADOJA DEL SENTIDO COMUN Voltaire planteaba una paradoja a propésito del sentido comin. Sefialaba que decir de un hombre: “No tiene sentido comtin, es una injuria, ya que ast es tachado de locura”, pero al mismo tiempo, decir de un hombre que tiene sentido comtin “es injuria también; esto quiere decir que no es del todo estipido, y que carece de eso que se llama espititu”. Concluye sobre el sentido comtin que: “simplemente significa buen sentido, razén grosera, razén apenas comenzada, primera nocién de cosas ordinarias, estado intermedio entre la estupidez y el ingenio”. E! sentido comin seria en efecto una simple barrera de proteccién, una puesca a prueba de un pensamiento particular, pero cateceria de la chispa del genio, la audacia que caractetiza la singulatidad. Sin embargo, al enunciar el ser humano més a menudo absurdos que palabras geniales, comenzando por aquellos que hacen profesién de intelectualismo, quizés el sentido comin pueda jugar un rol positive de censor de cara a las aberraciones del pensamiento antes que un tol negativo de rechazo de la innovacién. En nuestra prictica nos patece que es asi, aunque admicimos también que los esquemas establecidos, los de la moral u otra norma faertemente anclada socialmente, impiden frecuentemence a los unos 448 . &ES COMUN EL SENTIDO COMGN? y a los otros atreverse a pronunciar en voz alta aquello que piensan, y por tanto atreverse a pensar lo que piensan. Pues el sentido comtin es también Io normativo, el rechazo de la alteridad. Sea dicho rechazo el de la realidad del mundo que de repente nos golpea en su dimensién trdgica y que nos negamos a ver. Sea el rechazo a aquel que piensa de un modo diferente, otro o nosotros mismos, que no nos atrevemos a escuchar cuando lo rehusamos brutalmente. O sea nuestro ser mismo, que en su transcendencia nos interpela, pues sufre de estas contradic- ciones o aberraciones que mantenemos sin atrevernos a nombrarlas ni incluso a vislumbrarlas. En la Antigiiedad, el sentido comun reenviaba a la unidad de las percepciones, a J sensibilidad: para Aristételes era una suerte de sexto sentido que unificaba los otros cinco, operacién de sintesis de las di- ferentes percepciones. En el animal es, en cierto modo, la unidad del set. El concepto de sensible comin constituia lo que es perceptible por varios sentidos, por ejemplo el tamafio, el numero, la forma, etc. El deslizamiento hacia la intelectualizacién era por lo tanto facil, y el sentido comiin viene entonces a tomar un sentido de raz6n, sobre todo préctica, y por ese giro, una connotacién ética. El sentido comin gufa huestras acciones, al modo de la prudencia, pues Aristételes comprende esta cualidad como una intuicién préctica inmediata, una inspiracién que guia nuestros actos sin siquicra tener que reflexionar. Bergson, pensador por excelencia de Ja accién, retoma esta misma idea: “La accién y el pensamiento me parecen tener una fuente comtin, que no es ni pura voluntad, ni pura inteligencia, y esta fuente es el sentido comtin. ;El sentido comin no es, en efecto, aquello que da a la accién su cardcter razonable y al pensamiento su cardcter préctico?” Pues es verdad que el sentido comin contiene més bien una inteligencia practica, cotidia~ na, revela més un cuidado comin que una especulacién abstracta y metafisica, aunque nada impide al sentido comtin aventurarse en estas regiones etéreas, en particular bajo la forma de la légica. Se trata de un saber “econémico”, en un sentido no critico por navuraleza, ya que no es examinado, y aparece mds bien como natural o innato. La idea de evidencia o de intuicién que se encuentra en Descartes, suerte de altar del pensamiento, percepcién interna con [a que tropezamos y sobre la cual podemos apoyarnos, serfa del mismo orden. El sentido comtin es sin embargo capaz de critica, he ah{ su utilidad como contrapeso de cara a los excesos de la subjetividad o del intelec- 449

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