n ministerio juvenil de impacto y de efecto requiere que sea basado en relaciones discipulares, no
tendría sentido un ministerio donde los pastores y líderes de jóvenes solo se conozcan
aéreamente, un ministerio fuerte se basa en relaciones de discipulados fuertes. Ser pastores
requiere cualidades que inviten a los jóvenes a seguir un estilo de vida cristiano que
supuestamente nosotros llevamos.
El pastorear jóvenes implica el ver a estos como a hijos, saber sus necesidades y suplirlas, tu
prioridad son ellos, por lo que tienes el deber de cuidarlos, protegerlos, aconsejarlos, formarlos,
confrontarlos, entre otros atributos (asignaciones) que implica ser padre.
Tu responsabilidad es prepararlos para enviarlos al trabajo del ministerio, (mayoría de edad) y que
este, enfrente los retos más capacitado que tu cuando fuiste enviado.
4. El Deber de confrontación:
Los problemas pequeños al cabo de un tiempo, pueden convertirse en la peor pesadilla del
desarrollo integral de los jóvenes y del ministerio.
Tenemos que aprender a confrontar a los muchachos cuando tienen conductas anormales que le
puedan hacer daño, cuando están afectados por pecados, malas decisiones tomadas y cada vez
que estos estén en peligro de que cualquier cosa les tiente.
La labor de prevención es importante para evitar desviaciones en el camino, son muchos los
errores que se cometen por falta de prevención.
Como pastores debemos meternos en su vida, si tomó una mala decisión decírselo claro, aunque
les duela a los dos, pero nunca te quedes callado.
No hagas énfasis tanto en el error, sino en la solución, ayudarle a superar sus errores, restáuralo.
En otras palabras examínalo, ve como actúa en su vida normal, donde el muchacho no se sienta
que lo están vigilando o probando, sino que en su actuar natural, muestre su crecimiento, madurez
y logros, para reconocerlo, afirmarlo por lo que es, reconocer sus logros y buscar oportunidades
para asignarle mas responsabilidades (trabajo ministerial.).
Cuando alcance algo por pequeño que sea, felicítalo y celebra sus logros como si fueran tuyos.
En la primera parte hablamos sobre algunas cualidades que un pastor de jóvenes debe tomar en
cuenta para un trabajo efectivo, lentes que nos harán ver el camino más claro.
En esta parte continuaremos con varias actitudes y cualidades, que debemos aplicar a nuestras
vidas y nos serán de instrumentos poderosos para un trabajo eficaz en el ministerio con los
jóvenes.
1. La madures:
La madures que tengamos determinará nuestro trabajo, que será de la salud espiritual de los que
están bajo nuestra cobertura, hoy más que nunca necesitamos personas maduras en el ministerio
juvenil.
Cuando hablamos de madurez decimos que es:
– Misión y visión:
Saber que quieres y hacia donde te diriges, para que estas en el mundo. (¿Cuál es tu función?).
Cuando Dios da un visión a un Hombre, le muestra el problema que viene a ser el por que de la
visión, no hay visión sin que exista un por que. (un problema) (Eh 1.2-3.).
Esta debes transmitirla a los que sirven contigo en el ministerio (tanto los que están bajo tu
cobertura, como los que son tu cobertura espiritual.) (Neh 2.4-7, 2.17-20).
Como mencionamos antes, tú eres un modelo que ellos ven y si eres inconstante, ellos serán
inconstantes, por lo tanto la madurez no es importante, es vital.
Advertencia.
El ministerio juvenil es el ministerio más difícil, te llevará tiempo y esfuerzo, tendrás que tener
paciencia y firmeza, así que si no eres capaz de amarlos tanto para entregar tu vida por ellos, no te
involucres a trabajar en este ministerio, por tu bien y el de ellos.