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EL PODER Y LA PROMESA

DEL FEMINISMO ECOLÓGICO

l<AREN J. WARREN
INTRooucc1óN

En tiempos recientes, el feminismo ecológico (ecofeminismo) ha


empezado a recibir una atención considerable como un feminismo
alternativo y como ética también ambiental.1 Desde que Franc;oise
d'Eaubonne introdujo el término ecofeminismo en 1974 con el objeto
de llamar la atención sobre el potencial de las mujeres para llevar a
cabo una revolución ecológica,2 el término ha sido usado de diver-
sas maneras. Según el uso que le doy en este ensayo, el feminismo ( v.-i,;{;
ecológico es la tesis de que hay importantes conexiones - históricas, 1~ ~r,.,,.,,
experienciales, simbólicas y teóricas- entre la dominación de las t \,, - I•
mujeres y la dominación de la naturaleza, cuya comprensión es J:. l''
crucial tanto para el feminismo como para la ética ambiental. Sos- ·i
tengo que la promesa y el poder del feminismo ecológico radica
en el hecho de que proporciona un marco único tanto para concebir de
una manera novedosa el feminismo, como para desarrollar una ética am-
biental que tome en serio las conexiones existentes entre la dominación de
las mujeres y la dominación de la naturaleza. Mi argumento procede
mediante el examen de la naturaleza de la ética feminista y de los
diversos modos en que el ecofeminismo proporciona una ética fe-
minista y ambiental. Mi conclusión es que cualquier teoría femi-
nista y cualquier ética ambiental que no considere seriamente la
dominación doble e interconectada de las mujeres y de la naturaleza
es incompleta en el mejor de los casos y, en el peor, es simplemente
inadecuada.

1
La bibliografía explícitamente ecofeminista incluye escritos desde variadas
perspectivas académicas y de diversos orígenes. En la bibliografía que aparece al
final de este volumen figura una lista específica sobre la materia con algunas de
estas publicaciones; véanse las pp. 292-295.
2
F. d'Eaubonne, Le Feminisme ou la mort, pp. 213-252.

233
- - - - - - - - - - --,--- ,· -- ---

234 KAREN J. WARREN


EL PODER y LA PROMESA DEL FEMINISMO ECOLÓGICO
235

FEMINISMO, FEMINISMO ECOLÓGICO Y MARCOS CONCEPTUALES vida· ,de lasb.mujeres sugiere importantes mane ras como a d egra-
d ac10n 1
f
am iental es un asunto feminista.
Admitiendo que puede ser muchas otras cosas, el feminismo es por Las feministas alegan que algunos d e 1os asun tos
lo menos el movimiento que tiene por objeto terminar con la opre- . . y los filósofos
femirustas , .
mas, importantes son conceptuales·· asuntos que t'ienen
sión sexista. Supone la eliminación de cualesquiera y todos lm¡ fac- que ver con como se conceptualizan algunas nociones filosóficas
tores que contribuyen a la dominación o a la subordinación conti- centrales, tales como las. de
nua y sistemática de las mujeres. Si bien las feministas discrepan . razón y racionalidad, ética, y que, es un
ser h umano. El ecofemirusmo extiende a la naturaleza t _
sobre cuál es la naturaleza de la subordinación de las mujeres y cuá- · , f'l 'f' f . . es a preo
cupacion i oso ica em1msta. Sostiene que, a final de cuentas, son
les sus soluciones, todas ellas están: de acuerdo en que existe una conceptuales
j opresión sexista que es moralmente incorrecta y debe ser abolida. . . , dalgunas de las conexiones más importantes ene
d ommac10n
tr 1
a
e 1as mujeres y la dominación de la naturaleza. A fin
Un "asunto feminista" es cualquier asunto que contribuya de de entender esto, considérese la naturaleza de los marcos concep-
alguna manera a comprender la opresión de las mujeres. La igual- tuales.
dad de derechos, el mismo pago por el mismo trabajo, y la produc- ~n marco conceptual es un conjunto de creencias básicas, valores, ~
ción de comida, son asuntos feministas en todos aquellos casos en actitude~, Y. supuestos que molde~ y reflejan la manera como uno ~f J
los que comprenderlos contribuya a comprender la explotación o se ve a s1 mismo y al mundo prop10. Es un lente construido social-
subyugación continua de las mujeres. Ir a buscar el agua y la leña men:e a tr~v~s d~l cual nos percibimos a nosotros mismos y a los
son asuntos feministas en todos aquellos lugares y momentos en demas; esta mflmdo por factores tales como el género, la raza, la
los que la responsabilidad primaria de las mujeres de realizar estas clase, la edad, la orientación afectiva, la nacionalidad y la educación
tareas merme su participación cabal en la toma de decisiones, en religiosa.
la producción de ganancias o en el desempeño de puestos de alto Al~os marcos conceptuales son opresivos. Un marco conceptual
nivel ocupados por los varones. Lo que cuente como un asunto opresivo es un marco que explica, justifica y mantiene las relaciones
feminista, entonces, depende en buena medida del contexto, par- de dominación y subordinación. Cuando un marco conceptual es ¡
ticularmente de las condiciones históricas y materiales de las vidas patriarcal,* explica, justifica y mantiene la subordinación de las mu-
de las mujeres. jeres a los varones. 1
La degradación y la explotación ambiental son asuntos feminis- He argumentado en otras partes que hay tres rasgos significa-
tas porque entenderlas contribuye a comprender la opresión de las tivos d~ lo~ ~arc~s concept~ales opresiv~s: (1) un pensamiento lfe,...r
mujeres. En la India, por ejemplo, tanto la deforestación como la evaluativo Jerarqmco, es decir, un pensarmento con un "arriba" y /
reforestación mediante la introducción de la monocultura de una un "abajo" que concede más valor, estatus o prestigio a lo que está
especie arbórea (el eucalipto) para la producción comercial son "~riba" q1:e a lo ~ue está "abajo"; (2) dualismos de valores, es de- f ~
asuntos feministas porque la pérdida de bosques autóctonos y de cir, pares disyuntivos en los que los miembros de la disyunción se
la diversidad de especies de árboles ha afectado drásticamente la ven como opuestos (en lugar de complementarios) y excluyentes
capacidad de las mujeres indias del medio rural para mantener (en lugar de incluyentes) y se pone más valor (estatus, prestigio)
la subsistencia de sus hogares. Los bosques autóctonos proveen una en uno de los miembros de la disyunción (por ejemplo, dualismos
diversidad de árboles para comida, combustible, forraje, elabora- que asignan un valor o estatus más alto a lo que históricamente ha
ción de utensilios caseros, colorantes, medicinas y otros usos gene- sido identificado como "la mente", "la razón" y "lo masculino" que
radores de ganancias, que los bosques con el cultivo de una sola a lo que ha sido identificado históricamente como "el cuerpo", "la
especie no proveen.3 Aunque aquí no defiendo esta tesis, una mira-
da al impacto global que ha tenido la degradación ambiental en la
• El término "patriarcal" [patriarchal] corresponde casi exactamente al español
"machista"; el lector puede interpretar todo el discurso acerca del pensamiento
3 Examino este asunto en mi ensayo "Toward an Ecofeminist Ethic". patriarca! como equivalente al discurso sobre el machismo. [N. de la t.]
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ISMo ECOLócrco 237
emoción" y "lo femenino"); y (3) una lógica de la dominación, es establecer la inferioridad y justificar la b d. .,
I decir, una estructura argumentativa que conduce a una justifica- de la dominación, junto con el pensa ~u tor macio~. 6 Es la lógica
. nuen o evaluativ · , ·
ción de la subordinación. 4 . y 1os d ualismos de valores lo que J·usrt· o Jerarqmco
El tercer rasgo de los marcos conceptuales opresivos es el más , .
b asico 1 '
en a explicación acerca de la nat al
I ica 1a subordin ., L
acion. o
. ur eza de los m
significativo. Una lógica de la dominación no es sólo una estructu- ceptuales opresivos es entonces la lógica de 1 d . ~:cos con-
ra lógica; supone también un sistema sustantivo de valores, pues p · .
ara e1eco fermmsmo .
es importante . d
ª
que la 1, ommacion · .
( se necesita una premisa ética para sancionar o permitir la subor- ción sea explicativamente básica al menos po togica e la domina-
( dinación "justa" de lo que se subordina. Esta justificación se da . 1, . r res razones Prime
ro, sm una ogica de la dominación una descrip · , d · -
típicamente con base en una supuesta característica (por ejemplo, d .f . , ' cion e semeianzas
y i erencias sena simplemente eso: una descrip · , d 1 •
.f . . , . cion e seme7an-
la racionalidad) que tiene el que domina (por ejemplo, el varón) y zas y d i erencias. Considerese la siguiente afirmacio'n· "L h
del que carece el subordinado (por ejemplo, la mujer). nos son d i erentes e as plantas y de las rocas e t· os uma-
.f d 1
En contra de lo que muchas feministas y ecofeministas han di- h d .. n anto que los
umd anos pue en ~odif(icar consciente y radicalmente las comuni-
cho o sugerido, puede no haber nada inherentemente problemático d a es en 1as que viven y las plantas y las rocas no pu d h
en el "pensamiento jerárquico" o incluso en el "pensamiento eva- 1)1 h e en acer-
o ; os umanos son ~emejantes a las plantas y a las rocas en tanto
luativo jerárquico" en otros contextos diferentes del de opresión. que todos ellos son miembros de una comunidad ecoló · "A
El pensamiento jerárquico es importante en la vida cotidiana para cuando los humanos sean "mejores" que las plantas y l~~~cas:
clasificar datos, comparar información y organizar materiales. Las lo que resp~cta a la habilidad co~sciente de los humanos para trans-
taxonomías (por ejemplo, la taxonomía de las plantas) y la nomen- formar radicalmente las comurudades, no se obtiene por ello ·
clatura biológica parecen requerir alguna forma de "pensamiento · di · . , mismo
mnguna s~cion moralmente relevante entre los humanos y los no
jerárquico". El "pensamiento evaluativo jerárquico" puede incluso humanos, ru una razón que justifique que los humanos dominen a
ser muy aceptable en determinados contextos. (Lo mismo puede la~ pl_antas y las rocas. Para obtener esas conclusiones se tienen que
decirse de los "dualismos de valores" en contextos no opresivos.) anadir por lo menos dos supuestos poderosos, a saber, (A2) y (A4)
Por ejemplo, supongamos que es verdad que sólo los humanos en el argumento A que aparece a continuación:
tenemos la capacidad consciente de modificar radicalmente nuestro
medio social (o "sociedad"), como lo sugiere Murray Bookchin.5 (Al) Los_ humanos tienen la capacidad de cambiar consciente y
Entonces, podríamos decir con verdad que los humanos estamos radicalme~te la comunidad en la que viven y las plantas y las
rocas no tienen esa capacidad.
mejor dotados para modificar radicalmente nuestro medio que las
rocas o las plantas -una manera "jerarquizante" de hablar sobre v.( (A2) Todo lo que tiene la capacidad de cambiar consciente y radi-
valores-. c~lmente la comunidad en la que vive es moralmente supe-
El problema no radica sólo en que se usen el pensamiento eva- rior a lo que carece de esa capacidad.
luativo jerárquico y los dualismos de valores, sino en la manera como (A3) Por tanto, los humanos son moralmente superiores a las plan-
se han usado ambos dentro de los marcos conceptuales opresivos para tas y las rocas.
" (A4) Para cualesquiera X y Y, si X es moralmente superior a Y,
La versión que aquí ofrezco es una revisión de la exposición que ofrecí en mi

. entonces X está moralmente justificado para someter o su-
anterior ensayo "Feminism and Ecology: Making Connections". He cambiado la bordinar a Y.
exposición de modo que sea sobre los marcos conceptuales "opresivos" más que
6
"patriarcales", de manera que se deje abierta la posibilidad de que pueda haber Puede ser que en la sociedad occidental contemporánea, que ha sido concienzu-
algunos marcos conceptuales patriarcales (por ejemplo, en culturas no occidenta- ~~mente estructurada conforme a categorías de género, raza, clase, edad y orienta-
les) que no se puedan caracterizar adecuadamente como basados en dualismos de cion afectiva, simplemente no haya ningún concepto de "pensamiento jerárquico
valores. sobrevalo res " que no func1one
· en a1gun
' contexto opresivo. Para los propósitos del
~ 5 M. Bookchin, "Social Ecology versus ' Deep Ecology"', p. 9. presente ensayo dejo esa cuestión abierta.
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(AS) Por tanto, los humanos están moralmente justificados en so- evaluativo jerárquico, asumido en (B2), los dualismos de valores
meter o subordinar a las plantas y las rocas. asumidos tanto en el_ dua~is~o entre lo mental y lo físico en (Bl)
como en la supuesta infenondad de lo físico frente a lo mental en
Sin los dos supuestos de que los humanos son moralmente superiores (B2), y, por último, la lógica de la dominación, asumida en (B4)
a los no humanos (o por lo menos a algunos de ellos), (A2), Y de que es la misma que la premisa (A4) en el argumento anterior. Por
que la superioridad justifica la subordinación, (A4), lo único que tene- ende, según las ecofeministas, debido a que (por lo menos en la
mos es cierta diferencia entre los humanos y algunos no humanos. cultura dominante occidental) históricamente ha funcionado un
Lo anterior es verdad aun cuando esa diferencia se enuncie en tér- marco conceptual opresivo patriarcal para sancionar la domina-
minos de superioridad. Por lo tanto, el factor más important~ en ción gemela de las mujeres y de la naturaleza (argumento B), debe-
los análisis ecofeministas de la opresión es la lógica de la domma- mos rechazar tanto el argumento B como el marco conceptual pa-
ción, (A4). triarcal del que proviene.
Segundo, las ecofeministas argumentan que, por l? menos en Hasta aquí, desde luego, no se ha identificado qué premisas de
las sociedades occidentales, el marco conceptual opresivo que san- B son falsas. Veamos primero las premisas (Bl) y (B2). Muchas fe-
ciona la dominación doble e interconectada de la mujer y la natu- ministas, si no es que todas, sostienen que (Bl) ha sido aceptada o
raleza es un marco patriarcal que tiene los tres rasgos c~r~cterístic_os sostenida en la tradición filosófica e intelectual occidental domi-
de los marcos conceptuales opresivos. Muchas ecofemmistas sostie- nante, y algunas ecofeministas mantienen que lo mismo ha ocurrido
nen que, históricamente hablando, el argumento B que se present_a con (B2). 7 Las feministas aseveran que es un hecho histórico que
a continuación ha sido sancionado, por lo menos en la cultura occi- en la tradición filosófica dominante occidental se ha asumido la
dental dominante, por un marco conceptual patriarcal: verdad de (Bl) y (B2). Sin embargo, las ecofeministas o bien niegan
(B2) o bien no la afirman. Más aún, debido a que algunas ecofemi-
(Bl) Las mujeres se identifican con la naturaleza y con el reino de nistas creen urgente negar cualquier identificación histórica de las
lo físico; los varones se identifican con lo "humano" y el rei-
mujeres con la naturaleza, niegan (Bl) cuando se la usa para apoyar
no de lo mental otras tesis diferentes de la tesis estrictamente histórica acerca de lo
(B2) Lo que se identifica con la naturaleza y el re~o d~ l? físico es que se ha asumido o aceptado como verdadero dentro de la cultura
inferior a (está "por debajo" de) lo que se identifica con lo patriarcal; por ejemplo, cuando se usa (Bl) para afirmar que las
"humano" y el reino de lo mental; o, a la ~versa, lo segundo mujeres han sido correctamente identificadas con el reino de la
es superior a (está "por encima" de) lo pnmero.
(B3) Por tanto, las mujeres son inferiores a (están "por d~bajo" 7
Muchas feministas que argumentan a favor de la tesis histórica de que, dentro
de) los varones; o, a la inversa, los varones son superiores a de la tradición filosófica dominante occidental, se han hecho y asumido corno ver-
(están "por encima" de) las mujeres. daderas las afirmaciones (Bl) y (B2), lo hacen examinando las concepciones de
razón, racionalidad y ciencia propias de esa tradición. Para una muestra de las
(B4) Para cualesquiera X y Y, si X es superior a Y, entonces X está afirmaciones que se hacen en este contexto, véase Nancy Tuana y Karen J. Warren
justificado en someter o subordinar a Y. (cornps.), el número especial de Newsletter sobre feminismo y filosofía, publicado
por la American Philosophical Association. Entre las ecoferninistas que han soste-
(BS) Por lo tanto, los varones están justificados en someter o su- nido que en la tradición filosófica occidental dominante se ha asumido que (B2) es )
bordinar a las mujeres. verdadera están Elizabeth D. Gray, Susan Griffin, Carolyn Merchant, Rodernary
Radford Reuther, véanse sus obras citadas en la bibliografía específica sobre
Si fuera correcto, el argumento B consagraría el patrí~rca~o; est? ~s, ecoferninisrno al final de la bibliografía general, en este volumen. Para un examen
la conclusión que figura en (BS) de que la dominacion s~stemil.t!ca de las explicaciones ecofeministas históricas, véase el artículo de Val Plurnwood
de las mujeres por los varones está justificada. Pero, sesi:m las eco- citado en esa bibliografía. Aunque concuerdo con la idea de que la conexión histó-
feministas, (BS) sólo se justifica mediante los tres rasgos ue los :°'ar- rica entre la dominación de las mujeres y la de la naturaleza es crucial, no la defien-
do aquí.
cos conceptuales opresivos que antes identificamos: el pensarmento
240 KAREN J. WARREN
EL PODER y LA PROMESA DEL FEMINISMO ECOLÓGICO
241
naturaleza y lo físico. 8
De modo que, desde una perspectiva eco-
Tercero, el ecofeminismo deja en claro por , ti b
feminista, (Bl) y (B2) se consideran, con razón, afirmaciones proble- . 1a 1'og1ca
lirse · d e 1a d ommación
· · y cualquier que enen que a o-
máticas, aunque históricamente sancionadas. Son problemáticas d e, 1ugar a ella, para abnr . , marco conceptual que
as1 la posibilidad de c t .,
precisamente por la manera como han funcionado históricamente .. . . on ar con una noc10n
positiva de d1ferenc1a que no alimente la domm · ·, . .
en un marco conceptual y una cultura patriarcales con el fin de . . . ac1on y que impida
que el fenuru.smo se convierta en un movimiento de " d ,, b
sancionar la dominación de las mujeres y de la naturaleza. d o ante to d o en las expenenc1as . . ayu a asa-
compartidas En 1 · d d
Aquello en lo que todas las ecofeministas _est~ de acuer~o, en- , · a soc1e a con-
temporanea, no hay sólo "una voz de mujer", no hay nin ·
tonces, es la manera como la lógica de la dommacwn ha funcionado . h ) . l
(ru umano szmp zczter: to a mu1·er (o ser humano) es guna mu¡er
º • d · (
históricamente dentro de las sociedades patriarcales para sostener unamu1er o
ser humano)
. perteneciente
. . a alguna raza, clase, edad, or·ient ac1on ·,
y justificar la dominación gemela de las mujeres y la naturaleza.9 afectiva, estado civil, con determinados antecedentes reg· 1
Ya que todas las feministas (no sólo las ecofeministas) se oponen a . , . 10na es o
nacionales, y as1 sucesivamente. Ya que no hay ninguna " _
la sociedad patriarcal (la concl~1s~ón of~ecida en (BS)), todas las · ·
nenc1a mono
lí · ,,
tica que compartan todas las mu1·eres el f
expe
· ·
feministas (incluidas las ecofemirustas) tienen que rechazar por lo . , em1rus-
/ mo tiene que ser un "movimiento de solidaridad" basado en creen-
; menos la lógica de la dominación (premisa (B4)) sobre la cual se
cias e intereses compartidos, más que un movimiento de "unidad
apoya el argumento B, sea cual sea el valor de verdad de (Bl) y
e~ l_a i:nis~dad" bas~do en experiencias compartidas y en una
(B2) fuera de un contexto patriarcal.
v1ctimizac1on compartida. 10 En palabras de Maria Lugones: "la uni-
El hecho de que todas las feministas tengan que rechazar la
dad -que no hemos de confundir con la solidaridad- la entende-
lógica de la dominación muestra la amplitud y la profundidad de mos conceptualmente ligada a la dominación." 11
la crítica del ecofeminismo a B: se trata de una crítica no solamen-
El ecofeminismo insiste en que el tipo de lógica de la dominación)
te de los tres supuestos en los que descansa ese argumento a favor
usada para justificar la dominación entre los humanos con base en
de la dominación de las mujeres y la naturaleza, es decir, no sólo de
la condición racial o étnica, de género o de clase, se usa también
Í los supuestos en (Bl), (B2) y (B4); también es una crítica del marco para justificar la dominación de la naturaleza. Puesto que eliminar
conceptual patriarcal en general, esto es, de los marcos conceptuales
la lógica de la dominación es parte de la crítica feminista -sea
opresivos que ponen a los varones "arriba" y a las m~jeres "aba-
ésta una crítica de la sociedad patriarcal, de la cultura de la supre-
jo", que sostienen que hay aspectos que hacen a las ~UJeres ~oral­ macía de los blancos o del imperialismo-, el ecofeminismo insiste
mente inferiores a los varones y usan esa supuesta diferencia para en que el naturaísmo* visto adecuadamente es parte integral de cual-
justificar la subordinación de las mujeres a los varones. Por lo tanto, quier movimiento feminista solidario que pretenda poner fin a la
el ecofeminismo es necesario para cualquier crítica feminista de la opresión sexista y a la lógica de la dominación en la que se basa
sociedad patriarcal y, por ello, necesario para el feminismo (cues- conceptualmente.
tión que examinaré nuevamente más adelante).
s Las ecofeministas que rechazan (Bl) cuando ésta se presenta como algo más EL ECOFEMINISMO REPIENSA EL FEMINISMO
que una mera afirmación verdadera, descriptiva e históric~ acerca de la cultura
patriarcal, frecuentemente lo hacen señalando que por deba¡o de (Bl! _se halla una Hasta aquí, la exposición se ha enfocado sobre algunos rasgos con-
especie de determinismo biológico criticable o por lo menos unos darun?,s ~s:~reo,:
tipos de lo femenino como sexo y como género. Para un ex,~men d~ e~ta d1v1_s1ón,,
ceptuales opresivos del patriarcado. La "lógica de la tradición fe-
entre las "ecofeministas naturales" que afirman (Bl) y las ecofemmistas sociales
10 Véase, por ejemplo, bell hooks, Feminist Theory: From Margin to Center, pp. 51
que rechazan (Bl) y la consideran una mera afirmación histórica verdadera _sobre y52.
cómo son descritas las mujeres en la cultura patriarcal véase la obra de Gnscom 11
M. Lugones, "Playfulness, 'World-Travelling' and Loving Perception", p . 3.
citada en la bibliografía.
" • T~aduz:co "naturism" c~mo "naturaísmo", debido a que en español la palabra
9 No pretendo ,d efender aquí la verdad históricamente sancionada de estas
naturismo tiene connotac10nes que podrían inducir a una interpretación inco-
premisas. rrecta. [N. de la t.]
EL PODER y LA PROMESA DEL
KAREN J. WARREN FEMINISMO ECOLÓGICO 243
242

minista", según el uso que doy a esta expresión, se refiere a la ubi-


cación de las raíces conceptuales de la opresión sexista, por lo !
tiene que expandirse
· y repensarse tamb. ,
para terminar con el naturaísmo · Esoseha
t
mento C que se expone a continuación:
, . movimiento~
ien como un
ce explícito en el argu-
menos en las sociedades occidentales, dentro de un marco concep-
tual opresivo patriarcal caracterizado por una lógica de la domi-
nación. En la medida en que otros sistemas de opresión (por ejem-
plo, el racismo, el clasismo, el heterosexismo o la discriminación
(Cl) El feminismo es un movimiento para acabar co .
(c2) Pero el sexismo está conceptualmenteh.
1 .
n e sexismo.
1
mo (a través de un marco concept 1 gado con elnaturaís-
por edad) también están conceptualmente mantenidos por una , . ua opresiv .
por una 1ogica de la dominación). o caracterizado
lógica de la dominación, invocar la lógica del feminismo tradicio-
nal ubica en último término las interconexiones conceptuales bási- (C3) Por lo tanto, el feminismo es también un . .
acabar con el naturaísmo. movimiento para

j
cas que se dan entre todos los sistemas de opresión dentro de la
lógica de la dominación. Por ello mismo, explica en un nivel con- Ya que, en un nivel fundamental las conex· )
ceptual por qué la erradicación de la opresión sexista exige la erra- el na turaísmo son conceptuales '-es t,an incrustadas
. iones entre el sexismo y
dicación de las otras formas de opresión. 12 Es sacando a la luz esas conceptual opresivo-, la lógica del feminismo tr .. en un marco
\ conexiones conceptuales entre sistemas de opresión como un mo- a abrazar el feminismo ecológico.13 adicional nos lleva
vimiento para acabar con la opresión sexista -tradicionalmente . La otra justificación para repensar el femini
considerada el combustible especial que mueve al feminismo teó- incluya al ecofeminismo tiene ue ve 1 smo de modo que
rico y práctico- desemboca en un replanteamiento del feminismo y de naturaleza. Así como las dlversa: ~~~mas ~nceptos ~e género
\ \como un movimiento para acabar con todas las formas de opresión. ro son construcciones sociales 1 . as e concebir el géne-
' Supongamos que estamos de acuerdo en que la lógica del femi- concebir la naturaleza. Desde Íu~ ~s;o. sucede con l~s maneras de
nismo tradicional exige la expansión del feminismo para que inclu- raleza son construcciones social~s 'n;~~~u= las m~1eres y la natu-
ya otros sistemas sociales de dominación (por ejemplo, el racismo haya seres humanos reales y ríos á b 1 g 1a nadie a negar que
y el clasismo). ¿Qué asegura la inclusión de la naturaleza en esos
"sistemas sociales de dominación"? ¿Por qué la lógica del feminis-
mo tradicional tiene que incluir la abolición del "naturaísmo" (esto
mente implica que la manera ' r o es y p a~tas reales. Simple-
realidad histórica y social. Est~~mo son .conceb1d,os depende de la
a otra y a lo largo de diferentes co;~epc1on~s ~a~1an de una cultura
l
es, de la dominación u opresión de la naturaleza no humana) entre mente, cualquier examen de 1 ~' od~s, histoncos. Consecuente-
los diversos "ismos" que el feminismo tiene que enfrentar? La jus- naturaleza" exi e °
ª opreswn la dominación de la
específicas de J ~~:~;1::~~:ie~:~ncia ªformas históricamente
tificación conceptual para expandir el feminismo de manera que
incluya al ecofeminismo es doble. Una de las bases ha sido ya su- parte de los human 0 , a naturaleza no humana por
gerida: al mostrar que las conexiones conceptuales entre la domi- nación de las rnujere~~, e:~1 corno cualq~ier examen de la "domi-
1ge que nos refiramos a formas histórica-
l nación emparentada de las mujeres y de la naturaleza se sitúan en
) un marco conceptual opresivo y patriarcal (por lo menos en las 13 El mismo
. . de razonamiento muestra
tipo . .
sociedades occidentales) caracterizado por una lógica de la domi- movimiento para acabar con el rac1·s mo, e1clas1smo
. quelaeld'fem1msmo
· · · es también un
e eterosexismo y otros "i·s ,, ' iscnmmac1ón por la edad
nación, el ecofeminismo explica cómo y por qué el feminismo con- lh mos que se basan en '
caracterizados por una lógica d 1 d . . marcos conceptuales opresivos
cebido como un movimiento para acabar con la opresión sexista . . e a ommac1ón Hav s' b .
prec1s1ón que hacer el ecofe . . · 1• m em argo, una importante
· mmismo no es compafbl d
con todos los ambientalis p I e con to os los feminismos ni
"F mos. ara un examen de est ·,
12 En el nivel de la experiencia, algunas mujeres son "mujeres de color", pobres, eminism and Ecolog . Makin Co . ,, ª cuestJon, véase mi artículo
viejas, lesbianas, judías y con limitaciones físicas. Así, si el feminismo ha de liberar la condición mínima cfr~cterísti~a d ~ectJ?~s . Con lo que sí es compatible es con
a estas mujeres, se necesita que termine con el racismo, el clasismo, el heterosexismo, bar con el sexismo la cual es ted em1msmo en cuanto movimiento para aca-
el antisemitismo y la discriminación contra los discapacitados que son constituti- (sean éstas liberale~ marxistasat~:~ .ª. a por toda.s las feministas contemporáneas
vas de su opresión en tanto que mujeres negras o latinas o pobres o viejas o lesbianas cidentales). , 1c10nales, radicales, socialistas, negras o no oc-
o judías o físicamente limitadas.
244 KAREN J. WARREN EL PODER y LA PROMESA DE
LFEMINJs
Mo ECOLÓGICO 245
mente específicas de dominación social de las mujeres por parte peñón, concentré toda mi energ'
ia en trat d
de los varones. Aunque no argumento aquí a favor de ello, una de- con una ~ran determinación, usando t dar <:alcanzar la punta. Escalé
fensa ecofeminista de las conexiones históricas entre la dominación · · a mitad d
ª
para realizar esa difícil hazaña A 1 ? nu fuerza y mis h biliºd d
. a a es
y nerviosa; n? sabía qué tenía que hacer al e1camino estaba exhausta
de las mujeres y de la naturaleza -esto es, de las premisas (Bl) y coloc~r los pies o las manos. Cada vez m mom:nto siguiente, dónde

l~
(B2) en el argumento B- supone mostrar que, dentro del patriar- abrace desesperadamente a la roca Hic e sentía más cansada y me
cado, la feminización de la naturaleza y la naturalización de las resultó. Caí. Heme allí colgando en.el a· e entonces un movimiento y no
iremuya ·b
mujeres han sido cruciales históricamente para lograr la subordina- so, asusta d a, aunque terriblemente aliviad rn a de un suelo roco-
1ción exitosa de ambas. 14 rre me había sostenido. Me sabía a salvo ~- P_orqu: la cuerda de ama-
Si el ecofeminismo promete repensar el feminismo, de modo que ~e faltaba por escalar. Estaba decidid:r: hacia arriba para ver lo
que incluya al naturaísmo como un asunto legítimamente feminista, confianza y concentración renovada log , llegar a la punta. Con
(
, ¿promete acaso también repensar la ética ambiental de modo que El segundo día que escalé me descol; _escalar hasta ahí.
1
sea feminista? Yo creo que sí. Éste es el asunto sobre el que versará la punta de las Palisadas en ~l Lago Sup : unhos setenta metros desde
enor, asta ll
cuantos metros por encima del nivel del a a e~ar apenas unos
1 el resto de este ensayo.
que me descolgó ni a los otros escaladore gu . ~o veia a nadie, ni al
lentamente de la cuerda de amarre y res s'. ~ nha ie. Me desenganché
Un a sensac10n· , purificadora. Miré a mi d prre d ondo y p ro fund o con
, O' erre or -realm t .
ESCALAR DESDE EL ECOFEMINISMO HASTA LA ÉTICA AMBIENTAL escuch e. i una algarabía de voces -pa'. 1 en e miré- y
Jaros, e golpet d 1
tra 1a roca frente a mí las olas lam· d 1 . eo e agua con-
.
¡os OJOS ' ien o as piedras · ·
Muchas feministas y algunos éticos ambientales han comenzado a y comencé a tocar la roca con m1·s 1 a mis pies. Cerré
,
d uras, 1os hquenes y musgos que ahí c , manos- as gn"et h
explorar el uso de la narrativa en primera persona como una ma- as y ende-
. rec1an 1as protub .
rmperceptibles que podrían servir de a ' . erancias casi
nera de plantear, en ética, asuntos filosóficamente emparentados
cuando empezara a escalar. En ese mo!~~~:;:as:~ded_os y mis pies
que con frecuencia han sido pasados por alto o cuya importancia
ha sido disminuida en la ética filosófica predominante. ¿A qué se
gran serenidad; empecé a hablarle a la roca con una vo:~na.~a po~
co_mo la de un niño, como si la roca fuera mi ami a S asi _rnau i l~,
.:ª
debe esto? ¿Qué tiene la narrativa que la convierte en una fuente miento desbordante de gratitud por lo que me ofrecfa ~ enti un sen~­
importante para la teoría y la práctica en el feminismo y la ética d~d de conocerme a mí misma y de conocer a la r una oporturu-
ambiental? Aun concediendo que la narración en primera persona diferente, de apreciar milagros inesperados como la~~: d~e~~::aa;~ra
es un recurso literario. útil para describir la experiencia inefable o
una metodología legítima en las ciencias sociales para documentar
;~~;~: ~::~;~;~las aún más pequeña~ re~quebrajadur~s en la supe~~
el medio b. t egar a conocer el sentrrruento de estar en relación con
la historia personal y social, ¿cómo puede ser dicha narrativa un - am ien e natu~~l. Sentí como si la roca y yo fuéramos com a-
vehículo valioso para la argumentación en la toma de decisiones neras. en una conversac10n silenciosa y tuviéramos una lar a amist~d.
éticas y en la construcción de una teoría ética? Una manera fructífera '."'fe d1 cue~ta entonces de que este acantilado, tan diferent! de mí t
rnconmov1ble tan inve "bl · d . ' an
para empezar a contestar estas preguntas consiste en plantearlas . ' . nc1 e, rn ependiente y aparentemente indife-
con respecto a una narración particular en primera persona. rente a m1 presencia, se había convertido en algo importante ara ,
Deseaba estar con la roca mientras escalaba. Había desa ·dp rm.
Considérese la siguiente narración en primera persona que ver- lla det · ·, d pareci o aque-
t . er1:1rn~c1on e conquistarla, de imponerle a la fuerza mi volun-
sa sobre la experiencia de escalar rocas:
ª1' ~uena sunplemente trabajar con la roca respetándola mientras es-
~a a a. y cuando escalé, eso fue lo que sentí. Sentí que esa roca era
Para mi primera experiencia de escalar rocas, escogí un lugar bastante rmportante para mí y t' .
dad 1 . me sen I agradecida de que escalar me hubiera
privado, lejos de otros escaladores y visitantes. Después de estudiar el o a oportunidad de conocerla y de conocerme de esta manera di-
f erente.
14 Véanse, por ejemplo, las obras de Gray, Griffin, Merchant y Reuther en la

bibliografía.
246 KAREN J. WARREN
EL PODER Y LA PROMESA DEL FEMJN
IS?vfo ECOLócrco 247
Hay por lo menos cuatro razones por las que el uso de una n~r~a­
actitudes y conductas apuntan a una d ºf .
ción como ésta en primera persona es importante para el fenurus- 1 erencia ét"
mo y para la ética ambiental. Primero, esa narratlv~ da ;oz a un ren ta d a entre dos tipos diferentes de rela . Icamente empa-
las escaladores pueden tener con una ro ci~n.es que los humanos o
sentimiento que experimentamos y que con frecuencia e~ta_ ausente ·
d e tipo . ca. una rela · , .
del discurso tradicional analítico ético, a saber, el sentrm1ento de conqmstador y una relación en la q cion impuesta
. ld ue surge un l
concebirse uno mismo como fundamentalmente "relacionado con:' cia e gusto o preocupación por la roca. La difere . ª c ase espe-
otros, incluyendo el ambiente no humano. Se trata de ~a modali- emana de la experiencia sentida vivida y e fi ncia en cuestión
La d I.f erenc1a . ' , s e a ella
entre actitudes y conductas d 1 ·
/ dad que toma en sería las relaciones mí~ma~. Por ello es d1fere~te de des y conductas de gusto o preocupación en elco~~quista y actitu-
una modalidad estrictamente reducciomsta que toma en seno las
relaciones sólo o principalmente debido a la naturalez~ de los tér- ambiente
. natura1aporta una tercera razón d re ac1on con , el me d 10 º
. , .
narrac10n en primera persona es importante e por que el us d
0 e a
l
minos de la relación, de los que intervienen en ella (por e¡emplo, los
términos de la relación concebidos como agentes morales, deten- para la ética ambiental: nos suministra una mparaelfem· d .
mismo Y
e' t.ica y el significado
· ·· ético según la cual éstosanera
ern e conceb_ir · Iª 3 )
I
tares de derechos, portadores de intereses o seres sen~ibles) . En
situaciones particulares en las que se encuentra elrgen a partzr de
la narración sobre la experiencia de escalar rocas antes citada, es la I , · . n os agentes mo-
~a ~s, ~asdque ser impuestas a esas situaciones (digamos, como algo
relación de la escaladora con la roca que escala lo que tiene una
significación especial -lo que en sí m~s~a es un locus de v~lor­
1
enva o e a guna regla o principio abstracto pred t ·
como una e1emp . lºfi ., d
I cacion e ellos). Este rasgo que em
. e ermmado d o
además de cualquiera que sea la condic10n moral o_ I~ considera- ., 1 ergeea
ción moral que ella o la roca o cualquier otro participante en la 1
nar~t~c1 ~~dcodocda en el centro la importancia de la voz. Cuando una 1
relación puedan también merecer. 15 mu ip ~c1 a .': voces de diferentes culturas se convierten en el
Segundo, una narración como ésa en primera persona expresa centr~ e atenc10n, la narración logra dar expresión a un abanico
· \ 1una variedad de actitudes y conductas éticas fr~cuentement~ des- de actitudes, valores, creencias y conductas que pueden
.
d as por a l to o silenciadas . ser pasa-
deñadas o pasadas por alto en la ética predommante en o_cciden- por el significado ético impuest l
t , ' ti · E . o o por a
te; por ejemplo, la diferencia en actitud y en comportamient~' al ~o:ia e ca rmpuesta. n tanto que reflejo de experiencias sentidas,
subir a la roca cuando uno está "tratando de llegar a la punta Y viv~~as, y en tanto que reflexión sobre ellas, el uso de la narrativa
cuando uno se concibe a sí mismo como "un amigo de" la roca o en etíca nos coloca en una posición desde la cual se le puede ex· ·
Idº , . igir
·
como alguien a quien la roca que escala le importa. i6Estas diferent es ª. iscurso ~tíco que tome en cuenta las realidades históricas, mate-
~1ales y sociales en las que se encuentran inmersos los propios su-
is Supongamos, como creo que es el caso, que una condición necesaria para ¡etos morales.
que haya una relación moral es que por lo menos uno de !º.s parti~ipantes en la
. Por último, y para nuestros propósitos tal vez esto sea lo más
relación sea un ser moral (sin especificar para nuestros propos1tos que cuenta co~o
un "ser moral"). Si esto es así, entonces no sería correcto decir que la Mona Lisa lffi~?rt~te, el uso de la narración tiene relevancia para la argumen- ~
tiene una relación moral con la pared de la que cuelga, y tampoco un lobo con ~ tac1on. Jrm Cheney llama nuestra atención hacia este rasgo de la
ciervo. Establecer esa condición necesaria deja abierta la cuestión de si es necesa,no narración cuando afirma: "Poner en contexto la deliberación ética
que ambos participantes en la relación sean seres IJlOrales. Mi señala~iento aqm es es, en un sentido, proporcionar una narración o relato a partir del
simplemente que sea cual fuere la manera como resolv~os esa cuestión, el recono- cual17la solución al dilema ético surge como la conclusión adecua-
1..<1 ¡)e.e ...-l cimiento de las relaciones mismas como locz de valor eqmvale a reconocer una fuente
J" de valor diferente de los valores que tienen los "seres morales" que entran en esas da. " La narración tiene fuerza argumentativa en tanto que apunta
~ ~o que cuenta como una conclusión apropiada para una situació
1

IP . relaciones y no reducible a ellos. . .


Y 16 Cabe notar que la imagen de ser amigos de la Tierra es ~sad~ por la c1t~gen~- etíca. La conclusión ética que sugiere el relato de la escaladora e
tista Barbara McClintock cuando describe la importancia de sentir el orgarusmo ' que la actitud ética apropiada en relación con las montañas y las ro-
"de escuchar Jo que dice el material [en el caso de la planta de maíz]" cuando se cas es una actitud de respeto y de gusto o preocupación por ellas
trabaja como científica. Véanse, de Evelyn Fox Keller, "Women, Scien.ce, and
Mythology" y A Feeling for the Organísm: The Life and Work of Barbara McC/mtock. 17
Jim Cheney, "Eco-Feminism and Deep Ecology", p. 144.
248 KAREN J. WARREN EL PODER y LA PROMESA DEL FE
MlNISMo ECOLÓGICO 249
(sea lo que fuere que esto sea o implique), no una actitud de domi- una ocasión gozosa que celebrar e
nación y conquista. yo, en dónde termina el yo
N0 h
--ei onolcemos los límites del propio
esca ador
En un ensayo titulado "In and Out of Harm's Way: Arrogance ay una fusión de dos en uno . - Y comienza la roca.
and Love" [Expuesta al daño y en un lugar seguro: la arrogancia y enfd d
l a es que se reconocen como s
, sino el co mp 1emento de dos
t eparadas ind .
el amor], la filósofa feminista Marylin Frye distingue entre la per- ren es, pero, no obstante, relacionadas· t: ependientes, dife-
cepción arrogante y la amorosa para contrastar luego las actitudes hecho de que la mirada amorosa la pe '.bes an relacionadas por el
rc1 e, respond
éticas de gusto y de conquista. 18 Escribe Frye: en cuenta, l e pone atención. e a ella, la toma
Un enfoque ecofeminista de las mu'eres .''''""',-,
La mirada amorosa es lo opuesto de la mirada arrogante. el cambio de actitud de una "percepci J Y la naturaleza supone } i:..,"".·e,I
La mirada amorosa acepta que el otro es independiente. Es la mira- ., on arrogante" ,, t.J "'(
oon amorosa" del mundo no human L a una percep- J
da del observador que sabe que la naturaleza es indiferente. Es la mi- que los humanos tienen del mundo º·h percepción arrogante -r,,....i.,,1~
ª
rada de alguien que sabe que para conocer lo que ve tiene que consultar . d 1 .
fien no umano pr
e a igualdad, de tal manera que exf d esupone y de-
algo más que la voluntad y los intereses propios, algo más que las fanta- 'l ll ien e la comurud d al
so o a aque os seres que considera semejant ( . a mor
sías y los temores propios. Se tiene que mirar bien la cosa. Se tiene que
o iguales) a los humanos en un sentido esl parecidos, similares
mirar y escuchar bien, corroborar e indagar. -r d . . mora mente sigru'f ti
La mirada amorosa es la mirada que pone cierto tipo de atención. .io o movlffilento ambientalista o ético q b ica vo.
uese aseenlap .,
Ésta puede exigir disciplina, pero no la negación de uno mismo. Se arrogante habrá de construir una J'erarquía d ercepc1on
t h al e seres y dar por s
trata de la disciplina propia del conocimiento del yo, del conocimiento pues o que ay gún denominador común en todo 1 u-
de la extensión y los límites del yo[ ... ]. Se trata, en particular, de ser consideración moral en virtud del cual las . o que merece
capaz de distinguir los intereses de uno mismo de los intereses del . l tr t . cosas iguales merecen
igua a amiento o consideración moral no así las cos dºf:
otro, de saber dónde termina el propio yo y comienza otro.[ ... ] Esas éticas ambientales constituyen o ~eneran una _,as-~ e~entes.
La mirada amorosa no convierte al objeto de la percepción en algo igualdad". En contraste, la "percepción amorosa" uru a en la
comestible, no trata de asimilarlo, no lo reduce al tamaño de sus pro- defiende la diferencia -la distinción entre el y 1 1 presupone y
pios deseos, temores y fantasías y, por ende, no tiene que simplificarlo. h umano y por 1o menos los seres no humanos- °Ye o o otro, entre lo
de tal m
Reconoce la complejidad del otro como algo que presentará siempre 'b · 1 1 anera que
novedades para ser conocidas. La ciencia de la mirada amorosa favo- perc1 ir e o o otro como otro es una expresión de am
tid d or por una
rece La Teoría de la Complejidad de la Verdad [en contraste con la Teo- en a .q1:1e es reconocida desde el inicio como independiente dife-
ría de la Simplicidad de la Verdad] y presupone El Interés Infinito del ren~e, distinta. Como ~ice Maria Lugones, en la percepción a~oro­
Universo.19 s~, el ~or 1:º se considera como fusión y eliminación de todas las
diferencias, smo como algo incompatible con eso" 20 La ,, ·d d
la iguald d" , · · uru a en
Según Frye, la mirada amorosa no es una mirada invasiva, coerci- ,, a es_ ~n s1 misma una eliminación de las diferencias.
tiva, que se apodere de los otros, sino la mirada que "reconoce la La percepc10n amorosa" del mundo natural no humano inten-
complejidad del otro como algo que presentará siempre noveda- ta entender lo que significa para los humanos que les importe 0 les
des para ser conocidas". guste el. mund~ no humano, un mundo que reconocemos como in-
Cuando se escala una roca con ánimo conquistador, se la escala dependiente, diferente, quizá incluso indiferente hacia los huma-
con una mirada arrogante. Cuando se escala con una mirada amo- :ios. Los humanos son diferentes de las rocas en muchos sentidos
rosa, se tiene que "mirar y escuchar bien, corroborar e indagar"; import~tes, aun cuando también ambos sean miembros de una
reconocemos que la roca es algo diferente, algo quizá totalmente c?;nurudad ecológica. Un<;tfomunidad moral basada en la percep-
indiferente a nuestra presencia, y encontramos en esa diferencia cwn _amorosa de uno mismo en relación con una roca, o con el medio
ambiente natural como una totalidad, es una comunidad que re-
18 M. Frye, "In and Out of Harm's Way: Arrogance and Love", pp. 66-72.
19 Ibid., pp. 75-76. zo M · Lugones, op. cit.,
. p. 3.
250 KAREN J. WARREN
EL PODER y LA PROMESA DEL FEM
INISMO ECOLÓGICO
251
conoce y respeta la diferencia, a pesar de la "igualdad" que tam- teorías es el hecho de que surgen a pa t· d
bién pueda haber.21 Los límites de la percepción amorosa sólo están · r ir e los an T ·
y d e sexo y reflejan lo que esos análisi·s a 1s1s de género
determinados por los límites de la propia capacidad (de la perso- . reve1anso .
na, de la comunidad) para responder amorosamente (con gusto,
interés, confianza o amistad apropiada) ya sea a otros humanos, al
r cias modeladas por el género [gendered e
d a d social .
modelada por el género [gend d
ere
.
soeza!
.
bre las expenen-
xperzences] y s 0 b 1
real"t
re a reah-
]
.
Tal corno concibo la ética feminista en el p zY ·
mundo no humano o a elementos de éste. 22 , ta rec h aza 1os mtentos
es . de pensar una teor ' resente
' t· prefeminis t a,
Si lo que he dicho hasta aquí es correcto, entonces hay maneras . . . Ia e ica en térm· d
cond ic10nes necesanas y suficientes porque · .d mas e
muy diferentes de escalar una montaña y cómo la escale uno y cómo . , cons1 era que no h
una esencia (en el sentido de una abstracción t hi , . ay
narre uno la experiencia de escalarla tienen importancia ética. Si la versal y absoluta) de la ética feminista. Si bien lo rans· t stonca'·uni -
escalamos con una "percepción arrogante", con ánimos de "con- . . . s 111 entos de for-
rnu lar cond ioones con1untarnente necesarias y suf ·
quistar y controlar", conservarnos intactas las maneras de pensar e ica ern1rusta resultan estériles hay, no obstante 1c1entes
't" f · . 1 de una
características de una lógica de la dominación y de un marco con- · . '. ' , a gunas condi-
c10nes necesanas, a las que prefiero denominar" d. ·
ceptual opresivo. Ya que el marco conceptual opresivo que sanciona f ,, d , . . .
rontera , e una ehca feffi1111sta. Estas condiciones a l f
con ic10nes a la J
la dominación de la naturaleza es patriarcal, también conservarnos de1an· en claro algunas de las condiciones mínimas d a rontera ,.
intacto al mismo tiempo, aun cuando no lo advirtamos, un marco fermrusta. . . e una ehca
sm por ello sugerir que la ética feminista tiene un
conceptual patriarcal. Y puesto que uno de los objetivos feministas · ahi , · S aesen-
cia stonca. on como los bordes de un te1·ido 0 de 11 .
es desmantelar los marcos conceptuales patriarcales, también son d elirmtan · l . . un co age
e terntono que ocupa la pieza sin dictar cómo h d'
asuntos feministas cómo se escale una montaña y cómo se narre -o l · · d . . aya e
ser a ai:ar:_encia e su mtenor, su diseño, su trazo exacto. Dado
se cuente la historia- de la experiencia de escalar. De esta manera, el qu~ el diseno real del tejido surge de la multiplicidad de voces de
ecofeminisrno hace visible por qué, en un nivel conceptual, la ética
m~1eres en. u~ contexto que no reconoce fronteras culturales, el di-
ambiental es un asunto feminista. Paso ahora a considerar el eco- seno cambiara con el tiempo. No es algo estático.
feminisrno corno una ética distintivarnente feminista y ambiental.
¿~~ále~ so~ algunas de las condiciones a la frontera de la ética
fe~sta. Pnmer?, nada que promueva el sexismo, el racismo, el {
clas1smo, o cualqwer otra variedad de "ismo" de dominación social i
EL ECOFEMINISMO COMO UNA ÉTICA FEMINISTA Y AMBIENTAL
p~ede formar parte de una ética feminista -puede ser parte deÍ
tepdo-. Por supuesto, es posible que la gente no esté de acuerdo
/ Una ética feminista tiene un doble compromiso: criticar los sesgos sobre lo que haya de contar como un acto sexista, una actitud racista
1 'i , machistas en la ética siempre q:ie éstos ocurran y desarroll~r una o un comportamiento clasista; lo que cuente como sexismo racis-
\ ética que no tenga sesgos machistas. A veces esto supone articular
valores (tales corno la amistad, el parentesco, el interesarse en algo
0:º o clasismo pued.e ~ariar de una cultura a otra. Sin emba;go, en
virtud de que el ObJehvo del feminismo es eliminar el sexismo y
o alguien, cuidarlo, tenerle la confianza apropiada) que frecuente- los sesgos sexistas, y (como he mostrado ya) el sexismo está ínti-
mente se pierden o se desdeñan en la ética predominante.23 A veces ~amente cone.ctado, tanto ~n su conceptualización como en la prác-
supone emprender una construcción teórica explorando nuevas hc~, con el racismo, el clas1smo y el naturaísmo, una ética feminis-
direcciones o renovando antiguas teorías de manera que resulten ta tiene que ser antisexista, antirracista, anticlasista y antinaturaísta
sensibles a cuestiones de género. Lo que hace que sean "feministas" Y.oponerse a cualquier "ismo" que presuponga o impulse una ló-
las críticas a antiguas teorías o las conceptualizaciones de nuevas gica de la dominación.
21 Cheney señala algo similar en J. Cheney, op. cit., p . 144. Segund?, la ética feminist~ es una étic.a contextualista. Una ética )
22 !bid., p . 138. contextuahsta es la que considera que el discurso y la práctica éti-
23 Esta caracterización de la ética feminista está basada en mi ensayo "Towards cos emergen de las voces de personas ubicadas en diferentes cir-
an Ecofeminist Ethic".
cunstancias históricas. Una ética contextualista puede verse como
KAREN J. WARREN EL PODER y LA PROMESA OEL FEMINISMO ECOLÓGICO
252 253

un collage o mosaico o como una tapicería de voces que emergen~ par- muestras distorsionadas. Y lo hace asegurándose d
· li · , . e que cuales-
tir de experiencias sentidas. Como en cualquier collage o mos~co, lo quiera genera zac10nes
. sobre etlca o tomas de dec·is10n
., eticas
, · .
in-
limportante no es.tener una imagen basada en una sola voz, si_no un c1uyan (sean
. efectivamente
de 1as mu¡eres.25
coherentes con) el entram d d
a o evoces
diseño que surge de voces muy diferentes ~~ personas ub~cadas
en diferentes circunstancias. Cuando una etica contextuahsta es Sexto, una ética feminista no intenta proporcionar un t d
· t " b" . ,, pun o e
feminista otorga un lugar central a las voces de las ~ujeres. vis a o ¡etivo , pues asume que en la cultura contemporánea real-
Tercero, ya que una ética feminista da importancia ~e~tral .ª la mente no hay tal punto de vista. Por ello, no pretende ser "rm ·
. l" en e1 senh.d o d e "neutral con respecto al valor" u "ob"etipar
_

diversidad de las voces de las mujeres, una ética femrms~a ~ene cia
. b J va .
/1

1 que ser estructuralmente pluralista, no unitaria ni ~ed~cciomsta. Sm em argo, asume que cualquiera que sea su sesgo como ética
I Rechaza el supuestc de que hay "una voz" en cuyos terminas hayan que pone en el centro las voces de las personas oprimidas es un
de ponderarse los valores, las creencias, las a~ti~des y la cond~c.ta. sesgo mejor -"mejor" por ser más incluyente y por lo tanto menos
Cuarto, una ética feminista concibe la teona etica como w:'ª etica parcial-que aquellas éticas que excluyen esas voces.26
en proceso que cambia a través del tiempo. Como_cu~qmer24ot:a Séptimo, una ética feminista otorga un lugar central a valores )
que se suelen pasar por alto, desdeñar o representar incorrecta-
fteoría, la ética feminista se basa en algunas generalizaciones. Sm mente en la ética tradicional, por ejemplo, los valores del cuidado,
embargo, las generalizaciones que hay en ella_ son un entramado
de voces dentro del cual cobran sentido las diferente~ voce,s _que el amor, la amistad, la confianza apropiada.27 De nuevo, no tiene
emergen de diversas descripciones concretas de situaciones eticas. que hacerlo excluyendo consideraciones de derechos, reglas o utili-
\ La coherencia de una teoría feminista así concebida se da dei:tro dad. Puede haber muchos contextos en los que hablar de derechos
de un contexto histórico y conceptual; es decir, dentro de un con¡un- o de utilidad sea apropiado y útil; por ejemplo, en contratos o re-
to de circunstancias históricas y socioeconómicas (que incluyen la l~ciones de copropiedad, hablar de derechos puede ser útil y apro-
11\
raza, la clase, la edad y la orientación afectiva) y den~r? de un con- piado. Cuando se trata de decidir qué es costo-efectivo o ventajoso
junto de creencias, valores, actitudes y supuestos basicos sobre el para la mayoría de la gente, hablar de utilidad puede resultar apro-
\ piado y útil. En una ética feminista qua contextualista, decidir si
mundo. . ese tipo de discurso es útil o apropiado depende del contexto; los 1
Quinto, debido a que la ética feminista es contextuahsta, estruc-
turalmente pluralista y se halla "en proce~o", una manera de eva- nuevos valore~ (como el ct~idado, la_confianza, la amistad) no se consi-¡
1\
luar sus reclamos es fijándose en qué tan incluyentes son: los recla- deran reducibles a ese discurso m captables sólo en sus términos. 2s ·
I
mos (voces, entramados de voces) preferidos (mejores, menos 25 Nótese que la norma de inclusividad no excluye las voces de los varones;
\
parciales, menos sesgados) epi~temoló?icª_Y mor~lmente ~ablan: sólo que esas voces tienen que ser congruentes con las voces de las mujeres.
do son aquellos que incluyen mas expenencia_s ~~ntidas y ~as pers 26 Para un tratamiento más profundo de las nociones de imparcialidad y sesgo,
\ pectivas de las personas oprimidas. La condicio_n de ser incluyen- véase mi ensayo, "Critica! Thinking and Feminism".
27 La creciente bibliografía sobre estos temas es notable; véanse, por ejemplo,
te exige y asegura que las diversas voces de mu¡~res (en ta~t~ ~ue Caro! Gilligan, In a Different Voice: Psychologica/ Theories and Women Development, así
personas oprimidas) sean legitimadas al construir ~a teona e~ca. como Caro! Gilligan, Janie Victoria Ward, Jill McLean Taylor y Betty Bardige (comps.),
Por ello mismo ayuda a minimizar los s_esg~s emi:mcos; por e¡em- Mappmg the Moral Domain: A Contribution ofWomen's Thinking to Psychological Theory
plo, los sesgos provenientes de generalizacion~s inexactas_º falsas and Education; Nel Noddings, Caring: A Feminine Approach to Ethics and Moral
que parten de estereotipos, de muestras demasiado pequenas o de Educat.ion; Maria Lugones y Elizabeth Spelman "Have We Got a Theory for You!
Ferrurust Theory, Cultural Imperialism, and the Women' s Voice"; Anette Baier, "What
24 Marylin Frye hace este señalamiento en su brillante ensayo '.'The Poss.ibility Do Women Want In a Moral Theory" .
28 Jim Cheney diría que nuestras relaciones mutuas fundamentales como agen-
F · · t Theory" leído en la reunión de la American Ph1losoph1cal Associaho~,
o f emm1s ' M" · ., d la teona tes morales no son relaciones entre agentes morales y detentores de derechos·, ya
Central Division, en Chicagu en la primavera de 1986. I expos1c1on e on
q~e cualquier derecho que tenga una persona es un derecho relacionalmente defi-
feminista se inspira mucho en ese ensayo, así como en el de Kathryn Addels
nido, no un derecho que tenga el individuo atómico concebido como un Robinson
"Moral Revolution" .
254 KAREN J. WARREN EL PODER y LA PROMESA DEL FEMIN
ISMO ECOLÓGICO
255
Octavo, una ética feminista supone también repensar en qué decir que los derechos, las reglas los r· ..
consiste ser humano y en qué consiste que los humanos participen o importantes. En efecto/ lo son y . p mcip10s no sean relevantes
J en tornas de decisión éticas, pues rechaza, por vacua e insostenible
hoy en día, cualquier descripción de los humanos, la ética y la torna
, . en ciertos context
propositos;31 pero lo que los hace relev t
las entidades a las que se apl"
. os y para ciertos
, an es. o importantes es que
de decisiones éticas que se considere supuestamente libre de pre- El ecofeminisrno también sican es tan ~elaczonada~ con otras.
juicios de género, o neutral con respecto al género. Rechaza por la postura que otorga consiºderuapc?~e un elsplazamiento ético desde
ello mismo lo que Alison Jaggar llama "el individualismo abstrac- · 10n mora a los n 0 h
szvamente porque tienen algun . umanos exclu-
to", esto es, la idea de que es posible identificar una esencia o natu- ejemplo, racionalidad interese: :e:e1~nza con los humanos (por
raleza humana que existe independientemente de cualquier contex- posesión de derechos)' hasta" , g nlc.ia ~~ral, facultad de sentir
una exp icacion sum '
to histórico particular. 29 Los humanos y la conducta moral humana tua l que muestre con claridad l l amente contex-
ºd o que es e ser human
deben entenderse esencialmente (no sólo accidentalmente) en tér- senti o moral, podría ser el mund h o y 1o que, en
minos de redes o entramados de relaciones históricas concretas. nos".32 Para una ecofern;,.,;st l o no umano para los huma-
.u u a, a manera como ser l ·
Todas las bases están ahora en su sitio para permitimos ver cómo te moral con otro cobra una im t . e aciona un agen
el ecofeminisrno proporciona el marco para una ética distintiva- el que un agente moral sea un por ~ncia central, no simplemente
rnente feminista y ambiental. Se trata de un feminismo que critica derechos, deberes, virtudes, o ~~~~=dmoral o esté obligado por
el sesgo machista dondequiera que éste se presente en la ética (in- manera. ª actuar de determinada
cluyendo la ética ambiental) y evita tener un sesgo machista proce- Tercero, el ecofeminismo es 1
diendo de manera que se satisfagan las condiciones a la frontera sentid? de que presupone y mane~!~~c~r~lment~ pluralista en el )
preliminares de una ética feminista.
Primero, el ecofeminisrno es esencialmente antinaturaísta. Su
antinaturaísrno consiste en el rechazo de toda manera de pensar o
nos asi como entre los human
r l diferencia -entre huma-
no humanos de la naturaleza~s i:or .ºmenos algunos elementos
ga la separación "naturaleza/ ~ul~~;n7_as el ecoferninismo nie-
de actuar sobre el mundo no humano que refleje una lógica, valores son tanto miembros de una comunidad' a ir~~ que los humanos
o actitudes de dominación. Su posición antinaturaísta, antisexista, tidos) como diferentes de ella ( tr ecol~gica (en algunos sen-
antirracista y anticlasista (y así para todos los "isrnos" que suponen pone elecoferninismo enlas l e:i o os sentidos). La tensión que
re aciones y en la cornunid d
dominación social) forma el borde exterior del tejido: no hay nada lo tanto, una eliminación de 1 d ·¡ . . a no es, por
en el tejido que sea naturaísta, sexista, racista, clasista y todo lo respetuoso de ella. a i erencia smo un reconocimiento
demás. Cuarto, el ecofeminisrno concibe de
¡ Segundo, el ecoferninisrno es una ética contextualista. Supone teoría corno teoría en proceso S fi" una manera novedosa la J
desplazarse desde una concepción de la ética corno un asunto fun- q~e surgen a partir de los rel~to: c~~~~~=tryo~es de sig_IBficado 1
damentalmente de derechos, reglas o principios predeterminados pnmera persona d · as narraciones en
y aplicados en casos específicos a entidades vistas corno participan- nación de las rnuje;e~;i:r~:Z o7os) qEul e deploran la doble dorni-
tes en una competencia por la calidad moral, hasta una ética que . . . ra eza. uso de la narración repre-
l emerge a partir de lo que Jirn Cheney llama "relaciones definito- prmc1p10; no es que la ética defina las relaci
las relaciones en las que uno se
. ,.
ones, smo que la etica surge al concebir
rias", es decir, relaciones que, según se concibe en algún sentido, 31 Por ejemplo, las relacione::~~:~tra yhque definen lo que es el individuo.
1 definen quién es uno.30 Que sea una ética contextualista no quiere cribirse como relaciones entre ag t que lay contratos o promesas pueden des-
. en es mora es y dete t d d
c1ones de mera propiedad puede d .b . n ores e erechos. Las rela-
Crusoe. Según este punto de vista, se considera que incluso el discurso sobre los agentes morales y cosas que sólonti escn Irse correctamente como relaciones entre
derechos surge de las relaciones éticas, no a la inversa. ., enen un valor instrum t l E .
una vers1on anterior de este ens Wi . ., en a · n su comentano a
29 A. Jaggar, Feminist Politics and Human Nature, pp. 42-44. por ejemplo podría reformular aydo, est sugmo que el individualismo posesivo
30 Henry West ha señalado que la expresión "relaciones definitorias" es ambigua. relaciones de' propiedad se emaneraque un m · dº1v1"d uo se definiera por sus'
Según West, el término "definitorio" tal como lo usa Cheney es un adjetivo, no un 32 Chen " ". ·
ey, Eco-Feffiin!sm and Deep Ecology", p. 144.
256 KAREN J. WARREN EL PODER y LA PROMESA DEL FEMINISMO ECOLÓGICO
257
senta una manera de asegurar que el contenido de la ética - el y socioeconómicas muy concretas así como
diseño del tejido- pueda cambiar o cambie a través del tiempo, patr~arcal opresivo que mantiene'y sancionen el m~rco conce~tual
en la medida en que las realidades históricas y materiales de las Septimo, el ecofeminismo otor a un lu a esas circunstancias.
vidas de las mujeres cambien, y en la medida en que aprendamos
más cosas acerca de las conexiones mujeres-naturaleza y sobre la
e! cuidar de los demás, el amor, la ~mistalr~ ~~::1 a valores ~orno
cidad apropiada; valores que presuponen que nue:ª y la{e~ipro­
1
destrucción del mundo no humano. 33 con los demás son centrales para comprender . , as re aciones
Quinto, el ecofeminismo es incluyente. Emerge de las voces de ello da voz al sentimiento de que al escalar la!~~~ somos. 36 ~or l
( las mujeres que experimentan la dominación dañina de la naturale- una acción en relación con "otro" un "ot " l a uno realiza
za y el modo en que esa dominación está ligada a su propia domina- gar a q~e~er y a tratar con respet~. ro a que se le puede lle-
ción como mujeres. Emerge de escuchar las voces de los pueblos . ~or ultimo, una ética ec?feminista supone repensar lo ue si -
aborígenes, tales como los indígenas americanos que fueron desa- nifi~a s~r.humano y en que consiste la conducta humana itica ~l /
lojados de su tierra y presenciaron la socavación concomitante de eco emimsmo rechaza el individualismo abstracto· los hum . '
valores como la reciprocidad apropiada, el compartir y el parentes- so~os lo (u~ somos en gran parte debido a los conte~tos histó~~=
co, característicos de la cultura indígena tradicional. Emerge de y a as re aciones de las que formamos parte incluyend
escuchar .las voces de aquellos que, como Nathan Hare, critican relación con la naturaleza no humana La '1 . o nuestra
t , . · s re aciones no son algo
los enfoques tradicionales a la ética ambiental tachándolos de blan- .ex nnseco a lo que somos m un rasgo añ did 0 " 1
/1

cos y burgueses y de incapaces de tratar asuntos como la "ecología hu d ' ª a a naturaleza


mana; esempeñan un papel esencial en la conformación de lo
negra" y como "la ecología" del casco urbano y de otros espacios que ~s ser humano. Las relaciones de los humanos con el medi1
de las ciudades. 34 También emerge de las voces de las mujeres chip- ambhiente no humano son, en parte, constitutivas de lo que es ser
ko que ven la destrucción de "la tierra, el suelo y el agua" como un umano.
algo íntimamente conectado con su propia incapacidad de sobre- Al hacer visibles las interconexiones entre la domm· . , d l
vivir económicamente.35 Al subrayar el carácter incluyente y la di- . 1 d 1 ac10n e as
mu1eres y a e a naturaleza, el ecofeminismo muestra que amb
ferencia, el ecofeminismo proporciona un marco para reconocer son asuntos.fe~stas y que reconocerlos explícitamente es vit~~
que lo que cuenta como ecología y lo que cuenta como conducta para cualqmer
. . , ehca ambiental responsable · Si' ha d e termmar
la d ommac10n
. con
apropiada, tanto hacia los ambientes humanos como hacia los am- de las mu1'eres el fem;~;s t' b
f . . , . ' uu..iu mo zene que a razar el
bientes no humanos, depende en gran medida del contexto. emirusmo eco~og,ic? pues la dominación de las mujeres está ligada
Sexto, en cuanto feminismo, el ecofeminismo no pretende pro- concepti;~I e hist~ncamente a la dominación de la naturaleza.
porcionar un punto de vista "objetivo". Es una ecología social que f l'.n~ ehca ambiental responsable tiene también que abrazar el \
reconoce la dominación doble de las mujeres y la naturaleza como emirusmo. De otra manera, ni siquiera la ética ecológica más a a-
problemas sociales cuyas raíces están en circunstancias históricas ~ent~me~te rev.olucionaria, liberadora y holista tomará en serio'1as ,
ommaciones interconectadas de la naturaleza y de las m .
las cuales constituyen una ~ran parte de la herencia históric~J;~:Í
33 Alguien podría objetar que el hecho de permitir el cambio abre la puerta a la

explotación ambiental. Esto no es así. Una ética ecofeminista es antinaturaísta. Por


ende, la dominación injusta y la explotación de la naturaleza es una "condición a la ~arco con~eptual que sanciona la explotación de la naturaleza no .
frontera" de la ética; ninguna acción tal es sancionada o justificada por razones n~mana. Si no se logran hacer visibles estas dominaciones herma.:
de das, el resultado será, por una parte / una expl'icacion
. , inexacta
.
ecofeministas. Lo que sí permite es cierta flexibilidad sobre lo que ha de contar
,
como dominación y explotación. Esto, creo yo, es una fortaleza de la ética, no una por que 1a naturaleza ha sido y sigue siendo dominada y expl -
debilidad, pues reconoce que ese asunto no puede resolverse en abstracto, inde-
pendientemente del contexto histórico y social. ~:da, y,. por otra, una ética ambiental carente de la profundida~ \ .
34 N. Hare, "Black Ecology". cesaria para ser realmente incluyente de las realidades de aquellas
35 Para un examen ecofeminista del movimiento chipko, véase mi artículo
36
"Toward an Ecofeminist Ethic" y, de Vandana Shiva, Staying Alive. Véase Cheney, op. cit., p. 122.
258 KAREN J. WARREN
EL PODER Y LA PROMESA DEL FEMINISMO ECOLÓGICO
259
personas -las mujeres- que, al menos en la cultura domin~i;te
cl.asismo ~ naturaísmo, una postura que no tenga la etiqueta femi-
de Occidente, han estado íntimamente ligadas a esa explotac10n.
Dígase lo que se diga a favor de una ética holista, si n? se hacen .
~zsta ~~10na com? una postura de privilegio y supuestamente
visibles las ideas ecofeministas acerca del común denommador que
n~':1tral . E.sto es, si no se añade la palabra feminista, se presentará
la eti~a a~b1ental como.si ésta n? tuviera ningún sesgo, en particu-
subyace en las opresiones hermanadas de las mujeres y la natura~
leza, la fuente de la opresión de las mujeres y la naturaleza habra
l~r nmgun sesgo machista/ sexista, cosa que niegan las ecofemi-
rus~as. Pasar por alto las conexiones entre las dos opresiones de las
de perpetuarse, en lugar de suprimirse. ., , . mu1eres y de la naturaleza es tener un sesgo machista/ sexista.
Este último asunto merece una mayor atencion. Se podra ob¡e-
Uno de los objetivos del feminismo es erradicar todas las cate-
1tar que mientras el resultado final sea el mismo" -que se desa-
/1

gorías opresivas relacionadas con el sexo/ género (y con la raza la


rrolle una ética ambiental que no surja de un marco conceptual
clase,, la e~ad, la preferencia afectiva) y la creación de un mundo enl
1

) opresivo, ni lo refuerce-n? ~porta si esa ética (o l~ é~ca aceptada el que,la diferencia no engendre dominación, digamos un mundo que
en el camino) sea o no femmlsta. Por ello, se alegara, srmplemente
se vera por el año 4001. Si en 4001 una ética ambiental adecuada" es
/1

no es cierto que una ética ambiental adecuada tenga que ser femi-
una "ética ambiental feminista", la palabra feminista podrá resul-
nista. Lo que yo he sostenido, en cambio, es que sí tiene que serlo,
tar redundante e innecesaria. Pero, hoy no estamos en 4001 y; en
y por tres razones importantes. En primer lu~ar est~ el, ~roblema términos de la realidad histórica y conceptual actual, la do~a­
académico de representar con exactitud la realidad histor.ic~ y ~s,o,
ción de la naturaleza está íntimamente conectada con la dominación
según alegan las ecofeministas, exige reconocer la femlllizac10n
de las mujeres. Si hoy en día no advertimos o no sacamos a la luz
histórica de la naturaleza y la "naturalización" de las mujeres como
1 parte de la explotación de la naturaleza. En s~~~o, he mos~ado
esa c?i:exi?n, estaremos ayudando a perpetuar la idea equivocada
(y pnvileg1ada) de que la ética ambiental no es un asunto feminista
que las conexiones conceptuales entre la dommacion de las mu¡ eres
y que el término feminista no añade nada a la ética ambientaJ.37
y la dominación de la naturaleza se ubican en~ marco concep~~l
opresivo y, por lo menos en las so~ie.dades occidei:itale.s: tambien
patriarcal, caracterizado por una logica de la do~aoon. Luego CONCLUSIÓN
he argumentado que si no se toma ·no~~ d~l caracter ~e esta co-
nexión tendremos a lo más una explicac10n mcompleta, mexacta y
He argumentado en este ensayo que el ecofeminismo provee un
parcial de lo que supone una ética ambiental coi:iceptualme~te
marco para una ética distintivamente feminista y ambiental. El
adecuada. Una ética que no reconozca esto es sencillamente dife-
ecofeminismo surge de las conexiones teorizadas y experimenta-
rente de otra que sí lo reconozca, por más semejanzas que haya
entre ellas. En tercero, la afirmación de que en la cultura contem- 37 D 1 . . d
poránea se puede tener una ética ambiental adecuada que no sea . oy e nusmo tipo e respuesta a los críticos del ecofeminismo que, como
Wa~ick Fox,.señalan que en el tipo de ecofeminismo que yo defiendo la palabra
feminista da por supuesto que, en la cultura contemporánea, la femmi~ta no viene a añadir nada de importancia a la ética ambiental y, en conse-
etiqueta feminista no añade nada crucial a la naturaleza ni a la des- cuencia, que una ecofeminista como yo bien podría autodenominarse una ecologista
cripción de la ética ambiental. He argumentado que, por lo me.n ?s na
profunda. Fox pregunta "¿Por qué no llamarla propuesta de Warren de un femi-
en la cultura contemporánea, esto es falso, ya que la palabra femims- nismo transformador] simplemente ecología profunda? ¿Por qué añadirle el térmi-
no feminista ... ?" (W. Fox, "The Deep Ecology-Ecofeminism Debate and Its Parallels",
1 ta en la actualidad ayuda a aclarar exactamente cómo está. ligada
P· 14, n. 22.) Sean cuales sean las semejanzas importantes entre la ecología profun-
conceptualmente la dominación de la naturaleza con el patriarcado da_y el e~ofemini~mo (o mi versión de este último)-y de hecho hay muchas-, mi
y, por tanto, de qué manera está ligada la liberac~ón de la na~ale­ senalam_rento es ¡ustamente que la palabra feminista sí añade algo importante a la
za con la terminación del patriarcado. Así, debido a que hinca el co.n~epción de la ética ambiental y que, desde una perspectiva feminista (y ecofe-
diente crítico en la cultura contemporánea, sirve como un impor- llllnista) como la mía, si una ética ambiental (incluida la ecología profunda) no
hace explícitas las diferentes clases de interconexiones entre la dominación de la
tante recordatorio de que en ella, en la que hay sexismo, racismo, naturaleza y la de las mujeres será una ética ambiental inadecuada.
260 KAREN J. WARREN
EL PODER y LA PROMESA DEL FEMINISMO ECOLÓGICO
261
das entre la dominación de las mujeres y la dominación de la na-
cuando empieza a explorar algunas de 1 .
turaleza. Al ser una ética contextualista, el ecofeminismo pone en conceptuales entre la dominación d 1 as c~nex10nes lüstóricas y
el centro de atención de la ética ambiental el asunto de qué podría e as mu1eres y d 1
za. El poder y la promesa del e f . . . e a naturale-
significar la naturaleza, desde una perspectiva moral, para los hu- co emrmsmo radica en · · . ,
manos y cómo las actitudes relacionales con otros -~umanos y en ~a marn~ra de re-pensar y re-visualizar tanto el f~rruru·~ opiruon,
la etica ambiental. smo como
no humanos- van esculpiendo lo que es ser un humano, así como
la naturaleza y las bases de las posibilidades humanas en rela-
ción con el medio ambiente no humano. Parte de lo que implica [Traducción de Margarita M. Valdés]
mover en esa dirección el centro de atención es tomar en serio las
voces de las mujeres y de otras personas oprimidas al construir
esa ética.
Un viejo sioux me contó en una ocasión una anécdota sobre su
hijo. Mandó a su hijo de siete años a vivir con sus abuelos en una
reservación india de manera que pudiera aprender "las costum-
bres de los indios". Parte de lo que le enseñaron los abuelos fue a
cazar animales de cuatro patas del bosque. Según la anécdota que
escuché, se le enseñó al chico

a disparar al hermano de cuatro patas en el anca, haciendo que se de-


tuviera, pero sin matarlo. Luego, a tomar la cabeza del animal entre
sus manos y a mirarlo a los ojos. Los ojos son el lugar donde se halla
todo el sufrimiento. Mira en los ojos de tu hermano y siente su dolor.
Luego, toma el cuchillo y corta con fuerza debajo de la quijada, aquí,
en el cuello, de modo que muera rápidamente. Y mientras hagas esto,
pide perdón a tu hermano de cuatro patas por lo que haces. Ofrece
también una plegaria para agradecer a tu pariente de cuatro patas por
regalarte su cuerpo justamente ahora, cuando necesitas carne para co-
mer y ropas que vestir. Yprométele que tú mismo regresarás a la tierra
cuando mueras, para convertirte en alimento para la tierra y para las
hermanas flores, y para el hermano ciervo. Es conveniente que ofrez-
cas esta bendición al animal de cuatro patas y que, cuando llegue el
momento, le correspondas tú con tu cuerpo de esa manera, tal como el
animal de cuatro patas da la vida para que sobrevivas.

Cuando reflexiono sobre esta historia, me asombra el poder que


tiene la ética ambiental que surge de la narración, el contexto y
valores tales como las actitudes relacionales de cuidar al otro, per-
cibirlo amorosamente, la reciprocidad apropiada y el hacer lo que
es apropiado en una situación dada (cualquiera que sea el conteni-
1

do que se le dé a la noción de apropiado), y que toma todo esto


muy en serio. También me asombra lo que uno puede llegar a ver

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