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EL TIPO MAS EXCELENTE DE ADMINISTRACIONl ORDINARIA

Los métodos que se usan en la actualidad son el resultado de una evolución que representa la
supervivencia de las más adecuadas y mejores ideas aplicadas en cada oficio; pero esto no es del
todo cierto porque estos “mejores métodos” no están estandarizados y diariamente se pueden
hacer las tareas de 50 o 100 maneras diferentes.

Los administradores saben que sus obreros poseen un conjunto importante de conocimientos
tradicionales que va mas allá incluso de los conocimientos de personas con cargos superiores
como los capataces, de modo que asignan a estos últimos la tarea de obtener la mejor “iniciativa”
de los obreros de manera que rinda el mayor beneficio posible a su patrón; esto constituye el
problema de este tipo de administración.

Normalmente el obrero medio no rinde a su patrón todo su esfuerzo, por esto es que este último
debe dar algún incentivo especial a aquellos trabajadores que rinden de mejor manera que el
obrero ordinario del oficio; este incentivo puede ser: la esperanza de un rápido ascenso, salarios
más elevados, menos horas de trabajo, mejor ambiente y condiciones de trabajo, etc.
Acompañado de un trato cordial por parte de los jefes.

En resumen el mejor tipo de administración puede ser definido como un sistema en que los
obreros dan sus mejores esfuerzos y reciben en pago un estimulante especial de sus patrones. A
este tipo de administración se le denomina de iniciativa e incentivo.

Los principios generales en que el sistema científico difiere del sistema ordinario de “métodos
empíricos” son:

Bajo el tipo antiguo el éxito depende casi completamente de conseguir la “iniciativa” de sus
obreros, cosa que es difícil de conseguir; mientras que en el sistema de administración científica la
“iniciativa” se obtiene con uniformidad y en mayor grado que bajo el sistema antiguo; además los
administradores asumen nuevas responsabilidades desconocidas en el pasado, como recopilar los
métodos de trabajo, clasificarlos, tabularlos y deducir los mejores para usarlos en adelante.

LOS CUATRO PRINCIPIOS FUNDAMENTALES

Primero: Desarrolla, para cada elemento del trabajo del obrero una ciencia que reemplaza los
antiguos métodos empíricos.

Segundo: Selecciona científicamente y luego instruye, enseña y forma al obrero, mientras que en
el pasado este elegía su oficio y se instruía a si mismo de la mejor manera, de acuerdo con sus
propias posibilidades.

Tercero: Coopera cordialmente con los obreros para que todo el trabajo sea hecho de acuerdo con
los principios científicos que se aplican.

Cuarto: Distribuye equitativamente el trabajo y la responsabilidad entre la administración y los


obreros. La administración asume todo trabajo que exceda la capacidad de los obreros.

Los tres primeros elementos existen en muchos casos en la administración de “iniciativa e


incentivo” pero en forma vaga y rudimentaria; mientras que en la administración científica forman
la esencia del sistema.
El cuarto elemento requiere algunas aclaraciones complementarias; en el sistema antiguo cada
obrero debe soportar casi toda la responsabilidad de la ejecución, tanto de cada detalle de su
trabajo, y en muchos casos de la elección de sus herramientas, además del trabajo físico de su
tarea. Mientras que el desarrollo de una ciencia implica establecer leyes que reemplazaran las
reglas empíricas del obrero después de haber sido verificadas y registradas.

El elemento más importante en la administración científica moderna es la idea de la tarea. El


trabajo de cada obrero es preparado por la administración, con un día de anticipación por lo
menos y cada obrero recibe en la mayoría de los casos instrucciones escritas completas
describiendo en detalle la tarea que debe realizar. En esta forma no solo se especifica o que ha de
hacerse, sino también como debe hacerse y el tiempo exacto concedido para realizarlo. Y siempre
que el obrero logra efectuar su tarea correctamente y dentro del tiempo límite especificado,
recibe un aumento del 30 al 100% de su salario ordinario.

El trabajo se ejecuta a una velocidad tal que en ningún caso le exija un ritmo de trabajo que sea
perjudicial para su salud. La tarea es siempre regulada de modo que el obrero que la desempeña
sea capaz de trabajar durante años bajo este sistema sin temor de cansancio.

TRABAJO DE ALBAÑILERIA

Frank B. Gilbert, llego a interesarse en los principios de la administración científica y decidió


aplicarlos al oficio de albañilería; efectuó un análisis y estudio de cada movimiento del albañil,
elimino uno tras otro los movimientos innecesarios y remplazo los lentos por otros rápidos.

Determino la posición exacta que cada uno de los pies del obrero debe ocupar con respecto a la
pared, al balde con la mezcla y a la pila de ladrillos, y evitarle así tener que dar un paso o dos hacia
la pila de ladrillos y volver nuevamente cada vez que coloca un ladrillo.

Estudio la altura más conveniente para el balde de la mezcla y la pila de ladrillos, y luego diseño un
andamio con un banco sobre el cual se colocan todos los materiales; estos andamios, a medida
que la pared aumenta de altura, son regulados por un obrero especialmente adiestrado,
eliminando al albañil el esfuerzo de agacharse hasta el nivel de sus pies para tomar cada ladrillo y
cada palada de mezcla y luego enderezarse nuevamente.

Como resultado de un estudio complementario se dispuso: que un obrero ordene y coloque los
ladrillos con su mejor borde hacia arriba sobre un armazón de madera, que es colocado por el
ayudante sobre el andamio ajustable.

Elimino los golpes que se dan al ladrillo para asegurar el grosor correcto de la mezcla combinando
adecuadamente los ingredientes de esta.

Por medio de este estudio minucioso de los movimientos del albañil para colocar los ladrillos,
Gilbert redujo los movimientos de dieciocho por ladrillo a cinco y en un caso a solo dos
movimientos por ladrillo.
Después de haber seleccionado e instruido en sus nuevos métodos obtuvo un promedio de 350
ladrillos por obrero y por hora, mientras que el promedio de velocidad para hacer este trabajo
con los métodos viejos era de 120 ladrillos por obrero y por hora.

En este ejemplo se aprecia la aplicación de los principios de la administración científica, de la


siguiente manera:

Primero: el desarrollo por la administración de la ciencia de colocar ladrillos, la determinación de


sus reglas rígidas para cada movimiento del obrero y la perfección y estandarización de todas las
herramientas y condiciones de trabajo.

Segundo: la selección cuidadosa de los hombres y su adiestramiento posterior, para convertirlos


en oreros de primera clase, y la eliminación de todos los obreros que rehúsan o son incapaces de
adoptar los mejores métodos.

Tercero: identificación del albañil de primera categoría con la ciencia de colocar ladrillos mediante
la ayuda y vigilancia constante de la dirección y el pago a cada obrero de un dinero diario
apreciable por trabajar adecuadamente.

Cuarto: división casi igual del trabajo t la responsabilidad entre el obrero y la administración, pues
esta última estimula y allana el camino

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