Fundadora: La Corte sostuvo en esta sentencia que para
poder trasladar a otros centros penitenciarios C-294/15 se deben tener en cuenta ciertos parámetros, como lo son la proporcionalidad y la razonabilidad, el segundo de ellos, es decir la racionalidad, en el entendido de que la decisión del traslado no puede ser tomada de forma arbitraria por el Director del INPEC, y además por razones que se deban probar.
En cuanto a la proporcionalidad, se deben
tomar decisiones para poder proteger y preservar la unidad familiar de la persona privada de la libertad, que este no se ve afectado por el cambio de centro carcelario.
Consolidadora y dominante: En esta ocasión la Corte sostiene que para
que el recluso pueda tener una efectiva T-274/05 resocialización, este debe contar la participación activa de la familia en su proceso para ser reincorporado en la sociedad.
Agrego que para que esto sea efectivo, el
recluso debe mantener una comunicación oral y escrita con personas fuera del penal, y mantener una vida sexual con su pareja sentimental; y cuando en el núcleo familiar del reo se encuentre un menor de edad, este no puede ser enviado a otro centro carcelario, ya que los derechos del niño primar por sobre cualquier otro.
No obstante, en determinadas circunstancias
la presencia permanente de la familia como facilitadora del proceso de resocialización no es posible. Cuando el interno es trasladado a un centro penitenciario alejado del lugar de residencia de su familia y la misma no tiene la posibilidad de movilizarse con regularidad al nuevo lugar de internamiento, el derecho a la unidad familiar sufre una limitación importante. Consideraciones de seguridad y de integridad personal del interno, pueden a veces ser más relevantes. En todo caso, la restricción de este derecho debe estar respaldada en los principios de razonabilidad y proporcionalidad que permitan que el derecho a la unidad e intimidad familiar no se haga nugatorio.