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ÍNDICE

DEDICATORIA .................................................................... Error! Bookmark not defined.

EL PATRÓN ORO .................................................................................................................. 3

FUNCIONAMIENTO TEÓRICO DEL MODELO ................................................................ 4

VENTAJAS DEL ORO ........................................................................................................... 7

IMPLANTACIÓN INTERNACIONAL ................................................................................. 9

FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA ................................................................................ 10

PATRON CAMBIO ORO ..................................................................................................... 13

DECLIVE DEL SISTEMA ................................................................................................... 15

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PRESENTACIÓN

El patrón oro es un sistema monetario respaldado por el oro. Es decir, que el valor de cada

unidad monetaria se fija en términos de una cantidad de oro concreta. Con este sistema, el emisor

de la moneda garantiza que los billetes y monedas emitidos están respaldados por oro. Si los

bancos centrales respaldan su moneda en oro y plata, este sistema se denomina patrón

bimetálico.

La equivalencia dinero-oro ha sido la base del sistema financiero internacional y la garantía del

mismo desde el siglo XIX. A raíz de las necesidades surgidas por la Primera Guerra Mundial,

algunos de los países participantes en la contienda imprimieron más dinero para financiar el

esfuerzo bélico sin contar con el respaldo del metal precioso, lo que se conoce como dinero

fiduciario, o dinero fiat (basado en la confianza o fe de una promesa de pago, pero sin respaldo

del metal precioso).

Este sistema permitió que en la época de la Industrialización permita la fluidez de pago

internacional ya sea para la importación como la exportación, pero tal fue el impacto que hasta

la primera guerra mundial llego fin debido que Gran Bretaña al no tener el respaldo del oro para

emitir los billetes, pusieron a circular los billetes sin el respaldo del oro, a lo largo de esta

monografía se ira explicando cada etapa del desarrollo del patrón oro.

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EL PATRÓN ORO

El patrón oro es un sistema monetario que fija el valor de la unidad monetaria en términos de
una determinada cantidad de oro. El emisor de la divisa garantiza que pueda dar al poseedor de
sus billetes la cantidad de oro consignada en ellos. Una alternativa es el patrón bimetálico, en el
que la moneda está respaldada por una parte de oro y otra de plata.

Históricamente, la vigencia del patrón oro imperó durante el siglo XIX como base del sistema
financiero internacional. Terminó a raíz de la Primera Guerra Mundial, puesto que los gobiernos
beligerantes necesitaron imprimir mucho dinero fiduciario para financiar el esfuerzo bélico sin
tener la capacidad de respaldar ese dinero en metal precioso.

Durante los Acuerdos de Bretton Woods, se decidió adoptar el dólar estadounidense como
divisa internacional, bajo la condición de que la Reserva Federal (el banco central de ese país)
sostuviera el patrón oro. Pero a partir de 1971, el mismo se quiebra definitivamente, por lo que
el dólar se convirtió de facto en una moneda fíat respaldada por una imposición gubernamental
estadounidense y sin valor intrínseco, pero con un valor legal propio.

FUNCIONAMIENTO TEÓRICO DEL MODELO

El patrón oro, o gold system, es un sistema monetario característico del siglo XIX en el cual el
valor de la moneda de un país era totalmente convertible en gramos de oro, dado que los Bancos
Centrales tenían la obligación de su conversión cuando un ciudadano lo demandara. Es decir, se
podía reclamar el cambio de los billetes a oro. Además, existía la libre circulación de capital, o
lo que es lo mismo, los individuos tenían la posibilidad de exportar e importar capitales en oro,
pero representados en papel moneda, difícilmente en metálico. El patrón oro estuvo en vigencia
técnicamente hasta la Primera Guerra Mundial, dado que las presiones de la guerra sobre la
economía hizo que todos los países europeos imprimieran más billetes que los que sus reservas
de oro podían respaldar. Gran Bretaña, el país insignia de este patrón y quien le dio solidez como
medio seguro de transacción lo abolió en 1931.

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El sistema del patrón oro fue por primera vez modelizado
por David Hume en 1752, trabajo que es catalogado como
el primer modelo de equilibrio general en economía. En
líneas generales indica que cuando un país, por
ejemplo Gran Bretaña, incurre en déficit comercial con otro,
supóngase Francia, oro de la economía británica será
trasladado hacia la francesa. Ello produce que la oferta
monetaria, oro, en Gran Bretaña disminuya, por lo que sus
precios también disminuirán. Por el contrario, en la
economía francesa habrá mayor oferta monetaria,
resultando en un aumento de sus precios. Estos cambios significan que los productos británicos
se abaratan en los mercados internacionales mientras que los franceses se encarecen. Como
resultado, Gran Bretaña aumentará sus exportaciones y Francia disminuirá las propias, haciendo
que los flujos de oro se reviertan y que, teóricamente, se llegue a un punto de equilibrio en las
ofertas monetarias de ambas economías.

Sin embargo, pronto el modelo de Hume se quedó corto en la explicación del funcionamiento
real del sistema, principalmente por cuatro razones: la primera es la poca participación
del sistema bancario en la explicación teórica; la segunda, por la omisión de las tasas de interés;
la tercera, por la omisión de los flujos internacionales de capital; y la cuarta, porque en la
realidad los flujos de oro entre países eran muy reducidos pues una vez que los bancos
centrales habían puesto el oro importado en sus reservas, éstos en rarísimas ocasiones estaban
dispuestos a transferirlo a otros bancos.

Fue la Comisión Cunliffe, encargada por el gobierno británico de abordar los problemas
monetarios después de la Primera Guerra Mundial, la que sofisticó el modelo de Hume. El
modelo llega al equilibrio de la misma forma que el de Hume, pero entre los agentes individuales
lo que se transfiere es papel moneda y el oro únicamente se transfiere entre los bancos centrales
de los países. Estas instituciones toman un rol fundamental, dado que, como ya se dijo, el oro
no solía fluir abundantemente de una economía a otra. Cuando los bancos centrales observaban
un creciente déficit comercial, en vez de girar oro al banco central de la economía
con superávit –es decir, aquella con la que se sostenía el déficit–, reaccionaban disminuyendo
la oferta monetaria para bajar los precios y hacer las exportaciones más competitivas. De este

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modo, los bancos centrales se adelantaban a la demanda del oro adeudado a la otra economía y
mantenían el equilibrio. De este modo se explica teóricamente cómo se retorna al equilibrio sin
mayores transferencias de oro.

Operativamente hablando, los bancos centrales utilizaban varios instrumentos de mercado para
extraer excedentes monetarios de la economía. Entre ellos estaba la emisión de bonos de deuda
pública, en el que se captaba del público dinero en efectivo a cambio del pago de intereses en el
futuro. Otro era la tasa de descuento, que consistía en la compra de deuda privada con
vencimiento a corto plazo a cambio de una comisión sobre el interés. Es decir, si un comerciante
tenía una deuda con un banco privado a tasa de interés del 5% con vencimiento de 90 días, el
Banco Central ofrecía comprar esa deuda al banco privado antes de la fecha de pago,
ofreciéndole el capital más una fracción de los intereses, volcando papel moneda en la
economía. Cuando el Banco Central de un país tenía señales de déficit comercial, cambiaba la
tasa de descuento de modo que los bancos privados no encontraran suficientes incentivos para
hacer efectivo sus papeles de deuda.

El sistema monetario Patrón Oro fue abandonado durante los años posteriores a la Gran
Depresión de 1929 para evitar que precios y salarios descendieran en respuesta a una reducción
generalizada de la demanda global, de modo que los ajustes recayeron sobre la cantidad de
empleo total. En estas condiciones se consideró "menos doloroso" (en lo inmediato) la
depreciación del tipo de cambio (es decir el abandono del patrón oro puro) para abaratar así las
exportaciones. Esto evitaba la reducción de los salarios, especialmente porque la presión de los
sindicatos impuso en cierto modo este tipo de política. Y todo ello además sin tener en cuenta
que todos los países, tarde o temprano, adoptarían la misma política, recurrir a la devaluación,
con lo que la destrucción de empleo durante años fue inevitable.

El patrón oro era un sistema monetario internacional que no podía funcionar sin la cooperación
de los países que lo adoptaban. Mientras funcionó impidió que las naciones llevasen a cabo
políticas aislacionistas que disminuyen el comercio internacional y tienden a producir
estancamiento. Después de su colapso surgieron rápidamente políticas nacionalistas
discriminatorias, en particular devaluaciones recurrentes y un fuerte proteccionismo, que
restringieron el comercio multilateral y ahondaron la crisis de los años treinta. Desde el fin de
la Segunda Guerra Mundial se intentó restaurar la coordinación entre las políticas monetarias

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de los diversos países y la libertad de comercio internacional mediante la creación de organismos
como el GATT, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, estos dos últimos
resultado del consenso de Bretton Woods.

VENTAJAS DEL ORO

A lo largo de la geografía y de la historia se han usado muchos bienes como dinero: conchas,
vacas, sal, tabaco, metales, etc. pero el más apreciado fue el oro, usado desde los inicios de la
historia. Sus características como bien duradero, divisible, homogéneo y difícil de falsificar lo
convirtieron en el bien líquido por excelencia en casi todas las culturas del planeta, por lo que
fue aceptado por las personas para servir de moneda de cambio.

En la práctica, la moneda fraccionaria más utilizada a lo largo de la historia ha sido la de plata,


aunque el valor de referencia era el oro. Por eso, cuando se habla de "patrón oro" no quiere decir
que se esté hablando siempre de monedas circulantes de oro o de pagarés respaldados contra
reservas de oro disponibles en el acto; sino de un sistema monetario respaldado por un bien
tangible con valor en sí mismo.

Uno de los problemas de los metales como moneda es su peso, por lo que pronto se hicieron
comunes los billetes, que surgieron como promesas firmadas de entregar a su portador la
cantidad en oro que en ellos se indicaba. Los bancos emitían estos billetes cuidándose de
mantener un equilibrio entre el dinero que habían emitido y las reservas de oro que custodiaban
en sus cajas fuertes, dado que, en caso contrario, perderían la confianza de sus clientes.

Posteriormente, los gobiernos han ido descubriendo problemas debidos al uso de un patrón oro
para poder controlar la oferta monetaria. Así sus contrarios aducen que su suministro
(relacionado con la actividad minera) es insuficiente al no estar relacionado con el suministro
global de bienes (relacionado con la actividad económica en general y no sólo con la minería),
que las reservas de oro están mal repartidas en proporción al peso real de la actividad económica
de cada país en el mundo (el ejemplo más extremo es el de Japón, que durante muchos años y
hasta 2010 ha sido la segunda economía del mundo, con unos recursos auríferos muy escasos),
que el uso del patrón oro es inestable frente a cualquier decisión gubernamental que en un
momento dado decida suspenderlo (como hicieron las naciones beligerantes durante la Primera
Guerra Mundial) y que, como resultado de todo ello, es un sistema monetario ineficaz.

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Lo cierto es que el argumento de que las reservas auríferas en el mundo son desiguales no es
sostenible, ya que en el caso de Japón, la entrada de oro sería extraordinaria debido al volumen
de sus exportaciones que le permiten acumular riqueza, todo ello sin necesidad de tener una sola
mina de oro en su territorio. Las críticas más fuertes contra el patrón oro proceden
del keynesianismo que lo acusaba de haber sido el principal responsable de la gran
depresión económica que siguió al crack de 1929.

Modernamente este punto de vista se ha desmentido y, de acuerdo a la teoría macroeconómica


moderna, la verdadera responsabilidad hay que buscarla más bien en los repetidos fracasos de
los gobiernos para poder restaurar un patrón oro tan estable como el que existía antes de
la Primera Guerra Mundial, así como en los problemas estructurales del sistema bancario y en
la política monetaria seguida por los bancos centrales.

En la visión mayoritaria de los economistas, la objeción más fuerte contra el patrón oro se deriva
de las consideraciones previamente citadas en torno a su ineficacia y a razones de índole social
más que puramente económicas. Consideran tales economistas que el uso de un patrón oro da
lugar a etapas largas de fuerte crecimiento económico separadas por depresiones severas e
intensas que dan lugar al empobrecimiento generalizado durante periodos cortos de tiempo,
ciclos que ocurrieron repetidas veces a lo largo del siglo XX. Por tanto, un modelo de
crecimiento económico similar sería socialmente inaceptable en la actualidad.

Pero un hecho cierto es que el abandono total del patrón oro ha supuesto un crecimiento
enormemente disparatado de la oferta monetaria mundial, muy superior al crecimiento total de
los bienes y servicios que la sociedad es capaz de producir (causa de la inflación permanente en
la que viven las sociedades occidentales); y que las depresiones económicas causantes de paro
y pobreza perduran después de largos periodos de devaluación, por parte de los gobiernos, de
las divisas sometidas a un patrón oro no estricto (contrariamente a como sucedió en la segunda
mitad del siglo XIX); hasta que por fin, la convertibilidad en oro es abandonada por esos mismos
gobiernos y bancos centrales, aduciendo, falta de flexibilidad en la política monetaria.

Por tal razón, el patrón oro sigue teniendo sus defensores, principalmente en el campo de la
Escuela Austríaca de Economía que abogan por la supresión de los bancos centrales y del
monopolio de los gobiernos como organismos encargados de acuñar la moneda de curso legal
y completamente ajena al patrón oro. Lógicamente, la interpretación de las razones de la Gran

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Depresión por parte de esta escuela es radicalmente distinta: y aducen que, los causantes fueron,
en realidad, el alejamiento de la reserva federal con respecto a un patrón oro estricto y el hecho
de que el sistema bancario mantuvo (y mantiene en la actualidad) un coeficiente de caja
fraccionario para depósitos a la vista que produce grandes expansiones y contracciones de la
masa monetaria.

Según esta escuela de pensamiento, cualquier puesta en circulación de nuevos medios


fiduciarios —inflación— y la manipulación de los tipos de interés, por parte de gobiernos y
bancos centrales, producen periodos de auge en la actividad económica, que acaban
conduciendo a una asignación errónea de los recursos y una vez cesa la emisión del nuevo dinero
con la subida de los tipos de interés, se produce inevitablemente el estallido económico, la
explosión de las burbujas creadas artificialmente con dinero que no procede del ahorro real sino
de préstamos sin respaldo de ahorro previo.

Tales inversiones erróneas no tendrán salida y se tendrá que producir forzosamente una nueva
reasignación de recursos que se adapte a las necesidades más urgentes de los consumidores. Las
nuevas inyecciones de liquidez (con dinero nuevo, creado de la nada, que nadie ha ahorrado)
para solucionar las quiebras de las empresas, y la falta de recursos de las administraciones
públicas, no consiguen más que alargar el periodo de depresión, en el mejor de los casos, y, en
el peor, colapsar el sistema monetario.

IMPLANTACIÓN INTERNACIONAL
En el siglo XIX, muchos países tenían un patrón
bimetálico. Gran Bretaña tenía un patrón desde
principios de siglo mientras que el Imperio
austrohúngaro, el Imperio ruso, Escandinavia y
el Lejano Oriente tenían patrón plata.

Durante el tercer cuarto del siglo XIX, el sistema bimetálico se vio sometido a crecientes
presiones. Portugal que tenía fuertes relaciones comerciales con Gran Bretaña adoptó el patrón
oro en 1854. Además, el continente europeo tenía problemas para gestionar el patrón bimetálico.
El crecimiento de las transacciones internacionales y la reducción de los costes de

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transporte provocaron el aumento de la circulación de monedas extranjeras en muchos países.
La mayoría de ellas ya eran monedas fiduciarias.

Italia empezó a emitir monedas de pequeña denominación de 0,835 de ley. Como las monedas
francesas eran más valiosas —0,900 de ley—, los individuos intercambiaban monedas italianas
y guardaban las francesas. Francia redujo la ley de sus monedas a 0,835. Entonces Suiza redujo
la ley de sus monedas a 0,800. Conscientes de su interdependencia se reunieron estos países
y Bélgica en 1865, acordando acuñar monedas de 0,835 de ley. El estallido de la guerra franco-
prusiana obligó a Francia, Rusia, Italia y al Imperio austrohúngaro a suspender
la convertibilidad.

En 1871, al acabar la guerra franco-prusiana, Alemania se pasó al patrón oro, al abolir la


acuñación ilimitada de plata. Con la indemnización de 5000 millones de francos que Francia
debía pagar, Alemania acuñó monedas de oro y vendió plata a cambio de oro en los mercados
mundiales. La liquidación de plata por parte de Alemania, unida al descubrimiento de nuevas
minas de plata en Nevada y otros lugares durante la década de 1850, provocaron la reducción
de su precio y obligaron a otros países a admitir las importaciones inflacionarias de plata o a
abandonar el bimetalismo en favor del patrón oro.

Al adoptar Gran Bretaña y Alemania el patrón oro, las externalidades de red llevaron a los otros
países a seguir su camino. Dinamarca, Holanda, Noruega, Suecia y los países de la Unión
Monetaria Latina se sumaron al patrón oro. A finales del siglo XIX España era el único país
europeo que seguía teniendo papel inconvertible.

FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA

La existencia del patrón oro puro no provoca inflación, solo la relajación en su convertibilidad
y la posibilidad de que los bancos operen con reserva de caja fraccionaria la produce, al
aumentar la masa monetaria en relación con los bienes disponibles —teoría cuantitativa del
dinero—. En Estados Unidos, donde la agricultura y los dueños de minas de plata presionaban,
se celebró una conferencia en 1878 para volver al bimetalismo. La oposición de Gran Bretaña y
Alemania, que no asistió, frustró el intento.

A comienzos del siglo XX, todo el sistema internacional se basaba en el oro. Sin embargo, sólo
Inglaterra, Alemania, Francia y Estados Unidos mantenían un patrón oro puro. Circulaban

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monedas de oro papel — billetes y monedas fraccionarias que podían cambiarse por el oro que
poseían los Bancos Centrales en sus cajas fuertes o en sus tesoros nacionales. Aun así, en Francia
había un patrón oro «renqueante», ya que, aunque no se acuñaba plata libremente, ésta seguía
siendo de curso legal. Además, los residentes y los extranjeros podían convertir los billetes del
Banco de Francia en monedas de oro o de plata a criterio de las autoridades. En Holanda, Bélgica
y Suiza la convertibilidad la decidían las autoridades.

Además, existían otros mecanismos para fomentar la entrada de oro y dificultar su salida. Los
Bancos Centrales concedían créditos libres de intereses a los importadores de oro. Podían
reducir los incentivos para comprar oro cambiando billetes sólo en la oficina central. Podían
elevar el precio de compraventa de barras de oro o cambiar billetes sólo por monedas de oro
desgastadas. En Estados Unidos, el patrón estuvo limitado hasta 1900, porque las leyes
obligaban al Banco central a comprar plata. A partir de 1900 se aprobó la Ley de patrón oro,
que establecía que el dólar contenía 25,8 gramos de oro y 0,900 de ley y no se preveía la
acuñación o compra de plata.

En otros países, el dinero consistía en plata, papel oro y monedas fiduciarias, pero el Banco
Central se comprometía a convertir su dinero en oro a un precio a la vista. Los Bancos centrales,
a excepción del Riksbank sueco, el Banco de Finlandia y el Banco Estatal ruso, eran por
entonces entidades privadas, que a cambio del derecho a emitir billetes, prestaban servicios al
gobierno. La Bank Charter Act aprobada en 1844 en el Reino Unido, por la que se guiaron la
mayoría de las legislaciones, establecía la coexistencia de dos departamentos independientes de
emisión y banca.

La composición de las reservas internacionales variaba de un país a otro. La libra esterlina era
la principal moneda de divisas y al final el período representaba el 40% de las reservas totales
de divisas. La cantidad de reservas que debía tener un Banco central variaba de un país a otro.
En los países que tenían sistemas fiduciarios, el banco estaba autorizado a emitir una cantidad
de monedas no respaldadas por oro.

Los países con sistemas proporcionales no podían tener unas reservas inferiores a una
determinada proporción de dinero en circulación. Además, había países con sistemas híbridos.
Aun así, en todos los sistemas, y bajo ciertos supuestos, estas normas podían incumplirse.

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La formalización del mecanismo del patrón oro es el modelo de los flujos de oro y los precios
de David Hume. A partir de un mundo donde sólo circulaban monedas de oro y donde el papel
de los bancos centrales era insignificante. Cada vez que se exportaba, el exportador recibía oro,
que llevaba a la casa de la moneda para que lo acuñase. En los países con déficit comercial, si
bajaba la cantidad de dinero en circulación, sus precios bajaban. Lo contrario sucedía en los
países con superávit. Por lo tanto, el flujo de oro alteraba los precios relativos.

Posteriormente, en los modelos se incluirían los bancos centrales. Estos usaban los tipos de
descuento para variar la oferta monetaria. Sin embargo, cuando se hicieron estudios empíricos
se descubrió que esto no ocurría. Uno de los motivos era que, si el tipo de descuento era superior
al de interés, podía quedarse sin actividad.

Además, la subida de tipo de interés para frenar las salidas de oro podía deprimir la economía.
Por último, la subida de los tipos de interés incrementaba el coste de pagar la deuda para el
estado. Sin embargo, el equilibrio se mantenía. Ello se debía a que no había ninguna duda de
que los países intentarían mantener la vinculación de su moneda al patrón. Los otros objetivos
estaban subordinados a éste.

Cuando las monedas fluctuaban, los inversores reaccionaban de manera estabilizadora. Si el tipo
de cambio bajaba acercándose al punto de exportación de oro, el banco central perdía divisas.
Entonces entraban los inversores previendo el beneficio que tendrían al intentar el banco central
fortalecer el tipo de cambio. Como el capital entraba en grandes cantidades, el tipo de cambio
subía solo, haciendo innecesaria la intervención del banco central.

Los bancos centrales del mundo seguían al Banco de Inglaterra. Los bancos centrales
coordinaban los ajustes de las condiciones crediticias mundiales. Esto podía ser complicado en
épocas de recesión siendo a veces necesario que los bancos centrales extranjeros tomaran
medidas para ayudar al que se encontraba en dificultades. Incluso podía recurrir a las reservas
de otros países que tuvieran patrón oro.

Sin embargo, en la periferia, donde no se amenazaba la estabilidad del sistema, los Bancos
centrales europeos eran los menos proclives a ayudar. De hecho, algunos países incluso carecían
de Banco central. En Estados Unidos, el Sistema de la Reserva Federal se creó en 1913. Muchos
países de Latinoamérica no lo harían hasta el decenio de 1920.

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Había otros factores, como la inestabilidad de los países productores de materias primas. Al
estar especializados en un reducido número de bienes, su relación real de intercambio podía
sufrir grandes oscilaciones. A esto se le unía que las perturbaciones de cuenta corriente y capital
se producían al unísono.

Finalmente, hay que tener en cuenta las presiones ejercidas por la población, sobre todo en
Estados Unidos. El sufragio universal masculino aumentó la influencia del pequeño campesino,
crítico con la inflación. Con el apoyo de la minería de plata lograron durante un breve período
que se pudieran emitir monedas de plata —Sherman Silver Purchase Act—. No obstante,
la huida de capitales provocó que se derogara esa ley el 1 de noviembre de 1893. Finalmente,
los descubrimientos de oro en Australia, Sudáfrica y Alaska provocaron la subida de los precios.

El patrón oro fue el mecanismo por el que se reguló el sistema monetario internacional entre
1870 y 1913. Hay razones para pensar que este equilibrio no se hubiera mantenido durante
mucho más tiempo. El declive relativo de Gran Bretaña, al ser sustituido por Estados
Unidos como primera economía del mundo, unido a la extensión del sufragio universal, hacía
complicado seguir con el sistema vigente hasta entonces, y la razón principal es que el patrón
oro era un corsé muy estrecho para ejercitar el control que todo gobierno impone sobre su
moneda.

PATRÓN CAMBIO ORO

Durante la primera guerra mundial, los estados beligerantes mantuvieron «aparentemente» el


patrón oro, pero el sistema monetario se desplomó. En Gran Bretaña, eje del sistema y potencia
hegemónica de la época, la sensación de preocupación por el futuro aumentó. En enero de 1918
se creó un comité específico con el objetivo de proponer políticas apropiadas para la transición
de la posguerra. Éste ha sido conocido como la Comisión Cunliffe. Su informe recomendaba a
Inglaterra la restauración del Patrón Oro y describía su funcionamiento en términos del
mecanismo de precios y flujos de dinero. Además, incorporaba el rol de las tasas de interés y
los movimientos de capital. Uno de los pocos críticos manifiestos con esta resolución fue el
economista inglés John Maynard Keynes. En Europa hubo voces que se plantearon el rediseño
del sistema monetario. Ello era debido a los considerables problemas que implicaba esa
reimplantación. En la base de los mismos se encontraba en hecho que la inflación bélica hubiera
provocado una disminución de la capacidad de compra de las monedas (lo que implicaría una

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devaluación); y, además, que ésta hubiera sido distinta entre los países, por lo que sus tipos de
cambio deberían modificarse. Esas dificultades son las que permiten que, por primera vez, se
celebren reuniones internacionales en aras a la coordinación de las actuaciones nacionales,
siendo las conferencias de Bruselas en 1920 y de Génova en 1922, una muestra de ello.

En la conferencia de Génova, se consagró un sistema diferente: el Patrón Cambio Oro ('Gold


Exchange Standard'), que se había comenzado a utilizar a partir de 1918. Así, la moneda de cada
país ya no estaba vinculada directamente al oro, sino a una moneda central definida y convertible
en dicho metal. A partir de entonces, hubo dos monedas convertibles en oro, la libra esterlina y
el dólar, que fueron las que posibilitaron y ampliaron la base de los intercambios internacionales.
En consecuencia, ante ciertas dificultades las organizaciones habían decidido crear unas nuevas
instituciones que les permitieran un mejor funcionamiento.

La nueva institución era que las reservas de los países miembros no tuvieran que ser en metálico
(que escaseaba) sino en una combinación de las dos monedas que sí estarían respaldadas por el
oro: la libra y el dólar. Sin embargo, la resolución de un problema conducía a otro; el peligro
del Patrón de Cambios Oro radicaba en que la transmisión internacional de una crisis podría
hacerse de manera más rápida, fulminante y peligrosa que con el Patrón Oro puro, debido como
se ha analizado anteriormente, al rol multiplicador de la proporcionalidad.

Hay varias explicaciones de la voluntad de los gobiernos de esa época para volver al patrón oro.
En primer lugar, se podrían elaborar argumentos objetivos. Estos se centrarían en elementos que
habrían permitido el gran crecimiento durante la belle époque. Serían aspectos relacionados con
la estabilidad del sistema. Por esta razón, la adopción de paridades distintas de las de preguerra
implicaba una devaluación, y también significaba reconocer la no flexibilidad de precios y
salarios a la baja. Además, la peligrosidad de la devaluación estribaba en aspectos relacionados
con la moralidad y el crédito. El primero relacionado con la competencia desleal, el segundo
con la carga de los intereses.

En abril de 1925, Churchill fue el primero en decidir fijar la paridad de la moneda (3 libras y 17
chelines la onza de oro). La decisión fue tomada el 20 de marzo y anunciada al Parlamento en
25 de abril. El 14 de mayo adquirió carácter oficial con la firma del Rey. La Ley del Patrón Oro

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de 1925 no restauró por completo todas las viejas instituciones. Por ejemplo, los billetes
siguieron siendo de curso legal, pero ya no eran convertibles en monedas de oro en el Banco.

Eso a pesar que Keynes había señalado pocos meses antes que un retorno al oro representaría
una medida peligrosa porque colocaría a la Gran Bretaña de la posguerra a merced de las
autoridades de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Este argumento no constituía un
problema a corto plazo, porque tanto las condiciones económicas como la política
norteamericana iban a la par. Sin embargo, a principios de 1928, las organizaciones internas
estaban adquiriendo ya prioridad sobre las internacionales, puesto que las autoridades
observaban, con creciente preocupación, el empuje arrollador de un mercado de Wall Street en
alza.

En este contexto, la preocupación creciente de las economías por sus problemas internos hace
que intenten evitar los problemas derivados de los equilibrios externos cerrando sus economías
al exterior. Especialmente problemático fue el abandono del patrón oro por parte de Inglaterra
en 1931, puesto que el sistema entero sufre la crisis, cuando el gobierno de Inglaterra, el país
central, abdicó de sus obligaciones como detentador de la moneda ancla para resolver problemas
o conflictos internos. Es decir, las instituciones se quedaban sin alguien capaz de imponer su
cumplimiento. Todo eso desembocó en la crisis de los años treinta: contracción económica,
pesimismo generalizado, estancamiento industrial y agrario, desempleo masivo, auge del
extremismo político y el inicio de la Segunda Guerra Mundial.

DIFICIL RESTAURACIÓN DEL PATRON ORO

Durante la I Guerra Mundial (1914-1918), los países beligerantes mantuvieron oficialmente el


Patrón Oro, pero en la práctica se apartaron de él porque la expansión monetaria, llevada a cabo
para financiar el esfuerzo bélico, era inconsistente con la estabilidad de los precios y con la
estabilidad cambiaria. Aun así, los controles y el racionamiento reprimieron hata el final del
conflicto las principales manifestaciones de estos fenómenos. En los años inmediatos al fin del
conflicto, se producirá una llamada «crisis del armisticio», que no es sino el
proceso de reorientación de la industria desde los fines militares hacia los civiles,
especialmente la reconstrucción. El alza de los preciosacompañará este proceso,
destacando Alemania, Francia y la Europa central y oriental por la persistencia
de altas tasas de inflación.

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En las Conferencias de Bruselas (1920) y Génova (1922) van a empezar a discutirse los
problemas de la economía internacional, para tratar de encontrar una solución basada en la
cooperación más allá de las fronteras. Pronto, la vuelta al Patrón Oro es considerada como una
necesaria condición para restaurar el equilibrio perdido. Sin embargo, las dificultades eran
grandes. Por un lado, había muchas economías fuertemente desestabilizadas; por otro, la
producción de oro era escasa para satisfacer las necesidades de liquidez previstas. En la
Confereneta Monetaria Internacional de Génova (1922) se trataron de solucionar ambos
problemas. Tres fueron los puntos de acuerdo más destacados:
1. El mantenimiento del valor oro de una moneda debe estar asegurado por una reserva
adecuada de activos no necesariamente en forma de oro.
2. Cuando el progreso lo permita, ciertos países participantes podrán establecer un mercado
libre del oro y convertirse, de esta manera, en centros de oro.
3. Los países participantes podrán poseer en otros países participantes, además de sus
reservas de oro, activos en forma de depósitos, de letras, de efectos a corto plazo y otros
recursos líquidos apropiados.
Se trataba, pues, de establecer un Patrón Cambios Oro (Gold Exchange Standard) con el fin
primero de economizar metal precioso. También, en este sentido, se parecía un Patrón Lingotes
Oro (GoId Bullion Standard), pues la convertibilidad sólo sería garantizada para cantidades
importantes de papel moneda. Sin embargo, existía un fin último en la distinción de los tipos de
divisas (las «divisas clave» y las «divisas periféricas»), en función de su convertibilidad directa
o indirecta del oro. Como ya había ocurrido antes de 1914 con la libra esterlina, esta situación
proporcionaba una posición privilegiada y hegemónica al emisor de las divisas centrales del
sistema.
El Reino Unido y Estados Unidos fueron los mayores defensores de este sistema, en contra del
Patrón Oro clásico —ver Brown (1940)—, y la libra esterlina y el dólar norteamericano
terminarían por imponerse como «divisas clave». Aparecía así un sistema bicéfalo, con centros
en Londres y Nueva York que competirían duramente por el liderazgo financiero internacional.
La financiación de la 1 Guerra Mundial había terminado con la superioridad previa de la capital
inglesa y los Estados Unidos se habían convertido en el primer país acreedor del mundo.

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DECLIVE DEL SISTEMA

Existen muchas teorías sobre la desaparición del Patrón de Cambios Oro y, en definitiva, del
Patrón Oro. Una explicación consiste en afirmar que el derrumbe de las instituciones implicó el
fin del sistema.5 Las especiales instituciones de la época provocaron no sólo que el sistema se
viniera abajo, sino que se transmitiera la deflación y la depresión a todo el mundo. El final del
sistema del Patrón Oro se debió, en parte, al abandono de las instituciones y a la falta de
organizaciones capaces de imponer su cumplimiento y de realizar el ajuste que la economía
mundial necesitaba. Los países «periféricos» estaban obligados a operar con las reglas del
Patrón Oro, pero sin cooperación de los Bancos Centrales del «centro». Este hecho implicaba
que los costes de funcionamiento para dichos países fueran mucho mayores. Por esa razón,
iniciaron el uso de las monedas reserva. Pero ello provocaba que, si en los momentos de crisis
los países del centro no apoyaban a los periféricos, estos no tenían más opción que sufrir las
consecuencias o salirse del sistema. Ésta es la disyuntiva a la que se enfrentaron los países a
partir de 1929.

Esa utilización de las monedas reservas les da credibilidad y confianza. Esta última era
insuficiente, como fue el caso para el dólar en la década de 1960. A diferencia de la credibilidad,
la confianza es algo más objetivo, en el sentido de que se pueden medir las reservas de los
bancos centrales y conocer el grado de respaldo; mientras que la credibilidad es algo más
abstracto, más en el terreno de la fe; y por tanto de las instituciones. Los países de moneda clave
se vieron obligados a adoptar medidas deflacionistas como consecuencia de esas retiradas
durante la crisis de los años treinta.

Otra de las modificaciones fue la ausencia de un liderazgo hegemónico. Esto no significa que
no existiera ningún país con suficiente poder económico en el mundo. Al contrario, seguramente
el problema es que había en 1929, como mínimo, dos: Gran Bretaña y Estados Unidos. No
obstante, ninguno de los dos se encontraba en su momento de mayor esplendor económico. Gran
Bretaña iniciaba su decadencia como potencia mundial mientras Estados Unidos empezaba su
ascensión. Este hecho, junto a la especial configuración de la estructura económica de principios
del siglo XX, implicaba que no había un director de orquesta del sistema internacional.

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Durante los Acuerdos de Bretton Woods, en los que surgieron el Fondo Monetario
Internacional (FMI) y el Banco Mundial, el economista John Maynard Keynes propuso
instaurar una divisa internacional, el Banco. Sin embargo, se decidió adoptar el dólar
estadounidense para dicha finalidad, siempre que el Sistema de la Reserva Federal sostuviera el
patrón oro. Varias de las economías del mundo comenzaron a desarrollarse, con Estados Unidos
a la cabeza, bajo condiciones de estabilidad y crecimiento entre 1944 y 1971. En este período,
dicha nación se consolidó como la principal potencia mundial, y allí se conoce a esta etapa como
la "Edad de oro" o "Los 30 maravillosos años".

A partir de 1971, Estados Unidos abandona el patrón oro, y por lo tanto el valor del dólar pasa
a sostenerse exclusivamente en una imposición legal del gobierno estadounidense, bajo la forma
de una moneda fíat (o dinero por decreto).

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CONCLUSIÓN

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BIBLIOGRAFÍA

 https://es.wikipedia.org/wiki/Patr%C3%B3n_oro
 https://oroinformacion.com/que-es-y-como-funciona-el-patron-oro/
 https://economipedia.com/definiciones/patron-oro.html
 http://www.expansion.com/diccionario-economico/patron-oro.html

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 https://www.connuestroperu.com/economia/58961-el-patron-oro-como-
respaldo-historico-de-la-economia-mundial
 https://www.google.com/search?q=patron+oro+imagen&source=lnms&tbm=isch&sa=
X&ved=0ahUKEwjp_qvdqMzhAhUhw1kKHesvDbcQ_AUIDigB&cshid=155513286
8539002&biw=1366&bih=657

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