Luego de esto, se hace un repaso histórico desde las últimas épocas de la sociedad
feudal hasta la "moderna sociedad burguesa", encontrando en el desarrollo económico
el hilo que explica los radicales cambios políticos y culturales que causaron que la
segunda surgiera revolucionariamente de la descomposición de la primera.
Pero, al "contrario de cuantas clases sociales la precedieron, que tenían todas por
condición primaria de vida la intangibilidad del régimen de producción vigente", la
burguesía "no puede existir si no es revolucionando incesantemente los instrumentos
de la producción, que tanto vale decir el sistema todo de la producción, y con él todo el
régimen social." Y en este desarrollo incesante de las fuerzas productivas Marx y
Engels vaticinan que la época de la burguesía tiene un límite en las propias relaciones
de producción burguesas. La sociedad feudal debía descomponerse porque sus
relaciones de producción obstaculizaban el desarrollo de las fuerzas productivas, lo cual
determinó que la burguesía, la representante de estas nuevas fuerzas productivas,
tarde o temprano tuviera que entrar en lucha política contra la nobleza y hacerse del
poder político para romper esas trabas. Este conflicto entre fuerzas productivas y
relaciones de producción estaba volviendo a ocurrir: "Desde hace varias décadas, la
historia de la industria y del comercio no es más que la historia de las modernas fuerzas
productivas que se rebelan contra el régimen vigente de producción, contra el régimen
de la propiedad, donde residen las condiciones de vida y de predominio político de la
burguesía." Se cita como ejemplo de ello a las crisis comerciales.
Marx y Engels anuncian que la nueva clase revolucionaria que terminará con el régimen
burgués para poner en pie las nuevas relaciones de producción es el proletariado, "esa
clase obrera moderna que sólo puede vivir encontrando trabajo y que sólo encuentra
trabajo en la medida en que éste alimenta a incremento el capital."
En los párrafos siguientes Marx y Engels describen el mundo industrial en el que vive
el proletariado, la tendencia de las clases medias empobrecidas a engrosar sus filas, y
la historia de su lucha contra el régimen burgués de producción, que ha ido desde la
confrontación aislada entre obreros y burgueses individuales hasta llegar a la
confrontación de las dos clases. Es el mismo desarrollo acelerado de la industria el que
nivela las condiciones obreras, cohesiona a los proletarios, y presenta su asociación de
clase como primera necesidad para la lucha por sus intereses sociales, contrarios a los
de la clase de los burgueses.
Sin embargo, la revolución proletaria no tiene objetivos similares a los que tuvo la
revolución burguesa: "Todas las clases que le precedieron y conquistaron el Poder
procuraron consolidar las posiciones adquiridas sometiendo a la sociedad entera a su
régimen de adquisición. Los proletarios sólo pueden conquistar para sí las fuerzas
sociales de la producción aboliendo el régimen adquisitivo a que se hallan sujetos, y
con él todo el régimen de apropiación de la sociedad. Los proletarios no tienen nada
propio que asegurar, sino destruir todos los aseguramientos y seguridades privadas de
los demás. (...) Hasta ahora, todos los movimientos sociales habían sido movimientos
desatados por una minoría o en interés de una minoría. El movimiento proletario es el
movimiento autónomo de una inmensa mayoría en interés de una mayoría inmensa. El
proletariado, la capa más baja y oprimida de la sociedad actual, no puede levantarse,
incorporarse, sin hacer saltar, hecho añicos desde los cimientos hasta el remate, todo
ese edificio que forma la sociedad oficial."
Más adelante los autores, sin "entrar a analizar las acusaciones que se hacen contra el
comunismo desde el punto de vista religioso-filosófico e ideológico en general", señalan
la base de las ideas de cada época en "las condiciones de vida, las relaciones sociales,
la existencia social del hombre", desmintiendo la existencia de "verdades eternas", y
concluyendo "Las ideas imperantes en una época han sido siempre las ideas propias
de la clase imperante".
Como terminación de este capítulo, Marx y Engels vuelven al punto de la conquista del
poder político por el proletariado como primer paso de la revolución obrera. Señalan
como tarea del proletariado erigido en clase dominante el centralizar los medios de
producción "en manos del Estado, es decir, del proletariado organizado como clase
gobernante" (en el prólogo a la edición alemana de 1872, luego de la experiencia de
la Comuna de París, los autores dirían que "la clase obrera no puede limitarse a tomar
posesión de la máquina del Estado en bloque, poniéndola en marcha para sus propios
fines", de manera que esta identidad entre Estado y proletariado organizado como clase
gobernante es incorrecta).
Socialismo reaccionario
Por socialismo reaccionario Marx y Engels entendían a aquellas variantes de socialismo
que, pretendiendo representar intereses obreros, representaban intereses de clases
pre-capitalistas.
"Se encuentran en este bando los economistas, los filántropos, los humanitarios, los
que aspiran a mejorar la situación de las clases obreras, los organizadores de actos de
beneficencia, las sociedades protectoras de animales, los promotores de campañas
contra el alcoholismo, los predicadores y reformadores sociales de toda laya. "
"Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones.
Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la
violencia todo el orden social existente. Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes,
ante la perspectiva de una revolución comunista. Los proletarios, con ella, no tienen
nada que perder, como no sea sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo entero que
ganar.