Anda di halaman 1dari 7

Asignatura: Énfasis en Historia del Arte Moderno y Contemporáneo

Profesora: Marta Rodríguez


Fecha: 03-06-2010
Presentado por:
David Briceño Código 323687

De Cómo Llegamos al Arte Contemporáneo

Una de las interrogantes que surge al mirar el arte de nuestro tiempo, es en que consiste el arte
contemporáneo y el porque del choque, que se da a la hora de enfrentarse a obras y
manifestaciones del arte en la actualidad. Con ese motivo me dispondré a realizar un análisis de
la trayectoria que ha tenido el arte desde el pasado hasta la modernidad, con la mayor brevedad
posible, además de mirar que pasa en el arte con el fin del modernismo, para hacer un análisis
propio de lo que es el arte contemporáneo y del porque ha llegado a donde está. Para esto me
apoyare en distintos referentes históricos, al igual que en elementos extraídos de los siguientes
textos: Contra la Interpretación, de Susan Sontag y Después del Fin del Arte de Arthur Danto
principalmente.

Si miramos lo que dice Sontag y Danto en los textos mencionados aquí, podemos notar a
grandes rasgos ciertos aspectos de los papeles que ha jugado en la historia. En una primera
instancia encontramos al arte ligado a los primeros rituales, donde este tenía una dimensión
netamente mágica o espiritual, y posteriormente encontramos el arte como mímesis y como
medio de representación, lo cual surge de la teoría del arte propuesta por la filosofía griega y
cuyos alcances se extienden hasta la modernidad.

En un principio el arte estaba circunscrito dentro de las prácticas rituales, y religiosas. En esta
etapa no se consideraba que hubiera artistas y se le consideraba un objeto de culto. En esta etapa
de la historia la producción artística estaba supeditada a una utilidad religiosa y tenía un carácter
mágico y espiritual.

Pero en la antigüedad, el arte empieza a desligarse hasta cierto punto de lo religioso, pues
empezamos a encontrar varias representaciones y esculturas de carácter secular y
representaciones mucho más naturalistas, que dan cuenta de procesos más complejos de
elaboración. Hay importantes avances en la técnica y hay una observación más detallada del
mundo. En este periodo las formas se hacen más complejas y dinámicas, al igual que hay un
trabajo minucioso de los detalles, lo cual se puede ver especialmente en la escultura clásica. Es
aquí donde surgen los cánones clásicos, se establecen los cimientos de un arte naturalista y se
consolida la teoría del arte como mimesis, a raíz de los planteamientos de Platón y Aristóteles.
Aunque estas manifestaciones se ven eclipsadas hasta cierto punto, por el advenimiento de la
edad media.

Solo hasta después de la edad media, hacia 1400 en el renacimiento, con el surgimiento del
humanismo y un desplazamiento de una visión teocentrista del mundo por una de carácter
antropocéntrico, comienza la era del arte en la cual se reconoce al artista como una figura
importante en el medio cultural y se le otorga el estatus de genio, al igual que se hace un énfasis
especial en el arte como producción individual. Esto tiene consonancia con una primera
aproximación a la historia del arte, por parte de Giorgio Vasari en su libro Vida de Grandes
Artistas. Ahí comienza el gran auge de la pintura, se desarrolla la perspectiva, se retoman los
valores clásicos y hay un gran auge de las ciencias. También se empiezan a ver unos primeros
indicios de lo que será el capitalismo moderno lo cual se puede ver con el surgimiento del
fenómeno del mecenazgo y su importancia, para el artista de ese tiempo.

Es en esta etapa que el arte comienza a desligarse de su utilidad religiosa y empieza a jugar
otros papeles en la sociedad. Aunque la obra de arte se sigue manteniendo como un objeto de
culto, y como objeto de valor, empieza a ser permeada por las dinámicas mercantiles. La obra
de arte adquiere gran importancia como medio de representación de la realidad y toma valor
como objeto de goce estético, esto obedece a dos tipos de aproximaciones que se han tenido
hacia la obra de arte y que han perdurado a lo largo de los siglos, e incluso hasta nuestros días.
Por un lado está la obra de arte como modo de representación, lo cual corresponde a la teoría
griega del arte como mímesis, en la cual la obra de arte siempre se mira en pro de su contenido.
El otro tipo de aproximación, es la consideración de la obra de arte como algo bello, lo cual
tiene que ver con los distintos cánones estéticos que han jugado un papel importante en la
producción artística de tiempos pasados y muchas de las valoraciones que se han hecho acerca
de la obra de arte.

Entonces, ya llegando al siglo XVIII, se termina de consolidar la visión antropocéntrica del


mundo, gestada en el renacimiento. De igual manera se dan grandes avances en la ciencia así
como una fuerte revigorización de la filosofía, que fueron dos factores determinantes para dejar
atrás muchas de las rígidas ataduras que la religión le había impuesto al hombre, lo cual fue
fundamental en la consolidación del pensamiento que dio lugar a la ilustración. Otro fenómeno
importante que se da a lo largo del periodo comprendido entre los siglos XVI y XVIII, es la
dinamización de las temáticas y los modos de representación en las artes, en el sentido en que se
desprenden en parte de los referentes históricos o religiosos a los cuales hacen alusión, como se
puede ver en el carácter sincrético y alegórico de las pinturas de Botticelli, o en una alteración
en los modos de representación, lo cual se evidencia en la pintura manierista, en la cual se
exageran los cuerpos distanciándose del canon clásico. Esto se puede apreciar en las pinturas de
Miguel Ángel y El Greco. Aquí empezamos a tener indicios de las direcciones por las cuales
seguirá el arte en los siglos que vendrían hasta llegar a las vanguardias artísticas.

Con la ascensión del neoclasicismo en la ilustración, a raíz de los descubrimientos de las ruinas
de Herculano y Pompeya, y las investigaciones de Winckelmann acerca del arte griego, se le da
una nueva mirada al arte clásico y se revitalizan los presupuestos del arte de la antigüedad. Con
Winckelmann la teoría mimética, creo yo, alcanza su punto más álgido y este establece una
noción de belleza única que se entrelaza con su idea del arte como mímesis. Según
Winckelmann el arte debe aspirar a la perfección, noción que el implementa basándose en el
criterio del arte como mímesis, puesto que la grandeza del arte para el, esta en su parecido con
la naturaleza, de igual manera su noción de belleza “universal” obedece a un juego armonioso
de las formas y las proporciones en la constitución de la unidad, lo cual se desprende del
análisis de la naturaleza como modelo y de una mirada de corte racista, que pone a raza blanca
como modelo ideal de belleza.

Winckelmann como otros hombres en la ilustración, intenta abarcar demasiadas cosas a partir de
reglas generales de pensamiento, por lo que sus pretensiones acerca del arte son muy grandes,
pero sin embargo hace varios aportes interesantes y valiosos. Por un lado con sus ideas del arte
de carácter universalista, intenta librar a la obra de arte de apreciaciones arbitrarias por parte de
quienes las contemplan y también hizo su contribución, a la historia del arte, al tratar de hacer
una historia del arte con mayor estructuración.

Una cosa interesante que hace Winckelmann, a la hora de hablar acerca de las obras de los
artistas griegos, es el resaltar que para poder contemplar y analizar con propiedad dichas obras,
había que estar en contacto con la obra en si misma y se debía conocer su contexto para no dar
lugar a malas “interpretaciones”, al igual que aboga por la importancia de la forma por encima
del contenido (tema). Lo interesante de estos criterios que Winckelmann plantea para mirar las
obras de arte de ese pasado histórico, es que aunque parte de esos planteamientos obedecían en
cierta forma, a criterios que hoy en día ya han sido reevaluados, tienen bastante consonancia con
los planteamientos que Susan Sontag hará después acerca de cómo aproximarnos a la obra de
arte contemporánea.

También parece que Winckelmann conocía o presentía hasta cierto punto, en que consistía
realmente el problema de la belleza y se puede ver en su libro Historia del Arte en la
Antigüedad, en el cual hace un gran esfuerzo para justificar su criterio de belleza, valiéndose de
argumentos tales como la proporción y la armonía de los cuerpos, pero también estableciendo
criterios de corte racial, puesto que enaltece a los blancos y desprecia a otras razas. Creo que lo
importante aquí es el reconocimiento que hace Winckelmann acerca de la belleza natural, pero
no tanto en como la concibe Winckelmann, sino más que todo en la esencia de este criterio, lo
cual puede estar en consonancia con el criterio de belleza que vendrá a establecer Baudelaire
más tarde, ya que Baudelaire, le atribuye dos componentes a la belleza; uno eterno e inmutable
y uno que varia de acuerdo al contexto de la época, y es en esa categoría “inmutable” en donde
se podría ubicar la belleza de orden natural, aunque no sabemos hasta que punto ese
componente natural de la belleza, sea realmente inmutable.
Hoy en día sabemos que nuestra biología juega un papel fundamental en el comportamiento
humano, lo que hace que nuestra naturaleza influya en nuestras nociones de belleza, pero
también es cierto que esto obedece a otra clase de factores, lo cual se puede entrever en la
noción de belleza de Baudelaire, y que pueden dar lugar a una pluralidad de bellezas, pues
gracias a los estudios en psicología y antropología, sabemos que hay un fuerte componente
sociocultural y subjetivo, en la forma en como concebimos nuestras nociones personales.
Entonces nos damos cuenta que toda concepción universalista de la belleza necesariamente
responde a una noción canónica de la misma, o a proyecciones absolutistas de ciertas nociones
de belleza, lo cual se puede ver en Winckelmann y su desprecio por otras nociones de belleza
que se alejan de la visión del mundo occidental.

Debido a esto, la noción del arte como algo bello se fue reevaluando en el tiempo hasta el punto
que dejo de ser el centro del arte, ya que como decía Winckelmann en su libro; “La belleza
como fin y centro del arte, exige en primer lugar una visión general de esta cualidad…” y como
esto no es posible en un sentido realmente general, al menos no en ausencia de un canon o un
criterio de carácter absolutista, la belleza dejo de ser el centro del arte, pero esto también
obedece al hecho de que supeditar el arte a un canon o un conjunto de cánones, reduce
sustancialmente el potencial del arte, además de polarizarlo y constreñirlo, pues establece un
parámetro arbitrario mediante el cual se puede “juzgar” al arte de acuerdo criterios de
valoración, de corte dualista (bello y feo, bueno y malo, etc.) y la historia nos ha mostrado que
los artistas no se han conformado con esto.
Pero otra razón importante por la cual la belleza dejo de ser el centro del arte, se debe a que el
arte desde su emancipación de su función en la dimensión ritual y religiosa, ha ido explorando
nuevos horizontes en sus temáticas, entre las cuales se encuentra el problema de lo bello, como
parte de las nuevas problemáticas tratadas en el arte secularizado, pero el arte no se ha limitado
solamente a eso. Esto se puede ver incluso en la obra de Jacques-Louis David, que además de
ser de las más importantes del periodo neoclásico, tenía una fuerte orientación política.
Entonces se puede ver que incluso desde el neoclasicismo, que es donde se da el mayor auge de
Winckelmann, el arte no se contenta con limitarse a explorar el ámbito de lo bello.

Después de este nuevo retorno de los valores clásicos hay un nuevo viraje en el arte, el cual
comienza en el romanticismo a finales del siglo XVIII y culmina con el impresionismo a
mediados del siglo XIX. Durante este periodo el arte empieza a cuestionar las formas de
producir arte y el papel del artista en el arte, lo cual se ve en un cambio de las temáticas tratadas
por la pintura en el romanticismo, como una manera de ruptura parcial con los modos
tradicionales de hacer arte, instaurados por lo valores clásicos, así como un abandono de las
pretensiones realistas y racionalistas heredadas de la ilustración y los valores clásicos. También
se da una revitalización del artista, como genio creador que goza de gran libertad y autonomía.
Se abandonan las aproximaciones universalistas del arte clásico y neoclásico, y se le da una
mayor importancia a la percepción y la imaginación del artista como sustrato de su creatividad,
incluso por encima de la realidad (el referente). Con este abandono de las temáticas y los
cánones clásicos, el arte empieza a desligarse de su orientación mimética y del yugo de la
belleza para explorar nuevos horizontes.
También hay un cambio importante en los contenidos tratados en el arte, así como un cambio en
los modos de representación. La pintura se empieza a alejar de su carácter representativo
(mimético), en cuanto que se desliga de la realidad exterior como modelo absoluto de la imagen,
para dar lugar a procesos creativos que surgen de la imaginación y la percepción del artista. En
consonancia con esto y como afirmación individual del artista frente a los presupuestos
racionales, empieza a haber una mayor libertad y expresividad en la pintura y se empiezan a
desbordar las líneas de contorno, que definían las formas de manera rígida. Así la pintura se
desprende del dibujo y se hace mucho más pictórica. También se empieza a volver mucho más
plana y de esta manera empieza a distanciarse aun más de su referente.

De esta manera empiezan a consolidarse imágenes de carácter autosuficiente, en cuanto a que


son imágenes que carecen de un referente único y de un equivalente “real” o exacto. Pero en ese
punto el arte no se ha desprendido por completos de la dualidad; de forma y contenido,
planteada por la teoría mimética del arte, aunque si hay una distancia importante con el referente
y por ende con su “contenido”.

El proceso de transformación del arte con fines representativos, llega a su punto culminante en
el impresionismo. Con la llegada del impresionismo, la pintura en si misma es la que se toma la
escena artística, se dejan de lado las veladuras y la pintura de base para dejar al ojo sin dudas
acerca de la relación entre los colores y la materia pictórica que se encontraba adherida al
lienzo. En ese momento es cuando se deja de lado la narrativa representativa tradicional.
Entonces se da el cambio del arte premoderno al arte de la modernidad y esto consiste, en la
aparición de la pintura no mimética. Pero eso no implicaba que la pintura tuviera que volverse
no objetiva o abstracta, sino que la representación como tal pasa a un segundo plano, al igual
que ocurrió con la belleza.

De esta manera aparecen las vanguardias, que rompen con las formas narrativas tradicionales,
que se habían arraigado en el arte a lo largo de la historia y estas empiezan a empujar los límites
mismos del arte (lo cual se aprecia especialmente en el dadaísmo y sus tendencias anarquistas),
aunque en gran parte se mueven en los ámbitos tradicionales de la pintura y la escultura. De esta
forma llegamos a lo que es el arte moderno. La modernidad como dice Danto “marca un punto
en el arte, antes del cual los pintores se dedicaban a la representación del mundo, pintando
personas paisajes y eventos históricos tal como se les presentaban o hubieran presentado algo.
Con la modernidad las condiciones de la representación se vuelven centrales de aquí que el arte,
en cierto sentido, se vuelve su propio tema.”
En la modernidad empiezan a empujarse los límites del arte, y la narrativa que había
direccionado la producción artística del pasado, comienza a romperse y ha diversificarse, pero el
arte sigue enmarcado en el ámbito de la representación, aunque ya no tanto, en la cosa que se
representa (tema), sino en el como se representa (modos de representación). Ya que como dice
Greenberg, que fue un estudioso de la modernidad; “La esencia de la modernidad descansa
como yo la veo, en el uso de los métodos característicos de una disciplina para auto-criticarse,
para no subvertirla sino para establecerla más firmemente en su área de competencia.”. De esa
manera llegamos al siglo XX y finalmente nos aproximamos al arte contemporáneo.

Por mucho tiempo el arte moderno fue el arte contemporáneo, pero cuando el arte
contemporáneo empezó a diferenciarse de arte moderno, el arte moderno dejo de ser arte
contemporáneo, para pasar a adquirir un significado estilístico y temporal enmarcado en la
historia. Y entonces surge la pregunta acerca de ¿que es el arte contemporáneo?, para lo cual
Danto nos dice que lo contemporáneo, no debe asumirse en un sentido meramente temporal, lo
cual surge del análisis que hace Danto acerca de la diferenciación que se da entre el arte
moderno y la producción artística contemporánea, en ese sentido la noción de arte
contemporáneo debe estar orientada a las nuevas experimentaciones y tendencias en el ámbito
artístico.

Esta diferencia se hace visible hacia lo años setentas y ochentas. Y se da porque el modernismo
fue demasiado local y materialista, centrándose en la forma, la superficie, la pigmentación y el
gusto que definían la pintura en su pureza, por eso cuando la producción artística
contemporánea empezó a distanciarse de esos parámetros y de la narrativa moderna, el arte
moderno dejo de ser contemporáneo. De esta manera surge el posmodernismo en el arte.

Con el fin del modernismo como eje del arte contemporáneo, aparece el término de arte
postmoderno y el postmodernismo. El postmodernismo surge en parte como una reacción frente
al modernismo y su tendencia de carácter progresista e innovador (lo cual se puede ver
ejemplificado en la actitud de las vanguardias). En el arte postmodernista se retoma la
figuración, al igual que distintos elementos estilísticos del pasado. Los rasgos evidenciables en
el arte postmoderno, según como lo describe Robert Venturi en su libro Complejidad y
contradicción en la arquitectura de 1966, se caracteriza por elementos híbridos, más que puros,
comprometidos más que claros, ambiguos más que articulados, perversos así como interesantes.
Pero estos rasgos del estilo postmoderno no definen en si la totalidad del arte contemporáneo y
es aquí cuando, Danto introduce el término de arte post-histórico, como un rasgo del arte
contemporáneo. Esta distinción es importante porque bajo las formulas del arte postmoderno, lo
hibrido, lo ambiguo, lo perverso y lo interesante, se filtra la producción de muchos “artistas”
mediocres, orientados, por el mercado de las modas, como se puede observar en los análisis que
hace Hal Foster acerca de las polémicas postmodernas. No quiero decir que no haya nada
valioso en lo que ha sido considerado como arte postmoderno, sino que a través de los rasgos
del mismo, se explota el cliché como mercancía en detrimento de lo que el arte es. Pero además
bajo esta característica histórico-estilística, podría estarse metiendo de manera indiscriminada,
la producción de muchos artistas que pueden compartir algunos de estos rasgos con las
tendencias postmodernistas, pero cuya obra va más halla de ellos.

En cuanto al arte contemporáneo, el término “post-histórico” no debe verse como una nueva
categoría estilística o una mera manifestación del arte en la historia, sino como la manifestación
de una ruptura con el estilo y la historia, como componentes fundamentales del arte, en el
sentido en el que Danto nos habla del arte post-histórico. Este no esta ligado a una narrativa
progresiva del arte en la historia, ni esta en lucha con el pasado como las vanguardias, y
tampoco se caracteriza por un estilo propiamente determinado, como si lo fue el arte moderno y
lo es el arte postmoderno.
El arte en la era del arte post-histórico, puede emplear recursos extraídos del pasado histórico y
puede retomar ciertos rasgos estilísticos de los movimientos artísticos que ha habido, aunque
bajo otras ópticas y otros planteamientos.

Entonces como nos dice Danto en su libro “lo contemporáneo es, desde cierta perspectiva un
período de información desordenada, una condición perfecta de entropía estética, equiparable a
un periodo de una casi perfecta libertad. Hoy ya no existe el linde de la historia. Todo esta
permitido.” Y luego después de hacer un breve análisis de el ritmo vertiginoso y
pluridireccional que toma el arte en los años 60 nos dice: “Recientemente, se ha comenzado a
sentir que los últimos veinticinco años (un periodo de tremenda productividad experimental en
la artes visuales sin ninguna dirección narrativa especial, basándose en la cual podría haber
exclusiones) se ha establecido como norma.”
Si hay algo que caracteriza al arte contemporáneo, es el fin de toda narrativa absoluta y
autodeterminante, como fundamento estructural del arte. Esto no quiere decir que sea un arte no
narrativo o que no pueda haber narrativas en el arte, sino que este ya no obedece a una dirección
narrativa en un sentido estricto.
Otro rasgo importante del arte contemporáneo es la apropiación de lo real en el arte, a través de
la producción artística del arte pop y los nouveaux realistes, ya que no había una manera
especial de mirar dichas obras de arte en contraste con lo que se designan como “meras cosas
reales”. Y como gran ejemplo de esto, no hay nada que marque una diferencia visible entre la
Brillo Box de Andy Warhol y las cajas de Brillo que se vendían en los supermercados. Además
con la llegada del arte conceptual, se demostró que no necesariamente debe haber un objeto
visual palpable para que algo sea una obra de arte, lo cual hace que el arte ya no puede
enseñarse a través de ejemplos. Entonces con la incursión de lo real en el arte y el
desprendimiento de este con respecto al objeto, se plantea que; en la medida que las apariencias
fueran importantes, cualquier cosa podría ser una obra de arte, como en el caso de la Brillo Box
de Warhol. Entonces aparece el cuestionamiento acerca de ¿cual es la naturaleza general del
arte? y ¿que es el arte? lo que hizo que este virara hacia la filosofía.
Ya que sólo cuando se hizo claro que cualquier cosa podía ser una obra de arte, se pudo y fue
necesario, pensar filosóficamente sobre el arte. Entonces a partir de esto surge la pregunta “¿Por
qué algo es una obra de arte?”.

A raíz de todo esto, en el arte contemporáneo, dejan de haber criterios a priori que definan como
debe ser el arte o como se debe hacer arte, a manera de formula canónica. Se dan exposiciones
de objetos que no están estrictamente conectados por una relación histórica o formal entre si,
mas halla de las conexiones que plantea el propio artista.
El arte se desliga del objeto y de lo visual, ya que como nos dice Danto “con la llegada de la
filosofía al arte lo visual desapareció: era tan poco relevante para la esencia del arte, como había
probado ser lo bello. Para que exista el arte ni siquiera es necesaria la existencia de un objeto, y
si bien hay objetos en las galerías, pueden parecerse a cualquier cosa”. También cabe mencionar
que con el viraje que el arte da hacia la filosofía, las manifestaciones artísticas adquieren cierta
autonomía, que se evidencia en cuanto a que se desligan del objeto y lo visual, si tomamos en
cuenta lo planteado por el arte conceptual, pero en esa misma medida también el arte se
desprende de la autoria del artista en un sentido determinante, ya que la obra de arte no es
meramente, una manifestación voluntariosa del artista y goza de cierta autonomía, por lo que el
artista deja de tener una supremacía sobre sus manifestaciones creativas, puesto que por un lado
esta responde frente a un público (con esto no me refiero a que este sometida a los criterios
arbitrarios del público, sino que adquiere su sentido en la interacción con el público) pero por el
otro lado en consonancia con lo que dice Sontag en su texto Contra la Interpretación, la obra de
arte es su contenido o en otras palabras, la obra de arte es lo que es y no contiene nada en un
sentido estricto, por lo que no “contiene” al artista tampoco.

Finalmente podemos decir que el arte contemporáneo toma lugar, en el fin de los discursos
narrativos, como estructura fundamental del arte. Esto se da, debido a la disolución de los
dogmas, la perdida de lo sagrado (lo cual se puede ver en la desacralización del arte, en cuanto a
que la obra de arte deja de ser un objeto de culto y más aun, se desligan de todo carácter
objetual) y su separación con la historia, en cuanto a que esta deja de ser algo determinante en el
arte.
Además se da la incursión del pensamiento y la filosofía en el arte, no como sustitución de los
criterios a priori que operaban sobre este, ni como regla para regular el arte, sino como parte
constitutiva de nuevas formas de creatividad, así como nuevas maneras de mirar la realidad y el
arte. Como consecuencia de esto, el arte se vuelve mucho más crítico y reflexivo. También el
artista deja de ser una figura de genio autoritario en los procesos creativos, la obra se desliga del
artista hasta cierto punto y de su existencia objetual, como se puede ver en los happenings y otro
tipo de manifestaciones artísticas de carácter efímero, que carecen de un objeto definido y en las
que el artista, más que imponer su voluntad individual o hacer alarde de sus habilidades, pasa a
ser el que orquesta o desencadena procesos creativos que tienen cierta autonomía y si se puede
decir, una vida propia. Para cerrar esto, como nos dice Danto en su libro; “El arte
contemporáneo es demasiado pluralista en intenciones y realizaciones como para permitir ser
capturado en una única dimensión”.
Bibliografía

Johannes Joachim Winckelmann, Historia del Arte en la Antigüedad, Aguilar, Madrid, 1995.

Arthur Danto, Después del Fin del Arte, el arte contemporáneo y el linde de la historia.

Susan Sontag, el arte de los años 60, Contra la Interpretación.

Polémicas posmodernas, en Modernidad y Posmodernidad, Josep Pico, Madrid, Alianza.

http://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Portada

Anda mungkin juga menyukai