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William Soto Santiago

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El Mensaje del Evangelio del Reino
 LA BATALLA 11

hora necesito de sus oraciones. Bendito el Nombre del

Señor.
“LA BATALLA.”

Este mensaje predicado por nuestro amado hermano

William Soto Santiago,
Es distribuido gratuitamente.

“Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye

diga: Ven. Y el que tiene sed venga; y el que quiera,
tome del agua de la vida gratuitamente.”

Apocalipsis 22:17
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unirnos a alguna denominación, llegará un momento en que
seremos tentados a unirnos al concilio mundial de iglesias,
a la confederación de iglesias, al ver que si no aceptamos
unirnos perderemos todos los privilegios, los privilegios para
servir a Dios en la manera en que servimos, y también el
privilegio de ciudadanos que tenemos, para poder conseguir
los alimentos para nuestros hijos. O sea, que lo que está
anunciado que viene como última apretura y como última
tentación para nosotros, es esa tentación grande que viene.
Pero hemos estado pasando a través de diferentes
tentaciones en todos estos años que llevamos en el
Mensaje, en la Palabra de Dios. Todas estas cosas por las
cuales hemos estado pasando nos han ido preparando y nos
seguirán preparando, para poder resistir la hora que ha de
venir.
En todo esto Dios ha ido obrando y formando un
carácter en nuestras vidas, para que no estemos dispuestos
a ceder en ningún momento en esa tentación que ha de
venir; porque ceder en esa tentación que ha de venir, lo
que significa es: el nombre ser borrado del Libro. Pero
tenemos la promesa de parte de Dios, no de que nosotros
nos libraremos, sino de que El nos librará.
Y en todas estas luchas y pruebas y tentaciones que
hemos estado teniendo, hemos estado viendo y
reconociendo que si Dios no nos libra de estas pruebas por
las cuales estamos pasando, nosotros de nosotros mismos
no podemos librarnos; porque ni aun hemos podido evadir
el entrar en diferentes pruebas y tentaciones, han venido
aun sin buscarlas; y cuando una cosa viene sin buscarla,
entonces Dios mira hacia nosotros con misericordia para
ayudarnos, y aun perdonarnos en cualquier falta que
hayamos cometido o que cometamos al pasar por esa
prueba.
Yo trataré siempre de no abandonarlos a ustedes, y
espero que ustedes tampoco me abandonen a mí. En esta
LA BATALLA
Por William Soto Santiago
5 de febrero de 1978
Cayey, Puerto Rico
Muy buenos días amados hermanos, Dios nos continúe
bendiciendo en este día en que podemos congregarnos para
adorar a Dios y oír Su gloriosa Palabra.
En este día, no sé cómo Dios nos va a guiar en las
cosas para hoy, pero hemos venido aquí para esperar de
parte de Dios que Dios nos alimente con Su Palabra y que
El nos ayude en esta mañana para que lo que Dios tiene por
delante para nosotros, pues que El pueda darnos la
bendición que El tenga para nosotros. El realmente tiene
grandes bendiciones para nosotros, pero nosotros
necesitamos estar preparados; y por eso es que vienen
tantas pruebas a nuestras vidas: para que estemos
preparados, y El permite que todo eso venga a nosotros;
pero eso nos ayuda es para bien, para estar preparados
para lo que El tiene para nosotros.
Vamos a orar un momentito a Dios: “Dios eterno, he
aquí ante Tu Presencia vengo, juntamente con esta
congregación que está aquí presente, y también con la
congregación invisible pero que estará escuchando, Señor,
más luego, lo que en esta mañana ha de ser hablado aquí,
si es que Tú nos diriges para permitir que lo que sea
hablado aquí salga hacia otros lugares.
Dios eterno, en Tus manos estamos en esta mañana, te
ruego hables a nuestros corazones y nos ayudes y nos
fortalezcas, nos des, Señor, ánimo para seguir adelante
hasta terminar la carrera que Tú has puesto delante de
nosotros. Queremos llegar, Señor, hasta el final de la
carrera, y llegar victoriosos allí, Señor.
Dios eterno, en Tus manos estamos, en Tus manos nos
encomendamos, y te rogamos en esta mañana nos
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alimentes con Tu Palabra, oh Dios eterno. Te lo ruego en el
Nombre del Hijo de David, William Marrion Branham. Amén
y amén.”
Son las 11:20 por ahí más o menos, ¿verdad? Casi son
las 12:00. Pero siendo tan tarde puede ser que salgamos
temprano. Yo en sí no tengo para esta mañana mucho para
hablar. Ahora, yo no sé qué Dios tenga, si tiene mucho o
poco para hablar a nosotros. He tratado todos estos días de
que Dios me dé el Mensaje para hoy domingo y solamente
he tenido una Escritura durante la semana, que El me dio,
más bien para consolarme a mí en estos días en que he
estado en una etapa en la cual, cada vez que llega esa
etapa a mi vida, es una etapa de mucho sufrimiento para
mí; y esa etapa pues... Ya para diciembre quiso comenzar
por ahí, comencé a sufrir mucho; y ya en este mes de
enero, esa etapa, pues, entró de lleno, y ha sido un mes de
mucho sufrimiento para mí; imagínese para mi esposa, que
sabe mis sufrimientos y mis luchas, pues ella también sufre
mucho en esa etapa cada vez que viene; y cada cierto
tiempo pues se repite esa etapa. Y yo espero que esta sea
la última, que después de esta no pase por ninguna otra.
Este mes para mí, que estaba siendo un mes, un
tiempo muy duro, y a través del Mensaje del domingo
pasado (Tiempo de Angustia - 29/ene/78 - Editor) Dios nos
permitió ver el tiempo que estamos viviendo y la lucha
espiritual que hay en cada uno de nosotros; y que no es
una lucha que se puede vencer con armas terrenales, sino
que es una lucha espiritual. Y esa batalla es una batalla en
la mente, porque ese es el campo de batalla; y ahí
encontramos que ha estado esa lucha llevándose a cabo.
Encontramos que desde dentro del corazón de cada uno
de nosotros sale hacia nuestras mentes la Palabra, pero
también encontramos que desde otro lado, de la dimensión
del enemigo, viene hacia nuestra mente todas las cosas del
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usted reconozca que es por causa que estamos todavía en
estos cuerpos terrenales, y por estar en estos cuerpos
terrenales, por eso el diablo por ahí puede meterse para
hacer que nosotros caigamos en faltas y errores; y esa es la
parte débil de cada hijo de Dios que le queda aquí en la
Tierra. Por lo tanto no importa las veces que usted cometa
la misma falta: arrepiéntase de ella.
No se desanime pensando que usted no es un escogido,
porque si usted siente dolor en su alma al cometer alguna
falta, eso es una buena señal. Y cada hijo de Dios cuando
comete errores, cuando cae en faltas, él no desearía pasar
por eso, pero nos vemos atrapados muchas veces en
errores y faltas que no desearíamos nunca haberlas
cometido; y eso nos causa mucho dolor y mucha tristeza.
Pero entiendan cada uno de ustedes, que eso no debe
desanimarlo para seguir adelante hasta el fin del camino,
porque lo más importante de todo es el fin del camino;
porque el apóstol Pablo nos dice que las cosas que sufrimos
aquí no es de comparar con la gloria venidera que nos
espera a todos nosotros; por lo tanto, tenemos que mirar
por encima de las pruebas y sufrimientos y tentaciones y
faltas que cometemos, y mirar nuestro futuro, el cual es un
futuro que tenemos asegurado, porque tenemos un “Full
Cover,” un seguro completo, un seguro completo de vida
eterna, un seguro completo de una herencia a la cual
nosotros somos herederos.
Por lo tanto, cuando yo les hablo que la lucha es fuerte
aquí y les anuncio que la lucha seguirá más fuerte cada día,
y que la lucha va moviéndose de una etapa a otra, de un
aspecto a otro aspecto, pero que esa lucha rugirá siempre
en nosotros y la sentiremos —cuando no es desde un
ángulo será desde otro— hasta que lleguemos a esa hora de
la tentación que ha de venir sobre todo el mundo, pero que
Dios ha prometido que nos ha de guardar.
Llegará un momento en que seremos tentados a
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usted estará perdiendo terreno, y usted estará perdiendo en
su vida la batalla que se está luchando ahí.
En una ocasión un indio que se había convertido a
través del ministerio del hermano Branham, vino y estuvo
hablando con el hermano Branham, y él decía que dentro
de él encontraba y sentía una lucha, una batalla; y él le
explicaba, usted sabe, en forma simbólica: él decía que
dentro de él había una batalla de dos perros, y él decía que
uno era blanco y otro era negro, y él decía que esos dos
perros ahí dentro de él estaban batallando, estaban
luchando; y entonces el hermano Branham le preguntaba:
“Y la batalla ¿cómo va? ¿Cuál de los dos está ganando la
batalla?” Entonces, me parece que era el indio que le decía:
“Bueno, todo depende de parte de cuál de ellos dos yo me
ponga.” Si se pone del lado del perro blanco, entonces la
batalla estaría a favor del perro blanco, pero si se pone del
lado del perro negro, la batalla entonces estaría a favor del
perro negro. El perro negro, usted sabe, que el indio quería
significar con eso que el perro negro era el diablo y el perro
blanco era el Señor, era Dios; y entonces este indio o este
jefe indio, sentía esa lucha y esa batalla así como nosotros
la sentimos.
Pero estemos del lado del perro blanco, estemos del
lado de nuestro Dios, estemos del lado de Su Palabra; y
siempre con un “¡Amén!” a lo que Dios dice en Su Palabra,
y con un: “NO” rotundo, en contra de toda cosa que el
diablo quiera hacernos creer, o hacer que nosotros
aceptemos, o hacer que nosotros hagamos.
Y aunque usted se sienta como que la batalla es tan
dura que usted piense que la batalla va a ser perdida en su
vida, siga hacia adelante siempre, y póngase siempre del
lado de la Palabra de Dios; y aun, aunque cometa errores o
faltas, nunca en su corazón acepte esas cosas como parte
suya; aunque caiga en alguna ocasión en faltas o errores,
LA BATALLA 5
enemigo y pensamientos malos y tentaciones malas, y
todas esas cosas. Pero usted nota esas dos fuerzas que
están batallando en la mente suya; ve cómo las fuerzas de
Dios están batallando ahí en su mente misma, pero están
batallando en contra de las fuerzas del mal; y encontramos
cómo desde el corazón, desde el alma, sale toda esa
Palabra poderosa y va hacia la mente para ahí combatir
toda lo que el enemigo está disparando ahí en su mente; y
usted encuentra esa batalla, y por esa causa es que usted
en algunas ocasiones piensa: “¿De qué lado estoy yo? Estoy
del lado de todas estas cosas malas que me llegan a mi
mente, o estoy del lado de estas cosas buenas que vienen a
mí, de estas cosas que salen de dentro de mi corazón, lo
cual es la Palabra de Dios que he escuchado y ha entrado
dentro de mi corazón.”
Y yo creo que no hay ninguno aquí que no haya notado
esa lucha, y yo creo que no hay ninguno aquí que no haya
notado que esa lucha cada día es más fuerte; y eso fue lo
que vimos, que Dios nos dejó ver, en el Mensaje del
domingo pasado.
Vemos que no tenemos luchas contra carne y sangre,
sino contra potestades y huestes en los aires, que vienen y
luchan sus batallas aquí en la mente de cada uno de
nosotros; y estando nosotros en el tiempo de la mente,
pues entonces vemos que la batalla entonces es una batalla
bien recia en la mente de cada escogido.
Ahora, que vengan esas luchas en la mente de cada
escogido y vengan esos pensamientos de parte de la quinta
dimensión a los escogidos, eso no quiere decir que usted
pertenezca a la quinta dimensión o que usted esté perdido o
que usted se haya apartado de Dios o que usted esté loco.
No, eso lo que quiere decir es que usted es un hijo de Dios
y que usted se encuentra experimentando en su propia vida
esa lucha. Si no fuera un hijo de Dios, no habría esa lucha
en usted, más bien lo único que habría en usted es una
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manifestación de la quinta dimensión, y en su mente lo que
habría es un campo que ha sido ganado por la quinta
dimensión y que todo está rendido a la quinta dimensión, y
su vida completa estaría rendida a la quinta dimensión, y el
diablo entonces tendría un control absoluto de la vida suya
en todos los aspectos de su vida.
Pero cuando usted ve la lucha, y ve dos poderes
luchando en su mente, y ve un poder que es malo, que lo
trata de arrastrar hacia el pecado, hacia el mal, hacia las
cosas del diablo; y luego ve por otro lado otro poder en
usted manifestándose y ve que viene ese poder y se
manifiesta, y usted ve cómo desde el corazón sale hacia su
mente ese poder, y es la Palabra, ahí luchando en contra
¿de qué? De toda cosa que está en contra de la Palabra de
Dios. Y entonces cuando usted ve eso, usted algunas veces
piensa que se va a volver loco; pero realmente ni está loco
ni se va a volver loco, a menos que pierda esa batalla.
Cuando una batalla es perdida entonces aparentemente
las cosas quedan en paz. Si el enemigo ganó la batalla,
entonces aparentemente se acaba la lucha y entonces las
personas que perdieron esa batalla entonces vienen a ser
prisioneros del enemigo, y están sujetos a las leyes del
enemigo, y están sujetos a hacer todo lo que el enemigo,
que los conquistó, les ordena que haga; por lo tanto
entonces la vida sería una vida ¿de qué? Una vida de
pecado, en la cual usted sería esclavo del pecado.
Pero mientras está en la lucha, rugiendo ahí, y usted
está notando esa lucha, usted puede ver entonces que Dios
está ahí luchando para que usted no pierda esa batalla. Y
en sí no es usted el que está luchando, sino Dios en usted,
para defenderlo a usted; y la lucha es de Dios en contra del
enemigo que lo quiere destruir a usted, y la victoria al ser
ganada es la victoria de Dios que será ganada en la vida
suya; porque usted y yo sabemos que no podemos vencer
en esta hora con nuestras propias fuerzas humanas o con
LA BATALLA 7
nuestro propio intelecto, no podemos vencer en esta hora,
necesitamos realmente que sea el poder de Dios manifiesto
en nuestras vidas; y a medida que pasa el tiempo
realmente la lucha la sentiremos, en los diferentes aspectos
de la vida, la sentiremos dura.
Pero no tema, no tenga temor, manténgase al lado de
la Palabra, manténgase del lado bueno, y nunca esté
dispuesto a aceptar todos esos pensamientos malos que
vienen a usted, ya sean pensamientos o sueños malos, o lo
que sea. Algunas veces algunos hermanos hasta se
desaniman, porque piensan: “¿Pero cómo yo creyendo la
Palabra y todas estas cosas que yo he visto, de parte de
Dios las he visto, y por qué en algunas ocasiones vienen
estos sueños malos?” Sueños malos y sueños depravados,
sueños que quizás en otros tiempos usted ni había soñado,
sueños de todas clases. Pero eso, usted tiene que entender
que no son suyos; porque hay sueños... hay diferentes
sueños: sueños de Dios, sueños del diablo, sueños de la
carne; pero usted tiene que entender que esos sueños
malos no son sueños de Dios, son sueños de la quinta
dimensión, del diablo, que quiere trabajar en usted también
a través del subconsciente, y usted estando dormido él
quiere trabajar allá para hacer que usted se descarríe de la
Palabra de Dios y usted haga conforme a como ve en esos
sueños malos, y luego cuando despierta en la vida real, que
usted practique esas cosas que vio en sueños.
Pero usted tiene que entender que eso es del diablo y
que usted no puede evitar que vengan esos sueños; pero
usted sí puede evitar hacer lo que ve en esos sueños, usted
puede evitar aceptar esos sueños; y usted al despertar
entonces reconoce que eso no es de Dios y no acepta; no le
dice: “¡Amén!” a esos sueños malos que han venido, y no le
dice: “¡Amén!” a esos pensamientos malos que vienen a
usted; porque el día que le diga: “¡Amen!”, el día que los
acepte para que se hagan una realidad en su vida, ese día