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COMPLEJO AGROINDUSTRIAL DE

LA LANA OVINA
Trabajo Práctico Geografía

ALUMNOS: CLARA GAVIOLI, JOSÉ VILA, NADINE GIROLLET


Curso: 5ºB
La producción de lana ovina representa un rubro importante dentro del sistema
agropecuario de nuestro país. La Argentina se destaca entre los países productores de
lana por la pureza racial de su ganado y como proveedor de lana fina merino. El
número de establecimientos dedicados a la producción del ganado ovino, el stock
ganadero y los puestos de trabajo que genera, la posicionan como la actividad
pecuaria más explotada en el sistema productivo nacional.
Este complejo económico tiene una importancia económica y social muy grande en la
Patagonia ya que es la única actividad agropecuaria que se puede desarrollar de
manera natural en este ambiente. Tiene ventajas asociadas como el estatus sanitario
de sus majadas, la cría en ambientes naturales, la pureza racial, su cultura y
experiencia en la producción ovina y su adaptación productiva a nuevas demandas de
los consumidores de lana; tales como: la lana orgánica, sustentabilidad medio
ambiental y el bienestar animal. La producción de lana ovina constituye el sostén
económico para el arraigo de las poblaciones que se encuentran en las mesetas
centrales.
Además, se destaca la provincia del Chubut por tener el mayor rebaño del país y
producir la mayor cantidad de fibra de buena calidad. La mayor parte de los ovinos
procede de los tipos merino y cruzas (finas y medianas). Chubut es la provincia con
mayor producción de fibra de lana, totalizando un 34%. Hay más de dos mil
productores y cuatro mil peones en esta región. Aún así, más del 60% de la lana que
se produce localmente es patagónica, ya que es la de mayor valor y calidad del
mercado y además, en Trelew, se estableció el parque industrial lanero para procesar
el 100% de la lana argentina.
En Argentina, el rebaño ovino es de alrededor de 12 millones de cabezas, y la
producción de lana es de 53 mil toneladas de lana sucia. La exportación, a su vez,
genera un 20% del total de ingresos para el país y 300 millones de dólares.
A nivel internacional, Argentina se encuentra en el cuarto puesto de la producción
mundial de lana ovina; los principales productores son Australia, China y Nueva
Zelanda. Debido a que el mercado interno argentino es pequeño, solo el 5% de la
producción es importada, mientras que el resto se exporta a Italia, Alemania Federal y
la República Popular de China. El resto se fragmenta entre numerosos países de los
cuales se destacan Turquía, Uruguay, México y Perú. Las lanas se exportan, en su
mayor parte, con cierto grado de elaboración. Sólo alrededor del 35% de las
exportaciones de lana lavada y peinada son de lana fina, que es la más preciada. Las
restantes corresponden al tipo cruza fina o de inferior calidad. En tanto la mayor parte
(90%) de la lana sucia exportada comprende a la lana de la mejor calidad, es decir,
lana fina. Datos de los últimos años reflejan que las exportaciones corresponden un
21% a lana sucia, un 20% a lana lavada, un 52% a lana peinada y un 7% a otros
subproductos.
La principal restricción para el aumento de las exportaciones es la falta de materia
prima, ya que previamente se debe aumentar el stock de ganado ovino.
En la última década se profundizaron cambios iniciados hace más de 10 años en la
producción, el comercio y el procesamiento de lanas en el mundo. El stock mundial de
ovinos continúa en descenso, solo países como China presentan una tendencia
inversa. Del mismo modo, la producción de lana disminuyó en la última década de
2000 a 1200 millones de kilos de base limpia. Países líderes como Australia, que
concentraba más de un tercio de la producción mundial, hoy participan con el 25% de
este mercado. La ausencia de stocks de lana a nivel internacional es un aspecto a
tener en cuenta al momento de analizar la oferta de lana en el futuro.

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Para producir la lana, se divide el proceso en distintas etapas. La primera etapa se
denomina “Encarcenada”, en la cual se realiza el servicio del carnero a la oveja y se
lleva a cabo desde marzo a mayo. Puede ser natural (que se produce en el campo), en
corral o por inseminación artificial. Las tareas durante esta etapa son: juntar la
Hacienda, revisar la sanidad, controlar pesos, el traslado y acondicionar el lugar de
servicio. La segunda etapa se llama “Esquila”, ésta puede ser realizada en dos
momentos distintos, dependiendo de las condiciones generales de la majada: la
esquila pre-parto y la post-parto. Se realiza en agosto, septiembre, octubre y
noviembre. Las tareas realizadas son: juntar la majada, revisar la sanidad, la
vacunación, la esquila a tijera o a mano, el acondicionamiento y el análisis de
laboratorio. La tercera etapa es llamada “Señalada”, y consiste en colocar en el animal
la señal de propiedad del campo. Se realiza de octubre a diciembre e incluye también
la compra y venta de corderos.
El proceso industrial comienza una vez obtenida la lana esquilada, ésta es adquirida
por las empresas que llevan a cabo su industrialización. Primero se realiza la
clasificación, donde se separan los vellones según su firma. Luego se lleva a cabo el
lavado, que tiene como finalidad separar las fibras de la grasa y otras sustancias
extrañas, sin remover la materia vegetal. A continuación, a través de químicos o
dispositivos mecánicos, se destruye la materia vegetal sin afectar las fibras. En el
próximo proceso se utiliza una máquina que transforma las fibras en mechas circulares
que luego se arrollan en bobinas y se hace pasar la lana por las cardas. Después se
somete la lana a la acción de máquinas peinadoras y estiradoras. La etapa previa al
uso industrial es la del hilado, que consiste en el estirado, torsión y plegado de la lana.
Así finaliza el proceso que va desde la obtención de materia prima inicial hasta la
entrega del producto elaborado al mercado de consumo final.
Por otro lado, en la Patagonia los establecimientos ganaderos son mono productores,
es decir, que se dedica solo a la cría de ovinos y por eso se ven afectados por
cualquier problema económico o ambiental. Los grandes productores son dueños de
las tierras donde hay buenos pastos y reciben los establecimientos más grandes,
denominados estancias; y los pequeños productores crían ganado en zonas menos
favorables; algunos son propietarios y otros alquilan la tierra para criar ganado. Los
grandes productores son quienes se encargan de llevar a cabo el proceso de
producción. Tienen un promedio de 1.500 ovinos y realizan la cría de tipo extensivo, “a
campo”. Al ser una actividad de este tipo, deben trasladarse para buscar pastura
buena. Generalmente, esta actividad la realizan dos o tres personas ayudadas por
perros para lograr orientar el traslado.
Además, los productores venden la lana de manera directa al exterior como lana sucia
o a las barracas acopiadoras que les compran a los pequeños productores y las
venden a las firmas industriales o a las exportadoras. Para determinar el precio de
venta, se realizan análisis de calidad, donde se considera su finura y su rendimiento.
Por otro lado, se encuentran los productores asociados en cooperativas para
comercializarla mejor. A su vez, intervienen los consumidores, quienes buscan lanas
que demuestren un comercio justo, el cuidado ambiental y el bienestar animal.
La situación actual de la ganadería ovina es bastante complicada. Argentina tiene una
larga tradición ovejera. A principios de siglo fue conocida en el mundo como país
exportador de lanas, antes que de carnes y granos. Se llegaron a tener más de 80
millones de cabezas y, actualmente, se poseen aproximadamente doce millones.
La forma de crianza (de tipo extensivo) ocasiona la pérdida de ejemplares durante las
tormentas de nieve porque los deja sepultados o sufren la disminución de los stocks
por la dispersión de cenizas cuando los volcanes de la cordillera entran en erupción.
Además, el aumento del tamaño de las majadas para obtener mayores ingresos

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provocó el sobrepastoreo de los campos que en muchos lugares llevó a la
desertificación por la voladura de las tierras con el consecuente deterioro de los
recursos alimentarios para los bovinos.
Últimamente la producción ovina (que incluye lanas, carnes y lácteos) transita una
crisis importante que afecta su continuidad. La lana, específicamente, sufrió un rápido
descenso de su precio y variaciones en la demanda, además, el aumento de los
costos de producción empobrecieron los sistemas ovinos.
Otro problema que se encuentran los productores es la escasez de mano de obra.
Este problema sumado a la pérdida de rentabilidad conlleva a buscar alternativas en
las instalaciones y herramientas que permitan realizar los trabajos con la menor
cantidad de personal posible. En varios casos, a pesar de que se reconoce la escasez
de mano de obra, no es posible realizar estas inversiones.
Australia, como principal productor de fibras de lanas, fija los precios internacionales
que al productor local lo afectan comercialmente porque son llevados a pesos. Para
que un productor pueda vivir hoy, debe al menos contar con seis mil ovinos en sus
campos, y en Chubut, en el 70% de los campos el productor tiene alrededor de mil
ovejas. A esto se suma el 10% de retenciones, es decir el impuesto que recauda el
Estado nacional sobre las exportaciones del campo.
En consecuencia, el sector lanero de la Patagonia se encuentra fuertemente dañado.
La producción lanera cayó de forma significativa, ya no hay lana para lavar y peinar,
cada vez hay más campos cerrados o dedicados a otras actividades, y las industrias
están en serios problemas para sostener las fuentes laborales.
La situación es crítica, los dirigentes de las asociaciones, federaciones y
confederaciones de las provincias del sur argentino trabajan en estos días para
alcanzar soluciones que no continúen perjudicando al sector primario, y por ende a
toda la cadena en su totalidad.
Enfocados en aumentar la productividad de los sistemas ovinos extensivos y
estabilizar la empresa ganadera se buscaron, a lo largo de los años, tecnologías
probadas en la región y de bajo costo. Hace veinte años existe un paquete de técnicas
llamado “tecnología de manejo extensivo” pero su adopción fue parcial. Su aplicación
permitiría optimizar la producción de lana y carne de los sistemas ganaderos basados
en pastizales naturales, asegurando simultáneamente la conservación de los recursos
naturales involucrados. Se basa principalmente en cinco ejes: reproducción, manejo,
sanidad, genética y alimentación. Sin embargo, se llevaron a cabo diferentes pruebas
y no resultó un método eficaz, a pesar de ser el que se utiliza.
Este paquete tecnológico fue aportado por el INTA, es decir el Instituto Nacional de
Tecnología Agropecuaria, el cual es un organismo de investigación estatal que está
junto al productor y sus necesidades asistiendo a los sectores sociales que necesitan
atención. De este modo, proyecta sus acciones para alcanzar competitividad,
sostenibilidad social y económica con sentido nacional, priorizando la sustentabilidad
ambiental de los territorios. Dentro de la producción lanera, el INTA desarrolla una
actividad importante en el mejoramiento genético y el desarrollo de tecnologías de
manejo nutricional, reproductivo, sanitario, esquila y procesamiento primario.
Debido a que la mayor parte de la producción de lana se exporta y cada vez más esta
debe competir en el mercado internacional con países que cuidan mucho la calidad y
son formadores de precios como Australia, Nueva Zelanda y Reino Unido, se vio la
necesidad de implementar un programa dirigido a los productores laneros del país.
Surge como una necesidad para mejorar el valor de las lanas argentinas,
reposicionándolas en el mercado. Recibe el nombre de “PROLANA” y se inició en las
provincias patagónicas, alcanzando una significativa adhesión por parte de los

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productores, ya que en sólo tres años, se comercializó un volumen de más de diez mil
toneladas de lana PROLANA, que representa el 36% de la producción.
Consiste básicamente en adoptar el método de esquila suelta, acondicionar la lana
según los requerimientos de la demanda y envasarla en envases de polietileno o
cualquier otro material aprobado por la Federación Lanera Argentina.
El proyecto fue ampliamente discutido en los distintos Comités Provinciales, por lo que
se concretó el Reglamento del Programa. En el Reglamento se establecen las pautas
mínimas para que los productores, equipos de esquila y acondicionadores ingresen al
Sistema de Calidad de Procedimientos PROLANA, y para que los lotes trabajados por
las mismas reciban la Certificación de Lotes PROLANA.
El objetivo es obtener un producto altamente confiable, libre de contaminantes,
acondicionado según los requerimientos de la industria. Para ello, se promueve la
adopción masiva de aquellas prácticas tecnológicas que aseguran un mejoramiento en
la presentación de la lana. Se basa en:
 Esquila Tally-Hi o Bowen: Se realiza una correcta esquila suelta con los sistemas
Tally-Hi o Bowen. Esta técnica permite la obtención de un vellón entero, más facil
de desbordar y disminuye la posibilidad de realizar “dobles cortes”.
 Acondicionamiento: Al desbordar, se separan cuidadosamente el vellón, la barriga,
puntas amarillas, garras y cogote, eliminándose contaminantes, como lana negra,
manchada por orina o con pintura. Se eliminan materiales extraños como alambres
e hilos.
 Envasado: se realizan bolsones nuevos de polietileno o cualquier otro material
aprobado por la Federación Lanera.
Resultaron numerosas las actividades realizadas, tanto en capacitación como en
supervisión, dando como resultado un crecimiento en el volumen de lanas PROLANA
certificada y un fortalecimiento del reconocimiento del producto tanto en el ámbito
nacional como internacional.
Además de una mejora en la producción de lana, ayudó al aumento de puestos
laborales. Durante las últimas zafras se dictaron cursos de esquila, capacitando a más
de dos mil personas y quedando habilitados centenares de esquiladores, los cuales ya
tienen la capacidad de esquilar la mayor parte de la producción de lana argentina con
las técnicas propuestas por el Programa. Se crearon concursos de esquila provinciales
y nacionales, donde se demuestra la habilidad de los trabajadores. Estos eventos
sirven para promocionar y jerarquizar al esquilador, creando así la imagen del
Esquilador Profesional. También se desarrollaron cursos de acondicionamiento
PROLANA, capacitándose varias decenas de personas, quedando habilitados 132
acondicionadores que participaron en las últimas zafras.
El 4 de abril de 2001 se sancionó la Ley nacional 25.422 de Recuperación de la
Ganadería Ovina, la cual comprende la explotación de la hacienda ovina que tenga el
objetivo final de lograr una producción comercializable ya sea de animales en carne,
lana, cuero, leche, grasa u otro producto derivado, y que se realice en cualquier parte
del territorio nacional, en tierras y en condiciones agroecológicas adecuadas. Está
destinado a lograr la adecuación y modernización de los sistemas productivos ovinos
que permitan su sostenibilidad a través del tiempo y consecuentemente, permita
mantener e incrementar las fuentes de trabajo y la radicación de la población rural.
Las actividades autorizadas son: la recomposición de las majadas, la mejora de la
productividad, la intensificación racional de las explotaciones, la mejora de la calidad
de producción, la utilización de tecnología adecuada de manejo extensivo, la
reestructuración parcelaria, el mejoramiento de los procesos de esquila, clasificación y

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acondicionamiento de la lana, el control sanitario, el aprovechamiento y control de la
fauna silvestre.
Establece que la ganadería ovina deberá llevarse a cabo mediante el uso de prácticas
enmarcadas en criterio de sustentabilidad de los recursos naturales. Podrán recibir
beneficios quienes realicen estas actividades y cumplan con los requisitos que
establezca su reglamentación. Los beneficios pueden ser:
 Apoyo económico para la ejecución del plan o programa, variable por zona,
tamaño de la explotación, tipo de plan o programa y actividad propuesta.
 Financiación total o parcial para la formulación del plan de trabajo.
 Subsidio total o parcial para el pago de un profesional de las ciencias
agroeconómicas y/o veterinarias para que lo asesore en las etapas de formulación
y ejecución del proyecto.
 Subsidio total o parcial para cubrir los gastos necesarios para la capacitación del
productor y de los empleados permanentes del establecimiento productivo para
ejecutar el plan.
En conclusión, la Ley de Recuperación de la Ganadería Ovina trata de mantener e
incrementar las fuentes de trabajo y la radicación de la población rural.
La lana es una fibra natural de escaso uso textil que ha perdido participación en
comparación a otras fibras naturales y sintéticas.
Un informe difundido por el INTA sobre la actualidad del consumo de fibra de lana a
nivel mundial indica que la producción bajó y ocupa un espacio cada vez menos
representativo, ya que pasó a ser una fibra usada en prendas de vestir de alto valor
comercial. Al principio del siglo pasado (1900), en el uso textil solo existían las fibras
naturales, es decir algodón y lana, que se repartían la producción en 80% y 20%.
Luego fueron surgiendo fibras artificiales de polímeros naturales y en la década del 70
comenzó a imponerse una fuerte sustitución de fibras naturales por sintéticas,
derivadas del petróleo. Esta tendencia se mantiene hasta el presente, donde las fibras
naturales solo representan menos del 35% del total, siendo la participación de la lana
dentro de ella sumamente escasa.
Representa así el 2,1% del total de fibras textiles procesadas, correspondiendo el 60%
a fibras sintéticas, 35% al algodón, y 1,5% al lino y la seda.
El informe indica que los consumidores de productos de lana en el mundo son
sectores de alto poder adquisitivo de los países centrales o desarrollados, además de
las sociedades identificadas culturalmente con la lana, como Alemania, Inglaterra,
Italia, entre otras. Son consumidores que buscan y mantienen su diferenciación social
a través de artículos de lujo, y sus gustos van más allá de asegurarse una prenda de
vestir con máxima calidad de confección y diseño, demandan también nuevas
características tales como:
 Lanas producidas con cuidado con el medio ambiente.
 Lanas producidas con cuidado y bienestar animal.
 Lanas producidas con comercio y condiciones laborales justas.
Además, se redujo el consumo de lana por los cambios en los hábitos de vida de los
consumidores. El crecimiento de la expectativa de vida, el confort asociado a la
calefacción, actividades ligadas al ocio (deporte, turismo), la valoración y dinámica en
la moda y nuevos valores culturales, son factores que han modificado fuertemente la
preferencia de los consumidores al momento de adquirir una prenda.
Producir una fibra cada vez más fina, sin debilidades en su crecimiento, con un
adecuado desarrollo y sin contaminaciones, es una clara demanda de un mercado que

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dejó de ver la lana como un commodity (que quiere decir producto, mercancía o
materia prima).
En esta cadena agroindustrial es posible visualizar la existencia de mercados
particulares para lanas súper y ultra finas de alto valor, para lanas con certificaciones o
atributos específicos (por ejemplo, lana orgánica).
En los últimos años se han producido en el país (principalmente en la región
patagónica), cambios positivos en la producción y adopción de un paquete tecnológico
disponible para la producción de lanas de calidad. Metodologías de evaluación y
manejo sustentable del pastizal natural, programas de mejoramiento genético con las
Asociaciones de Criadores, gobiernos provinciales e INTA, protocolos de buenas
prácticas de cosecha como el PROLANA y la esquila prolija, programas sanitarios
provinciales públicos y privados; son ejemplos de una clara intervención para la
producción de lanas de calidad.
La salida de la convertibilidad, valores internacionales de producto, programas y
políticas de fomento y la Ley 15422 de Recuperación de la Ganadería Ovina, han
resultado elementos dinamizadores para la salida de una profunda crisis del sector.
Existen así, distintas experiencias tanto del sector público como privado que han
abordado e implementado en terreno producciones y comercializaciones de lanas
diferenciadas. Las lanas finas Merino producidas en la región patagónica, demuestran
la competitividad de nuestras lanas y su posibilidad de inserción internacional.
A partir de 1905, la raza preferida era la Merino Argentina. Posteriormente, fue
reemplazada por la Merino Australiana y la Corriedale. Actualmente, las razas de
mayor importancia numérica son: Corriedale (en Buenos Aires, Corrientes, Santa Cruz
y Tierra del Fuego), Merino (en la Provincia de Chubut), RomneyMarsh (en las zonas
bajas de la Provincia de Buenos Aires y Corrientes) y Criolla en la zona noroeste. A
excepción de la Romney, las razas británicas no fueron muy aceptadas.
La producción ovina se encuentra en todo el país, pero está regionalizada y separada
de las zonas de producción de ganado bovino. Las zonas más importantes son: la
región nordeste (sur de Corrientes y norte de Entre Ríos), la Provincia de Buenos
Aires, y la Patagonia (Provincias de Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del
Fuego).
Si los establecimientos no están integrados, la producción ovina generalmente se
encuentra en suelos pobres o marginales, inapropiados para cualquier otro tipo de
actividad. Cuando la tierra es apta para otras explotaciones, los ovinos son
reemplazados por otras actividades económicamente más atractivas.
La cadena de carne y lana ovina es una de las más importantes del sector pecuario en
Argentina. El número de establecimientos dedicados a la producción del ganado ovino,
el stock ganadero y los puestos de trabajo generados en cada uno de los eslabones, la
posicionan como la actividad pecuaria más explotada en el sistema productivo
nacional, principalmente en las regiones patagónica, litoral y la pradera pampeana. Si
bien determinadas áreas del territorio nacional concentran la producción de ovinos de
carne, todas las provincias del país contienen ovinos en producción para lana.
El SENASA (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) es un organismo
encargado de ejecutar políticas nacionales en materia de calidad y sanidad animal,
vegetal y seguridad de los alimentos. La intervención del Senasa en la identificación
ovina, implementación de sistemas de trazabilidad, prevención y control del impacto
productivo, comercial y zoonótico que afectan a estas especies y el control de los
procesos de transformación de sus productos, resultan cruciales para el desarrollo y la

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sostenibilidad de estos sectores y contribuye a la obtención de productos sanos y de
alta calidad, favoreciendo su inserción en los mercados locales y extranjeros.
Fundado en 1966, este organismo elabora normas y controla su cumplimiento.
Además, planifica, organiza y ejecuta programas y planes específicos que
reglamentan la producción. El Senasa depende del Ministerio de Agroindustria de la
República Argentina.
Por otro lado, creemos que para entender la actualidad, siempre es importante saber
sobre la historia:
Tan importante fue la lana durante el proceso de organización de nuestro país que,
después de la batalla de Caseros, se inició un período que se llamó "ciclo de la lana".
En sus comienzos, Argentina, como estado independiente, fue sacudida por conflictos
que tienen que ver con la lucha por cuál iba a ser el modelo de nación. Habían
provincias más ricas y más pobres, con mejores o con peores vínculos con el exterior,
y existían, por lo tanto, las alianzas. Los ovinos del Río de la Plata eran pequeños, de
pelo poco espeso, de color grisáceo y no estaban cuidados. Ni siquiera se acercaban
a la calidad europea. Pero por el siglo XVIII, los mapuches llegaron a Argentina con
rebaños de ovejas pampas. Ellos sí utilizaban la lana así que dedicaban trabajo a
cuidar de sus rebaños.
Cuando volvió Manuel Belgrano al país, se dedicó a difundir ideas liberales y
revolucionarias, mientras que fomentaba la agricultura y la ganadería. No sólo
recomendó la cría de ganado lanar sino que fomentó la mejora de la raza para obtener
vellón de mejor calidad. Incluso hizo las gestiones necesarias para traer un rebaño de
Merino (la cual era una de las mejores razas).
El trámite demoró mucho, ya que el único país que tenía derecho de exportación de
Merino era España, quien ocho años autorizó la exportación y envió el ganado al Río
de la Plata.
Hacia 1836 se hacen mestizajes para mejorar la genética. Y entran más ejemplares
desde Europa, en distintas etapas. También se instalan las primeras cabañas
productoras en Argentina. Pero es después de la Batalla de Caseros que se produce
un auge en la producción de lana en la Argentina, favorecida por los precios
internacionales (en la década del '50 Rusia dejó de proveer lana a Europa debido a
que estaba en Guerra). Los rebaños de lanares crecen a tal punto que las vacas
tienen que ceder su lugar a las ovejas.
Entre los factores externos que alentaron la cría ovina en nuestro país se puede
señalar el crecimiento de la clase obrera europea, el desplazamiento de población de
las actividades agropecuarias a las industrial-urbanas, y la acelerada mecanización de
la industria textil que impulsaba la revolución industrial en Inglaterra.
Durante el ciclo de la lana, el vellón sin ningún tipo de procesado fue la principal
exportación que tuvo el país. La gran expansión de la ganadería ovina fue
determinante para el crecimiento económico de Argentina.
Este fue el proceso que le dio importancia a la lana en nuestro país, aunque luego se
haya visto modificado por los distintos factores y problemáticas que mencionamos
anteriormente.
La lana se destaca como fibra por sus diferentes características. Entre ellas se
encuentran:
 Su resistencia, la cual le permite estirarse en gran proporción. Esto es muy
importante, desde el punto de vista textil, dado que procesos de industrialización ta

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como cardado, peinado e hilado, someten a tensiones a las fibras de lana, que
deben poseer extensibilidad suficiente para conservarse a través de los procesos.
 Su elasticidad, que le permite regresar a su estado natural luego de estirarse, por
lo tanto tiene la habilidad de retener su forma.
 Su flexibilidad, por la cual se puede doblar con facilidad, sin quebrarse o romperse.
Esta propiedad es de gran importancia para la industria, tanto en hilandería como
en tejeduría, para lograr tejidos resistentes.
 Finura.
 Rendimiento.
Actualmente, el futuro de la producción de lana en Argentina se ve más alentador. La
provincia de Río Negro produce principalmente lana merino reconocida por ser una
lana fina con alto valor en el mercado, y aproximadamente más del 90% de las ovejas
son productoras de este tipo de lana fina en la provincia. La ganadería ovina llegó por
estos días a un stock global de 1.250.000 cabezas, y la producción lanera ha llegado a
los 4 millones de kilos, números que se contraponen con la actualidad del año 2012,
caracterizada por la sequía y los efectos de las cenizas de los volcanes. En ese
entonces, el rodeo ovino quedó reducido a 650.000 ejemplares, y la zafra lanera
apenas llegaba a los 2.000.000 de kilos.
En conclusión, podemos ver que Argentina se encuentra bien posicionada en la
producción lanar, a pesar de que se deberían reforzar algunos aspectos (como el
cuidado ambiental y animal) que ya se tratan a través de organizaciones como
PROLANA y a través del establecimiento de leyes.

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