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El avenir: En vía de dejar de ser un acto recordatorio?

El principio de contrariedad es el que da protección a las partes litigantes de


cualquier efecto sorpresivo que pueda impedirles el buen ejercicio de sus
derechos. Como principio regulador de primer orden, se imponte a las partes
como también al propio juez, en su misión de árbitro de la regularidad y
legalidad del proceso y en interés de garantizar un juicio justo e imparcial.

Por aplicación de este principio, las partes deben hacerse en el curso del litigio
las comunicaciones, notificaciones y declaraciones que correspondan con
tiempo suficiente para que su contrario pueda organizar de manera oportuna su
defensa, y el juez debe verificar que los actos notificados hayan llegado a su
destinatario dentro de los plazos previstos en ley, de tal suerte que la parte
notificada tenga la oportunidad de tomar conocimiento de los mismos en tiempo
útil.

En consonancia con este precepto constitucional, la Ley No. 362 del 16 de


septiembre de 1932 establece en su único artículo que todo abogado que fije
audiencia en materia civil debe notificar al abogado contrario un acto
recordatorio o avenir que contenga información sobre la fecha, hora y lugar de
la celebración de dicha audiencia, al mismo tiempo que ordena que la
notificación debe hacerse dos (2) días francos, por lo menos, antes de la fecha
de la audiencia. Se trata pues de un plazo mínimo creado por el legislador,
quien se debe presumir que entendió que sólo en ese plazo y no en un plazo
inferior podría el abogado a quien se le notifica el avenir preparar
adecuadamente su defensa, y que, en consecuencia, la notificación del avenir
hecha en contravención al plazo mínimo establecido, si no suprime totalmente
el derecho de defensa de la parte adversa, por lo menos lo menoscaba, merma
o deteriora.

Ese fue hasta fecha muy reciente el criterio constante de nuestra Suprema
Corte de Justicia. En efecto, en sus sentencias de fechas 28 de febrero de
2001 y del 16 de marzo de 2005, la Primera Cámara de nuestro más alto
tribunal expresó en términos idénticos lo siguiente:

Considerando, que ha sido juzgado que no puede celebrarse válidamente una


audiencia sin que se haya dado regularmente el ‘avenir’, que es el acto
mediante el cual, de conformidad con la Ley núm. 632 de 1932, debe un
abogado llamar a otro a discutir un asunto a los tribunales, el cual no será
válido ni producirá efecto alguno si no ha sido notificado, por lo menos, dos
días francos antes de la fecha en que debe tener lugar la audiencia a que se
refiere;...que como se ha visto, los abogados de la recurrente no fueron
notificados regularmente, y por tanto, el acto recordatorio o avenir producido en
la forma ya expresada, no pudo surtir los efectos de poner en condiciones de
defenderse a la actual parte recurrente, por lo que en la especie se violó el
derecho de defensa de la recurrente

En la especie, el demandado (H.R.T.C.), abogado de sí mismo en una


demanda en rescisión de contrato, cobro de pesos y daños y perjuicios, fue
notificado un acto recordatorio en un plazo inferior al previsto en la Ley No. 362
de 1932. El día fijado para la audiencia, H.R.T.C. se presentó ante la Cámara
Civil y Comercial del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Nacional
apoderada del asunto e invocó la nulidad del avenir, argumentando que se
había violado el plazo legal y que dicha violación le había privado del tiempo
necesario para preparar sus medios de defensa.

En su recurso de casación contra la sentencia dictada por la Corte de


Apelación, H.R.T.C. invoca cuatro medios respecto del avenir: Primer Medio:
Violación del derecho de defensa, consagrado en el artículo 8, numeral 2, literal
j, de la Constitución de la República; Segundo Medio: Errada Aplicación de la
Ley 362 del 1932; Tercer Medio: Mala Aplicación del artículo 36 de la Ley 834,
del año 1978; Cuarto Medio: Errada aplicación del adagio jurídico “No hay
nulidad sin agravio”.

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