La meditación viene de la palabra “dhyana” (el séptimo paso del yoga) y es
esencialmente un estado de conciencia. Forma parte de las llamadas técnicas de
medicina alternativa o terapias naturales. Se trata de una práctica que consiste en concentrar la atención sobre la respiración, un pensamiento, un objeto externo o la propia conciencia, limitando los estímulos externos y relajando el cuerpo y la mente; existen varios tipos, desde religiosas hasta terapéuticas. En estudios hechos en la Universidad de Alberta (EEUU) se encontraron evidencias de que ciertos tipos de meditación reducían la presión arterial, el ritmo cardiaco, el estrés y conseguían controlar el dolor crónico; estos estudios han revelado que la meditación puede disminuir un 80% el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y neurológicas. Esto nos anima a argumentar que la meditación, tras una previa formación podría ser incluida dentro de las intervenciones de enfermería, como una actividad a enseñar a pacientes que la requieran (en algunos hospitales de EEUU ya se ofrecen programas de meditación como parte del cuidado Sus beneficios son: Disminución de la ansiedad Se activan algunas zonas del cerebro, en concreto las asociadas a los sentimientos de empatía, compasión y amor Ayuda a descansar y relajar nuestra mente Reduce la presión sanguínea Mejora la memoria Facilita y mejora ña calidad del sueño Relaja la tensión muscular Mejora la concentración Contribuye a mejorar el estado de animo