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CONSUMIDOR RAZONABLE Y ORDINARIO

El contenido de derecho del consumidor es muy amplio, es por ello que existen

algunos aspectos que son muy importantes para analizar, ya que, nosotros como

seres humanos tenemos la necesidad de satisfacer nuestras necesidades, por

ende, consumimos, y como consumidores que somos tenemos una serie de

derechos que deben ser aplicados y ejercidos por quienes nos brindan de bienes

y servicios en el mercado; pero, así como tenemos derechos también tenemos

deberes porque se requiere que tanto como consumidor y proveedor adopten

precauciones que sean correlativas entre ambas partes. El deber de un

consumidor es el de estar informado y he ahí donde radica la gran diferencia

entre un consumidor razonable de uno ordinario.

Cuando utilizamos el término de “Consumidor Razonable” no nos referimos a un

consumidor técnico o excesivamente cuidadoso. No es un consumidor racional,

experto, exigente que sea capaz de analizar hasta los más mínimos detalles de

su consumo. En realidad, es una persona que actúa tomando en cuenta la

información y precauciones necesarias para su consumo; una actividad que se

le puede exigir a todos los consumidores según la situación determinada.

Es aquella persona que verifica el estado, la proveniencia y la fecha de

vencimiento, el consumidor que reclama si ve que sus derechos fueron

vulnerados y demuestra una cultura de consumo en sus actividades.

Entonces, podemos decir que el consumidor razonable es aquella persona que

entiende su proceso de consumo asumiendo sus responsabilidades que le

corresponda debido a que busca información, toma en cuenta y analiza las


características, cualidades y desventajas de una prestación de servicio o la de

un producto. En pocas palabras el consumidor razonable “sabe lo que hace”

porque toma en cuenta las dimensiones del producto o servicio que desea

adquirir pese a que no cuenta con conocimientos técnicos – expertos; será una

persona que no podrá ser estafado porque simplemente es un consumidor

“Informado”.

Por otra parte, el “Consumidor Ordinario” es aquella persona que de vez en

cuando planifica su consumo (compras) generalmente se da en aquellos

consumidores que le gustan las ofertas, solamente se informa del producto

cuando algo le preocupa. No es muy cuidadoso en su consumo, no toma las

precauciones necesarias en sus compras, no se fija en los pequeños detalles y

solamente reclama cuando la situación le resulte grave.

Por lo tanto, este consumidor nace de la despreocupación y la ignorancia de las

consecuencias que podría ocasionar al adquirir un producto, generalmente la

mayoría es por la carencia de educación o que no cuentan con el acceso a dicha

información por diversas razones; en pocas palabras es un consumidor que no

se encuentra debidamente informado.

Por ejemplo: En la compra de una mesa de comedor, el consumidor razonable

buscaría uno que vaya de acuerdo a su realidad económica, analizaría el estado,

la garantía y entre otras dimensiones que tomaría antes de adquirir el bien. Pero

en cambio el consumidor ordinario compraría el primero que se le presente

ignorando otros aspectos que son importantes en la adquisición de su bien.

En conclusión, como lo mencioné en el principio, así como nosotros los

consumidores tenemos derechos, también tenemos deberes, pertenecer a la


categoría de un consumidor razonable que cumpla el deber de estar “Informado”

para que tanto consumidor como proveedor adopten precauciones que sean

recíprocas entre ambas partes, esta labor ya no solamente le corresponde a los

proveedores sino también a los consumidores y al Estado a través de Indecopi,

porque así todo acto de consumo será en base a una información adecuada,

suficiente y oportuna.

N° DE PALABRAS: 590.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA:

http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/derechoysociedad/article/viewFile/17415/

17696

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