Facultad de Humanidades. Licenciatura en Ciencias Sociales.
Seminario Estudios Culturales
Ensayo. La escritura como escenario y condición crítica de procesos y transformaciones del
Teatro en una cultura políticamente oprimida. Por: Isabel Gutiérrez Cuene. Históricamente, el proceso de la escritura en las sociedades ha sido asumida como una serie de fases dirigidas intencionalmente a que las personas lean pero no interpreten más allá de lo literario, por eso la escritura en el marco de construcción del “Guión Teatral” permite que las personas en general se reeduquen y se les evite que sigan teniendo someramente una especie de aprestamiento mecánico, poco crítico e irreflexivo. Por lo tanto, en este ensayo se busca analizar las formas en que la escritura se ha desarrollado como un elemento determinante para que los diferentes asentamientos humanos tengan un medio para expresar su descontento, frustración e inconformidades de manera poco convencional, pues pareciera ser que el Teatro de los pocos escenarios en el que las actividades de la vida cotidiana y el uso del lenguaje corporal han generado cambios absolutamente necesarios de acuerdo con los nuevos hábitos de las sociedades, porque las personas no siempre son las mismas y los procesos de comunicación e interacción, medios y formas también han variado por innumerables situaciones y contextos disímiles. - La relación entre el Teatro y la Escritura: Desde el Teatro, para recrear un relato familiar, una charla a la hora de la comida, las voces y las imágenes de la cotidianidad misma, la escritura viene a ser el medio usado que reemplaza la imagen televisiva y posuda tradicional, en el que el diálogo es tergiversado, “parece ignorar que, en tiempos de globalización, su objeto de estudio, la cultura, se ha convertido en un bien de consumo gobernado por los imperativos del mercado”(Castro, 2011, p.1). Así el lenguaje escrito es también musical, gestual, intelectual que ensordece la selectividad de las masas dominantes que subyugan constantemente a los oprimidos, los otros, los nadie haciendo imposible que actos tan sencillos como conversar, escuchar o debatir sea limitada a los programas de radio y televisión, donde todos los invitados hablan al mismo tiempo y gritan para imponer su turno de habla están a la orden del día. Las sociedades y sus formas de comunicar tradicionalmente sus descontentos y situaciones desde el uso del Teatro han evolucionado también por la incidencia de otros factores, los cuales también han enriquecido y a su vez transformado el lenguaje, significación y sentidos asumiendo exógenamente el Teatro y la escritura sin tener en cuenta que ambos procesos están intrínsecamente asociados a la cotidianidad cultural, oscilan entre los grandes o poco notorios cambios económicos, sociales y religiosos de la sociedad misma; porque “siempre habrá clases sociales y que la esencia de lo histórico es una gran y variada interacción sociocultural entre la clase dominante y las subalternas” (Galindo, 2012, p. 2). También, que las clases subalternas de trabajadores están subordinadas por la hegemonía, que las excluyen de cualquier rol significativo, en cualquier régimen de poder y, que las clases subalternas por definición no pueden unirse hasta que no sean capaces de constituirse como un “Estado” (Galindo, 2012, p. 3). Es por ello que se llame la atención en lo que “los verbos "leer" y "escribir" respectan, pues estos deben dejar de tener solo una definición inmutable: no designaban (y tampoco designan hoy día) actividades homogéneas, ya que por el contrario dichos conceptos dentro del drama y el Teatro buscan hay una pluralidad en sus significaciones y sentidos, pues aunque sea paradójico y algo tragicómico a lo largo de la historia se observa que “leer y escribir son construcciones sociales en la construcción del arte dramático en cada época y cada circunstancia histórica resignifican y dan nuevos sentidos al acto de escribir. No obstante existe una dicotomía que subyuga estos dos escenarios de discusión y es una perspectiva de tinte político, pues el hecho de que ambos elementos se desarrollen y permitan combatir desde las diferentes puestas en escena lo que se denomina "lucha contra el analfabetismo o el iletrismo para este caso, especialmente político”, porque hay para quienes el Teatro es una herramienta es funcional en la que no todos tienen acceso a “hablar” pero todos si tienen derecho interpretar y redimir las luchas hegemónicas sobre las formas de escribir políticamente correcta, enunciada por algunos con miras a ocultar las realidades en las que están todos. La mayoría de los análisis del sistema-mundo se enfocan en cómo la división internacional del trabajo y las luchas militares geopolíticas son constitutivas de los procesos de acumulación capitalista a escala mundial. El análisis del sistema-mundo ha desarrollado el concepto de ‘geocultura’ para referirse a las ideologías globales (Castro y Gosfroguel, 2007 p. 14). - El Teatro como escenario de debate: Históricamente el Teatro se ha destacado por ser un escenario en el que cada vez más aporta a generar y evidenciar pensamiento crítico para y la sociedad. A partir de él, la utopía es posible para buscar una equidad e igualdad social, que al igual que este son parte de su columna vertebral académica, investigativa, humana y política de la sociedad misma, “las estrategias simbólico/ideológicas, así como las formas eurocéntricas de conocimiento, no son aditivas sino constitutivas de la economía política del sistema-mundo capitalista” (Castro y Gosfroguel, 2007 p. 19).Todos ellos en conjunto son los mismos elementos que si bien no tienen mucha importancia para algunos políticos negligentes de turno, es desde la apuesta teatral que afortunadamente estos estándares de inoperancia hoy intentan trasgredir lo que política, social, económica y educativamente nos han arrebatado: el derecho a la participación. Dentro de esas dinámicas evidenciadas por medio de la teatralidad, la sociedad especialmente la civil ha resultado con bastante frecuencia protagonista con claros fundamentos sobre las decisiones que en cuanto a política han expresado. Por consiguiente, el Teatro como herramienta para combatir el sistema hegemónico es también producto del nivel de complejidad que dificulta mucho el hecho de comprender (por no decir, predecir, modelar o controlar) las decisiones de la política social, que a veces parecen estar motivadas por direcciones de diferentes entes gubernamentales y por convicciones personales de los responsables del diseño de esta. El hecho de que condenemos la violencia de estos actos —en los que nunca se sabe en dónde están los límites entre los agentes de la sociedad civil y política, los Estados y el mercado— no significa que debamos cerrar los ojos y sigamos entendiéndolos como nos los presenta la retórica de la modernidad, en los mass media y en ¡los discursos oficiales del Estado! (Castro y Gosfroguel, 2007 p. 30). Lo anterior podría supeditar el origen de grandes puestas en escena que han sido ampliamente argumentadas desde lo escrito, lo oral y lo corporal para exponer proyectos nacionales e internacionales en el que convergen distintos grupos mucho más que individuos, los cuales hacen énfasis en dar especial estudios de lo que se podría denominar "factores asociados" y tratar de dar así una base empírica que permita sustentar racionalmente la forma sobre como el Teatro basa tanto la toma decisiones políticas como las posibles respuestas sociales y por ende, aportar información clara que justifique la acción desde esta perspectiva por encima de otra, a fin de que el efecto de la puesta en escena refute sobre la realidad que acontece diariamente a los sujetos. Y es entonces necesario, que tanto docentes, estudiantes, y sociedad en general a partir del uso del Teatro de las masas populares e indefensas, con poca opción para participar, hablar, opinar y construir haga un análisis y abordaje sobre las diferentes situaciones mucho más pluralizada, abierta, que sirva para deducir desde escenarios que son palpables la conciencia pública de los miembros de la sociedad misma, ya que el Teatro como escenario trasgresor busca plasmar el debate no únicamente en un espacio físico formal, sino todas las posibles vertientes escenificadas que se han construido con base en un imaginario crítico y por ende colectivo. Conclusiones: En relación con la postulación del Teatro en la actualidad es aún más preocupante, porque la participación los otros o los nadie está lejos ocupar algunos de los poderes públicos estableciendo de esa manera una estrategia en contraposición para el gran sistema económico financiero; imaginar nuevos sistemas de participación construidos desde la teatralidad establece colaboraciones o acuerdos en relación con el descontento de la población, por ejemplo, con la escritura de guiones y obras de teatro para ser vinculadas al sector de las comunicaciones e irrumpir en las dinámicas tradicionales de informar. Una de las marcas básicas de los Estudios Culturales, tomados estos como un proyecto más amplio, es la importancia dada al contexto donde ocurre la acci6n social, el foco localizado e históricamente especifico, la atención dada a las especificidades y particularidades articuladas a una coyuntura histórica determinada, produciendo entonces una teoría sustentada en las diferencias culturales (Escosteguy, 2002, p. 35). El Teatro hecho desde abajo, desde los movimientos populares, son una apuesta emancipatoria por contraponer los postulados de las clases dominantes en el tipo de sociedad que ellos se proponen, entendiéndose también como algo no necesariamente obligatorio para las personas pero si para los Estados, es como la creación de múltiples situaciones que le incumben a todo tipo de sectores el papel de las comunicaciones encontradas. Esa tradición propone una mirada interdisciplinaria que entiende los procesos culturales como interdependientes y no como un fenómeno aislado, como usualmente es la práctica de tratamiento de la mayoría de las disciplinas. Esa interdependencia caracteriza una relación dinámica con otras esferas, principalmente, con la estructura o los procesos productivos (Escosteguy, 2002, p. 38). En esa medida, el análisis de la Escritura y el Teatro se convierten en una herramienta que permite dar una explicación construida poco a poco, para entender por qué o para qué de algunos sucesos o decisiones marcan el devenir de una sociedad específica. A su vez, ambos elementos ayudan a comprender la realidad social de un momento específico, de una forma menos coercitiva, aportando a la construcción de una lectura estructural para entender las diferentes problemáticas que corresponden a elementos generales constitutivos del orden político/social vigente, es decir, facilita pasar de un análisis específico a uno general. Referencias: - Castro, S. (1988). Publicado en ALTHUSSER, Louis. Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Freud y Lacan, Nueva Visión, Buenos Aires. Recuperado de: https://www.marxists.org/espanol/althusser/1970/iv.htm - Galindo, G., (2000). Los estudios subalternos, una teoría a contrapelo de la Historia. Gloria Galindo, The Ohio State University. Recuperado de: https://mail.google.com/mail/u/0/?tab=rm#inbox/FMfcgxwCgLnvHgxmhcKBGcHKMMGqKS fm?projector=1&messagePartId=0.2